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Cultura Zenú

Los Zenú o Sinú fueron una tribu amerindia en Colombia, cuyo territorio ancestral comprende
los valles de los ríos Sinú y San Jorge, así como la costa del Caribe en el golfo de Morrosquillo.
Estas tierras se encuentran dentro de los departamentos colombianos de Córdoba y Sucre.

La cultura Zenú existio desde alrededor de los años 200 aC a 1600 dC, ellos construyeron
grandes obras hidraulicas y produjeron bellos ornamentos de oro. El oro que fue enterrado a
menudo con sus muertos atrajo la atencion de los conquistadores españoles, quienes saquearon las
tumbas en busca del metal precioso. Con la llegada de los españoles, la tribu, sufrio un gran
descenso demográfico. Los cronistas españoles del siglo 16, escribieron acerca de los Zenú, que
seguían viviendo allí, pero registraron poco o nada sobre la historia del Zenú.

Alrededor del año 200 aC, las comunidades de agricultores y orfebres vivían en los valles del Sinú, San Jorge,
Cauca y Nechí, todos relacionados con la cultura, con similares expresiones artísticas, los conceptos de la vida
y la muerte, y prácticas ambientales. Sus medios de subsistencia eran la caza, la agricultura, la pesca y
comercio de materias primas y productos terminados. Alrededor de 950 d.c., unos 160 habitantes por
kilómetro cuadrado viven en la cuenca San Jorge. Después de 1100, la población Zenú disminuyo por
razones desconocidas y se trasladó a los pastos más altos que no necesitaban de obras de
drenaje para habitarlos, donde vivieron hasta que la llegada de los conquistadores españoles.

Los pobladores de la cultura Zenu se dedicaron a las actividades ganaderas, agricolas (de gran importancia en
los valles que habitaron), pesqueras, de caza (animales salvajes de la selva colombiana) produccion de
artesanias (ceramicas, cestos de mimbres, sombreros), orfebreria (gran cantidad de objetos bellamente
realizados). Existia una division del trabajo por el sexo y la edad. Las actividades como la agricultura,
pesca, caza la realizaban los hombres, y las mujeres trabajaban en la confeccion de artesanias y recoleccion
de alimentos.

Orfebrería
La tecnica Semi-filigrana fue el rasgo característico de la decoración de la orfebrería Zenú.
Adornos de oro por lo general eran de una aleación con un alto grado de oro. Aves acuáticas, caimanes,
peces, gatos, ciervos y otros animales representaban a sus fuentes de alimentos, así como elementos de su
cultura.
Cultura Calima
La cultura calima, es un conjunto de antiguas culturas que habitaron el
departamento del Valle del Cauca y que no cohabitaron de manera simultánea.
Las excavaciones, estudios y hallazgos de piezas de orfebrería y cerámica
indican que la región estuvo densamente poblada y que fue un importante
centro de orfebrería, puesto que sus habitantes conocieron avanzadas técnicas
para el trabajo del oro. Según parece, el fácil acceso al Valle del río de Cauca y
a la costa pacífica, convirtió esta región en centro de intercambio indígena.

La cordillera Occidental de los Andes colombianos presenta sobre las


poblaciones vallecaucanas de Restrepo-Darién una depresión por donde se
llega bajando hacia el océano Pacifico, a una amplia llanura entre los ríos San
Juan al Norte y el Dagua por el Sur. La cruza, serpenteando el río Calima y
está cubierta de alta selva tropical que paulatinamente se va convirtiendo en
los manglares de la costa cruzados por múltiples canales.
La región Calima está ubicada en las estribaciones altas de la cordillera
occidental, en la zona central del departamento del valle del cauca, con una
altura promedio de 1.500 m.s.n.m. Es una región caracterizada por suaves
colinas, abundante agua y un clima templado que abarca los municipios de:
Restrepo, Calima-Darién y, de manera parcial, Yotoco y Vijes.

En la cerámica se presentan similitudes de formas, como la vasija con cuerpo


globular y cuello invertido y la vasija de doble vertedera y asa puente, llamada
popularmente alcarraza. En la orfebrería de ambos periodos también se
encuentran diversos objetos de tamaño considerable elaborados en oro de
buena ley con técnicas de martillado y repujado. En las tumbas, una de las
variadas formas yotoco, recuerda las del periodo ilama.
Sin embargo, también hay diferencias importantes. Los objetos de oro son
mucho más comunes en el periodo yotoco y presentan una gama de técnicas
más amplia, que permitió elaborar piezas espectaculares. Los alfareros del
yotoco dominaron la técnica de la pintura polícroma, en contraste con los del
periodo anterior que se limitaron al uso de dos colores: rojo y negro. En el
campo de la representación cosmológica se encuentran durante el periodo
ilama los personajes míticos en cerámica, mientras que en el periodo siguiente
se prefiere el oro.
Cultura Tayrona
El noroccidente de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia, fue
habitado desde el año 200 d.C. hasta la Conquista por agricultores y artesanos
de la piedra y el metal que aprovecharon los recursos disponibles desde el mar
hasta las nieves perpetuas, a quienes se les denomina la nación Tayrona.
Los Tayrona contaban con una compleja organización sociopolítica, y con un
avanzado conocimiento de la ingeniería y la arquitectura que se refleja en los
restos de grandes obras líticas, plantas de habitación, caminos, muros de
contención, escaleras y puentes.

