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La audiometría es una prueba que permite medir la audición, para determinar la capacidad
auditiva del paciente, indicando también posibles causantes de la pérdida auditiva en los casos
en los que se detecte.
Tipos de audiómetros
Existen tres tipos de este aparato, que son los siguientes:
defectos congénitos
infecciones crónicas del oído
afecciones hereditarias, como otosclerosis, que ocurre cuando un crecimiento anormal
del hueso impide las estructuras dentro del el oído funciona correctamente
una lesión del oído
enfermedades del oído interno, como la enfermedad de Ménière o una enfermedad
autoinmune que afecta al oído interno
exposición regular a ruidos fuertes
ruptura del tímpano
Daño al oído o la exposición a sonidos fuertes durante un período prolongado puede causar
pérdida de audición. Suena a más de 85 dB, como se escucha en un concierto de rock, puede
causar pérdida de audición después de unas pocas horas. Es bueno usar protección auditiva,
como tapones para los oídos de espuma, si está expuesto a música alta o al ruido industrial de
forma regular.
La pérdida auditiva neurosensorial ocurre cuando las células ciliadas de la cóclea no funcionan
correctamente. La cóclea es la parte del oído que traduce las vibraciones del sonido en impulsos
nerviosos que se envían al cerebro. La pérdida de audición neurosensorial también puede ocurrir
debido al daño al nervio que transporta información de sonido al cerebro o daño a una parte del
cerebro que procesa esta información. Este tipo de pérdida de audición generalmente es
permanente. Puede ser leve, moderado o severo.
Primero es muy importante que conozcas cuales son aquellas industrias o trabajos en donde los
empleados pueden verse afectados debido al ruido excesivo.
Minería
Construcción de túneles
Explotación de canteras
Ingeniería pesada
Trabajos con maquinarias con potentes motores
de combustión
Uso de máquinas textiles
Comprobación de reactores de aviones
Soldadura
Mecanizado de piezas
Ciencia médica para diagnóstico y tratamiento
Mecanizado de piezas
Emulsionado y homogeinezado de pinturas
La exploración audiométrica consiste en la valoración de la capacidad de un paciente para
percibir tonos puros de intensidad variable (audiometría tonal) o en la cuantificación de los
umbrales de reconocimiento de los sonidos del habla (audiometría verbal o logoaudiometría).
Vía aérea: se mide la capacidad para oír sonidos o ruidos recibidos a través del aire,
mediante el uso de unos auriculares.
Vía ósea: este método se emplea para medir la capacidad para oír sonidos o ruidos a
través de los huesos de la cabeza. Para realizar la prueba se usa un altavoz especial
(vibrador) que emite vibraciones detrás de la oreja.
El umbral de audición del ruido es la cantidad mínima de vibraciones por segundo necesarias
para que un sonido sea percibido, o no, por el oído. Estas vibraciones tienen una frecuencia que
se mide en hercios (Hz). El umbral de audición para un oído humano sano se sitúa en la
exposición a una señal de frecuencia entre un mínimo de 20 Hz y máximo de 20.000 Hz.
Por otro lado, la intensidad del sonido se mide en decibelios. Estas medidas expresan la presión
generada en el aire a través de vibración. Para que un sonido sea escuchado por el oído humano
deberá tener una intensidad superior a 0 decibelios (Db). Los ruidos con una intensidad mayor
a 65 Db están catalogados por la Organización Mundial de la Salud como perjudiciales para el
hombre, por lo que debe evitarse la exposición a sonidos de alta intensidad.
La audición se produce cuando las ondas sonoras estimulan los nervios del oído interno. El
sonido luego viaja a lo largo de las rutas nerviosas hasta el cerebro.
Las ondas sonoras pueden viajar hasta el oído interno a través del conducto auditivo externo, el
tímpano y los huesos del oído medio (conducción del aire). También pueden pasar a través de
los huesos que se encuentran alrededor y detrás del oído (conducción ósea).
Los sonidos con más de 85 dB pueden ocasionar pérdida de la audición después de unas pocas
horas. Los sonidos más fuertes pueden ocasionar dolor inmediato y la pérdida de la audición se
puede presentar en muy poco tiempo.
