Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
SAGRADA MOCHE
Régulo Franco Jordán
Fundacion Wiese
El sistema de lomas ha sido un gran recurso de orientaciones en base a sus entradas (Quiroz 2010;
subsistencia desde épocas tempranas; se registra la Valladares 2008).
presencia de cazadores trashumantes (estacionales) De otro lado, hacia el sureste de la montaña, que
que aprovechaban el invierno para la caza de vena- ha sido cortada por la Panamericana Norte, existe
dos, guanacos, roedores y felinos que bajarían en el una muralla de aproximadamente 9.50 km, con una
verano por las quebradas humedecidas por las aguas altura aproximada, en su estado original, de 2.50
de las lluvias de la sierra (noviembre a marzo) en metros. Nace de las faldas de la montaña Campana y
busca de obtener los recursos marinos, sin olvidar recorre hacia el flanco este del cerro Cabras. La mura-
que en esta época los valles y sus deltas humosos lla está construida con piedras unidas con mortero de
eran verdaderos oasis, ricos en dietas con variados barro, y se observa en algunos sectores que el muro
alimentos proteínicos, según varios autores (Cam- está enlucido por ambas caras. Según Piminchumo y
pana, 2004: 153). Gálvez (2003), esta obra habría sido construida como
Kayoko Toshihara (2004) deduce que el Campa- muro de contención para detener la avalancha de
na habría sido adorado desde la época prehispánica. agua producida por el fenómeno El Niño; propuesta
Reporta evidencias Cupisnique y Salinar; en menor interesante que habría que discutirla con mayores
medida, fragmentos de cerámica Cupisnique que evidencias; sin embargo, por la naturaleza de su cons-
ocupan aproximadamente una hectárea, caracteri- trucción y la extensión que tiene, tengo la impresión
zada por la presencia de cerámica con forma de bote- que esta muralla fue utilizada como un baluarte
lla, jarras y ollas sin cuello, decoradas por incisión y defensivo para proteger la ciudad de Chan Chan del
aplicación de bivalvos marinos (Protothacathaca, reino Chimor y contener los ataques de las huestes
Donaxsp., Brachidontessp.), caparazones de gaste- Incas, tan bien comentadas por el padre Antonio De
rópodos (Scutalus sp.). Sin embargo, es necesario La Calancha (1638 : 1261).
nuevamente indicar que para esta época hay toda- Al lado suroeste de la montaña, existían canales
vía mayores evidencias arqueológicas que faltan de riego de la época Chimú (Percy Valladares, comu-
reconocer al interior de la montaña y en las lomas nicación personal), que irrigaban las tierras de El
aledañas. Tablazo y el Cerrito de la Virgen, donde posiblemen-
La mayor ocupación en el área de la montaña es, te hubo un centro administrativo rural; estas y otras
sin duda, en la época Moche, debido a la mayor dis- evidencias arqueológicas de gran valor, lamentable-
tribución de fragmentos de cerámica de esta época mente fueron destruidas por la construcción de
y, posiblemente, la presencia de algunas estructuras granjas avícolas y empresas extractoras de material
de barro o líticas que faltan todavía registrar cientí- de construcción y la empresa de administración de
ficamente. Sobre algunas de estas evidencias habla- agua SEDALIB.
remos más adelante. Para épocas tardías, se registran caminos longi-
La época Chimú está marcada por algunas evi- tudinales norte-sur delimitados con muros de pie-
dencias que falta definir cronológicamente hacia el dra y pisos empedrados, que posiblemente funcio-
oeste de la montaña, en lo que corresponde al tabla- naron desde la época Chimú hasta la época Inca;
zo, con dunas bajas que colindan con el litoral. fueron inicialmente registradas por Paul Kosok
Sobre las dunas de arena existen figuras hechas de (1978: 619) y reconocidas y estudiadas hace algu-
tierra y achupallas formando personajes tomados de nos años (Valle et. al. 1998). Estos caminos, algunos
la mano al interior de recintos rectangulares u ova- reales y caminos de tránsito común, unían el valle
les, meandros, líneas paralelas, figuras geométricas, de Moche con el valle de Chicama. En este último,
caminos etc. que fueron reconocidas inicialmente el camino real unía el valle de Moche con el centro
por Carlos Quiroz y Percy Valladares; el primero de Chiquitoy Viejo, en donde existe también una
realizó un reconocimiento minucioso de las estruc- pirámide, parecida a las pirámides del valle de Lam-
turas o canchas, realizando algunas mediciones u bayeque, conocida como la Huaca Colorada.
