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La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea
Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789, es uno de los documentos
fundamentales de la Revolución francesa (1789-1799) en cuanto a definir los derechos
personales y los de la comunidad, además de los universales. Influenciada por la doctrina
de los derechos naturales, los derechos del hombre se entienden como universales.
Una segunda versión ampliada, conocida como Declaración de los Derechos del Hombre
de 1793 fue aprobada posteriormente e incorporada a la Constitución francesa de 1793,
ambas de muy breve aplicación. Seguida de la Declaración de los Derechos y Deberes
del Hombre y del Ciudadano de 1795 en la Constitución de 1795 que establece el
Directorio.
El 19 de agosto, la Asamblea acordó que la declaración sería debatida por los diputados
a partir del proyecto de 24 artículos propuesto por el 6º Bureau, que fue el proyecto más
votado por delante del presentado por el Abad Sieyès. Los artículos fueron debatidos,
redactados y votados uno por uno en los días siguientes (del 20 al 26 de agosto),
modificándose sustancialmente el contenido de la declaración que quedó en 17 artículos.
Se aprobó el último artículo, el 17 relativo al derecho a la propiedad, el 26 de agosto de
1789.
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La Declaración fue promulgada por patente real el 3 de noviembre de 1789, junto con
otros textos aprobados por la Asamblea Nacional desde el de 1789. Aquella noche se
había aprobado la abolición de los privilegios en los que se basaba la sociedad del
Antiguo Régimen, poniendo fin al sistema feudal.
Contenido
la libertad.
la propiedad.
la seguridad.
la resistencia a la opresión.
La propiedad es un derecho inviolable y sagrado (artículo 17). Según este artículo "Nadie
puede ser privado de ella, excepto cuando la necesidad pública, legalmente constatada,
lo exige con evidencia y con la condición de una indemnización previa y justa."
Los artículos que definen al ciudadano dentro de la organización del sistema político son
menos precisos y son condicionados por el recelo hacia el Antiguo Régimen. El artículo
6 afirma que la ley es la expresión de la voluntad general, la expresión de la soberanía y
la fuente de los poderes públicos. Según el artículo 15, los agentes públicos son
responsables de su gestión y la sociedad tiene el derecho de pedirles que rindan cuenta
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de ella. No se mencionan sin embargo los derechos sociales, que proceden de una
definición distinta de la palabra "derecho": la Declaración determina la legitimidad de los
actos, mientras que los derechos sociales definen garantías materiales.
Preámbulo
Considerando esencial que los derechos del hombre sean protegidos por un régimen de
derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión
contra la tiranía y la opresión;
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Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe
en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos
a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio
de la libertad;
La Asamblea General
Proclama la presente Declaración Universal de Derechos del Hombre como ideal común
por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos
como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la
enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por
medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación
universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los
de los territorios colocados bajo su jurisdicción:
Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos
con los otros.
Artículo 2: Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o
de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición.
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Artículo 6: Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su
personalidad jurídica.
Artículo 7: Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual
protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación
que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8: Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales
nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.
Artículo 10: Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída
públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación
contra ella en materia penal.
Artículo 11
Artículo 12: Nadie será objeto de ingerencias arbitrarias en su vida privada, su familia,
su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales ingerencias o ataques.
Artículo 13
Artículo 14
Artículo 15
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1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de
nacionalidad.
Artículo 16
1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción
alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia;
y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio
y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá
contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a
la protección de la sociedad y del Estado.
Artículo 17
Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este
derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier
medio de expresión.
Artículo 20
Artículo 21
Artículo 22
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Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a
obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de
la organización y recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos,
sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 23
Artículo 24: Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una
limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
Artículo 25
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como
a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la
vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez
u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales.
Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a
igual protección social.
Artículo 26
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Artículo 27
Artículo 28: Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e
internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se
hagan plenamente efectivos.
Artículo 29
1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella
puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en disfrute de sus libertades, toda persona estará
solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de
asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás,
y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar
general en una sociedad democrática.
