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EL APU CAMPANA, LA MONTAÑA

SAGRADA MOCHE
Régulo Franco Jordán
Fundacion Wiese

INTRODUCCIÓN En este artículo se contribuye con el reconoci-


miento de la montaña en diciembre del 2011, que
Durante los 23 años que viajo todos los días al
ha permitido descubrir sitios inéditos para la
Complejo El Brujo, había observado siempre la impo-
arqueología de este lugar, ubicados en distintas
nente montaña Campana desde el lado de la ciudad
áreas dentro de las quebradas, lomas y encañadas,
de Trujillo y del lado de la Panamericana Norte, en
así como en la cúspide; restos arqueológicos que
busca de encontrar alguna respuesta acerca de que si
estaban siendo olvidados por el hombre y el tiempo.
esta fue la montaña sagrada que utilizaron los Moche
Esta montaña se convierte en el paradigma de la
para los ritos de sacrificio humano que se observan en
costa norte por haber sido considerado como un
las piezas de cerámica que se exhiben en los mejores
sitio sagrado por todas las civilizaciones que ocupa-
museos del Perú y del mundo.
ron este territorio por lo menos, a nuestro entender,
En marzo del 2010, Luis de la Vega me invitó a desde la ocupación Cupisnique hasta la ocupación
ingresar a la montaña por el lado este, es decir, por el Chimú, a juzgar por las evidencias encontradas al
lado de la Panamericana Norte, a través de una interior y en su entorno.
encañada angosta, donde tuve una experiencia Mi asistente Luis de la Vega, joven audaz e intré-
inolvidable al encontrar, por fortuna, un bloque de pido, ha subido a la parte más alta de la montaña por
cuarzo cristalino de regular tamaño enterrado como más de treinta veces entre los años 2010 y 2012, y en
ofrenda a la montaña, entregada posiblemente por una de esas visitas, tomó fotografías por curiosidad
un peregrino anónimo hace cientos de años. de las formaciones rocosas existentes en la parte
Hacia finales del 2011, recibí una invitación de más alta de la montaña, una de las cuales me impre-
Percy Valladares para entrar a la enigmática monta- sionó al ver una estructura pétrea que tenía la mano
ña en compañía de Carlos Quiroz Moreno y su hijo del hombre y que consideré que se trataba de un
Carlos Gene, Diego Rojas La Torre y Luis de la Vega, posible altar de valor ceremonial.
quienes ya estaban entrando a la montaña indistin- En una salida de campo llegó el momento de
tamente a partir del año 2007. encumbrar la montaña y verificar, in situ, la eviden-
Esta montaña de nombre Campana, está asocia- cia prejuzgada a través de las fotografías, constatan-
da a muchas leyendas vinculadas con la historia de do que el mencionado altar tenía la mano del hom-
Huanchaco, el Complejo El Brujo y los pueblos de bre y que se encontraba para la ciencia arqueológi-
Magdalena de Cao y Santiago de Cao, como todavía ca. El hallazgo de este altar, sin precedentes, permite
está vigente en la memoria de la gente de mayor sostener que en la cima donde se encuentra esta
edad de Huanchaco la historia de los tesoros escon- estructura pétrea hay todo un complejo ceremonial
didos en el Campana por los bandoleros que asalta- que necesita de investigaciones arqueológicas y
ban a la gente hace más de un siglo. astronómicas.

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El reconocimiento general de la montaña y sus de Trujillo; geográficamente se encuentra entre los


alrededores, nos permiten estimar también que 8°00’18.16” LS - 79°06’18.34” LW y los 7°58’36.98”
estamos frente a una de las montañas –si no es el LS - 79°06’16.18” LW (Figuras 1 y 2). Tiene una ele-
principal– de los sacrificios humanos, comparados vación de aproximadamente 1002 m.s.n.m. y marca
con las representaciones iconográficas y escultóri- el inicio del Sistema de Lomas Costeras que se extien-
cas de la cerámica Moche, donde se advierte esce- de hasta Coquimbo en Chile (Quiróz 2008). Las
nas de sacrificio humano que han tenido un alto lomas en la montaña Campana en comparación con
contenido ceremonial vinculado a la propiciación otras en el valle de Chicama, por ejemplo, tiene un
del mundo doméstico. mayor desarrollo, y esto se puede ver en las estaciones
Daremos a conocer en este artículo un corpus de invierno en la costa (Carranza, 1996).
limitado de evidencias. Estamos seguros que nues- El macizo rocoso data “de la era Mesozoica, perio-
tros hallazgos ayudarán en el futuro a la preparación do Cretáceo Superior-Terciario inferior (periodo de
de proyectos de investigación, conservación y pro- formación de grandes montañas, hacia aproximada-
tección de los sitios mencionados. mente 100 millones de años, es una de las tres elevacio-
nes existentes de una formación rocosa de aproximada-
UBICACIÓN Y GEOMORFOLOGÍA mente 9.0 kilómetros de longitud y 4.9 kilómetros de
ancho en su parte más amplia” (Quiroz 2009) abar-
UBICACIÓN
cando aproximadamente 36 km2 que sumados al
La montaña Campana pertenece políticamente al sistema de lomas totaliza un aproximado de 108
distrito de Huanchaco, provincia de Trujillo, región km2, siendo mucho más rico en biodiversidad que
La Libertad. Se ubica a 16.7 km. al norte de la ciudad las demás lomas costeras Peruanas y Chilenas.

Figura 1. Ubicación geográfica del cerro Campana.

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Figura 2. Lugares especiales del cerro Campana.

