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LA SISTEMATIZACIÓN Y LA INVESTIGACIÓN EN LA

INTERVENCIÓN DEL TRABAJO SOCIAL, BASE PARA UNA ACCIÓN


PROFESIONAL

Héctor Hernán Venegas Villanueva1

El siguiente documento intenta ser una reflexión conceptual y práctica, que


surge desde la experiencia lograda en los procesos de formación de
estudiantes de Trabajo Social. Así se intenta buscar una instancia para la
discusión disciplinar en relación a la sistematización y la investigación como
elementos que permiten la producción de conocimiento, en y desde la
intervención profesional. Este trabajo aborda además la dicotomía que aun
se sigue presentandoentre la acción y la reflexión, entre el objeto de
conocimiento - objeto de intervención y el desafío que implica el asumir que
no es posible una acción profesional sin reflexión de nuestras
intervenciones. De esta manera se concluye por último la necesidad de un
análisis que identifique los problemas de investigación en Trabajo Social,
planteando alternativas y reflexiones para potenciar la intervención
profesional.

Introducción

Al momento de hablar de producción de conocimiento en el Trabajo Social,


es bastante común encontrarnos con miradas que abordan la reflexión, el
reconocimiento de las particularidades y de los contextos en donde se
producen nuestras intervenciones. Así encontramos miradas de autores,
que coinciden en que estamos viviendo un momento crítico, en donde los
procesos de nuestra acción profesional están cruzados por elementos
contradictorios ya sea a nivel macro o local, tal como procesos de
globalización y conflictos interculturales. En este sentido se puede rescatar
lo que señala Teresa Matus (1999), quien considera que es urgente revisar
las categorías estructuralistas y funcionalistas, que históricamente han
influenciado el quehacer profesional y que hoy se muestran insuficientes
para comprender un contexto de cambios acelerados, en los cuales
aparecen esbozos de re-organización delo público, formas imprevistas de
exclusión social, reconocimiento de actores históricamente excluidos, entre
otros.

1
Chileno, Trabajador Social,Licenciado en Trabajo Social, Docente part-time Universidad
Santo Tomas sedes Osorno y Puerto Montt. hector_venegas_v@hotmail.com
La sociedad actual, requiere de parte de las ciencias sociales, y en especial
del trabajo social, una urgente respuesta, la que lamentablemente en la
gran mayoría de las veces tiende a ser coyuntural y llena de tecnicismos,
impidiendo con ello que el profesional se detenga a pensar los problemas
de modo más estructural. Así, se dibuja el contorno de los desafíos que se
nos presentan,por un lado reconstruyendo y trascendiendo de una
intervención con carácter de acción instrumental y reguladora del orden
social, a una intervención transformadora y generadora de conocimiento.
Por otra parte un segundo desafío que sigue aun presente, es el de
desarrollar y fortalecer la acumulación teórico-metodológica de
nuestrasintervenciones para poder así re-pensar nuestro objeto de
conocimiento-intervención.

La motivación por escribir respecto de esta temática está dada por la


posibilidad de reflexionar e incorporar nuevos conocimientos a la labor
académica en la formación de pregrado.

La investigación en Trabajo Social

Para comenzar una discusión frente a este punto es preciso generar al


menos un análisis en relación con el proceso evolutivo de la investigación
en trabajo social, y de esta forma identificar problemáticas actuales de la
investigación en la disciplina. Si la ciencia utiliza la investigación para la
producción de nuevos conocimientos, teorías, a su vez la investigación es
precedida por enfoques paradigmáticos, es decir, se aplica igual en la
disciplina de trabajo social que, desde sus fundamentos teóricos y de su
práctica, necesita continuar en el camino de construcción de investigación
desde cualquiera de las visiones o paradigmas. En la evolución histórica de
investigación en trabajo social, (Acero, 1988) registra su aparición en 1907
con los aportes de Mary E. Richmond, quien en su libro “Social Diagnosis”
por primera vez se formuló una teoría de Trabajo Social apoyada en más
de diecisiete años de investigación y experiencia directa de trabajo.
Richmond (1922), en “Diagnostico Social”, ya nos dice que sin investigación
social no es posible realizar trabajo social”.

