*Unidad de Biología Marina; Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada, Universidad de Alicante
JL.Sanchez@ua.es
La desalación es un proceso en expansión en nuestro país y resulta necesario
que el desarrollo de esta actividad se realice sin producir impactos ambientales significativos. El impacto ambiental de la desalación depende, en primer lugar, de la composición del vertido que a su vez depende calidad del agua que se somete a tratamiento y de la tecnología de desalación utilizada. Por otra parte, la magnitud de los impactos depende también de las comunidades marinas afectadas lo que esta relacionado con la sensibilidad de los organismos marinos, la localización del vertido y la zona de influencia del mismo que se puede modificar cambiando el dispositivo de vertido.
Caracterización del agua de vertido:
Características del agua origen:
La desalación consiste en tratar una agua con una concentración determinada
de sales de tal modo que por una parte se obtenga agua con un contenido muy bajo en sales apta para su uso mientras que el contenido en sales del rechazo aumenta.
Las aguas que se pueden tratar actualmente son:
- Aguas residuales urbanas o industriales
- Aguas salobres procedentes de acuíferos - Aguas de mar con captación abierta - Aguas de mar obtenidas a través de pozos o cámaras de infiltración
En los dos primeros casos, aguas residuales o aguas salobres, se obtiene un
rechazo de baja salinidad en comparación con el agua de mar pero, frecuentemente, con unos valores de nutrientes muy elevados. En estos casos el principal riesgo ambiental procede del riesgo de eutrofización salvo que se consiga reducir la cantidad de nutrientes (por ejemplo empleando filtros biológicos). En el vertido también aumentaría la concentración de cualquier sustancia tóxica existente en el agua origen lo que en ciertos casos puede suponer problemas importantes
Cuando se emplean aguas de mar en captación abierta, y también en el caso
de aguas residuales, la presencia de materia orgánica obliga a pretratamientos muy agresivos y variables lo que condiciona los aditivos químicos del proceso y las operaciones de limpieza de filtros y membranas. Además, se produce la destrucción de organismos marinos, mayoritariamente planctónicos, que son captados por la toma con un impacto muy difícil de estimar.
Desde el punto de vista de minimizar el impacto ambiental resulta preferible la
captación de agua de mar a través de pozos en estratos permeables o mediante cámaras de infiltración. De este modo se obtiene un agua de características constantes, con escasa cantidad de materia orgánica y nutrientes, lo que simplifica el pretratamiento y reduce la carga contaminante del vertido.
Sistema de desalación
Actualmente se están empleando dos grupos de sistemas de desalación. Los
que emplean calor (técnicas de evaporación normalmente asociadas a plantas térmicas como MSFD) y técnicas de membranas (mayoritariamente ósmosis inversa pero también electrodiálisis). No es el objeto de este documento describir cada una de las técnicas pero si como afectan a las características del vertido.
Para la desalación de agua de mar las principales técnicas empleadas a nivel
mundial son la destilación FLASH por efecto múltiple (MSFD) y la ósmosis inversa (OI). En el cuadro 1 se comparan las características de cada tipo de vertido. Cuando la técnica empleada es MSFD se produce un vertido de salinidad ligeramente elevada (50 ups) pero muy caliente (con un incremento de temperatura entre 10 y 20º C). Este vertido no tiene oxígeno disuelto y puede presentar cantidades muy importantes de cloro libre y metales pesados, principalmente cobre procedente de la corrosión de los intercambiadores de calor. Este tipo de vertidos presenta flotabilidad positiva porque la elevación de la temperatura compensa el incremento de salinidad.
El agua de rechazo procedente de desaladoras de ósmosis inversa presenta
menos sustancias tóxicas ya que el cloro libre es neutralizado antes de llegar a las membranas (pero puede haber reaccionado con la materia orgánica formando compuestos organoclorados) y no poseen intercambiadores de calor de cobre. El rechazo se caracteriza por salinidades muy altas (70-90 ups) con pocos cambios en la temperatura lo que provoca una flotabilidad negativa. El pH es ligeramente más bajo al agua de mar y tiene aportaciones de antincrustantes que en algún caso pueden contener fósforo y provocar eutrofización aunque existen sustancias alternativas (por ejemplo el hexametafosfato sódico se puede sustituir por polifosfonatos que se dosifican en concetraciones menores o ácidos sintéticos inocuos). Puntualmente se producen vertidos procedentes de la limpieza de filtros y membranas que contienen detergentes y materia orgánica. Cuadro 1:Influencia de la técnicas de desalación de agua de mar en el tipo de efluente. Se destacan en rojo los principales impactos de cada tipo de vertido
Osmosis inversa Destilación (MSFD)
• Salinidad alta (70-90) • Salinidad baja (50)
• Cloro neutralizado • Cl aprox. 15-20% dosif.
• Temperatura ambiente • +5-15º C
• Oxígeno algo bajo • O2 muy bajo
• pH 7.8 • pH 7-8
• Ni, Fe. • Cu y Ni
• Antiincrustrantes • Antiincrustantes
Sensibilidad ante un aumento de la salinidad:
Los seres vivos necesitan tener una concentración interna de sales
determinada y poco variable. Al tener membranas semipermeables van a ser influidos por la concentración de sales del medio en el que viven. En un medio hiperhalino se va ha producir una deshidratación de los tejidos. En general se pueden dar dos tipos de estrategias en función de la capacidad de regulación osmótica. - organismos osmoconformadores: no tienen capacidad de regulación osmótica y su concentración interna de sales es similar a la del medio en el que viven. Por estas características son muy sensibles a pequeños cambios en la salinidad del medio (organismos siempre estenohalinos). - Organismos osmorreguladores: Tienen capacidad de regulación osmótica lo que consiguen de diversas maneras (acumulación de sales orgánicas en los tejidos, absorción de grandes cantidades de agua, excreción selectiva de iones). Estos organismos tienen tolerancia variable a cambios de salinidad debido a que los procesos de osmorregulación tienen un coste energético elevado que se manifiesta en menores tasas de crecimiento y una mayor mortalidad a partir de ciertos límites que dependen de la especie.
