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No profanar las cosas santas (7,6)

6 No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras


perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus
patas y después, volviéndose, os despedacen.
La palabra de Jesús es dura y exigente. “Lo santo” eran los manjares
sagrados, alimentos santificados por haber sido ofrecidos en el
Templo (Éx 29,33). Aquí se trata del mensaje del Reino de Dios,
destinado, por su naturaleza, a todo el mundo. Sin embargo, no se
ha de proponer la doctrina preciosa y santa del Reino a gente incapaz
u hostil para recibirla bien y que podría burlarse, despreciarla o
abusar de ella, volviéndose en contra del cristiano. ¿Qué personas
están tras las metáforas de los perros y los puercos? El texto no
precisa de quiénes se trata: ¿serán los enemigos judíos?, ¿serán los
paganos?

La regla de oro (7,12)


12 Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres,
hacédselo también vosotros a ellos, porque ésta es la Ley y los
Profetas.

Esta máxima de Jesús es como una síntesis de las Escrituras y tiene


su prehistoria y sus precedentes: algo semejante se lee en Dt 15,13;
Tob 4,15; Eclo 31,15 (cf. Lc 6,31; Rom 13,8-10). Hay una fórmula
negativa: “No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan” (Tob
4,15). Jesús se expresa de una forma superior y positiva.

Los dos caminos (7,13-14)


13 Entrad por la entrada estrecha, porque ancha es la entrada
y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos
los que entran por ella; 14 mas ¡qué estrecha es la entrada y
qué angosto el camino que lleva a la Vida!, y pocos son los que
lo encuentran.
Entrada estrecha y camino angosto o entrada ancha y camino
espacioso. Son dos posibles alternativas que equivalen a la vida
eterna o la perdición eterna: una vida vivida en el cumplimiento de
los mandamientos de Dios, o una vida ligera y fácil, de placer y de
pecado. ¡Vida o muerte! ¡Felicidad o perdición! Puerta estrecha o
camino amplio, árbol bueno o árbol malo, estar con Jesús o en contra
de él: son alternativas ineludibles que obran la división en los
corazones. Por una parte están los pobres, los humildes, los
pequeños y los sencillos; por otra, los ricos, los sabios, los grandes,
los orgullosos. Pero en la base está el misterioso beneplácito de Dios
y su elección libre, que, sin suprimir la responsabilidad del hombre,
da la salvación al que se salva.

Siguen, en el sermón del monte, diversas recomendaciones de Jesús.


Hoy leemos tres.

