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INSTITUTO TEOLOGICO SALESIANO

FACULTAD DE TEOLOGIA
GUATEMALA

MATERIA: TEOLOGIA PASTORAL FUNDAMENTAL


PROFESOR: Dr. Félix Serrano

1. DESCRIPCION SINTETICA DEL CURSO


La Teología Pastoral poco a poco se está abriendo
espacio entre las disciplinas teológicas y en esa misma proporción
irá adquiriendo consistencia en la praxis eclesial.
El curso de Teología Pastoral Fundamental, como su
nombre lo indica, tiene una finalidad fundante. Los temas que se
estudian responden a esta característica. Después de la
Introducción, se abordan los grandes momentos de la Historia de la
Teología Pastoral (Tema 1). Seguidamente se pasa a tratar las
diversas Corrientes Actuales de la Teología Pastoral (Tema 2). A
continuación se analizan los elementos fundantes de la Teología
Pastoral (Tema 3). Posteriormente se hace una descripción de la
Praxis Eclesial en sus acentuaciones más significativas (Tema 4),
para esbozar una propuesta de la andadura de la praxis eclesial en
su realización (Tema 5). Se concluye el curso con la reflexión en
torno a la cientificidad de esta disciplina.

2. OBJETIVOS DEL CURSO


2.1. Conocer los diversos planteamientos de la Teología
Pastoral a través de su desarrollo histórico.
2.2. Distinguir críticamente las diversas corrientes actuales
de Teología Pastoral.
2.3. Asumir personalmente para la acción pastoral la
metodología propia de la Teología Pastoral, es decir, la
empírico-crítica.
2.4. Adquirir los elementos fundantes de la Teología Pastoral
que están en la base de una propuesta de pastoral actual
latinoamericana y en perspectiva de futuro.

3. PROPUESTA DE CONTENIDOS
3.0. INTRODUCCION
3.0.1. Terminología: Teología Pastoral, Teología Práctica,
Teología de la praxis eclesial, Teología de la acción,
Teoría de la praxis eclesial.
1
3.0.2. La Teología Pastoral: breve descripción
3.0.3. Tendencias Pastorales
3.0.4. Necesidad de una fundamentación científica de la
pastoral
3.1. HISTORIA DE LA TEOLOGIA PASTORAL
3.1.1. Preámbulos
3.1.2. Origen y primeros pasos de la Teología Pastoral
3.1.3. El planteamiento de Anton Graf
3.1.4. La Teología Pastoral a partir de la primera mitad del
siglo XIX
3.1.5. La Pastoral de Conjunto
3.1.6. El magisterio pastoral del Vaticano II
3.2. CORRIENTES ACTUALES DE TEOLOGIA PASTORAL
3.2.1. El Handbuch der Pastoral Theologie
3.2.2. Comunidad: Iglesia del futuro (Klostermann)
3.2.3. Teología del cambio eclesial (P. A. Liegé)
3.2.4. Propuestas de la reciente teología práctica evangélica
3.2.5. Teología práctica como ciencia de la acción
3.2.6. Pastoral Care, Pastoral Counseling, Practical Theology
3.2.7. Teología de la Praxis liberadora
3.3. ELEMENTOS FUNDANTES DE LA ACCION PASTORAL
3.3.1. La acción pastoral en cuanto praxis
3.3.2. La acción pastoral en cuanto actualización de la praxis
de Jesús
3.3.3. La Iglesia, Pueblo de Dios, constituida en comunidad de
discípulos de Jesús
3.3.4. La praxis eclesial al servicio del Reino de Dios
3.3.5. La Iglesia sacramento histórico del Reino en la praxis
liberadora
3.3.6. La Iglesia en sus realizaciones eclesiales
3.3.7. Los sujetos de la realización eclesial
3.3.8. Las estructuras e instituciones
3.3.9. Actuaciones eclesiales y no eclesiales
3.4. DESCRIPCION SINTETICA DE LA PRAXIS ECLESIAL ACTUAL
3.4.1. Eclesiocentrismo y pastoral centrípeta
3.4.2. Acentuación de la pastoral litúrgico-sacramental
3.4.3. Polarización clerical y predominio institucional
3.4.4. Prácticas sociales no suficientemente comprometidas
3.5. PROPUESTA SOBRE LA PRAXIS PASTORAL
3.5.1. Elementos componentes de la propuesta:
. Iglesia para el mundo en estado de servicio
. Iglesia en estado de evangelización y diálogo
. Iglesia solidaria con los pobres, al servicio y la
promoción y liberación integral de todos
. Iglesia en nuevas formas de comunidad
. Iglesia en oración, celebración del Reino
1
. Iglesia de adultos creyentes
. Iglesia pueblo de Dios, misterio e institución
. Iglesia, comunión de iglesias particulares y locales
. Iglesia abierta al diálogo
3.5.2. Estrategia en la actuación de la propuesta
3.6. FUNDAMENTACION EPISTEMOLOGICA DE LA TEOLOGIA PASTORAL
3.6.1. El objeto material
3.6.2. El objeto formal
3.6.3. Método
3.6.4. Relación con las otras ciencias
3.6.5. Ambitos de la Teología Pastoral

4. METODOLOGIA
El curso se realizará a través de un tipo de metodología
variada: clases magistrales, estudio-profundización personal,
discusión en clase de artículos, etc. Para obtener buenos
resultados en la asimilación de la materia se requerirá la
complementariedad y armonización de los diferentes tipos de
metodología.

5. EVALUACION
30 % Comprobación de lectura de cinco artículos
30 % Contenidos de clase
40 % Examen Final sobre contenidos de clase

6. BIBLIOGRAFIA
6.1. Artículos de diccionarios y enciclopedias
AUDINET J., Qué es Teología "Práctica"?, en LAURET B. -
REFOULE F. (ed.), Iniciación a la práctica de
la Teología, Tomo V, Cristiandad, Madrid
1986, 185-193.
CALVO F. J., Teología Pastoral, en FLORISTAN C.- TAMAYO
J.J. (ed.), Conceptos Fundamentales de
Pastoral, Cristiandad, Madrid 1983, 716-729.
DE CELAYA Y URRUTIA J.J., Teología Pastoral, en Gran
Enciclopedia Rialp, Tomo XXII, Rialp, Madrid
1975, 278-283.
FEIFEL E., Pastoral, en FRIES E. (ed.), Conceptos
Fundamentales de Teología, Tomo II, 2da. ed.
Madrid 1979, 294-302.
FLORISTAN C., Acción Pastoral, en Conceptos
Fundamentales de Pastoral, Cristiandad,
Madrid 1983, 21-36.
GASTGEBER K., Pastorale, en RAHNER K. - GOFFI T. (ed.),
Dizionario di Pastorale, Queriniana, Brescia
1979, 502-508.
1
MARLE R., Teología Práctica y Espiritual, en LAURET B.-
REFOULE F. (ed.), Iniciación a la práctica de
la Teología, Tomo I, Cristiandad, Madrid
1984, 243-304.
MIDALI M., Teología Pastorale, en MIDALI M.- TONELLI R.
(ed.), Dizionario di Pastorale Giovanile,
Elle Di Ci, Torino-Leumann 1989, 1048-1112.
SEVESO B., Teologia Pastorale, en Dizionario Teologico
Interdisciplinare, Vol I, Marietti, 2da. ed.
Turín 1977, 89-98.
ID., Teologia Pastorale, en BARBAGLIO G.-DIANICH
S. (ed.), Nuovo Dizionario di Teologia,
Suplemento 1, Paulinas, Alba 1982, 2081-2099. SCHURR V.,
Teología Pastoral en el siglo XX, en
VORGRIMLER H.-VANDER GUCHT R. (ed.), La
Teología en el siglo XX, Vol III, BAC,
Madrid 1974, 343-372.
ID., Pastoral, en Sacramentum Mundi, Vol V,
Herder, Barcelona 1974, 296-304.
SCHUSTER H.- BOHREN R., Praktische Theologie, en Lexikon
für Theologie un kirche, Vol VIII, Herder,
Freiburg 1963, 682-686.

6.2. OBRAS Y ARTICULOS


ARNOLD F.X., Mensaje de fe y comunidad cristiana, Verbo
Divino, Estella 1962.
ID., Al servicio de la fe, Herder, Barcelona 1963.
CELAM, Pastoral de Conjunto, CELAM, Bogotá 1971.
FLORISTAN C.- USEROS M., Teología de la acción pastoral,
BAC, Madrid 1968.
GALILEA S., Hacia una pastoral vernácula, Nova Terra,
Barcelona 1968.
MIDALI M., Teologia Pastorale o pratica. Cammino storico
di una rifflessione fondante e scientifca,
2da. ed., LAS, Roma 1991.
PLIEGLER M., Teología Pastoral, Herder, Barcelona 1966.
PONTIFICIO ISTITUTO DELL'UNIVERSITA LATERANENSE (ED.), La
teologia pastorale. Natura e compiti, EDB,
Bologna 1990.
RAHNER K., Teología Pastoral, en NEUHAUSLER - GOSSMANN
E. (ed.), ¿Qué es Teología?, Sígueme,
Salamanca 1969., 345-378.
SCHUSTER H., Ser y quehacer de la Teología Pastoral, en
Concilium 3 (1965) 3-16.
SEVESO B., Edificare la Chiesa. La Teologia Pastorale
e i suoi problemi, Elle Di Ci, Torino-
1
Leumann 1982.
ID., Teologia Pastorale. Linee tematiche per il
suo sviluppo, en Teologia 2 (1984) 130-141.
ID., La Teologia Pastorale nella letteratura
teologica, en Teologia 4 (1987) 309-332.
ID., Libri di testo e insegnamento della teologia
pastorale, en Teologia 3 (1988) 257-280.
ID., Interdisciplinarietà e pastorale, en
Teologia 3 (1989) 245-277.
I N T R O D U C C I O N

Hoy la palabra "pastoral" goza de muy buena aceptación.

Con frecuencia resulta "pastoral" una especie de palabra

mágica, una panacea de problemas eclesiales. A veces, se toma

como "un recetario" ante dificultades o situaciones de la vida

eclesial; otras veces, expresa un modo de acercamiento

metodológico a la vida de la Iglesia que se toma como vivo,

dinámico, revitalizador, pero que, en el fondo, se está

oponiendo a teológico y, por ello, resulta superficial. Al

iniciar un curso de Teología Pastoral es conveniente, ante la

plurisemia y equivocidad del término "pastoral", comenzar con

algunas aclaraciones. En la Introducción, por eso, vamos a

definir, aunque sea de forma sintética, la Teología Pastoral.

Distinguiremos entre Teología Pastoral y Acción Pastoral.

Indicaremos someramente el método de la Teología Pastoral y

relacionaremos este tipo de reflexión con el de otras materias

teológicas y no teológicas.

1. TERMINOLOGIA

El origen científico de la "Teología Pastoral" (=TP) se

remonta al proyecto de reforma de estudios emprendido por S.

Rautenstrauch en Austria en 17741. Esta materia, dentro del


1
. Cfr. MIDALI M., Teologia Pastorale o Pratica. Cammino storico di una
riflessione fondante e scientifica, 2da. ed., LAS, Roma 1991, 20-22.
5

curriculum
En lade formación
actualidad sacerdotal,
se hacentendía
críticas
a formar
a buenos
ambas

pastores. Esa orientación


denominaciones, pues si la primera
inicial evoca
de asociar
un reduccionismo
TP con enla

actuación
el mismo objeto
de pastores,
de su reflexión,
condujo a la
quesegunda
ya desde
pareciera
el inicio
que se

prefiera
trata de una
llamar
teología
estadiversa
materia,
de las
en ya
elexistentes
ámbito protestante,
(dogmática,
2
"Teología Práctica"
litúrgica, moral, etc.).
.

La inadecuación de las denominaciones anteriores ha

conducido a que se busquen expresiones más correctas. Se han

sugerido, por ejemplo, "Teología del praxis eclesial",

"Teología de la acción" y "Teoría de la praxis eclesial". De

todas ellas, la más apropiada parece ser la primera, pues la

segunda amplía en demasía el objeto de estudio de esa

disciplina y la tercera no especifica que se trata de una

teología sobre la praxis eclesial.

Hoy, sin embargo, parece extenderse, incluso entre

católicos, la terminología "Teología Práctica". En nuestro

curso, hechas estas aclaraciones previas, usaremos

indistintintamente Teología Pastoral o Teología Práctica,

sabedores de que las empleamos en un sentido distinto del que

evocan esas palabras y del que el mismo sentido literal

señalan.

2. LA TEOLOGIA PASTORAL: ACERCAMIENTO PRELIMINAR

2
. Cfr. ibid. 11-12; FLORISTAN C., Teología Práctica. Teoría y Praxis de la
acción pastoral, Sígueme, Salamanca 1991, 10.
5

2.1. Definición de Teología Pastoral

En primer lugar, hay que establecer una distinción

entre "Acción Pastoral" y "Teología Pastoral"3.

Por "acción pastoral" entendemos el actuar de los

cristianos, la realización de su existencia cristiana: a) en

todas sus dimensiones (palabra - sacramento - comunidad

-servicio); b) en sus interrelaciones personales (cristianos

entre sí, cristianos y no cristianos, ministros ordenados y no

ordenados, religiosos, etc.); c) en el conjunto de estructuras

e instituciones, que se utilizan para llevar a cabo esa misma

existencia cristiana (grupo, comunidad, movimiento, parroquia,

diócesis, Iglesia Universal).

La Teología Pastoral, en cambio, es reflexión científico-

teológica sobre la acción pastoral, sobre la praxis eclesial.

La separación didáctica, académica entre ambas no debe

conducir a una separación real entre ellas, pues la acción

pastoral se ha de comprender, iluminar y dinamizar por el

aporte de la Teología Pastoral y ésta ha de tomar como punto

central de su reflexión la vida de los cristianos en cuanto

acontecimiento salvífico de Jesucristo.

En la historia del a Teología Pastoral4 se ha definido

ésta como arte y/o ciencia de la formación de los pastores.

3
. Esta distinción se puede encontrar en obras como SM, T. , 264-304 y
CFP, 21-36 y 716-729.

4
. Cfr. MIDALI M., Teologia Pastorale 17-82; FLORISTAN C., Teologia Práctica
107-122.
5

Esta definición se ha de descartar en la actualidad.

También se ha relacionado, quizá excesivamente, Teología

Pastoral y Eclesiología, incluso llegándose, a veces, a

considerar la TP como una especie de eclesiología existencial.

La tradición alemana del siglo pasado (A. Graf) y del presente

(K. Rahner) han remarcado ese aspecto. Según estos autores, la

Teología Pastoral se preocupa de la "edificación de la Iglesia

en el futuro" y de la "autorrealización de la Iglesia"5.

La superación del clericalismo y del posible

eclesiocentrismo de las formulaciones eclesiológicas de la TP

busca centrar más esta disciplina en el núcleo de la fe

cristina y, por eso, la TP se entiende cada vez más como la

reflexión científico-teológica sobre la realización de la

salvación de Jesucristo, a través de las acciones eclesiales,

en un hic et nunc determinado6.

Otras formulaciones del objeto material de la Teología

Pastoral son: el Reino de Dios, la praxis de Jesús, el evento

Jesús. No nos oponemos a ellas y, más bien, hay que verlas

como superadoras del eclesiocentrismo pasado y como intentos

de redefinición de la TP en una dirección más cristológica,

aunque debiera justificarse más lo propio de la TP en esos

5
. Cfr. MIDALI M., Teologia Pastorale 34-40 y 157-177; RAHNER K., Teología
Pastoral, en NEUHAUSLER - GOSSMANN E. (ed.), ¿Qué es Teología?, Sígueme, Salamanca
1969, 345-378.

6
. En este sentido se mueven los pastoralistas que colocan en el centro la
TP la cristología, con acentuaciones diversas, en vez de la eclesiología (cfr.
MIDALI M., Teologia Pastorale 178-184).
5

enfoques.

2.2. Ambitos o sectores de la Teología Pastoral

Como decíamos en el apartado anterior el objeto

propio de la TP es la salvación de Jesucristo, que se hace

presente y se realiza en un hic et nunc determinado mediante

las acciones eclesiales. Ciertamente no son coincidentes

salvación de Dios (Reino de Dios) y acciones eclesiales

(Iglesia). Estas últimas son signo e instrumento en relación a

la salvación (LG 1). De hecho se da la salvación de Dios fuera

del ámbito eclesial (LG 16). Sin embargo, la TP se ocupa

predominantemente de las acciones eclesiales, aunque deben ser

tomadas de manera sacramental y centrífuga -extrovertida -

dice S. Dianich7.

Las acciones centrales a través de las cuales la Iglesia

hace presente la salvación de Jesucristo son : el anuncio, la

celebración de la fe, la fraternidad, la diaconía o servicio

de transformación del mundo8. Véase un cuadro resumen de E.

Alberich de las funciones eclesiales en el Apéndice I.

En la TP, atendiendo a las divisiones anteriores, se ha

distinguido entre Teología Pastoral Fundamental y Teología

Pastoral Especial. A la primera se le atribuye un carácter

fundante (=justificación de la TP como ciencia teológica) y a

7
. Cfr. DIANICH S., Iglesia extrovertida, Sígueme, Salamanca 1991.

8
. Cfr. ALBERICH E., La catequeisis en la Iglesia, 2da. ed., CCS, Madrid
1991, 24-28; FLORISTAN C., Teología Práctica 215-228.
5

la segunda se le asigna el estudio particular de cada una de

las acciones eclesiales y, por eso, se habla de Teología

Pastoral Evangelizadora, Teología Pastoral Litúrgica, Teología

Pastoral Social, Teología Pastoral Odegética.

2.3. El principio esencial de la TP

Es mérito de F. X. Arnold el haber enunciado como

principio esencial de la TP el principio divino-humano, que

tiene su prototipo y modelo en Cristo mismo, hombre y Dios,

que, en virtud de la encarnación, se unen hipostáticamente en

una única persona9. Otros pastoralistas (Goldbrunner, Tonelli)

han considerado, por esto mismo, como principio fundamental la

encarnación10.

Toda la realidad salvífica y eclesial (Palabra,

Sacramento, gestos de amor, etc.) tienen la doble dimensión

humano-divina, a imagen del Verbo. La correcta interpretación

y aceptación de la unión, separación y distinción entre ambos

elementos nos lleva a evitar visiones deformantes y reductivas

de la acción pastoral sea sobrenaturalistas

(providencialistas, espiritualistas) sea naturalistas

(empresariales o administrativas, materialistas). Toda acción

pastoral conlleva una dimensión divino-humana, según la cual

es posible distinguir ente acción de Dios y acción humana. La

9
. Cfr. MIDALI M., Teologia Pastorale 66-72.

10
. Cfr. ibid. 183.
5

TP ha de ser consciente de la riqueza y de los límites, que

entraña esa complejidad de la acción pastoral y se ha de

quedar en el análisis-interpretación-proyectación de la

mediación salvífica y no tanto en el proceso de salvación, que

compete a Dios.

2.4. Método de la TP

La TP, en cuanto ciencia, tiene además de un campo

de estudio (la salvación) y una perspectiva propia

(actualidad), un método11. En el pasado, el no haber tomado la

TP como ciencia propiamente tal condujo a que se la entendiera

como un "arte" o el aprendizaje de un conjunto de "reglas,

normas, deberes" para desempeñar correctamente la "cura de

almas".

Los estudios sobre el método de la TP son en la

actualidad abundantes y sobre ellos retornaremos al final del

curso. Por ahora asumimos la tendencia empírico-crítica, que

se ha ido abriendo camino, aunque con cierta lentitud.

El método empírico-crítico distingue tres momentos: en el

primero, fase analítica, se examina la realidad existente de

la praxis eclesial con la ayuda de las ciencias humanas y

teológicas. Este primer paso concluye con un diagnóstico

pastoral de la realidad.

En el segundo momento, fase crítico-teológica, los

11
. Cfr. FLORISTAN C., Teología Práctica 193-211; MIDALI M., Teologia
Pastorale 573-595.
5

resultados de los análisis precedentes se sistematizan, se

interpretan y se relacionan con el "deber ser" de la

salvación, de la existencia creyente, de la vida ideal de la

comunidad cristiana. Las ciencias teológicas son aquí quienes

aportan los elementos fundamentales. Sin embargo, para que se

dé reflexión teológico-pastoral se ha de confrontar,

interpretar teológicamente el diagnóstico pastoral. No se

trata, pues, de una mera "reflexión doctrinal" general sobre

el conjunto de la fe cristiana.

Los resultados obtenidos en la fase precedente son a modo

de "imperativos" de acción para la pastoral. La TP no se ha de

quedar únicamente como una ciencia de principios teológicos,

sino que, dada su finalidad práctica, de actuación, la

reflexión teológico-pastoral ha de desembocar en una

estrategia de acción pastoral. Esta es la que se llama fase de

proyectación, de planificación pastoral.

2.5. Relación de la TP con otras ciencias teológicas12

Se acepta hoy de manera generalizada que la TP no

puede ser el resultado deductivo de los principios de la

Teología Dogmática, de la Teología Moral, de la Liturgia o de

otra ciencia teológica u afín. La TP quiere tener un espacio

propio en razón de su episteme. La intencionalidad

directamente práctica de una gran parte de la teología

12
. Cfr. RAHNER K., Teología Pastoral 357-367.
5

contemporánea conduciría a que un amplio sector de la teología

se considerase como TP, lo cual es hasta cierto punto

discutible y ameritará una reflexión posterior. Si se mantiene

la distinción entre Teología Dogmática, Teología Moral,

Liturgia y Teología Pastoral se puede aseverar que ésta

desempeñaría una función de puente, de mediación, entre

Teología - Mundo, cuya articulación se haría de forma

científica y teológica.

La realidad compleja del objeto material de la TP

(realizarse de la salvación en un momento y espacio

determinado) requiere, por otra parte, una interrelación de

ciencias humanas y teológicas, que intervienen en los diversos

momentos del método de la TP. Esa interrelación es respetuosa

de los métodos y resultados de cada ciencia, sin subordinarlos

a la TP. En la parte final del curso volveremos a tratar de

forma más analítica la interdisciplinariedad de la TP.

3. TENDENCIAS PASTORALES

En los últimos veinte años se ha generalizado el uso de

modelos en la Teología13 y, por ende, también en la TP14. Ya en

otro lugar he examinado lo que se pretende con este tipo de

13
. De este tema me he ocupado en varias ocasiones: cfr., por ejemplo,
SERRANO F., Puebla: Balance de un debate teológico-pastoral sobre la misión de la
Iglesia, Instituto Teológico Salesiano, Guatemala 1986, 122-127.

14
. Cfr. FLORISTAN C., Teología Práctica 259-278. L. Boff ha abordado también
este tema con referencias expresas a América Latina (ID., Iglesia: carisma y
poder, Sal Terrae, Santander 1982, 13-28).
5

estudio, sus aportes y límites. Ahora voy a describir los

rasgos típicos de las tendencias o corrientes más extendidas

en nuestra acción pastoral. Voy a presentar cada una de esas

tendencias de forma esquemática tomando como puntos de

referencia estos 14 indicadores: origen del modelo,

descripción sintética de él, manera de entender la salvación,

valoración de sí mismo, concepción de ministerialidad,

tendencia prevalente en la organización, cómo entiende la

relación con Dios, con las personas, con las religiones, con

el mundo, el tipo de organización que desarrolla, las

prácticas eclesiales predominantes, los destinatarios y la

virtud fundamental.

3.1. Pastoral de cristiandad15

. el origen de esta pastoral se puede situar hacia

el siglo IV, a partir de la paz constantiniana. La situación

que se operó para los cristianos con este cambio

sociopolítico-religioso fue de gran importancia y

transcendencia. Los cristianos, de perseguidos pasaron a ser

reconocidos oficialmente y, poco a poco, se llegó a

identificar ciudadano con cristiano. La cristiandad, aunque ha

desaparecido como forma de organización social, no obstante ha

sido mucho más duradera la mentalidad de identificación, en

algunos países, entre ciudadanos y cristiano-católicos. En

15
. Cfr. cuadro resumen en Apéndice 2.
5

América Latina desde la conquista y colonia se trasplantó esta

pastoral de cristiandad y subsiste en muchas de las

actuaciones eclesiales y como mentalidad bastante

generalizada;

. esta pastoral considera la Iglesia como "sociedad

perfecta". Sin ella no hay salvación (extra ecclesiam nulla

salus). De los rasgos constitutivos de la Iglesia pone este

modelo de relieve, pues, su conformación histórico-visible

(organización, institucionalidad, ministerialidad). Los

aspectos salvíficos, pneumáticos quedan en un segundo plano.

Unido este rasgo al anterior conduce a que la pastoral se

preocupe especialmente de que todos los cristianos sean

bautizados lo antes posible, que hagan la primera comunión a

una edad conveniente, que se encuentren libres de pecado

mortal, que se casen canónicamente, que reciban los

sacramentos antes de morirse y que se les entierren

cristianamente. Todo ello como fruto de la fuerte

identificación entre conductas sociales y prácticas

cristianas;

. la pastoral de cristiandad tenía y sigue teniendo,

donde persiste, un marcado individualismo. Las acciones

eclesiales se dirigían a los individuos, a la salvación de su

alma;

. la identificación, que se establecía, entre Reino de

Dios, Reino de Cristo e Iglesia conducía a actitudes


5

triunfalistas de la Iglesia, de su jerarquía, en la valoración

y confrontación con lo no cristianos, con los estados, con la

ciencia. La Iglesia tomaba muy en serio su función de "madre"

y de "maestra" y le llevaba a comportamientos autoritarios,

despreciativos de todo lo que no fuera suyo;

. el sujeto principal y único de la pastoral de

cristiandad es la jerarquía. El laico se define negativamente,

el que no es clérigo. En la Iglesia se hace la distinción

entre unos miembros activos: enseñan, dan sacramentos, dan

orientaciones, etc. y otros receptivos: escuchan, reciben

sacramentos y ponen en práctica las orientaciones de los

primeros;

. la organización en esta pastoral es uniforme en todos

sus aspectos y regiones: la misma organización ministerial, la

misma liturgia, las mismas normas, el mismo catecismo. Incluso

se llegó a imponer la misma lengua, el latín;

. la relación con Dios es fundamentalmente individual. La

persona se entiende directamente con Dios, aunque se utilicen

mediaciones, son meramente formales. Se pueden ver todavía

algunas manifestaciones religiosas, que se resienten de este

individualismo (mi misa, mi intención, el bautismo de mi hijo,

la primera comunión de mi hija, etc.);

. la relación entre los miembros de la Iglesia reproduce

la pirámide social predominante: arriba están las autoridades

(Papa, cardenales, obispos; siguen los sacerdotes, religiosos


5

y, por último, los seglares);

. la Iglesia, que se autoestima como la poseedora única

de la salvación y de la verdad, refuta, polemiza e incluso

pelea con los demás, pues éstos (paganos, herejes, etc.) se

hallan, según ella, en el error y han de ser convertidos. Si

se resisten se deben someter incluso por la fuerza. Esta

pastoral es de autosuficiencia, de infavaloración de los otros

en todas sus manifestaciones. La acción eclesial es

centrípeta: todos deben converger a ella;

. el mundo, considerado sin autonomía propia, se ve como

el lugar no afectado por la gracia y, por consiguiente, reino

del mal. Bajo esta perspectiva se ha de huir de él o se ha de

conquistar. También se le llama "mundo" al espacio donde vive

el cristiano y se tiene de él una apreciación negativa: es un

"valle de lágrimas", del que tenemos de salir para llegar a la

bienaventuranza del más allá, el cielo. Los dualismos

platónicos aparecen por doquier y denotan el influjo que tuvo

esta filosofía en la conformación del cristianismo típico de

la cristiandad. La actitud de la pastoral de cristiandad

frente al mundo es, pues, de rechazo, de tránsito o de

integración en ella (eclesiocentrismo);

. la forma característica de organización de esta

pastoral es la institución parroquial, que nace, se desarrolla

y adquiere consistencia a partir de la Edad Media. En la

parroquia tienen una importancia predominante los aspectos


5

jurídicos, clericales y sacramentos;

. las prácticas pastorales más importantes para este

modelo de pastoral son la administración de los sacramentos,

porque mediante ellos se tiene acceso a la salvación y se

entra a formar parte de la Iglesia y de la salvación

definitiva. A la evangelización, en una sociedad que se tiene

por cristiana, no se le presta igual importancia. De hecho

coinciden el desenvolvimiento de esta pastoral de cristiandad

con el desaparición del catecumenado de los primeros siglos,

institución de mucha importancia para iniciar a los

cristianos;

. los destinatarios de esta pastoral son toda la

sociedad, pues se identifica, como dijimos anteriormente,

ciudadano y cristiano. Incluso los manuales de TP señalaban

como destinatarios de la acción pastoral directa a los

cristianos en que la Iglesia estaba debidamente implantada, es

decir, los bautizados. Los lugares en que no existía una

organización eclesial propia se tenían como lugares de

misiones. Se establecía, pues, una distinción entre "misionar"

(=evangelizar a los no creyentes) y "acción pastoral"

(=cuidado de los ya bautizados);

. adquiría muchísima importancia en este tipo de pastoral

la virtud de la obediencia, haciéndose coincidir con demasiada

facilidad voluntad de Dios y orientaciones y mandatos de la

jerarquía.
5

3.2. Pastoral de comunión

. la concepción de la Iglesia como comunión

prevaleció en la Iglesia primitiva (siglos II-III). La Iglesia

se entendía como la comunidad de salvación, misterio, reunida

en torno a la eucaristía y al obispo. Esta manera de

comprender la Iglesia se impuso también en el Vaticano II.