tró hace muchos años en las excavaciones en la que hay una información muy importante para defi-
Huaca de la Luna, dentro de recintos, como en el nir funciones similares a la Huaca de la Luna.
recinto cuadrangular de adobe que contiene una El recinto ceremonial forma parte de un comple-
roca sagrada en su interior, ubicada al pie del Cerro jo de recintos que se distribuyen en un espacio de
Blanco, y otro en un recinto pequeño delante del mayor magnitud en su entorno, que sufrieron los
anterior, encontrándose en ambos espacios (Plazas embates de los aluviones y la destrucción medioam-
3a y 3c) más de cuarenta restos humanos que reve- biental dentro de un proceso de cientos de años. La
lan ritos sacrificiales cruentos de muerte por golpes, regular cantidad de fragmentos de cerámica decora-
desmembrados, descarnados y decapitados, expues- das y sin decorar validan la presencia de una fuerte
tos a la intemperie después de lluvias intensas oca- ocupación Moche y quizás post Moche en el lugar.
sionadas por el fenómeno El Niño (Bourget 2001;
Verano 2001). Sin duda fue un rito relacionado con SECTOR EL TEMPLO DE LAS ÁGUILAS
el culto a la montaña o templo de la deidad felina Este sector se encuentra ubicado en las coorde-
moche como aparece representada en la cerámica. nadas geográficas: 7°59’42.36” L.S y 79°06’33.76”
Entonces, bajo esta perspectiva, consideramos que L.W. Ha sido bautizado como el “templo de las águi-
en este sector de la montaña Campana, por el ele- las” por ser un lugar donde las águilas se asientan
mento roca sagrada, y los restos humanos encontra- ocasionalmente. Se trata de un conjunto de rocas
dos por efecto del huaqueo clandestino, se infiere enormes, algunos regulares y otros muy grandes,
rarla por su majestuosidad, razón por la cual, a raíz coles de tierra (Scutalussp.) que ha sido denominada
de esta vista, los Moche representaron la montaña “roca sagrada”. Su ubicación y características la con-
con tres picos, considerando el pico central como el vierten en un elemento de culto y puede comparase
principal de acuerdo a las representaciones de esce- con una representación de un ceramio Moche donde
nas de sacrificio en montaña. aparece una concavidad asociada a la montaña y al
La presencia de grandes recintos, planicies, espa- interior un ser sobrenatural (Golte 2009: fig. 8.38). Al
cios al parecer de actividades ceremoniales, apare- respecto se tiene que hacer una investigación y com-
cieron ante nuestros ojos y se identificó en primer paración más profunda.
lugar una especie de altar labrado en una roca natu- Carlos Quiroz Moreno se había percatado que
ral, ubicado en las coordenadas geográficas en algún periodo geológico, por las quebradas o
7°59’37.69” L.S y 79°06’42.20” L.W. Al parecer, encañadas del lado oeste de la montaña ( coordena-
forma parte de un contexto más grande, asociado a das geográficas: 7°59’36.26” L.S y 79°06’42.18”
un entorno de roquedales y recintos poco visibles L.W) habían descendido aludes o huaycos produc-
que denotan que el área fue utilizada para ceremo- to de un deshielo del macizo Campana, los mismos
nias vinculadas con el culto a la montaña (Figura 6). que depositaron numerosas rocas a manera de
Subiendo las lomas y cuestas arriba, siempre acer- morrenas como consecuencia de algún cambio cli-
cándonos al encuentro con la montaña, se identificó mático severo, cuya cronología todavía no se identi-
una gran roca con concavidad horadada de gran volu- fica todavía. Según las hipótesis de este investiga-
men orientada hacia el suroeste, revestida con cara- dor, en algún momento, como consecuencia de este
comportamiento de la naturaleza, los Cupisnique, como una especie de altar natural de gran valor
Moche o Chimú se ingeniaron en construir una mágico religioso (Figura 7). Además, esta estructu-
gran represa hacia la parte baja para acumular agua ra tiene en las caras llanas de los escalones huellas
en tiempos de desabastecimiento del líquido ele- de chorreras de agua que caen hacia unos 5 poci-
mental para la subsistencia de las poblaciones. En la tos labrados en la plataforma inferior que recogen
historia prehispánica de la costa norte se registran las aguas acumuladas en época de lluvias o de
muchos fenómenos de El Niño que causaron estra- lomas, entre julio y setiembre. Lo interesante de
gos muy serios en la evolución de las sociedades este tipo de rocas sagradas o altares naturales es
complejas durante los últimos 5000 años, cuando la que todavía se mantienen incólumes, siempre
topografía exhibida registra un paisaje muy diferen- revestidas con grandes cantidades de caracoles de
te al actual (Quiroz, 2010). Hay una crisis climática lomas (Scutalussp.), tan cierto o parecido como los
hacia los 600 d.C. con intensas lluvias y sequias pro- que aparecen en el imaginario ceremonial moche.
