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COMISIÓN DE PRÁCTICOS:
FEDERICO AGUILAR
20:30 HORAS
COMISIÓN DE TEÓRICOS:
DANIELA BERLANTE
18:30 HORAS
ALUMNA:
PATRICIA GALEANO
(95.318.031)
2018
La indefinición de género como proceso de corporización en la
obra teatral Todo piola dirigida por Gustavo Tarrío
INTRODUCCIÓN
Actualmente, en la escena teatral contemporánea, podemos observar una
marcada línea del denominado nuevo teatro o teatro postdramático como lo
nombra Lehman, donde analiza el teatro y da cuenta de que este nuevo teatro y
en particular este nuevo texto de teatro ha dejado de ser dramático, lo que no
significa que no siga conteniendo dimensiones dramáticas en grados diversos.
Se esfuman los principios de narración y de configuración, así como el orden de
fábula, que es autorreferencial, y el texto ha dejado de ser un elemento
dominante. Además, se conciben textos en los que el lenguaje no aparece como
un discurso entre personajes sino como una teatralidad autónoma, eso si aún
existen personajes definibles, especifica Lehman.
Este cambio tiene su origen primario en los años sesenta, luego de las
vanguardias, con el llamado giro performativo que se ve reflejado en todas las
artes y donde surgen nuevas maneras de hacer arte. Esta nueva forma de hacer
teatro tiene características variadas, algunas de las claves son la
interdisciplinaridad artística, observamos también cómo se desvanecen las
líneas entre lo real y lo ficcional, el uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la
escena, lo performático.
La obra teatral Topo piola dirigida por Gustavo Tarrío presenta varios
elementos característicos del teatro postdramático y performativo por lo que
podría ser definida de tal forma. Uno de los procedimientos donde basa dicha
construcción es la indefinición de género que se apoya en el proceso de
corporización de los actores, en la materialidad de sus cuerpos fenoménicos
(entendido según Ericka Fischer Lichte) y lo refuerza en el código del vestuario,
así como en la palabra. Esto produce una ruptura con la idea tradicional de
personaje, que analizaremos en el presente trabajo.
hacer que con el cuerpo o en el cuerpo venga algo a presencia que solo existe en
virtud de él. (…) El personaje encuentra en el físico estar- en- el- mundo su
fundamento y la condición de posibilidad de su existencia. (2011, pág. 172)
Todo piola está marcada por la materialidad de los cuerpos de los actores en
tanto cuerpo fenoménico como cuerpo semiótico y juega con eso. Eddy se
muestra un tanto parecido a Carla, como Carla se muestra un tanto parecido a
Eddy, entonces nos preguntamos: ¿podríamos categorizar a Carla únicamente
como “ella”, es decir, “como mujer” y a Eddy como “él” “como varón” más allá de
sus respectivos sexos biológicos?
No vemos que Carla intenta actuar “como varón”, ni que Eddy hace “de
mujer”, sino que simplemente, como ya dijimos antes, no actúan: “son”, ni solo
varón, ni solo mujer, por momentos ambos son mujer y hombre, un solo género,
en otros momentos neutros. Plantea una ambigüedad de identidad de género,
que provoca que el espectador se pregunte todo el tiempo sobre eso. Erica
Fischer dice que los actos performativos son creadores de una identidad,
entendida según Butler, nos explica que:
En los actos performatives y con los actos performatives, con los cuales se
constituye el género —y la identidad en general—, la comunidad ejerce violencia
corporal sobre el individuo. Pero al mismo tiempo, en cambio, estos actos brindan
sin duda la posibilidad de que en ellos, y con ellos, cada individuo se cree a sí mismo
como tal —incluso aunque sea al margen de las ideas dominantes en la comunidad
y pagando el precio de las correspondientes sanciones sociales” (2011, pág. 56)
Si analizamos en detalle las acciones físicas que realizan cada uno, podemos
observar por ejemplo que Carla se saca la remera al igual que Eddy y ambos
actores quedan parcialmente desnudos. El que un varón se muestre con el torso
desnudo en la sociedad dentro de algunas circunstancias está naturalizado y
permitido, mientras que en una mujer no sería lo socialmente aceptado, acción
que nos vuelve a interpelar sobre la identidad de Carla.
Es decir que, cuando vemos por primera vez a los actores vestidos con un
conjunto de futbol, la primera relación que podríamos tener es con la idea social
masculina preconcebida, al menos si la analizamos desde el estereotipo de
masculinidad entendida en la sociedad, aunque luego todas esas primeras
asociaciones del vestuario en su función tradicional sean refutadas.
CONCLUSIÓN
Dijimos que Todo piola como obra postdramática y performativa utiliza como
procedimiento la indefinición de género, que se apoya en el proceso de
corporización de los actores y en la materialidad de sus cuerpos fenoménicos, y
lo refuerza tanto en el código del vestuario como en la palabra. Todo esto realiza
una ruptura con la idea tradicional de personaje entendida como encarnación,
como explica Erika, donde los actores ponían su cuerpo al servicio de un
personaje concebidos previamente en el texto dramático y donde solo podían
transmitir los significados lingüísticos del texto a través de su materialidad
corporal y expresiva, es decir, que el actor debía moldear su cuerpo en función
de las características del personaje a representar. Sin embargo, con el proceso
de corporización no significa que la categoría de personaje ha quedado obsoleta,
sino que se ha redefinido.
Por ende, la obra Todo Piola está marcada por la materialidad de los cuerpos
de los actores en tanto cuerpo fenoménico como cuerpo semiótico y juega con
eso, como explica Fischer Lichte y como sucede en la obra, los actores
corporizan una teatralidad autónoma, donde la existencia del personaje se basa
únicamente a través de la ejecución física y la singular corporalidad de dichos
actores. Estos personajes proponen una indefinición de la identidad tanto de
género como sexual constante. Vemos ambos cuerpos desnudos similares, por
momentos son femeninos, por otros masculinos, en otros tanto masculinos como
femeninos al mismo tiempo y en ocasiones totalmente neutros que a la vez se
ve reforzada por el vestuario y la palabra; y donde los estereotipos y prejuicios
sociales sexuales y de género se ven rotundamente obsoletas.
BIBLIOGRAFIA