Está presente en casi todos sus documentos, de forma especial

en LG y SC;

. esta pastoral acentúa el aspecto interior y mistérico

de la Iglesia en el sentido de comunión. El Vaticano II define

a la Iglesia como sacramento de una doble comunión: entre Dios

y el hombre y entre los hombres entre sí. Esta pastoral, por

ello, insiste en que la Iglesia es comunidad de salvación. Los

aspectos de organización y ministerialidad se subordinan a esa

característica. En América Latina, desde 1975 hasta la fecha

se ha hablado mucho de la Iglesia en cuanto "comunión y

participación", remitiéndose a la eclesiología de la LG;

. a diferencia del modelo precedente, esta pastoral

enfatiza la dimensión comunitaria de la vida cristiana. La

Iglesia se considera "pueblo de Dios" (LG 9), entre los otros

pueblos (LG 15-17). La salvación, aunque se puede obtener de

forma individual, no obstante, Dios ha querido escoger para sí

un pueblo (LG 9);

. la Iglesia se concibe y trata de realizarse como una

comunidad histórica, sin triunfalismos, sabedora de que no es


5

el Reino de Dios (LG 5) y que en relación a él es signo,

instrumento, germen, levadura, sacramento (LG 5, 1). La

Iglesia se entiende como una comunidad histórica entre los

demás pueblos (LG 9) y en camino hacia su consumación

definitiva (LG cap. VIII). Estos rasgos manifiestan su

carácter de comunidad peregrinante, provisional, de mediación

respecto a Dios y a su reino. Además le hacen tomar conciencia

de su configuración humano-divina: visible, invisible;

terrestre, celeste; santa, pecadora (LG 8);

. la pastoral de comunión, respecto a la ministerialidad,

presenta a la comunidad como sujeto de dones, carismas y

ministerios (1 Cor 12). Todos los miembros son agraciados por

el Espíritu con dones, carismas y ministerios. Cada quien

recibe algunos de ellos para el servicio comunitario. Se

acentúa el aspecto de igualdad fraterna y de servicio

ministerial. Se subraya, como un hecho fundamental, la

igualdad fundamental entre todos los miembros del Pueblo de

Dios (LG II y nro. 32). Las relaciones entre los miembros en

la Iglesia se expresan en clave de servicio (LG 18, 32). La

concepción piramidal se elimina y se sustituye por otra de

índole comunional;

. esta pastoral, ateniéndose a la pluriforme organización

de las comunidades cristianas primitivas, entiende la

organización de forma más elástica que el modelo anterior. La

Iglesia se autocomprende como comunión de comunidades (LG 13,


5

23). Desecha la uniformidad eclesial en todos los órdenes

apelando a la encarnación de la Iglesia en cada cultura;

. en la relación entre Dios y las personas se acentúa el

aspecto comunitario tanto a nivel de personas como de grupos.

El cristiano no es jamás concebido individualmente, sino

inserto en una comunidad, que va desde la pequeña "Iglesia

doméstica" (LG 11), a la "Iglesia particular" (LG 23) a la

"Iglesia Católica" (LG 23). Se ponen más en evidencia los

aspectos de amor y de comunión que los jurídicos;

. las relaciones entre los miembros de la comunidad se

ven primeramente como miembros iguales en Cristo. Se enfatiza

la fraternidad entre los miembros, que no puede ser rota por

la distinción ministerial. Se insiste también en la libertad,

responsabilidad y creatividad de los diversos miembros de la

Iglesia. El abandono de la separación entre laicos y pastores,

no de la distinción de carismas y de servicios, ha contribuido

al reconocimiento del puesto y misión de los laicos en la

Iglesia (LG IV y AA);

. la pastoral de comunión expresa las relaciones entre

las Iglesias, entre las religiones y entre los no creyentes

como círculos concéntricos de comunión. Se fija más en los

aspectos que los unen que en aquellos que los separan; mira el

acercamiento, la colaboración y el diálogo. Tiene, en suma,

actitudes ecuménicas;

. el mundo, para esta pastoral, es una realidad neutra o


5

negativa en la que entra la Iglesia como sacramento salvífico.

La Iglesia aparece muy centrada en sus propios problemas: su

naturaleza, su vida de fe y expresión cultual, la organización

interna. Hay todavía latente, no obstante la riqueza que

encierra este modelo, una especie de eclesiocentrismo. La

relación con el mundo se piensa en clave de testimonio y de

consagración de parte de los creyentes (LG 33-36);

. la forma típica de organización eclesial es la

parroquia-comunidad. Todas las agrupaciones y movimientos

eclesiales resaltan los aspectos comunitarios en su vida, en

su ministerialidad, en su servicio. Se crean diversos

organismos y grupos que tienden a expresar la

corresponsabilidad en la misión: consejo de pastoral, consejo

económico, etc.; incluso se establecen vínculos de comunión

entre las parroquias creando decanatos;

. las prácticas eclesiales predominantes son las

relaciones fraternas entre los miembros de la comunidad y

fuera: fraternidad, reconciliación, colaboración, solidaridad.

Esta pastoral insiste mucho en las relaciones interpersonales

como signos de la comunión cristiana. Junto a esas prácticas

y, en consonancia con esa orientación, se desarrollan también

las acciones de evangelización y de administración de

sacramentos;

. los destinatarios preferentes de esta pastoral son las

comunidades cristianas. La atención a sus miembros, el


5

crecimiento en su formación y en la vida cristiana, para que

sean signo de comunión entre sí en la humanidad;

. la virtud fundamental de esta pastoral es la comunión,

la fraternidad. Todas las restantes acciones eclesiales se ven

bajo esta óptica.

3.3. Pastoral liberadora

. el surgimiento de esta pastoral, en sus formas

actuales, se remonta a finales de los años cincuenta y

principios de los sesenta (renovación eclesiológica conciliar,

inquietudes de los cristianos en las luchas por la liberación

en la década de los sesenta, nacimiento de las comunidades

eclesiales de base, la difusión de la teoría de la

dependencia, etc.). Recibe el espaldarazo en la Conferencia de

Medellín, a partir de la cual se difunde en América Latina

esta modalidad pastoral. Los impulsores de esta pastoral se

remiten para justificarla a los mismos evangelios y,

especialmente, a la praxis de Jesús;

. la pastoral liberadora pone como centro del actuar

eclesial la praxis de liberación. Hablan de "praxis" para

indicar la acción trasformadora de la Iglesia en los procesos

históricos del continente a través de su dimensión profética,

sus ministerios de servicio, su vida interna, etc. La

"liberación" abarca todas las dimensiones de la historia y de

las personas, que salen de una situación de esclavitud,


5

opresión, marginación, etc. y pasan a la auténtica realización

histórica y personal;

. para esta pastoral la liberación (=salvación) se hace

presente en la historia a través de los procesos históricos y

humanos que manifiestan los signos del Reino de Dios. La

Iglesia no tiene la exclusiva, sino que participa de la

salvación en la medida en que ella es "signo", "sacramento"

del Reino;

. la pastoral de liberación acentúa la dimensión

histórica de la fe, buscando superar formas individualistas,

privatistas y espiritualistas. Dios se ha revelado en la

historia, a través de la historia y es ahí el lugar propio de

la actuación pastoral;

. la concepción y realizaciones ministeriales de esta

pastoral son amplias, ricas y variadas. Los ministerios, en

cuanto dones del Espíritu, se hacen presentes en la comunidad

de forma polícroma, múltiple, buscando el bien de la comunidad

y las respuestas concretas, que se tienen que dar. La

comunidad es el ámbito de surgimiento y desarrollo de los

ministerios de acuerdo con las necesidades de la misma

comunidad y su realidad circundante;

. la forma de entender la organización es elástica y

plural, es decir, concibe que la situación concreta puede

sugerir el tipo de organización que mejor responde a la

realización de la misión liberadora;


5

. esta pastoral, que entiende la Iglesia, como Pueblo de

Dios, nacido por el Espíritu, enfatiza en las relaciones con

Dios la dimensión comunitaria. Muy probablemente como reacción

al individualismo de otros tipos de pastoral y por pensar que

es una característica más evangélica;

. en la comunidad insiste esta pastoral en los lazos de

igualdad, que unen a todos sus miembros. La diversidad

ministerial no ha de crear diferencias o jerarquías;

. la pastoral de liberación concibe de forma amplia y

abierta las relaciones con las otras religiones y otros grupos

religiosos y sociales. La importancia primera no la tiene la

confesionalidad, sino todo lo que hace presente el Reino de

Dios. Esta pastoral es, pues, ecuménica y universalista;

. el mundo lo observa este modelo como horizonte de

realización del Reino de Dios. Se acerca a él, trata de

transformarlo, especialmente en sus estructuras y situaciones

de pecado. La Iglesia debe ser en el mundo servidora,

sacramento histórico de liberación;

. la modalidad de realización más típica de esta pastoral

han sido las comunidades eclesiales de base. Ellas son las

expresiones más originales de esta forma de actuación

pastoral. La organización eclesial se entiende, por tanto,

como red de comunidades eclesiales;

. las prácticas eclesiales más características de esta

pastoral son las ético-sociales-políticas. Las acciones


5

evangelizadoras, con una orientación crítico-profética, y

sacramentales se subordinan a las primeras;

. los destinatarios prioritarios de esta pastoral son los

pobres. Esta opción, que no es excluyente, manifiesta un rasgo

de la fidelidad a Jesús de este modo de ser iglesia;

. la virtud característica de esta pastoral es el

compromiso, que es opción por los valores del Reino, fidelidad

a ellos, constancia en la actuación.

4. NECESIDAD DE UNA FUNDAMENTACION CIENTIFICA DE LA PASTORAL

Ante el abanico de tendencias o corrientes

pastorales actualmente existentes se impone un discernimiento,

que contribuya a iluminar los presupuestos teológicos,

filosóficos y/o sociales, que subyacen, con el fin de

confrontar y ajustar mejor la praxis eclesial a los paradigmas

bíblico-eclesiales. Este trabajo supone el esfuerzo de

sistematicidad y rigurosidad de una metodología científica,

tal como se ha de entender la TP. Nuestro curso trata de

aportar los elementos que contribuyan a realizar esta

reflexión.
5

LA PRAXIS DE JESUS Y DE LA PRIMITIVA IGLESIA

1. PREAMBULOS

La TP, además de ser una ciencia descriptiva de la

realización actual de la salvación de Jesucristo es también

una ciencia normativa, es decir, señala el "deber ser" del

actualizarse de la salvación. En cuanto ciencia normativa, por

ser ciencia teológica, extrae los principios de la revelación

en general, especialmente, de la Sagrada Escritura y más en

particular del Nuevo Testamento. Estos escritos, surgidos por

instancias catequéticas y pastorales, recogen las palabras y

acciones de Jesús y las adecuan a los diversos contextos de

las comunidades cristianas. Con razón ha dicho P. Grelot que

los evangelios "son, por excelencia, documentos pastorales y

la investigación exegética en su conjunto tiene por finalidad

esclarecerlos desde el punto de vista de sus funciones

pastorales"16.

No pretendemos presentar aquí, ni siquiera es nuestra

tarea, hacer una exposición completa de la figura de Jesús de

Nazaret, ni hacer una cristología. No obstante, si Jesús y la

16
. Texto citado por FLORISTAN C., Teología Práctica 31. El texto original se encuentra en
P.GRELOT, Los evangelios y la historia, Barcelona 1987, 14.
5

experiencia de la comunidad cristiana primitiva constituyen

paradigmas de vida y de actuación para el cristiano y para la

Iglesia actual, necesitamos recoger algunos elementos

esenciales tanto respecto a Jesús como a la Iglesia cristiana

primitiva.

La exposición, que quiere atenerse a los datos actuales

de la investigación histórico-crítica17, puede ayudarnos a

superar imágenes parciales, limitadas de Jesús, que posee el

pueblo cristiano, tales como a): el Señor de los milagros; b)

Dios omnipotente y omnisciente; c) el Nazareno, el

crucificado; d) el Salvador de nuestros pecados18.

2. LA PRAXIS DE JESUS

Antes de iniciar la reflexión sobre Jesús conviene

precisar que vamos a referirnos a él de forma sintética e

integral, evitando reduccionismos o limitaciones, de tal forma

que el concepto de "praxis" aquí empleado lo tomamos como

sinónimo de "evento", "acontecimiento" de Jesús, no únicamente

en su acepción de "acción histórica".

2.1. La figura de Jesús

Tratamos, seguidamente, de recoger un conjunto de

datos sobre Jesús, fidedignos desde el punto de vista


17
. Cfr. BORNKAMM G., Jesús de Nazaret, Sígueme, Salamanca 1975; JEREMIAS J., Teología del
Nuevo Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1974, PERROT CH., Jesús y la historia, Cristiandad,
Madrid 1992, FABRIS R., Jesús de Nazaret. Historia e interpretación, Sígueme, Salamanca 1985.

18
. Cfr. FLORISTAN C., Teología Práctica 35-37.
5

histórico y teológico:

- Jesús, nacido de María, vivió en la historia concreta

de Palestina del siglo I;

- los evangelios lo presentan como hombre como nosotros y

al mismo tiempo enviado por su Padre, Dios; lo describen como

igual al Padre; también dicen de él que está unido al

Espíritu, a quien nos deja una vez retornado con el Padre;

- Jesús no perteneció a los grupos sacerdotales de su

tiempo ni a los grupos de escribas. Los evangelios contienen

relatos abundantes de los enfrentamientos que tuvo Jesús con

los grupos sacerdotales (Lc 10, 3; Mc 11, 15-19; Mt 16, 1-12;

Mt 21, 23-32) y con los fariseos (Mt 6, 1-18; Mt 12, 1-8. 22-

44; Mt 15; Mt 16, 1-12; Mt 22, 15-22; Mt 23; Lc 15) tratando

de mostrar en qué consiste la verdadera religión y

desenmascarando los falsos formalismos de ella. Estos

enfrentamientos fueron la causa de su rechazo y de su muerte,

acusándole de endemoniado, mago, opuesto a la religión de

Moisés y al poder político;

- la caracterización más apropiada de Jesús es como

profeta, un profeta que se coloca en continuidad con Juan

Bautista y que emprende una obra de autenticidad de la

tradición religiosa de su pueblo. El rechazo de éste y la

formación de un grupo de seguidores de su propuesta es lo que

llamamos el origen de la comunidad cristiana primitiva;

- la subversión de perspectivas que ofrecía frente a las


5

interpretaciones religioso-políticas, fueron la causa de su

ajusticiamiento en una cruz, pero Dios lo resucitó y la

comunidad cristiana lo proclama Viviente y presente en ella

por el Espíritu.

2.2. Jesús profeta del Reino

Jesús, según algunos exégetas, perteneció al grupo

de Juan el Bautista y el mensaje que anuncia está en

continuidad con su predicación19. La Buena noticia que predica

Jesús es la llegada del reinado de Dios, la conversión de las

personas y la fe en esa llegada del reino (Mc 1, 14-15).

2.2.1. La predicación de Jesús sobre el Reino

El mensaje central del NT se encuentra en la

predicación de Jesús sobre el Reino de Dios20. Los elementos

fundamentales de ese anuncio son:

a) la llegada de ese Reino de Dios, que se ha de entender

en sentido pasivo "Reinado de Dios". Dios llega para

establecer justicia, salvación, liberación, posibilidades de

realización humana e histórica. El concepto de reino de Dios

no debe entenderse, por consiguiente, de manera geográfico-

espacial, sino presencia actuante de Dios en la historia, en

19
. Cfr. FABRIS R., Jesús de Nazaret 89-101.

20
. Cfr. SCHNACKENBURG R., Reino y Reinado de Dios, 3ra. ed., Fax, Madrid
1974, BORNKAMM G., Jesús de Nazaret 101-114; JEREMIAS J., Teología del Nuevo
Testamento 119-148.
5

la personas, en el culto, etc.;

b) la venida del Reino de Dios es algo inminente, está

haciendose ya presente con Jesús. El acaecimiento del Reino de

Dios con Jesús cuestiona formas de entender la intervención de

Dios apocalípticas y futuristas y muestra la actualidad de la

actuación de Dios en la historia, hecha realidad con Jesús.

Además, esta aseveración tiene enorme importancia, pues hace

ver la relación que tiene el Reino de Dios con Jesús mismo;

c) la predicación de Jesús sobre la proximidad del Reino

de Dios debe suscitar en las personas conversión (metánoia) y

fe (confianza, entrega, obediencia) a esa presencia de Dios.

El hombre completo ha de optar, ha de decidirse ante esta

oferta salvífica, que es "evangelio", buena nueva.

d) la Buena Nueva sobre el Reino tiene como destinatarios

privilegiados a los pobres, los que sufren cualquier

marginación o discriminación. Ellos, por necesitar más de

justicia, salvación, son los preferidos de Dios y él asume su

defensa y su causa.

La predicación de Jesús sobre el Reino se expresa

mayoritariamente en las parábolas, aunque se encuentran otros

textos de instrucción a los discípulos o de explicaciones

dirigidas a los adversarios en un contexto polémico21. En la

enseñanza de Jesús, que se diferencia de la de los rabinos de

su tiempo, por una parte aparece con toda su fuerza la imagen

21
. Cfr. FABRIS R., Jesús de Nazaret 148-170; JEREMIAS J., Las parábolas de
Jesús, 5ta. ed., Verbo Divino, Estella 1979.
5

de Dios, sus exigencias, su invitación a decidirse a optar por

el Reino, y por otra, se clarifica esta imagen a los

adversarios que tienen otra concepción.

2.2.2. Las acciones de Jesús sobre el Reino

Jesús acompañó su predicación de acciones y a

través de ellas indicaba la rectitud y coherencia de cuanto

enseñaba22. Los evangelios nos refieren algunas de estas

acciones: acciones de poder o signos, comúnmente llamados

milagros y otras formas de actuación que denotaban su peculiar

forma de obrar (comidas, acogida de los pecadores, curaciones

en fiestas religiosas, etc.).

Jesús realizó signos u obras de poder, cuya finalidad

residía, sobre todo, en la manifestación del poder de Dios que

obraba en él y la invitación a creer en su predicación. Este

tipo de acciones, al mismo tiempo que provocó admiración en

algunos coetáneos; otros lo tomaron como alguien que tenía un

pacto con el diablo. Los signos de poder más frecuentemente

atribuídos a Jesús son curaciones, liberación de endemoniados,

que indican que el Reino de Dios se está haciendo presente,

que Dios está obrando provocando salvación, liberación, vida.

Los evangelios narran también algunos comportamientos de

Jesús que chocaron con la mentalidad religiosa de su tiempo:

Jesús comparte la comida con amigos, con discípulos y con

22
. Cfr. FABRIS R., Jesús de Nazaret 135-148, JEREMIAS J., Teología del Nuevo
Testamento 107-119; LEON DUFOUR X. (ed.), Los milagros de Jesús, Cristiandad,
Madrid 1979.
5

publicanos; acoge a pecadores, a prostitutas, a gente mal

vista o extranjeros; no se atiene a los legalismos de fiestas

religiosas cuando está de por medio el hombre. Estas maneras

de obrar de Jesús muestran la libertad con que él obraba; la

realidad del reino escatológico como compartir juntos, más

allá de barreras étnicas o pseudoreligiosas; y los mismos

destinatarios del reino de Dios.

2.3. Los seguidores de Jesús

La predicación de Jesús sobre el Reino suscitó un

discipulado en torno a Jesús (Mt 5, 1; 8, 21.23; 13,

2.10.11.36; 14, 13). Hay un grupo de personas que se distingue

de la gente sin más o muchedumbre (Mt 5, 1; 7, 28; 9,

8.23.25.33; 11, 7; 12, 32)23. Estas personas, discípulos, que

han hecho propia la propuesta de Jesús constituyen lo que se

ha llamado la "preformación de la Iglesia". Las

características fundamentales de este grupo son: a) la

invitación o llamada de Jesús a participar del Reino de Dios;

b) el seguimiento o adhesión a ese modelo de vida; c) el

continuar la obra de Jesús, la misión. Esta misión

primeramente es entendida como la recomposición de Israel y

posteriormente, especialmente al constatar el rechazo de

Israel, se va a ver como la formación del discipulado

23
. Cfr. AGUIRRE R., Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana, Desclée
de Brouwer, Bilbao 1987; FABRIS R., Jesús de Nazaret 128-135; LOHFINK G., La
Iglesia que Jesús quería, Desclée de Brouwer, Bilbao 1986; VELASCO R., La Iglesia
de Jesús, Verbo Divino, Estella 1992, 11-88.
5

universal de Jesús mediante el anuncio de la propuesta

portadora de vida, la adhesión mediante el signo del bautismo

y la observancia de lo que Jesús ha mandado (Mt 28, 18-20).

Los escritos neotestamentarios resaltan entre el grupo de

discípulos, los doce, también llamados "apóstoles" y entre

ellos a Pedro, elementos que constituyen la base de la

doctrina que se desarrollará posteriormente sobre la

apostolicidad y las funciones del sucesor de Pedro, el Papa.

2.4. Jesús y Dios

Los escritos del NT describen a Jesús en una

relación muy peculiar con Dios. Como no estamos haciendo una

cristología no nos detenemos aquí en problemas como el tipo y

desarrollo de la conciencia de Jesús de su filiación divina,

ni siquiera en el desarrollo histórico de esa percepción de

parte de la comunidad cristiana. Jesús se dirigió a Dios

llamándole "abba" (padre)24. La permanencia de este término

arameo en los escritos del NT le hace pensar J. Jeremías que

esa palabra es una de las "ipsissima vox" de Jesús. Más allá

de la forma de dirigirse de Jesús a Dios, se puede observar en

el NT que entre Jesús y Dios existe una relación muy estrecha,

que va desde considerarlo, el enviado, el revelador, Hijo de

Dios, Dios como el Padre, etc.

Estos datos son fundamentales también para que la pastoral se

24
. Cfr. JEREMIAS J., Abba. El mensaje central del Nuevo Testamento, 3ra.
ed., Sígueme, Salamanca 1989.
5

construya a partir de una concepción global, completa de

Jesús, que sea fiel a los datos del NT y a su explicitación

posterior mediante la reflexión y profundización de la fe de

la comunidad cristiana primitiva.

3. LA ACCION PASTORAL DE LAS PRIMERAS COMUNIDADES CRISTIANAS

3.1. Enfoques tradicionales

En el estudio de este argumento se han seguido tres

caminos especialmente, que hoy con mayor rigor histórico-

teológico, nos parecen incompletos.

El primero ha sido considerar la misión de la Iglesia

como continuación de la de Jesús, pero interpretada ésta a

través de una visión cristonomista y no trinitaria ni

pneumática, según esta interpretación, fundamentalmente

apologética antirreformista, Jesús fundó la Iglesia y

encomendó su continuación a los apóstoles y de manera especial

a Pedro. Una vez concluida su permanencia en la tierra Jesús

envía a los apóstoles a seguir su obra y para ello cuentan con

la asistencia del Espíritu Santo. La misión de la Iglesia

quedaría compendiada en las palabras de Mateo: "Vayan y hagan

discípulos a todos los pueblos, bautícenlos para

consagrárselos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, y

enséñenles a guardar todo lo que les mande, miren que yo estoy

con ustedes cada día hasta el fin del mundo" (Mt 28, 18-20). A

partir de ahí se deducían las siguientes acciones: sacerdotal


5

(=sacramental, bautismo); profética (=anuncio, enséñenles) y

real (=gobierno, haced discípulos). Las acciones pastorales

eclesiales ahí descritas no corresponden ciertamente, como se

pensó en el pasado, a la indicación de Jesús, sino a la praxis

de la comunidad cristiana a la que hace referencia Mateo. La

interpretación que se hace del texto además de forzarlo en su

interpretación, pues lo fundamental es la creación del

discipulado, de lo que se deduce todo lo demás, amplía las

funciones ahí señaladas más allá de lo que el sentido estricto

y ampliado consienten. Finalmente, una observación más, este

escrito es sólo uno del NT y no se puede presentar indicativo

de toda la acción pastoral eclesial, a no ser que se

justifique por qué es así.

Un segundo procedimiento ha sido el poner como prototipo

y paradigma de la acción eclesial la propuesta de vida

comunitaria que se halla en Hechos 2, 42: "Eran constantes en

escuchar la enseñanza de los apóstoles y en la comunidad de

vida, en el partir el pan y en las oraciones". A partir de

esta cita se señalaban como acciones eclesiales: la enseñanza,

todo lo que se refiere a la evangelización (=enseñanza de los

apóstoles); vida sacramental y de oración, liturgia (=fracción

de pan y oraciones) y fraternidad, comunión, servicio a los

hermanos (=comunidad de vida). La descripción de Hechos, si

bien es sumamente importante y las comunidades cristianas

deben mirarse siempre en ese ideal de vida comunitaria no


5

parece que se deba tomar como una propuesta de todo el actuar

eclesial, ni siquiera está en el texto explicitado.

Un tercer procedimiento era el recurso a las así llamadas

"cartas pastorales", que hacen énfasis en la organización de

la vida comunitaria en la época subapostólica. Ahí se

encontraban un conjunto de elementos que consideraban

fundamentales para la organización de la vida eclesial: la

preocupación por el depósito de la fe, la ortodoxia; la

colocación de ministros idóneos mediante la imposición de las

manos y otras normas de la vida comunitaria; la fidelidad ante

el surgimiento de grupos sectarios, etc.. Es comúnmente

aceptado hoy que las cartas pastorales reflejan un momento

particular del desarrollo de las comunidades cristianas, una

vez desaparecidos los apóstoles, y que no pueden tomarse sus

indicaciones sin contextualizar los problemas particulares a

los que se quería responder.

3.2. Proceso de conformación de las comunidades

cristianas En la actualidad se sabe que la

formación y desarrollo de las comunidades cristianas

primitivas fue un proceso largo, complejo y diversificado a

través del cual va creciendo y organizándose la vida eclesial,

tomando como referencia las palabras y acciones de Jesús

mediante la tradición recibida de un apóstol y buscando

responder a las situaciones concretas en que se hallaban.


5

No vamos a hacer en este lugar una eclesiología

neotestamentaria, pero sí intentamos exponer de manera más

histórico-teológica el desenvolvimiento de las comunidades

cristianas, la manera como intentaron reflejar la existencia

cristiana, que es la finalidad de toda la acción pastoral. En

la exposición haremos, primeramente, una presentación

sintética del complejo camino de construcción de las

comunidades cristianas y, seguidamente, trazaremos algunos

rasgos y características de ellas, que sin tener la pretensión

de ser completos, ayudan a entender los problemas que

afrontaron y el tipo de respuesta que dieron.