Se introduce al paciente en una cabina insonorizada (aislada de ruido) y se explora la vía aérea
mediante la colocación de auriculares. Si eres capaz de oír los sonidos debes apretar un pulsador.
Poco a poco estos sonidos irán bajando de volumen hasta que ya no oigas nada. La última
intensidad reconocida determinará nuestro umbral de audición para esa frecuencia en concreto.
Es entonces cuando se comprueba tu umbral auditivo, es decir, lo que eres capaz de oír. Esto se
repetirá varias veces con diferentes intensidades y distintas frecuencias para cada oído por
separado durante unos quince minutos y al final se sabrá cuanto eres capaz de escuchar. Se
determina el umbral de audición comenzando por el oído menos patológico a priori. La primera
frecuencia estudiada debe ser 1.000 Hz, para proseguir hacia las más agudas y posteriormente
hacia las más graves. La estimulación se inicia con intensidades débiles, incrementadas en
intervalos de 5 dB hasta conseguir la respuesta del sujeto (método del umbral ascendente),
método más preciso que la obtención del umbral mediante la disminución progresiva de la
intensidad (método descendente).
Interpretación de resultados.
En la práctica clínica diaria se deben considerar tanto los umbrales auditivos, con el fin de
cuantificar la función auditiva, como la comparación de umbrales obtenidos mediante la
estimulación de ambas vías, con el fin de clasificarla anatómicamente (transmisiva o perceptiva)
y conocer las diferencias interaurales en los registros obtenidos, con el fin de aclarar posibles
entidades nosológicas responsables.
Los resultados de la audiometría se presentan de forma resumida mediante dos gráficos, uno
por cada oído, denominados audiogramas. Estos diagramas muestran cuánto eres capaz de oír,
midiendo en decibelios los sonidos y en herzios las frecuencias (repeticiones).
Se considera normal una pérdida de hasta 20 decibelios. Cuando las pérdidas auditivas superan
esta cifra son consideradas "anormales". La comparación entre las pruebas de vía ósea y de vía
aérea son muy útiles para comprobar si la pérdida del oído se debe a problemas en el oído medio
(constituido por huesos: yunque, martillo y estribo), o si el problema está en el oído interno,
aunque también pueden darse en ambas vías al mismo tiempo. Hay tres tipos de pérdidas
auditivas:
Hipoacusia de conducción o de transmisión: se refleja en el audiograma con una línea
que se distancia entre la vía aérea y la vía ósea. Ésta última permanece en los valores
normales, mientras que la vía aérea cae por debajo de los 20 decibelios.
Hipoacusia de percepción o sensorial: las líneas de la vía ósea y de la vía aérea se
encuentran por debajo de los 20 decibelios. La caída suele ser más acusada en las
frecuencias agudas o altas.
Hipoacusia mixta: a pesar de la distancia entre ambas vías las dos están por debajo de
los 20 decibelios.
Audición normal : cuando se reflejan por encima de los 25 decibelios, valor que muestra
que no tienes problemas para oír y entender.
Pérdida de audición mediana : cuando se obtienen valores entre 26 y 45 decibelios. Si
obtienes estas cifras en el audiograma es que tienes algunos problemas para escuchar
y entender si te hablan a cierta distancia, en un tono bajo o cuando hay ruido.
Pérdida de audición moderada : cuando se registran valores entre 46 y 65 decibelios, lo
que señala que tienes problemas para entender conversaciones aunque no haya ruido
de fondo y te resulta casi imposible escuchar conversaciones en lugares ruidosos.
Pérdida de audición severa : el audiograma refleja entre 66 y 85 decibelios. Este margen
indica dificultades para escuchar siempre y percibir sonidos sólo cuando tu interlocutor
te habla muy alto y muy cerca.
Pérdida de audición profunda : más de 85 decibelios. Si tu audiograma registra este valor
no oyes aunque te griten o no haya ruidos muy fuertes cerca de ti.
