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FALLOS DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO:

Ekmekdjian c/ Sofovich

Hechos:
Este fallo adquirió gran importancia debido a que la Corte resolvió de manera contraria a como había resuelto en la
causa Ekmekdjian vs Neustadt.
El sábado 11 de junio de 1988 el señor Dalmiro Sáenz expresó algunas frases involucrando a Jesucristo y la Virgen
María
Miguel Ekmekdjian al sentirse “profundamente lesionado en sus sentimientos religiosos” por dichas frases dedujo una
acción de amparo dirigida al conductor del ciclo –Gerardo Sofovich- para que en el mismo programa diera lectura a una
carta documento que contestaba a los supuestos agravios vertidos por Dalmiro Sáenz.
Ante la negativa del conductor del programa de leer la carta documento, el accionante inició un juicio de amparo fundado
en el derecho de réplica basándose para ello en el artículo 33 de la CN y en el 14 del Pacto de San José de Costa Rica.
Art. 33 CN (derechos y garantías implícitos): “Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no
serán entendidas como negación de otros derechos y garantías no enunciados...”
Art. 14 P SJ de CR (derecho de rectificación o respuesta): “Toda persona afectada por informaciones inexactas o
agraviantes emitidas en su perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y que se dirijan al público
en general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano de difusión su rectificación o respuesta en las condiciones que
establezca la ley”.

Resolución:
Cómo se llegó a la Corte Suprema:
En primera instancia el juez rechazó la demanda con los mismos argumentos empleados por la Corte al resolver en la
causa Ekmekdjian vs Neustadt: “no tiene lugar el derecho de réplica por no haber mediado una afectación a la
personalidad” y “el derecho de réplica no puede considerarse derecho positivo interno porque no ha sido aún
reglamentado”
La Cámara de Apelaciones resolvió igual que el juez de primera instancia con los mismos argumentos.
Como consecuencia el actor dedujo recurso extraordinario ante la Cámara pero no le fue concedido. Esto motivó que
Ekmekdjian presentara una queja por denegación de Recurso Extraordinario ante la CSJN.

Corte Suprema de Justicia de la Nación:


1. Hace lugar a la queja declarando procedente el recurso extraordinario:
Debido a que la Cámara de Apelaciones rechazó el recurso deducido por el actor, el primer tema que debía resolver la
Corte era: ¿le compete a la CSJN pronunciarse sobre esta cuestión?
Ante este interrogante la Corte resolvió que debía pronunciarse por tratarse de una cuestión Federal en cuanto se
cuestionan cláusulas de la Constitución (art. 33) y del Pacto de San José de Costa Rica (art. 14)
2. El derecho de replica integra nuestro ordenamiento jurídico.
En cuanto a este punto, el Supremo Tribunal resuelve de manera opuesta a como lo había hecho años atrás en la causa
Ekmekdjian vs Naustadt.
La Corte interpretó que al expresar el Pacto de San José (art. 14): “en las condiciones que establece la ley” se refiere a
cuestiones tales como el espacio en que se debe responder o en que lapso de tiempo puede ejercerse el derecho; y no
como se consideró en el caso antes mencionado, en que el a quo interpretó que esa frase se refería a la necesidad de
que se dictara una ley que estableciera que el derecho de réplica fuera considerado derecho positivo interno.
“Por lo tanto, el derecho de réplica existe e integra nuestro ordenamiento jurídico sin necesidad de que se dicte ninguna
ley”.
Para ello la Corte se basó en el art. 31 de la CN y en lo establecido por la Convención de Viena sobre el derecho de los
tratados –donde se confiere primacía al derecho internacional sobre el derecho interno-.
Art. 31 CN (supremacía de la Constitución, leyes nacionales y tratados internacionales): “Esta Constitución, las leyes de
la NAción que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son la ley
suprema de la Nación...”

Importante: la razón principal para que la Corte Suprema haya resuelto de manera diferente a como lo había hecho en el
caso Ekmekdjian vs Neustadt hay que buscarla en la diferente interpretación que se le dio a la frase “en las condiciones
que establece la ley” en ambos casos.

3. El actor está legitimado para actuar por verse afectado profundamente en sus sentimientos religiosos
“El Sr. DAlmiro Sáenz interfirió en el ámbito privado del Sr. Ekmkdjian conmoviendo sus convicciones más profundas, lo
que implica un verdadero agravio a un derecho subjetivo”.
En consecuencia la Corte resolvió hacer lugar al derecho de réplica ordenando la aclaración inmediata y gratuita en el
mismo medio.
“se condena al demandado, señor Gerardo Sovfovich, a dar lectura a la carta documento en la primera de las audiciones
que conduzca el demandado”

Disidencia: Petracchi; Moline O’ Connor; Levene; Belluscio


Hacen lugar a la queja, declaran admisible el recurso extraordinario y confirman la sentencia apelada.

Consecuencias:
w queda implementado el derecho de réplica sin necesidad de una ley que lo autorice
w se evitan abusos de la libertad de expresión
w se reconoce prioridad al derecho internacional sobre el derecho interno
w se establece que “las garantías individuales existen y protegen a los individuos” (protección de las garantías
constitucionales).

Martin & Cía. Ltda. c/ Administración General de Puertos


Sentenciado por la CSJN el 6 de noviembre de 1963

Antecedentes del caso:


La actora (demandante), Yerbatera Martin, importa en el año 1955 productos provenientes de Brasil.