3.2.1. Visión sintética sobre el desarrollo de las

comunidades cristianas primitivas25

En el NT se debe hablar de una conciencia de

las comunidades cristianas que va madurando progresivamente a

través de experiencias fuertes y singulares. Las más

importantes de ellas son: la predicación de Jesús sobre el

Reino, la adhesión de algunos discípulos a esa predicación, la

experiencia de Pascua, la conciencia de que Jesús vive y que

su proyecto no puede quedar abandonado, la ruptura con Israel

y consiguiente profundización de la voluntad de Jesús, la

25
. Cfr. para esta visión sintética SARTORI L., Iglesia, en BARBAGLIO G. -
DIANICH S. (ed.), Nuevo Diccionario de Teología, vol. I, Cristiandad, Madrid 1982,
715-740.
5

búsqueda de adaptación a las nuevas situaciones, el

surgimiento de algunos elementos organizativos de la vida

eclesial. No vamos a desarrollar cada una de estas fases con

detención, únicamente hacemos unas acotaciones globales.

En un primer momento, la Iglesia es todo un hecho de

conversión a Cristo, meterse en su seguimiento, aceptar ser

discípula del Señor (Mt). La situación ulterior del grupo de

discípulos de Jesús lleva a tomar conciencia de los aspectos

negativos y dolorosos del vacío creado por Jesús. Se realiza

una distanciamiento progresivo de la matriz judaica, se llega

a una especie de expulsión. Se realiza, a su vez, otro

distanciamiento, la no asimilación a los pueblos paganos. La

persecución y extrañamiento de las comunidades cristianas

afecta a las relaciones con el poder político, cultual y

religioso de las comunidades paganas. La Iglesia es guiada por

el Espíritu para descifrar mejor su identidad y para reconocer

la novedad de la propia autonomía de vida y de estructura. La

Iglesia, en este momento, recupera la atención de toda la

historia, la anterior y la posterior. El Cristo prepascual

vuelve a adquirir sentido para la Iglesia. La teología de

Lucas

indicará las etapas de la sucesión de los tiempos.

En Pablo y en Juan recobramos perspectivas ulteriores: la

trascendencia de la Iglesia sobre el pueblo antiguo y sobre

los otros pueblos. Los puntos de unión con Cristo son


5

plenamente interiorizados (fe y sacramentos); la universalidad

es plena: el hombre, todo hombre es llamado y tiene la

posibilidad efectiva de participar de Cristo, de hacerse

discípulo, de entrar en el nuevo pueblo.

A través de este proceso, relativamente largo, la

conciencia de la Iglesia se precisa. Y no sólo aparecen

definiciones iniciales de su naturaleza: nuevo pueblo, cuerpo

de Cristo, templo del Espíritu, sino que se abre la reflexión

a un ámbito más grande: la Iglesia es la manifestación última,

escatológica, inicio en los últimos tiempos del misterio, es

decir, recapitulación de todas las cosas y de todos los

hombres en Cristo.

Poco a poco emergen y son valorizadas algunas estructuras

indispensables para una identificación del Espíritu Santo en

la historia, que fueran útiles para que la Iglesia no se

volatilizara en algo evanescente: la función de los apóstoles

y guías de las comunidades (apostolicidad - unidad); el

afirmarse de ciertos momentos comunitarios de evaluación de la

conversión y de la comunidad en Cristo (bautismo -

eucaristía); la afirmación de ciertos criterios normativos de

fidelidad a la doctrina de los apóstoles, en base a los cuales

se discrimina el ortodoxo y el herético.

3.2.2. Algunas referencias específicas a las

comunidades cristianas primitivas


5

En la actualidad el enfoque eclesiológico

neotestamentario, fruto de la investigación exegética cada vez

más acuciosa y de la sensibilidad epocal en que nos movemos,

se está orientando al análisis más particular de la

eclesiología a través de las comunidades cristianas

primitivas. Nosotros vamos a ofrecer unos rasgos muy

sintéticos de algunas de las comunidades cristianas

primitivas26, que están en el trasfondo de los escritos

neotestamentarios.

a). La Iglesia de Jerusalén27

Cuando se leen los Hechos de los apóstoles se

tiene la impresión de que la comunidad de Jerusalén es la

única existente en los primeros momentos. Esta comunidad vive

una fuerte tensión escatológica y quiere lograr la conversión

y la convocatoria de Israel para que acoja la cercana

manifestación de Dios. Las autodesignaciones que usa la

comunidad de Jerusalén expresan con claridad la conciencia de

ser el Israel escatológico ("los santos", Rom 15, 25; "los

elegidos", Mc 13, 22.27). Pronto aparece la denominación

"Iglesia de Dios" (ekklesía toù theoú). En el AT griego la

palabra ekklesía traducía la palabra hebrea qahal, para

26
. Cfr. THEISEN G., Estudios de sociología del cristianismo primitivo,
Sígueme, Salamanca 1985; MEEKS W., Los primeros cristianos urbanos, Sígueme,
Salamanca 1988.

27
. Cfr. AGUIRRE R., La Iglesia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao
1989.
5

referirse explícitamente a la asamblea santa de los israelitas

en el desierto. "Con esta autodesignación - dice R. Aguirre -

la comunidad de Jerusalén (Hch 5, 11; 8, 1.3) está expresando

su conciencia de ser la continuadora del verdadero Israel y de

ser el pueblo de Dios de los últimos tiempos"28. Los discípulos

de Jesús, en estos primeros momentos, no se separan de Israel,

sino que son un grupo peculiar dentro de él. Se les llama,

incluso, "secta de los nazarenos" (Hech 24, 5; 28, 22).

La vida de la comunidad de Jerusalén la conocemos a

través de varios sumarios de los Hechos, que presentan una

fuerte idealización de esa vida, que muestran algunos de los

rasgos fundamentales de esa comunidad (Hch 2, 42-47; 4, 32-35;

5, 12-16): perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en

la comunión de vida, en la fracción del pan y en las oraciones

(Hch 2, 42-47).

Los textos de Lucas en Hechos están muy elaborados y es

muy difícil saber con precisión cuál fue el papel de "los

doce" en la comunidad de Jerusalén. Es remarcado con vigor,

sin embargo, el papel protagonístico de Pedro.

Los capítulos 4 y 5 hablan de la primera persecución

contra los discípulos de Jerusalén. Esta persecución procede

de los sumos sacerdotes y saduceos (4, 5s; 5, 17).

Desconocemos las causas de esa persecución. Surge pronto

también el conflicto interno cristiano con los helenistas (Hch

28
. Ibid. 44.
5

6), que se resuelve satisfactoriamente. Los Hechos nos relatan

también una persecución contra los cristianos helenistas,

probablemente por ser más liberales ante el Templo y la Ley

(Hch 7-8). En tiempo s de Agripa I (41-44) se desencadenó una

persecución contra toda la Iglesia de Jerusalén. Agripa,

probablemente quiso congraciarse con el grupo fariseo y el

pueblo judío en general. Agripa mandó matar a Santiago, el

hermano de Juan, y encarceló a Pedro. Es en ese momento cuando

al frente de la comunidad de Jerusalén se encuentra Santiago,

hermano del Señor (Hch 12, 17; Gal 2, 9). Presidió la Iglesia

de Jerusalén, junto con un colegio de presbíteros (Hch 15), a

imitación de las comunidades judías, desde 41-44 hasta el 62

en que fue martirizado. En la "Asamblea de Jerusalén" tiene un

papel destacado (Hch 15, 23).

La Iglesia de Jerusalén de los años inmediatamente

posteriores, de la época "subapostólica", la conocemos a

través de Eusebio de Cesarea, que se basa en Hegesipo. Esta

comunidad, primeramente se dispersa con ocasión de la guerra

del 70, y la preside Simeón, el hijo de Cleofás (Lc 24, 18 y

Jn 19, 25). Las posiciones de los judíos en Jannia hacia el

año 90, rompiendo con los grupos cristianos, hacen perder las

esperanzas de la conversión de Israel de forma inmediata y van

adquiriendo más importancia las Iglesias de la gentilidad. En

la segunda mitad del período postapostólico (100-135) la

Iglesia de Jerusalén, dirigida siempre por parientes del


5

Señor, pierde importancia en el conjunto del movimiento

cristiano y se caracteriza por su remarcado judaísmo.

b). La Iglesia de Antioquía de Siria29

La Iglesia de Antioquía de Siria tiene unas

características muy particulares, según R. Aguirre30: fue la

primera comunidad cristiana fundada fuera de Jerusalén; por

primera vez se admiten paganos a la comunidad, sin hacerse

previamente judíos; fue una comunidad fundada por judeo

cristianos helenistas, con un una teología y organización

diferente a la de los cristianos de Jerusalén; expresó

por vez primera un cristianismo con orientación misionera;

finalmente, en esta comunidad se plantearon dos problemas

claves en el origen del cristianismo: la relación con el

judaísmo y la comunión de cristianos de tradiciones étnicas y

religiosas diferentes.

La Iglesia de Antioquía fue fundada por judeocristianos

helenistas que huyeron de Jerusalén por motivo de la

persecución de la que nos informa Hch 8, 1-3 y, por primera

vez se dirige la predicación a los gentiles (Hch 11, 19-2O).

La formulación de la predicación es adecuada para los no

judíos. No se habla ni de Mesías ni del Hijo del hombre, ni

del Reino de Dios, sino del Señor Jesús.

29
. Cfr. BROWN R. E. - MEIER J. P., Antioch and Rome, New York 1983; AGUIRRE
R., La Iglesia de Antioquía de Siria, Desclée de Brouwer, Bilbao 1988.

30
. Cfr. AGUIRR R., La Iglesia de Antioquía 11.
5

Las figuras claves de la Iglesia de Antioquía son

"profetas y maestros" (Hch 13, 1), sin que se pueda

diferenciar entre ellos. Parece ser que eran predicadores

itinerantes y carismáticos, que se habían establecido en la

comunidad. Bernabé ocupa un lugar destacado entre ellos. La

comunidad de Antioquía envía a misionar a Bernabé y Pablo (Hch

13, 2-3), acompañados de Juan Marcos (Hch 13, 5).

En la "Asamblea de Jerusalén" (Hch 15, 1-35 y Gal 2, 1-

10) lo que está en juego es la legitimidad del cristianismo

antioqueno, su decisión de aceptar paganos, sin hacerse

judíos.

Esa asamblea declaró la legitimidad del pagano-cristiano de

Antioquía, sin pretender descalificar la línea judeo-cristiana

de Jerusalén. El conflicto no se solucionó del todo, pues,

surge después la tensión entre Pablo y Pedro (Gal 2, 11-14),

en que se debatía sobre la relación entre procedencia étnica y

comunión.

Los datos que hemos dado recogen algunos aspectos de la

primera generación cristiana de Antioquía. La segunda

generación la conocemos a través del evangelio de Mateo31. Este

evangelio, redactado en Antioquía en griego, posiblemente por

un judeo cristiano ex-escriba, muestra los rasgos de la

comprensión del cristianismo a fines del siglo I, respondiendo

a los cuestionamientos de esa comunidad de Antioquía: la

31
. Cfr. ibid. 43-57; BROWN R. E., Las Iglesias 121-141.
5

predicación de Jesús, primeramente para los judíos, ante su

rechazo, se abre a los paganos; Jesús no ha venido a abolir la

Ley, pero ésta tampoco se ha de entender a la manera de los

fariseos, que son el grupo religioso predominante, después de

la destrucción del Templo; la comunidad de Antioquía en este

período está relativamente instalada, adquieren importancia

los escribas cristianos (Mt 23, 34) y a Pedro y a los demás

apóstoles se les concede el poder de "atar y desatar", e

incluso, Pedro es presentado como el principal rabino de la

Iglesia32.

c) La Iglesia de Roma33

Los datos que poseemos de esta comunidad en la

época apostólica son los de la carta a los Romanos.

Ciertamente esta comunidad cristiana no fue fundada por Pedro

y Pablo y más bien parece tener su base en la existencia de la

comunidad judía en Roma. Del testimonio de Tácito (Annales VX,

44), se desprenden algunos datos interesantes: a) ya en el año

64 se podía distinguir entre judíos y cristianos en Roma; b)

había un número de cristianos en Roma; c) entre los paganos se

relacionaba a los cristianos de Roma con sus orígenes en

Judea34. La carta a los romanos deja entrever que en Roma había

32
. BROWN R., Las Iglesias 131.

33
. Cfr. BROWN R. E. - MEIER J., Antioch and Rome; DE GOITIA J., La Iglesia
de Roma, Desclée de Brouwer, Bilbao 1988.

34
. DE GOITIA J., La Iglesia de Roma 32-33.
5

un cristianismo moderado más asociado a Santiago, Jerusalén y

Pedro.

A partir del siglo I se va a dar una preeminencia de la

Iglesia de Roma sobre las otras Iglesias. Esta primacía

descansa fundamentalmente en el papel y función que Pedro ha

recibido de Jesús, según aparece en el NT. Esa primacía no

descansa en que Pedro haya sido el fundador de la Iglesia de

Roma, ni siquiera que la haya dirigido, sino en el hecho del

martirio de Pedro y Pablo según el relato de Clemente de Roma

en su primera carta a los corintios.

d) Las comunidades cristianas joánicas35

La tradición joánica (Evangelio de Juan y cartas)

manifiesta un largo proceso de desarrollo de estas comunidades

como se puede constatar a través de la historia de la

redacción. El núcleo originario de esa comunidad parecer estar

conformado por judeocristianos del sur de Palestina (relatos

de los signos y pasión). Es muy difícil determinar hasta qué

punto este grupo tuvo contactos con los judeocristianos de

Jerusalén, que conocemos por Pablo y los Hechos. En una

segunda etapa, que no sabemos ubicar geográficamente, esa

comunidad mantiene una polémica con el fariseísmo, aclarando

la originalidad de ese grupo, que se remite a Jesús (diálogos

35
. Cfr. BROWN R., La comunidad del discípulo amado, Sígueme, Salamanca 1983;
ID., Las Iglesias 85-120; TUñI J. O., Las comunidades joánicas, Desclée de
Brouwer, Bilbao 1988.
5

y discusiones doctrinales). La cristología ocupa el puesto

central. En una tercera etapa, en las cartas joánicas, ha

desaparecido la polémica con la sinagoga y más bien las

tensiones proceden contra un grupo de la misma comunidad, que

no acepta que Jesús ha venido en la carne (la humanidad de

Jesús)36.

En este evangelio la tradición de los doce y de Pedro no

tiene la importancia que le dan otras comunidades, aunque sí

la conoce (Jn 6, 67.70,71; 20, 24); y más bien se remiten con

frecuencia "al discípulo amado". Es muy interesante la manera

como el cap. 21 encara la situación de tener pastores en la

comunidad y las cualidades que debe tener Pedro para ello.

En fin, en las comunidades joánicas lo más importante no

son los cargos, carismas u otras distinciones sino el

discipulado37.

e). Las Iglesias de las Cartas Pastorales38

Las cartas pastorales, que tienen en su base la

tradición paulina, reflejan la situación de una comunidad

cristiana que tiene que estructurarse, dar consistencia a su

organización tanto porque han desaparecido los apóstoles

cuanto por el peligro de falsos maestros. Por eso remarcan la

36
. Cfr. TOñI J. O., Las comunidades joánicas 29-36.

37
. BROWN R., Las iglesias 91-95.

38
. Cfr. ibid. 31-45.
5

necesidad de los guías de las comunidades, sus cualidades y

funciones.

Las comunidades locales, que carecían de autoridades

locales, debían nombrar obispos-presbíteros en cada ciudad

(Tit 1, 5-7). La función principal de estas personas es

enseñar "la sana doctrina" (Tit 2, 1), perseverando así en la

enseñanza recibida (Tit 1, 9; 2 Tim 3, 10). La guía de estas

personas podría evitar la desintegración. Estos presbíteros-

obispos debían ser los maestros oficiales de la comunidad,

aferrándose a la doctrina bien fundada que habían recibido de

Pablo a través de Tito y Timoteo. Estos presbíteros-obispos

protegen a la comunidad de doctrinas equivocas (Tit 1, 9-2, 1;

1 Tim 4, 1-11; 5, 17). Además, dado que la Iglesia es "casa de

Dios" (1 Tim 3, 15), los presbíteros-obispos debían ser como

padres que llevan la responsabilidad de la casa: han de ser

íntegros, santos, dueños de sí mismos y no de carácter

colérico o arrogante (Tit 1, 7-9); capaces de organizar su

propia casa y controlar sus hijos (1 Tim 3, 4); no deben ser

amantes de las riquezas (1 Tim 3, 3.5). No se permitían en su

historial borracheras (Tit 1, 7; 1 Tim 3, 3). No debía haber

estado casado sino una sola vez; ni podía ser recién converso;

sus hijos debían ser creyentes (Tit 1, 6; 1 Tim 3, 2.6).

R. Brown, al mismo tiempo que razona sobre la importancia

y necesidad de este proceso de institucionalización, ante el

peligro de una disolución de la comunidad cristiana, deja


5

claro que esos criterios no pueden ser tomados como

eternamente válidos39.

39
. Cfr. ibid. 36.
5

HISTORIA DE LA TEOLOGIA PASTORAL

En el NT se encuentran elementos sobre la práctica

pastoral y en las llamadas Cartas Pastorales, en cuanto

reflexión destinada al clero, se hallan indicaciones sobre el

ministerio pastoral. En algunos escritos de los Santos Padres

se tienen indicaciones pastorales acompañadas de reflexión

teológica. Un ejemplo típico de ello es el Liber regulae

pastoralis de San Gregorio Magno, que ejerció un notable

influjo en el período sucesivo.

El Concilio de Trento dio un impulso importantísimo a esa

reflexión. Primeramente acogió la tradición anterior sobre el

tipo ideal de obispo y centró la reforma eclesial en torno a

la figura del "pastor". Este concilio estableció un conjunto

de orientaciones, a nivel teórico y práctico, para resolver

los problemas pastorales de su época: criterios en la elección

de los obispos, sus funciones y la manera de comportarse; las

tareas del párroco; la obligación de residencia de obispos y

de párrocos; el principio de territorialidad de las

circunscripciones eclesiásticas; el deber de la visita

pastoral; la adecuada formación del clero.


5

La Historia de la Teología que vamos a presentar la

iniciamos precisamente en el inmediato período postridentino,

donde se observan los primeros esbozos de una articulación

orgánica de la labor pastoral, pasando inmediatamente a la

etapa fundante de la TP como disciplina teológica, que se

tiene a finales del siglo XVIII. En el siglo XIX nos detenemos

en el análisis de la reflexión de A. Graf y en el XX en la

reflexión importante que se dió con la Pastoral de conjunto,

Hiltner y el Vaticano II. La Historia de la Teología Pastoral

no se ha dado sólamente en el catolicismo sino también en el

ámbito protestante, por eso se hace una exposición también de

los aportes más relevantes de la Teología Cristiana

Evangélica40.

1. ORIGENES Y PRIMEROS PASOS DE LA TP EN CAMPO CATOLICO

1.1. La literatura pastoral de la época postridentina

Para responder a las necesidades de los sacerdotes

que tenían a su cargo la "cura animarum", surge prontamente

una literatura que ofrece indicaciones sobre la administración

40
. Una visión amplia de esta historia la ofrece M. MIDALI, Teologia
pastorale o pratica. Cammino storico di una riflessione fondante e scientifica.
2da. ed., LAS, ROMA 1991. El mismo autor ha hecho una síntesis de los más
importantes autores y etapas en Teologia Pastorale (Storia), en MIDALI M. -
TONELLI R. (ed.), Dizionario di Pastorale Giovanile, Elle Di Ci, Torino-Leumann
1989, 1089-1101; también B. SEVESO tiene un estudio amplio Edificare la Chiesa. La
teologia pastorale e i suoi problemi, Elle Di Ci, Torino-Leumann 1982 y otro más
sintético Teologia Pastorale, en BARBAGLIO G. - DIANICH S. (ed.), Nuovo Dizionario
di Teologia. Suplemento 1, Paoline, Alba 1982. En español se pueden consultar unos
resúmenes muy breves: CALVO F. J., Teología Pastoral, en FLORISTAN C. - TAMAYO J.
J. (ed.), Conceptos Fundamentales de Pastoral, Cristiandad, Madrid 1983, 716-729;
FLORISTAN C., Teología Práctica, Sígueme, Salamanca 1991, 107-122.
5

de los sacramentos y los derechos y deberes del clero. Las

obras más importantes de este período y que tuvieron amplia

difusión son: Theologiae practicae compendium de J. Molanus

(1585); Enchiridion theologiae pastoralis de P. Binsfeld

(1591), que se apropia la palabra theologia pastoralis,

utilizada por vez primera por Canisio; Manuale parochorum de

L. Engel (1661) y Pastor bonus de J. Optraet (1698).

1.2. El nacimiento de la TP

La TP, en cuanto disciplina universitaria, surgió en

el contexto de la reforma de los estudios teológicos pedida

por la emperatriz María Teresa de Austria y encargada al

canonista Stefan Rautenstrauch (1774).

En la base del proyecto de Rautenstrauch se

encuentra la insatisfacción de una práctica pastoral

desprovista de un adecuado soporte teológico y de una

especulación teológica sin relevancia práctica. Con la

finalidad de superar esa situación él proyecta una

reorganización del curriculum teológico, al que le da una

orientación marcadamente pastoral: tarea de la teología es

'formar dignos servidores del evangelio, es decir, perfectos

pastores'.

La configuración del plan de estudios teológicos

prevee: un grupo de 'ciencias preparatorias' (disciplinas

bíblicas e históricas); un segundo grupo de ciencias que


5

tratan de la ' teoría misma de la teología' (dogmática, moral,

derecho canónico) y un tercer grupo de disciplinas, del que

forma parte la teología pastoral, que enseñan 'cómo la teoría

de la teología se ha de aplicar en modo concreto y útil a la

práctica de la vida humana'.

En ese plan de reforma la teología pastoral no es

simplemente un apéndice de otras materias, sino una disciplina

teológica propiamente dicha, destinada a estudiar la compleja

actividad pastoral, unificada alrededor del triple deber del

pastor: la enseñanza, la administración de los sacamentos y la

edificación de la comunidad. La nueva materia engloba en sí

las materias pastorales hasta ese entonces conocidas: la

homilética, la ascética, la retórica, la liturgia y las

rúbricas.

La historiografía reciente hace notar que el proyecto de

Rautenstrauch estuvo guiado por la ideología josefinista de

sujeción de la Iglesia al Estado y de subordinación de la

teología a los intereses estatales, en cuanto que el pastor es

conjuntamente funcionario del estado y de la Iglesia, llamado,

por tanto, a 'formar no sólo buenos cristianos, sino también

buenos ciudadanos'.

Otra crítica que se ha hecho a ese plan es que considera al

clero como el protagonista único de la pastoral. Y además,

aunque se indica que la teología pastoral forma parte de la

teología, su estructura teológica no se especifica ni se


5

funda.

1.3. Orientación pragmática y ateológica de los primeros

manuales

En el período sucesivo se publican varios manuales

de teología pastoral (F. Chr. Pitroff, J. Lauber, F.

Giftschütz, A. Reichenberger, K. Schwarzel) influenciados en

forma diversa por la reforma vienesa. La nueva disciplina es

denominada con mayor frecuencia 'teología pastoral' y

'teología práctica'. El contenido está centrado en el pastor

de almas y sus tres deberes pastorales, siguiendo el esquema

de Rautenstrauch. El desarrollo es más descriptivo que

teológico, aunque se remita al mandato misionero de Mt 28, 18-

20, que no basta por sí mismo para fundar teológicamente la

teología pastoral.

Por lo dicho anteriormente se puede comprender por

qué la historiografía actual ha calificado esta primera

manualística como 'pragmática' y 'ateológica'.

1.4. Orientación bíblico-teológica

El representante principal de este movimiento es M.

Sailer (1751-1832), de la escuela de Tubinga. Con él se

verifica el cambio de una teología pastoral influenciada por

el iluminismo a otra influenciada por el romanticismo.

En sintonía con otros pastoralistas (A. Schramm de


5

Fulda y P. Conrad de Tréveris), Sailer busca fundar

bíblicamente la acción pastoral y conferir un carácter

teológico a la teología pastoral, inspirándose en el

cristianismo testimoniado por la Sagrada Escritura y por la

comprensión paulina de la Iglesia como Cuerpo de Cristo.

La figura del pastor cambia notablemente en relación

a la descipción presentada por la manualística. Ya no se ve

como el simple maestro de religión encargado del orden moral y

servidor de la autoridad religiosa y civil. Es, en cambio, el

'pastor' formado según el Espíritu y el querer de Cristo. Ya

no es el funcionario tutor de las instituciones estatales,

sino el representante de Dios al servicio de la obra

redentora, encargada por Cristo a la Iglesia.

Con este enfoque bíblico-teológico se supera el

planteamiento antropológico de la manualística precedente,

aunque la fundamentación eclesiológica de la teología pastoral

no ha sido más que esbozada.

2. NACIMIENTO Y PRIMEROS PASOS DE LA TP EN EL PROTESTANTISMO

2.l. El planteamiento teológico de Martín Lutero

En el protestantismo, la reflexión pastoral,

designada 'teología práctica', está muy marcada por la

concepción de Lutero. Polemizando con los teólogos de su

tiempo M. Lutero sostiene el carácter práctico de la teología

('vera theologia est practica'), porque está centrada sobre la


5

experiencia de fe y sobre la predicación de la palabra.

La justificación teórica y estructuración rigurosa

de esta teología práctica no se ha de buscar en la

planteamiento escolástico de la relación entre razón y fe,

entre orden natural y orden sobrenatural, sino entre ley y

evangelio. La Teología Práctica está llamada a hacerse eco del

evangelio y a servir en la obra de justificación del pecador.

2.2. La concepción de F. Schleiermacher

F. Schleiermacher (1768-1834) está considerado como

el segundo padre de la reforma protestante. En un opúsculo

titulado 'Breve presentación del estudio teológico...' (1811)

expone una organización sistemática de la teología y, en ella,

de la teología práctica.

Schleiermacher, inspirándose en la filosofía de

Schelling, concibe la teología como una 'ciencia positiva'. El

objeto del cristianismo ya está prefijado y la función de la

Teología no es la búsqueda de una verdad absoluta, como se

propone la filosofía, sino tiene, más bien, una función

práctica: la conducción de la Iglesia (Kirchenleitung), que

distingue del gobierno eclesiástico (Kirchenregiment).

Este autor sugiere una división de la teología en

tres partes: la 'teología filosófica', que versaría sobre la

relación del cristianismo con la cultura y otros grupos

sociales; la 'teología histórica' destinada a definir la


5

esencia de la Iglesia y su situación en el devenir histórico;

y la 'teología práctica' de la que da esta definición: "la

finalidad de la conducción de la Iglesia cristiana es, desde

un punto de vista extensivo e intensivo, la cohesión y la

formación; el saber pertinente a tal actividad se constituye

en una técnica, que uniéndola con todas sus ramas, designamos

con el término de teología práctica".

De las tres ramas mencionadas de la teología,

interrelacionadas entre sí, la teología práctica es la corona,

pues intenta captar el dinamismo de la fe cristiana en los

movimientos actuales a través de la satisfacción o desagrado

que representan los diferentes estadios de la Iglesia, que son

estudiados por la teología filosófica e histórica.

Para Scheleiermacher la teología práctica no se

reduce a empirismo o a simple acopio de técnicas aplicativas

de otros principios, sino debe tener rigor científico para ser

útil a una acción refleja. Su ámbito de competencia es la

determinación de los procedimientos que se han de usar para

llevar a cabo de manera eficaz las tareas eclesiales. Se

dividirá en tantas ramificaciones cuantas abarcan esas tareas

eclesiales. Deberá tomar distancia de la práctica concreta y

colocarse en un cierto nivel de generalización. Su objetivo

primordial es verificar contianuamente la relación entre

procediemtos empleados (medios) y fines por lograrse.