La primera es bastante misteriosa, probablemente tomada de un


refrán popular “Não deis aos cães as coisas santas, nem atireis
vossas pérolas aos porcos”
Lo "santo" en el terreno cultual —así eran llamados los
sacrificios ofrecidos en el templo— y las perlas en el terreno de
la valoración humana, son cosas preciosas. Estas cosas
preciosas simbolizan probablemente el evangelio, el anuncio de
la buena nueva. Los perros y los cerdos —animales impuros
entre los judíos— no son, como a veces se ha dicho, basándose
en Me 7,26-27, los paganos (ver 3,9; 5,3-4; 8,11-12 y otros
textos donde aparece el evangelio abierto a los paganos); se
trataría de todos aquéllos, sean quienes fueren, que mantienen
frente a la palabra de Dios la misma actitud desesperante que
los cerdos frente a las perlas: los que la rechazan, no la valoran,
la desprecian... Existen actitudes de auto-afianzamiento, de
cerrazón absoluta ante las cuales la única postura posible es la
del silencio.
La segunda sí que se entiende y nos interpela con claridad, es la
regla de oro: “Tudo quanto quereis que os outros vos façam,
fazei também a eles”. Nada original. La encontramos en el
judaismo y en otras religiones y culturas. Se ha puesto de
relieve la diferencia: en el judaismo se halla formulada en estilo
negativo: "no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a
ti". No cabe duda que esta diferencia puede ser importante. El
"no hacer" siempre es algo negativo. Pero la diferencia más
importante está en que Jesús eleva dicha regla a principio
universal: así debéis tratar a los demás. Una enunciación
diversa del precepto de la caridad. De ahi que constituya, en el
resumen de la ley y los profetas, un sumario bien preciso de la
revelación de Dios.
El tercero es el proverbio que habla de las dos puertas y los dos
caminos. Entrai pela porta estreita, porque larga é a porta e
espaçoso é o caminho que leva à perdição, e muitos são os que
entram por ele! Como é estreita a porta e apertado o caminho
que leva à vida! E são poucos os que o encontram!" El Salterio
se abre (Sal 1) partiendo del presupuesto de los dos caminos: el
de los impíos y el de los judíos. Es una distinción común entre
los moralistas de la época y, en general, de la antigüedad: el
camino estrecho y difícil es el de la virtud; el amplio y cómoda
es el del vicio o el placer. Jesús se sitúa en la misma línea, pero
introduce un cambio al combinar con la imagen del camino la de
la puerta: una desemboca en la vida, la otra en la perdición. El
significado de la "vida" o de la "perdición" es claro para todo el
mundo; no necesita explicación. Sin duda la puerta y el camino
estrechos son lo que conocemos con el denominador común de
renuncia, seguimiento, cruz, persecución, tentación... Con la
ventaja de que lleva a la vida. La puerta y el camino amplios
son más cómodos, pero llevan a la perdición. Cada uno debe
elegir.
- Jesús nos va enseñando sus caminos. Los que tenemos que seguir
si queremos ser seguidores suyos.
Podemos detenernos sobre la segunda consigna que nos da hoy:
tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros. Es
una «regla de oro» que tenemos muchas ocasiones de cumplir, a lo
largo del día.
Podríamos escribir en una hoja de papel la lista de cosas que
deseamos o exigimos que hagan con nosotros: que nos atiendan,
que se interesen por nosotros, que sean tolerantes con nuestros
defectos y alaben nuestras cualidades, que no nos condenen sin
habernos dado ocasión de defendernos y explicar lo que de verdad
ha sucedido. Y otras cosas muy razonables y justas. Pues bien, a
continuación tendríamos que decirnos a nosotros: eso mismo es lo
que tú tienes que hacer con los que viven contigo.

LA PUERTA HACIA LA VIDA

1. Tres máximas de Jesús. El texto evangélico de hoy reúne tres


sentencias inconexas de Jesús sobre lo santo, la regla de oro y la
puerta estrecha.
1°. No profanar las cosas santas: "No deis lo santo a los perros,
ni echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se
volverán para destrozaros". Quizá esté repitiendo Jesús un refrán
popular. El perro y el cerdo eran animales impuros para los judíos.
Lo santo pueden ser los alimentos santificados por el culto, o bien
la doctrina del evangelio y del Reino. Es difícil precisar quién es esa
gente no merecedora de lo santo; puede referirse a los judíos
hostiles, como escribas y fariseos, o bien, menos probablemente, a
los paganos.
2°. Regla de oro, así llamada porque resume toda la enseñanza
moral de la ley en el amor que busca el bien del prójimo como el
propio: "Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en
esto consiste la ley y los profetas". Es una norma que tiene paralelo
tanto en el judaismo como en las antiguas literaturas. El más
conocido es su forma negativa, atribuida al rabino Hillel (20 a.C):
"No hagas a otro lo que no quieras para ti. Esto es la ley; lo demás
es comentario".
3° Puerta estrecha que lleva a la vida: "Entrad por la puerta
estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y
qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos".
En Lucas esta sentencia es la respuesta de Jesús a una pregunta
que se le hace sobre si son pocos los que se salvarán (13,23).
Pregunta que está ausente en Mateo para mantener la continuidad
artificial del discurso del monte. La sentencia refleja la conocida
doctrina bíblica y sapiencial de los dos caminos, que se repite en la
literatura apostólica, por ejemplo en la Didajé.

Algunos autores dan a esta máxima un valor ético: Entrar por la


puerta acertada es producir frutos, cumpliendo la voluntad del Padre
mediante la práctica de la palabra de Jesús. Otros prefieren una
interpretación más directamente cristológica: Es "un llamamiento a
seguir a Cristo, particularmente al Cristo sufriente, con todas las
consecuencias morales y espirituales que esta obediencia entraña.
Esta interpretación está avalada por todo el conjunto del evangelio
en lo que tiene de más esencial: las llamadas al arrepentimiento, a
la fe, a seguir a Cristo" (P. Bonnard).