Al arribar estos productos al puerto de Rosario se encuentra con que tiene que pagar una “sobretasa” impositiva, por la
introducción de los mismos, enconcepto de eslingaje, guincho y almacenaje, en virtud establecido por elestado argentino
en el decreto ley 6575/58.

Este decreto- ley 6575/58 modificaba un tratado de Comercio y Navegación entre Argentina y Brasil firmado en el año
1940, que eximía del pago de estas sobretasas impositivas.

La Yerbatera Martin paga la sobretasa, e inicia una demanda solicitando a laAdministración General de Puertos, que le
“devuelva” lo que a criterio de la empresa Martin había pagado de más.

En el fallo de primera instancia y luego en la Cámara de Apelaciones le dan la razón a la empresa Martin, sosteniendo
que según el Artículo 31 de la Constitución Nacional, los tratados son ley suprema de la Nación y que la voluntad de las
partes en el tratado debe ser respetada sobre las disposiciones contenidas en un decreto posterior.

Decisión de la Corte.
Rechaza el planteo de la empresa Martin, en amparo de los siguientes fundamentos. Dice nuestro máximo Tribunal que:

- “ni el Artículo 31 ni el Artículo 100 de la Constitución Nacional (ahora Artículo116) atribuyen prelación o superioridad a
los tratados con las potencias extranjeras respecto de las leyes válidamente dictadas por el Congreso de la Nación.
Ambos -leyes y tratados- son igualmente calificados como "ley suprema de la Nación", y no existe fundamento normativo
para acordar prioridad de rango a ninguno”.

Que siendo leyes y tratados iguales en el ordenamiento jurídico, rige el principio de que los posteriores derogan a los
anteriores. También así lo sientan la doctrina y la jurisprudencia norteamericanas.

- Que resultando el decreto-ley 6575/58 posterior al tratado internacional, cuyos contenidos modifica, corresponde
su aplicación.

LAS PERSONAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL

CASO FOLKE BERNADOTTE

HECHOS

En la tercera A.G. el Secretario General llamó la atención de ese órgano sobre los numerosos perjuicios sufridos por las
Comisiones de N.U. que actuaban en Palestina, incluyendo el asesinato del Mediador de las N.U. conde Folke
Bernardotte y su asistente, el coronel Serot, de nacionalidad francesa.
La organización debió hacer frente a cuantiosas indemnizaciones, debidas a las víctimas de los perjuicios, o a sus
derecho habientes. Se planteaba el problema de saber si las N.U. podrían reclamar reparación al Gobierno responsable
de los perjuicios. El 3 de Diciembre de 1948 la A.G. adoptó una Resolución solicitando una opinión consultiva a la Corte.

CUESTIONES

La Resolución de la A.G. planteó a la Corte las siguientes:


1) En caso que un agente de las N.U. sufra, en ejercicio de sus funciones, un perjuicio en circunstancias
que impliquen la responsabilidad de un Estado, ¿posee la O.N.U. la capacidad para presentar contra el gobierno de iure
o de facto responsable una reclamación internacional a fin de obtener la reparación de los perjuicios causados: a) a las
N.U.; b) a la víctima o a sus derecho habientes?
2) Si la respuesta al punto 1, b) fuera afirmativa, ¿Cómo se conciliaría la acción de las N.U. con los
derechos que pudiera poseer el Estado del cual fuera nacional la víctima del perjuicio?

OPINION CONSULTIVA

Conviene comenzar por precisar qué significa la expresión “capacidad para presentar ... una reclamación internacional” y
si la Organización posee esa facultad.

Esa capacidad corresponde sin duda a los Estados. Pero las N.U. ¿tienen una naturaleza que les permita presentar una
reclamación internacional? Para responder esta pregunta es necesario determinar si la Carta otorgó a la Organización
una capacidad tal como para premitirle, frente a sus Miembros, hacer respetar sus derechos. En otras palabras, ¿posee
la Organización personalidad internacional?

El desarrollo del derecho internacional ha sido influido por las exigencias de la vida internacional, y el acrecentamiento
progresivo de las actividades colectivas de los Estados hizo surgir ejemplos de acciones ejercidas en el plano
internacional por entidades que no son Estados.

Ese desarrollo condujo en 1945 a la creación de una organización internacional, cuyos principios y fines se enuncian en
la Carta de las Naciones Unidas. Para alcanzar esos fines es indispensable que las N.U. posean personalidad
internacional.

En opinión de la Corte, las N.U. están destinadas a ejercer funciones y gozar de derechos que no podrían explicarse si
no poseyeran personalidad internacional. Debe admitirse que sus Miembros, al asignarle ciertas funciones, con los
deberes y responsabilidades ajenas, la han dotado de la competencia necesaria para permitirle cumplir sus funciones.

En consecuencia, la Corte llega a la conclusión que las N.U. son una persona internacional. Esto no equivale a decir que
la Organización sea un Estado, y menos que sea un “super Estado”. Significa que la Organización es un sujeto de
derecho internacional y que tiene la capacidad de ser titular de derechos y deberes internacionales, y que tiene,
consecuentemente, la capacidad de hacer prevalecer sus derechos mediante reclamaciones internacionales.

Debe examinarse ahora la cuestión acerca de si las N.U. poseen el derecho de presentar reclamaciones internacionales
de la naturaleza de las indicadas en la presente consulta. Mientras un Estado posee en su totalidad los derechos y
deberes de la Organización dependen de los fines y funciones enunciados por su acto constitutivo, y desarrollados en la
práctica. La Corte estima que los Miembros han conferido a la Organización la capacidad para presentar las
reclamaciones necesarias para el ejercicio de sus funciones.