Sólo en la medida en que exista una comunidad


5

cristiana que tenga su dinamismo y donde la vida no es

repetición, sino lugar de crítica es posible, según

Schleiermacher, su concepción de teología práctica.

Entre las críticas que se le han hecho a este

enfoque de Teología Práctica mencionamos: reafirma la

connotación práctica de la teología uniéndose a la tradición

de Lutero; resiente de la epistemología idealista que asigna

la primacía a la filosofía respecto a la teología; está

vinculada a presupuestos políticos no explicitados en la

manera de entender la relación Iglesia-Estado; refleja una

visión confesional de la Iglesia de ese tiempo, que no

facilita el diálogo ecuménico; algunas categorías empleadas

(élite, masa, técnica, corona) no están bien definidas con el

fin de eliminar ambigüedades y equívocos.

2.3. Algunos desarrollos posteriores de matriz idealista

Merecen ser recordados los siguientes teólogos

protestantes del siglo XIX que han proseguido la reflexión en

torno a la Teología Práctica: P. Marheineke (1780-1846), C. I.

Nitzch (1787-1868) y C. Palmer (1811-1875). Los tres fueron

influidos por la filosofía hegeliana y se preocuparon por

garantizar el carácter teológico y científico de la teología

práctica, centrándola sobre la Iglesia y encuadrándola en un

sistema coherente.

Según Markeineke, la teología tiene por objeto la


5

religión cristiana, que es conjuntamente, teoría y práctica,

por lo cual, debe haber un momento de teoría (teología

teorética) y un momento de práctica (teología práctica).

Aunque sea denominada 'práctica', la Teología Práctica es un

saber elaborado de forma científica y sistemática. Se

distingue de la Teología Teorética porque ésta estudia la

Iglesia a nivel de "posibilidad", mientras aquélla se interesa

por la situación efectiva de la comunidad cristiana.

C. I. Nitzch es considerado el 'reformador de la

teología práctica' por su obra clásica Praktische Theologie.

Nitzch define la Teología Práctica como "autoconciencia

científica de la Iglesia", concebida, a su vez, como comunidad

viva de creyentes, que progresa, se renueva y perfecciona.

Para él, la teología en general es 'scientia ad praxim' en

cuanto hace referencia a la acción eclesial; la Teología

Práctica es 'scientia praxeos' porque tiene como objeto 'el

dinamismo mismo de la Iglesia por sí misma' (selbsthätigung) y

elabora una "teoría de los métodos de acción" para guiar todas

las actividades eclesiales oficiales.

Ch. Palmer se diferencia de muchos teólogos de la

época en que no quisiera que la Teología Práctica se acercase

de tal manera a la Dogmática que perdiere su especificidad.

Por eso, conecta al máximo la teología práctica con la vida,

con tareas concretas, estando convencido que el cristianismo

es, sobre todo, cuestión de vida y sólo sucesivamente de


5

pensamiento. Palmer distingue entre "necesidades divinas"

estudiadas por la dogmática y "libertad humana" que hace

operantes esas necesidades y que es preocupación de la

Teología Práctica. Esta, en efecto, elabora 'teorías

prácticas' (homilética, catequética, liturgia), respecto a la

tensión entre práctica real y futuro ideal. La "Teología

Pastoral", como conjunto de indicaciones sobre el Pastor, a

las que no les reconoce ningún valor científico, la excluye

del ámbito de la Teología Práctica.

La historiografía actual ha hecho notar que la

exigencia de rigor teológico, de seriedad científica y de

realismo práctico se encuentran todavía hoy como

preocupaciones centrales de la Teología Práctica. Estos

pastoralistas, sin embargo, envuelven su reflexión en un

sistema totalizante en el que la teoría devora la práctica.

3. EL APORTE CRITICO DE ANTON GRAF

Hacia la mitad del siglo pasado se publica la obra

del pastoralista católico de Tubinga Anton Graf (1814-1867),

titulada:Presentación crítica de la actual situación de la

teología práctica (1841). Discípulo de G. A. Möhler de G. A.

Hirscher, Graf busca una confrontación con la teología

práctica protestante y católica con el fin de promover una

investigación interconfesional sobre ella

Su concepción de la Teología Práctica descansa en la


5

concepción eclesiológica, según la cual, la Iglesia es un

organismo vivo, lugar de la actuación divina en la historia,

anunciante autorizada de la salvación para la humanidad y, por

tanto, responsable en su conjunto de su propia vida y de su

propia construcción (selbsterbauung).

Graf hace esta clasificación en la teología. La

realidad histórica es estudiada por las ciencias bíblicas e

históricas. La esencia divina es examinada por la dogmática y

la moral. Y el construir históricamente hacia el futuro es

objeto de la Teología Práctica. Graf prefiere este término

para superar el enfoque clerical de los manuales precedentes y

para subrayar que el sujeto de la acción es la Iglesia en su

globalidad.

Son preocupaciones de Graf en este campo: garantizar

el estado científico de la Teología Práctica; superar los

planteamientos pragmáticos y utilitaristas, que se apegan a la

experiencia empírica y no tienen en consideración la

comprensión teológica de la realidad eclesial; remarcar el

carácter 'práctico' de esta Teología, porque está encaminada

directamente a la edificación de la Iglesia.

La articulación de la materia está conformada por

múltiples factores que contribuyen a la edificación de la

Iglesia: 1) los factores trascendentales, tales como Dios,

Cristo, el Espíritu, la gracia, la revelación divina en la

naturaleza, el destino de las comunidades...; 2) las


5

instituciones, como las fiestas, los templos, los libros

sagrados...; 3) los factores personales y sociales como las

relaciones recíprocas entre los miembros de la comunidad, la

educación y la vida cristiana, la acción de los padres animada

por el Espíritu Santo, la oración de la comunidad y su

espiritualidad.

El método empleado por Graf no es el empírico-

inductivo, sino el especulativo-deductivo: partiendo de la

idea de Iglesia se deducen las conclusiones pertinentes a los

diversos aspectos de su autoedificación.

La historiografía actual no concuerda en la

evaluación del proyecto de Graf. Según Arnold, su mérito se

encuentra en la crítica que supuso a la concepción

antropocéntrica de los primeros manuales y el haber indicado

el planteamiento teocéntrico que debe tener toda la teología

práctica. H Schuster resalta de Graf su orientación

eclesiológica, que considera el culmen histórico a que había

llegado la teología práctica de ese momento. W. Steck hace

notar el carácter ecuménico de la propuesta de Graf, que está

centrada más en la esencia de la Iglesia, que en su realidad

empírica. Según R. Marlé la teología práctica desarrollada por

Graf no es sino una variante de la eclesiología de la Escuela

de Tubinga.

4. LOS MANUALES CATOLICOS DE LA MITAD DEL SIGLO XIX EN


5

ADELANTE

En el ambiente católico, el período que va de la

mitad del siglo XIX a la mitad del siglo XX, se caracteriza

por una abundante publicación de manuales de teología pastoral

en diversas áreas geográficas. Retoman, en general, la

perspectiva de tipo pragmático; no tienen, comúnmente, la

pretensión de ser científicos y se concentran sobre el

'pastor', único sujeto activo sobre la 'grey', que se toma de

manera pasiva.

Ya en J. Amberger (1816-1889), discípulo de Graf

se nota este cambio de dirección. Este abandona el mismo

término de Teología Práctica y asume el de Teología Pastoral.

En esta segunda etapa de manuales el oficio del

pastor está definido como "cura animarum". Ahí el término

'anima' expresa la dimensión espiritual del ser humano,

necesitado de salvación. El 'cuidado pastoral' está orientado

a la 'salud de las almas', con una antropología espiritualista

en lo concerniente a lo sobrenatural. Todo esto exige del

pastor el 'celo de las almas' y que el cuidado pastoral se

dirija a todas las necesidades religiosas y morales de los

individuos y de la sociedad.

La organización del oficio pastoral es tripartito,

fundándolo en el triple oficio de Cristo profeta, sacerdote y

rey.

La teología pastoral comprende: la descripción de la


5

figura del pastor (pastoral general), con sus características

(vocación, consagración sacerdotal, misión canónica) y los

conocimientos teológicos necesarios (santidad personal y

virtudes pastorales ) para una correcta acción pastoral.

Además, la teología pastoral abarca la descripción de las

actividades del pastor (pastoral especial). Se abandona una

visión unitaria de la teología pastoral y surgen como

disciplinas autónomas la homilética, la catequética y la

liturgia.

El método empleado es diverso, según los autores: es

'ascético-místico' si se fija sobre todo en la espiritualidad

del pastor; es 'místico-práctico' si remarca el espíritu

apostólico; es 'escolástico-práctico' si existe una pretensión

científica. En cualquiera de los casos, es de tipo

"aplicativo', en cuanto que aplica principios dogmáticos y

morales a la práctica pastoral. Consiguientemente, la teología

pastoral es percibida como simple

corolario de otras disciplinas teológicas.

5. LA TEOLOGIA PRACTICA EVANGELICA DE LA MITAD DEL SIGLO XIX

EN ADELANTE

5.1. La concepción empírica de los grandes manuales

En los últimos treinta años del siglo pasado se

publicaron los grandes manuales de Th. Harnaz, G. von

Zerschwitz, Ch. Achelis, A. Krauss y otros. Todos estos


5

manuales cubrieron todo el arco de tiempo que va hasta la

primera guerra mundial.

Se distancian del enfoque idealista, centrado sobre

la idea y el sistema, y ponen en primer lugar el interés por

el dato efectivo, concreto. Manifiestan una notable

preocupación por el dato fenomenológico de la religión, que es

estudiado a través de la investigación histórica efectuada de

manera empírico-crítica. Dan una creciente importancia a los

datos de la psicología y de la sociología en relación a la

realidad eclesial. Desplazan el acento de la Iglesia al

cristiano y a la devoción, de la comunidad al individuo y a su

relación religiosa con Dios.

La Teología Práctica se distancia cada vez más de

las tareas eclesiales y se elabora como teología 'científica',

diferenciándose de la precedente teología 'eclesial'.

5.2. El afianzamiento de la Teología de la Palabra

Con el aparecimiento de la teología dialéctica de K.

Barth (1886-1968) se impone una nueva orientación (H. Diem, H.

Thielicke, H. Vogel), que cubre los decenios que van entre

1920-1960. Su punto de partida no es la teología (que es

considerada como secundaria), sino la experiencia de fe. El

centro de interés de esta teología no es la esencia, sino la

existencia, entendida como 'evento' de salvación. La teología

viene considerada, en cierta forma, en función de la


5

predicación. A la Teología Práctica se le asigna la tarea de

transformar la praxis eclesial con la predicación. Esto lleva

a convertir la Teología Práctica en Teología de la

Predicación.

Las críticas que se hacen a esta tendencia son las

siguientes: Por una parte, le confiere a la Teología Práctica

una dimensión kerigmática, cristocéntrica y escatológica; por

otra, resta importancia a la Teología Práctica en cuanto tal y

otorga unas funciones preponderantes a la exégesis y a la

dogmática.

5.3. La reflexión sobre la relación Iglesia-Mundo

Algunos pastoralistas evangélicos se interesaron por

la relación Iglesia-Mundo, motivados por la responsabilidad de

la comunidad cristiana en el mundo. A. D. Müller estudia la

relación entre Iglesia, Reino de Dios y mundo profano;

Hertzsch describe la Iglesia real y la confronta con la

Iglesia 'Cuerpo de Cristo'; O. Haendler profundiza en las

tareas de la Iglesia concreta frente al ateísmo.

En los años 60 de este siglo varios pastoralistas

intentan nuevamente darle a Teología Pastoral rigor científico

(M. Setz, W. Jetter, R. Boheren, M. Metzger, W. Eisinger, W.

Hermann, G. Lauter, E. Rosembroom). La Teología Pastoral es

considerada como 'disciplina de confines', destinada a mediar

entre Teología-Iglesia-Sociedad. Su finalidad es "mostrar la


5

relevancia práctica de la teología para el servicio de la

Iglesia al mundo; evaluar críticamente si la praxis eclesial

está de acuerdo al mensaje bíblico ; reorientar la Teología

Práctica para que responda a las exigencias actuales; que

sirva para interpretar, a la luz de la fe, los acontecimientos

humanos para abrir nuevos caminos de intervención de la

comunidad cristiana" (p. 1095).

5.4. La 'consejería pastoral' como propuesta de Teología

Pastoral

Hacia l930 en el protestantismo norteamericano nace

y se desarrolla un movimiento pastoral que intenta responder a

la manera de comportarse el pastor con las personas que se

encuentran en situaciones psicológicas críticas. Este

movimiento recibe los nombres de 'Clinical Pastoral Training'

y también 'Clinical Pastoral Education'. Sus precursores son

el teólogo A. Boisen y el médico R. Cabot. El interlocutor

privilegiado, en el campo psicológico, es C. R. Rogers.

Según C. A. Wise la consejería es una función

esencial del ministerio cristiano y expresa que el servicio

al prójimo es efectivo ; acentúa el diálogo terapéutico en

relación al anuncio del mensaje evangélico.

Seward Hiltner, psicólogo y pastoralista

presbiteriano, armoniza eficacia psicológica y rol simbólico

de la consejería pastoral. Ofrece un planteamiento de Teología


5

Pastoral que ha resultado clásico en el ambiente

norteamericano. El asume como funciones de la teología

pastoral: la atención pastoral (sheperding); los procesos de

comunicación (communicating) y los dinamismos organizativos

(organizing). Al definir el ámbito específico de la Teología

Pastoral Hiltner distingue, sin negar la necesaria

correlación, las disciplinas teológicas centradas en el captar

el sentido, el desarrollo y el significado de la fe contenida

en los textos escritos (logic-centered branch of theology), de

las disciplinas interesadas en la acción o en la vida

cristiana (operation-centered brach of theology). La teología

pastoral forma parte de estas últimas. Las primeras usan el

método histórico-crítico; las segundas recurren al método

empírico-crítico eaborado por las ciencias psicológicas y

sociológicas. La teología pastoral, sin embargo, no se reduce

a psicología ni a sociología pastoral. Es una disciplina

teológica porque parte de principios teológicos y concluye con

respuestas teológicas.

La crítica teológica ha acogido favorablemente la

propuesta de Hiltner, aunque se le han criticado algunos

aspectos individualistas y clericales, además de una cierta

carencia teológica.

6. DESARROLLOS INNOVADORES DE LA TP CATOLICA ENTRE 1920-1960

Ante todo, se nota la insuficiencia de los manuales


5

de ese período, que son incapaces de responder de manera

rigurosa a los problemas nuevos que se presentan. Se hacen

algunas investigaciones, por ejemplo, sobre la

reestructuración de la parroquia urbana; la pastoral

supraparroquial; la importancia de las ideologías, etc. La

obra de M. Pflieger, elaborada hacia los 50, trata de

responder a estas ideas difusas.

Se dan dos intentos por volver a definir la TP,

recentrándola sobre la hodegética, es decir, sobre la 'cura

animarum' (L. Bopp) o sobre el tercer oficio pastoral (C.

Noppel). La tesis es justificada por la situación de diáspora

del cristianismo contemporáneo (Bopp) o porque la Iglesia es

el 'Cuerpo Místico de Cristo" (Noppel). Ambos autores

recuperan la dimensión comunitaria de la acción pastoral y

valorizan positivamente la colaboración de los laicos en la

acción pastoral, entendiendo, no obstante, dicha colaboración

como 'participación al apostolado de la jerarquía'.

Es importante recordar también el surgimiento de la

Teología Kerigmática (J. A. Jungmann, P. F. Dander), originada

como reacción a la constatación de la brecha existente entre

la sistematización teológico-escolástica del tiempo y las

exigencias de una predicación más sensible al mensaje de la

Biblia y de la Tradición. La solución propuesta busca mostrar

el valor salvífico de la verdad teológica y la innegable

referencia de la teología a la función del anuncio. El debate


5

contribuye a remarcar la dimensión pastoral de cualquier

teología y su aporte para la formación del pastor (M.

Grabmann, A. M. Hoffmann, G. Engelhardt, Y. Congar).

Después de la segunda guerra mundial se intensifica

la preocupación por la base científica de la TP, por su

orientación teológica y práctica (R. Füglister, L. De Coninck,

Santos Beriguistain, C. Sánchez Alisenda, R. Spiazzi, G.

Ceriani). La configuración científico-teológica de la TP se

busca en la concepción tomista de la ciencia teológica. Esta

es doctrina de principios de fe (mandato misionero de Cristo)

que guía, deductivamente, las conclusiones teológicas

correspondientes a las diversas funciones pastorales. Su

método resulta analítico-deductivo en cuanto se refiere al

conocimiento de los principios y descriptivo-inductivo en el

conocimiento de los datos empíricos. Su connotación práctica

está unida a su objeto de estudio, que es la acción eclesial.

La exigencia de disponer de un cuadro teológico

adecuado para definir la teología pastoral retorna en F. X.

Arnold (+ 1969). En la base de su proyecto está la opción de

'una pastoral que en la elaboración teórica y en su aplicación

concreta sea expresión de una teología centrada en el conjunto

de la acción pastoral' y el rechazo de una pastoral que esté

orientada hacia factores contingentes y, por tanto, ecléctica

y dispersa.

Arnold distingue dos conceptos' el 'proceso de


5

salvación' (la realización concreta de la intervención

salvífica de Dios, protagonista primero y absoluto, cuyo don

es acogido con fe y amor) y la 'mediación de salvación' (el

servicio que la Iglesia desarrolla con la acción pastoral en

vista de activar e incrementar el proceso de salvación). Esta

concepción subordinada de la acción pastoral permite al autor

superar tanto el 'naturalismo pastoral' cuanto el 'quietismo

pastoral. Para mantener distintas, pero unidas, las

relaciones entre Dios, la persona y la actividad instrumental

de la Iglesia Arnold recurre al principio cristológico de

Calcedonia: "el principio divino-humano". Según este

principio, la acción pastoral debe respetar conjuntamente el

factor divino y la gratuidad, el factor humano y la libertad,

la relación dialogal o unitiva de los dos actores del proceso

salvífico. Esto le permite evitar sea un 'teocentrismo'

unilateral, al que sigue un 'quietismo ético', sea un

exagerado 'antropocentrismo', que lleva al naturalismo

pastoral teológico y práctico.

Con este cuadro cristológico-soteriológico-

eclesiológico la Teología Pastoral no se puede reducir a mera

técnica o a simple aplicación de resultados de otras

disciplinas teológicas. Dispone de un ámbito específico: la

edificación de la Iglesia en el futuro (expresión retomada de

Graf) y de un principio teológico formal: el principio divino-

humano. El sujeto de la acción pastoral no es sólo el clero


5

sino la comunidad eclesial completa, no por mandato de la

jerarquía, sino por el bautismo.

La crítica teológica es unánime en reconocer a

Arnold un rol innovador en la estructuración teológica de la

teología pastoral en continuidad con la escuela de Tubinga. No

obstante, Arnold no va más allá de intentos y, en sustancia,

la teología pastoral se reduce a una variación significativa

de la eclesiología sistemática.

7. LA PASTORAL DE CONJUNTO

Después de la segunda guerra mundial hasta 1960 se

difunde un movimiento complejo de acción y reflexión pastoral,

conocido en ambiente católico como 'pastoral de conjunto'.

Tiene origen en el área francófona (F. Boulard, G. Michonneau,

L. Dingemans, F. Houtard). Se extiende en el área española (F.

J. Calvo, F. González, S. Galilea, C. Floristán), en la

italiana (L. Locatelli) y alemana, donde tomó el nombre de

'pastoral de ambiente' (Ch. Schreck, S. Augsten, F. Benz, V.

Schurr).

En un primer momento se toma conciencia de que la

pastoral parroquial resulta inadecuada para afrontar el

fenómeno de la descristianización, por lo que se impone la

búsqueda de una acción pastoral que sea capaz de llegar al

conjunto de esta variada realidad. Las motivaciones teológicas

invocadas son el aspecto social de la gracia y la naturaleza


5

misionera de la Iglesia.

En un segundo momento se descubre la pastoral de

conjunto en sí misma: el trabajo apostólico del clero se

coloca dentro de una pastoral global, que tiende a integrar

todas las fuerzas apostólicas y a orientar de modo unitario

toda la acción pastoral. La naturaleza comunional de la

Iglesia y la colegialidad de sus ministerios funcionan como

fundamento de este enfoque.

En un tercer momento emerge la dimensión episcopal

de la pastoral, es decir, la referencia imprescindible de

todas las fuerzas e instituciones de una diócesis a su pastor,

conformando una pastoral de conjunto. La justificación

teológica de este planteamiento se encuentra en una concepción

eclesiológica renovada, según la cual la figura del obispo es

centro de coordinación y animación de la pastoral de conjunto

diocesana.

La acentuación de este movimiento de pastoral se

desplaza de la actividad cultual a la acción misionera de

penetración en el ambiente social. Esto redefine también los

sujetos de la acción pastoral. Junto al sacerdote, misionero

en el mundo de los trabajadores, obreros, campesinos, etc. se

tiene que dar el laico militante, cuya función proviene de su

condición de bautizado inserto en el mundo.

La reflexión teológico-pastoral se relaciona

especialmente con las ciencias históricas, antropológicas,


5

sociológicas y desarrolla el método condensado en las

palabras: VER (diagnóstico de la situación social y eclesial

en base a una encuesta socio-religiosa); JUZGAR

(interpretación de los resultados desde una perspectiva

pastoral); ACTUAR (individualización de las propuestas

operativas, revisión de la mentalidad de los agentes,

coordinación de las intervenciones).

Este tipo de pastoral se ha visto como una pastoral

realista, animada por la misión y orientada a crear

comunicación entre Iglesia y Sociedad. La reflexión que le

acompaña se considera como Teológico-Práctica, porque

confronta datos de la fe con la praxis religiosa, cristiana y

eclesial.

8. LA PASTORAL EN EL VATICANO II

En este tema M. Midali analiza: el carácter pastoral del

magisterio conciliar, la comprensión de la 'acción pastoral' y

de la 'teología pastoral'.

8.1. Carácter pastoral del magisterio conciliar

El Papa Juan XXIII señaló entre los fines del

Concilio el desarrollar un magisterio que tuviera un

"carácter prevalentemente pastoral", entendiendo por esto, el

reformular la doctrina cristiana en respuesta a los problemas

y a las exigencias de la actual condición humana y con un


5

lenguaje capaz de penetrar en la conciencia del hombre

contemporáneo.

El debate que se desató en el aula conciliar sobre los

esquemas de "las Fuentes de la revelación" y de la "Gaudium et

Spes" puso de manifiesto dos tendencias en la comprensión de

"doctrinal" y "pastoral". La primera estaba preocupada por la

fidelidad a la doctrina, que identificaba con determinadas

concepciones y formulaciones, precisas e irreformables (pero

de hecho relacionadas con la polémica y apologética

antiprotestante). Esas formulaciones se veían como punto de

referencia seguro de la fe. El magisterio que expresaba esa

concepción era doctrinal, conservador, normativo y defensivo.

Entendía el "magisterio pastoral" como aplicación de una

doctrina a la vida recurriendo a un lenguaje menos riguroso

que el doctrinal. La segunda tendencia estaba preocupada

especialmente por la difusión del mensaje evangélico,

expresado en lenguaje comprensible y actual, de modo que el

hombre contemporáneo pudiera recibirlo más fácil y más

vitalmente. El magisterio que desarrollaba esta tendencia era

teológico-pastoral porque elaboraba una doctrina en respuesta

a los problemas actuales, era propositivo y ecuménico, de

lenguaje simple, vivo y dinámico, considerado menos riguroso

que el lenguaje doctrinal. El Sínodo de 1985 invitó a no

separar en el Concilio la "índole pastoral del vigor doctrinal

de los documentos".
5

8.2. La acción pastoral

El Concilio se apropia la concepción de los manuales

de Teología Pastoral católicos para los cuales la acción

pastoral es todo lo que se refiere al ejercicio de los tres

oficios de Cristo (profeta, sacerdote, rey). Recibe además los

desarrollos innovativos de la pastoral de conjunto. La figura,

las funciones y la actividad de los pastores (obispos,

sacerdotes) están presentadas en el cuadro de la colegialidad

y situadas en el más amplio contexto del Pueblo de Dios,

viviente en las Iglesias y comunidades locales, consideradas

sujeto de la acción eclesial. La acción pastoral se ve también

como acción diferenciada porque es fruto de la intervención de

diversos ministerios y formas de vida. Es también acción

orgánica porque está unida a la comunión.

El Concilio da un particular relieve al aporte específico

de los laicos y de los religiosos en la acción eclesial, en

razón de las dimensiones secular y carismática de cada quien.

8.3. La Teología Pastoral

La expresión 'Teología Pastoral" se encuentra una

sola vez en los documentos conciliares. El aporte del Concilio

se da, sin embargo, no tanto en los enunciados explícitos

sobre la Teología Pastoral, sino en el "modo en que hace la

reflexión teológico-pastoral", que es diferenciado según la


5

naturaleza de los documentos y según la manera de referirse a

la doctrina, a la situación, al proyecto y estrategia

pastoral. Se pueden detectar varios tipos o modelos de

reflexión teológico-pastoral.

a) Reflexión dogmático-pastoral

Se da en la LG, DV. Es dogmático porque trata de

elaborar una doctrina. Es pastoral porque pone atención a los

problemas actuales, asume los resultados hodiernos del

magisterio y de la teología y usa un lenguaje sensible al

contexto cultural contemporáneo.

b) Reflexión teológico-pastoral de tipo aplicativo

En algunos textos conciliares, SC, CD, PO, OE, IM,

se halla un reflexión teológico-pastoral aplicativa, inspirada

seguramente en la manualística del tiempo. Esa reflexión

consiste en enunciar los principios y aplicarlos a los varios

problemas eclesiales.

c) Reflexión teológico-pastoral deductiva e inductiva a

la vez

Este modo de proceder se encuentra en la GS. Ahí se

hace una enunciación de principios pertinentes a la cuestión

de que se trata, se presta atención a la situación, que se

analiza en sus rasgos más característicos, y se dan

orientaciones operativas.
5

Para concluir, M. Midali indica que el Vaticano II,

aunque posee muchos elementos de un proyecto y estrategia

pastoral, no obstante, no se pude afirmar que haya sido su

intencionalidad el elaborar un proyecto en sentido técnico.

CORRIENTES ACTUALES DE TEOLOGIA PASTORAL

En este capítulo vamos a analizar las tendencias actuales

en el ámbito de la Teología Pastoral. El punto de partida de

esta reflexión lo constituye el Handbuch der Pastoral

Theologie, a partir de ahí se nota el esfuerzo de superación

del enfoque eclesiológico ahí presente y el intento de poner

en el centro de la Teología Pastoral la cristología, con


5

acentuaciones diversas. Los años posteriores al Vaticano II

suscitaron varios problemas en la Iglesia y en relación a

ellos surgieron varias propuestas de articulación de la TP: la

comunidad cristiana (Klostermann), el cambio (Liegé), la

experiencia (Van Caster). La TP en los últimos años se ha

visto como "ciencia de la acción" con énfasis en algunos

aspectos más particulares. Como conclusión de este panorama se

estudia la Teología de la liberación en cuanto Teología

Práctica41.

1. EL HANDBUCH DER PASTORAL THEOLOGIE

Esta obra monumental surgió en el ámbito alemán en los

años 60 de este siglo. Estuvo dirigida por F. X. Arnold, F.

Klostemann, K. Rahner, V. Schurr y L. M. Weber. Constituye un

buen intento de repropuesta de toda la problemática pastoral

de manera científica y teológica, para sustraerla de la

improvisación, de planteamientos unilaterales o de una carente

fundamentación teológica.