longadas de mucho tiempo, quizás se trata de este Finalmente, en otros casos, se advierte en el paisa-
fenómeno? por ahora no lo sabemos. je natural formaciones rocosas de extrañas formas,
La prospección hacia el flanco norte de la enca- en las laderas o en las cabeceras de la montaña que
ñada (coordenadas geográficas: 7°58’54.0” L.S y seguramente representaron imágenes propias del
79°06’23.2” L.W.) sobre la parte superior de una paisaje mágico y que tuvieron gran valor en el pen-
loma muy pronunciada, la más elevada de este sec- samiento prehispánico.
tor, se encuentran unas quebradas, donde se regis-
traron áreas de actividades de consumo de alimen-
tos, donde es frecuente encontrar restos de mariscos
asociados con caracoles de tierra, chancadores,
restos de conchas marinas, lajas, batanes, manos de
moler y fragmentos de cerámica de manufactura
moche y chimú principalmente. En otros casos, es
frecuente encontrar muchos artefactos de piedra y
Paravientos o estructuras de piedra no muy bien
conservadas, que aparecen a manera de hileras de
piedras.
Desde este lugar, se puede divisar el pico izquier-
do de la montaña visto desde el noroeste, que es un Figura 7. Altar natural mágico-religioso.
pico rocoso enigmático más grueso que los dos res-
tantes, que seguramente indica, por las evidencias SECTOR DE LAS TERRAZAS SAGRADAS
dejadas por los que reverenciaron a la montaña, que Se reconocieron evidencias de terrazas asocia-
este pico ha tenido una gran prestancia mágico- das a la montaña, ubicadas en el lado sur oeste,
ceremonial; su naturaleza geológica es totalmente hacia un lado de una colina no muy alta que da cara
diferente al pico central y lateral derecho visto al suroeste (coordenadas geográficas: 7°59'35.25”
desde el oeste. L.S y 79°06'11.87” L.W.) evidencias que fueron
En las inmediaciones de las coordenadas antes reportadas por Carlos Quiroz Moreno (Quiroz
mencionada, siempre dirigido al pico grueso de la 2009). Las terrazas que no son muy pronunciadas
montaña anteriormente aludida, se registró una no fueron hechas por elevación con la utilización de
gran roca natural de forma tabular con escalones recursos materiales para su funcionamiento, sino
orientados hacia el noroeste; por sus características más bien, el suelo natural ha sido rebajado casi
da la impresión que la parte superior ha sido esculpi- superficialmente para formar terrazas acondiciona-
da a manera de escalones que se le puede considerar das en el mismo terreno que se encuentran separa-
das unas con otras a distancias casi uniformes den- les de roca de diferentes tonalidades. Por lo poco
tro de la topografía en declive de la colina. que hemos podido ver se identifican cobre, sodalita,
De lejos es mucho más evidente la presencia de cuarzo en sus diferentes tonalidades, pirita, mues-
estas terrazas y en una de ellas, Luis de la Vega logró tras ferruminosas, etc.