Por otra parte, Kisnerman define la investigación como: “el proceso


metodológico de, descubrir, interpretar, explicar y valorar una realidad,
prediciendo su desarrollo futuro según se intervenga o no en ella”. Cuando
el trabajador social se encuentra ante una nueva situación se plantea los
interrogantes: ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuando?, ¿dónde?, ¿por qué?, ¿qué
significado tiene?, ¿aquién afecta?, ¿qué consecuencias produce?, y al
proceso que sigue mediante la aplicación de un método, técnicas,
procedimientos y conocimiento científico para responder a las cuestiones
anteriores se le llama investigación. (Kisnerman, 1985).

La historia de la investigación en el trabajo social puede describirse como


la interacción e integración de dos orientaciones distintas que marcan su
identidad: por un lado, la perspectiva de la ciencia que pone el énfasis en
la objetividad, el pensamiento lógico y el uso de técnicas racionales
explícitas en la búsqueda ordenada de un conocimiento sistemático
generalizado y por otro, los elementos intrínsecos a la propia profesión,
tales como la importancia de valores, la visión de la práctica como un “arte”
que se apoya en el conocimiento y creatividad y el tratamiento de complejos
problemas individuales y sociales que no siempre se prestan a una
particular estrategia de investigación.

Al momento de definir a la investigación, nos podemos encontrar con que


existe diversidad de concepciones teóricas y metodológicas, que van desde
definiciones que la ubican como proceso crítico de acciones pasadas, o
posturas que la reducen a un juicio de comparación que busca medir
consecuencias o efectos deseados o no, hasta llegar a concepciones más
actuales, de tipo construccionista y fenomenológico, que la definen como
una manera sistemática de producir reflexión y conocimiento acerca de un
proceso desarrollado o que se lleva a cabo. Sin embargo al unir la mirada
social y desde la perspectiva del trabajo social, la investigación puede ser
vista como articuladora de métodos (cualitativos y cuantitativos), busca
recrear lo imprevisto, y describir procesos. Por otra parte, intentar definir
la investigación social en una frase, delimitándola de manera precisa,
resulta difícil, sin embargo, se pueden destacar por ejemplo los esfuerzos
que realizan Carr y Kemmis (1983), quienesargumentan que la
investigación se encuentra en un contexto de cambio social y este hecho
define su raíz paradigmática.

En este sentido, toda investigación mirada bajo el prisma del trabajo social,
podría ser vista como una modalidad de investigación aplicada que incide
sobre objetos sociales, programas, instituciones, organizaciones y actores;
lo cual según Escudero (1996), permite analizar y juzgar su calidad estática
y dinámica apoyada en "criterios rigurosos múltiples", con la intención de
sugerir a los diferentes actores implicados acciones alternativas sobre los
mismos procesos vividos. Esta mirada sobre la investigación social la
implica ligada inherentemente a la praxis, pero no sólo respondiendo a
niveles operativos-prácticos, sino que más bien trascendiendo a ámbitos
conceptuales-teóricos que permiten construcción de conocimiento.
Entonces, la investigación en trabajo social, debe ser vista como un canal
conductor que va uniendo la teoría y la realidad, facilitando re-construir la
realidad social. Entonces, podemos asumir la investigación social, como una
práctica sistemáticay metodológicamente ordenada, mediante la que se
potencian procesos de producción de conocimiento, que posibilitan
comprender y explicar la realidad social (Vélez, 2003). Se considera que a
través de ella, es posible vivir y reflexionar sobre el presente, recuperar la
memoria colectiva del pasado y constituir un espacio dialógico de práctica
y de saberes contrarios y diversos.

Entonces, es necesario así, recordar que el objeto del trabajo social se


configura en la intervención, por ello la investigación, como ejercicio
teórico-metodológico, debiera centrarse de manera cada vez más creciente
en el campo de la intervención (acción), en donde se hace necesario (con
urgencia) un análisis crítico sobre los planes, programas y proyectos
generados y ejecutados en ámbitos institucionales, organizacionales y
comunitarios; es precisamente en este sentido que cobra una vital
importancia el revitalizar nuestros procesos de sistematización de
experiencias.

La Sistematización en Trabajo Social

Existen diversas definiciones que hacen alusión al término de


sistematización y cada una de ellas pone distintos énfasis en los objetivos
de este proceso, sin embargo, la gran mayoría de ellas coincide en señalarla
como: “Un proceso a través del cual se recupera lo que los sujetos saben
de su experiencia para poder comprender la, interpretarla y comunicarla,
produciéndose así un nuevo tipo de conocimiento”. Esta definición y otras
coinciden en que la sistematización busca; Relacionar la práctica y la teoría,
Producir conocimientos sobre la práctica y Comprender y comunicar las
prácticas de acción y/o promoción social.