3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición
a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Derecho de petición
La Asamblea General,
Considerando que el derecho de petición es uno de los derechos esenciales del hombre,
según lo reconocen las constituciones de muchos países;
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Decide no tomar medida alguna a este respecto durante el actual período de sesiones;
Ruega al Consejo Económico y Social se sirva invitar a la Comisión de Derechos del
Hombre a que proceda a un nuevo examen del problema de las peticiones cuando
examine el proyecto de pacto relativo a los derechos del hombre y a las medidas de
aplicación, a fin de que la Asamblea, en el curso de su próximo período ordinario de
sesiones, pueda estudiar qué medidas se deben tomar, si hay lugar a ello, respecto al
problema de las peticiones.
La Asamblea General,
Considerando que es difícil adoptar una solución uniforme de esta compleja y delicada
cuestión que presenta aspectos especiales en cada Estado donde se plantea; y
Remite al Consejo Económico y Social los textos presentados por las delegaciones de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, de Yugoeslavia y de Dinamarca respecto a
este tema que figuran en el documento A/C.3/307/Rev.2; y pide al Consejo Económico y
Social que invite a la Comisión de Derechos del Hombre y a la Subcomisión de
Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías, a realizar un estudio a fondo
del problema de las minorías, a fin de que las Naciones Unidas puedan adoptar medidas
eficaces para la protección de las minorías étnicas, nacionales, religiosas y lingüísticas.
La Asamblea General,
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Naciones Unidas a la liberación del hombre de la opresión y las restricciones injustificadas
a que con demasiada frecuencia está sometido;
2. Pide al Secretario General se sirva dar a esta Declaración una muy amplia difusión
y, a tal efecto, publicar y hacer distribuir los textos no solamente en los idiomas
oficiales, sino también, valiéndose de todos los medios de que disponga, en todos
los idiomas posibles;
La Asamblea General,
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DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, 1948
Acerca de la Declaración
Los derechos humanos son “el reconocimiento de la dignidad inalienable de los seres
humanos”. Libre de discriminación, desigualdad o distinciones de cualquier índole, la
dignidad humana es universal, igual e inalienable.
Más allá del concepto mismo, los derechos humanos son expresados y definidos en
textos legales, lo cuales buscan garantizar la dignidad de los seres humanos y hacerla
realidad.
El armado de dicha carta fue confiado a un comité presidido por Eleanor Roosvelt y
compuesto por miembros de 18 países. La Carta fue redactada por el canadiense John
Peters Humphrey y revisada luego por el francés René Cassin.
Ninguno de los 56 miembros de las Naciones Unidas votó en contra del texto, aunque
Sudáfrica, Arabia Saudita y la Unión Soviética se abstuvieron.
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“En medio de la Guerra Fría, y frente a una oposición creciente al colonialismo, tomó dos
décadas para que las Naciones Unidas se pusiera de acuerdo sobre cómo hacer [la
Declaración] legalmente vinculante”.
Aunque los niños son rara vez mencionados en este texto, es de todas maneras un
documento significativo y su impacto en todos los seres humanos, incluyendo los niños,
es lo que hace a esta Declaración tan importante. De hecho, los derechos del niño se
basan en los derechos humanos.
La Declaración de los Derechos del Niño de 1959 remarcó esta naturaleza única de la
infancia y, por lo tanto, de la aplicación de los derechos concernientes específicamente a
la infancia.
La Guía del Mundo: el mundo visto desde el Sur, publicada regularmente desde
1979 hasta 2012, fue publicada en castellano, inglés, portugués, italiano y
danés. Publicada por el Instituto del Tercer Mundo, en Montevideo- Uruguay,
comprende temas que afectan al mundo actual y brinda información completa
sobre todos los países del planeta.
Hoy en día suena como una obviedad decir que todos los seres humanos tienen derecho
a la vida, la libertad y la justicia. Todo sistema político o social en el que alguno de estos
aspectos no sea respetado es visto, en el mundo moderno, como defectuoso o, al menos,
excepcional. Precisamente porque los Derechos Humanos (DDHH), dentro de los cuales
están aquellos derechos «obvios», han quedado plenamente integrados a nuestra visión
del mundo.
