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DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea
Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789, es uno de los documentos
fundamentales de la Revolución francesa (1789-1799) en cuanto a definir los derechos
personales y los de la comunidad, además de los universales. Influenciada por la doctrina
de los derechos naturales, los derechos del hombre se entienden como universales.

Aun cuando establece los derechos fundamentales de los ciudadanos, franceses y de


todos los hombres sin excepción, no se refiere a la condición de las mujeres o la
esclavitud, aunque esta última seria abolida por la Convención Nacional el 4 de febrero
de 1794. Sin embargo es considerado un documento precursor de los derechos humanos
a nivel nacional e internacional. No fue hasta que Olympe de Gouges, en 1791, proclamó
la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana que las mujeres entraron en
la historia de los derechos humanos.

La Declaración fue el prefacio a la Constitución de 1791. La primera traducción americana


completa de sus 17 artículos al español es obra de Antonio Nariño, publicada en Bogotá
en 1793.

Una segunda versión ampliada, conocida como Declaración de los Derechos del Hombre
de 1793 fue aprobada posteriormente e incorporada a la Constitución francesa de 1793,
ambas de muy breve aplicación. Seguida de la Declaración de los Derechos y Deberes
del Hombre y del Ciudadano de 1795 en la Constitución de 1795 que establece el
Directorio.

En el derecho constitucional francés, la Declaración de 1789 es parte de la Constitución


francesa de 1946, que agrega los derechos sociales en su preámbulo, y de la
Constitución francesa de 1958 que conserva el preámbulo de la Constitución de 1946.

En el Juramento del Juego de Pelota el 20 de junio de 1789, los diputados franceses de


la Asamblea Nacional se habían fijado como misión principal la de dar por primera vez
una Constitución a Francia, y crearon con este fin un comité que preparase el "orden de
trabajo sobre la constitución del reino". El mismo día que la Asamblea adoptó el nombre
de Asamblea Nacional Constituyente, el 9 de julio de 1789, Mounier presentó ante la
Asamblea el informe del comité, en el que se recomendaba redactar un preámbulo que
enumerase los derechos fundamentales que la Constitución debía respetar. Se llegaron
a leer 21 proyectos de declaración, incluido uno de La Fayette, uno de Robespierre y otro
de la ciudad de París.

El 19 de agosto, la Asamblea acordó que la declaración sería debatida por los diputados
a partir del proyecto de 24 artículos propuesto por el 6º Bureau, que fue el proyecto más
votado por delante del presentado por el Abad Sieyès. Los artículos fueron debatidos,
redactados y votados uno por uno en los días siguientes (del 20 al 26 de agosto),
modificándose sustancialmente el contenido de la declaración que quedó en 17 artículos.
Se aprobó el último artículo, el 17 relativo al derecho a la propiedad, el 26 de agosto de
1789.

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La Declaración fue promulgada por patente real el 3 de noviembre de 1789, junto con
otros textos aprobados por la Asamblea Nacional desde el de 1789. Aquella noche se
había aprobado la abolición de los privilegios en los que se basaba la sociedad del
Antiguo Régimen, poniendo fin al sistema feudal.

Contenido

La declaración establece los principios de la sociedad que serán la base de la nueva


legitimidad, acabando con los principios, las instituciones y las prácticas del Antiguo
Régimen: "El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación". La
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano considera legítima la revuelta
de los diputados en contra de la monarquía absoluta, al declarar como derecho
imprescindible del hombre la "resistencia a la opresión".

La declaración tiene un alcance general y orientado hacia el futuro. Los Constituyentes


enumeran lo que no son derechos creados por los revolucionarios, sino que son derechos
constatados. Es la consecución de la filosofía del Siglo de las Luces. Los derechos
naturales e imprescriptibles del hombre, que son anteriores a los poderes establecidos y
son considerados como aplicables en cualquier lugar y cualquier época:

 la libertad.
 la propiedad.
 la seguridad.
 la resistencia a la opresión.

Muchos artículos son dedicados a la libertad:

 Artículo 1: "Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos";


 Los artículos 4 y 5 intentan definir y circunscribir la libertad. Es definida como "lo
que no perjudica a nadie" y solo la ley le puede poner límites;
 Los artículos 7, 8 y 9 precisan las características de la libertad individual:
presunción de inocencia e irretroactividad de la ley;
 Los artículos 10 y 11 se refieren a la libertad de opinión, de prensa y de conciencia.

El principio de igualdad es establecido en el artículo primero, la igualdad ante la Hacienda


Pública en el artículo 13 (en respuesta a la reivindicación más repetida en los Cuadernos
de quejas), y la igualdad frente a la ley en el artículo 6 (igualdad para acceder a los cargos
públicos solo con base en las capacidades individuales).

La propiedad es un derecho inviolable y sagrado (artículo 17). Según este artículo "Nadie
puede ser privado de ella, excepto cuando la necesidad pública, legalmente constatada,
lo exige con evidencia y con la condición de una indemnización previa y justa."