Los umbrales para distintas frecuencias se miden en decibeles (medida de intensidad). Las
frecuencias que se usan en audiometría convencional para conducción aérea son: 250 - 500 -
1000 - 2000 - 3000 - 4000 - 6000 - 8000 Hertz (ciclos por segundo). Las frecuencias que se usan
en audiometría convencional para conducción ósea son: 250 - 1000 - 2000 - 4000 Hertz. El
informe escrito se llama audiograma. Hay distintas formas de audiogramas, siendo el más
común el descrito en:
Las frecuencias (Hertz Hz) se colocan de izquierda a derecha. La intensidad (Decibeles dB) de
arriba abajo. El oído izquierdo se marca de color azul (y con cruces) y el derecho con color rojo
(y con círculos). La conducción aérea se escribe con línea continua y la ósea con línea punteada.
En caso que se requiera enmascarar; los umbrales derechos son triángulos rojos y los umbrales
izquierdos son cubos azules para la vía aérea. Los umbrales óseos enmascarados son corchetes
azules o rojos según el lado, y también se unen con línea punteada. Es habitual que el gráfico
del audiograma lleve impresa una zona sombreada llamada "banano del lenguaje". Esta zona
corresponde a la zona útil en frecuencia e intensidad de audición del lenguaje (espectro
conversacional aproximadamente a dos metros de distancia).
Los audiómetros están calibrados en relación a un standard de referencia, el cual también debe
estar descrito (Ej. ANSI 1969). El 0 del audiómetro es un promedio y no un cero matemático. La
audición normal es entre -5 y 20 dB.
En pérdidas neurosensoriales los umbrales de ambas curvas (aérea y ósea) están aumentados y
las curvas son iguales. Figura 2. Si un oído tiene una pérdida severa de audición neurosensorial
y se le pone un tono de 50 dB; 50 dB son lo suficientemente intensos como para ser llevados por
conducción ósea (por los huesos del cráneo) al oído opuesto, teniendo el paciente la sensación
que escucha. Esto daría un audiograma falseado. Por lo tanto, se usa en estos casos sonido (en
el oído opuesto al que se está examinando) para "enmascarar" este efecto. Esta técnica se llama
enmascaramiento y está descrita en detalle en las referencias. Se menciona aquí como concepto
que cuando exista una diferencia de audición (neurosensorial o conductiva) entre ambos oídos
de 40 dB o más debe usarse enmascaramiento.
En pérdidas mixtas, los umbrales de ambas curvas están aumentados, pero los de conducción
aérea están más altos.
-5 - 20 dB audición normal
20 - 40 dB hipoacusia leve
40 - 70 dB hipoacusia moderada
70 - 90 dB hipoacusia severa
90 y más hipoacusia profunda
Evaluaciones especiales
Para la audiometría clásica se usan frecuencias de hasta 8000 Hertz. En la de alta frecuencia se
usan hasta 12000 ó 16000 Hertz. Es útil para detección precoz en pacientes tratados con
medicamentos ototóxicos, sin embargo, para ello también son útiles las emisiones otoacústicas
Medicamentos ototoxicos
Se entiende por otoxicidad el efecto nocivo que determinadas substancias ejercen sobre el oído.
Desde hace siglos se sabe que ciertos productos son lesivos para el oído; estas substancias han
aumentado tanto en número como en acción patogénica debido a la aparición de nuevas drogas
tanto para el uso farmacológico como para otros fines. Merece especial mención el apartado de
los antibióticos aminoglucósidos, ampliamente utilizados en la clínica diaria.
Los ototóxicos producen síntomas cocleares (hipoacusia neurosensorial, acúfenos) y
vestibulares (vértigo, inestabilidad). Ambos tipos de síntomas pueden aparecer asociados o no,
dando lugar a síndromes cocleares, vestibulares o cocleovestibulares.
Los síntomas pueden ser de aparición brusca, relacionados con la inyección, ingesta o inhalación
del producto, o progresar de forma lenta e insidiosa, incluso después de suprimida la
administración del producto. En general existe una relación directa entre la dosis administrada
y la gravedad de la lesión otológica.