Geológicamente, el Campana es de naturaleza ANTECEDENTES DE INVESTIGACIONES


ígnea intrusiva considerada una formación del Bato- ARQUEOLÓGICAS
lito Andino (KT-i). Según El Mapa Geológico y Las ocupaciones más tempranas, asignadas al
Minero (ONERN, 1973), la zona del flanco occi- Precerámico, tienen evidencias líticas en las lomas y
dental de la montaña es de roca intrusiva plutónica, alrededores de la montaña Campana. Se registraron
principalmente granodiorita y granito (Mapa Geo- sitios paijanenses de cazadores y recolectores adap-
lógico de los Cuadrángulos de Puémape y Chocope, tados a la costa que vivían en intercuencas y se movi-
Departamentos La Libertad y Cajamarca - Versión lizaban hacia la parte baja de la sierra (Gálvez, 2004;
Digital 1996) (Quiroz 2009). Briceño et al. 1994; Briceño 1997).

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El sistema de lomas ha sido un gran recurso de orientaciones en base a sus entradas (Quiroz 2010;
subsistencia desde épocas tempranas; se registra la Valladares 2008).
presencia de cazadores trashumantes (estacionales) De otro lado, hacia el sureste de la montaña, que
que aprovechaban el invierno para la caza de vena- ha sido cortada por la Panamericana Norte, existe
dos, guanacos, roedores y felinos que bajarían en el una muralla de aproximadamente 9.50 km, con una
verano por las quebradas humedecidas por las aguas altura aproximada, en su estado original, de 2.50
de las lluvias de la sierra (noviembre a marzo) en metros. Nace de las faldas de la montaña Campana y
busca de obtener los recursos marinos, sin olvidar recorre hacia el flanco este del cerro Cabras. La mura-
que en esta época los valles y sus deltas humosos lla está construida con piedras unidas con mortero de
eran verdaderos oasis, ricos en dietas con variados barro, y se observa en algunos sectores que el muro
alimentos proteínicos, según varios autores (Cam- está enlucido por ambas caras. Según Piminchumo y
pana, 2004: 153). Gálvez (2003), esta obra habría sido construida como
Kayoko Toshihara (2004) deduce que el Campa- muro de contención para detener la avalancha de
na habría sido adorado desde la época prehispánica. agua producida por el fenómeno El Niño; propuesta
Reporta evidencias Cupisnique y Salinar; en menor interesante que habría que discutirla con mayores
medida, fragmentos de cerámica Cupisnique que evidencias; sin embargo, por la naturaleza de su cons-
ocupan aproximadamente una hectárea, caracteri- trucción y la extensión que tiene, tengo la impresión
zada por la presencia de cerámica con forma de bote- que esta muralla fue utilizada como un baluarte
lla, jarras y ollas sin cuello, decoradas por incisión y defensivo para proteger la ciudad de Chan Chan del
aplicación de bivalvos marinos (Protothacathaca, reino Chimor y contener los ataques de las huestes
Donaxsp., Brachidontessp.), caparazones de gaste- Incas, tan bien comentadas por el padre Antonio De
rópodos (Scutalus sp.). Sin embargo, es necesario La Calancha (1638 : 1261).
nuevamente indicar que para esta época hay toda- Al lado suroeste de la montaña, existían canales
vía mayores evidencias arqueológicas que faltan de riego de la época Chimú (Percy Valladares, comu-
reconocer al interior de la montaña y en las lomas nicación personal), que irrigaban las tierras de El
aledañas. Tablazo y el Cerrito de la Virgen, donde posiblemen-
La mayor ocupación en el área de la montaña es, te hubo un centro administrativo rural; estas y otras
sin duda, en la época Moche, debido a la mayor dis- evidencias arqueológicas de gran valor, lamentable-
tribución de fragmentos de cerámica de esta época mente fueron destruidas por la construcción de
y, posiblemente, la presencia de algunas estructuras granjas avícolas y empresas extractoras de material
de barro o líticas que faltan todavía registrar cientí- de construcción y la empresa de administración de
ficamente. Sobre algunas de estas evidencias habla- agua SEDALIB.
remos más adelante. Para épocas tardías, se registran caminos longi-
La época Chimú está marcada por algunas evi- tudinales norte-sur delimitados con muros de pie-
dencias que falta definir cronológicamente hacia el dra y pisos empedrados, que posiblemente funcio-
oeste de la montaña, en lo que corresponde al tabla- naron desde la época Chimú hasta la época Inca;
zo, con dunas bajas que colindan con el litoral. fueron inicialmente registradas por Paul Kosok
Sobre las dunas de arena existen figuras hechas de (1978: 619) y reconocidas y estudiadas hace algu-
tierra y achupallas formando personajes tomados de nos años (Valle et. al. 1998). Estos caminos, algunos
la mano al interior de recintos rectangulares u ova- reales y caminos de tránsito común, unían el valle
les, meandros, líneas paralelas, figuras geométricas, de Moche con el valle de Chicama. En este último,
caminos etc. que fueron reconocidas inicialmente el camino real unía el valle de Moche con el centro
por Carlos Quiroz y Percy Valladares; el primero de Chiquitoy Viejo, en donde existe también una
realizó un reconocimiento minucioso de las estruc- pirámide, parecida a las pirámides del valle de Lam-
turas o canchas, realizando algunas mediciones u bayeque, conocida como la Huaca Colorada.

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RECONOCIMIENTO ARQUEOLÓGICO tiene más bien un parecido a un cactus, por cuyas


