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Para Iluminar mi Ejercicio de Educador Católico

EL LAICO CATÓLICO, TESTIGO DE LA FE EN LA ESCUELA


Extractos del Documento de la Sagrada Congregación para la Educación Católica 1

Como todo cristiano…, el laico2 es partícipe «del oficio sacerdotal, profético y real de Cristo» y su
apostolado «es la participación en la misma misión salvífica de la Iglesia, apostolado al cual todos
están llamados por el mismo Señor». Esta vocación a la santidad personal y al apostolado…,
adquiere en muchos aspectos características propias que convierten la vida laical en una vocación
específica «admirable» dentro de la Iglesia. «A los laicos pertenece por propia vocación buscar el
Reino de Dios, tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales». Viviendo en todas las
actividades y profesiones del mundo y en… la vida familiar y social, están llamados por Dios a cumplir
en ella «su propio cometido, guiándose por el espíritu evangélico, de modo que, igual que la levadura,
contribuyan desde dentro a la santificación del mundo y de este modo manifiesten a Cristo a los
demás, brillando, ante todo, con el testimonio de su vida, de su fe, esperanza y caridad». La
restauración y animación cristiana del orden temporal, que corresponde de manera específica a los
laicos, comprende tanto el saneamiento de «las estructuras y los ambientes del mundo» que puedan
incitar al pecado, como la elevación de esas realidades a la mayor concordia posible con el Evangelio,
«de suerte que el mundo se impregne del espíritu de Cristo y alcance más eficazmente su fin en la
justicia, la caridad y la paz». «Procuren, pues, seriamente, que por su competencia en los asuntos
profanos y por su actividad elevada interiormente por la gracia de Cristo, los bienes creados se
desarrollen al servicio de todos y cada uno de los hombres y se distribuyan mejor entre ellos».

EL LAICO CATÓLICO COMO EDUCADOR3

… el laico católico desempeña una función evangelizadora en las diversas escuelas, y no


sólo la escuela católica, dentro de las posibilidades que los diversos contextos sociopolíticos
existentes en el mundo actual le permiten. El mismo Concilio Vaticano II pondera de manera
especial la vocación del educador, que es tan propia de los laicos…, como de aquellos que asumen
otras formas de vida en la Iglesia…, no se habla aquí del profesor como de un profesional que se limita
a comunicar de forma sistemática en la escuela una serie de conocimientos, sino del educador, del
formador de la persona. Su tarea rebasa ampliamente la del simple docente, pero no la excluye. Por
esto requiere, como ella y más que ella, una adecuada preparación profesional. Ésta es el cimiento
humano indispensable sin el cual sería ilusorio intentar cualquier labor educativa… Pero además la
profesionalidad de todo educador tiene una característica específica que adquiere su significación más
profunda en el caso del educador católico: la comunicación de la verdad. En efecto para el educador
católico cualquier verdad será siempre una participación de la Verdad, y la comunicación de la verdad
como realización de su vida profesional se convierte en un rasgo fundamental de su participación
peculiar en el oficio profético de Cristo, que prolonga con su magisterio.

1 Extracto del documento de la Sagrada Congregación para la Educación Católica, del 15 de octubre de 1982, preparado por Gustavo Albarrán S.J. para
el Programa Integral de Formación de la ACSI. El documento completo, puede ser consultado en http://www.aciprensa.com/Docum/laico-escuela.htm
2 Sagrada Congregación… N° 5.Ss
3 Sagrada Congregación… N° 14.Ss
1.- EL LAICO CATÓLICO COMO EDUCADOR ES UN FORMADOR INTEGRAL4. La formación integral
de la persona como finalidad de la educación, incluye el desarrollo de todas las facultades humanas
del educando, su preparación para la vida profesional, la formación de su sentido ético y social, su
apertura a la trascendencia y su educación religiosa. Toda escuela, y todo educador en ella, debe
procurar «formar personalidades fuertes y responsables, capaces de hacer opciones libres y justas»,
preparando así a los jóvenes «para abrirse progresivamente a la realidad y formarse una determinada
concepción de la vida».

2.- EL LAICO CATÓLICO COMO EDUCADOR OFRECE DETERMINADA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE5.
Toda educación está, pues, guiada por una determinada concepción del hombre… Concepción que,
incluyendo la defensa de los derechos humanos,
 coloca al hombre en la más alta dignidad, la de hijo de Dios;
 (coloca al hombre) en la más plena libertad, liberado por Cristo del pecado mismo;
 (coloca al hombre) en el más alto destino, la posesión definitiva y total del mismo Dios por el
amor.
 lo sitúa en la más estrecha relación de solidaridad con los demás hombres por el amor
fraterno y la comunidad eclesial;
 lo impulsa al más alto desarrollo de todo lo humano, porque ha sido constituido señor del
mundo por su propio Creador;
 le da, en fin, como modelo y meta a Cristo, Hijo de Dios encarnado, perfecto Hombre, cuya
imitación constituye para el hombre fuente inagotable de superación personal y colectiva.

De esta forma, el educador católico puede estar seguro de que hace al hombre más hombre.
Corresponderá, sobre todo, al educador laico comunicar existencialmente a sus alumnos que el
hombre inmerso cotidianamente en lo terreno, el que vive la vida secular y constituye la inmensa
mayoría de la familia humana, está en posesión de tan excelsa dignidad.