La teología pastoral planteada es fundamentalmente una

'eclesiología existencial', porque estudia la actual

existencia histórica de la Iglesia. El principio en que se

41
.Cfr. MIDALI M., Teologia Pastorale 155-555. El panorama de las corrientes
de teología pastoral es en esta obra más amplio del que presentamos en el curso.
Se trata el tema por ámbitos geográficos: europeo, norteamericano, latinoamericano
y asiático. Nuestra perspectiva es más limitada, extrayendo los enfoques más
sobresalientes. Notable amplitud tiene este argumento en SEVESO B., Edificare la
Chiesa 151-378. El tema de las corrientes actuales de TP es estudiado de forma más
sintética por CALVO, MIDALI M., Teologia Pastorale (Correnti), en Dizionario di
Pastorale Giovanile 1069-1089.
5

funda es "la autorrealización de la Iglesia en la actualidad".

Esta propuesta, elaborada por Rahner, se remonta a la escuela

de Tubinga y, en particular, A. Graf. Los autores prefieren el

nombre de Teología Práctica para denominar esta ciencia,

además de que consideran inadecuado el de Teología Pastoral,

porque toman como sujeto de realización eclesial toda la

comunidad eclesial.

1.1. Delimitación y fundamentación del objeto

El objeto material de la Teología Pastoral es 'la

autorrealización de la Iglesia a través del conjunto de sus

actividades'. Como en la base se encuentra el concepto de

Iglesia, ése es el punto de partida también para los

redactores del Handbuch. "La Iglesia - dicen ellos - es la

comunidad, legítimamente organizada como sociedad, en la cual,

mediante la fe, la esperanza y la caridad, la revelación de

Dios (como su autocomunicación), escatológicamente completa

en Cristo, se hace presente como realidad y como verdad para

el mundo" (p. 1071).

La Iglesia, así definida, se construye en la historia y a

través de opciones históricas. Esto permite evidenciar la

dialéctica entre su esencia permanente y las formas históricas

contingentes del tiempo presente, que son objeto precisamente

de la Teología Pastoral. La autorrealización de la iglesia se

lleva a cabo en una doble dirección: la verdad creída con la


5

escucha de la Palabra anunciada y enseñada y el amor divino

aceptado y donado en la vida cristiana, en los sacramentos y

en la oración. Las tres virtudes teologales expresan el

autorrealizarse de la Iglesia como verdad y amor. Las diversas

actividades eclesiales deben tender a concretizarlo.

Esta delimitación del objeto propio de la Teología

Pastoral es juzgada más adecuada que la tradicional, centrada

en los tres oficios de Cristo, que fácilmente desemboca en una

concepción jurídico-sacral de la Iglesia.

1.2. La temática material

En concreto son tratados los siguientes argumentos:

. Los sujetos de la autorrealización, que son todos los

miembros de la Iglesia. Todas las funciones y roles que se

ejercen como sujetos de la autorrealización, es decir, la

función propia de cada cristiano y cada comunidad; la figura

del obispo y de la diócesis, del presbiterio y del párroco, de

los diáconos, del Papa y de la Curia Romana;

. Las funciones fundamentales de la Iglesia: la

predicación de la Palabra, la liturgia, la administración de

los sacramentos, la disciplina eclesiástica, la actuación

concreta de la vida cristiana y el servicio al mundo,

'caritas' como asistencia institucionalizada;

. Los aspectos sociales de la autorrealización,

relacionados con la dimensión social de la Iglesia y con la


5

situación humana e histórica de sus miembros: la

institucionalización eclesial, los modelos de verdad, de

comportamiento moral y de control social, el rol de las

ideologías, los mecanismos de integración, los procesos de

interiorización, de comunicación y de propaganda eclesial;

. Los presupuestos antropológicos, reunidos, alrededor

del 'existencial sobrenatural' y articulados según las

variadas dimensiones del ser humano, en particular, de la

dualidad sexual y del diferente aporte de cada quien en la

Iglesia;

. Las estructuras formales fundamentales en vista de la

realización de la Iglesia: la distinción entre 'proceso de

salvación' y 'mediación salvífica'; las diferentes formas de

piedad; la relación entre élite y masa; la partnership y la

estructura dialogal de la comunicación; la estructura formal

del mensaje (distinción entre kerigma y dogma); la

interioridad del hecho religioso y las características de la

propaganda cristiana; la diferencia entre moral vivida y moral

anunciada; las estructuras 'tácticas' de la 'cura animarum'.

1.3. El objeto formal

El objeto formal de la Teología Práctica es la

situación actual, el mundo presente en cuanto querido por Dios

para su Iglesia. A través del mundo Dios interpela a la

Iglesia a realizar su misión. El presente o el hoy es


5

entendido, por tanto, como la concretización del trasfondo

permanentemente histórico y mudable en el que se presenta la

oferta y la acogida de la libre autocomunicación de la verdad

y del amor de Dios a toda persona humana. La situación

presente, consiguientemente, caracteriza de forma decisiva la

humanidad a la que la Iglesia debe comunicar el evangelio.

Marca también de manera profunda la misión de la iglesia y de

sus responsables.

1.4. El método

El método de la Teología Práctica, según los autores

del Manual, ha de tener varios momentos o etapas:

. El primer momento consiste en la búsqueda de

principios teológicos necesarios para analizar, evaluar y

orientar teológicamente la actual realización de la comunidad

cristiana.

. El segundo momento es crítico y consiste en el análisis

socioreligioso de la situación social y eclesial, análisis

llevado a cabo mediante la ayuda de las ciencias sociológicas.

Ese análisis ha de ser confrontado con un análisis teológico,

para colocar los resultados obtenidos en el horizonte de la

historia de la salvación.

. El tercer momento es normativo. Está orientado a la

identificación de imperativos para la acción eclesial. Estos

imperativos han de ser de dos tipos: unos, que aseguren la


5

esencia permanente de la Iglesia en su realización y otros,

que viertan los datos histórico-salvíficos extraídos del

análisis teológico de la situación en normas de acción.

. El cuarto momento es estratégico. Consiste en la

elaboración de un plan o proyecto pastoral global en el que

confluyan todos los elementos señalados.

1.5. Evaluación del Manual

El planteamiento eclesiológico del Manual es su

fuerza y su límite. Por el hecho de ser todavía una

eclesiología existencial no llega a ser una teología de la

praxis cristiana y eclesial en el sentido en que la proponen

otros pastoralistas contemporáneos.

Entre las críticas mencionamos: la falta de cientificidad

en la elaboración de los imperativos de acción; la expresión

'autorrealización de la Iglesia'; la manera en que se articula

la esencia permanente e histórica de la iglesia.

La reflexión sucesiva supera el Manual en argumentos

importantes: la perspectiva eclesiológica, la relación teoría-

praxis, la utilización del método empírico-crítico, la

relación entre Teología Práctica y ciencias humanas.

2. SUPERACION DE LA PROPUESTA ECLESIOLOGICA DEL HANDBUCH

El contexto eclesial de los primeros años del

postconcilio, caracterizado por las protestas contra las


5

instituciones y la atención a las nuevas adquisiciones de la

investigación bíblica en lo referente a la cristología y

eclesiología, han conducido a la superación de la perspectiva

eclesiológica del Handbuch con la propuesta de un principio

cristológico, diversamente formulado, como principio fundante

de la Teología Práctica.

2.1. La referencia al Cristo 'histórico' (Biemer y

Siller)

Un primer intento, realizado por G. Biemer y P.

Siller, se propone elaborar una reflexión científica sobre

indicaciones defendibles y controlables del servicio eclesial,

que tiene por finalidad testimoniar y mediar la fe y la

esperanza para el hombre contemporáneo. La Teología Práctica

se considera, precisamente, como reflexión 'crítica' de ese

servicio eclesial. Para lograr eso se basa en Jesús de

Nazaret, considerado 'principio de la comunidad', porque está

en el origen del discipulado bíblico y de los comportamientos

que genera. Jesús de Nazaret es también 'principio concreto de

la Teología Práctica' porque interpreta críticamente la

experiencia del Jesús histórico en referencia a los problemas

eclesiales actuales (conflicto entre normas eclesiales y

cambio histórico). Su solución se ha de ir buscando en la

interpretación crítica de los procesos históricos, a la luz

del 'evento Jesús', de su experiencia de conflictos, de su


5

crítica de los modelos existentes y de la apertura a un futuro

absoluto, que viene de Dios. De esta manera se podrá realizar

hoy el discipulado bíblico.

La Teología Práctica, según esta concepción, tiende hacia

un cambio del sistema, dado que el NT es historia de

emancipación.

2.2. La perspectiva 'crística' de H. Schuster

H. Schuster, colaborador del Handbuch y discípulo de

K. Rahner, desplaza el acento de la eclesiología a una

comprensión actualizada del 'evento Jesús' (Die Sache Jesu),

que toma como criterio último del ser y deber ser de la

Iglesia.

La expresión 'evento Jesús', está unida a la de

'evangelio de Jesús' y 'Reino de Dios' en la medida en que con

estas frases se está indicado a Jesús mismo, la relevancia de

su acción y de su enseñanza para sus discípulos, la

interpretación de todo lo que se ha dado en las primeras

comunidades cristianas (tradiciones, escritos) y actividades

comunitarias (estructuras de la comunidad).

El 'evento Jesús' es inseparablemente 'evento del

hombre', porque da sentido a la existencia humana, y 'evento

de Dios, porque es manifestación de la realidad que el mismo

Jesús llama 'Padre'. El 'evento Jesús', entendido de esta

forma, es normativo para la entera acción eclesial y, por


5

tanto, para la la Teología Pastoral o Teología Práctica. En

efecto, la experiencia de fe en Cristo, vivida por la

comunidad de discípulos, es el motivo de la fundación de la

Iglesia y el punto de partida para la fundación y la vida de

otras comunidades eclesiales. Así, pues, la Iglesia existe

sólo si hay personas que viven el 'evento Jesús' y testimonian

a los demás su esperanza.

La Teología Práctica debe asumir como 'fundamentos

eclesiológicos' estos datos tomados de la reciente

eclesiología crítica y no debe definir la esencia de la

Iglesia remitiéndose a su estructuración histórica, de por sí

legítima, pero de un período posterior.

Schuster distingue entre 'motivaciones cristianas'

(constituidas por el 'evento Jesús', siempre operante en la

historia) y 'estructuras eclesiales' (formas de pensamiento,

de organización y de vida, que se ha dado la Iglesia a través

de los siglos). Son funciones de la Teología Práctica:

asumir las motivaciones, que se encuentren en las diferentes

situaciones históricas y concretarlas en estructuras, que sean

genuinamente cristianas y al servicio de la persona en su

devenir histórico; desarrollar un servicio crítico frente a

las estructuras eclesiales, tradicionales y nuevas, para

verificar en que obstaculizan o favorecen el acceso al 'evento

Jesús.

La praxis cristiana, confrontada con la praxis de Jesús,


5

llega a ser para la Teología Práctica el lugar teológico

principal. La Teología Práctica, comprendida así, tiene como

focos centrales de su reflexión la teoría y la praxis.

2.3. El principio de la encarnación (J. Goldbrunner)

El principio de encarnación, que había sido objeto

de atención de Arnold, es retomado por Goldbrunner con el fin

de responder a algunos planteamientos irrenunciables de la

Teología Pastoral:

. Es un principio teológico que unifica otros principios,

prevalentemente sociológicos e incompletos, propuestos por

defensores de una Teología Práctica como ciencia de la acción.

. Ilumina las coordenadas fundamentales de fe e

increencia, que caracterizan muchos contextos socio-culturales

actuales.

. Es un principio específicamente cristiano, que auna

teocentrismo y cristocentrismo.

. Salvaguarda el primado de la persona en la comunidad en

contra de tendencias colectivistas y comunitaristas.

. Hace posible la superación del verticalismo y del

horizontalismo y salva el dualismo naturaleza-sobrenaturaleza.

. Es capaz de unir teoría y praxis en las situaciones

concretas históricas.

. Fusiona unitariamente vida intraeclesial y compromiso

hacia el mundo.
5

3. COMUNIDAD, IGLESIA DEL FUTURO (F. Klostermann)

F. Klostermann (1907-1983), pastoralista de Viena,

profundiza la perspectiva cristológica y eclesiológica del

Handbuch, en torno al principio comunidad. Es particularmente

sensible a los aspectos estructurales e institucionales de la

Iglesia, fuertemente contestada y rechazada. Con audacia y

creatividad da pautas para el cambio eclesial.

3.1. El 'principio comunidad'

Klostermann asume como principio fundamental de la

Teología Pastoral el "carácter comunitario de la vida

eclesial", que se funda en la 'comunidad de Jesús'. Según

Klostermann, esa 'comunidad de Jesús' estaba caracterizada por

la tensión escatológica y dimensión comunitaria. Se construye

en función del Reino de Dios, presente en ella, pero que no se

identifica con ella, y en la intrínseca correlación entre

individuo y comunidad. Se realiza dialécticamente entre su

componente divina y mistérica y su componente humana y

visible. En consecuencia, tiene el deber de 'aggiornarse'

continuamente, es decir, parangonar sus formas históricas con

las tareas asignadas en la revelación por Jesús. Esta

referencia a Cristo es determinante en la evaluación de las

configuraciones institucionales de la Iglesia. Entre Iglesia y

mundo se da una radical disfuncionalidad, que hace que la


5

Iglesia aparezca como extranjera, sin embargo, su misión

universal la orienta a la evangelización y la une vitalmente a

la humanidad. En esta perspectiva se sitúa la relación entre

discipulado y apostolado, entre vida de comunión y acción

evangelizadora.

Los 'elementos constitutivos' de la comunidad de Jesús

son: su referencia originaria al Espíritu, que la construye;

la acogida de la Palabra y celebración del culto del Señor,

mediante los cuales se edifica como comunidad; el amor

fraterno en Cristo, que la completa y perfecciona.

Los 'elementos estructurales' de la comunidad de Jesús

son: la igualdad fundamental, debida a la plenitud del

Espíritu y del amor de Jesucristo; la desigualdad, dada la

presencia de oficios y carismas distintos y complementarios;

la misma historicidad, debida , por un lado, a la distribución

de tareas y roles que han de responder a las exigencias del

tiempo y, por otro, al condicionamiento histórico de la imagen

social de la Iglesia; la necesaria revisión permanente de las

estructuras comunitarias mirando a las comunidades

neotestamentarias y a las estructuras sociales del tiempo.

El 'principio comunidad' está en el centro, según

Klostermann, de la obra de 'aggiornamento' estructural de la

Iglesia: El cristianismo puede existir y realizarse sólo como

comunidad y en comunidad. Se ha de superar, por consiguiente,

el esquema activo-pasivo en las relaciones intraeclesiales y


5

se ha de afirmar que toda la comunidad es el sujeto activo de

la acción eclesial; la Iglesia neotestamentaria se realiza y

actualiza en referencia a un determinado espacio humano, es

decir,en comunidades locales o particulares, en intercomunión

con la Iglesia universal. Este criterio ha de tomarse en

cuenta en las múltiples relaciones eclesiales (Iglesia

universal-colegialidad; obispo-colaboradores, etc.).

3.2. El estatuto epistemológico de la Teología Pastoral

En razón del 'principio comunidad', la Teología Pastoral

se constituye como "teología de la actuación vital de la

Iglesia" (frase preferida a la usada por el Handbuch). La

función de esta disciplina es "estudiar la manera como la

revelación y la fe se actualizan en la comunidad de Jesús, que

se construye siempre de nuevo en el futuro, animada de la

continua presencia del Espíritu de Dios y de Cristo".

Su objeto formal es el "hic et nunc" de la comunidad, es

decir, la actual coyuntura de la Iglesia. Hay que desechar una

concepción monofisista de la Iglesia, que observa únicamente

la dimensión divina y desatiende la humana, dejando ésta al

devenir de la historia.

La situación presente de la Iglesia es interpretada

mediante la teología del kairós: la situación interna de la

Iglesia y su colocación en la historia contemporánea son

vistas como momentos histórico-salvíficos. El desarrollo


5

metodológico de la kairología prevee dos momentos sucesivos:

el análisis interpretativo mediante las ciencias humanas

(antropología, psicología, sociología, crítica ideológica y

crítica cultural), cuyos resultados no son directamente

aplicables a la vida de la Iglesia, porque ésta se sitúa en un

ámbito de fe, que se les escapa; la interpretación teológica

de los resultados anteriores, a la luz de la revelación. De

esta manera la kairología habilita al creyente y a la

comunidad a evaluar el hic et nunc de la Iglesia como su

concreto kairós y a individualizar consiguientemente líneas de

acción.

3.3. La Teología Pastoral Fundamental

Para Klostermann la Teología Pastoral Fundamental

tendría la función de estudiar "la vida de la Iglesia en su

totalidad como ha de realizarse aquí y ahora, con un dinamismo

que la proyecta hacia el futuro". En base a esto, critica la

fragmentación dispersiva de muchas disciplinas teológico-

pastorales y su constitución como ciencias independientes. No

está de acuerdo en la división de la Teología Pastoral en base

a los tres oficios ni tampoco en la distinción entre cuidado

de las personas y cuidado de la comunidad.

La Teología Pastoral Fundamental ha de abordar tres temas

fundamentales: una doctrina de los principios (fundamentación


5

histórico-salvífica y cristológico-eclesial de la Teología

Pastoral); una kairología; la realización de la iglesia en su

conjunto.

La Teología Pastoral Especial trata sobre "aquellos

sectores de la vida eclesial, que por su especial relevancia o

por su significado es conveniente someter a una investigación

más particular". Su selección no corresponde a instancias

teórico-sistemáticas, sino a las exigencias concretas de cada

época.

3.4. Evaluación

La crítica teológica ha visto positivamente los

siguientes aspectos de la propuesta de Klostermann: la

adopción del principio comunidad, formulado en base a una

cristología y eclesiología críticas; la justificación

teológica de una Teología Pastoral Fundamental; la definición

de una kairología; el vigor del análisis pastoral y la audacia

de las propuestas de cambio eclesial; el empleo de la

interdisciplinariedad.

Entre los aspectos que se le han criticado mencionamos:

la no adecuada explicitación de los momentos en que es

reconstruido el 'principio comunidad'; el procedimiento

interpretativo del kairós, que parece estar llevado de las

instancias de la actual situación de aggiornamento

estructural; la acogida de los resultados de las ciencias

humanas sin una crítica adecuada de las ideologías que les


5

subyacen.

4. TEOLOGIA DEL CAMBIO ECLESIAL (P. A. LIEGE)

Pierre André Liegé (1921-1979), profesor del Instituto de

Teología Pastoral en el Instituto Católico de París, ha dado

su propio aporte al desarrollo de la Teología Pastoral,

especialmente en el área francesa.

4.1. Concepto de Teología Pastoral

Esta disciplina, dice Liegé, debería ayudar a

evitar: la pastoral selvática hecha de espontaneidad o de

experimentación incontrolada; la pastoral tecnocrática

dominada por exigencias organizativas y burocráticas; la

pastoral de adaptación acrítica frente a las tendencias

socioculturales imperantes; la pastoral de conservación

aferrada a una praxis uniforme y repetitiva, segura, pero

expuesta a un estéril inmovilismo. La Teología Pastoral es

definida por Liegé de este modo: es "la disciplina teológica

que ofrece un discurso específico a la conciencia que

reflexiona sobre el actuar eclesial en el hoy de su

cumplimiento".

4.2. Concentración eclesiológica y vivencia eclesial

Para Liegé es pacífico que la Teología Pastoral

tiene como objeto de reflexión la Iglesia, lugar en que se

realiza el encuentro salvífico de la persona humana con Dios y


5

con Cristo, que constituyen la realidad estudiada por la

teología. Lo que constituye objeto de la reflexión pastoral es

'el hoy de la experiencia eclesial'. Esto es profundizado por

la Teología Pastoral no para presentar recetas prácticas de

adaptación, sino como lugar en que se hace dinámicamente

inmanente la Palabra de Dios. La Teología Pastoral supone una

concepción de Iglesia que une y diferencia entre 'Iglesia

eterna' e 'Iglesia histórica' y, asume la función de una

praxeología entre ambas.

4.3. Funciones y campo de la Teología Pastoral

El autor reivindica para la Teología Pastoral su

función Práctica, que articula en tres áreas

interrelacionadas: el área criteriológica; el área

retrospectiva y el área proyectual.

Entre los criterios que propone el autor están: el

criterio de encarnación o mediación, que remite a Cristo

resucitado como realizador del plan salvífico divino; el

criterio histórico, que examina los condicionamientos

históricos del actuar eclesial; el criterio comunitario, que

propone la dialéctica de persona-comunidad dentro del Pueblo

de Dios; el criterio de catolicidad, que hace referencia a la

apertura del mensaje cristiano a las culturas; el criterio de

institución, que evidencia la insuprimible componente

institucional de la Iglesia; el criterio de apostolicidad, que


5

subraya la continuidad apostólica de la doctrina y de la

autoridad en la Iglesia; el criterio de unidad en la misión,

que legitima la diversidad y convergencia de los ministerios

en la vida eclesial.

Mediante la función retrospectiva o de memoria la

Teología Pastoral concentra la atención crítica sobre los

condicionamientos históricos de la actual experiencia eclesial

y lleva a cabo una crítica liberante respecto al pasado

eclesial. Las opciones de la etapa de cristiandad son

analizadas y evaluadas para ser mejor asumidas o superadas en

la acción pastoral actual.

La función proyectual constituye un momento típico de la

Teología Pastoral y conforma una 'Teología del cambio", que

trata de pasar de la acción eclesial heredada y contestada a

una praxis reorientada y renovada. Esto supone un camino que

conlleva los aportes de las ciencias humanas, de los criterios

teológicos y de estrategia y planificación pastoral.

4.4. Anotaciones de crítica

Los análisis de Liegé se encuentran dispersos en

diversos artículos, sin embargo, se percibe una estructura

fundamental crítica y sensible a las instancias del período

examinado. Los diversos argumentos expuestos permiten una

organización de la Teología Pastoral y la adopción de un

modelo metodológico practicable, aunque parcial. Su propuesta

se encuentra todavía en una fase de sugerencias e intenciones,


5

justificadas, pero no suficientemente desarrolladas y

profundizadas.

5. REFLEXION PASTORAL COMO 'INTERPRETACION DE LA EXPERIENCIA'

Una problemática, en parte semejante a la del Handbuch y

de Liegé, pero desarrollada en forma original, es la suscitada

por Van Caster y G. Ceriani.

5.1. La propuesta de M. Van Caster

El centro de interés de la reflexión pastoral de Van

Caster está constituido por la "experiencia vivida", donde

'experiencia' indica una realidad englobante de la entera

existencia de la persona en la que se efectúa la integración

de todos los valores en una situación personal mediante

algunas actividades. Nos hallamos ante un giro en la

concepción de 'experiencia'. Esta no es ya "la aplicación

práctica de unas verdades doctrinales o teóricas, como

prolongación actual de una realidad expresada en la Biblia...,

o como el cotidiano donde el mundo espiritual, celebrado en la

liturgia, encuentra espacio de irradiciación y de acción",

sino "objeto de la reflexión cristiana", "experiencia

interpretada a la luz de la fe". Este cambio de óptica se debe

a la certeza de la presencia de la revelación y de la gracia

en lo cotidiano de la experiencia humana. La Teología Pastoral


5

tiende a evidenciar e interpretar esa presencia en vista de la

elaboración de orientaciones para la acción. Lo hace desde dos

direcciones distintas, pero complementarias. La primera

considera la vida vivida como posible portadora de "valores",

de los que se perciben los significados hacia una progresiva

integración. "Se tiende a precisar el sentido inmediato y el

sentido profundo (es decir, el significado explícitamente

cristiano) de este valor y se estudian las modalidades a

través de las cuales puede ser realizado e integrado, en su

doble significatividad, mediante la acción en diversas

circunstancias" La segunda considera la experiencia como lugar

de posibles "interpretaciones", que exigen determinadas

respuestas de fe y de compromiso cristiano. "Se trata de

interpretar de modo humano y cristiano, la interpelación que

surge de esta situación, para captar modalidades eficaces de

asumirla, determinando los valores que tal situación ofrece

como chance de integración o de amenaza de mal".

El cuestionamiento que se le ha hecho a esta corriente

ha sido sobre el puesto que ocupan en esa interpretación de la

experiencia los no-valores, los mensajes desviantes, el mal,

el pecado estructurado, en fin, el mysterium iniquitatis.

5.2. El planteamiento de G. Ceriani

Este autor no ha tenido la trascendencia de los

anteriores en otros ambientes no italianos, por eso nos


5

limitamos a señalar que G. Ceriani considera la Teología

Pastoral como Teología de la Historia actual y como Teología

de la acción y en esto se relaciona con otras corrientes de

pensamiento contemporáneas.

6. TEOLOGICA PRACTICA COMO 'CIENCIA DE LA ACCION'

En torno a los años 7O se difunde una corriente de

Teología Práctica que define esta disciplina como una 'ciencia

de la acción'. Señalamos tres pistas en esa dirección:

6.1. Configuración 'praxeológica'

Esta orientación la observamos en el pastoralista

canadiense Marcel Lefebvre, que retoma y desarrolla las

sugerencias de Liégé en torno a la praxeología (análisis de

los elementos de la acción, el camino de la acción y los

factores constitutivos de una acción colectiva). Utilizando

estos resultados de la investigación actual, nuestro autor,

piensa que toda acción eclesial puede ser estudiada a través

de estos elementos constitutivos: un objeto simple o complejo

que se trata de lograr; control del objetivo durante su

ejecución con el fin de verificar si se alcanza; estudio de

los medios y de los métodos necesarios para ejecutar la acción

programada; selección de los medios para recibir las

informaciones sobre el camino de la acción; decisiones que se

han de tomar en cada una de las fases de la realización de la


5

acción pastoral.

6.2. Configuración de un sistema de 'autorregulación'

Rudolf Zerfass, partiendo de Hiltner, elabora su

teoría como alternativa a la del Handbuch.

En analogía con las ciencias de la acción (sociología,

psicología, pedagogía, politología, ciencias económicas y de

la comunicación), la Teología Práctica pone su interés en el

obrar humano, como un dato verificable, considerado en su

dimensión religiosa (experiencia de contingencia) y en sus

manifestaciones concretas e institucionalizadas. En otras

palabras, se preocupa de la praxis religiosa.

La función de la Teología Práctica respecto a esa praxis

religiosa es cuestionarse teológicamente sobre sus aspectos:

la subjetividad (centralidad de la persona que actúa y se

interrelaciona), la intersubjetividad (dimensión diálogica),

la historicidad (libertad y deciones).

El autor propone un modelo, que consistiría en la

integración e interrelación de estos tres pasos:

. la praxis dada, fruto de la tradición vigente y de los

problemas que emergen de ella;

. la praxis deseada;

. la teoría teológica práctica que media el paso entre la

praxis dada y la deseada.

6.3. Configuración en referencia a la 'praxis


5

comunicativa'

Nortbert Mette, después de un estudio cuidadoso de

las interpretaciones en la Teología Práctica de la relación

Teoría-Praxis, enuncia unas tesis sobre la tarea de esta

disciplina:

. La Teología Práctica se ha de tomar, en el conjunto de

la Teología, como una ciencia empírica o práxica. Una

teología, por tanto, que es consciente de que la fe está en

íntima relación con la praxis histórica y social, por lo cual,

esa teología asume la función de reflexión científica sobre

dicha praxis.

. La Teología Práctica hay que colocarla en el cuadro de

una teología fundamental, que estudia la estructura del actuar

cristiano en base a una teoría de la 'praxis comunicativa', es

decir, de la interacción entre las personas. En este sentido,

la Teología Práctica se ha de concebir como una teoría

teológica explícita de la acción comunicativa. Su campo de

investigación es amplísimo. Comprende: no sólo los sectores

institucionalizados del actuar cristiano y eclesial, sino

también todas las formas de comunicación humana que están

orientadas a la solidaridad, al sostén y sentido de la propia

existencia individual y colectiva frente a las preguntas de

una época histórica. Además, superando los límites de una

Teología Práctica unida íntimamente con la eclesiología

(edificación, autorrealización...) debe interesarse de las


5

objetivaciones denominadas 'anónimas' del cristianismo.