ranuras, posiblemente en época de invierno, el agua
La primera salida con destino a la montaña fue por
condensada provoca tal vez pequeños riachuelos
el tablazo del lado sur oeste, partiendo de Huancha-
que desembocan en la parte baja, cerca de un com-
co. Y, al paso que íbamos en medio del desierto, Carlos
plejo de recintos o asentamientos Moche de jerar-
Quiroz y Percy Valladares, especialmente el primero
quía en el lugar. Pero, entre todas las evidencias de
que los había registrado antes, me explicaban sobre la
arquitectura distribuidas en el lugar, hay un recinto
presencia de grandes, medianos y pequeños recintos
grande unido al pie de la montaña, construido con
configurados con achupallas (plantas de desierto) y la
piedras canteadas y con argamasa de barro, con una
presencia de caminos longitudinales de piedra que
probable entrada central ubicado en el muro sur. El
unen los valles de Chicama y Moche, de la época
recinto se une a una enorme roca natural ubicada
Chimú (Quiroz 2010). Llegó el momento de mi sor-
en la esquina noroeste (Figura 3). Al interior de este
presa cuando me mostraron misteriosas figuras deli-
recinto ceremonial, hacia el lado noreste y central,
mitadas por achupallas sobre las lomas bajas de la
los huaqueros dejaron huellas de su destrucción,
Pampa El Alto, de hombres de frente con las piernas
evidentes en una capa gruesa con huesos humanos
abiertas y cogidos de la mano que aparecen solos, en
de coloración blanquecina que aparecen distribui-
pareja, o a veces formando cadenas de hombrecitos al
dos sobre los montículos de tierra extraídos de los
interior de figuras rectangulares u ovaladas. Sobre
pozos excavados. La revisión superficial de los perfi-
este tema, existe una publicación con reportes preli-
les de uno de los pozos, especialmente el perfil norte
minares acerca de su autenticidad, conviniendo que
y este, ayudaron a determinar la presencia de una
estas fueron hechas con tierra acumulada y conserva-
capa gruesa blanquecina al interior, al parecer de
das por achupallas (Tumi y Corcuera 2011). Desde
huesos humanos, que por los indicadores antes
luego, para mí es todavía un misterio este tipo de figu-
expuestos, se tratarían de restos humanos que for-
ras sin asociación cultural disponible que asegure su
man parte de una capa extendida en el lugar que
cronología, por lo que conduce a muchas dudas sobre
falta excavar sistemáticamente. El color de los hue-
su autenticidad o veracidad; sin embargo, al respecto
sos humanos confirmaría que estos estuvieron
hay una referencia oral de Daniel Castillo Benites
expuestos al sol durante un tiempo no determinado,
(Julio, 2012) según la cual estas figuras fueron hechas
lo que daría pie a pensar que podrían tratarse de
por los militares de la zona en circunstancias de sus
restos de individuos sacrificados. Los fragmentos de
prácticas de tiro. Los estudios futuros deben confir-
cerámica asociada a esta capa, y los que se encontra-
mar o desechar con mayor precisión las hipótesis ver-
ron en superficie al interior y en otros recintos ale-
tidas al respecto.
daños enterrados, son de factura Moche Tardío,
SECTOR EL CANDELABRO que, de alguna u otra forma, estarían definiendo, a
priori, la cronología del recinto y el sitio en general.
Carlos Quiroz (2009) identificó sobre una colina Sin embargo, no se descarta la cronología del recin-
de 360 m.s.n.m., al norte de la montaña Campana, to y la piedra sagrada ubicada en la esquina a partir
la figura parecida a un “candelabro”, en bajo relieve, de épocas tempranas de Moche. Sólo las excavacio-
de grandes dimensiones: 210 metros de largo nes sistemáticas deberán revelar en el futuro estas
(orientado en dirección norte-sur) por 123 metros interrogantes.
de amplitud, adecuado a lo accidentado de su
superficie. Esta enorme figura tiene una similitud al ¿Por qué la ubicación de restos humanos sobre
candelabro de la reserva de Paracas. Cuando me una capa? Con la reserva todavía del caso, se podría
enseñaron esta evidencia, mi primera impresión y indicar hipotéticamente que dentro del recinto
observación aguda me indicaba que la figura bauti- yacen los restos de muchos hombres que fueron
zada como “Candelabro” no estaba labrada por el cruelmente sacrificados y dejados a la intemperie,
hombre, era una formación natural en la roca, que evidencia aparentemente similar a lo que se encon-

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Figura 3. Recinto Candelabro.

tró hace muchos años en las excavaciones en la que hay una información muy importante para defi-
Huaca de la Luna, dentro de recintos, como en el nir funciones similares a la Huaca de la Luna.
recinto cuadrangular de adobe que contiene una El recinto ceremonial forma parte de un comple-
roca sagrada en su interior, ubicada al pie del Cerro jo de recintos que se distribuyen en un espacio de
Blanco, y otro en un recinto pequeño delante del mayor magnitud en su entorno, que sufrieron los
anterior, encontrándose en ambos espacios (Plazas embates de los aluviones y la destrucción medioam-
3a y 3c) más de cuarenta restos humanos que reve- biental dentro de un proceso de cientos de años. La
lan ritos sacrificiales cruentos de muerte por golpes, regular cantidad de fragmentos de cerámica decora-
desmembrados, descarnados y decapitados, expues- das y sin decorar validan la presencia de una fuerte
tos a la intemperie después de lluvias intensas oca- ocupación Moche y quizás post Moche en el lugar.
sionadas por el fenómeno El Niño (Bourget 2001;
Verano 2001). Sin duda fue un rito relacionado con SECTOR EL TEMPLO DE LAS ÁGUILAS
el culto a la montaña o templo de la deidad felina Este sector se encuentra ubicado en las coorde-
moche como aparece representada en la cerámica. nadas geográficas: 7°59’42.36” L.S y 79°06’33.76”
Entonces, bajo esta perspectiva, consideramos que L.W. Ha sido bautizado como el “templo de las águi-
en este sector de la montaña Campana, por el ele- las” por ser un lugar donde las águilas se asientan
mento roca sagrada, y los restos humanos encontra- ocasionalmente. Se trata de un conjunto de rocas
dos por efecto del huaqueo clandestino, se infiere enormes, algunos regulares y otros muy grandes,

