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Nuestro director ejecutivo e investigador académico en ciencias penales, Eduardo Alejos Toribio,
nos presenta una sinopsis esquemática sobre los fines de la pena. Veámosla:
1. Apunte preliminar
Los que han sido estudiantes1 de Derecho y los que todavía lo son, seguramente, en algún
momento han recibido clases sobre “los fines de la pena”. Lo más probable es que, de cierta
forma, las personas que han decidido inclinarse por la especialización en ciencias penales, sean las
más allegadas a dicho tema; no obstante, es necesario que todos los que forman parte de la
comunidad jurídica cuenten con un panorama general sobre este asunto.
A decir verdad, por más que el Derecho penal no llame la atención de un sector de dicha
colectividad, ello no implica que los que forman parte de esta no puedan repasar los tópicos
esenciales sobre aquella temática: tan antigua pero que -por criterios de contexto y tiempo- se
encuentra en constante actualización.
En los últimos tiempos la colectividad se ha convertido en una sociedad de constante trance. Por
dicha razón es que el sociólogo alemán Ulrich Beck, en su momento, acuñó a la comunidad actual
el término de “sociedad de riesgo”2. De allí que se haya buscado intensificar las herramientas de
control: por ejemplo, el Derecho penal.
Este último, precisamente, al cumplir un rol de control social, interviene en la protección de los
intereses más relevantes de las personas que, una vez asumidos en el ordenamiento legal, se
convierten en bienes jurídicos, tal como lo señala Villavicencio Terreros3 y, así también, como lo
sostuvieron Bustos Ramírez y Hormazábal Malarée4 ; pues, una de las finalidades de esta rama del
Derecho, es buscar la convivencia satisfactoria para, así, poder lograr un curso armónico de
socialización.
Naturalmente, una de las herramientas –por excelencia- del Derecho penal es la pena; no
obstante, esta se ha visto, indirectamente, en la actualidad sometida a un proceso de colisión
entre sus funciones, motivo por el cual es que al estar en tensión la pena, por ende, lo está el
Derecho penal: más aún si la primera es un eje sustancial del segundo.
Por todo ello, no le falta razón a Mir Puig, al apuntar que “la función del Derecho penal depende
de la función que se le asigne a la pena”6 . De esa manera, la sanción penal, a tenor de lo que dice
Alcácer Girao, viene a constituir “la carta de presentación del Derecho penal, así como su factor
diferenciador esencial frente a otras instancias de control. Además, la restricción coactiva de
derechos esenciales que la pena conlleva (…). En consecuencia, la legitimación misma del Derecho
penal se hará depender, en gran medida, de la legitimación de la institución social de la sanción
penal”7.
Ahora bien, tenemos que mencionar que la problemática existente entre los fines de la pena
(aunque un sector de la doctrina afirme que no existe colisión entre estas), proviene desde mucho
tiempo atrás; afirmación aquella que se refleja, sin lugar a duda, en lo apuntado por Von Liszt -
según Silva Sánchez- al señalar que “la pena es una espada de doble filo: protección de bienes
jurídicos mediante lesión de bienes jurídicos”8.
Por ello, concordamos con la idea sostenida por Ferrajoli, cuando afirma que el Derecho penal
debe lograr ser un “instrumento de defensa de garantía de todos: de la mayoría no desviada, pero
también de la minoría desviada, que por ello se configure como derecho penal mínimo, o sea,
como técnica de minimización de la violencia en la sociedad (…) que cumpla un doble objetivo: no
sólo la prevención y minimización de los delitos, sino también la prevención de las reacciones
informales a los delitos y la minimización de las penas”11.
Aunque, claro está, dicha regulación debe ser razonable y no llegar a extremos que se vuelvan
incontrolables. Por eso, en su momento, Roxin apuntó que “un Estado de Derecho debe proteger
al individuo no sólo mediante el Derecho penal, sino también del Derecho penal”12 . En este orden
de ideas, en párrafos posteriores vamos a difundir los esquemas actuales de la doctrina
contemporánea respecto a los fines de la pena:
Fundamento y críticas
Fundamento y críticas
Fundamento y críticas:
o Está dirigida a la colectividad. Roxin arguye que esta “ve el sentido y fin de la pena,
no en la influencia –sea retributiva, sea correctiva o asegurativa- sobre el autor
mismo, sino en sus efectos intimidatorias sobre la generalidad”23. Esto es, la pena
debe cumplir una función social: “motivar al delincuente o a los ciudadanos a no
lesionar o poner en peligro bienes jurídicos penalmente protegidos”24.
o En consonancia a esto, si optáramos por colocar en un dilema a la prevención
general con la prevención especial, la primera rebasaría –casi siempre- a la
segunda, ya que la sociedad en general prevalece, por sí, sobre el individuo
(criterio de preferencia universal) y, asimismo, porque “el Derecho Penal, como
todos los sistemas de control social, está al servicio de la protección de intereses
sociales y todas sus instituciones procuran cumplir esa función”25.
o Se da un suerte de critica a la prevención, ya que “o cae en la utilización del miedo
como forma de control social, con lo cual se entra en el Estado del terror y en la
trasformación de los individuos en animales, o bien en la suposición de una
racionalidad absoluta del hombre en el sopesamiento de costos (…) y beneficios,
lo cual es una ficción como el libre albedrío”26.