6.4. Configuración centrada sobre una criteriología y una

kairología

El representante de este planteamiento es el

pastoralista vienés Paul Zulehner. Este autor hace notar que a

toda praxis eclesial subyace una especie de 'teología práctica

cotidana', o una teoría más o menos consciente. El busca

elaborar una teoría teológica y científica de la praxis

creyente y eclesial heredada de la historia, hoy vigente y

abierta al futuro. Estudia la praxis religiosa intra y

extraeclesial en su doble aspecto de evento e institución.

Aspectos fundamentales en su reflexión son la elaboración

de una criteriología que establezca los objetivos principales

y secundarios de la praxis eclesial. Los primarios, dice

Zulehner, se han de sacar de Jesús, de su praxis respecto al

reino y del 'principio comunidad'. Los secundarios se refieren

a los varios modos como la tradición eclesial se ha

institucionalizado (religiosidad popular, instituciones,

etc.). En el proceso de cambio que supone toda praxis eclesial

y que es objeto de la Teología Pastoral se requiere de una

kairología, que es una reflexión en torno a salvación y no

salvación de toda praxis eclesial.

7. TEOLOGIA PASTORAL EN EL CONTEXTO DE LA TEOLOGIA DE LA


5

LIBERACION

En el cuadro de la Teología Pastoral como ciencia de la

praxis merece una atención especial la reciente literatura

latinoamericana inspirada en las varias teologías de la

liberación. Tomadas en su conjunto estas teologías no son

Teologías Prácticas en el sentido de las corrientes europeas.

Son prevalentemente teologías empíricas o práxicas, porque

intentan elaborar el mensaje cristiano a partir de la praxis

cristiana y eclesial con el fin de iluminarla, acompañarla y

orientarla.

7.1. Modelos de acción pastoral

Gustavo Gutiérrez identifica cuatro modelos de

acción pastoral en el continente, dependientes, en gran parte

de modelos análogos europeos:

- la pastoral de cristiandad, correspondiente a una

Iglesia de cristiandad, muy arraigada en la historia del

catolicismo y todavía mayoritaria;

- la pastoral de nueva cristiandad, llevada a cabo por

ciertos sectores católicos, los cuales ante las instancias de

autonomía de lo temporal y el proceso de descristianización

del mundo moderno, buscan, mediante un laicado especializado y

militante, dar vida a una "nueva cristiandad profana",

distinta de la precedente sacral y clerical;

- la pastoral de madurez de la fe postulada por el


5

fenómeno de la secularización e impuesta en el primer mundo y

presente también en el continente latinoamericano;

- la pastoral profética de solidariedad con los pobres en

la línea promovida por el Vaticano II y la asamblea episcopal

de Medellín (1968). Esta línea es llamada también pastoral

liberadora.

Segundo Galilea ha visto en la pastoral liberadora el

punto de confluencia de dos tipos de pastoral que se han dado

en América Latina entre 1930-1970: la pastoral extensiva

(=pastoral de cristiandad, sacramentalista, clerical,

encaminada a conservar la práctica religiosa en la sociedad,

conformista, ritualista, alineada con el poder civil, etc.) y

la pastoral intensiva (=expresión de una Iglesia misionera,

mediante la acción católica y otros movimientos trata de

formar un laicado especializado y militante; es crítica frente

a la religiosidad popular, busca la independencia de la

Iglesia frente a los poderes civiles, económico-políticos; se

dirige más a crear conciencia social que a obras

asistenciales).

Hacia los años 70 el surgimiento y desarrollo de la

Teología de la liberación orienta diversas prácticas

pastorales de conformidad a las varias corrientes teológicas42.

7.2. El debate teológico pastoral en torno a Puebla

42
. Cfr. SCANNONE J. C., Liberación, Teología de, en FLORISTAN C. - TAMAYO J.
J. (ed.), Conceptos Fundamentales de Pastoral, Cristiandad, Madrid 1983, 562-589.
5

En los años 80-90 la teología pastoral

latinoamericana se centra casi exclusivamente en torno al

evento Puebla (1979). El tema de la misión evangelizadora es

motivo de tensión y discusión antes, durante y después de la

III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Las

posiciones que se enfrentan son las siguientes:

. Quienes identifican la misión de la Iglesia con la

evangelización de la cultura y, en particular, de la

religiosidad popular. En el análisis de la realidad utilizan

el método histórico-antropológico-cultural, considerado más

global y comprensivo que el sociológico. La eclesiología de

base es la contenida en el Símbolo Apostólico. Revela una

enorme preocupación por la ortodoxia. Después de juzgar al

capitalismo y el colectivismo por su carácter secularista,

propone como proyecto pastoral, la creación de una sociedad

nueva impregnada de valores evangélicos y la configuración

cristiana de la cultura. Enfatiza la identidad de la misión de

la Iglesia ante los riesgos de reducirla a tareas temporales y

socio-políticas.

. Quienes consideran que la misión histórica de la

Iglesia ha de ser la evangelización liberadora a partir de los

pobres. En el análisis de la realidad recurren especialmente a

la teoría de la dependencia. Su comprensión eclesiológica es

profética y misionera, signo e instrumento de liberación en la

perspectiva del reino de Dios. Una Iglesia que da prioridad a


5

la acción pastoral en favor de la justicia y de la defensa de

los derechos de los pobres y marginados. El proyecto pastoral

consiste en la inserción histórica de la Iglesia en la praxis

liberadora en los varios contextos económico, sociales y

políticos del continente.

. Quienes identifican la misión histórica de la Iglesia

con la evangelización para la comunión y participación con la

finalidad de superar as situaciones de conflicto. Esta

corriente amplía teológica y pastoralmente el horizonte de la

propuesta de la evangelización de la cultura, remarcando los

valores de comunión y participación. En la base se halla la

eclesiología comunional e la Lumen Gentium. El proyecto

pastoral delineado tiende a promover la comunión y

participación a todos los niveles eclesiales y civiles. Está

más preocupada de definir la vida intraeclesial que la misión

histórica de la Iglesia en la realidad concreta de América

Latina. Esta misión se remanda al empeño ético de cada

cristiano, rectamente orientado por la doctrina social de la

Iglesia. Critica los sistemas y las ideologías dominantes en

el continente, pero ofrece líneas programáticas generales y

abstractas.

No obstante el esfuerzo llevado a cabo por Puebla para

integrar estas posiciones, después de Puebla se enfrentan de

nuevo, intentado cada una reinterpretar los documentos de esa

conferencia desde su propia óptica.


5

7.3. El debate teológico-pastoral en torno a Santo

Domingo

La IV Conferencia General del Episcopado

Latinoamericano (Santo Domingo 1992) abrió nuevamente el

debate teológico-pastoral en las Iglesias de América Latina.

No pretendo referirme a la conferencia ni al texto final en

cuanto tales, sino únicamente hacer mención de la metodología

pastoral empleada, los desafíos más prioritarios para la

acción eclesial y las líneas de acción fundamentales.

En primer lugar hay que observar que el texto de

Santo Domingo hizo una inversión del método teológico-pastoral

de las conferencias de Medellín y Puebla (Análisis de la

realidad - Reflexión Teológica y Opciones Pastorales) y

propuso otro muy diverso y criticado (Reflexión Teológica -

Desafíos más urgentes y Pistas de acción). Esto ha sido

considerado como un retroceso respecto a las conferencias

precedentes y sumamente criticable por la comprensión que

tiene de la teología en sí misma y de colocación y respuesta a

la realidad histórica.

Los núcleos fundamentales del texto final de Santo

Domingo son: la nueva evangelización, la promoción humana y la

cultura cristiana. Estos dos temas son derivados y

consecuencia del primero. La Nueva Evangelización la entiende

como la formación de creyentes y comunidad cristianas maduras

que respondan a los cuestionamientos concretos de la realidad.


5

La promoción humana,

que pentenece a la esencia de la misma evangelización, implica

responder a los problemas latinoamericanos más serios de la

década 80-90: derechos humanos, ecología, la tierra,

empobrecimiento y solidaridad, movilidad humana, orden

democrático, integración latinoamericana, la familia.

Las líneas de acción fundamentales de la Conferencia de

Santo Domingo parecen ser las siguientes:

- La Iglesia de América Latina se compromete, a los 500

años de la primera evangelización, a una "nueva

evangelización", que conlleva la promoción humana e

inculturación;

- La IV Conferencia reafirma las opción prioritaria de la

Iglesia por los pobres, que han sido tomadas por las

Conferencias de Medellín y de Puebla.


5

ELEMENTOS SISTEMATICOS SOBRE LA ACCION PASTORAL

El tema que iniciamos en esta sección es sumamente

importante. Se intenta, primeramente, buscar la fundamentación

de la acción pastoral y, en segundo lugar, elaborar de manera

organizada y armónica el conjunto de elementos que sustentan y

conforman la acción pastoral. De forma más específica vamos a

tocar los siguientes argumentos: Fundamentación de la acción

pastoral; los elementos constituyentes de la acción pastoral;

los sujetos de la acción pastoral; los destinatarios y ámbitos

de la acción pastoral. El conjunto de estos temas quiere

responder a las preguntas sobre la fundamentación teológica,

la naturaleza, los agentes, destinatarios y modos de

realización de la acción pastoral. El camino histórico

recorrido y los cuestionamientos surgidos en él nos han

abierto perspectivas para un enfoque más global y coherente en

este argumento.

1.Fundamentación de la acción pastoral

Excluimos en esta presentación algunos enfoques que

consideramos superados y que han sido utilizados en diversos

momentos del pasado. Algunos de ellos persisten todavía y/o se


5

tratan de imponer:
. El enfoque fundamentalista basado en Mt 28, 18-20. El

estado actual de la exégesis y los conocimientos que se poseen

sobre el surgimiento y desarrollo de la comunidad cristiana

primitiva no permiten utilizar este texto como el originante

de toda la acción pastoral eclesial y, más todavía, por las

consecuencias jerarcológicas que lleva consigo su

interpretación totalizante y exclusiva.

. El enfoque cristológico tripartito. En la historia ha

hecho fortuna la organización de la acción pastoral en torno

al tríptico: Cristo profeta, sacerdote y rey. Si bien es

cierto, que este esquema, que se remonta a Calvino, puede ser

útil para una presentación didáctica global de la acción

pastoral, cuando ahondamos en su fundamentación nos

encontramos con serios problemas. De hecho la variadísima

interpretación que se ha hecho históricamente de cada una de

esas funciones de Cristo y de la Iglesia debe alertar sobre su

utilización.

. El enfoque eclesiocéntrico. En momentos de crisis de la

Iglesia se ha reforzado una tendencia que, en cierta manera,

hipostatiza la acción de Dios con la actuación histórica de la

Iglesia. Esto ha llevado consigo a no diferenciar bien entre

la actuación de Dios y las mediaciones eclesiales y humanas.

La historia de la teología pastoral y de algunos modelos de

pastoral actual ha mostrado los riesgos de esta perspectiva.

. El enfoque pneumático. En la praxis eclesial actual,


por influjo del pentecostalismo evangélico, se ha introducido

una cierta comprensión de la acción pastoral de tipo

'iluminista'. El origen de acción pastoral es el Espíritu y

hay que dejar que actúe en nosotros. Este enfoque, que

reafirma una verdad esencial de la fe, sin embargo, en muchas

ocasiones considera a la persona humana como un títere que

debe someterse sin más a una acción totalmente

providencialista y de lo alto de Dios.

. El enfoque funcional de la acción pastoral. Denominamos

así el uso instrumental y manipulador de la acción pastoral

con finalidades extraeclesiales (humanitarias, políticas,

etc.). La acción pastoral se convierte en estos casos en un

movimiento que suscita 'nuevas praxis' en la transformación de

la sociedad. A nivel de teología pastoral se puede constatar

esta perspectiva en H. D. Bastian , K. W. Dahm, en los

cristianos por el socialismo y por el sandinismo.

Dejando de lado estos planteamientos por insuficientes,

parciales o distorsionantes, es necesario reproponer otro que

sea verdaderamente fundante y que supere los vicios y lagunas

observados en los enfoques precedentes. Los intentos que se

han hecho en esta dirección han sido varios y la diversidad de

acentuaciones que se hallan en ellos reside en no clarificar

suficientemente el concepto de "fundamentación", pues algunos

lo toman de forma remota (V. Schurr, por ejemplo)43, otros de

43
. Para él el principio y fuente de toda pastoral es el amor de Dios a todos
( 1 Tim 2, 4ss; Sab 11, 23-12, 2) (cfr. SCHURR V., Pastoral, en Sacramentum Mundi,
Tom V, Herder, Barcelona 1974, 266).
forma más inmediata (C. Floristán44, Klostermann45) y otros

expresan con él la misma naturaleza de la acción pastoral

(Arnold, Cardaropoli46, Alberich47). Habiendo observado estos

equívocos en la literatura al respecto hice la distinción, al

inicio, entre "Fundamentación" y "Elementos constituyentes" de

la acción pastoral.

Por "Fundamentación" quiero expresar el origen inmediato

próximo de acción salvadora de Dios, que se realiza en y

mediante la comunidad eclesial. Con esto, estoy indicando que

la salvación de Dios se puede dar y se da de hecho de

múltiples maneras diferentes a la que se realiza en y mediante

la comunidad eclesial católica, sin embargo limitamos el

concepto de "acción pastoral" a la salvación de Dios que se

lleva a cabo en la historicidad de esa comunidad y mediante

ella.

Hecha esta aclaración podemos decir, pues, que

consideramos como fundamentación de la acción pastoral el

"evento Jesús" (encarnación, predicación y acciones como signo

44
. C. Floristán considera la praxis de Jesús, especialmente en todo lo
referente al Reino de Dios, como principio fundante de la acción pastoral (cfr.
ID., Teología Práctica. Teoría y Praxis de la acción pastoral, Sígueme, Salamanca
1991, 31-52; ID, Acción Pastoral, en FLORISTAN C.- TAMAYO J. J. (ed.), Conceptos
Fundamentales de Pastoral, Cristiandad, Madrid 1983, 26-33).

45
. Cfr. KLOSTERMANN F., Prinzip Gemeinde. Gemeinde als Prinzip des
kirchlichen Lebens und der Pastoraltheologie als Theologie dieses Lebens, Vien
1965.

46
. G. Cardaropoli,en la misma dirección de Arnold aunque con un enfoque
propio, pone como principio fundante la "mediación salvífica" (cfr. ID., La
Pastorale come mediazione salvifica, Citadella Editrice, Asís 1982).

47
. Cfr. ALBERICH E., La catequesis en la Iglesia, CCS, Madrid 1991, 20-29.
y manifestación de la cercanía y presencia del Reino de Dios,

su muerte y resurrección por nosotros). En este "evento Jesús"

tiene particular relevancia la preformación y formación de la

primitiva comunidad cristiana.

En ella encontramos, en la multiplicidad de experiencias, que

nos remite el NT, la realización de la experiencia del

discipulado y la plasmación de algunas modalidades de

existencia (encuentro con la Palabra, vida comunitaria,

expresión celebrativa-simbólica, ministerialidad, actitud ante

el mundo y las cosas, etc.). Tanto el "evento Cristo" como la

más inmediata realización cristiana se constituyen en

criterio-orientación-norma de vida para la comunidad eclesial

actual. En la lectura, interpretación de la praxis y vida de

la comunidad cristiana primitiva nos debemos guiar por los

conocimientos que tenemos actualmente para poder discernir lo

que es esencial y vinculante en el orden salvífico y lo que es

contextual, histórico.

2. ELEMENTOS CONSTITUYENTES DE LA ACCION PASTORAL

Este argumento, íntimamente relacionado con el anterior,

puede también ser objeto de consideración de forma general y

extensa (así lo hace V. Schurr48 , Cardaropoli49 y el mismo


48
. Este autor presenta este tema bajo la denominación de "estructuras
fundamentales de la pastoral" y señala entre ellas: la estructura eclesial, la
estructura personal, la estructura cósmica y la estructura escatológica (cf.
SCHURR V., Pastoral 265-268).

49
. Después de mencionar la formas de la mediación salvífica, G. Cardaropoli
cita las dimensiones de la mediación salvífica: sacramental, espiritual y
pneumatológica, científica y sapiencial, histórica y escatológica, geográfica y
Lippert50) o de forma más inmediata (Floristán51, Alberich52).

Voy a recoger sintéticamente los elementos que exponen estos

dos últimos autores, introduciendo de mi parte algunas

modificaciones con el fin de mostrar mejor la coherencia de

nuestro planteamiento:

2.1. La acción pastoral en cuanto praxis

El concepto de praxis (acción transformadora del

hombre y de todo lo que está a su alrededor) se usa para

superar el concepto anterior de "práctica", por una parte, y,

por otra, para expresar que no se trata sólo de contemplar o

interpretar el hombre y el mundo, sino que hay que

transformarlo en Reino de Dios.

Cuando se habla de acción pastoral como praxis se está

abarcando tanto la edificación de la comunidad cristiana como

ekklesía (acción ad intra) como su acción en toda la humanidad

y mundo no cristiano (acción ad extra). No cabe, pues, aquí el

reduccionismo de que la pastoral se limita a la acción ad

intra y el resto cae bajo el ámbito de la misionología.

Al hablar de acción pastoral como praxis, no podemos

socio-cultural, personal y comunitaria (cfr. CARDAROPOLI G., La Pastorale 85-126).

50
. Bajo 10 proposiciones este autor indica el horizonte global de actuación
de la Iglesia en la sociedad. En ellas condensa los elementos esenciales de la
acción pastoral eclesial actual (cfr. LIPPERT P., Introduzione ad una teologia
dell'azione pastorale, Apuntes para los estudiantes, Academia Alfonsiana, Roma
1979.

51
. Cfr. FLORISTAN C., Acción Pastoral 26-33.

52
. Cfr. ALBERICH E., La catequesis 20-29.
olvidar que ésta es una cara de la moneda, pues nos estamos

fijando en la acción pastoral desde el punto de vista del

hombre. En otras palabras, estamos observando la acción

pastoral en lo que tiene de mediación humana.

2.2. La acción pastoral en cuanto actualización de la

praxis de Jesús

Queremos señalar de esta manera el entronque entre

la praxis y Jesucristo. La praxis de la comunidad creyente

cristiana se remite a Jesucristo como su centro y su fuente de

dinamismo salvador. La institución eclesial no tiene

consistencia en sí misma, es funcional y relativa a

Jesucristo, como dice el Vaticano II "signo e instrumento" (LG

1).

Presentar como punto de base, de referencia a Cristo nos

remite a una interpretación teológica de él mismo

(cristología-soteriología). Asumimos aquélla que ve en él a

Jesús fiel al Dios del Reino, que lo hace presente, que

convoca en torno a él, que tiene como destinatarios los pobres

y que muere como expresión de esa fidelidad al Reino.

La práctica de Jesús se puede condensar alrededor de

estos núcleos: proclama la Buena Noticia de la llegada del

Reino; realiza la liberación y libertad de los pobres y

oprimidos y reune en grupo a los discípulos, signos del Reino

y liberación ya presente en acto.

El proyecto de Jesús es el Reino de Dios en su doble


vertiente: llegada como don escatológico y como imperativo de

conversión. Lo que se le exige al creyente es una nueva

conducta, una práctica evangélica, una fe con obras, una

solidaridad eclesial en fidelidad al proyecto de Dios y al

servicio de la humanidad, especialmente de los más pobres.

La Teología Pastoral, al escoger esta perspectiva del

Reino de Dios, debe apropiarse los conocimientos bíblicos al

respecto y hacer una reinterpretación en el hoy de la

comunidad eclesial. Algunos criterios a tener en cuenta en

este sentido son:

. El Reino de Dios no es un acontecimiento

individualista, privado, únicamente interior. Es Señorío de

Dios sobre el cosmos, el hombre, la historia.

. El Reino de Dios, en cuanto presencia salvífica ya

iniciada con Jesucristo, exige una comunidad que anuncie, que

viva y sea signo e instrumento de ese Reino. La comunidad

cristiana tiene como vocación y misión el presencializar esa

realidad.

. El Reino de Dios no se identifica con un proyecto de

sociedad determinado, aunque a veces se ha pretendido. La

supremacía y trascendencia del Reino relativiza cualquier

proyecto intramundano.

. Las formas de realizar el Reino a través de la

comunidad cristiana las analizamos más adelante al hablar de

las estructuras y ámbitos de la pastoral53.


53
. C. FLORISTAN, después de referir la praxis de Jesús a través de sus
acciones (milagros, perdón, comunidad de mesa), organiza esos datos bajo el título
2.3. La Iglesia sacramento histórico de liberación

El sujeto de la acción pastoral es la ekklesía,

comunidad local y universal, de los discípulos que siguen a

Jesús, comunidad en la que todos son hermanos de un modo

efectivo bajo la responsabilidad de unos servidores. Con esta

expresión "Iglesia" (de Cristo o de Dios), tanto en singular

como en plural, se indica la realidad visible, tangible de un

grupo humano cuyos miembros están unidos entre sí por la fe,

esperanza, caridad, la Palabra, los sacramentos, la

fraternidad y en la que cual se realiza la salvación

inaugurada por Cristo, agrupación humana que puede asumir

formas concretas diversas54.

El objetivo de esta comunidad en el mundo es ser

"sacramento de liberación", es decir, signo e instrumento de

la acción de Dios en la humanidad (LG 1) 55. Empleamos

"liberación" en su concepción teológica globalizante, como lo

hace la teología de la liberación, resaltando prioridades en

la acción concreta latinoamericana (liberación económico-

social-política; liberación del hombre en su proceso de


'Niveles de la praxis de Jesús' y menciona: la caridad o práctica de las manos
(nivel económico), Esperanza o práctica de los pies (nivel político), Fe o
práctica de los ojos y oídos (nivel ético-social). La intención del autor nos
parece buena, aunque los resultados a los que llega no no satisfacen todavía (cfr.
ID., Teología Práctica 46-51).

54
. Cfr. LIPPERT P., Introduzione 2-3.

55
. Habría múltiples formas de indicar la misión de la Iglesia: comunión,
salvación, evangelización, reconciliación, unión de los hombres con Dios y entre
sí. La opción que se hace en el curso, ciertamente justificada, tiene en cuenta la
confrontación entre teología y realidad latinoamericana actual.
hominización; liberación de la raíz de todos los males por

Cristo56).

El hecho de hablar de "sacramento histórico" es para

indicar el carácter concreto, histórico de la salvación, de la

liberación. Esta dimensión de historicidad atañe de manera

especial a toda la acción pastoral, pues la formalidad de la

Teología Pastoral se caracteriza por ella57

En la actuación de Jesús la imagen del Reino de Dios es

una categoría central. El Reino de Dios es lo decisivo y lo

último para Jesús de Nazaret. Debe serlo también, por lo

tanto, para la Iglesia. El Reino de Dios es realizar el ideal

regio de justicia. Los privilegiados del reino son los

derrotados, los que sufren, los que padecen injusticia. Dios

ama a los pobres no porque son pobres, sino porque su

situación es claramente injusta y requiere su intervención. El

reino de Dios es conversión del propio yo, de las relaciones

con los demás, de las situaciones y estructuras. Es expresión

histórica y trascendencia. La Iglesia es sacramento del Reino.

A partir de estas consideraciones se podrían sacar algunas

conclusiones importantes:

. La iglesia no es el reino de Dios. Cualquier forma

suplantadora del Reino va en menoscabo de él y de su función

de signo, perdiendo ella misma credibilidad.


56
. Cfr. GUTIERREZ G., Teología de la liberación, 14a. ed. revisada y
aumentada, Sígueme, Salamanca 1990, 91-92.

57
. IGNACIO ELLACURIA resaltó ese rasgo típico de la sacramentalidad eclesial
con particular agudeza (cfr. ID., Conversión de la Iglesia al Reino de Dios, Sal
Terrae, Santander 1984, 179-216).
. La misión de la Iglesia tiene una orientación de

trascendencia, que hace que no se agote en ninguna de sus

realizaciones históricas. Su condición permanente es de

"peregrina", de "camino" siempre hacia realizaciones más

conformes con la utopía del Reino de Dios. La Iglesia debe

evitar sacralizar sus propias realizaciones o los proyectos

socio-políticos.

2.4. La acción pastoral es praxis eclesial del Reino en

el mundo y al servicio del mundo

La praxis eclesial, por una parte, en cuanto es

realización humana, forma parte del mundo, no es abstracción,

esencia o espíritu y, consiguientemente, es propio de ella su

historicidad. Es una praxis concreta, siempre situada, ubicada

en un contexto. Es praxis que tiene que ver con hombres y

situaciones precisas. Ahí está lo propio de la misma Teología

Pastoral que reflexiona sobre ella. Por otra parte, en cuanto

está al servicio del mundo, hace partícipe al mundo de lo que

ella misma ha recibido. Este carácter oblativo (signo e

instrumento) manifiesta que la liberación recibida (don,

gratuidad) la convierte en servidora de Dios en relación al

mundo. También de aquí podemos sacar algunas consecuencias

importantes:

. La acción pastoral, en cuanto histórica, es y reviste

todas las características humanas. No se puede esconder en

subterfugios espiritualistas, en lo tocante a su humanidad.


. La acción pastoral, en cuanto es participación del don

de Dios, tiene también un carácter divino: es portadora de

Dios, y en ese sentido no puede ser planificada, efectuada y

evaluada de forma completa y absoluta. Este carácter humano-

divino tiene su modelo perfecto en Cristo encarnado y es

propio de la Iglesia en todas sus realizaciones (LG 8).

. El mundo, como destinatario de la acción pastoral, es

toda la humanidad, el cosmos, la realidad total del universo.

De forma más inmediata la acción pastoral se tiene que

confrontar con el ser personal del hombre, de todos los

hombres y, a partir de las opciones prioritarias de Jesús, de

los pobres, de los marginados social, política y

religiosamente. Toda acción pastoral, en cuanto respuesta

histórica, tiene que elaborarse a partir de esta perspectiva58.

3. LOS SUJETOS DE LAS ACCIONES PASTORALES

Tenemos que comenzar recordando que el sujeto primordial y

fundamental de toda pastoral es Dios (Jn 10; 1 Ped 5, 4). Por

el Espíritu la acción de Cristo se hace presente como gracia

mediante la comunidad, que llamamos Iglesia59. A partir de ahí

hay que comprender todo lo que se diga de la Iglesia.

La Teología Pastoral está dando cada vez más importancia

58
. En la obra de E. ALBERICH se puede hallar una presentación más sintética
del conjunto de los elementos esenciales de la acción pastoral (Reino-Iglesia-
mundo) con interesantes observaciones sobre su mutua relación (cfr. ID., La
catequesis 20-23).

59
. Cfr. SCHURR V., Pastoral 268-269.
al tema de los sujetos u agentes de la acción pastoral60.

Veremos un poco más adelante las acentuaciones propias de cada

quien. La Teología Pastoral, asumiendo las investigaciones

eclesiológicas, tiene que superar sea la concepción

jerarcológica del pasado sea la concepción universa1ista e ir

sacando las consecuencias que se derivan de una eclesiología,

que se elabora a partir de la Iglesia local. De manera muy

sintética, susceptible de ulteriores ampliaciones, que no es

necesario que realice la Teología Pastoral, expongamos unas

afirmaciones fundamentales sobre este argumento:

. Toda la Iglesia, Pueblo de Dios, es el sujeto de la

acción pastoral, porque toda ella se debe a la realización

histórica de la salvación de Jesucristo. El Vaticano II, en su

capítulo II, ha realizado un cambio eclesiológico de enorme

trascendencia para la vida eclesial, para toda la acción

pastoral. Con claridad meridiana se ha afirmado que todos los

miembros de la Iglesia, por su inserción sacramental, son

hechos partícipes de la vida de Cristo y en base a esa

participación, son corresponsables en la realización de la

salvación de Cristo para la humanidad. La corresponsabilidad

recíproca en la salvación no proviene ni por cargo ni

nombramiento sino únicamente por la vía sacramental.