registrar hace dos años una plantación tierna de En sus inmediaciones, al pie de la mina, en
maíz. Por la naturaleza del sitio y su apariencia no medio de la quebrada angosta, se registraron entie-
muy antigua, podemos sospechar que corresponden rros disturbados con cerámica Moche y fragmentos
a la época Chimú. Faltan estudios específicos sobre aislados de cerámica colonial. De la misma manera
su cronología, naturaleza y cultivo, quizás represen- como otros sitios, se necesitan de estudios más
ta una eficaz tecnología agrícola de orden ceremo- exhaustivos de este sector, para definir la estructura
nial asociada al culto a la montaña, que habrían mineralógica de la mina que probablemente estuvo
tenido un gran valor agrícola durante la temporada siendo explotada hasta la época de la colonia. La
de lomas (julio-setiembre). Podríamos atrevernos a hipótesis que estamos manejando por el momento
indicar que estas fueron las terrazas ceremoniales es que esta mina ha sido explotada desde la época
donde se cultivaron plantas sagradas vinculadas Moche temprano, por las razones siguientes: la pre-
con el culto a la montaña; y la presencia de una plan- sencia de un cementerio Moche y ocupaciones de la
ta de maíz en el sitio, sugiere quizás que uno de los misma época en las inmediaciones, y la naturaleza
cultivos haya sido la planta sagrada del maíz, tan geológica de la montaña que se define como un yaci-
bien representado en el acervo cultural cerámico miento mineralógico que fue explotado para conse-
moche, post moche y Chimú. guir materia prima que sirvió en la preparación de
joyas y ornamentos para la satisfacción de la elite
Se tiene que tomar en cuenta las diferentes
Moche. Falta todavía hacer estudios precisos de
representaciones de seres sobrenaturales o el Dios
mineralogía y su comparación con las joyas moche,
de la fertilidad asociadas a montañas o Pacarinas en
sin embargo, planteamos la hipótesis que la materia
la cerámica moche, transicional y post moche, que
prima de las joyas y ornamentos de la Señora de Cao
normalmente se trata de representaciones de divi-
(Franco 2010) proviene de esta cantera o mina reco-
nidades sembradores, dispensadores de semillas,
nocida; y entre los ornamentos están los collares de
auspiciadores de plantas y es frecuente observar la
cristales, quizás también el oro y el cobre para elabo-
representación de la divinidad principal portando
rar las insignias de la soberana, pero sobre todo, la
en las manos plantas alimenticias como la yuca y el
presencia de sulfato de mercurio (cinabrio), que se
maíz (Carrión Cachot 1959: 56-62; Hocquenghem
reconocía solo su presencia en la zona de Huanca-
1977: 190).
velica o en el centro del Perú (Petersen 1970), y
SECTOR DE LA MINA PREHISPÁNICA ahora se identifica en este sector de la montaña
Campana, de ahí su trascendencia.
Se ubica en las coordenadas geográficas:
7°56'25.93” L.S y 79°07'58.76” L.W. en el sector deno- Como información comparativa permite com-
minado Cerro Portachuelo, que corresponde a una de pararla con un hallazgo arqueológico en el valle de
las estribaciones del lado norte de la montaña Cam- ingenio, Nazca, donde se encontró una mina
pana. Aquí se identificó una pequeña encañada que prehispánica denominada Primavera que fue explo-
tiene en la parte baja la evidencia de una mina prehis- tada intensivamente durante 1400 años por los Naz-
pánica conformada por una excavación a tajo abierto ca, los Wari y posteriores civilizaciones, inclusive
y un socavón profundo difícil de observar por su pro- hasta épocas recientes (Vaughn et. al. 2007). En
funda penetración en la roca madre. este sitio se encontraron sobre la superficie y alrede-
Se identifica en su naturaleza geológica sulfuro dores de la mina, restos de campamentos con arte-
de mercurio o cinabrio expuesto a modo de derra- factos, cerámica, textiles, entre otras evidencias
mes gruesos o concentraciones irregulares y crista- para la explotación de minerales, registrándose al
que sobre el pico central aparece la víctima sacrifi- taña con rasgos felinos y con cinturón de serpientes,
cial o personaje postrado (Zighelboing 1995), dis- reconocido como la “divinidad de la plataforma” o
puesto al acto de despeñamiento, sin embargo, en el “dios de los colmillos” (Benson 1972: 34). En
otros casos, el hombre postrado aparece echado con otros ejemplares cerámicos, esta deidad está incor-
un largo chorro de sangre que para Jurgen Golte porada en la misma montaña, que indica claramen-
(2009: 273) el chorro de sangre simboliza el cabello te que la montaña es el hogar de la deidad principal
suelto, y por otro lado las víctimas decapitadas tie- moche. De otro lado, acompañan en el rito sacerdo-
nen su correlato en las cabezas despeñadas por el tes, sacerdotisas y algunos animales vinculados con
precipicio que se encuentran en la parte inferior de el inframundo, venados, iguanas o lagartijas, zorros
la montaña. y obviamente, aparecen también, los preciados cara-
Ante estas evidencias señaladas, la sangre de la coles de lomas y el ecosistema todavía vigente. En
víctima fluye como un gran chorro de sangre que otras representaciones de escenas de montaña, es
simboliza para muchos entendidos como el simbo- frecuente hallar seres cadavéricos con exposición
lismo de la corriente de un rio que emana y fertiliza clara de sus genitales, denotando la estrecha rela-
las tierras bajas para beneficiar la agricultura y la ción del rito con el mundo de los ancestros, como
abundancia de los alimentos. De cualquier manera, dice Jurguen Golte (2009: 73), estos sacrificios esta-
a pesar de las diversas propuestas sobre el personaje rían dedicados a la divinidad del mundo húmedo,
postrado, al parecer hay una conexión entre el cabe- nocturno y subterráneo.