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lo, podría compararse con figuras presentes en sitios


formativos, pintura rupestre, y, en particular, con las
pinturas incisas que aparecen en las partes laterales
del ingreso principal del templo de barro de Sechín
Bajo, en Casma (Franco 2010). Aún cuando hay
elementos comparativos por el estilo, creemos que
todavía falta definir la cronología de esta pintura.
Una de las formas de averiguarlo es precisamente
Figura 4. Templo Las Aguilas. excavando sistemáticamente al interior de la cueva;
sin embargo, constituye una buena evidencia tam-
bién de la sacralidad del sitio desde épocas más remo-
que aparecen sobrepuestas y que, al parecer, cubren
tas que la ocupación Moche.
una especie de laberinto en su interior formando,
quizás, un circuito ceremonial en ascensión con
escalinatas que fueron destruidas por el tiempo y los
movimientos telúricos. Conduce, en la parte supe-
rior, a unas rocas horadadas en forma natural y de
formas enigmáticas (Figura 4). En la parte baja de
las rocas sobrepuestas ya referidas, o al pie de estas,
hay una pequeña loma artificial, poco pronunciada,
que tiene estructuras arquitectónicas enterradas,
asociadas con fragmentos de cerámica Moche,
pequeñas placas de cobre y fragmentos de spóndylus
que, a juzgar por la importancia de estos últimos,
estarían revelando la jerarquía del sitio y la presen-
cia posiblemente de enterramientos prehispánicos a
partir de la época Moche. Es posible que se trate de
un lugar particular de culto y enterramientos que
necesita de excavaciones sistemáticas.

SECTOR LA CUEVA CON PINTURA RUPESTRE


En una visita a fines del 2011, realizada por Percy
Valladares, Diego Rojas La Torre y el arqueólogo
Ronald Tafur, ubicaron, en las coordenadas geográfi-
cas 7°59’44.01” L.S y 79°06’32.48” L.W, una cueva
pequeña que en su perfil externo tiene la forma del
rostro de una figura humana. En el interior de la cue-
Figura 5. Pinturas rupestres.
va, Ronald Tafur se percató de la presencia en la cara
superior o techo y parte lateral, de restos de pintura
SECTORES DE LA ENCAÑADA PRINCIPAL Y
rupestre, delineados con pintura de color ocre-rojo
SUS ALREDEDORES
que, por su naturaleza, podría tratarse de óxido de
fierro. Lo que aparece en el techo es la representa- Hicimos el reconocimiento de la encañada prin-
ción de la cabeza de un felino con una parte de su cipal ubicada en la parte baja del lado oeste, donde
cuerpo, especialmente las patas delanteras (Figura hay una vista impresionante de la montaña sagrada,
5). La cabeza dispuesta de perfil, tiene un ojo circu- que nos cautivó y seguramente habría ocurrido lo
lar con pupila central y lagrimones que, por su esti- mismo con los visitantes Moche que llegaron a ado-

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rarla por su majestuosidad, razón por la cual, a raíz coles de tierra (Scutalussp.) que ha sido denominada
de esta vista, los Moche representaron la montaña “roca sagrada”. Su ubicación y características la con-
con tres picos, considerando el pico central como el vierten en un elemento de culto y puede comparase
principal de acuerdo a las representaciones de esce- con una representación de un ceramio Moche donde
nas de sacrificio en montaña. aparece una concavidad asociada a la montaña y al
La presencia de grandes recintos, planicies, espa- interior un ser sobrenatural (Golte 2009: fig. 8.38). Al
cios al parecer de actividades ceremoniales, apare- respecto se tiene que hacer una investigación y com-
cieron ante nuestros ojos y se identificó en primer paración más profunda.
lugar una especie de altar labrado en una roca natu- Carlos Quiroz Moreno se había percatado que
ral, ubicado en las coordenadas geográficas en algún periodo geológico, por las quebradas o
7°59’37.69” L.S y 79°06’42.20” L.W. Al parecer, encañadas del lado oeste de la montaña ( coordena-
forma parte de un contexto más grande, asociado a das geográficas: 7°59’36.26” L.S y 79°06’42.18”
un entorno de roquedales y recintos poco visibles L.W) habían descendido aludes o huaycos produc-
que denotan que el área fue utilizada para ceremo- to de un deshielo del macizo Campana, los mismos
nias vinculadas con el culto a la montaña (Figura 6). que depositaron numerosas rocas a manera de
Subiendo las lomas y cuestas arriba, siempre acer- morrenas como consecuencia de algún cambio cli-
cándonos al encuentro con la montaña, se identificó mático severo, cuya cronología todavía no se identi-
una gran roca con concavidad horadada de gran volu- fica todavía. Según las hipótesis de este investiga-
men orientada hacia el suroeste, revestida con cara- dor, en algún momento, como consecuencia de este

Figura 6. Roquedales y recintos.