Los artículos que definen al ciudadano dentro de la organización del sistema político son
menos precisos y son condicionados por el recelo hacia el Antiguo Régimen. El artículo
6 afirma que la ley es la expresión de la voluntad general, la expresión de la soberanía y
la fuente de los poderes públicos. Según el artículo 15, los agentes públicos son
responsables de su gestión y la sociedad tiene el derecho de pedirles que rindan cuenta

2
de ella. No se mencionan sin embargo los derechos sociales, que proceden de una
definición distinta de la palabra "derecho": la Declaración determina la legitimidad de los
actos, mientras que los derechos sociales definen garantías materiales.

El artículo 16 es el precepto en el cual están consagrados los fundamentos de todo


Estado que se jacte de tener Constitución; el artículo en comento señala que un Estado
que no garantice los derechos humanos y no establezca la separación de poderes, carece
de Constitución.

Los miembros de la Asamblea Constituyente manejaban ideas generales y conceptos


teóricos, pero no definieron las condiciones concretas en las que se debía de establecer
el gobierno del pueblo, dado que se trataba de un preámbulo a una Constitución.
Plantearon principios trascendentales cuya aplicación concreta quedó definida en la
propia Constitución. Este texto servirá de base a todos los regímenes que se inscriben
dentro de una tradición republicana.

La Declaración de 1789 ha inspirado un gran número de textos similares en Europa y


América Latina. La tradición heredada de la Revolución francesa está también presente
en la Convención Europea de los Derechos Humanos, firmada en Roma el 4 de
noviembre de 1950.

CARTA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE 1948

Declaración Universal de Derechos del Hombre

Preámbulo

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el


reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos
los miembros de la familia humana;

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos del hombre han


originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha
proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo
en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de
palabra y de la libertad de creencias;

Considerando esencial que los derechos del hombre sean protegidos por un régimen de
derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión
contra la tiranía y la opresión;

Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las


naciones;

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Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe
en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos
a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio
de la libertad;

Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en


cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo
a los derechos y libertades fundamentales del hombre; y

Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor


importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso;

La Asamblea General

Proclama la presente Declaración Universal de Derechos del Hombre como ideal común
por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos
como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la
enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por
medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación
universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los
de los territorios colocados bajo su jurisdicción:

Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos
con los otros.

Artículo 2: Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o
de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición.

Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o


internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se
trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no
autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

Artículo 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su


persona.

Artículo 4: Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata


de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

Artículo 5: Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o


degradantes.

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Artículo 6: Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su
personalidad jurídica.

Artículo 7: Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual
protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación
que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

Artículo 8: Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales
nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.

Artículo 9: Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

Artículo 10: Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída
públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación
contra ella en materia penal.

Artículo 11

1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia


mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el
que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no
fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá
pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

Artículo 12: Nadie será objeto de ingerencias arbitrarias en su vida privada, su familia,
su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales ingerencias o ataques.

Artículo 13

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el


territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a
regresar a su país.

Artículo 14

1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar


de él, en cualquier país.
2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada
por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las
Naciones Unidas.

Artículo 15

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1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de
nacionalidad.

Artículo 16

1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción
alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia;
y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio
y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá
contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a
la protección de la sociedad y del Estado.

Artículo 17

1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.


2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 18: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y


de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como
la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en
público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este
derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier
medio de expresión.

Artículo 20

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.


2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

Artículo 21

1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o


por medio de representantes libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las
funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad
se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse
periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro
procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Artículo 22

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Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a
obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de
la organización y recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos,
sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Artículo 23

1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a


condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el
desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo
igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y
satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la
dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera
otros medio de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de
sus intereses.

Artículo 24: Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una
limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

Artículo 25

1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como
a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la
vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez
u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales.
Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a
igual protección social.

Artículo 26

1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al


menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción
elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser
generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función
de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos del hombre y a las libertades
fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre las
naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las
actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá
de darse a sus hijos.

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Artículo 27

1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la


comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los
beneficios que de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales
que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o
artísticas de que sea autor.

Artículo 28: Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e
internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se
hagan plenamente efectivos.

Artículo 29

1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella
puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en disfrute de sus libertades, toda persona estará
solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de
asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás,
y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar
general en una sociedad democrática.
3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición
a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Artículo 30: Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que


confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y
desarrollar actividades o a realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración.

183a. sesión plenaria,


10 de diciembre de 1948.

Derecho de petición

La Asamblea General,

Considerando que el derecho de petición es uno de los derechos esenciales del hombre,
según lo reconocen las constituciones de muchos países;

Habiendo examinado el artículo relativo a las peticiones que figura en el documento


A/C.3/306, así como las enmiendas de este artículo depositadas por Cuba y Francia,

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Decide no tomar medida alguna a este respecto durante el actual período de sesiones;
Ruega al Consejo Económico y Social se sirva invitar a la Comisión de Derechos del
Hombre a que proceda a un nuevo examen del problema de las peticiones cuando
examine el proyecto de pacto relativo a los derechos del hombre y a las medidas de
aplicación, a fin de que la Asamblea, en el curso de su próximo período ordinario de
sesiones, pueda estudiar qué medidas se deben tomar, si hay lugar a ello, respecto al
problema de las peticiones.

