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Los ademes

Los ademes o sistema de ademado son sistemas que se emplean para evitar el
desmoronamiento de las paredes de las excavaciones. Generalmente están
conformados por codales, largueros y paneles de estibación que son tablas o
elementos metálicos utilizados para reforzar las paredes de las excavaciones.

Los ademes metálicos son herramientas auxiliares de perforación en suelos


arenosos, cavernosos o bajo agua. Los ademes metálicos son insertados en el
suelo mediante martinetes o vibro-hincadores.

Existen ademes metálicos de distintos diámetros y dimensiones variadas.

También ademes no metálicos como polímeros y lodos bentoníticos.

USOS

El ademe no solamente se usa para sostener los paramentos en una excavación,


sino que también se utiliza para sostener muros antiguos, arcos, o construcciones
entre sí. Es bien sabido que en la Ciudad de México los edificios sufren
hundimientos, los cuales en muchos casos producen presiones laterales en las
construcciones colindantes, al apoyarse unas con otras. Al efectuar la demolición de
una de ellas, es necesario apuntalar y a troquelar convenientemente las otras para
evitar derrumbes o daños en las construcciones vecinas. Si la distancia entre las
construcciones colindantes es relativamente pequeña (10 a 15 metros), el
atroquelamiento puede hacerse por medio de estructuras de madera de cuerdas
paralelos que se colocan horizontalmente, apoyadas en vigas de arrastre verticales,
correspondiendo con los muros transversales de ambas construcciones laterales.

Estas estructuras provisionales de madera son, generalmente, del tipo WARREN de


cuerdas paralelas unidas con pernos y tuercas, y en las cuales ambas cuerdas
trabajan a compresión; por lo tanto, al utilizar varias armaduras de este tipo, deben
contraventearse entre sí por medio de tirantes que impidan su flambeo. Este
sistema de apuntalamiento horizontal es mucho más conveniente que el sistema de
abanicos, o atroquelamientos individuales, ya que quedan generalmente a gran
altura y dejan libre de estorbos el terreno al iniciar la construcción nueva. En el caso
de que las construcciones colindantes se encuentren a una distancia mayor de la
que económicamente es posible cubrir con el tipo de armaduras ya descrito, se
recurre al tipo de atroquelamientos o apuntalamientos parciales por medio de
puntales o estructuras compuestas, que se apoyan en el suelo del predio demolido.
Para esto se acostumbra colocar los pies derechos en forma de abanico,
apoyándose a diferentes alturas sobre vigas verticales que corresponden a los
muros transversales de la construcción por apuntalar, quedando sus extremos
inferiores apoyados en un mismo punto contra una viga de arrastre que liga varios
abanicos, y que a la vez está fija al terreno por medio de estacas clavadas en él. El
uso de cuñas, en este tipo de trabajos, es indispensable, con objeto de evitar el que
puedan aflojarse y perder por lo tanto su efectividad. En algunos casos se usan
tensores que pasan de lado a lado de las construcciones colindantes, pero tienen el
enorme inconveniente de que se destruye en gran parte la construcción a la cual se
aplican, por haber necesidad de perforar los muros a través de los cuales pasará el
tensor, los que deben colocarse sobre el nivel de los entrepisos. Presenta, además,
la desventaja de ser un sistema caro dada la longitud y número de los tensores que
se deben usar y no prestar, por otra parte, las suficientes garantías.

Las excavaciones o cortes de carácter temporal se pueden construir sin ningún


sostenimiento, en cuyo caso sus paredes deberán tener el talud más escarpado que
sea compatible con la estabilidad de los suelos dentro del tiempo de utilización. Sin
embargo, con frecuencia se considera que el riesgo de un talud demasiado
escarpado resulta elevado y la alternativa de tender los taludes demasiado costosa
o imposible por falta de espacio. En tales casos se ha de recurrir a un sostenimiento
provisional de las paredes de la excavación, generalmente verticales; este
revestimiento provisional es la entibación o el ademe.

La profundidad de la excavación que se vaya a efectuar y la naturaleza del terreno


en que se excave definen la magnitud del problema e incluso la necesidad del
ademado y sus características. Terzaghi y Peck han mencionado arbitrariamente la
cifra 6m para distinguir las excavaciones poco profundas, en las que no suelen
requerirse precauciones especiales para el diseño y colocación de ademes, de las
profundas, en las que se requieren estudios particulares de gran extensión y una
cuidadosa estimación de las presiones de Tierra.

Las excavaciones para alojar cimentaciones relativamente superficiales de puentes


o la construcción de muros de retención o de algunas estructuras especiales de
subdrenaje que se construyen para estabilizar grandes masas de tierra, son los
casos más comunes de utilización de ademes en las vías terrestres; se excluyen los
túneles, caso especial de ademado

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