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comportamiento de la naturaleza, los Cupisnique, como una especie de altar natural de gran valor
Moche o Chimú se ingeniaron en construir una mágico religioso (Figura 7). Además, esta estructu-
gran represa hacia la parte baja para acumular agua ra tiene en las caras llanas de los escalones huellas
en tiempos de desabastecimiento del líquido ele- de chorreras de agua que caen hacia unos 5 poci-
mental para la subsistencia de las poblaciones. En la tos labrados en la plataforma inferior que recogen
historia prehispánica de la costa norte se registran las aguas acumuladas en época de lluvias o de
muchos fenómenos de El Niño que causaron estra- lomas, entre julio y setiembre. Lo interesante de
gos muy serios en la evolución de las sociedades este tipo de rocas sagradas o altares naturales es
complejas durante los últimos 5000 años, cuando la que todavía se mantienen incólumes, siempre
topografía exhibida registra un paisaje muy diferen- revestidas con grandes cantidades de caracoles de
te al actual (Quiroz, 2010). Hay una crisis climática lomas (Scutalussp.), tan cierto o parecido como los
hacia los 600 d.C. con intensas lluvias y sequias pro- que aparecen en el imaginario ceremonial moche.
longadas de mucho tiempo, quizás se trata de este Finalmente, en otros casos, se advierte en el paisa-
fenómeno? por ahora no lo sabemos. je natural formaciones rocosas de extrañas formas,
La prospección hacia el flanco norte de la enca- en las laderas o en las cabeceras de la montaña que
ñada (coordenadas geográficas: 7°58’54.0” L.S y seguramente representaron imágenes propias del
79°06’23.2” L.W.) sobre la parte superior de una paisaje mágico y que tuvieron gran valor en el pen-
loma muy pronunciada, la más elevada de este sec- samiento prehispánico.
tor, se encuentran unas quebradas, donde se regis-
traron áreas de actividades de consumo de alimen-
tos, donde es frecuente encontrar restos de mariscos
asociados con caracoles de tierra, chancadores,
restos de conchas marinas, lajas, batanes, manos de
moler y fragmentos de cerámica de manufactura
moche y chimú principalmente. En otros casos, es
frecuente encontrar muchos artefactos de piedra y
Paravientos o estructuras de piedra no muy bien
conservadas, que aparecen a manera de hileras de
piedras.
Desde este lugar, se puede divisar el pico izquier-
do de la montaña visto desde el noroeste, que es un Figura 7. Altar natural mágico-religioso.
pico rocoso enigmático más grueso que los dos res-
tantes, que seguramente indica, por las evidencias SECTOR DE LAS TERRAZAS SAGRADAS
dejadas por los que reverenciaron a la montaña, que Se reconocieron evidencias de terrazas asocia-
este pico ha tenido una gran prestancia mágico- das a la montaña, ubicadas en el lado sur oeste,
ceremonial; su naturaleza geológica es totalmente hacia un lado de una colina no muy alta que da cara
diferente al pico central y lateral derecho visto al suroeste (coordenadas geográficas: 7°59'35.25”
desde el oeste. L.S y 79°06'11.87” L.W.) evidencias que fueron
En las inmediaciones de las coordenadas antes reportadas por Carlos Quiroz Moreno (Quiroz
mencionada, siempre dirigido al pico grueso de la 2009). Las terrazas que no son muy pronunciadas
montaña anteriormente aludida, se registró una no fueron hechas por elevación con la utilización de
gran roca natural de forma tabular con escalones recursos materiales para su funcionamiento, sino
orientados hacia el noroeste; por sus características más bien, el suelo natural ha sido rebajado casi
da la impresión que la parte superior ha sido esculpi- superficialmente para formar terrazas acondiciona-
da a manera de escalones que se le puede considerar das en el mismo terreno que se encuentran separa-

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das unas con otras a distancias casi uniformes den- les de roca de diferentes tonalidades. Por lo poco
tro de la topografía en declive de la colina. que hemos podido ver se identifican cobre, sodalita,
De lejos es mucho más evidente la presencia de cuarzo en sus diferentes tonalidades, pirita, mues-
estas terrazas y en una de ellas, Luis de la Vega logró tras ferruminosas, etc.
registrar hace dos años una plantación tierna de En sus inmediaciones, al pie de la mina, en
maíz. Por la naturaleza del sitio y su apariencia no medio de la quebrada angosta, se registraron entie-
muy antigua, podemos sospechar que corresponden rros disturbados con cerámica Moche y fragmentos
a la época Chimú. Faltan estudios específicos sobre aislados de cerámica colonial. De la misma manera
su cronología, naturaleza y cultivo, quizás represen- como otros sitios, se necesitan de estudios más
ta una eficaz tecnología agrícola de orden ceremo- exhaustivos de este sector, para definir la estructura
nial asociada al culto a la montaña, que habrían mineralógica de la mina que probablemente estuvo
tenido un gran valor agrícola durante la temporada siendo explotada hasta la época de la colonia. La
de lomas (julio-setiembre). Podríamos atrevernos a hipótesis que estamos manejando por el momento
indicar que estas fueron las terrazas ceremoniales es que esta mina ha sido explotada desde la época
donde se cultivaron plantas sagradas vinculadas Moche temprano, por las razones siguientes: la pre-
con el culto a la montaña; y la presencia de una plan- sencia de un cementerio Moche y ocupaciones de la
ta de maíz en el sitio, sugiere quizás que uno de los misma época en las inmediaciones, y la naturaleza
cultivos haya sido la planta sagrada del maíz, tan geológica de la montaña que se define como un yaci-
bien representado en el acervo cultural cerámico miento mineralógico que fue explotado para conse-
moche, post moche y Chimú. guir materia prima que sirvió en la preparación de
joyas y ornamentos para la satisfacción de la elite
Se tiene que tomar en cuenta las diferentes
Moche. Falta todavía hacer estudios precisos de
representaciones de seres sobrenaturales o el Dios
mineralogía y su comparación con las joyas moche,
de la fertilidad asociadas a montañas o Pacarinas en
sin embargo, planteamos la hipótesis que la materia
la cerámica moche, transicional y post moche, que
prima de las joyas y ornamentos de la Señora de Cao
normalmente se trata de representaciones de divi-
(Franco 2010) proviene de esta cantera o mina reco-
nidades sembradores, dispensadores de semillas,
nocida; y entre los ornamentos están los collares de
auspiciadores de plantas y es frecuente observar la
cristales, quizás también el oro y el cobre para elabo-
representación de la divinidad principal portando
rar las insignias de la soberana, pero sobre todo, la
en las manos plantas alimenticias como la yuca y el
presencia de sulfato de mercurio (cinabrio), que se
maíz (Carrión Cachot 1959: 56-62; Hocquenghem
reconocía solo su presencia en la zona de Huanca-
1977: 190).
velica o en el centro del Perú (Petersen 1970), y
SECTOR DE LA MINA PREHISPÁNICA ahora se identifica en este sector de la montaña
Campana, de ahí su trascendencia.
Se ubica en las coordenadas geográficas:
7°56'25.93” L.S y 79°07'58.76” L.W. en el sector deno- Como información comparativa permite com-
minado Cerro Portachuelo, que corresponde a una de pararla con un hallazgo arqueológico en el valle de
las estribaciones del lado norte de la montaña Cam- ingenio, Nazca, donde se encontró una mina
pana. Aquí se identificó una pequeña encañada que prehispánica denominada Primavera que fue explo-
tiene en la parte baja la evidencia de una mina prehis- tada intensivamente durante 1400 años por los Naz-
pánica conformada por una excavación a tajo abierto ca, los Wari y posteriores civilizaciones, inclusive
y un socavón profundo difícil de observar por su pro- hasta épocas recientes (Vaughn et. al. 2007). En
funda penetración en la roca madre. este sitio se encontraron sobre la superficie y alrede-
Se identifica en su naturaleza geológica sulfuro dores de la mina, restos de campamentos con arte-
de mercurio o cinabrio expuesto a modo de derra- factos, cerámica, textiles, entre otras evidencias
mes gruesos o concentraciones irregulares y crista- para la explotación de minerales, registrándose al