183a. sesión plenaria,


10 de diciembre de 1948.

Suerte de las minorías

La Asamblea General,

Considerando que las Naciones Unidas no pueden permanecer indiferentes a la suerte


de las minorías,

Considerando que es difícil adoptar una solución uniforme de esta compleja y delicada
cuestión que presenta aspectos especiales en cada Estado donde se plantea; y

Considerando el carácter universal de la Declaración de Derechos del Hombre,

Decide no tratar específicamente, en el texto de la presente Declaración, la cuestión de


las minorías;

Remite al Consejo Económico y Social los textos presentados por las delegaciones de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, de Yugoeslavia y de Dinamarca respecto a
este tema que figuran en el documento A/C.3/307/Rev.2; y pide al Consejo Económico y
Social que invite a la Comisión de Derechos del Hombre y a la Subcomisión de
Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías, a realizar un estudio a fondo
del problema de las minorías, a fin de que las Naciones Unidas puedan adoptar medidas
eficaces para la protección de las minorías étnicas, nacionales, religiosas y lingüísticas.

183a. sesión plenaria,


10 de diciembre de 1948.

Publicidad que habrá de darse a la Declaración Universal de Derechos del


Hombre

La Asamblea General,

Considerando que la adopción de la Declaración Universal de Derechos del Hombre es


un acto histórico, destinado a consolidar la paz mundial mediante la contribución de las

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Naciones Unidas a la liberación del hombre de la opresión y las restricciones injustificadas
a que con demasiada frecuencia está sometido;

Considerando que el texto de la Declaración debe tener una difusión de carácter


verdaderamente popular y universal;

1. Recomienda a los Gobiernos de los Estados Miembros que manifiesten su


fidelidad al Artículo 56 de la Carta valiéndose de todos los medios a su alcance
para publicar solemnemente el texto de la Declaración y, después, para disponer
que sea distribuído, expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros
establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de
los países o de los territorios;

2. Pide al Secretario General se sirva dar a esta Declaración una muy amplia difusión
y, a tal efecto, publicar y hacer distribuir los textos no solamente en los idiomas
oficiales, sino también, valiéndose de todos los medios de que disponga, en todos
los idiomas posibles;

3. Invita a los organismos especializados y a las organizaciones no gubernamentales


a hacer todo lo posible por poner esta Declaración en conocimiento de sus
miembros.

183a. sesión plenaria,


10 de diciembre de 1948.

Preparación de un proyecto de Pacto relativo a los Derechos del Hombre y de


medidas de aplicación

La Asamblea General,

Considerando que el plan de trabajo de la Comisión de Derechos del Hombre prevé la


elaboración de una Carta Internacional de Derechos del Hombre, que deberá comprender
una Declaración, un Pacto relativo a los derechos del hombre y medidas de aplicación;

Invita al Consejo Económico y Social a pedir a la Comisión de Derechos del Hombre se


sirva continuar dando prioridad, en su plan de trabajo, a la preparación de un proyecto de
Pacto relativo a los derechos del hombre y a la elaboración de medidas de aplicación.

183a. sesión plenaria,


10 de diciembre de 1948.

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DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, 1948

Acerca de la Declaración

En 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal


de Derechos del Hombre (Declaración Universal de Derechos Humanos), la cual
representa “un estándar común a ser alcanzado por todos los pueblos y naciones”.

¿Qué son los derechos humanos?

Los derechos humanos son “el reconocimiento de la dignidad inalienable de los seres
humanos”. Libre de discriminación, desigualdad o distinciones de cualquier índole, la
dignidad humana es universal, igual e inalienable.

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Más allá del concepto mismo, los derechos humanos son expresados y definidos en
textos legales, lo cuales buscan garantizar la dignidad de los seres humanos y hacerla
realidad.

El origen de la Declaración Universal de Derechos Humanos

La filosofía de los derechos humanos comenzó con la Ilustración. En El Contrato Social


(I,4), Rousseau buscaba “una forma de asociación … en la cual cada uno, uniéndose a
todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre como antes”.

El texto de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 está inspirado en el


texto de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.

Luego de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional decidió


bosquejar una carta de derechos que afirmara los valores defendidos en la lucha contra
el fascismo y el nazismo.

El armado de dicha carta fue confiado a un comité presidido por Eleanor Roosvelt y
compuesto por miembros de 18 países. La Carta fue redactada por el canadiense John
Peters Humphrey y revisada luego por el francés René Cassin.

El texto final es pragmático, resultado de numerosos consensos políticos, de manera tal


que pudiera ganar una amplia aprobación.

La Declaración Universal de Derechos Humanos fue adoptada por la tercera Asamblea


General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948 en París.