2. La puerta hacia la vida.


Se trata, pues, del camino de la cruz que conduce a la puerta
angosta que da paso a la vida en el reino de Dios. Jesús mismo es
esa puerta hacia la vida: "Yo soy la puerta; quien entre por mí se
salvará" (Jn 10,9). Frente a la permisividad socio-moral de hoy día,
la "puerta estrecha de Jesús no es moralismo intransigente, sino la
responsabilidad y lucidez de quienes se esfuerzan por ser fieles a
Dios y a los principios evangélicos: solidaridad, fraternidad y
servicio al hermano, en vez de egoísmo, agresividad y violencia;
control del consumismo en vez de idolatría del dinero y de los bienes
materiales; asimilación, en fin, del programa de santidad que Cristo
expone en el discurso del monte, cuya obertura son las
bienaventuranzas y cuyo fundamento y motivación es la santidad
de Dios a quien servimos: Sed perfectos como vuestro Padre
celestial es perfecto. La llamada de Dios a la santidad es para todos;
vocación común, aunque diferenciada; universal, pero pluralista.
Tender a la santidad cristiana no es algo facultativo y opcional,
reservado solamente a algunos que consagran su vida a Dios y
constituirían una clase aristocrática o élite de cristianos de primera
categoría frente a la gran masa de a pie. No; todo discípulo de
Cristo, y cada uno según su estado, situación y carisma propio, está
llamado a la santidad en cualquier condición social y laboral: en el
matrimonio y en la familia, en la vida consagrada, en el trabajo de
casa y de la oficina, en el hospital y en la enseñanza, en el taller y
en el campo, detrás de un mostrador, de una ventanilla o de un
volante. ¿Y qué hacer para ser cristianos santos? Nada
espectacular: amar, servir y glorificar a Dios en todas las
circunstancias de la vida, y amar a nuestros hermanos como a
nosotros mismos. Ahí se resume toda la ley de Cristo, de la que él
fue el ejemplo más consumado, el camino y la puerta hacia la vida
del Reino.
PORTUGUES

Várias recomendações de Jesus seguem no Sermão da Montanha.


Hoje lemos três.

O primeiro é bastante misterioso, provavelmente tirado de um ditado


popular: “Não deis aos cães as coisas santas, nem atireis vossas
pérolas aos porcos”
O "santo" no terreno cultual - como os sacrifícios oferecidos no
templo eram chamados - e as pérolas no campo da avaliação humana
são coisas preciosas. Essas coisas preciosas provavelmente
simbolizam o evangelho, o anúncio das boas novas. Cães e porcos -
animais impuros entre os judeus - não são, como já foi dito,
baseados em Mateus 7,26-27, os pagãos (ver 3,9; 5,3-4; 8,11-12 e
outros textos onde o evangelho parece aberto aos pagãos); seria
todos aqueles que, quem quer que sejam, eles permanecem contra a
palavra de Deus os mesmos porcos atitude desesperada contra
pérolas: aqueles que rejeitá-lo, não o valor, desprezam ... Há
atitudes de auto-fortalecimento , de fechamento absoluto antes do
qual a única posição possível é a do silêncio.

O segundo sim que é entendido e claramente nos interpela, é a regra


de ouro: “Tudo quanto quereis que os outros vos façam, fazei
também a eles”. Nada original. Nós o encontramos no judaísmo e
em outras religiões e culturas. A diferença tem sido destacada: no
judaísmo ela é formulada em um estilo negativo: "não faça aos
outros o que você não quer que eles façam a você". Não há dúvida de
que essa diferença pode ser importante. "Não faça" é sempre
negativo. Mas a diferença mais importante é que Jesus eleva essa
regra a um princípio universal: assim, você deve tratar os outros.
Uma enunciação diversa do preceito da caridade. Assim, no resumo
da lei e dos profetas, constitui um resumo muito preciso da revelação
de Deus.