En cuanto a la cuestión planteada como 1,a), no cabe duda que la Organización posee capacidad para presentar una
reclamación internacional contra uno de sus Miembros que le haya causado un perjuicio, por faltar a sus obligaciones
internacionales hacia la Organización.

La cuestión 1,b) ya ha sido resuelta afirmativamente al responder al punto anterior. Solo queda por examinar si la
Organización , al presentar la reclamación, puede obtener la reparación de los perjuicios causados a la víctima.

La regla tradicional establece que el Estado nacional ejerce la protección diplomática. Pero existen excepciones, ya que
se dan casos en que un Estado protege a personas que no poseen su nacionalidad.

La corte se enfrenta entonces con una situación nueva, ya que no existiendo nacionalidad habría que asimilar a ésta el
vínculo jurídico que, según el art. 100 de la Carta, existe entre la Organización y el Secretario General y el personal de la
Secretaría General.

En tal caso habrá que investigar si las disposiciones de la Carta implican, para la Organización, la facultad de asegurar a
sus agentes la protección consistente en presentar demandas en su beneficio.

Según el derecho internacional, debe considerarse que la Organización posee tales facultades, aunque no estén
expresamente enunciadas en la Carta. Han sido, por consecuencia necesaria, conferidas a la Organización, como
esenciales para el ejercicio de sus funciones.
En cumplimiento de las funciones propias de la Organización, ésta debe enviar agentes a misiones importantes y en
lugares convulsionados. Debe darse adecuada protección a los agentes a fin que puedan desempeñar
satisfactoriamente sus obligaciones, y para ello debe contar con la protección de la Organización. Es esencial que el
agente no requiera contar con otra protección, como sería la del Estado de su nacionalidad, ya que ello comprometería
su independencia, contrariando el principio del art. 100 de la Carta.

Por ello, la Corte estima que la Organización posee un derecho incontestable para exigir que sus Miembros cumplan sus
obligaciones, y en caso de faltar a éstas, la Organización posee la capacidad de demandar una reparación apropiada y,
al evaluar su monto, la organización puede hacer figurar el perjuicio sufrido por la víctima o sus derechohabientes.

Resta por examinar si la Organización posee capacidad para presentar una reclamación internacional contra un gobierno
de iure o de facto responsable que no sea Miembro de la Organización.

La Corte ha dado respuesta afirmativa cuando el Estado demandado es Miembro de la Organización.

En este sentido, la Corte considera que cincuenta Estados, que representan una gran mayoría de los miembros de la
comunidad internacional, poseen el poder, según el derecho internacional, de crear una entidad que posee personalidad
internacional objetiva – y no una personalidad reconocida exclusivamente por ellos – así como la capacidad de presentar
reclamaciones internacionales. En consecuencia, la Corte llega a la conclusión que debe responderse afirmativamente a
la cuestión 1, a) y b), sea que el demandado sea o no Miembro de las Naciones Unidas.

Segunda cuestión. Se requiere la opinión de la Corte para el caso de concurrencia de la protección diplomática del
Estado del que sea nacional la víctima y la protección funcional de la Organización.

En tal caso, no existe regla jurídica que atribuya prioridad a una u otra protección, o que obligue al Estado o a la
Organización a abstenerse de presentar reclamación.

La Corte no encuentra razón para que, en ese caso, las partes interesadas no puedan hallar una solución inspirada en la
buena voluntad y el buen sentido.

Por ello,
La Corte
Es de opinión sobre la cuestión 1,a)
1) por unanimidad
que en caso que un agente de N.U., en ejercicio de sus funciones, sufra un perjuicio en condiciones que impliquen la
responsabilidad de un Estado Miembro, la Organización posee capacidad para presentar una reclamación internacional
contra el Gobierno de iure o de facto responsable, a fin de obtener la reparación de los perjuicios causados a las N.U.

2) por unanimidad
que en caso que un agente de N.U., en ejercicio de sus funciones, sufra un perjuicio en condiciones que impliquen la
responsabilidad de un Estado que no sea Miembro de la Organización, ésta posee capacidad para presentar una
reclamación contra el gobierno de iure o de facto responsable, a fin de obtener la reparación de los perjuicios causados a
las N.U.

Sobre la cuestión 1, b)
1) por 11 votos contra 4
que en caso que un agente de N.U. en ejercicio de sus funciones sufra un perjuicio en condiciones que impliquen la
responsabilidad de un Estado Miembro, o no Miembro de la Organización, ésta posee capacidad para presentar una
reclamación internacional contra el gobierno de iure o de facto responsable, a fin de obtener la reparación del perjuicio
causado a la víctima o a sus derechohabientes.

Sobre la cuestión 2
Por 10 votos contra 5
Cuando las N.U. presentan una reclamación a fin de obtener la reparación de perjuicios causados a uno de sus agentes,
sólo pueden hacerlo basando su reclamo sobre un incumplimiento de una obligación hacia ella; el respeto de esta regla
tendrá generalmente por consecuencia prevenir un conflicto entre la acción de la Organización y los derechos que
pudiera poseer el Estado del que fuera nacional la víctima del perjuicio y de esa manera asegurar la conciliación de las
reclamaciones; esta conciliación dependerá de consideraciones propias de cada caso particular y de acuerdos a concluir
entre la Organización y los diversos Estados, sea en general, sea en cada caso especial.