Ninguno de los 56 miembros de las Naciones Unidas votó en contra del texto, aunque
Sudáfrica, Arabia Saudita y la Unión Soviética se abstuvieron.

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“En medio de la Guerra Fría, y frente a una oposición creciente al colonialismo, tomó dos
décadas para que las Naciones Unidas se pusiera de acuerdo sobre cómo hacer [la
Declaración] legalmente vinculante”.

Contenido de la Declaración Universal de Derechos Humanos

La Declaración Universal de Derechos Humanos es el “estándar común a ser alcanzado


por todos los pueblos y naciones”.
La Declaración Universal de Derechos Humanos establece que “la maternidad y la
infancia tienen derechos a cuidados especiales y asistencia” y describe la familia como
“la unidad grupal natural y fundamental de la sociedad”.

Aunque los niños son rara vez mencionados en este texto, es de todas maneras un
documento significativo y su impacto en todos los seres humanos, incluyendo los niños,
es lo que hace a esta Declaración tan importante. De hecho, los derechos del niño se
basan en los derechos humanos.

La Declaración de los Derechos del Niño de 1959 remarcó esta naturaleza única de la
infancia y, por lo tanto, de la aplicación de los derechos concernientes específicamente a
la infancia.

ESTUDIOS DE LOS DERECHOS HUMANOS

DERECHOS HUMANOS: FILOSOFÍA Y DOCTRINA MORAL

Guía del Mundo

La Guía del Mundo: el mundo visto desde el Sur, publicada regularmente desde
1979 hasta 2012, fue publicada en castellano, inglés, portugués, italiano y
danés. Publicada por el Instituto del Tercer Mundo, en Montevideo- Uruguay,
comprende temas que afectan al mundo actual y brinda información completa
sobre todos los países del planeta.

La idea de Derechos Humanos deriva del concepto de “derechos naturales”, desarrollado


en los siglos XVII y XVIII, en Europa, que describe una serie de derechos inherentes a la
condición humana e independientes del reconocimiento del Estado o de cualquier
sistema de organización social o política. La doctrina moral que sustenta su validez
considera que esos derechos, de cuyo cumplimiento depende la vida digna de todos los
seres humanos, son universales y atemporales.

Hoy en día suena como una obviedad decir que todos los seres humanos tienen derecho
a la vida, la libertad y la justicia. Todo sistema político o social en el que alguno de estos
aspectos no sea respetado es visto, en el mundo moderno, como defectuoso o, al menos,
excepcional. Precisamente porque los Derechos Humanos (DDHH), dentro de los cuales
están aquellos derechos «obvios», han quedado plenamente integrados a nuestra visión
del mundo.

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Sin embargo, esto no siempre fue así. De hecho los especialistas coinciden en ubicar el
nacimiento de esta noción de «derechos humanos» en épocas muy recientes y en
Occidente (ver: Sesenta años de evolución de los Derechos Humanos). Así, la redacción
de un «canon» que listara y describiera los DDHH debió esperar hasta mediados del siglo
XX, cuando la ONU proclamó la Declaración Universal de los derechos Humanos, en
1948. Su elaboración demandó el análisis de variados sistemas éticos, morales y
religiosos que, antes que nada, unificaran los criterios sobre la condición «humana» y
sobre la dignidad de la vida de las personas.

Raíz filosófica

La base fundamental que sustentó la confección de la Declaración estuvo en el


reconocimiento de ciertos «derechos naturales» preexistentes a cualquier sistema de
derecho positivo, organización social, política o de cualquier otra índole en torno al que
se organizaran las personas. Este concepto, nacido en la mente de los filósofos empíricos
y enciclopedistas de los siglos XVII y XVIII, se transformó en el principal soporte
ideológico de los revolucionarios cambios sociales ocurridos en aquel período en Europa.

Para John Locke (1632-1704), por ejemplo, estos derechos naturales, independientes del
reconocimiento estatal y anteriores a la formación de cualquier comunidad política, fluyen
de la ley natural divina. Locke dice que el único objetivo del Estado soberano es la
provisión, promoción y protección de los derechos básicos naturales.

Immanuel Kant (1724-1804), por su parte, no veía la necesidad de una autoridad


sobrehumana para justificar el reclamo de los derechos. Para él, una comunidad
potencialmente universal de individuos racionales debían autodeterminar los principios
morales que lograran las condiciones de igualdad y autonomía. Según este imperativo,
se debe actuar conforme a una máxima que todos los individuos racionales aceptarán y
que servirá de base para el desarrollo de una vida humana digna.

El tema de la universalidad de los derechos fue ampliado por filósofos como Thomas
Paine (Derechos del Hombre, Londres, 1791-1792), John Stuart Mill y Hegel. En 1831,
William Lloyd Garrison escribió en el periódico El Libertador que trataba de reclutar a sus
lectores para «la gran causa de los derechos humanos». En 1849, Henry David Thoreau,
habló de DDHH en su tratado On the Duty of Civil Disobedience, que influyó luego en
otros pensadores.