llo, el chorro de sangre y el agua, que tendría una En definitiva podemos indicar que las escenas de
connotación femenina relativa a la menstruación sacrificio en montaña es uno de los ritos más tras-
(Zighelboing 1995: 61) (Figura 9). cendentes del sistema sacrificial Moche que estaba
En este escenario de sacrificio, aparece a un lado relacionado con el mundo silvestre, la agricultura,
del pico la figura magnificada de la deidad de la mon- la fertilidad y la provisión y administración de los
recursos hídricos (Zighelboing 1995: 36). Entonces,
una de las montañas donde se realizó las escenas de
sacrificio, de acuerdo a nuestras pesquisas fue la
Montaña Campana.
zo rocoso también tallado en partes que tiene una dos que tienen en sus cabeceras la apariencia de
altura total de aproximadamente 4.05 mts. de altu- tallas escalonadas que sufrieron las inclemencias
ra. La dirección del altar con los escalones que van del tiempo y en algún momento sus partes superio-
en ascenso está orientado exactamente hacia el res colapsaron. Se observaron una especie de
este, por donde nace el sol. columnas labradas de 2.90 mts. De altura separadas
Pero no solo se registra el altar en este lugar, sino entre sí que formaron una especie de portada por el
también un conjunto de elementos arquitectónicos lado este para ingresar a un recinto que posiblemen-
labrados por el hombre. Hacia el lado norte del altar, te tuvo una ventana hacia el lado sur con vista al
en la parte baja, hay un muro delgado labrado en la precipicio también; por la presencia de vegetación
roca que al parecer estuvo originalmente escalona- propia del lugar no es posible describir exactamente
do y que sirvió de peldaños para acceder al primer este sector, sin embargo, ha sido posible registrar en
paso del altar (Figura 11). Al este del altar, en la el piso una rampa larga con dirección este que cae
parte baja que mira hacia el precipicio, se registra en desnivel hacia el precipicio.
una especie de recinto elaborado con muros labra- Muchas características generales del altar y su
contorno están todavía por resolverse con limpie-
zas y estudios minuciosos. El estado de conserva-
ción del altar y las estructuras de su entorno no es
bueno, debido a que por su ubicación ha sido dura-
mente afectado por lo menos en los últimos 15
siglos por la lluvia, el viento, la radiación solar, los
movimientos telúricos, el crecimiento de plantas,
etc. El altar y las estructuras de su entorno estaban
probablemente enteros en la época de su funcio-
namiento; los faltantes de su estructura, como la
prominencia tabular sobre el altar y las estructuras
de su entorno, fueron duramente afectados por el
proceso de exfoliación y su constante intemperiza-
Figura 11. Acceso al altar. ción.
dicho autor que la trayectoria del sol del este hacia REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
el oeste tendría connotaciones astronómicas vincu- Benson, Elizabeth P.
ladas con el sacrificio humano, básicamente duran- 1972 The Mochica, a Culture of Peru. Londres, Thames and
te el solsticio de verano en la costa cuando los ríos Hudson. New York, Praeger Publishers.
