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En el caso de la semántica, es difícil presentar un marco evolutivo, ya que depende de tal número
de variables que no permiten establecer el desarrollo tipo para cada edad. No obstante, se
presentará algunas características cronológicas que han destacado diversos autores.
En cuanto a nivel de comprensión, Monfort y Juárez (1989) señalan una serie de pautas evolutivas:
A los 12 meses, el niño entiende más o menos tres palabras diferentes.
Entre los 12 y 18/20 meses, hay un registro más lento y la cantidad anterior aumenta
hasta la veintena.
Hacia los 24 meses, el aumento es mucho más rápido y el niño suele entender unas 250
palabras diferentes.
Hacia los 36 meses, en un niño sin alteraciones de lenguaje el crecimiento del vocabulario
es importante. Cada día aparecen más palabras nuevas coincidiendo con un mayor uso del
lenguaje.
Hacia los cuatro años este crecimiento se acentúa, el niño comienza a jugar con el
lenguaje y formula numerosas preguntas. En estas edades, el niño incorpora nuevos
rasgos de significado a las primeras palabras conocidas.
Hacia los cinco años el promedio de palabras que comprende oscila entre las 2.000 y las
2.200.
A los seis años comprende una media de 3.000 palabras.
En relación a la producción, dicho autor añade que, aunque es difícil evaluar el número de
palabras diferentes que los niños pueden producir, se estima que el vocabulario de producción
representa la mitad aproximadamente del vocabulario comprensivo.
Los estudios cualitativos de la evolución semántica son poco precisos. Los trabajos realizados
por Piaget (1962) en niños de tres a seis años hablan de un lenguaje ante todo egocéntrico,
con mucho monólogo en las situaciones de interacción.
Entre los cuatro y los siete años el lenguaje egocéntrico alcanza el 40 ó 45% de la producción.
Su finalidad primordial será satisfacer impulsos o necesidades, no se comunican ideas.
Entre los siete y los ocho años el lenguaje egocéntrico ha bajado al 20 ó 25%. La pronta
socialización de los niños en guarderías o en educación infantil, posibilitan un lenguaje manos
egocéntrico.
Fuente: ACOSTA, V. Y OTROS., “La evaluación del lenguaje. Teoría y práctica del proceso de
evaluación de la conducta lingüística infantil”. Ediciones Aljibe S. L. Málaga, 1996.
Carrera: Educación Diferencial
Asignatura: Desarrollo y alteraciones del lenguaje
Profesora: Rosa Haase
Aún cuando no se ha presentado un registro exhaustivo del tipo de palabras que utilizan los
niños en estos primeros años, la recopilación de diversos estudios longitudinales en niños sin
problemas de lenguaje (Dale, 1980; Rondal, 1980, 1982; Espin, 1987) permiten describir, a
grandes rasgos, la evolución de los distintos significados:
El desarrollo lingüístico, hasta los seis y siete años, coincide semánticamente con la
adquisición del significado léxico de las palabras. Aprenden primero los que se refieren a
objetos que pueden moverse, que se mueven o cambian de lugar como “zapatos”, “animales”,
“alimentos” y “personas” (Nelson, 1974). Huttenlocher (1974) y Anglin (1974) señalan también
que la tendencia es aprender primero los nombres de objetos dinámicos. Los nombres de
lugares y objetos estáticos que no “hacen nada” y que no se pueden manipular como “árbol”,
“mesa”, “cuna” o “habitación” se adquieren más tarde.
Fuente: ACOSTA, V. Y OTROS., “La evaluación del lenguaje. Teoría y práctica del proceso de
evaluación de la conducta lingüística infantil”. Ediciones Aljibe S. L. Málaga, 1996.
Carrera: Educación Diferencial
Asignatura: Desarrollo y alteraciones del lenguaje
Profesora: Rosa Haase
Respecto al significado figurativo, los trabajos conocidos indican que los niños a los seis años
adquieren la estructura de chistes y adivinanzas, pero no poseen capacidad para captar el
humor creado bajo la modalidad lingüística (McGhee, 1972, 1974; Brodzinsky, 1975; Prentice y
Fahman, 1975). Los niños de estas edades dicen cosas graciosas, pero todavía no pueden
apreciar la incongruencia o la gracia de un dibujo, una historia o un chiste.
Los trabajos realizados por Asch y Nerlose (1960) y Winner, Rosenstiel y Gadner (1976)
recogen que, antes de los seis años, los niños comprenden términos como “frío”, “dulce”,
“torcido”, etc., solamente en relación con objetos o características físicas de personas. Entre
los siete y diez años, los niños pueden comprender estos términos cuando se aplican a
características personales, pero dan dos significados separados y totalmente distintos al
mismo término, como en: “el hielo está frío” y “ella es una persona fría”. Es decir, no pueden
apreciar la doble función del término.
Entre los ocho y once años, el despliegue de un pensamiento más concreto y reversible les
permite utilizar los conceptos verbales fuera de su contexto concreto, así como realizar
clasificaciones o categorizaciones de las palabras. En este estadio hay una ampliación de los
significados léxicos de las palabras; es decir, aumentan rasgos semánticos de éstas (referidos a
nuevas cualidades, lugares de localización, funcionalidad, etc.). Pero aún no podemos esperar
un uso preciso de las palabras para designar acciones, cualidades, estados, etc. El empleo de
las palabras con diferente sentido es muy limitado.
Todavía a los nueve años las habilidades para recordar y recontar adivinanzas no son
necesariamente predictivas de su habilidad para explicarlas (Fowles y Glanz, 1977). La
explicación de las adivinanzas es aún confusa y refleja desconocimiento de lo que es gracioso
en ellas.
A partir de los once años un pensamiento más lógico, formal e imaginativo les permite
desarrollar los significados más figurativos, utilizando las palabras con sentido más metafórico.
Los trabajos de Asch y Nerlose (1960), Winner, Rosenstiel y Gadner (1976) recogen que, entre
los diez y once años, los niños comprenden y describen verbalmente la relación metafórica de
la aplicación de términos adjetivos a objetos y personas.
Fuente: ACOSTA, V. Y OTROS., “La evaluación del lenguaje. Teoría y práctica del proceso de
evaluación de la conducta lingüística infantil”. Ediciones Aljibe S. L. Málaga, 1996.
Carrera: Educación Diferencial
Asignatura: Desarrollo y alteraciones del lenguaje
Profesora: Rosa Haase
Fuente: ACOSTA, V. Y OTROS., “La evaluación del lenguaje. Teoría y práctica del proceso de
evaluación de la conducta lingüística infantil”. Ediciones Aljibe S. L. Málaga, 1996.