Doctrina moral

La doctrina moral de los DDHH aspira a identificar los pre-requisitos fundamentales para
que cada ser humano acceda a una vida digna. Esta aspiración fue consagrada en varias
declaraciones y convenciones legales promulgadas durante los pasados 60 años,
comenzando por la propia Declaración de la ONU de 1948 (proclamada en respuesta a
los horrores de la Segunda Guerra Mundial como una tentativa para sentar bases para
un nuevo orden internacional), y continuó en la Convención Europea sobre Derechos
Humanos (1954) y el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Económicos
(1966).

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Sin embargo, la doctrina no aspira a ser exhaustiva: apelar a los DDHH no nos provee
una suma de moralidad per se; por ejemplo, los DDHH no nos brindan criterios para
contestar preguntas tales como si es intrínsecamente inmoral mentir, o cual debería ser
el grado de obligación moral de alguien con los amigos familiares, parejas, etc.

Según James Nickel, los DDHH son las garantías morales básicas que la gente posee
en todos los países y culturas, simplemente porque son gente. Llamar «derechos» a estas
garantías sugiere que los individuos pueden invocarlos, que poseen alta prioridad, y que
su cumplimiento es obligatorio, más que discrecional.

Los DDHH son universales en el sentido de que toda la gente debería disfrutarlos y, si
realmente son reconocidos y puestos en práctica por los sistemas legales de los países,
son independientes, pues están disponibles como normas de justificación y crítica.
Representan derechos y libertades básicas (a la vida y a la libertad, a la libertad de
pensamiento y expresión, a la igualdad ante la ley), y garantizan una vida digna,
independiente del Derecho positivo vigente, del estatus, etnia, nacionalidad, casta, raza,
pueblo, clase social o creencias religiosas.

Universalismo moral

Habitualmente se identifica a las autoridades públicas, nacionales e internacionales,


como las más aptas para asegurar estas condiciones. la doctrina de DDHH se habría
vuelto un primer anclaje para determinar las garantías morales básicas a las que todos
tenemos derecho –tanto en lo relativo a la relación con nuestros semejantes como con
instituciones que afectan nuestros intereses.

La doctrina aspira a proporcionar al orden contemporáneo –presuntamente post-


ideológico– un marco común para determinar condiciones básicas económicas, políticas
y sociales necesarias para ese mínimo de vida digna a la que tiene derecho cada
individuo.

Los orígenes y el desarrollo de la teoría de los DDHH están inextricablemente unidos al


desarrollo del universalismo moral (UM) y a la creencia de una comunidad universal moral
que comprende a todos los seres humanos; su doctrina descansa sobre un presupuesto
filosófico fundamental: existe un orden moral racionalmente identificable, cuya legitimidad
precede las eventuales condiciones sociales e históricas y se aplica a todos los seres
humanos en todas partes y en cualquier momento. El UM basa su existencia en la
identificación racional de verdades morales trans-culturales y trans-históricas y sus
orígenes –dentro de Europa– están asociados con Aristóteles y los Estoicos.

En su Ética a Nicómaco, Aristóteles expone un argumento en apoyo de la existencia de


un orden moral natural que debería proporcionar la base para todos los sistemas
verdaderamente racionales de justicia. En cuanto a la distinción entre «justicia natural» y
«justicia legal», Aristóteles define: «natural es que posee la misma validez en todas partes
y no depende de la aceptación»; el medio para determinar la forma y contenido de la
justicia natural radica en el ejercicio de la razón liberado de los efectos distorsionantes
de los prejuicios o el deseo.

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Esta idea básica fue expresada –de modo similar– por Cicerón y Séneca, quienes
argumentaron que la moralidad tiene su origen en la racional voluntad divina y en la
existencia de una ciudad cósmica desde la cual uno podría discernir una ley moral natural
cuya autoridad trasciende todos los códigos legales.

DERECHOS HUMANOS E IDEOLOGÍA

En las últimas semanas se ha discutido sobre la naturaleza de los derechos sexuales y


reproductivos y los derechos de igualdad de las mujeres, sus defensores sostienen que
los derechos humanos no tienen ideología por ser derechos (sic) o por ya estar
establecidos en la Constitución o en Convenios Internacionales de Derechos Humanos.
Me parece que aun con la buena intención que tengan quienes sostienen esa visión se
encuentran equivocados, sobre todo si creen que con desideologizar los derechos
sexuales y reproductivos pueden impulsarlos más fácilmente o vencer resistencias de
quienes se oponen a ellos, pues históricamente los derechos humanos siempre han
tenido una ideología determinada y el avance de los mismos depende de la visión
ideológica que logra imponerse en determinada etapa histórica.

Así por ejemplo fue la ideología liberal dominante en el mundo occidental a partir del siglo
XIX la que instituyó en los diferentes textos constitucionales los derechos individuales y
sus garantías, incluyendo el derecho a la vida, la integridad personal, el debido proceso,
el derecho de defensa y la libertad de expresión.