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Sin embargo, esto no siempre fue así. De hecho los especialistas coinciden en ubicar el
nacimiento de esta noción de «derechos humanos» en épocas muy recientes y en
Occidente (ver: Sesenta años de evolución de los Derechos Humanos). Así, la redacción
de un «canon» que listara y describiera los DDHH debió esperar hasta mediados del siglo
XX, cuando la ONU proclamó la Declaración Universal de los derechos Humanos, en
1948. Su elaboración demandó el análisis de variados sistemas éticos, morales y
religiosos que, antes que nada, unificaran los criterios sobre la condición «humana» y
sobre la dignidad de la vida de las personas.
Raíz filosófica
Para John Locke (1632-1704), por ejemplo, estos derechos naturales, independientes del
reconocimiento estatal y anteriores a la formación de cualquier comunidad política, fluyen
de la ley natural divina. Locke dice que el único objetivo del Estado soberano es la
provisión, promoción y protección de los derechos básicos naturales.
El tema de la universalidad de los derechos fue ampliado por filósofos como Thomas
Paine (Derechos del Hombre, Londres, 1791-1792), John Stuart Mill y Hegel. En 1831,
William Lloyd Garrison escribió en el periódico El Libertador que trataba de reclutar a sus
lectores para «la gran causa de los derechos humanos». En 1849, Henry David Thoreau,
habló de DDHH en su tratado On the Duty of Civil Disobedience, que influyó luego en
otros pensadores.
Doctrina moral
La doctrina moral de los DDHH aspira a identificar los pre-requisitos fundamentales para
que cada ser humano acceda a una vida digna. Esta aspiración fue consagrada en varias
declaraciones y convenciones legales promulgadas durante los pasados 60 años,
comenzando por la propia Declaración de la ONU de 1948 (proclamada en respuesta a
los horrores de la Segunda Guerra Mundial como una tentativa para sentar bases para
un nuevo orden internacional), y continuó en la Convención Europea sobre Derechos
Humanos (1954) y el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Económicos
(1966).
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Sin embargo, la doctrina no aspira a ser exhaustiva: apelar a los DDHH no nos provee
una suma de moralidad per se; por ejemplo, los DDHH no nos brindan criterios para
contestar preguntas tales como si es intrínsecamente inmoral mentir, o cual debería ser
el grado de obligación moral de alguien con los amigos familiares, parejas, etc.
Según James Nickel, los DDHH son las garantías morales básicas que la gente posee
en todos los países y culturas, simplemente porque son gente. Llamar «derechos» a estas
garantías sugiere que los individuos pueden invocarlos, que poseen alta prioridad, y que
su cumplimiento es obligatorio, más que discrecional.
Los DDHH son universales en el sentido de que toda la gente debería disfrutarlos y, si
realmente son reconocidos y puestos en práctica por los sistemas legales de los países,
son independientes, pues están disponibles como normas de justificación y crítica.
Representan derechos y libertades básicas (a la vida y a la libertad, a la libertad de
pensamiento y expresión, a la igualdad ante la ley), y garantizan una vida digna,
independiente del Derecho positivo vigente, del estatus, etnia, nacionalidad, casta, raza,
pueblo, clase social o creencias religiosas.
Universalismo moral
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Esta idea básica fue expresada –de modo similar– por Cicerón y Séneca, quienes
argumentaron que la moralidad tiene su origen en la racional voluntad divina y en la
existencia de una ciudad cósmica desde la cual uno podría discernir una ley moral natural
cuya autoridad trasciende todos los códigos legales.
Así por ejemplo fue la ideología liberal dominante en el mundo occidental a partir del siglo
XIX la que instituyó en los diferentes textos constitucionales los derechos individuales y
sus garantías, incluyendo el derecho a la vida, la integridad personal, el debido proceso,
el derecho de defensa y la libertad de expresión.