EL ESTADO. TERRITORIO Y MODOS DE ADQUISICION:

ISAS DE PALMAS

Hechos: se inicia un litigio entre Estados Unidos de América y los Países Bajos, cuyo objeto era la soberanía sobre la
isla de Palmas, que está situada en el área del archipiélago filipino. Éste había sido cedido a los Estados Unidos (EEUU)
por España mediante el Tratado de París de 1898, que puso fin a la guerra hispano-estadounidense. El litigio surge tras
la visita que en 1906 realizó el general americano Wood a la isla de Palmas y su informe presentado a la Secretaría
militar del Ejército de los EEUU, en virtud del cual establece que la isla era reclamada por los Países Bajos. Planteada la
controversia, las partes decidieron que el caso debería ser sometido a uno de los medios pacíficos de resolución de
controversias, por lo que acordaron recurrir a la Corte Permanente de Arbitraje de la Haya, a la que se sometieron por
compromiso el 23 de enero de 1925. El diferendo quedo a cargo del jurista suizo Max Huber, quien dictó el laudo en abril
de 1928.

Compromiso arbitral
Conforme a la convención suscripta por EEUU y los Países Bajos (compromiso arbitral), la cuestión que las partes
acordaron someter a arbitraje fue determinar si la isla de Palmas en su integridad formaba parte del territorio holandés o
del territorio perteneciente a los EEUU. Esto es: adoptaron la postura de que para los fines del arbitraje la isla en
cuestión sólo puede pertenecer a una u otra de ellas.

Cuestiones
¿Qué criterio o principio debe seguirse para definir cuál es el Estado que posee soberanía sobre determinado espacio
territorial?

Argumentos de las partes


-EEUU fundaba su derecho a la soberanía sobre la isla, en la trasferencia del archipiélago filipino que en su favor había
realizado España, en el Tratado de París. Asimismo, apuntalaba su postura con otros dos argumentos: a) el
descubrimiento de la isla por parte de España y b) el principio de continuidad (o contigüidad) del territorio.
-Los Países Bajos fundan, por el contrario, su reclamación de soberanía esencialmente en el título del continuo y pacífico
ejercicio de la autoridad del Estado sobre la isla.

Fallo
La isla de Palmas forma parte en su totalidad del territorio de los Países Bajos.

Doctrina
-En primer lugar el árbitro Max Huber, realiza una serie de consideraciones sobre lo que la soberanía significa en
relación con el territorio. Así, dirá que ella es la condición jurídicamente necesaria para que una parte de la superficie
terrestre pueda ser atribuida al territorio de un determinado Estado. Asimismo, en las relaciones interestatales la
soberanía equivale a independencia, es decir, el derecho a ejercer en un territorio las funciones estatales, con exclusión
de cualquier otro Estado. La soberanía otorga competencia exclusiva a un Estado respecto de su propio territorio.

-En caso de controversia referente a la soberanía sobre un territorio, es costumbre examinar cuál de los dos Estados que
reclaman dicha soberanía posee un título (cesión, conquista, ocupación, etc.) mejor (o superior) al que presenta el otro
Estado. Pero si la controversia se basa en el hecho de que la otra parte ha ejercido efectivamente la soberanía, no
alcanza con determinar el título por el que la soberanía fue válidamente adquirida en un momento determinado. También
debe demostrarse que dicha soberanía territorial ha continuado existiendo y que existe al momento decisivo para la
solución de la controversia. Esta demostración consiste en el ejercicio efectivo de las actividades estatales propias del
soberano territorial.

-El principio de efectividad es el elemento esencial para la adquisición de la titularidad de la soberanía, así como también
para su mantenimiento o continuación. Tal es así, que la práctica reconoce que el ejercicio continuo y pacífico de
soberanía territorial es tan eficaz como un título. Conforme al derecho internacional actual, los títulos de adquisición de la
soberanía territorial se basan en este criterio de efectividad (aprehensión: ocupación o conquista; cesión; accesión).

-De esta manera, la soberanía no se limita a un aspecto negativo. Si bien, de un lado, implica el derecho de ejercitar en
forma exclusiva las actividades propias de los Estados, por el otro, tiene como contrapartida un deber: la obligación de
proteger dentro de su propio territorio los derechos de los demás Estados, juntamente con los derechos que cada Estado
puede reclamar para aquellos de sus nacionales que se hallen en territorio extranjero (protección diplomática). Podemos
afirmar así que, en el derecho internacional, no existe un derecho de soberanía territorial en términos abstractos.

-En relación al argumento presentado por EEUU para fundar su soberanía, el árbitro entendió que tenía que establecer
en primer lugar, si España al momento de celebrar el Tratado de París, ejercía soberanía sobre la isla de Palmas. En tal
sentido, analizó los otros dos pilares del argumento de EEUU.

-En cuanto al descubrimiento de la isla por parte de España, el árbitro realiza la siguiente observación: un hecho jurídico
deber ser apreciado a la luz del derecho contemporáneo suyo y no a la luz del derecho vigente en el tiempo en que
surge. Por tanto, así como la creación de un derecho está sometida al derecho en vigor de una época, la existencia de
ese derecho, es decir, su manifestación continua, debe seguir las condiciones requeridas para la evolución del derecho.
El árbitro observa que en el siglo XIX prevalece en el derecho internacional el principio de efectividad en materia de
constitución y mantenimiento de soberanía territorial. En la época actual, el descubrimiento sólo otorga un derecho
imperfecto, que deberá ser completado con actos de ocupación posteriores, dentro de un plazo razonable. En el
presente caso no se consideró acreditado ningún acto de ocupación por parte del Estado español.