Pero fue hasta después de la Primera Guerra Mundial con la aparición de la ideología
socialdemócrata y el surgimiento de los sindicatos y partidos obreros que se pudo
avanzar al reconocimiento constitucional de los derechos económicos y sociales,
principalmente de los derechos laborales: salario mínimo, vacaciones, séptimo día de
descanso, derecho de sindicalización y huelga, etc; y no fue sino hasta después de la
Segunda Guerra Mundial cuando los mismos se establecieron en la mayoría de
Constituciones occidentales.

La segunda mitad del siglo XX demostró claramente la naturaleza ideológica de los


derechos humanos, cuando la mayoría de países aliados a Estados Unidos impulsaba la
aprobación del pacto de derechos civiles y políticos, mientras que la mayoría de países
cercanos a la Unión Soviética promovían el pacto de derechos económicos y sociales.

La lucha por los derechos siempre ha sido una lucha de corrientes políticas e ideológicas,
no solo en su aprobación sino también en su aplicación, y no es diferente en el caso de
los derechos sexuales y reproductivos o los llamados derechos de género, aunque no
exista una ideología de género como tal estos se encuentran inmersos dentro del discurso
de las corrientes progresistas vinculadas a la izquierda ideológica, mientras que la
mayoría de la derecha acepta el discurso e ideas conservadoras y religiosas que se
oponen a dichos derechos. Entender que la lucha por los derechos es una lucha política
hará visualizar la forma de impulsarlos, la única forma de que se aprueben derechos
sexuales y reproductivos en Guatemala es que las corrientes progresistas lleguen al
poder.

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LOS DERECHOS HUMANOS COMO PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO

Hablar de los derechos humanos como principios generales del derecho nos obliga a
establecer la relación que existe entre estos dos temas, por lo que cabe mencionar una
breve reseña acerca de estos últimos.

Con el término de "principios generales del derecho" se pretenden significar dos


aspectos: a) según la historia positiva, son los principios que están en el derecho positivo,
y b) según la filosofía ius naturalista, son los principios en los cuales tiene su origen el
ordenamiento jurídico. Así pues, el positivismo jurídico nos dice que ellos informan un
ordenamiento jurídico dado, que están expresados en las normas positivas y que son
sacados por inducción de ellas, es decir, se encontraban en el derecho romano, en el
derecho común, su pretensión es que el derecho positivo es por sí solo suficiente para
resolver todos los problemas.

En cambio, el ius naturalismo sostiene que se hace referencia a principios supra positivos,
que informan y dan fundamento al derecho positivo, según una normatividad ius
naturalista que expresa el elemento constante y permanente del derecho, es decir, el
fundamento de cada legislación positiva, y se refieren a juicios de valor inherentes a la
naturaleza del ser humano, son principios superiores que informan todo el derecho
universal. En consecuencia, la idea de principio implica la de fundamento, elemento,
origen, comienzo, causa, razón; ellos gozan de principalidad, generalidad y juricidad. Los
principios tienen un doble papel: en ellos se fundamenta el derecho positivo, y son fuente
de base técnica, pues subsidiariamente en ellos deberá apoyarse el juez para resolver el
caso ante la falta de la norma expresa o al comprobar la no aplicabilidad de las demás
que integran el ordenamiento jurídico.

Por lo tanto, los principios generales de derecho valen antes que la ley, en la ley y
después de ella; afirman y enuncian valores. Podemos decir que son aquellos juicios de
valor, anteriores a la formulación de la norma positiva, que se refieren a la conducta de
los seres humanos en su influencia intersubjetiva, que fundamentan la creación normativa
legal o consuetudinaria.

De tal suerte que los derechos humanos están insertos dentro de los principios generales
del derecho desde distintos criterios. Peces Barba refiere que los principios generales del
derecho son fuente de los derechos fundamentales, y que lo son casi siempre como
supletorios de la carencia de fuentes en este campo, como son la Constitución y las leyes
ordinarias.

Su afirmación tiene el sentido de indicar que los principios que acoge el derecho positivo
(y trae como ejemplo los valores del respeto a la dignidad humana o el principio de
libertad) sirven para dar recepción a los derechos humanos cuando faltan normas
expresas y para su inclusión en ellas.

Por el contrario, Bidart Campos dice que la filosofía y la ideología de los derechos
humanos son la fuente de dichos principios, entendiendo por fuentes aquellas que hacen

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ingresar a los principios generales el de promover, respetar y dar efectividad de los
derechos humanos.

Así pues, podemos decir que hay principios humanos que merecen respeto, tutela,
reconocimiento, promoción, vigencia y sociología, que deben considerarse hoy en día
situados dentro o formando parte de los principios generales del derecho, al menos dentro
del orbe cultural al que pertenecemos.

LA CIENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS

Un equipo de investigadores, encabezado por el Instituto de Derechos Humanos


Bartolomé de las Casas de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), recibe la primera
ayuda para investigaciones jurídicas que se concede dentro del programa Consolider-
Ingenio 2010.