Inicialmente asentados en el litoral, se expandieron luego hacia las zonas altas


donde construyeron ciudades de piedra. Su historia prehispánica comprende
los períodos Nahuange y Tayrona. Actualmente habitan allí los koguis, wiwas,
ikas y kankuamos.
Los Tayronas descuellan como ejemplo de la insistencia en al autenticidad, que
les costo ser aniquilados bárbaramente después de un siglo de constante lucha
contra el dominador. Indómitos y belicosos, no aceptaron el yugo español, que
implicaba el renunciamiento a sus costumbres ancestrales, a su idioma, a su
núcleo social y sobre todo a sus creencias religiosas.

Las casas Tayrona eran admirablemente construidas, en forma de


enormes cabañas de madera o bahareque con techos de paja y de palma, por
lo general, de forma cónica, y que por su elaboración se deduce que fueron
excelentes carpinteros. Las puertas eran adornadas con caracoles colgados de
hilos, los cuales, soplados por el viento producían un armonioso sonido. Su
mobiliario era de espartos y de cañas, y las esteras que tendían en el suelo
eran tejidas y pintadas con muchos y variados colores. En los tapetes de
algodón dibujaban figuras de animales, como tigres, águilas, y serpientes.

Los Tayrona eran excelentes horticultores y, favorecidos por la diversidad de


sus climas, pudieron cultivar e intercambiar casi todos los frutos que se
cosecharon en Precolombia. En ninguna otra cultura de nuestro territorio
aparecen tan claros los procedimientos para mantener la fertilidad del suelo,
consistentes en terrazas que impedían la erosión de los suelos, ni otras
aplicaron tan hábilmente la irrigación artificial, conduciendo por canales el
agua de los ríos hasta sus sementeras.
Como no tenían rebaños, sino que vivían principalmente de vegetales y frutas,
su vecindad al mar determino para los Tayrona una alimentación a base de
pescado.
Cultura Guane
Los guanes fueron un pueblo indígena que habitó el territorio que actualmente
corresponde a los municipios de Los Santos, Jordán y Cabrera, hasta la unión del río
Charalá o Fonce y Suárez o Saravita; departamento de Santander en la República
de Colombia. Anteriormente se presumía que hablaban una lengua de la familia chibcha y
se les relacionaba con los muiscas, aunque recientes investigaciones han revaluado esta
idea proponiendo una migración del Orinoco o las costas de Venezuela. La práctica
cultural de la deformación craneal artificial entre los guanes, los relaciona, aunque
indirectamente y sólo por la costumbre, con pueblos como
los quimbaya, panches, pijaos, laches, muiscas y chancos y con culturas distantes como
la maya, la nazca y la paracas; los guanes, en su caso, lo hacían para demostrar mayor
ferocidad en sus rostros, y parecerse a los felinos.

Mucho se ha dicho sobre los indígenas "guanes" que vivieron en un sector de Santander
(Colombia), a los alrededores y sobre el cañón del Chicamocha o cañón del
Gallinazo.2Igual podemos afirmar de la lengua guane y del término "guane" como tal.