Pero fue hasta después de la Primera Guerra Mundial con la aparición de la ideología
socialdemócrata y el surgimiento de los sindicatos y partidos obreros que se pudo
avanzar al reconocimiento constitucional de los derechos económicos y sociales,
principalmente de los derechos laborales: salario mínimo, vacaciones, séptimo día de
descanso, derecho de sindicalización y huelga, etc; y no fue sino hasta después de la
Segunda Guerra Mundial cuando los mismos se establecieron en la mayoría de
Constituciones occidentales.
La lucha por los derechos siempre ha sido una lucha de corrientes políticas e ideológicas,
no solo en su aprobación sino también en su aplicación, y no es diferente en el caso de
los derechos sexuales y reproductivos o los llamados derechos de género, aunque no
exista una ideología de género como tal estos se encuentran inmersos dentro del discurso
de las corrientes progresistas vinculadas a la izquierda ideológica, mientras que la
mayoría de la derecha acepta el discurso e ideas conservadoras y religiosas que se
oponen a dichos derechos. Entender que la lucha por los derechos es una lucha política
hará visualizar la forma de impulsarlos, la única forma de que se aprueben derechos
sexuales y reproductivos en Guatemala es que las corrientes progresistas lleguen al
poder.
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LOS DERECHOS HUMANOS COMO PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO
Hablar de los derechos humanos como principios generales del derecho nos obliga a
establecer la relación que existe entre estos dos temas, por lo que cabe mencionar una
breve reseña acerca de estos últimos.
En cambio, el ius naturalismo sostiene que se hace referencia a principios supra positivos,
que informan y dan fundamento al derecho positivo, según una normatividad ius
naturalista que expresa el elemento constante y permanente del derecho, es decir, el
fundamento de cada legislación positiva, y se refieren a juicios de valor inherentes a la
naturaleza del ser humano, son principios superiores que informan todo el derecho
universal. En consecuencia, la idea de principio implica la de fundamento, elemento,
origen, comienzo, causa, razón; ellos gozan de principalidad, generalidad y juricidad. Los
principios tienen un doble papel: en ellos se fundamenta el derecho positivo, y son fuente
de base técnica, pues subsidiariamente en ellos deberá apoyarse el juez para resolver el
caso ante la falta de la norma expresa o al comprobar la no aplicabilidad de las demás
que integran el ordenamiento jurídico.
Por lo tanto, los principios generales de derecho valen antes que la ley, en la ley y
después de ella; afirman y enuncian valores. Podemos decir que son aquellos juicios de
valor, anteriores a la formulación de la norma positiva, que se refieren a la conducta de
los seres humanos en su influencia intersubjetiva, que fundamentan la creación normativa
legal o consuetudinaria.
De tal suerte que los derechos humanos están insertos dentro de los principios generales
del derecho desde distintos criterios. Peces Barba refiere que los principios generales del
derecho son fuente de los derechos fundamentales, y que lo son casi siempre como
supletorios de la carencia de fuentes en este campo, como son la Constitución y las leyes
ordinarias.
Su afirmación tiene el sentido de indicar que los principios que acoge el derecho positivo
(y trae como ejemplo los valores del respeto a la dignidad humana o el principio de
libertad) sirven para dar recepción a los derechos humanos cuando faltan normas
expresas y para su inclusión en ellas.
Por el contrario, Bidart Campos dice que la filosofía y la ideología de los derechos
humanos son la fuente de dichos principios, entendiendo por fuentes aquellas que hacen
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ingresar a los principios generales el de promover, respetar y dar efectividad de los
derechos humanos.
Así pues, podemos decir que hay principios humanos que merecen respeto, tutela,
reconocimiento, promoción, vigencia y sociología, que deben considerarse hoy en día
situados dentro o formando parte de los principios generales del derecho, al menos dentro
del orbe cultural al que pertenecemos.