“Se trata de la primera vez que un equipo, formado por investigadores pertenecientes al
ámbito jurídico, obtiene una ayuda de este tipo, normalmente dirigida a contextos
científicos alejados de las Humanidades y de las Ciencias Sociales”, comenta Rafael de
Asís, Director del Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas de la UC3M.
Este tipo de convocatorias de investigación de excelencia y situadas en la frontera del
conocimiento no suelen otorgarse a proyectos de Ciencias Jurídicas por una doble causa,
según el investigador: “por un lado, por la escasa valoración de la investigación jurídica
por parte de la comunidad científica internacional; y por otro, por la falta de adaptación
de los grupos de investigación jurídicos a los estándares científicos internacionales”,
señala, aunque parece que las cosas están cambiando.

El programa Consolider-Ingenio 2010 supone la principal vía de financiación para


proyectos de alta calidad del Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e
Innovación Tecnológica 2008-2011, del Ministerio de Ciencia e Innovación. “En este
proyecto que nos han notificado que nos han concedido participan 12 grupos de
diferentes universidades e instituciones y colaboran más de 20 colectivos y
organizaciones internacionales representativas de diferentes movimientos y sectores
profesionales, lo que para nosotros supone a la vez una gran oportunidad y un verdadero
reto”, dice Rafael de Asís.

El tiempo de los derechos

El proyecto, denominado “El tiempo de los derechos”, pretende promover acciones


estratégicas para propiciar un salto de calidad en la investigación y la formación jurídica
en Derechos Humanos. Su principal objetivo consiste en superar una serie de
deficiencias de las que adolece el estudio de los Derechos Humanos en el contexto
científico español reforzando la competitividad de los grupos, potenciando su visibilidad,
aumentando su peso específico en el panorama internacional y asegurando la adecuada
transferencia de los resultados de la investigación a los agentes e instituciones implicados
en la temática de los derechos y a la sociedad en general.

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Este programa tiene por objeto analizar desde un enfoque integral la realidad de los
Derechos Humanos en las sociedades contemporáneas identificando los principales
retos y problemas con los que se encuentran y se pueden encontrar en el futuro y
proponer posibles vías de solución que conduzcan a la consecución de un Estado de
Derecho Internacional. “Por ejemplo, realizaremos un seguimiento de la normativa
nacional y europea sobre Derechos Humanos para elaborar propuestas de políticas
públicas desde esta perspectiva”, indica Rafael de Asís, que es Catedrático de Filosofía
del Derecho en la UC3M. “Se trata – aclara - de contribuir a través de la reflexión científica
a que el siglo XXI sea, por fin, el tiempo de los derechos”.

Para la consecución de estos objetivos, se llevarán a cabo diversas acciones


estratégicas, como la creación de observatorios en la materia, el desarrollo de encuentros
científicos, la potenciación de postgrados y estructuras de investigación y docencia, el
diseño de nuevas técnicas formativas o el lanzamiento de un portal internacional de
Derechos Humanos, entre muchas otras acciones. “Existe una programación bien
definida al respecto a lo largo de los cinco años que dura el proyecto, aunque en todo
caso – indica el profesor Rafael de Asís - anualmente se hará público un informe sobre
los logros del programa”.

La investigación y formación en una materia como los Derechos Humanos presenta


tradicionalmente una serie de problemas. “Poseen implicaciones éticas, sociales y
políticas que dificultan su tratamiento científico y esta dificultad se acrecienta ante la
ausencia, hasta el momento, de un ámbito de conocimiento formalmente reconocido con
este nombre”, explica Rafael de Asís. Además, este tipo de investigación suele ser de
carácter individual y no existen criterios objetivos de evaluación de los resultados de
investigación, lo que complica comprobar la riqueza que crea el avance del saber en este
ámbito y conduce a “una insuficiente visibilidad e impacto internacional”, concluye el
investigador. “Esta situación de partida supone – añade - una desventaja inicial de la
investigación en Derechos Humanos frente a otras áreas temáticas que impide que
grupos nacionales potentes y consolidados, como los que suscriben esta solicitud,
puedan competir en términos equitativos en el Espacio Europeo de Investigación”. Con
este proyecto esperan que la situación comience a cambiar.

FUNCIONES Y ATRIBUCIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS

Funciones

El Procurador de los Derechos Humanos y sus adjuntos tienen competencia para


intervenir en casos de reclamo o queja sobre violaciones de Derechos Humanos en todo
el territorio nacional.

Tiene como funciones proteger los derechos individuales, sociales, cívicos, culturales y
políticos comprendidos en el título II de la Constitución, de manera fundamental la vida,
la libertad, la justicia, la paz, la dignidad y la igualdad de la persona humana, así como
los definidos en tratados o convenciones internacionales aceptados y ratificados por
Guatemala.