Subdivisión
Fundamento y críticas
Subdivisión
Fundamento y críticas
Fuente: https://legis.pe/sabes-cuales-los-fines-la-
pena/?fbclid=IwAR3aJfJw378McgnJcWJl8CkzMJmHeSbpkCa_EO_KdKHpn03Pz2q6iuQJnlc#_ftn1
1
Si bien todos los operadores del Derecho son constantes estudiantes: ya sea de forma autodidacta o por
charlas de preparación incesante; sin embargo, apuntamos que “han sido”, a fin de poder establecer una
suerte de comparación con los estudiantes actuales, de pre o post grado.
2
BECK, Ulrich. (1986). La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Barcelona: Editorial Paidós.
3
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. (2006). Derecho penal. Parte general. Lima: Editorial Grijley. Págs. 7-8.
4
Ellos entienden por control social a “los recursos de que dispone una sociedad determinada para
asegurarse de la conformidad de los comportamientos de sus miembros a un conjunto de reglas y principios
establecidos”. Ver: BUSTOS RAMÍREZ, Juan; HORMAZÁBAL MALARÉE, Hernán. (1997). Lecciones de derecho
penal. Madrid: Editorial Trotta. Pág. 15.
5
MORILLAS CUEVA, Lorenzo. (2002). “Reflexiones sobre el Derecho penal del futuro”. Pág. 14. En: Revista
Electrónica de Ciencia Penal y Criminología. Nº 2-6. Granada: Instituto Andaluz Interuniversitario de
Criminología Sección de la Universidad de Granada.
6
MIR PUIG, Santiago. (2008). Derecho penal. Parte general. 8va edición. Barcelona: Editorial Reppertor. Pág.
77.
7
ALCÁCER GIRAO, Rafael. (1998). “Los fines del Derecho penal. Una aproximación desde la Filosofía
Política”. En: Anuario de Derecho penal y Ciencias Penales. Vol. LI. Madrid: Universidad Complutense de
Madrid. Pág. 369.
8
SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María. (2002). Aproximaciones al Derecho penal contemporáneo. Barcelona:
Editorial Bosch. Pág. 185.
9
VILLARUEL, Darío. (2014). (In)justicia mediática. Cuando el periodismo quiere ser juez. Buenos Aires:
Editorial Sudamericana. Pág. 69.
10
Ibídem. Pág. 72.
11
FERRAJOLI, Luigi. (2014). Escritos sobre Derecho penal. Nacimiento, evolución y estado actual del
garantismo penal. Volumen I. Buenos Aires. Editorial Hammurabi. Pág. 317.
12
ROXIN, Claus. (1997). Derecho penal. Parte general. Tomo I. Fundamentos. La Estructura de la teoría del
delito. Madrid: Editorial Civitas. Pág. 137.
13
LESCH, Heiko H. (1999). La función de la pena. Traducción de Javier Sánchez-Vera Gómez-Trelles. Bogotá:
Universidad Externado de Colombia. Pág. 22.
14
Ibídem. Pág. 23.
15
JAKOBS, Günther. (2006). La pena estatal: significado y finalidad. Traducción y estudio preliminar de
Manuel Canco Meliá y Bernardo Feijoo Sánchez. Madrid: Editorial Thomson Civitas. Pág. 141.
16
MIR PUIG, Santiago. (2006). Estado, penal y delito. Buenos Aires: Editorial IB de f. Pág. 38.
17
ROXIN, Claus. (2008). Fundamentos político-criminales del Derecho penal. Buenos Aires: Editorial
Hammurabi. Pág. 50.
18
CANCIO MELIÁ, Manuel. (2003). Derecho penal del enemigo. Madrid: Editorial Civitas. Págs. 94-100.
19
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. (2006). Derecho penal. Parte general. Lima: Editorial Grijley. Pág. 52.
20
LESCH, Heiko H. (1999). La función de la pena. Traducción de Javier Sánchez-Vera Gómez-Trelles. Bogotá:
Universidad Externado de Colombia. Págs. 24-25.
21
Ver: MIR PUIG, Santiago. (2008). Derecho penal. Parte general. 8va edición. Barcelona: Editorial
Reppertor. Pág. 81.
22
DEMETRIO CRESPO, Eduardo. (2008). Culpabilidad y fines de la pena. Lima: Editorial Grijley. Págs. 36-37.
23
ROXIN, Claus. (2008). Fundamentos político-criminales del Derecho penal. Buenos Aires: Editorial
Hammurabi. Pág. 59.
24
GARCÍA CAVERO, Percy. “Acerca de la función de la pena”. Pág. 3. En:
https://www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/articulos/a_20080521_80.pdf
25
MORILLAS CUEVA, Lorenzo. (2002). “Reflexiones sobre el Derecho penal del futuro”. Pág. 16. En: Revista
Electrónica de Ciencia Penal y Criminología. Nº 2-6. Granada: Instituto Andaluz Interuniversitario de
Criminología Sección de la Universidad de Granada.
26
BUSTOS Ramírez, Juan. (1984). Manual de Derecho penal español. Parte general. Barcelona: Editorial Ariel.
Pág. 28.
27
ROXIN, Claus. (2008). Fundamentos político-criminales del Derecho penal. Buenos Aires: Editorial
Hammurabi. Pág. 55.
28
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. (2006). Derecho penal. Parte general. Lima: Editorial Grijley. Págs. 62-
64.
29
Ibídem. Pág. 65.
30
LESCH, Heiko H. (1999). La función de la pena. Traducción de Javier Sánchez-Vera Gómez-Trelles. Bogotá:
Universidad Externado de Colombia. Pág. 68.
31
Ibídem. Pág. 68.
32
ZAFFARONI, Eugenio R. (1997). “Sentido y justificación de la pena”. En: VV.AA, Jornadas sobre sistema
penitenciario y derechos humanos. Buenos Aires: Editores del Puerto. Pág. 40.