“Se trata de la primera vez que un equipo, formado por investigadores pertenecientes al
ámbito jurídico, obtiene una ayuda de este tipo, normalmente dirigida a contextos
científicos alejados de las Humanidades y de las Ciencias Sociales”, comenta Rafael de
Asís, Director del Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas de la UC3M.
Este tipo de convocatorias de investigación de excelencia y situadas en la frontera del
conocimiento no suelen otorgarse a proyectos de Ciencias Jurídicas por una doble causa,
según el investigador: “por un lado, por la escasa valoración de la investigación jurídica
por parte de la comunidad científica internacional; y por otro, por la falta de adaptación
de los grupos de investigación jurídicos a los estándares científicos internacionales”,
señala, aunque parece que las cosas están cambiando.
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Este programa tiene por objeto analizar desde un enfoque integral la realidad de los
Derechos Humanos en las sociedades contemporáneas identificando los principales
retos y problemas con los que se encuentran y se pueden encontrar en el futuro y
proponer posibles vías de solución que conduzcan a la consecución de un Estado de
Derecho Internacional. “Por ejemplo, realizaremos un seguimiento de la normativa
nacional y europea sobre Derechos Humanos para elaborar propuestas de políticas
públicas desde esta perspectiva”, indica Rafael de Asís, que es Catedrático de Filosofía
del Derecho en la UC3M. “Se trata – aclara - de contribuir a través de la reflexión científica
a que el siglo XXI sea, por fin, el tiempo de los derechos”.
Funciones
Tiene como funciones proteger los derechos individuales, sociales, cívicos, culturales y
políticos comprendidos en el título II de la Constitución, de manera fundamental la vida,
la libertad, la justicia, la paz, la dignidad y la igualdad de la persona humana, así como
los definidos en tratados o convenciones internacionales aceptados y ratificados por
Guatemala.
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El Procurador y sus adjuntos pueden prevenir y solicitar a quien corresponda la
suspensión y hasta la destitución de los servidores públicos o funcionarios que con su
actuación material, decisión, acuerdos, resolución o providencias menoscabe, deniegue,
obstaculice o de cualquier forma lesione el disfrute o ejercicio de los derechos, libertades
o garantías a que se refiere el artículo que precede sin prejuicio de iniciar las acciones
legales pertinentes.
Atribuciones
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Divulgar por los medios de comunicación, en el mes de enero de cada año, el
informe anual y los informes extraordinarios a que se refiere la Ley de la Comisión
de Derechos Humanos del Congreso de la República y del Procurador de los
Derechos Humanos.
Participar en eventos internacionales en materia de Derechos Humanos.
Recibir, analizar e investigar toda denuncia de violación de los Derechos
Humanos, que presenten en forma oral o escrita cualquier grupo, persona
individual o jurídica.
Iniciar de oficio las investigaciones que considere necesarias en los casos que
tenga conocimiento sobre violaciones a los Derechos Humanos.
Investigar en cualquier local o instalación, sobre indicios racionales que
constituyan violación sobre cualesquiera de los Derechos Humanos, previa orden
de juez competente. La inspección no requiere la notificación previa a los
funcionarios encargados de quien, directa o indirectamente, dependen los locales
e instalaciones.
Exigir de particulares, funcionarios y empleados públicos de cualquier jerarquía al
presentarse a los locales o instalaciones referidos en la literal anterior, la exhibición
inmediata de toda clase de libros, documentos, expedientes, archivos, incluso los
almacenados en computadora, para lo cual se acompañará de los técnicos
necesarios; queda a salvo, lo preceptuado por los artículos 24 y 30 de la
Constitución Política de la República de Guatemala.
Emitir resolución de censura pública contra los responsables materiales y/o
intelectuales de la violación de los Derechos Humanos, cuando el resultado de la
investigación arribe a esa conclusión.
Organizarla Procuraduría de los Derechos Humanos y nombrar, amonestar y
remover al personal de la misma, de conformidad con el reglamento respectivo; y
Elaborar el proyecto de presupuesto anual de la procuraduría y remitirlo a la
Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la República, para que sea
incluido en el Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado.
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