-Y aún en el caso de que España haya podido transmitir ese derecho imperfecto que el descubrimiento le otorgaba, ese
título no puede prevalecer sobre el ejercicio continuo y pacífico de actos de soberanía, ya que tal ejercicio de autoridad
puede aún prevalecer sobre un título definitivo o completo anterior, presentado por otro Estado.
-Finalmente, EEUU alegó el principio de continuidad del territorio, entendiendo que la isla de Palmas estaba bajo a
soberanía española, porque geográficamente es parte del archipiélago de las Filipinas (espacio territorial cedido por
España a EEUU). Al respecto, el árbitro consideró que era imposible establecer la existencia de una regla de derecho
internacional por la cual las islas situadas fuera de las aguas territoriales, pertenezcan a un Estado por el simple hecho
de que su territorio constituye la tierra firme, el continente más cercano o isla de tamaño considerable. Con lo cual, este
argumento también es desechado.

-Los Países bajos, por su parte, fundan su reclamo de soberanía en el título del continuo y pacífico ejercicio de la
autoridad del Estado sobre la isla. El argumento neerlandés sostiene que la Compañía de las Indias Orientales
estableció la soberanía holandesa sobre la isla de Palmas desde el siglo XVII por medio de acuerdos con reyezuelos
(indígenas) y que dicha soberanía se ha venido ejerciendo durante los dos últimos siglos. A estas compañías formadas
por individuos y dedicadas a fines económicos se les concedieron, por aquellos Estados de quienes dependían,
facultades de derecho público para la adquisición y administración de colonias. La Compañía Holandesa de las Islas
Orientales es una de las mejor conocidas. La prueba documental aportada, lleva a la conclusión de que la isla de
Palmas estaba bajo el señorío de esta Compañía y por ello, de los Países Bajos.

-En el proceso arbitral quedó demostrado que el Estado neerlandés venía ejerciendo de manera continua y pacífica la
soberanía sobre dicho territorio y bien es sabido que, en el derecho internacional actual, este título prevalece sobre un
título de adquisición de soberanía no seguido por el ejercicio efectivo de autoridad estatal.

INMUNIDAD DE JURISDICCION

Caso "Manauta c/embajada de la Federación Rusa (1994) Inmunidad de Estados extranjeros.

Manauta y otros demandaron a la Embajada Rusa los daños y perjuicios que les habría irrogado el incumplimiento de las
obligaciones en materia de aportes previsionales, sindicales y asignaciones familiares, a cargo d la demandada.

En Primera Instancia, basándose en el decreto-ley 1285/58, se sostuvo que no se daría curso a una demanda contra
un Estado extranjero, sin que previamente éste diera su consentimiento para ser sometido a juicio. En consecuencia, el
Tribunal pidió el consentimiento, pero el Gobierno de Rusia no contestó, entendiendo el magistrado este silencio como
una negativa tácita a someterse a la jurisdicción, con lo que siguiendo la postura de la inmunidad absoluta, decidió
reconocer la inmunidad de la Embajada y declarase incompetente para entender en el asunto.

Manauta apeló, la Cámara confirmó el pronunciamiento de primera instancia que consideraba que la justicia federal era
incompetente, por lo que interpuso recurso extraordinario, el cual le fue concedida.

La Corte Suprema hizo lugar al pedido de Manauta basándose en ciertos puntos:


a) No intervención: un Estado no puede intervenir en asuntos internos de otro
b) Teoría restringida de la inmunidad de Estados extranjeros: para que un Estado tenga inmunidad frente a otro,
el demandado tuvo que haber actuado como soberano. Pero en este caso no se trataba de un acto de gobierno sino de
una obligación laboral y previsional cuyo incumplimiento daba lugar al pedido de daños y perjuicios, por tanto no
correspondía aplicar el decreto-ley 1285/58.

En sintesis: No hay inmunidad de jurisdicción ante un reclamo por incumplimiento de obligaciones laborales y
previsionales por parte de una embajada.

LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL


El gobierno alemán demanda al gobierno polaco, por el perjuicio sufrido por las sociedades anónimas Oberschlesische y
Bayerische, debido a la actitud tomada por el gobierno polaco de expropiación de la fabrica.

