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En el choque distributivo se observan casi todos los síntomas y signos antes descritos; de
cualquier modo, la vasodilatación hace que la piel este caliente en lugar de fría y pegajosa.
El choque anafiláctico es un buen ejemplo de choque distributivo. En esta enfermedad, una
reacción alérgica acelerada ocasiona liberación de grandes cantidades de histamina, lo que
se traduce en vasodilatación importante. La presión arterial se reduce porque el tamaño del
sistema extravascular excede la cantidad de sangre aun cuando el volumen sanguíneo es
normal.
El sincope suscitado por choque neurogenico por lo general es benigno. No obstante, debe
distinguirse del sincope producido por otras causas y, por tanto, amerita investigación.
Otra forma de choque distributivo es el choque séptico, esta afección se comenta en detalle
en el capítulo 4; en la actualidad es la causa más común de muerte en las ICU en EUA. Es
una afección compleja que incluye elementos de choque hipovolémico originado por perdida
de plasma hacia los tejidos (movimiento de líquido hacia el tercer espacio) y choque
cardiogénico originado por toxinas que deprimen el miocardio. Se asocia con producción
excesiva de NO, y la terapia con fármacos que recolectan NO puede resultar beneficiosa.
El síndrome de choque toxico estreptocócico es una forma en particular grave de choque
séptico en el cual estreptococos del grupo A infectan tejidos profundos; la proteína M sobre
la superficie de esas bacterias tiene un efecto antifagocitico. También es liberada hacia la
circulación, donde se agrega con fibrinógeno.
Choque cardiogénico
El choque cardiogénico sucede cuando la función de bombeo del corazón esta alterada al
grado que el flujo sanguíneo hacia los tejidos no satisface las demandas metabólicas en
reposo; mas comúnmente, se debe a infarto extenso del ventrículo izquierdo. La incidencia
de choque en pacientes con infarto de miocardio es de alrededor de 10%, y la mortalidad es
de 60 a 90%.