procedentes de las montañas aseguran la fertiliza- Bourget, Steve
ción de los valles costeños. 2001 “Rituals of sacrifice: Its practice at Huaca de la Luna and
its representation in Moche iconography”. En: Moche Art
Las apreciaciones de Edward De Bock son bas- and Archaeology in Ancient Peru, Joanne Pillsbury, editora,-
tante acertadas que permite compararlas sorpren- págs. 89-109. Studies in the History of Art 63.Center for
dentemente con el altar escalonado sobre la monta- Advanced Studies in the VisualArts, Symposium Papers
ña del Apu Campana, que según nuestras observa- XL.Washington, D.C., NationalGalery of Art.
ciones, no solamente es cubierto por una nube cur- Briceño Rosario, Jesús
vilínea natural, visto ahora durante el otoño, sino 1997 “Reporte de evidencias paijanenses en la Loma de Cerro
Campana, Valle de Moche” en Revista del Museo de
que la trayectoria que sigue es exactamente de este
Arqueología, Antropología e Historia 7 editado por la
a oeste. Cada vez hay mayores argumentos para Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacio-
indicar que esta estructura escalonada ha sido nal de Trujillo, Trujillo.
representada en el corpus iconográfico de la cerámi- Briceño Rosario, Jesús; Rodríguez, Erick; Pollack, Luis y
ca moche. Vergara C.
1994 “Importancia natural y cultural del Cerro Campana:
Finalmente, una última reflexión es sobre la fun-
estado actual y perspectivas” en Actas de la Segunda
ción del altar escalonado del Campana. ¿Es aquí Jornada de Investigación en Ciencias Biológicas, pp.
donde se realizaron los sacrificios humanos relacio- 402-405. Universidad Nacional de Trujillo. Trujillo.
nados con el orden cósmico y la regeneración, que Campana, Cristobal
se observan sobre el pico principal de las escenas de 2004 “Paleoambientes en la Costa Norte del Perú”. Desarrollo
montaña? No lo sabemos todavía, pero es cierto que Arqueológico de la Costa Norte del Perú. Tomo 2:153.
Trujillo.
los líderes religiosos de la sociedad moche subían a
este sitio para realizar sus ceremonias propiciato- Carranza, Lucio
1996 “Lomas del Cerro Campana: Estudio geológico y geo-
rias. En el camino que hemos recorrido hasta llegar
morfológico” en Arnaldoa, 95:101.
al altar, se han ido registrando fragmentos de cerá-
Carrión Cachot, Rebeca
mica moche. 1959 La religión en el antiguo Perú (norte y centro de la costa,
Somos conscientes que faltan muchos estudios periodo post-clásico). Lima, Talleres Gráficos de Tipogra-
por hacer dentro del orden de observaciones astro- fía Peruana S. A.
nómicas, levantamiento arquitectónico general del De Bock, Edward K.
sitio, obtención de muestras, entre otros análisis 2003 “Templo de la Escalera y Ola y la hora del Sacrificio Huma-
no” En: Moche: hacia el final del milenio. Actas del Segun-
para un mejor entendimiento de toda la cumbre con
do Coloquio sobre la Cultura Moche (Trujillo, 1 al 7 de
relación al altar. agosto de 1999), Santiago Uceda y Elías Mujica, edito-
res, T. I, págs. 307-324.Lima, Universidad Nacional de
AGRADECIMIENTOS Trujillo y Pontificia Universidad Católica del Perú.
De La Calancha, Antonio
Mi especial agradecimiento al economista Percy
1638 “Crónica moralizada del Orden de San Agustín en el
Valladares Huamanchumo, al diseñador Luis de la Perú con sucesos ejemplares en esta Monarquía Tomo
Vega Pando, a los biólogos Carlos Quiroz Moreno y IV” publicado por Archivo y Biblioteca Nacionales de
Carlos Quiroz Gutierrez, que ayudaron en la acu- Bolivia en 1974.
mulación de información en el proceso de prospec- Donnan, Christopher B.
ción del Campana. Así mismo, al periodista Diego 1976 Moche Art and Iconography. UCLA Latin American Cen-
ter Publications. University of California, Los Angeles.
Rojas la Torre por su apoyo incondicional y a todos 1978 Moche Art of Peru. Pre-Columbian Symbolic Communica-
los miembros de la asociación de Rescate y Defensa tion. Los Angeles, Museum of Cultural History, Univer-
del Apu Campana. sity of California.