Emisiones otoacústicas
La prueba de emisiones otoacústicas (EOA) evalúa la respuesta del oído interno al sonido. Como
esta prueba no se basa en el comportamiento de respuesta de una persona, esta puede estar
profundamente dormida durante el procedimiento.
Esta técnica se usa para niños entre los 6 meses y 2 años. Se condiciona al niño a girar la cabeza
al escuchar sonidos, reforzando la respuesta visualmente. Se escoge generalmente un juguete
iluminado como puede ser un animalito que se mueva y se ilumine junto con la presentación del
sonido.
Audiometría de juego. Esta técnica se usa en niños de 2 a 4 años (cuando no se puede hacer una
audiometría standard). Se le enseña al niño a colocar un objeto (como un cubo en una caja)
cuando escucha un tono. A veces se requieren varias sesiones.
Los tonos puros evalúan umbrales (intensidad mínima a la cual se escucha) y dan información
en cuanto al tipo y grado de pérdida auditiva.
Logoaudiometría evalúa audición y comprensión del lenguaje. Se hace con conducción aérea.
El propósito del test de umbral de recepción de lenguaje es determinar el umbral al cual una
persona identifica correctamente el 50% de una lista de palabras. Este test se correlaciona con
los tono puros de 500 1000 y 2000 Hertz y sirve para saber si el paciente escucha la palabras.
Una vez determinado que si las escucha, se hace el test de reconocimiento de palabras para ver
si discrimina correctamente las palabras y los sonidos de los cuales ésta se compone. Las listas
de palabras son standard, con palabras familiares para el paciente y que posean una buena
diferenciación fonética (Eg. Casa, vaso, perro, silla, etc), es decir, que sean fonéticamente
balanceadas y representen lo mejor posible el espectro del lenguaje. El resultado se expresa en
porcentaje de palabras reconocidas correctamente.
Se hace una audiometría con tonos (o palabras) en una cámara silente, pero sin tonos. El sonido
es escuchado por ambos oídos. Este tipo de examen se utiliza en niños y adultos. Puede usarse
en audiometría con reforzamiento visual y audiometría de juego en niños que no aceptan el uso
de tonos. Es también el examen determinante para medir audición con audífonos (medición de
la ganancia funcional del audífono o del implante coclear).
Procedimiento de la Adiometría
La primera es una mera observación para tantear el estado del paciente. Se le realizan
varias preguntas relacionadas con su estado de salud para saber su reacción acústica
ante determinadas situaciones del día a día. Después hay una breve observación con un
otoscopio en el interior del conducto auditivo y en el tímpano.
Posteriormente se busca delimitar la transmisión del sonido; para ello hay que analizar
la conducción aérea para saber si el sonido fluye y se transmite con total normalidad.
Este paso se consigue colocando un casco especial, primero en una oreja y después en
la otra, ya que cada oído puede tener unas características diferentes.
Por último, hay que valorar el funcionamiento del sistema nervioso. Para ello se colocan
unos cascos en la parte trasera de cada oreja y apoyados en el hueso. Este último paso
estudia la conducción ósea, ya que quizá el problema resida en la capacidad de
entendimiento de los sonidos.
Ventajas de la Audiometría
La audiometría consigue un diagnóstico exhaustivo, puesto que realiza una prueba detallada e
independiente tanto en el oído izquierdo como en el oído derecho. Además, en cada una de esas
pruebas se mide la cantidad de vibraciones basándose en diversas bandas de espectro audible.
En otras palabras, con una audiometría se puede analizar con detalle el grado de comprensión
de todo tipo de sonidos: más agudos, más graves, más altos, más bajos.
La Audiometría está especialmente recomendada para pacientes que noten una pérdida
auditiva. Es decir, aquellos pacientes que no escuchen determinados sonidos. Lo ideal sería
realizarlo al inicio de la merma acústica, puesto que esto permitiría detectar el problema a
tiempo; por ese motivo, también es muy aconsejable que cualquier paciente se someta a este
tipo de pruebas incluso en un análisis rutinario y sin necesidad de creer sufrir una patología.