DECISIONES DE LA CORTE
es un principio de derecho internacional, e incluso una concepcion general de derecho, que toda violacion de un
compromiso implica obligacion de reparar en forma adecuada; la reparacion debe, en la medida de lo posible, borrar
todas las consecuencias del acto ilicito y restablecer la situacion que, segun toda probabilidad, habria existido si dicho
acto no se hubiera cometido.
*La reparación como el corolario de la violación de las obligaciones.
*La obligación de reparar no es solo un principio del derecho internacional sino que, además, constituye una concepción
general del derecho.
*Además declara la ilegalidad del desposeimiento de la empresa por parte de Polonia.
Fibraca Constructora S.C.A. c. Comisión Técnica Mixta Salto Grande
Hechos: Un perito contador interpuso recurso extraordinario federal contra la decisión del Tribunal Arbitral de Salto
Grande, el cual fue rechazado en razón de la inmunidad de jurisdicción que goza la organización intergubernamental.
Contra dicho pronunciamiento, el apelante dedujo recurso de hecho ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que
fue desestimado.
Sumarios:
1. La obligación que trae aparejada la inmunidad de jurisdicción de contar con procedimientos de solución de controversias en las que
sea parte la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande -art. 4° Acuerdo de Sede- encuentra adecuada satisfacción en el tribunal arbitral
creado para tales fines, lo cual impide alegar válidamente privación de justicia ya que existe una jurisdicción internacional aceptada
por nuestro país y a la que las partes voluntariamente se sometieron.
Jurisprudencia Relacionada(*) CSJN
En “Cabrera, Washington c. Comisión Técnica Mixta de Salto Grande” -1983/12/05, LA LEY, 1984-B,206- confirmó la sentencia de
Cámara que declaró la inconstitucionalidad del art. 4° de la ley 21.756, en cuanto otorgaba inmunidad de jurisdicción al organismo
internacional, sin prever procedimientos apropiados para la solución de controversias.
2. Es improcedente el recurso extraordinario federal deducido -en el caso, por un perito contador- contra la decisión del Tribunal
Arbitral de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, pues la inmunidad de jurisdicción de que goza la citada organización
intergubernamental -art. 4° Acuerdo de Sede- impide la revisión del laudo por la Corte Suprema de Justicia de la Nación .
Jurisprudencia Relacionada(*) CSJN
En “Cabrera, Washington c. Comisión Técnica Mixta de Salto Grande” -1983/12/05, LA LEY, 1984-B,206- confirmó la sentencia de
Cámara que declaró la inconstitucionalidad del art. 4° de la ley 21.756, en cuanto otorgaba inmunidad de jurisdicción al organismo
internacional, sin prever procedimientos apropiados para la solución de controversias.

Texto Completo: Buenos Aires, julio 7 de 1993.


Considerando: 1. Que contra la decisión del Tribunal Arbitral de Salto Grande que rechazó el recurso extraordinario
deducido por el perito contador A. J. V. A., por considerar que sus decisiones son totalmente independientes de la
jurisdicción argentina, como consecuencia de la inmunidad que en esta materia goza la organización intergubernamental,
el apelante dedujo la presentación en examen.
2. Que en el art. 4° del Acuerdo de Sede, aprobado por la ley 21.756, se establece que “La Comisión, sus bienes,
documentos y haberes, en cualquier parte de la República Argentina y en poder de cualquier persona gozaran de
inmunidad contra todo procedimiento judicial o administrativo, excepto en los casos especiales en que aquélla renuncie
expresamente a esa inmunidad”. Dicho acuerdo es un tratado en los términos del art. 2°, inc. 1°, ap. a) de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados; esto es, un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido
por el derecho internacional, más allá de la denominación particular que las partes le asignaron.
3. Que la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados -aprobada por ley 19.865, ratificada por el Poder
Ejecutivo nacional el 5/12/1972 y en vigor desde el 27/01/1980- es un tratado internacional, constitucionalmente válido,
que en su art. 27 dispone: “Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del
incumplimiento de un tratado”. La necesaria aplicación de este artículo impone a los órganos del Estado Argentino -una
vez asegurados los principios de derecho público constitucionales- asignar primacía a los tratados ante un eventual
conflicto con cualquier norma interna contraria.
Esta conclusión resulta la más acorde a las presentes exigencias de cooperación, armonización e integración
internacionales que la república Argentina ha hecho propias y elimina la eventual responsabilidad del Estado por los actos
de sus órganos internos.
4. Que la doctrina que emana de Fallos 305:2150 no resulta aplicable al caso toda vez que, en dicho precedente, el
tribunal declaró la inconstitucionalidad del art. 4° de la ley 21.756 por considerar que vulneraba el derecho a la
jurisdicción amparado por nuestra Constitución Nacional en razón de que, al momento de los hechos, la organización
internacional no constaba con procedimientos apropiados para dirimir los conflictos.
Por el contrario, en el “sub examine”, la obligación que trae aparejada la inmunidad de jurisdicción de contar con
procedimientos convenientes para la solución de las controversias en las cuales sea parte la organización encuentra
adecuada satisfacción en el Tribunal Arbitral creado para tales fines. No puede, por tanto, alegarse válidamente privación
de justicia ya que existe una jurisdicción internacional aceptada por nuestro país y a la que las partes voluntariamente se
sometieron y menos aún, pretender que esta Corte, sobre la base de las argumentaciones desarrolladas por el
recurrente, revise la decisión del Tribunal Arbitral pues ello entra en contradicción con el espíritu de la norma
internacional que ambas partes acordaron. En efecto, las objeciones del apelante, que sólo están dirigidas a cuestionar la
no aplicación de determinado régimen legal al estimar su remuneración por la tarea pericial desarrollada, no pueden ser
atendidas pues su tratamiento presupone la existencia de una jurisdicción nacional.
5. Que, en consecuencia, descartada la hipótesis que justificó la solución de Fallos 305:2150 y no habiéndose impugnado
constitucionalmente ni los tratados constitutivos de la organización intergubernamental, ni el acuerdo de sede, sólo cabe
concluir que la inmunidad de jurisdicción de que goza la comisión Técnica Mixta de Salto Grande impide la revisión del
laudo por este tribunal. Por ello, se desestima la presentación efectuada. – Rodolfo C. Barra. – Augusto C. Belluscio. –
Ricardo Levene (h). – Mariano A. Cavagna Martínez. – Julio S. Nazareno. – Eduardo Moliné O’Connor.
CAFÉS LA VIRGINIA S. A. - 13/10/1994
Corte Suprema de Justicia de la Nación(CS)