3.- EL LAICO CATÓLICO COMO EDUCADOR TIENE UNA PROYECCIÓN SOCIAL Y PROYECTA SU
PROPIA VIVENCIA6. Todo educador católico tiene en su vocación un trabajo de continua proyección
social, ya que forma al hombre para su inserción en la sociedad, preparándolo a asumir un
compromiso social ordenado a mejorar sus estructuras conformándolas con los principios evangélicos,
y para hacer de la convivencia entre los hombres una relación pacifica, fraterna y comunitaria. Nuestro
mundo de hoy con sus tremendos problemas de hambre, analfabetismo y explotación del hombre, de
agudos contrastes en el nivel de vida de personas y países, de agresividad y violencia, de creciente
expansión de la droga, legalización del aborto y, en muchos aspectos, minusvaloración de la vida
humana, exige que el educador católico desarrolle en sí mismo y cultive en sus alumnos una
exquisita sensibilidad social y una profunda responsabilidad civil y política. El educador católico

4 Sagrada Congregación… N° 17
5 Sagrada Congregación… N° 18
6 Sagrada Congregación… N° 19
está comprometido, en último término, en la tarea de formar hombres que hagan realidad la
«civilización del amor».

Al mismo tiempo, el educador laico está llamado a aportar a esa proyección y sensibilidad
sociales su propia vivencia y experiencia, en orden a que esa inserción del educando en la sociedad
pueda alcanzar mejor la fisonomía específicamente laical que la casi totalidad de los educandos están
llamados a vivir.

4.- EL LAICO CATÓLICO COMO EDUCADOR TIENE EN LA ESCUELA EL MEDIO ESPECÍFICO DE LA


FORMACIÓN INTEGRAL7. La formación integral del hombre tiene en la Escuela su medio específico:
la comunicación de la cultura. Para el educador católico tiene especial importancia considerar la
profunda relación que hay entre la cultura y la Iglesia. Pues ésta, no sólo influye en la cultura y es, a su
vez, condicionada por ella, sino que la asume, en todo aquello que es compatible con la Revelación, y
le es necesaria para proclamar el mensaje de Cristo, expresándolo adecuadamente según los
caracteres culturales de cada pueblo y cada época. En la relación entre la vida de la Iglesia y la cultura
se manifiesta con luminosidad peculiar la unidad existente entre creación y redención.

5.- EL LAICO CATÓLICO COMO EDUCADOR ESTÁ CIRCUNSCRITO EN UNA COMUNIDAD EDUCATIVA8.
Todo este trabajo del educador católico en la escuela, tiene lugar en una estructura, la comunidad
educativa… (alumnos, padres, profesores, entidad promotora y personal no docente), relacionados
entre sí, que caracterizan a la escuela como institución de formación integral. La concepción de la
escuela como tal comunidad, aunque no se agote en ella, y la conciencia generalizada de esta realidad
es uno de los avances más enriquecedores de la institución escolar de nuestro tiempo... Ello… brinda,
precisamente…, la posibilidad de vivir… la dimensión comunitaria de la persona, a la que está llamado
todo hombre, como ser social, y como miembro del Pueblo de Dios.

La comunidad educativa de la escuela es así, a su vez, escuela de pertenencia a comunidades


sociales más amplias, y cuando esa comunidad educativa llega al mismo tiempo a ser cristiana, como
está llamada a ser en último término la comunidad de la escuela católica, dicha comunidad es el
espacio donde el educador tiene la gran oportunidad de enseñar a vivir experimentalmente al
educando lo que significa ser miembro de la gran comunidad que es la Iglesia.

La estructura comunitaria que es la escuela, pone al educador católico en contacto con un


número especialmente amplio y rico de personas; no sólo los alumnos, que son la razón misma de la
existencia de la escuela y de su propia profesión, sino sus propios compañeros en la tarea educativa,
los padres de los alumnos, el resto del personal de la escuela, la entidad promotora.

Como resumen puede decirse que el educador laico católico es aquel que ejercita su
ministerio en la Iglesia viviendo desde la fe su vocación secular en la estructura comunitaria de
la escuela, con la mayor calidad profesional posible y con una proyección apostólica de esa fe
en la formación integral del hombre, en la comunicación de la cultura, en la práctica de una
pedagogía de contacto directo y personal con el alumno y en la animación espiritual de la

7 Sagrada Congregación… N° 20
8 Sagrada Congregación… N° 22-24
comunidad educativa a la que pertenece y de aquellos estamentos y personas con los que la
comunidad educativa se relaciona. A él, como miembro de esa comunidad, confían la familia y
la Iglesia la tarea educativa en la escuela. El educador laico debe estar profundamente
convencido de que entra a participar en la misión santificadora y educadora de la Iglesia, y, por
lo mismo, no puede considerarse al margen del conjunto eclesial.

Es nota9 distintiva de la escuela católica «crear en la comunidad escolar un ambiente animado


por el espíritu evangélico de libertad y caridad, ayudar a los adolescentes a que, a la vez que en el
desarrollo de la propia persona, crezcan según la nueva creatura que por el bautismo han sido
hechos...

La comunidad educativa, en la escuela católica, debe aspirar a constituirse en comunidad


cristiana, es decir, en verdadera comunidad de fe. Ello es irrealizable, ni siquiera inicialmente, sin el
compromiso cristiano compartido, al menos por una parte de los principales estamentos —padres,
profesores y alumnos— de la comunidad educativa. Es sumamente deseable que el laico católico y
muy especialmente el educador, esté dispuesto a participar activamente en grupos de animación
pastoral o cualesquiera núcleos válidos de fermento evangélico.

La escuela católica, como comunidad educativa que tiene como aspiración última educar en la
fe, será tanto más idónea para cumplir su cometido, cuanto más represente la riqueza de la
comunidad eclesial… la llamada que hace la Iglesia a los educadores laicos para incorporarlos a un
apostolado activo escolar, no se limita a los propios centros, sino que se extiende a todo el vasto
campo de la enseñanza, en la medida en que sea posible dar en él un testimonio cristiano.

9 Sagrada Congregación… N° 38.40.41-45.46d

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