Sus dominios colindaban por el occidente con el de los yariguíes, por el norte con el de
los chitareros, por el oriente con el de los laches, y por el sur y sudeste con el de
los poimas y chalalaes, entre otras etnias indígenas.
Las últimas investigaciones han arrojado que los guanes no ocuparon un territorio tan
amplio como antes se pensaba por D´Costa y otras personas, sino que aquellos limitaban
su territorio a la mesa de Xerira (luego de Los Santos o Jéridas) y las faldas orientales a
las orillas del río Saravita (hoy Suárez), hasta la desembocadura del río Fonce o Chalalá;
El Socorro, San Gil, Oiba, Charalá y otros territorios no eran territorio guane, sino de
etnias diferentes de las cuales no se ha investigado a profundidad, pero que de acuerdo
con evidencias arqueológicas (costumbres funerarias, tejidos, alfarería, arte rupestre,
etc.), dan lugar a afirmar que no pertenecían al mismo grupo de los guanes.
Según Otero D'Costa, y bajo antiguas teorías actualmente revaluadas por muchos
investigadores, los límites eran: por el occidente por el trayecto que toma la cordillera, o
serranía de los yariguíes, sigue por el alto de Zapatoca, una parte del río de oro hasta el
punto donde desemboca el río Suratá. Entre este río y en el río Umpalá a la altura del
páramo de Santa Bárbara, se limitaba el territorio guane por el norte y noreste con el de
los chitareros. Bajando por el río Umpalá hasta su desembocadura del río Chicamocha y
regresándose por éste hasta su punto de coincidencia con la cordillera de Guantiva se
demarca el límite con los territorios laches. La continuidad de la cordillera de Guantiva
hasta el páramo de La Rusia define la frontera sureste con el país muisca, y continua por
el sur hacia el oeste por parte del río Tolotá y del río Lenguaruco, el cual desemboca en el
río Suárez.
Cultura Muisca
también llamados chibchas, son un pueblo indígena de probable procedencia
centroamericana que ha habitado el altiplano cundiboyacense y el sur del departamento
de Santander, en el corazón de la actual República de Colombia, desde aproximadamente
el siglo VI d. C. hasta la actualidad, y cuyos descendientes directos viven en
los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y parte de Santander. Una pequeña parte
de su población está organizada en forma de cabildos indígenas en la ciudad de Tunja y
en localidades del distrito de Bogotá como Suba, Bosa, Usme, Fontibón y Engativá,
además de municipios vecinos como Chía, Cota y Sesquilé. Buena parte de la población
actual de la Cordillera Oriental de Colombia es resultado del mestizaje entre los muiscas y
otros pueblos, principalmente españoles.
A los muiscas se los ha llamado también chibchas, pero aunque esa denominación no es
incorrecta, tampoco es precisa, pues chibchas son en realidad todos los grupos
pertenecientes a la familia lingüística chibchense, como los u'wa, los motilones-barí o
los kogui, entre otros.4
El territorio muisca comprende los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y una parte
del sur de Santander. El clima varía desde el frío implacable del ventoso páramo de
Sumapaz, pasando por planicies templadas, hasta los primeros contrafuertes de la Sierra
Nevada del Cocuy. El eje central de la región es el altiplano cundiboyacense, conformado
por una sucesión de planicies, valles y elevaciones, y surcado por abundantes fuentes de
agua que corren por ríos y quebradas o se depositan en cientos de lagunas, pantanos
y humedales. Con alturas que oscilan entre los 2.500 y los 2.800 m s. n. m., y con
montañas que pueden superar los 4.000 metros en algunos puntos, el clima es fresco y
frío durante la mayor parte del año. Las lluvias raramente pasan de los 1.000 milímetros
en promedio anual. Carente de volcanes o nevados, el agua ha sido el elemento decisivo
en el modelado del paisaje. Todas las planicies mayores son lechos de antiguos
lagos pleistocénicos nivelados por la lenta sedimentación en el curso de decenas de miles
de años. La mayor de las planicies es la de la Sabana de Bogotá, con más de 1.200
kilómetros completamente llanos, y surcada por el río Bogotá (antiguamente llamado «río
Funza»). En la actualidad, esta región es la de mayor densidad de población en Colombia,
y todo parece indicar que también lo era en el momento de la conquista española. Las dos
principales ciudades de este territorio son Bogotá, capital de Colombia, y Tunja, capital
del departamento de Boyacá. Ambas ciudades fueron originalmente fundadas por los
muiscas.11
Cultura Tumaco
En las llanuras inundables y los manglares de la costa del Pacífico, entre
Esmeraldas en el Ecuador y Buenaventura en el Valle del Cauca, vivieron
durante mil años sociedades de pescadores, cazadores y agricultores que
navegaron en el mar y trabajaron los metales. Los arqueólogos fechan su
presencia desde el 700 a.C. hasta el 350 d.C. Otras sociedades sin orfebrería
ocuparon luego la isla de El Morro y la llanura costera, y permanecieron hasta
la Conquista.

Sobre islotes rodeados de bosques de manglar las antiguas comunidades de


Tumaco construyeron montículos y en ellos sus viviendas y enterramientos.
Pescaron, recogieron frutos de mar, cazaron aves y pequeños mamíferos. Para
cultivar en las llanuras del litoral adecuaron las tierras con zanjas y
camellones. De las arenas de los ríos obtuvieron oro y platino que trabajaron
por lo general en pequeños y delicados adornos

Las viviendas, de planta rectangular y techo a dos aguas, se levantaban sobre


plataformas artificiales que las protegían de las inundaciones. Los navegantes
se desplazaban en canoa a lo largo de las costas, de isla en isla e incluso hacia
las llanuras, ya que la marea alta facilitaba la navegación al inundar los
manglares, las bocanas y los esteros. Pesas para red en piedra y anzuelos de
oro se encuentran con frecuencia y son evidencia de las actividades de pesca.

Las figuras de cerámica eran por lo general pintadas pero han perdido el color
con el paso del tiempo. Sellos y rodillos eran los utensilios utilizados para
pintarse el cuerpo.
En 1756 Fray Juan de Santa Gertrudis visitó la Costa Pacífica y relató su
experiencia en el libro “Maravillas de la naturaleza”:
“Hállanse allí por lo regular varias figuritas hechas de barro con mucha
perfección… Hállanse también hechas de oro con los ojos de esmeraldas,
háyanse también unas cuentecitas de oro hechas de filigrana, tan chicas como
la cabeza de un alfiler…”
También escribió Santa Gertrudis:
“Llaman a este pueblo La Tola porque todo está lleno de tolas que quiere decir
montones de tierra… Son entierros de los indios antiguos, y como ellos se
enterraban con cuanto tenían, en alguna se ha encontrado bastante riqueza…”
El poporo La balsa

El lavapatas

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