. Toda la Iglesia, comunidad histórica en la que se hace

presente hoy la salvación de Jesucristo de forma refleja, está

ordenada a la salvación, pero cada miembro de esa comunidad


60
. Cfr. FLORISTAN C., Teología Práctica 279-356; CARDAROPOLI G., La
Pastorale 127-161 y 186-219; SCHURR V., Pastoral 268-275.
participa de ella de acuerdo a los dones, carismas y

ministerios recibidos por el Espíritu para la edificación de

la Iglesia (1 Cor 12; Ef 4). Esos dones, carismas y

ministerios no son privilegios en la Iglesia sino algo que se

recibe de lo alto para servicio de la comunidad y de las demás

personas. Una comprensión eclesiológica global debe entender

la ministerialidad eclesial en relación con otros elementos

que son prevalentes: Espíritu, comunidad, carismas61. En el

marco global de ministerialidad normativa eclesial actual se

puede distinguir entre: ministerialidad general (bautismo,

confirmación, eucaristía), ministerialidad apostólica

(obispos/Papa, presbíteros, diáconos), ministerialidad

instituida (lector, acólito), ministerio extraordinario de la

comunión y otros ministerios reconocidos62.

. De forma más inmediata y próxima el sujeto de la acción

pastoral es la Iglesia local (comunidad cristiana formada en

torno al obispo y las comunidades que participan de esa

comunión apostólica, las parroquias) en comunión con la

Iglesia Universal63. Este planteamiento es correcto desde la

61
. Este ordenamiento parece más correcto que el que se usó: Cristo-
jerarquía-pueblo (cfr. FORTE B., Laicado y Laicidad, Sígueme, Salamanca 1987, 45-
50).

62
.Cfr. RUBIO L.- CHAMOSO R. S. - BOROBIO D., Los ministerios en la Iglesia,
Sígueme, Salamanca 1985; FLORISTAN C., Teología Práctica 281-294. En Guatemala
este tema fue abordado en una Semana Teológica por M. Molina y F. Serrano: cfr.
Analéctica 2 (1987) 27-81.

63
. Cfr. CARDAROPOLI G., La Pastorale 127-161; FLORISTAN C., Teología
Práctica 234-246.
eclesiología actual, no lo tanto el que se encuentra en

Sacramentum Mundi, cuyo enfoque es totalmente diferente y

superado64. Esta perspectiva tiene enorme repercusión en la

planificación y ejecución concreta de la acción pastoral en la

que se observan tensiones y conflictos entre Iglesia local y

Congregaciones Religiosas; Iglesia local y movimientos

apostólicos.

. El desarrollo y actuación de cada una de las funciones

de los miembros de la comunidad cristiana nos llevaría

demasiado lejos y debe entenderse en el marco eclesiológico y

ministerial anterior y en todos los ámbitos en que se hace

presente la Iglesia, aunque cada quien desde su propio

ministerio65.

4. DESTINATARIOS Y AMBITOS DE LA ACCION PASTORAL

En primer lugar vamos a hacer unas consideraciones

generales sobre los destinatarios y seguidamente pasaremos a

los ámbitos de la acción pastoral.

4.1. Destinatarios
Ya insinuamos algo sobre este argumento al hablar de

los elementos constitutivos de la acción pastoral, pero

debemos ser más explícitos aquí. Resulta obvio afirmar que los

64
. El enfoque de V. Schurr es notoriamente jerarcológico. Va de la jerarquía
a las órdenes, congregaciones religiosas y finalmente a los laicos (cfr. ID.,
Pastoral 269-275).

65
. Cfr. LG cap. III, IV y VI. Se puede profundizar mediante la bibliografía
citada en el tema de los sujetos de la pastoral.
destinatarios de la misión salvífica de Jesús lo son también

de la comunidad cristiana actual. Sin embargo es necesario

sacar de ahí las consecuencias necesarias:

. La misión salvífica de Dios está dirigida a toda la

humanidad, al cosmos, a la historia. Dios quiere ser

reconocido como "Señor" de todo lo creado. Definitivamente que

el hombre y sus realizaciones son el centro de esa atención.

La afirmación de este universalismo salvífico, no debe dejar

de lado la prioridad por los pobres, que se encuentra en la S.

Escritura . El mensaje del N.T. tiene como núcleo esencial la

Buena Nueva de Dios como liberación de los pobres 66. La

reflexión latinoamericana de la Teología de la Liberación ha

sido particularmente fecunda en la relevancia de este

elemento. No se trata de contraponer universalismo a

particularismo, sino relacionar el uno con el otro y entender,

por tanto, el universalismo a partir del particularismo.

. El hombre, el mundo, la historia como destinatarios de

la acción pastoral han de ser tomados en su historicidad

concreta, debido a que la perspectiva de la Teología Pastoral

es la historicidad salvífica, la actualidad, el hoy de la

salvación67. Las condiciones particulares de América Latina, de

cada país y las situaciones más concretas de las personas,

condiciones laborales, relaciones humanas han de constituirse

en puntos de partida de la acción pastoral. En algunas


66
. Cfr. JEREMIAS J., Teología del Nuevo Testamento, Vol I, Sígueme,
Salamanca 1974, 119-148.

67
. En esta línea se mueve CARDAROPOLI G., La Pastorale 220-258.
ocasiones esos análisis se hacen a partir de los estados

naturales (niñez, juventud, adultez, ancianidad) o

profesionales (obreros, campesinos, profesionales) o

situaciones particulares (enfermedad, encarcelados, no

creyentes, etc.) u otro tipo de ámbitos objetivos (prensa,

radio, televisión, tiempo libre)68. La atención pastoral a

estos destinatarios debe hacerse a partir de las indicaciones,

que hemos hecho con anterioridad. Otra manera posible de

organizar las acciones pastorales en vista a los destinatarios

es tomar como punto de referencia central la Iglesia local y a

partir de ella planificar las mismas acciones pastorales en

los sectores de evangelización (anuncio kerigmático; procesos

de iniciación en la fe; crecimiento en la fe; formación

científica en la fe, etc.); de vida fraterna (unidad de la

comunidad, vínculos de unión y fraternidad entre los miembros;

comunicación en la comunidad; organización de la vida

comunitaria mediante servicios y ministerios; reconciliación,

etc); de celebración de la fe (oración; vida sacramental;

expresiones de religiosidad); de servicio de la persona y de

la sociedad (promoción; educación; salud; derechos humanos;

solidaridad, etc.).

4.2. Ambitos de la pastoral

Casi sin querer nos habíamos adentrado ya en este

tema en la parte final de los destinatarios. El motivo es por

68
. Cfr. SCHURRR V., Pastoral 275-288.
la relación que de hecho existe entre destinatarios y ámbitos

de la pastoral. Nuestra opción, como se ha podido apreciar, va

en la organización de ellos a través de las funciones

eclesiales y no tanto de los lugares de actuación eclesial

(escuela, trabajo, hospital, cárcel, movimientos eclesiales),

pretendiendo expresar de esta forma la unificación de la

acción pastoral desde la comunidad y en las formas de

realización de esa comunidad.

Tradicionalmente cuando se hablaba de los ámbitos de

pastoral (=formas a través de las cuales se lleva a cabo la

pastoral) se mencionaban tres: proclamación de la palabra,

celebración litúrgica, relación con los hombres69. V. Schurr

propone cuatro: proclamación, liturgia, servicio cristiano al

mundo, dirección de la Iglesia70. Tanto Alberich cuanto

Floristán prefieren hablar también de cuatro: diakonía,

koinonía, martyría y liturgia71. En otros casos la división de

las acciones pastorales no está suficientemente aclarada72.

Nosotros también nos decidimos por cuatro sectores, que en lo

sustancial coinciden con los de Alberich y Floristán, pero que

incorpora algún elemento de los especificados por Schurr V. en

69
. Cfr. CARDAROPOLI G., La Pastorale 162-185.

70
. Cfr. SCHURR V., Pastoral 288-296.

71
. Cfr. ALBERICH E., La catequesis 24-28; FLORISTAN C., Teología Práctica
215-227. Estas divisiones no son las únicas posibles, recordemos a Hiltner, por
ejemplo.

72
. Cfr. LAURET B.- REFOULE F., (ed.), Iniciación a la Práctica de la
Teología, Tom V, Cristiandad, Madrid 1985, 185-417.
el ámbito de la koinonía.

De manera muy sintética presentamos los cuatro ámbitos,

especificando brevemente su especificidad en la acción

pastoral y algunas de sus formas de realización. Esta forma

sumaria es completada por el Apéndice I de E. Alberich y será

tratada con mayor amplitud por los cursos de Pastoral

Especial.

Ambitos o Sectores de la Pastoral

a) Evangelización: Son el conjunto de acciones

eclesiales, que tienen como finalidad transmitir la fe en

Cristo Jesús, mediante la comunidad eclesial para suscitar la

incorporación a Cristo y a la comunidad cristiana. Las formas

más comunes de actuación en este sector son:

. el kerigma: Primer anuncio de la fe a no convertidos

(paganos) para suscitar la fe, conversión y bautismo. En

analogía con esa situación pueden darse varias otras formas de

anuncio kerigmático, aunque en sentido estricto no lo sean.

. la catequesis: Se entiende hoy como el proceso de

educación en la fe del bautizado para hacerlo crecer como

cristiano adulto. Las formas y modalidades de catequesis son

muy variadas y se llevan a cabo a veces con otros nombres,

aunque no siempre tienen la intencionalidad integral y

sistemática, que es característica de la catequesis en sentido

estricto.

. la predicación: es una forma de anuncio de la fe,


que asume unas veces una dirección kerigmática y otras,

catequística, mediante la cual se invita, exhorta, anima,

educa a vivir los valores de la vida cristiana. Las maneras de

predicación pueden ser muchísimas.

. la homilía: es la predicación que se lleva a cabo en

las acciones litúrgicas. El contexto de la comunidad cristiana

celebrante es muy importante en la connotación de esta forma

específica de predicación.

. la teología: es la profundización de la fe con rigor

científico. Existen muchas formas y niveles de profundización

de la fe. Muchas veces esa profundización de la fe se

entremezcla con modalidades catequísticas o de predicación.

. la lectura y profundización de la Sagrada Escritura:

No encontramos entre las formas comunes de evangelización esta

modalidad, pero considero importante incluirla. Puede ser como

lectura privada o comunitaria tanto en formas de

profundización como en modalidades de oración y devoción.

b) Celebración de la fe (liturgia): Pertenecen a este

ámbito las expresiones simbólicas de la fe, tanto individuales

como comunitarias. Mencionamos, entre las formas más

características de celebración de la fe, las siguientes:

. el misterio pascual. Cristo, muerto y resucitado por

nosotros, es el centro de nuestra fe y esto lo expresamos a

través de la celebración de la Pascua, que la hacemos durante

todo el año litúrgico.


. los sacramentos. A través de ellos se da el

encuentro con Cristo a través de unos signos. Corresponden a

momentos existenciales importantes de la vida.

. la oración eclesial. Forma privilegiada de ella es

la Liturgia de la Horas, aunque pueden darse otras varias

modalidades.

. oración y devoción privada

. manifestaciones religiosas públicas o comunitarias

(procesiones, peregrinaciones, marchas, adoración al

Santísimo, etc.)

c) Vida de la comunidad cristiana

. Reunión de la comunidad, es por excelencia lo que

significa ekklesía

. Fraternidad o comunión, signo de la hermandad. Es

compartir en la vida con los demás, estando cercanos a las

necesidad de todo tipo de ellos. Esto es manifestación de la

veracidad del signo eucarístico de compartir el Cuerpo de

Cristo.

. Organización de la vida eclesial sea a nivel

ministerial sea a nivel institucional. Nos estamos refiriendo

aquí a toda la organización ministerial y pastoral. Los

criterios para esa necesaria estructuración han de ser, por

una parte, evangélicos, y, por otra, responder a las

situaciones actuales.
d) Servicio al mundo

. Concientización, promoción, educación de las

personas en todo lo referente a lo social. Este aspecto forma

parte esencial del mensaje de Jesús. Es la práctica del amor.

. Solidaridad, servicio, liberación. Las formas de

actuación de esto pueden ser muy variadas (desde servicios

asistenciales en salud, en alimentación, en vivienda a formas

de organización sindical o reivindicativas de derechos humanos

y formas de existencia de las personas en dignidad.

. Acción por la vida humana, por la justicia, por la

paz, por la libertad, por la eliminación de discriminaciones.

. Preocupación por la ecología, por el equilibrio del

ecosistema.
DESCRIPCION SINTETICA DE LA PRAXIS ECLESIAL ACTUAL

Retomo esta parte literalmente de E. Alberich, en espera

de una elaboración personal de este argumento73.

ECLESIOCENTRISMO Y PASTORAL CENTRIPETA

En esta concepción pastoral, la Iglesia se considera en

el centro de la sociedad, única poseedora de la verdad y de la

salvación, depositaria de los valores del Reino, con el que

prácticamente se siente identificada. Algunas manifestaciones

típicas de esta actitud eclesiocéntrica son:

- La mayor preocupación por el bien de la Iglesia y la

defensa de sus intereses que por el bien de la sociedad y de

los hombres en general.

- La actitud de autosuficiencia y desconfianza respecto a

los no católicos, a los no cristianos, a no los no creyentes.

- La actitud de oposición y defensa frente al mundo y a

la cultura moderna, con el correspondiente aislamiento y

repliegue clerical de la cultura eclesiástica.

73
. ALBERICH E., La catequesis en la Iglesia, CCS, Madrid 1991, 29-31.
- La potenciación y defensa de las propias instituciones,

en competencia y paralelismo con las instituciones de la

sociedad civil.

En consecuencia, se fomenta una acción pastoral

centrípeta, de atracción de todos hacia sí, de conservación de

cuantos están dentro y recuperación de los alejados, de

defensa apremiante de las propias posiciones y áreas de

influencia.

2. PREDOMINIO DE LA ACCION DEVOCIONAL Y SACRAMENTAL

En esta concepción tradicional, el momento litúrgico

sacramental ocupa un lugar de primacía indiscutible dentro del

cuadro de las funciones eclesiales. Administrar sacramentos,

celebrar cultos y fiestas, organizar actos de devoción y de

religiosidad popular son las actividades que absorben la mayor

parte del quehacer pastoral. Es un estilo de acción eclesial

que apunta, sobre todo, a estimular la práctica religiosa de

los fieles y tiene como ideal poder contar con el mayor

número posible de "practicantes". Poca atención merece el

problema de la interiorización de la fe y la tarea

evangelizadora, pues se presupone como algo evidente la opción

de fe. No existe el problema de despertar el deseo de ser

cristianos: se trata más bien, de conseguir que todos sean

"buenos cristianos". Pero se constata con realismo que "muchos

son los sacramentalizados y pocos los evangelizados"74.

74
. Cf. J. LOPEZ, España, país de misión, Madrid, PPC 1979.
En torno a esta preocupación principal se mueven las

otras actividades:

- La martyría o función profética se ejerce casi

exclusivamente en ámbito intraeclesial, prácticamente

reducida a la catequesis infantil, sobre todo como

preparación a los sacramentos, y a la predicación a los

fieles, casi exclusivamente en el marco de las funciones

litúrgicas o devocionales. Muy poco relieve obtiene el

anuncio misionero y el diálogo con los no creyentes o

indiferentes.

- La koinonía o fraternidad aparece polarizada por las

estructuras de la parroquia, por las asociaciones y

cofradías, orientadas prevalentemente hacia las actividades

de tipo devocional-litúrgico o a la práctica de la

beneficencia.

- La diakonía se presenta, sobre todo, bajo la forma de

caridad individual, beneficencia y asistencia. O bien es

ejercitada a través de obras y organizaciones donde con

frecuencia domina el aspecto institucional y burocrático. No

pocas obras asistenciales y de promoción están concebidas en

función de la práctica litúrgico-sacramental.

3. POLARIZACION CLERICAL Y PREDOMINIO INSTITUCIONAL

La acción pastoral se presenta concentrada de hecho en

las manos del clero (obispos, sacerdotes, religiosos),

fuertemente regulada y controlada por la autoridad o extendida


a algunos laicos en forma subordinada y a título puramente

ejecutivo. En la acción de la Iglesia predominan los factores

institucionales, jurídicos y económicos, hasta el punto de

oscurecer con frecuencia el testimonio evangélico y la

eficacia evangelizadora.

Esta pastoral tradicional, "de

cristiandad", no tiene futuro, es una

pastoral en crisis. Es un estilo pastoral

totalmente inadecuado en nuestra época y

abocado al fracaso, incapaz de responder

a los retos, a que ya aludimos antes, de

una sociedad secularizada, pluralista y

en vías de descristianización:

- el desafío de la indiferencia e increencia;

- la crisis del proceso de iniciación;

- la separación entre fe y cultura, entre fe y vida;

- la crisis de credibilidad de la Iglesia.

Estos hechos, y otros que se podrían

añadir, son fruto ciertamente de

múltiples y complejas causas, pero hasta

cierto punto aparecen también

condicionados por el estilo de acción

pastoral que hemos esbozado. Esta


pastoral "tradicional", que es en

realidad una pastoral de "mantenimiento"

o incluso de "restauración", debe ser

objeto de revisión, para convertirse en

una pastoral de renovación y de

evangelización.

PROPUESTA SOBRE LA PRAXIS PASTORAL ACTUAL

También este tema lo transcribo literalmente de E. ALBERICH.

Me hubiera gustado darle una mayor acentuación cristológica a

toda la propuesta. Queda igualmente como una tarea para el

futuro75.

Si se quiere bosquejar ahora un cuadro, aunque sea sólo

esquemático y aproximado, de prioridades pastorales para la

praxis eclesial del futuro inmediato, casi una especie de

proyecto pastoral de una Iglesia evangelizadora, salta a la

vista la complejidad de semejante intento, tanto más si se

considera que cada parte del mundo, cada región e Iglesia

particular, ha de elaborar su propio e irrepetible proyecto

pastoral, de acuerdo con las circunstancia concretas en que se

encuentra y debe trabajar. No obstante, no parece inútil

intentar un cuadro de tendencias e imperativos más evidentes

en la Iglesia de nuestro tiempo, como resulta de la masa de

75
. ALBERICH E., La catequesis en la Iglesia, CCS, Madrid 1991, 31-36.
documentos, acontecimientos eclesiales y reflexiones

teológico-pastorales que más directamente reflejan el estado

de las prioridades operativas en la Iglesia actual76. Teniendo

siempre presente, como cuadro de referencia, el esquema de

articulación de la praxis eclesial que hemos presentado, he

aquí algunos acentos y urgencias pastorales para la acción

eclesial de nuestro tiempo:

1. ACTITUD DE SERVICIO AL MUNDO

(SUPERACION DEL ECLESIOCENTRISMO)

El replanteamiento de la misión de la Iglesia en términos

de "sacramento del Reino" y la nueva concepción de la relación

Iglesia-mundo requieren hoy de los cristianos un giro decisivo

en la orientación global de su acción. El proyecto del Reino,

y por tanto, los problemas de la humanidad entera, deben

constituir la pasión dominante de toda presencia cristiana.

Por esto, la praxis eclesial debe abandonar la perspectiva

eclesiocéntrica (Iglesia preocupada de sí misma, de su

conservación y expansión) para asumir una orientación

misionera, propia del pueblo mesiánico que se siente enviado

al corazón del mundo para dar testimonio y constituir de

alguna manera el programa operativo de base, el "orden del

día" de las urgencias eclesiales.

76
. Para referencias bibliográficas, véase al final del capítulo. Para la
justificación de los distintos puntos remitimos a la relativa bibliografía.
Algunos puntos particulares, relacionados con las diferentes funciones eclesiales
(diakonía, koinonía, liturgia) serán objeto de atención detallada en los
respectivos capítulos de nuestro trabajo.
La actuación concreta de este imperativo pastoral no es

nada fácil, ya que cuesta a la comunidad cristiana salir de la

situación de "cristiandad" que durante siglos ha caracterizado

su presencia en muchas regiones y sigue apegada a las viejas

seguridades, a los privilegios de que ha gozado, al papel

determinante que hasta ahora había desempeñado en la sociedad.

Se le hace difícil abandonar, como Abrahán, la propia tierra y

la propia parentela, para caminar hacia un futuro abierto y

nuevo en medio de un mundo en gran parte desconcertante y

hostil. Algunos aspectos y consecuencias de esta opción

operativa deberían ser:

- La dilatación de la solicitud de la Iglesia por la

salvación y servicio de todos los hombres con los que se pone

en contacto, de cualquier religión, raza o condición que sean.

- La asunción de un criterio evangélico (la promoción de

los valores del Reino) para valorar las realidades culturales,

económicas y políticas de la sociedad, superando la mira

eclesiocéntrica de la defensa de los propios intereses y

posiciones.

- La actitud, ante las instancias seculares, de respeto

de la legítima autonomía de lo temporal (GS 36), de diálogo y

colaboración, con libertad e independencia evangélicas,

superando las tradicionales posiciones dualistas (por ejemplo:

la suplencia, la ingerencia, la tutela, la contraposición

prejudicial, el paralelismo, el espíritu de cruzada, etc.).

- La revisión y - si procede - reconversión de las


instituciones católicas (escuelas, universidades, hospitales,

sindicatos, partidos, etc.) surgidas y conservadas con

frecuencia como reafirmación y defensa del propio ambiente

institucional frente a la creciente autonomía de las

instituciones civiles.

2. LA IGLESIA EN ESTADO DE EVANGELIZACION

(SUPERACION DE LA PASTORAL CONSERVADORA Y CENTRIPETA)

La nueva situación socio-cultural hodierna, caracterizada

por el pluralismo ideológico y cultural y por el régimen de

cristiandad, hace que entre en crisis la preponderancia del

momento litúrgico-sacramental y de la religiosidad devocional

tal como se configuraba en la praxis pastoral tradicional.

Resultan demasiado estridentes el divorcio entre fe y vida y

la desproporción entre la masa de fieles oficialmente

cristianos y los contornos presumiblemente reales de la

comunidad cristiana. Crece, además, la conciencia de la

esencia misionera de la Iglesia en el mundo. De aquí la

necesidad de nuevos acentos en la praxis eclesial:

- La prioridad de la evangelización debe poner en el

centro de la atención, en vez del ideal del "practicante", la

meta de la maduración de la fe y del testimonio de fe, o sea,

la promoción del creyente. Por eso se habla de Iglesia en

estado de misión, de evangelización, no ya en el sentido

tradicional de acción "ad extra" para obtener nuevos adeptos,

sino como dimensión permanente de la propia acción y como


actitud de escucha de la Palabra y de perenne conversión al

Evangelio.

- Una Iglesia de creyentes debe revisar a fondo el

proceso de iniciación cristiana, para garantizar la opción de

la fe y la incorporación efectiva a la vida cristiana,

superando la insostenible situación actual que ha convertido

prácticamente los sacramentos de iniciación en ritos de

conclusión y abandono de la práctica religiosa.

- Los cristianos deben aceptar el pluralismo cultural y

religioso de nuestra sociedad y ponerse en actitud de diálogo

constructivo y desinteresado con todos, al servicio siempre de

los valores del Reino y a la búsqueda de modos culturalmente

significantes de anunciar el Evangelio. La comunidad cristiana

renuncia, por tanto, al ejercicio del control social y al

papel rector determinante en los países de antigua tradición

cristiana, mientras abandona la actitud de recelo y miedo allá

donde se halla inmersa en tradiciones culturales y religiosas

diversas de la suya.

3. EVANGELIZACION DESDE LA PROMOCION INTEGRAL DEL HOMBRE Y A

PARTIR DE LOS POBRES

(SUPERACION DEL SACRAMENTALISMO Y DEL CLASISMO)

Es una opción operativa que corresponde a la conciencia

renovada del significado evangelizador del signo de la

diakonía eclesial. Se anuncia un desplazamiento pastoral de

gran importancia: desde el primado tradicional de la actividad


religioso-cultual, unida al ejercicio de la caridad individual

y de la beneficencia, a la prioridad del testimonio de

servicio y de fraternidad, en la solidaridad con el mundo de

los pobres y como compromiso histórico por la liberación

integral de los hombres y de los pueblos. Si de la práctica

indiscriminada de la sacramentalización estamos pasando hoy a

los intentos de evangelización dentro de la sacramentalización

(sobre todo por medio de catequesis de preparación a los

sacramentos), parece que el futuro apunta hacia la necesidad

de una evangelización desde la promoción integral del hombre y

a partir de los pobres. Es un imperativo pastoral en el que

pueden subrayarse estas exigencias:

- La opción por los pobres77, por los marginados, los

minusválidos, los oprimidos en cualquier forma, aparece como

elemento fundamental de un testimonio válido del Evangelio de

los pobres, no en el sentido de promover en favor suyo algunas

actividades, sino más bien como un reconocerse y un reconocer

en ellos los sujetos privilegiados de la presencia eclesial.

- También la renuncia al poder viene a ser un imperativo

de fidelidad al sentido evangélico de la diakonía eclesial.

Hay que abandonar la idea de que el poder pueda ser conservado

y empleado con el fin de "hacer el bien", dada la

imposibilidad moral e histórica de hacer que el poder, de

instrumento de dominio, se convierta en un medio de servicio y

77
. La "opción preferencial por los pobres", repetidas veces proclamada en
Puebla "cf. 382, 707, 733, 769, 1134, 1217) ha sido también asumida para toda la
Iglesia en el Sínodo extraordinario de 1985.
de humanización.

- La praxis eclesial debe configurarse como compromiso

histórico, como inserción efectiva en la trama de la historia

humana, al servicio de los ideales del Reino. No se trata de

caer en formas nuevas de temporalismo, sino de promover una

acción eclesial que supere los defectos de la retórica

(contentarse con palabras y gestos simbólicos) y de la

ingenuidad (complicidad inconsciente con los poderes fácticos

deshumanizantes).

- La acción de los cristianos debe ponerse al servicio de

la promoción y liberación integral de todos. Se puede decir

que el afán promocional y liberador, como forma histórica del

signo eclesial de la diakonía, constituye hoy un verdadero

banco de prueba de la autenticidad evangélica de toda acción

eclesial y un criterio, en cierto modo resolutivo, de las

diversas formas de renovación pastoral, de experiencia

eclesial, de religiosidad popular, etc.

4. IGLESIA-COMUNION EN NUEVAS FORMAS DE COMUNIDAD Y DE

PARTICIPACION

(SUPERACION DEL CLERICALISMO, DEL INFANTILISMO Y DE LA

DISCRIMINACION)

La Iglesia, en sus diversos niveles, se presenta a los

ojos de muchos sobre todo como cuerpo fuertemente

institucionalizado y jerarquizado, como estructura organizada

y eficiente, a veces como una agencia que asegura la


administración de actos religiosos e iniciativas

asistenciales. Pocas veces aparece como espacio de comunión y

de fraternidad vivida, en clima de igualdad y de

participación. De aquí toda una serie de exigencias y de

aspiraciones:

- El deseo de nuevas formas de comunidad, la creación de

comunidades prevalentemente pequeñas, de talla humana,

comunidades de base, células renovadas del tejido eclesial: es

toda una búsqueda de formas estructurales que permitan

replantear, en el signo de la comunión, la experiencia

cristiana en la Iglesia. Sobre la base de estas nuevas

realizaciones, se habla de reestructuración de la parroquia y

de la Iglesia particular como "comunidad de comunidades".

- La urgencia de llevar a la práctica la concepción

conciliar de la Iglesia como pueblo de Dios, en donde la

igualdad y la común dignidad de todos los miembros prevalezca

sobre la distinción de los oficios y ministerios. Se impone en

esta línea, una bien entendida "desclericalización" de la

Iglesia, el fin del monopolio clerical y de la inadecuada

distinción entre clero y laicado, dando espacio a una

realización de la Iglesia como comunión y articulación de

diversos ministerios dentro de la común participación en la

sacramentalidad de Cristo. No se trata propiamente de

"promocionar" a los laicos, sino de repensar en profundidad la

praxis eclesial sobre la base de la sustancial igualdad de

todos (LG 32) y del reconocimiento de la variedad de carismas


y ministerios, sin desconocer en modo alguno el papel propio e

insustituible de los pastores.