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interior de la cueva la presencia de un filón natural


de óxido de hierro de color bermellón oscuro, hema-
tita (Fe2 O3). Esta mina prehispánica puede ser un
buen antecedente para el estudio posterior de la
Mina de la montaña Campana.

LA MONTAÑA SAGRADA CON LA ESCENA


DE SACRIFICIO

Por muchos años, reconocidos arqueólogos,


entre ellos Benson (1972) Kutcher (1983), Donnan
(1978), Hocquenghem (1987) y Zighelboing
(1995), identificaron en las representaciones escul-
tóricas de la cerámica moche un antiguo rito de
sacrificio de sacrificio que se realizaba sobre la mon-
taña, sin mencionar el escenario real de las ceremo-
nias por ausencia de evidencias. Se presumía que
uno de los escenarios de los actos sacrificiales podría
haber sido el Cerro Blanco en el valle de moche
Figura 8. Cerámica representativa de sacrificios humanos.
donde se yerguen las Huacas del Sol y la Luna,
donde precisamente se habían encontrado sacrifi-
cios humanos (Bourget 2001; Verano 2001). Por La parte principal de la montaña, frente oeste,
otro lado, se le atribuía esa función al cerro Chupi- presenta tres picos que corrobora que esta es la que
tur en el mismo valle que se caracteriza por tener un ha sido representada por los Moche de manera sin-
pico elevado; así como a otra montaña llamada Tan- tetizada, sin detalles particulares y que forman parte
talluc identificada por el arzobispo Martínez de del escenario natural. No se descarta, desde luego,
Compañon en el siglo XVIII, ubicada al parecer en la presencia de otros escenarios de la costa norte
Contumazá, Cajamarca. con mayor número de puntas, lo que equivale a indi-
Por muchas características que definiremos, car que no solo existió una montaña sagrada, sino
estamos ahora seguros que el escenario paradigmá- varias montañas de gran valor mágico religioso, y
tico y natural de las escenas de sacrificio humano en una de ellas puede ser la montaña ubicada detrás de
montaña se encuentra en tierras áridas silvestres, la pirámide Fortaleza o Pampa grande en el valle de
entre los valles de Moche y Chicama, de donde ade- Lambayeque, o también la montaña tutelar donde
más provienen las vasijas de cerámica con la repre- se ubica el centro arqueológico de Galindo en el
sentación antes indicada. Las numerosas prospec- valle de Moche. Hay un planteamiento interesante
ciones que hicimos por los diferentes frentes de la de Donnan (1976: 108) cuando sugiere que en las
montaña Campana, se logró advertir, por ejemplo, montañas, que ahora podríamos decir que es el Cam-
que visto desde el valle de Chicama, la montaña pana, aparece en la parte superior la silueta de un
presenta un pico elevado acompañado de dos picos puño semicerrado, basándose en analogías etnográ-
laterales (Figura 8); visto desde el valle de Moche la ficas y definiendo que estos tuvieron la función de
montaña tiene cinco picos, y visto desde la quebra- guardianes protectores que forman parte de la cos-
da o encañada principal hacia el oeste, la montaña movisión chamánica.
luce majestuosa con tres picos, uno central y dos Aunque muchos investigadores han atribuido
laterales, y visto desde el norte o valle de Chicama características especiales en las representaciones
luce con cuatro o cinco puntas, dependiendo de con escenas de montaña, conviene discutir algunos
donde se le vea. detalles de interés común. Todos están de acuerdo

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El Apu Campana, la montaña sagrada moche

que sobre el pico central aparece la víctima sacrifi- taña con rasgos felinos y con cinturón de serpientes,
cial o personaje postrado (Zighelboing 1995), dis- reconocido como la “divinidad de la plataforma” o
puesto al acto de despeñamiento, sin embargo, en el “dios de los colmillos” (Benson 1972: 34). En
otros casos, el hombre postrado aparece echado con otros ejemplares cerámicos, esta deidad está incor-
un largo chorro de sangre que para Jurgen Golte porada en la misma montaña, que indica claramen-
(2009: 273) el chorro de sangre simboliza el cabello te que la montaña es el hogar de la deidad principal
suelto, y por otro lado las víctimas decapitadas tie- moche. De otro lado, acompañan en el rito sacerdo-
nen su correlato en las cabezas despeñadas por el tes, sacerdotisas y algunos animales vinculados con
precipicio que se encuentran en la parte inferior de el inframundo, venados, iguanas o lagartijas, zorros
la montaña. y obviamente, aparecen también, los preciados cara-
Ante estas evidencias señaladas, la sangre de la coles de lomas y el ecosistema todavía vigente. En
víctima fluye como un gran chorro de sangre que otras representaciones de escenas de montaña, es
simboliza para muchos entendidos como el simbo- frecuente hallar seres cadavéricos con exposición
lismo de la corriente de un rio que emana y fertiliza clara de sus genitales, denotando la estrecha rela-
las tierras bajas para beneficiar la agricultura y la ción del rito con el mundo de los ancestros, como
abundancia de los alimentos. De cualquier manera, dice Jurguen Golte (2009: 73), estos sacrificios esta-
a pesar de las diversas propuestas sobre el personaje rían dedicados a la divinidad del mundo húmedo,
postrado, al parecer hay una conexión entre el cabe- nocturno y subterráneo.
llo, el chorro de sangre y el agua, que tendría una En definitiva podemos indicar que las escenas de
connotación femenina relativa a la menstruación sacrificio en montaña es uno de los ritos más tras-
(Zighelboing 1995: 61) (Figura 9). cendentes del sistema sacrificial Moche que estaba
En este escenario de sacrificio, aparece a un lado relacionado con el mundo silvestre, la agricultura,
del pico la figura magnificada de la deidad de la mon- la fertilidad y la provisión y administración de los
recursos hídricos (Zighelboing 1995: 36). Entonces,
una de las montañas donde se realizó las escenas de
sacrificio, de acuerdo a nuestras pesquisas fue la
Montaña Campana.