O terceiro é o provérbio que fala sobre as duas portas e as duas


estradas. Entrai pela porta estreita, porque larga é a porta e
espaçoso é o caminho que leva à perdição, e muitos são os que
entram por ele! Como é estreita a porta e apertado o caminho
que leva à vida! E são poucos os que o encontram!". "O Saltério
(Sl 1) é aberto com base na suposição de duas maneiras : a dos
ímpios e os judeus é uma distinção comum entre os moralistas da
época e, geralmente, da antiguidade: o caminho estreito e difícil é o
da virtude, o largo e confortável é o do vício ou prazer, Jesus está
situado na mesma linha, mas introduz uma mudança ao combinar
com a imagem do caminho a porta : um termina em vida, o outro em
perdição. O significado de "vida" ou "perdição" é claro para todos,
não precisa de uma explicação, sem dúvida a porta estreita e a
estrada são o que sabemos com o denominador comum da renúncia,
seguindo, cruz, perseguição, tentação ... Com a vantagem que leva à
vida, a porta larga e a estrada são mais confortáveis, mas levam à
destruição, cada um deve escolher.

a) Jesus está nos ensinando seus caminhos. Os que temos que seguir
se quisermos ser seus seguidores.

Podemos parar no segundo slogan que ele nos dá hoje: trate os


outros como queremos que eles nos tratem. É uma "regra de ouro"
que temos muitas ocasiões para cumprir, ao longo do dia.

Poderíamos escrever em uma folha de papel a lista de coisas que


queremos ou exigimos que façam conosco: que elas nos atendam,
que se importem conosco, que sejam tolerantes com nossas faltas e
louvem nossas qualidades, que não nos condenem sem nos dar a
oportunidade de defenda-se e explique o que realmente aconteceu. E
outras coisas muito razoáveis e justas. Bem, então teríamos que
dizer para nós mesmos: é isso que você tem a ver com aqueles que
vivem com você.
A PORTA DA VIDA

Três máximas de Jesus. O texto do Evangelho de hoje reúne três


julgamentos desconexos de Jesus sobre o santo, a regra de ouro e a
porta estreita.

1 °. Não profanem as coisas sagradas: "Não dê o santo aos cães,


nem lance suas pérolas para os porcos, eles os pisotearão e então se
voltarão para destruí-lo". Talvez Jesus esteja repetindo um ditado
popular. O cachorro e o porco eram animais impuros para os judeus.
O santo pode ser o alimento santificado pelo culto, ou a doutrina do
evangelho e do Reino. É difícil especificar quem são essas pessoas
que não são dignas do santo; pode se referir a judeus hostis, como
escribas e fariseus, ou, menos provavelmente, pagãos.

2 °. A regra de ouro, assim chamada porque resume todo o


ensinamento moral da lei no amor que busca o bem do próximo como
se fosse seu: "Trate os outros como você quer que eles tratem você,
nesta lei e nos profetas". É uma norma que tem um paralelo tanto no
judaísmo quanto nas literaturas antigas. A mais conhecida é a sua
forma negativa, atribuída ao rabino Hillel (20 a.C): "Não faça a outro
o que você não quer para você, esta é a lei, o resto é comentário".

3 ° Portão estreito que leva à vida: "Entre pela porta estreita


Ampla é a porta e larga a estrada que leva à destruição, e muitos
entram através deles Quão estreita é a porta e quão estreita a
estrada leva para a vida! E poucos os encontram. " Em Lucas esta
sentença é a resposta de Jesus a uma pergunta feita sobre se há
poucos que serão salvos (13,23). Pergunta que está ausente em
Mateus para manter a continuidade artificial do discurso da
montanha. A sentença reflete a bem conhecida doutrina bíblica e
sapiencial dos dois caminhos, que é repetida na literatura apostólica,
por exemplo, no Didajé.

Alguns autores dão a esta máxima um valor ético: Entrar pela porta
certa é produzir frutos, cumprindo a vontade do Pai através da
prática da palavra de Jesus. Outros preferem uma interpretação
cristológica mais direta: é "um chamado para seguir a Cristo,
particularmente o Cristo sofredor, com todas as consequências
morais e espirituais que essa obediência acarreta". Essa interpretação
é endossada por todo o Evangelho no que é mais do que suficiente.
essencial: os apelos ao arrependimento, à fé, a seguir a Cristo "(P.
Bonnard).

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