En la zona de influencia de un vertido hiperhalino se va ha producir una
reducción de la diversidad debido a la desaparición de las especies más sensibles mientras que las especies tolerantes pueden proliferar. Los conocimientos actuales sobre los límites de tolerancia a la salinidad de especies marinas se han realizado sobre aquellas especies que viven en condiciones naturales en ambientes de salinidad variable (estuarios, lagunas costeras) en los que la salinidad es un factor de gran importancia para comprender sus patrones de distribución y fluctuaciones poblacionales. Sin embargo, para la gran mayoría de especies mediterráneas que viven en mar abierto y que naturalmente no están sometidas a cambios de salinidad este estudio no se ha realizado.
A la hora de seleccionar especies clave para determinar el posible impacto
ambiental hay que tener en cuenta: - Especies protegidas - Especies que cuenten con un papel estructural, es decir, que conformen un hábitat insubstituible para muchas otras especies (fanerógamas marinas, corales, comunidades de algas calcáreas como coralígeno y maerl). - De distribución amplia - Perdurabilidad de los impactos. En general ligado a bajas tasas de crecimiento y recuperación.
En el Mediterráneo todas estas condiciones las cumple la fanerógama marina
Posidonia oceanica por lo que ha sido seleccionada para realizar un estudio financiado por Aguas del Segura en el que participaron el CEDEX, la Universidad de Alicante, la Universidad de Barcelona, el Centro de Estudios Avanzados de Blanes y el Instituto Español de Oceanografía. Dicho estudio pretendía conocer la respuesta de la planta y el ecosistema asociado a vertidos hiperhalinos para determinar en que condiciones se pueden realizar los vertidos sin dañar las praderas. Para ello se trabajó en diversas líneas de actuación que van desde ensayos en condiciones controladas hasta seguimiento de vertidos in situ.
Los resultados obtenidos indican que la especie es muy sensible a un aumento
de salinidad (Buceta et al, 2003). Tampoco debemos olvidar que se pueden producir interacciones entre factores (salinidad, nutrientes, pH, temperatura,...) por lo que se debe ser prudente. Tampoco hay que olvidar que en el Mediterráneo existen otros ecosistemas de características similares (formaciones de algas calcáreas, coralígeno, fondos de maërl, …) de gran importancia ambiental cuyos límites de tolerancia se desconocen.
Localización del vertido
Para minimizar el impacto ambiental de la desalación se pueden seleccionar
puntos de vertido degradados o sin comunidades de alto valor ambiental como praderas de Posidonia. Cuando sea posible es preferible un vertido en zonas previamente degradadas como puertos o zonas afectadas por otro tipo de vertidos. También es posible desplazar el vertido a zonas arenosas desprovistas de vegetación. La posibilidad de emplear largos emisarios para evitar comunidades costeras de alto valor ambiental no debe generalizarse porque, además de su alto coste, su construcción supone un impacto considerable, se vierte a profundidades en las que las posibilidades de mezcla son menores por el menor hidrodinamismo y se pueden producir roturas que provocarían la peor opción de vertido posible.
Zona de influencia del vertido:
El agua de rechazo vertida por desaladoras de agua de mar mediante OI tiene
una densidad mayor que la del agua de mar y se va a desplazar siguiendo la línea de máxima pendiente. La capacidad de dilución de dicho vertido no se conoce con exactitud puesto que faltan estudios “in situ” pero puede ser potencialmente baja para vertidos de volúmenes altos.
En general, cualquier mecanismo que permita maximizar la dilución reducirá la
zona de influencia y, por tanto, el impacto ambiental. Estos mecanismos pueden requerir un consumo energético adicional (bombeo de agua, sistemas activos de mezcla) o utilizar la energía potencial de vertido para aumentar la mezcla con el agua de mar (difusores, aumento de la rugosidad de fondo, ...). Una mayor investigación al respecto es necesaria.
Consideraciones finales
Un ejemplo de cómo se puede gestionar un vertido de una desaladora de
ósmosis inversa minimizando su impacto ambiental se puede observar en la desaladora de Jávea. En este caso, se traslado el punto de vertido previsto del rio Gorgos al canal de la Fontana (para evitar las praderas de Posidonia). Al mismo tiempo se realiza una mezcla previa del vertido con agua de mar para reducir su salinidad (de 70 a 44) lo que disminuye la diferencia de densidades entre masas de agua y aumenta la mezcla. El principal efecto de este vertido ha sido renovar el agua del canal de la Fontana evitando los problemas de confinamiento y malos olores. Al mismo tiempo la zona de influencia del vertido es mínima.
Sin embargo, aunque existan posibilidades técnicas para minimizar el impacto
ambiental de los vertidos, no hay que olvidar algunos problemas, no exclusivos de la desalación ya que son similares a los que producirían los grandes trasvases por ejemplo. Por una parte el consumo energético es elevado actualmente en torno a los 4 Kw/m3 por metro cúbico aunque los nuevos sistemas de recuperación energética lo pueden hacer bajar a unos 3 Kw/m3. Por otra parte la mayor disponibilidad de recursos hídricos puede provocar una estimulación del crecimiento poblacional y la ocupación del territorio aumentando la presión sobre los frágiles ecosistemas costeros. Por todo ello no hay que olvidar que la mejor manera de reducir los impactos ambientales de las obras hidraúlicas es actuar sobre la demanda hasta donde sea posible.