EL HALLAZGO DEL ALTAR SOBRE LA MONTAÑA


En las coordenadas 07°58’54.0” L.S y
79°06’23.2” y a una altura próxima a los 1002
m.s.n.m. localizado en el pico central, se descubrió
un altar o estructura escalonada tallada en la roca
natural de la montaña, cuya naturaleza es de origen
ígneo (Figura 10).
Es una estructura tabular exactamente con eje
este-oeste, que presenta tres escalones dirigidos
hacia el oeste pero con trayectoria ascendente hacia
al este, con pasos que se elevan en 80 cms., 60 cms. y
30 cms., con descansos regulares de 50 cms. en cada
paso, considerando la plataforma más alta en 60
cms. de ancho. Sobre la plataforma, hacia un costa-
do, se ubica una pequeña prominencia tabular de 25
cms. Por 25 cms. En realidad, la estructura del altar
Figura 9. Alusión a la menstruación. tallado en la parte superior forma parte de un maci-

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Figura 10. Altar de origen ígneo.

zo rocoso también tallado en partes que tiene una dos que tienen en sus cabeceras la apariencia de
altura total de aproximadamente 4.05 mts. de altu- tallas escalonadas que sufrieron las inclemencias
ra. La dirección del altar con los escalones que van del tiempo y en algún momento sus partes superio-
en ascenso está orientado exactamente hacia el res colapsaron. Se observaron una especie de
este, por donde nace el sol. columnas labradas de 2.90 mts. De altura separadas
Pero no solo se registra el altar en este lugar, sino entre sí que formaron una especie de portada por el
también un conjunto de elementos arquitectónicos lado este para ingresar a un recinto que posiblemen-
labrados por el hombre. Hacia el lado norte del altar, te tuvo una ventana hacia el lado sur con vista al
en la parte baja, hay un muro delgado labrado en la precipicio también; por la presencia de vegetación
roca que al parecer estuvo originalmente escalona- propia del lugar no es posible describir exactamente
do y que sirvió de peldaños para acceder al primer este sector, sin embargo, ha sido posible registrar en
paso del altar (Figura 11). Al este del altar, en la el piso una rampa larga con dirección este que cae
parte baja que mira hacia el precipicio, se registra en desnivel hacia el precipicio.
una especie de recinto elaborado con muros labra- Muchas características generales del altar y su
contorno están todavía por resolverse con limpie-
zas y estudios minuciosos. El estado de conserva-
ción del altar y las estructuras de su entorno no es
bueno, debido a que por su ubicación ha sido dura-
mente afectado por lo menos en los últimos 15
siglos por la lluvia, el viento, la radiación solar, los
movimientos telúricos, el crecimiento de plantas,
etc. El altar y las estructuras de su entorno estaban
probablemente enteros en la época de su funcio-
namiento; los faltantes de su estructura, como la
prominencia tabular sobre el altar y las estructuras
de su entorno, fueron duramente afectados por el
proceso de exfoliación y su constante intemperiza-
Figura 11. Acceso al altar. ción.

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El Apu Campana, la montaña sagrada moche

Las características del altar encontrado en la cima


de la montaña Campana, permite compararla con
altares parecidos que fueron representados en la cerá-
mica Moche, con una representación con tres escalo-
nes, donde se advierte a un hombre postrado sobre
una ola curvilínea con un brote de chorro de sangre,
estando en el peldaño inferior un individuo echado
sin cabeza, y a un costado de la pared del altar, aparee
un ser sobrenatural o sacerdote. En nuestro registro
ambiental del entorno del altar hemos observado la
presencia de una nube densa en forma de ola que
cubre finalmente el altar, que permite comparar este
fenómeno con la ola curvilínea de la cerámica, carac-
terística simbólica que habría sido notada por los líde-
res religiosos que estaban a cargo de las ceremonias
que se realizaban en este sitio.
Por el momento guardamos todavía nuestras
reservas sobre la función exacta del altar; sería
demasiado conjeturar hasta que no encontremos
evidencias concretas y comparativas, sin embargo,
planteamos la premisa que en esta estructura se
realizaban los sacrificios humanos que culminaban
en decapitación y que la cabeza del individuo sacri-
ficado cayó por el lado este a través de una rampa Figura 12. Escalera con ola.
con dirección al precipicio. Las investigaciones
cuidadosas deben definir en el futuro algunas hipó-
y en las representaciones escultóricas de la cerámica
tesis planteadas acerca de la función y el melodrama
moche (Figura 12). Benson (1976: 34, 86) conside-
ocurrido en este sitio sagrado.
ra que la estructura escalonada es la derivación de la
Es necesario destacar la presencia de la promi- estilización de la montaña en donde aparece el Dios
nencia tabular sobre la plataforma superior del altar de los colmillos y su asistente lagartija, y que la ola-
del Campana. Es muy parecido a la prominencia escalera no es sacrificial sino se refiere a la muerte
existente en el Intihuatana en Machupicchu, que accidental en la montaña. Por su parte Edward De
según algunos estudiosos, habría tenido una fun- Bock (2003: 312-316), hace un análisis de la tras-
ción astronómica relacionada con el amarre del sol cendencia de motivo escalera y ola, representada
durante el solsticio de invierno. Además, la estruc- desde la cerámica Vicús, definida mucho en moche
tura general podría parecerse a la estructura escalo- hasta épocas tardías Inca-Chimú. Su tesis central
nada que aparece debajo del templo del sol de radica en que el motivo escalera-ola es un símbolo
Machupicchu, antes comparada por De Bock abstracto que representa la montaña (triángulo
(2003: 322), que según sus apreciaciones, es un escalonado) y un río corriendo por su ladera (ola); y
concepto que no se limita a la costa norte sino que que se identifica con la trayectoria del agua de las
forma parte de la tradición cultural andina que se montañas hacia el mar, convirtiéndose en un ciclo
remonta a más de cinco mil años desde la tradición hidráulico; donde se forman las nubes que devuel-
de Caral o Ventarrón. ven la humedad hacia las montañas al este, razón
En varias publicaciones se ha discutido sobre la por la cual, el templo de la escalera está orientado
importancia de la escalera con ola en la iconografía hacia el oeste en imitación a las montañas; señala