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El Procurador y sus adjuntos pueden prevenir y solicitar a quien corresponda la
suspensión y hasta la destitución de los servidores públicos o funcionarios que con su
actuación material, decisión, acuerdos, resolución o providencias menoscabe, deniegue,
obstaculice o de cualquier forma lesione el disfrute o ejercicio de los derechos, libertades
o garantías a que se refiere el artículo que precede sin prejuicio de iniciar las acciones
legales pertinentes.

También, el Procurador puede iniciar proceso en contra de cualquier persona,


funcionario, empleado público, instituciones públicas o privadas que violenten o atenten
contra los derechos humanos. Para el desempeño de sus funciones, el Procurador podrá
solicitar el auxilio y colaboración de los funcionarios, autoridades o instituciones quienes
están obligados a brindar lo requerido en forma pronta y efectiva. Además, los tribunales
deben darle prioridad a estas diligencias.

Atribuciones

Son atribuciones esenciales:

 Promover el buen funcionamiento y la agilización de la gestión administrativa


gubernamental en materia de Derechos Humanos;
 Investigar y denunciar comportamientos administrativos lesivos a los intereses de
las personas;
 Investigar toda clase de denuncias que le sean planteadas por cualquier persona,
sobre violaciones a los Derechos Humanos;
 Recomendar privada o públicamente a los funcionarios, la modificación de un
comportamiento administrativo objetado;
 Emitir censura pública por actos o comportamientos contra los derechos
institucionales;
 Promover acciones o recursos judiciales o administrativos, en los casos en que
sea procedente; y
 Las otras funciones y atribuciones que le asigne esta ley.

Otras tareas asignadas al Procurador, también conocido como Ombudsman, Magistrado


de Conciencia o Defensor del Pueblo son:

 Promover y coordinar con las dependencias responsables para que en los


programas de estudio de la educación oficial y privada, se incluya la materia
específica de los Derechos Humanos, la que deberá ser impartida en los horarios
regulares y en todos los niveles educativos.
 Desarrollar un programa permanente de actividades para que examinen aspectos
fundamentales de los derechos humanos y se realicen informes, compilaciones,
estudios, investigaciones jurídico-doctrinales, publicaciones, campañas
divulgativas y cualesquiera otras actividades de promoción, con el propósito de
hacer conciencia en los diversos sectores de la población sobre la importancia de
estos derechos.
 Establecer y mantener comunicación con las diferentes organizaciones
intergubernamentales y no gubernamentales, nacionales o extranjeras,
encargadas de la defensa y promoción de los derechos humanos.

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 Divulgar por los medios de comunicación, en el mes de enero de cada año, el
informe anual y los informes extraordinarios a que se refiere la Ley de la Comisión
de Derechos Humanos del Congreso de la República y del Procurador de los
Derechos Humanos.
 Participar en eventos internacionales en materia de Derechos Humanos.
 Recibir, analizar e investigar toda denuncia de violación de los Derechos
Humanos, que presenten en forma oral o escrita cualquier grupo, persona
individual o jurídica.
 Iniciar de oficio las investigaciones que considere necesarias en los casos que
tenga conocimiento sobre violaciones a los Derechos Humanos.
 Investigar en cualquier local o instalación, sobre indicios racionales que
constituyan violación sobre cualesquiera de los Derechos Humanos, previa orden
de juez competente. La inspección no requiere la notificación previa a los
funcionarios encargados de quien, directa o indirectamente, dependen los locales
e instalaciones.
 Exigir de particulares, funcionarios y empleados públicos de cualquier jerarquía al
presentarse a los locales o instalaciones referidos en la literal anterior, la exhibición
inmediata de toda clase de libros, documentos, expedientes, archivos, incluso los
almacenados en computadora, para lo cual se acompañará de los técnicos
necesarios; queda a salvo, lo preceptuado por los artículos 24 y 30 de la
Constitución Política de la República de Guatemala.
 Emitir resolución de censura pública contra los responsables materiales y/o
intelectuales de la violación de los Derechos Humanos, cuando el resultado de la
investigación arribe a esa conclusión.
 Organizarla Procuraduría de los Derechos Humanos y nombrar, amonestar y
remover al personal de la misma, de conformidad con el reglamento respectivo; y
 Elaborar el proyecto de presupuesto anual de la procuraduría y remitirlo a la
Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la República, para que sea
incluido en el Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado.

Otras tareas no menos importantes que tiene asignadas el Procurador son la


presentación de informes (artículo 15 Ley de la Comisión )un informe circunstanciado de
sus actividades y de la situación de los Derechos Humanos durante el año anterior, ante
el Congreso de la República, lo cual tiene que hacer en la segunda quincena del mes de
enero de cada año, por conducto de la Comisión de Derechos Humanos.

El artículo 16 de la mencionada ley también asigna una actuación especial al Procurador,


quien de oficio o a instancia de parte, actuará para que, durante el régimen de excepción,
se mantengan garantizados los derechos fundamentales cuya vigencia no hubiese sido
expresamente restringida. También la ley establece que para la eficacia y cumplimiento
de las funciones del Procurador, todos los días y horas son hábiles.

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