HECHOS:
Una sociedad importadora-exportadora solicitó la repetición de lo pagado por derechos de importación y la devolución
de lo abonado en concepto de gravamen con destino al Fondo Nacional de Promoción de Exportaciones según Ley
23.101, por la introducción de café crudo en grano originario de Brasil. La Cámara revocó parcialmente lo resuelto por el
Tribunal Fiscal e hizo lugar a lo peticionado ordenando la devolución de lo abonado en concepto de derechos para la
mercadería mencionada con fundamento en un Acuerdo suscripto por los representantes de la República Argentina y del
Brasil. En cambio, confirmó la decisión del anterior en lo atinente al gravamen pagado con destino al Fondo aludido por
cuanto el tributo había sido ceado por una ley formal de igual jerarquía que el Tratado. Contra lo así resuelto ambas
partes se agraviaron deduciendo apelación federal. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría, ordenó la
devolución a la actora de lo abonado también en concepto de gravamen con destino al Fondo Ley 23.101.

SUMARIOS:

1. – La aplicación por los órganos del Estado argentino de una norma interna que transgrede un tratado, además de
constituir el incumplimiento de una obligación internacional, vulnera el principio de la supremacía de los tratados
internacionales sobre las leyes internas.
2. – La obligación de respetar los convenios internacionales vigentes es una directiva implícitamente contenida en toda
delegación legal, en atención a la obligación que pesa sobre los órganos del Estado argentino de evitar la transgresión de
un tratado internacional.
3. – Si bien la facultad de imponer gravámenes y contribuciones corresponde al Congreso de la Nación, y que, en virtud
de tal principio de legalidad fiscal, el poder administrador no puede recaudar ninguna contribución que no haya sido
creada por acto legislativo formal, puede aceptarse que el legislador confiera cierta autoridad al Poder Ejecutivo o a un
cuerpo administrativo para reglar pormenores de la obligación tributaria, siempre que la política legislativa haya sido
claramente establecida.
4. – La resolución del Ministerio de Economía 174/86 (Adla, XLVI-A, 92), en cuanto impuso a las importaciones de
mercaderías amparadas por instrumentos de negociación acordados en la ALADI que prevean gravámenes residuales, un
derecho de importación adicional del 10 %, constituye un acto ilegítimo de ejercicio de atribuciones fuera del marco
jurídico de la delegación, pues ésta debe ser ejercida respetando los convenios internacionales vigentes.
5. – Toda vez que la ley 23.101 (Adla, XLIV-D, 3738) no consideró explícitamente la mercadería amparada por tratados
internacionales, no es posible tomarla en cuenta como “disposición de la respectiva materia” a los efectos del art. 9, inc.
g “in fine” del Tratado de Montevideo de 1980, pues tal silencio no puede ser interpretado como una voluntad de gravar
incluso las importaciones sobre mercaderías amparadas por acuerdos internacionales en violación de éstos.
6. – El Acuerdo de Alcance Parcial de Renegociación de las Concesiones recaídas en el período 1962/1980 celebrado entre
Argentina y Brasil en el marco de la ALADI, es un tratado internacional en los términos del art. 2 de la Convención de
Viena sobre Derecho de los Tratados, pues fue celebrado por escrito entre estados y se halla regido por el derecho
internacional. Ello así, aun cuando el consentimiento del Estado argentino se haya manifestado en forma simplificada, sin
intervención previa del Congreso, pues ésta tuvo lugar con anterioridad mediante la aprobación legislativa del Tratado de
Montevideo de 1980 que permite en su art. 7 la concertación de este tipo de convenios. (Del voto del doctor Boggiano).
7. – El art. 47 del Tratado de Montevideo de 1980 no se refiere a los derechos de importación cuando alude a los tributos
u otras medidas internas. Abarca, sí, restricciones no arancelarias por medio de las cuales, indirectamente, se pudieran
afectar los acuerdos internacionales. (Del voto del doctor Boggiano).
8. – La derogación de un tratado internacional por una ley del Congreso o por cualquier otro acto interno de menor
jerarquía normativa, violenta la distribución de competencias impuesta por la Constitución Nacional, porque constituiría
un avance inconstitucional del Poder Legislativo sobre atribuciones del Poder Ejecutivo, que es quien conduce las
relaciones exteriores de la Nación. (Del voto del doctor Boggiano).
9. – El reconocimiento de un derecho en cabeza de los importadores amparados, aunque no se los mencione, por el
Acuerdo de Alcance Parcial de Renegociación de las Concesiones recaídas en el período 1962/1980, es coherente con la
finalidad de constituir un mercado común latinoamericano, pues aun cuando el juicio haya sido iniciado por una empresa
argentina y no haya participado en el mismo la República del Brasil, no cabe duda de que este país se vería
indirectamente afectado dada la repercusión que la aplicación de las normas cuestionadas tendría en el intercambio
comercial. Por ello, los particulares pueden invocar normas comunitarias ante los tribunales nacionales. (Del voto del
doctor Boggiano).
10. – El Tratado de Montevideo de 1980 importa la derogación del de 1960, pues se trata de leyes sucesivas que legislan
sobre la misma materia. Así, la redacción del art. 47 del Tratado de 1980 permite concluir que el mantenimiento del nivel
de tributos a las importaciones acordado no es una obligación imperativa, por lo cual es facultativo para los Estados
signatarios dejarlo de lado. (Del voto en disidencia del doctor Moliné O’Connor).
11. – El legislador no tiene atribución para modificar un tratado por una ley y si bien podría dictar una ley que
prescribiese disposiciones contrarias a un tratado o que hiciese imposible su cumplimiento, ese acto del órgano
legislativo comportaría una transgresión al principio de jerarquía de las normas (art. 31 C. N.) y sería un acto
constitucionalmente inválido.
12. – En atención a la imperatividad de los compromisos asumidos por nuestro país, la res. 174/86 (M. E.) entra en
abierta colisión con la norma material que surge del Tratado binacional. Es un acto ilegítimo.
13. – Ni la ley 23.101 ni el dec. 179/85 abarcan en su ámbito de aplicación material al producto negociado en el acuerdo
de alcance parcial Nº 1, por lo que el Fisco nacional debe ser condenado a restituir los importes percibidos.Ninguna
relevancia tiene el argumento del art. 665 del Cód. Aduanero, dado por la Cámara, en el sentido que no alcanza a los
tributos de afectación especial, por lo afirmado anteriormente, pues en toda delegación legal pesa la directiva de
respetar los convenios internacionales vigentes. Esta directiva pesa no sólo para el órgano legislativo sino sobre todo
órgano del Estado argentino.
14. – La aplicación por los órganos del Estado argentino de una norma interna que transgrede un tratado -además de
constituir el incumplimiento de una obligación internacional- vulnera el principio de supremacía de los tratados
internacionales sobre las leyes internas, por el art. 27 de la Convención de Viena (cfr. doctrina del fallo F.433 XXIII
“Fibraca Constructora S. C. A. c. Comisión Técnica Mixta de Salto Grande” del 7/7/93, arts. 31 y 75, inc. 22 de la C. N. Con
esta doctrina se modifica la de Fallos: 257:99 y 271:7).

