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LA VISIÓN DE LA ENFERMEDAD EN LOS TIEMPOS ANTIGUOS.

El mundo antiguo consideraba la enfermedad desde un punto de vista religioso, más que en
sus causas naturales. La enfermedad del cuerpo no es sino una parte de la dolencia general
que afecta la vida del hombre en la tierra. Desde esta perspectiva, lo externo delata la
enfermedad del alma, y así la enfermedad del cuerpo tiende a mirarse tan solo como una
consecuencia necesaria del pecado. En este sentido el AT considera que la enfermedad es el
castigo de Dios por los pecados cometidos (Ex.11:4ss; Nm.12:9-13; 1 Sam.16:14; Sal.38:3-
9; Is.1:5ss; 41:5; Os.5:12ss; Eclo.38:10), cuyo origen se remonta al principio de la
desobediencia de Adán (Gn.1:27, 31; 2:7; 3:22).1

Entre los castigos con los cuales Dios amenazaba al pueblo por su infidelidad, se
encuentran las enfermedades (cf. Dt.28:21-22, 27-29,35). La enfermedad misma es prueba
de culpabilidad o pecado, el enfermo que implora de Dios la curación confiesa a la vez que
ha sido justamente castigado por sus pecados (cf. Sal 38; 41; 107:17-21).2

La enfermedad puede ser el castigo de un pecado concreto (Dt.28:58-61: 2 Sam.24:15; 2


Rey.5:27), puede provenir de las faltas de los padres (Ex.20:5), y puede también alcanzar a
los cristianos que no se juzgan a sí mismos abandonando sus desobediencias (1 Co.11:30-
32), pero el enfermo no es siempre un pecador, igual que el pecador no siempre se presenta
como un enfermo.3

Según Jesús, ni el ciego de nacimiento ni sus padres habían provocado por sus pecados esta
ceguera, que hizo manifestar la gloria de Dios (Jn.9:2-3). A Pablo le fue puesto un aguijón
en la carne, no porque hubiera pecado, sino para guardarle del orgullo debido a las
revelaciones inauditas del Señor (2 Co.12:7-9). Timoteo sufría constantemente del
estómago (1 Ti.5:23) y Trófimo fue dejado enfermo por Pablo en Mileto (2 Ti.4:20). En
otras ocasiones, la Escritura presenta a Satanás como agente que provoca ciertas
enfermedades (Job 2:6-7; Lc.13:16; Hch.10:38).4

Según la mentalidad oriental y bíblica, el perdón de los pecados tiene frecuentemente como
consecuencia la curación de las enfermedades, al desaparecer el elemento perturbador (cf.
Is.6:10; 57:18ss; Jer.3:22; 17:14; Sal.30:3; 41:5; 103:3, etc). La salud del alma se encuentra

1
ROPERO, Alfonso (edit.). Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia. Viladecavalls (Barcelona): CLIE, 2014,
p. 754.
2
ROPERO, Alfonso (edit.). Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia. Viladecavalls (Barcelona): CLIE, 2014,
p. 754.
3
ROPERO, Alfonso (edit.). Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia. Viladecavalls (Barcelona): CLIE, 2014,
p. 754.
4
ROPERO, Alfonso (edit.). Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia. Viladecavalls (Barcelona): CLIE, 2014,
p. 754.
estrechamente relacionada con la del cuerpo. Jesús dice al paralítico: «¡Mira, has sido
curado; no vuelvas a pecar!» (Jn.5:14).5

5
ROPERO, Alfonso (edit.). Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia. Viladecavalls (Barcelona): CLIE, 2014,
p. 755.

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