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dicho autor que la trayectoria del sol del este hacia REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
el oeste tendría connotaciones astronómicas vincu- Benson, Elizabeth P.
ladas con el sacrificio humano, básicamente duran- 1972 The Mochica, a Culture of Peru. Londres, Thames and
te el solsticio de verano en la costa cuando los ríos Hudson. New York, Praeger Publishers.
procedentes de las montañas aseguran la fertiliza- Bourget, Steve
ción de los valles costeños. 2001 “Rituals of sacrifice: Its practice at Huaca de la Luna and
its representation in Moche iconography”. En: Moche Art
Las apreciaciones de Edward De Bock son bas- and Archaeology in Ancient Peru, Joanne Pillsbury, editora,-
tante acertadas que permite compararlas sorpren- págs. 89-109. Studies in the History of Art 63.Center for
dentemente con el altar escalonado sobre la monta- Advanced Studies in the VisualArts, Symposium Papers
ña del Apu Campana, que según nuestras observa- XL.Washington, D.C., NationalGalery of Art.
ciones, no solamente es cubierto por una nube cur- Briceño Rosario, Jesús
vilínea natural, visto ahora durante el otoño, sino 1997 “Reporte de evidencias paijanenses en la Loma de Cerro
Campana, Valle de Moche” en Revista del Museo de
que la trayectoria que sigue es exactamente de este
Arqueología, Antropología e Historia 7 editado por la
a oeste. Cada vez hay mayores argumentos para Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacio-
indicar que esta estructura escalonada ha sido nal de Trujillo, Trujillo.
representada en el corpus iconográfico de la cerámi- Briceño Rosario, Jesús; Rodríguez, Erick; Pollack, Luis y
ca moche. Vergara C.
1994 “Importancia natural y cultural del Cerro Campana:
Finalmente, una última reflexión es sobre la fun-
estado actual y perspectivas” en Actas de la Segunda
ción del altar escalonado del Campana. ¿Es aquí Jornada de Investigación en Ciencias Biológicas, pp.
donde se realizaron los sacrificios humanos relacio- 402-405. Universidad Nacional de Trujillo. Trujillo.
nados con el orden cósmico y la regeneración, que Campana, Cristobal
se observan sobre el pico principal de las escenas de 2004 “Paleoambientes en la Costa Norte del Perú”. Desarrollo
montaña? No lo sabemos todavía, pero es cierto que Arqueológico de la Costa Norte del Perú. Tomo 2:153.
Trujillo.
los líderes religiosos de la sociedad moche subían a
este sitio para realizar sus ceremonias propiciato- Carranza, Lucio
1996 “Lomas del Cerro Campana: Estudio geológico y geo-
rias. En el camino que hemos recorrido hasta llegar
morfológico” en Arnaldoa, 95:101.
al altar, se han ido registrando fragmentos de cerá-
Carrión Cachot, Rebeca
mica moche. 1959 La religión en el antiguo Perú (norte y centro de la costa,
Somos conscientes que faltan muchos estudios periodo post-clásico). Lima, Talleres Gráficos de Tipogra-
por hacer dentro del orden de observaciones astro- fía Peruana S. A.
nómicas, levantamiento arquitectónico general del De Bock, Edward K.
sitio, obtención de muestras, entre otros análisis 2003 “Templo de la Escalera y Ola y la hora del Sacrificio Huma-
no” En: Moche: hacia el final del milenio. Actas del Segun-
para un mejor entendimiento de toda la cumbre con
do Coloquio sobre la Cultura Moche (Trujillo, 1 al 7 de
relación al altar. agosto de 1999), Santiago Uceda y Elías Mujica, edito-
res, T. I, págs. 307-324.Lima, Universidad Nacional de
AGRADECIMIENTOS Trujillo y Pontificia Universidad Católica del Perú.
De La Calancha, Antonio
Mi especial agradecimiento al economista Percy
1638 “Crónica moralizada del Orden de San Agustín en el
Valladares Huamanchumo, al diseñador Luis de la Perú con sucesos ejemplares en esta Monarquía Tomo
Vega Pando, a los biólogos Carlos Quiroz Moreno y IV” publicado por Archivo y Biblioteca Nacionales de
Carlos Quiroz Gutierrez, que ayudaron en la acu- Bolivia en 1974.
mulación de información en el proceso de prospec- Donnan, Christopher B.
ción del Campana. Así mismo, al periodista Diego 1976 Moche Art and Iconography. UCLA Latin American Cen-
ter Publications. University of California, Los Angeles.
Rojas la Torre por su apoyo incondicional y a todos 1978 Moche Art of Peru. Pre-Columbian Symbolic Communica-
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El Apu Campana, la montaña sagrada moche

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editado por Luis Valle Álvarez Editor, Trujillo.
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