Arancibia Clavel (resumen)


Al acusado Arancibia Clavel, el Tribunal Oral Federal Nº 6 lo condenó a la pena de reclusión perpetua y accesorias por
considerarlo partícipe necesario del homicidio, agravado por el uso de explosivos y por el concurso de dos o más
personas, del matrimonio Prats Cuthbert y como autor de la conducta consistente en pertenecer a una asociación ilícita
integrada por diez o más personas con una organización de tipo militar e integrada por oficiales o suboficiales de las
fuerzas armadas, quienes disponían de armas de fuego y explosivos y recibía apoyo, ayuda o dirección de funcionarios
públicos. El homicidio se cometió en la Republica Argentina por ciudadanos chilenos contra ciudadanos chilenos.
Asimismo se acredito que el condenado había formado parte de la DINA (dirección de inteligencia nacional de Chile,
facción exterior), dependiente del gobierno ya mencionado durante los años de 1974 a 1978. Dicho cuerpo constituía una
asociación ilícita integrada por más de diez miembros cuya finalidad consistía en la persecución en todo el mundo de los
opositores políticos exiliados y miembros del gobierno Chileno derrocado, también exiliados. A raíz de este fallo,
Arancibia Clavel apeló a la Cámara de Casación Penal, que casó parcialmente y sobreseyó al imputado en el delito de
asociación ilícita por prescripción del delito y por considerar igual como no probado tal asociación.
La parte querellante, en representación del gobierno de Chile, interpuso el recurso extraordinario federal por considerar
al fallo de la Cámara de Casación Penal como arbitrario, el cual fue denegado.
A raíz de la denegación del recurso extraordinario federal, la parte querellante interpuso la queja.
En consecuencia la CSJN falló argumentando que correspondía aplicar el criterio de supremacía de los tratados
internacionales y el ius gentium. Declaro procedente el recurso extraordinario, dejo sin efecto la sentencia apelada,
remitió los autos al tribunal de origen para que se falle conforme al dictamen de esta (que fue el mismo que en el tribunal
original), en la fecha del veinticuatro de agosto de 2004.
Las consecuencias que se desprenden del Fallo en cuanto a las fuentes de derecho internas y externas pesan sobre la
supremacía que tienen unas fuentes sobre otras. La C.S.J.N. en el fallo en que se juzga a Arancibia Clavel al referirse a las
imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad dice:
“Que en rigor no se trata propiamente de la vigencia retroactiva de la norma internacional convencional, toda vez que su
carácter de norma consuetudinaria de derecho internacional anterior a la ratificación de la convención de 1968 era ius
cogens, cuya función primordial "es proteger a los Estados de acuerdos concluidos en contra de algunos valores e
intereses generales de la comunidad internacional de Estados en su conjunto, para asegurar el respeto de aquellas reglas
generales de derecho cuya inobservancia puede afectar la esencia misma del sistema legal" (Fallos: 318:2148, voto de los
jueces Nazareno y Moliné O'Connor).
Desde esta perspectiva, así como es posible afirmar que la costumbre internacional ya consideraba imprescriptibles los
crímenes contra la humanidad con anterioridad a la convención, también esta costumbre era materia común del derecho
internacional con anterioridad a la incorporación de la convención al derecho interno”
Así, se puede entender que el “ius cogens” o costumbre internacional estaría incluso por encima de la Constitución
Nacional misma, toda vez que al ser ésta aceptada por el Estado Nacional, la obliga en forma automática, dejando de
aplicarse el derecho interno para pasar a aplicar el “ius cogens” internacional automáticamente, o sea, en forma
operativa, incluso antes de que se incorpore una convención al derecho interno, ya que la fuente seria la costumbre
misma.

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