En un sentido complementario, resulta interesante abordar lo que plantea


Ghiso (1998), quien señala que si reconocemos que existen diversidad de
sujetos y por consiguiente de lógicas y racionalidades, culturas y discursos
que mueven a la reflexión y expresión del saber construido en relación a las
prácticas, podemos, entonces, suponer que existen diferentes respaldos
epistemológicos.

Ahora, ligando el concepto de sistematización al de Trabajo Social, podemos


encontrar lo que plantean Teresa Quiroz y María de la Luz Morgan (1998),
quienes ven a la sistematización como un método para generar
conocimiento social a partir de la experiencia con el fin de orientarla.
Pretende reconstruir dimensiones de un proceso en relación con problemas
de acción y, para el Trabajo Social, permite la construcción de una reflexión
teorizada en torno a una práctica social.

Por ultimo, Daniela Sánchez (1986) visualiza a la sistematización más bien


como una práctica que reconstruye experiencia y produce conocimiento. Es
un saber singular y particular que se apoya en la reflexión teórica y tiene
como propósito aportar a una epistemología de la práctica. Una forma de
conocer y de actuar que da cuenta de la búsqueda de una nueva identidad
en el Trabajo Social.

Al revisar estas conceptualizaciones, es posible encontrar un consenso en


torno a que la sistematización es una posibilidad para reconstruir la
experiencia, generar conocimiento de manera participativa, dotar de
sentido y teorizar la práctica.

Es preciso, sin embargo plantear que la sistematización se distingue de la


investigación, en la manera como se construye el objeto. Así, tenemos que
en la investigación se busca conocer una dimensión o aspecto de la realidad
social, sobre la cual nos hacemos preguntas; en la sistematización, más
bien nos cuestionamosrespecto a una práctica en la cual hemos participado
como un actor más, con una intencionalidad de transformar esa realidad.
Por lo tanto la mirada acá será de una intención manifiesta de recuperar
teórica, metodológica y críticamente las experiencias desarrolladas en los
procesos de intervención social.

Así mismo, la sistematización se diferencia de la investigación por el eje que


orienta la producción de conocimientos, puesto que la investigación en
trabajo social, y por sobre todo la investigación evaluativa, puede ser vista
más bien como aquella que proporciona información para la planificación y
desarrollo de programas y estrategias de intervención social, acorde con las
particularidades de los contextos estudiados, mientras que la
sistematización y los resultados obtenidos de estos proceso, pueden servir
de antecedentes a otras experiencias, pero también para dotar de sentido
y significado la intervención social, mediante la recuperación de nuevas
categorías, enfoques, modelos, métodos y estrategias.
Concluyendo

La sistematización y la investigación son conceptos polisémicos sobre los


que se han construido múltiples discursos a la luz de intereses particulares,
imaginarios e intenciones de los profesionales (cruzados incluso con
miradas ideológicas, apuestas políticas o formas particulares de ver y estar
en el mundo). Sin embargo, a la luz de lo anteriormente planteado,
podemos consensuar que son modalidades de generación de
conocimientode y en la práctica, que posibilitan (este es el desafío) además
reflexión crítica sobre la misma. Así, tenemos entonces, que son dos
instancias de nuestro que hacer profesional que nos permiten actuar de
manera directa entre la tensa relación teoría-practica, posibilitándonos
además intervenciones reflexivas y dinámicas, que se adapten a el
enjambrado mundo social que implican además el ser profesionales de la
acción dispuestos a intervenir en dicha complejidad.

Es necesario reflexionar además respecto del consenso que suele


encontrarse al revisar la bibliografía, en donde se plantea que la
sistematización y la investigación, son componentes estructurantes de la
intervención. Sin embargo, esto cobra nulo sentido, al observar que en el
campo profesional, muchos Trabajadores Sociales le asignan una gran
importancia al menos en el discurso, sin embargo al momento de plasmarlo
y desarrollar estos procesos de manera metodológica y rigurosa en sus
propias acciones profesionales,esta importancia decae a más bien un asunto
anexo frente a la urgencia que cobran elementos de carácter coyuntural, o
así también no se llevan a cabo por la no gestión de recursos para poder
diseñar e implementar este tipo de reflexión critica de nuestras propias
acciones (intervenciones).

En este punto,es importante rescatarloplanteado por Teresa Matus (2003),


cuando argumenta que la intervención, hoy, no puede reducirse sólo al
plano operacional, pues se hace necesario establecer una relación
inseparable entre la intervención y un sistema de comprensión social que
se configura en diferentes dimensiones, como son: los cambios en el
contexto, las diversas perspectivas teóricas en las Ciencias Sociales, los
enfoques epistemológicos y los marcos éticos valorativos.

Concordando con la autora, se destaca que (desde un punto de vista muy


personal), la formación en investigación no es un asunto exclusivo de los
académicos, sino que es un compromiso de la profesión que como punto
orgánico posibilita la producción de conocimiento sobre las dinámicas
sociales donde cotidianamente intervenimos los profesionales del trabajo
social. Así, por ejemplo se debería, desde la formación de pregrado, trabajar
la investigación social como un eje transversal integrador que permee toda
malla curricular. En este sentido, resultaría de mucha utilidad permitir al
estudiante plantearse sus propias interrogantes, darse aproximaciones de
respuestas, asignación de tiempo independiente, desde cualquiera de las
asignaturas tanto básicas, de apoyo y profesional (metodologías); abordar
los enfoques metodológicos desde ambos paradigmas cuali/cuantitativo;
persistir desde la academia en la elaboración de proyectos de investigación
al interior de las Escuelas y del ejercicio profesional del trabajo social (punto
que podría servir como inicio para apoyar la conformación de grupos y
núcleos de investigación).

Es entonces, de suma urgencia revisar constantemente los procesos de


formación, para no estimular posturas neutrales y concepciones
estructuralistas en la intervención que tradicionalmente han influido el
quehacer profesional, separando drásticamente objeto de conocimiento, de
objeto de intervención, frente a lo cual podemos caer en el conformismo de
seguir reproduciendo estas prácticas a-criticas en espacios académicos.
Esta reflexión entonces, resulta en una llamada (grito) a relacionar
dialógicamente teoría-praxis, pues la acción por sí misma, es insuficiente
frente a un contexto de cambios profundos expresados por ejemplo en la
diversidad y las variaciones frente a la noción del Estado y su rol, entre
otros.

En otras palabras, y como mensaje final, se alienta a quien revise este


documento (tanto estudiantes como colegas) a romper esta inercia que
pesea los avances significativos en el campo disciplinar del Trabajo Social,
se continúa presentando en cuanto a la dicotomía en el ejercicio profesional
frente a la acción y la producción de conocimiento, la ausencia de reflexión
en muchas de las experiencias desarrolladas y la“representación social
colectiva”en relación a que tan solo al mundo académico le corresponde el
llamado a producir conocimiento.
Referencias Bibliográficas

Acero, C. La Investigación en Trabajo Social. Revista de Trabajo


Social,N°,1 Escuela de Trabajo Social Universidad Complutense. Madrid,
1988.

Carr, Wilfred y Kemmis, Stephen. Becoming Critical: Knowing Through


Action Research, Deakin University. Victoria, 1983.

Escudero, Tomás. Proyecto Docente e Investigador. Universidad de


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Ghiso, Alfredo. Sistematización de experiencias en Educación Popular. En


Memorias Foro Los contextos actuales de la Educación Popular. Fe y Alegría
Regionales Medellín y Bello. Medellín, 2001.

Kisnerman, Natalio.El Método: Investigación, colección Teoría y Práctica


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Matus, Teresa. Propuestas Contemporáneas en Trabajo Social: hacia una


Intervención Polifónica. Espacio. Buenos Aires, 1999.

Quiroz, Teresa y Morgan, María. La sistematización un intento


conceptual y una propuesta de operacionalización, en la sistematización en
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Richmond, Mary E. Diagnostico Social,Primera Edición, Siglo XXI.,


España: Siglo XXI, 2005, 640 p.

Sánchez, Daniela. Sistematizar es un verbo que se conjuga en la acción.


En: Colectivo de Trabajo Social, Apuntes para Trabajo Social, N°. 16.
Santiago de Chile, 1989.

Vélez, Olga Lucía. Reconfigurando el trabajo social. Perspectivas y


tendencias contemporáneas. Espacio. Buenos Aires, 2003.

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