- Si la actividad pastoral tradicional ha podido ser

tachada de infantilismo respecto a sus destinatarios y de

paternalismo por su talante operativo, hoy se siente la

urgencia de poner en el centro de la atención pastoral la

promoción de creyentes adultos de fe adulta, sujetos

responsables y participantes, no simples objetos de cuidados

pastorales. Esto significa el paso de una pastoral de la

directividad a una praxis eclesial caracterizada por la

creatividad y corresponsabilidad de cuantos pertenecen al

cuerpo de la Iglesia.

- En este contexto, el reconocimiento de la dignidad e

igualdad de la mujer en la Iglesia se presenta como una tarea

urgente y obligada. Hay que reconocer que la estructura y la

praxis eclesiales están aún dominadas en gran medida por el

predominio masculino y por formas reales de discriminación y

de subordinación de la mujer, en estridente contraste con la

proclamada paridad y dignidad de la condición femenina. Es

necesario un planteamiento eclesial que reconozca y lleve a

sus consecuencias la aceptación del papel paritario de la

mujer, sin desconocer la diversidad de los sexos, pero sin

invocar por otra parte pretendidos impedimentos naturales y

religiosos, que en realidad se reducen a condicionamientos

históricos y culturales pertenecientes al pasado.


5. PREDOMINIO, EN LA IGLESIA, DEL MISTERIO SOBRE LA

INSTITUCION

SUPERACION DE LA PREVALENCIA Y PESADEZ INSTITUCIONALES)

Desde el punto de vista de los condicionamientos

estructurales e institucionales, la praxis eclesial adolece

actualmente de un lastre jurídico-institucional que compromete

en parte su transparencia y credibilidad. Se siente la

necesidad de un valiente esfuerzo de revisión y de vuelta a lo

esencial, una valoración efectiva de la dimensión profética y

carismática de la dinámica eclesial, sin reducciones

unilaterales, pero con una sincera atención a los signos de

los tiempos y a los impulsos del Espíritu. En esta

perspectiva, se presentan como urgencias operativas:

- La reforma institucional de la Iglesia, que afecta a

personas y estructuras, órganos e instituciones,

reglamentaciones jurídicas y praxis de acción. En el conjunto

de los numerosos problemas implicados aquí, se puede destacar

la urgencia de la descentralización estructural y

organizativa, la actuación efectiva de la colegialidad

episcopal en sus diversos niveles, la conversión evangélica

del ejercicio de la autoridad, la racionalización del aparato

organizativo, la institucionalización del cambio, etc.

- La promoción y reconocimiento de los ministerios y

carismas presentes en el pueblo de Dios. El discernimiento de

carismas y de ministerios, así como la exigencia de no apagar

el Espíritu, debe llevar hoy a la Iglesia a un nuevo tipo de


reconocimiento y de libertad en relación con los dones

libremente dados por Dios a los miembros del cuerpo eclesial.

- La promoción de ministerios desde la base, con la

relativa valorización de las Iglesias locales, constituye hoy

una condición importante de la renovación del ser y quehacer

eclesiales. En particular se siente hoy la viva necesidad de

modificar profundamente los modos y criterios de elección y

nombramiento de los ministros y pastores de la Iglesia. La

adopción de un criterio pastoral, no prevalentemente

institucional o administrativo, supone generalmente el

reconocimiento y autenticación , por parte de la autoridad de

la Iglesia, de pastores que efectivamente descuellen en el

seno de las comunidades eclesiales y, por consiguiente, en

algún modo la participación de la base de designarlos.

- La valentía operativa y la apertura al futuro. Figuran

también entre los imperativos del trabajo eclesial en la

situación actual. En una época de grandes y rápidas

transformaciones, la Iglesia, los cristianos, deben saber

mirar hacia el futuro sin perder las riquezas del pasado. La

sensibilidad del hombre moderno es atraídas más por las

perspectivas de construcción de un futuro mejor que por el

simple afán de conservar a toda costa las tradiciones del

pasado, y en la misma Iglesia resulta más convincente el

proyecto de un porvenir más evangélico que la insistencia

unilateral en un orden tradicional que se quiere sacralizar y

perpetuar. En su conjunto, la praxis eclesial debe preocuparse


más de convencer y de atraer a los jóvenes y a los

constructores del futuro que de satisfacer ante todo y siempre

las demandas de conservadores y nostálgicos. En un mundo en

estado de aceleración no se puede caminar solamente mirando

hacia atrás78, sino que se imponen el valor del riesgo, la

prudencia de la audacia, la actitud juvenil y esperanzadora

que K. Rahner ha llamado: "tuciorismo de la empresa audaz"79.

Todo esto constituye el marco general en que se

inserta la catequesis. Esta no debe perder nunca de vista este

conjunto dinámico, este contexto armónico donde está llamada a

desempeñar su papel, al servicio de un proyecto renovado de

Iglesia y de una nueva presencia evangelizadora de los

cristianos en el mundo. A esto dedicaremos el próximo

capítulo.

78
. Es la imagen sugestiva de G. CASALIS evocada por L. Rétif: "En sínstesis,
se puede decir que, por mucho tiempo, las Iglesias han entrado en el futuro
caminando hacia atrás, porque miraban al pasado, queriendo estar seguras de que le
eran fieles. Esto no creaba problema cuando las cosas marchaban con lentitud. Pero
hoy las transformaciones se suceden con ritmo acelerado; si se pretende seguirlas
o asirlas por detrás, se tropieza continuamente (George Casalis): L. RETIF, J'ai
vu naitre l"Egliese de demain, París, Les Ouvrieres 1971 (ed. ital.: Ho visto
nascere la Chiesa di domani, Milán, Jaca Book 1972, p. 272).

79
. Es la famosa concepción de K. Rahner: "La Iglesia vive hoy en un tiempo
en el que es simplemente necesario caminar con valentía, hasta el límite máximo
posible, hacia lo nuevo e inexplorado, hasta donde no se ve más la posibilidad de
ir más allá, en modo claro e indiscutible, en nombre de la doctrina o de la
conciencia cristiana. El único tuciorismo hoy permitido en la vida práctica de la
Iglesia es el tuciorismo de la empresa audaz (Tuciorismus des Wagnisses)", K.
RAHNER-N. GREINACHER, "Die Gegenwart der Kirche", en Handbuch der
Pastoraltheologie, Band III/1, Friburgo de Brisgovia, Herder 1966, p. 275.
APENDICE III

ALBERICH E., Articulaciones esenciales de la praxis eclesial,

en La catequesis en la Iglesia, CCS, 2da. ed. renovada,

Madrid 1991, 20-29.

ARTICULACIONES ESENCIALES DE LA PRAXIS ECLESIAL

Comenzamos nuestro itinerario con un intento de

descripción del conjunto articulado de la praxis eclesial.

Preferimos hablar aquí de "praxis" eclesial, más que de acción

"pastoral", para evitar el peligro de polarización clerical

que, durante siglos, ha concentrado la misión de la Iglesia en

manos de los "pastores" (obispos, sacerdotes, religiosos),


según una radicada concepción que divide a la Iglesia en dos

sectores: uno responsable y activo, el clero, y otro

mayoritario, pero pasivo, el pueblo, sometido a los pastores,

simple "objeto" de cuidados pastorales. Hablando de "praxis

eclesial", se quiere indicar la acción y el testimonio de

todos los cristianos en cuanto Iglesia, aunque sin menoscabo

de la diversidad de ministerios y de articulaciones diferentes

del cuerpo eclesial. Por otra parte, el término "praxis"

sugiere el estilo de una acción transformadora y según un

proyecto, aportando dinamismo y proyección de futuro a la

acción eclesial.

Si se considera el conjunto de la praxis eclesial, un

primer criterio de articulación considera los diversos niveles

de importancia de la acción de la Iglesia, según el grado de

proximidad y eficacia con respecto al fin último de la Iglesia

misma. Así distinguimos tres fundamentales niveles operativos:

1) el nivel del objetivo y tarea fundamental: el servicio

del Reino de Dios;

2) el nivel de las funciones o mediaciones eclesiales

para la actuación del Reino;

3) el nivel de los agentes y condicionamientos personales

e institucionales de la praxis eclesial.

1. PRIMER NIVEL:

EL OBJETIVO Y TAREA FUNDAMENTAL DE LA PRAXIS ECLESIAL: EL


SERVICIO DEL REINO DE DIOS

El primer rasgo esencial que caracteriza la tarea de la

Iglesia consiste en subrayar el hecho de que no existe para sí

misma, sino al servicio de un proyecto divino que supera con

mucho los límites de la realidad y de la acción eclesial: el

proyecto del Reino de Dios. Este proyecto, que recibe también

otros nombres en la tradición bíblica y eclesial

(recapitulación de todas las cosas en Cristo, construcción del

Cuerpo de Cristo, plan universal de salvación, liberación de

los hijos de Dios, unidad del género humano, paz mesiánica,

vida en plenitud, etc.) es el plan grandioso de Dios sobre la

humanidad, que, en Cristo y por medio del Espíritu, se realiza

en la historia. Es el plan de promoción y liberación integral

de la humanidad, promesa de victoria y de felicidad en una

humanidad reconciliada y unida. Es la realización de los

valores supremos que los hombres de todos los tiempos anhelan

y sueñan: "reino de verdad y de vida, reino de santidad y de

gracia, reino de justicia, de amor y de paz"80. La venida del

Reino de Dios, esta "utopía del corazón humano" 81, constituye

el anhelo supremo y el punto de referencia de toda la

actividad en la Iglesia. Para captar todo el alcance y

significado de este compromiso fundamental, conviene añadir

algunas consideraciones:

80
. Misal Romano: prefacio de la fiesta de Cristo Rey.

81
. Cf. L. BOFF, Jesucristo el liberador, Sal Terrae 1980, p. 68.
1.1. Relación Iglesia-Reino

La Iglesia, como "sacramento universal de salvación"

(LG 48), sacramento del Reino, no se identifica con el Reino

de Dios, sino que constituye "en la tierra el germen y el

principio de este reino"82. Ella es "sacramento o signo e

instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo

el género humano" (LG 1), es signo y, por tanto al mismo

tiempo, anuncio y presencia germinal del gran proyecto de Dios

sobre la humanidad83. La Iglesia, al servicio de este plan

universal, constituye una mediación histórica providencial,

querida por Dios, pero no en el sentido de que sus fronteras

encierren y limiten la realización del proyecto mismo , sino

como "pueblo mesiánico", pueblo testigo que tiene la misión de

proclamar la venida y la promesa del Reino, mientras

constituye la primacía de este mismo Reino.

De aquí una primera y fundamental indicación para la

praxis eclesial: ésta no puede tener como fin la realidad

misma de la Iglesia, su autoconservación o afirmación en el

mundo, sino que se proyecta toda ella hacia un plan que la

trasciende y determina su sentido: la venida del Reino y su

crecimiento en la historia . Aquí encuentra la comunidad

cristiana el significado último de sus propios esfuerzos, en

ver avanzar los valores del Reino: la fraternidad, la unidad,


82
. LG 48. Cf. Puebla 226 y España CC 19.

83
. "Ella es su signo. En ella se manifiesta, de modo visible, lo que Dios
está llevando a cabo silenciosamente en el mundo entero" Puebla 227.
la libertad, la paz, la felicidad, la vida.

1.2. Relación Iglesia-mundo

En este sentido hay que repensar también la relación

entre la Iglesia y el mundo, según la visión renovada del

Vaticano II. El mundo, es decir, la humanidad histórica, no

debe ser visto como algo extraño u opuesto al proyecto del

Reino, ni tampoco como simple campo de aplicación de la

salvación de la Iglesia, sino como lugar de realización del

Reino, en la medida en que secunda el impulso del Espíritu.

Hay que superar, por tanto, ciertas formas históricas de

contraposición e instrumentalización del mundo como, por

ejemplo:

- el modelo : "el mundo en la Iglesia", típico de la

sociedad medieval, fuertemente unificada y dominada por los

valores cristianos y por la autoridad de la Iglesia;

- el modelo "el mundo para la Iglesia", allá donde las

realidades temporales se promueven y organizan no por sí

mismas, sino en función de los fines de la sociedad

religiosa;

- el modelo "la Iglesia y el mundo", visión dualista que

ve al mundo y a la Iglesia como dos entidades completas,

autosuficientes y casi contrapuestas, entre las que se

establecen relaciones de oposición, o de desconfianza, o de

diálogo, o de colaboración.

Es más propio hablar de Iglesia en el mundo y para el


mundo, de Iglesia como porción del mundo al servicio del

mundo, "sierva de la humanidad"84. Ella "camina con toda la

humanidad, experimenta la suerte terrena del mundo, y su razón

de ser es actuar como fermento y como alma de la sociedad, que

debe renovarse en Cristo y transformarse en familia de Dios"

(GS 40b).

Desde el punto de vista de la praxis eclesial, esto

quiere decir que la Iglesia no debe preocuparse tanto para

reafirmarse a sí misma cuanto por estimular el crecimiento del

mundo según el plan de Dios, para hacer al mundo más humano y

más conforme con el proyecto liberador del Reino. Y este su

papel sacramental, instrumental, lo desarrolla en una profunda

unidad de intentos y de esfuerzos con todos aquellos que,

creyentes o no, se sienten comprometidos en la promoción de

los valores del Reino.

1.3. La Iglesia: convocación y misión

Bajo esta luz hay que considerar el dinamismo

esencial de la Iglesia, que es, al mismo tiempo, convocación y

misión, para el desenvolvimiento de su misión salvadora. Ella

es convocación, es decir, "ekklesía" (reunión de convocados,

asamblea, vocación (llamada), pueblo de adquisición; en

función de una misión, envío, pueblo mesiánico, apostolado85.

Convocación y misión son los dos polos de un continuo


84
. PABLO VI, Discurso de clausura del Concilio, 7.12.1965.

85
. Cf. K. LEHMANN, Was ist eine chrisliche gemeinde?, "Intern. Kath.
Zeitschrift Communio" 2 (1972) 6, 481-497.
dinamismo - a modo de sístole y diástole - que hace que la

Iglesia se recoja para difundirse, se reúna para sentirse

continuamente lanzada al mundo, se concentre para perderse en

el humilde testimonio del Reino, del que es germen y

primicia86.

2. SEGUNDO NIVEL:

LAS FUNCIONES Y MEDIACIONES ECLESIALES PARA LA REALIZACION

DEL REINO

El cometido fundamental de la Iglesia - el servicio del

Reino - no se reduce a colaborar con los hombres de buena

voluntad en el esfuerzo de transformar la humanidad. Ella se

siente depositaria del "misterio" revelado por Dios en Cristo

y tiene la misión específica de iluminar, guiar, fecundar y

estimular la historia de los hombres, para que pueda llegar a

ser de manera formal, consciente, realización del Reino de

Dios. La Iglesia actúa su sacramentalidad, en cuanto

sacramento del Reino, a través de las mediaciones o funciones

eclesiales..

Tradicionalmente, tanto la teología pastoral como la

praxis eclesial - y el mismo Concilio - han presentado las

funciones eclesiales según el esquema tripartito de los tres

oficios de Cristo: sacerdote, profeta y rey, distinguiendo así

un triple ministerio en la Iglesia: litúrgico, profético y


86
. D. EMEIS - K. H., Handbuch der Gemeinde katechese, Friburgo-Bailea,
Viena, Herder 1986, p. 48 ("Spannung zwischen Sammlung und Sendung").
real87. Pero no parece que esta división tenga un fundamento

del todo convincente88, ni que corresponda a las reales

articulaciones del quehacer eclesial, especialmente por lo que

se refiere a la función llamada "real"89.

En cambio, parece más convincente y adecuada una división

cuatripartita que enlaza con la naturaleza sacramental de la

Iglesia en cuanto signo e instrumento del Reino de Dios. El

ideal del Reino, del que la Iglesia constituye un germen y un

anuncio, se hace visible en el mundo por medio de cuatro

formas fundamentales de presencia eclesial:

- como Reino realizado en el amor y en el servicio

fraterno (signo de la DIAKONIA);

- como Reino vivido en la fraternidad y en la comunión

(signo de la KOINONIA);

87
. Cf. por ejemplo: C. FLORISTAN - M. USEROS, Teología de la acción
pastoral, Madrid, BAC 1968, pp. 258-269 (ministerio profético, litúrgico y
hodegético); D. EMEIS - K. H. SCHMITT, Op. cit., p. 47 (Martyria, Liturgia,
Diakonia). Otras expresiones: K. LEHMANN, art. cit. (martyria, liturgia,
diakonia); W. KASPER, Elemente einer Theologie der Gemeinde, "Lebendige Seelsorge"
26 (1976) 5, p. 296 (Verkündigung [predicación], Liturgie, Diakonie); L. ROOS,
Begriff und Gestalt der Kirchichen Gemeinde, "Lebendige Seelsorge" 27 (1976) 5, p.
302 (Glaubensdienst, Gottesdients, Brunderdienst [Servicio de la fe, liturgia o
"servicio de Dios", servicio fraterno]), etc.

88
. Cf. las investigaciones históricas de J. FUCHS, Origines d'une trilogie
ecclésiologique a l'epoque rationaliste de la théologie, "Rev. Scien. Philos. et
Théol." 53 (1969) 186-211 y L. SCHICK, Das dreifache Amt Christi und der Kirche.
Zur Entstehung und Entwicklung der Trilogien, Frankfurt-Berna 1982. También Congar
relativiza la división tripartita: cf. Y. CONGAR, Ministerios y
comunión eclesial, Madrid, Fax 1973, pp. 45-48.

89
. K. RAHNER "Die Grundfunktionen der Kirche. Theologische Vorüberlegung",
en: F. X. ARNOLD et allii (Ed.), Handbuch der Pastoraltheologie, Band I, Friburgo,
Herder 1970, pp. 233-236 enumera seis funciones fundamentales de la Iglesia:
evangelización, culto, administración de los sacramentos, vida jurídica, vida
cristiana y acción caritativa. Estas funciones pueden ser distribuidas en tres
grupos: anuncio de la palabra, eucaristía, vida de amor.
- como Reino proclamado y testimoniado en el anuncio

confesante y liberador del Evangelio (signo de la

MARTYRIA)

- como Reino celebrado en los ritos festivos y

liberadores de la liturgia (signo de la LITURGIA).

De este modo, la Iglesia se presenta en el mundo

como el lugar por excelencia del servicio, de la fraternidad,

del testimonio, de la fiesta90, en correspondencia con cuatro

categorías antropológicas de base: la acción, la relación, el

pensamiento y la celebración. Son modos equivalentes de

subrayar la complementariedad y significación de estas cuatro

formas de ser en el mundo signo eclesial del Reino91.

. DIAKONIA. El signo de la diakonía eclesial responde a

la profunda exigencia de los hombres y de los pueblos de

hallar una alternativa a la lógica de dominio y del egoísmo

que envenena la convivencia humana. La comunidad cristiana


90
. También C. Floristán acepta hoy una divisón cuatripartita de la tarea
pastoral, distinguiendo: la misión profética (martyria), la fraternidad vivida
(koinonia), la vida sacramental (leiturgía) y el compromiso liberador (diakonía):
C. FLORISTAN, "Acción Pastoral", en: C. FLORISTAN J. J. TAMAYO (Eds.), Conceptos
Fundamentales de Pastoral, Madrid, Cristiandad 1983, pp. 34-35. Cf de igual modo
B. Seveso: ("Martyría", "leiturgía", "koinonía", "diakonía" son los núcleos
fundamentales de la acción de la Iglesia y de la comunidad: B. SEVESO, "La
parrocchia e la teologia", en: G. AMBROSIO et allii, Chiesa e parrocchia, Leumann
(Turín), Elle Di Ci 1989, p. 43. La división cuatripartita tiene además el mérito
de subrayar el carácter "sacramental" (en cuanto signo del Reino), y no sólo
funcional, del signo de la koinonía.

91
. El cuádruple signo consta ya de algún modo en el famoso sumario de Lucas
sobre la comunidad primitiva (Hch 2, 42-47), sobre todo si el inciso 2, 47b no es
interpretado en sentido pasivo ("encontrando favor ante todo el pueblo"), sino
activo, como expresión de la "diakonía" ("teniendo caridad hacia todo el pueblo"):
cf. G. GAMBA, Significato letterale e portata dottrinale dell'inciso participale
di Atti 2, 47, "Salesianum" 43 (1981) 45-70.
está llamada a testimoniar un nuevo modo de amar, una total

capacidad de entrega y de compromiso por los demás que haga

creíble el anuncio evangélico del Dios del amor y del reino

del amor. El signo de la diakonía prende de tal modo en el

corazón del proyecto del Reino que parece entre todos el más

decisivo e importante (Cf Mt 25, 35-46), verdadero test de

autenticidad de los demás.

. KOINONIA. El signo de la koinonía eclesial o comunión,

corresponde al anhelo de hermandad, de paz, de reconciliación

y de comunicación de los hombres de todos los tiempos. Debe

manifestar un nuevo modo de convivir y de compartir, anuncio

de la posibilidad de vivir como hermanos reconciliados y

unidos, con plena aceptación de todas las personas y con el

máximo respeto de la libertad y originalidad de cada una.

Frente a una sociedad dominada por la ambición, por la codicia

del poder, por la violencia y marginación sistemática de los

más débiles; frente a las leyes de la ganancia y de la

eficacia despersonalizante y deshumanizante; en una mundo

desgarrado por las divisiones, discriminaciones y egoísmos,

los cristianos están llamados a testimoniar la utopía del

reino de la fraternidad y de la paz, ofreciendo espacios de

libertad y de comprensión, de amor sincero y de respeto de los

derechos de todos.

. MARTYRIA. El signo de la martyría o función profética


aparece en el mundo como anuncio liberador y como clave de

interpretación de la vida y de la historia. Ante la demanda de

sentido y ante la experiencia del mal, que conduce a tantos

hombres al fatalismo y a la desesperación, los cristianos

están llamados a ser en el mundo portadores de esperanza,

"enemigos del absurdo, profetas de sentido"92, a través del

anuncio de Jesús de Nazaret, que revela el amor del Padre e

inaugura y garantiza la realización del Reino. Es el signo del

testimonio desinteresado ante las amenazas; es el signo de la

palabra encarnada, repensada y vivida en el lenguaje

significativo de cada pueblo y de cada hombre.

. LITURGIA. El signo de la liturgia eclesial

comprende el conjunto de ritos y

celebraciones de la vida cristiana como

experiencia de liberación y de salvación.

Responde a la exigencia, profundamente

radicada en el corazón del hombre, de

celebrar la vida, de acoger y expresar en

el símbolo el don de la salvación y el

misterio de la existencia, rescatada y

transformada. Frente a los límites

mortificantes de la racionalidad, en una

sociedad que reprime la libertad y

condena a la soledad, la comunidad


92
. P. RICOEUR, "Tareas de la comunidad eclesial en el mundo moderno", en
Teología de la renovación, Sígueme, Salamanca 1972, p. 200.
cristiana está llamada a crear espacios

donde la vida y la historia, liberadas de

su opacidad, sean celebradas, exaltadas,

relanzadas como proyecto y como lugar de

realización del Reino. En la Eucaristía,

sacramentos, fiestas y conmemoraciones

que constelan la experiencia de fe, los

cristianos deben testimoniar y celebrar,

con alegría y agradecimiento, la plenitud

liberadora del anuncio que se nos ha dado

en Cristo. Los valores del Reino - la

paz, la fraternidad, el amor, la justicia

- son así anunciados y pregustados en la

forma visible de celebraciones que los

manifiestan y los realizan.

He aquí la misión específica de la

Iglesia en el mundo: hacer presentes en

medio de los hombres, como signo y

primicia del gran proyecto de Dios, los

cuatro grandes dones de que es portadora:

un nuevo modo de amor universal, una

nueva forma de convivencia fraterna, una

palabra y un testimonio henchidos de

salvación y de esperanza, un conjunto de

ritos transparentes y expresivos de una

vida en plenitud. A través de estos


signos, la Iglesia cumple su misión en la

historia y presta su contribución

específica e insustituible a la

realización del Reino de Dios.

EL ENTRAMADO ORGANICO DE LAS FUNCIONES ECLESIALES

Para una recta comprensión de las funciones o mediaciones

eclesiales, añadamos algunas consideraciones:

a) Las cuatro funciones eclesiales no pueden separarse

entre sí como realidades independientes, porque de hecho cada

una de ellas puede participar en una medida más o menos cabal

de la naturaleza de las otras. Más aún, las cuatro funciones

están tan íntima y constitutivamente unidas entre sí que

ninguna de ellas puede ostentar autenticidad y transparencia

si se queda desligada de la relación con las demás.

b) El conjunto de las funciones y mediaciones eclesiales

constituye un todo orgánico, que expresa la globalidad de la

experiencia cristiana eclesial. La presencia armónica de las

cuatro funciones puede constituir un criterio de

discernimiento de la autenticidad cristiana y eclesial de

muchas experiencias concretas.

c) ¿Es posible establecer una jerarquía, un orden de

importancia, entre las diferentes funciones eclesiales? Si se


adopta como criterio valorativo el objetivo final del Reino de

Dios, se podría decir que, a los signos de la diakonía y de la

koinonía, corresponden una cierta primacía, dado que son

portadores en forma más inmediata de los valores fundamentales

del proyecto del Reino: el amor y la comunión. El ministerio

de la palabra y la liturgia resultan más fácilmente

falsificables, pudiendo degenerar en retórica, palabra vacía,

ritualismo. Quiere decir que la Iglesia cumple mucho más su

misión evangelizadora en el mundo por lo que hace y es, en la

línea del amor y de la fraternidad, que por lo que dice y

celebra.

Se podría objetar que, como ha reafirmado solemnemente

"Evangelii Nuntiandi" (cf. EN 14), el anuncio del Evangelio,

la evangelización, constituye siempre la tarea más importante

de la Iglesia, la esencia de su misión. Pero este primado de

la evangelización no debe ser entendido como exaltación de un

momento particular de la acción eclesial (la función

profética) respecto a los otros. Como veremos más

detalladamente en el próximo capítulo, la evangelización tiene

aquí un sentido global, casi omnicomprensivo, como anuncio y

testimonio del Evangelio dados por la Iglesia, con todo lo que

ella dice, hace y es, a través de la totalidad de sus

funciones.

Análogas consideraciones valen también para la primacía

de la liturgia, proclamada por el Concilio "cumbre a la cual

tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la


fuente de donde mana toda su fuerza" (SC 10). Esta inminente

dignidad de la liturgia no puede ser invocada para poner en un

plano de inferioridad las otras funciones eclesiales. En

efecto, es propio de la naturaleza de la liturgia ser el

vértice y fuente de todo el conjunto de la experiencia

eclesial, vivida en su integralidad de servicio, comunión,

anuncio y celebración. Sin el sustrato de la "liturgia de la

vida", ejercicio fundamental del sacerdocio real de los

cristianos, que consiste sobre todo en la práctica del amor,

los ritos litúrgicos, los sacramentos y la misma eucaristía se

reducen bien pronto a gestos retóricos y vacíos93.

d) La reflexión acerca de la naturaleza de las funciones

eclesiales debe de llevar a superar la contraposición - muy

frecuente en la realidad - entre momentos considerados

"espirituales" o "religiosos" (la liturgia y la predicación

sobre todo) y otros llamados "temporales" o "profanos" (como

la praxis de la diakonía y de la comunión", que serían menos

eclesiales y más propios de los seglares. Esta concepción, que

presupone una visión dualista, no bíblica, de lo "espiritual"

y de lo "religioso", así como del papel del clero y de los

laicos en la Iglesia, olvida que el criterio decisivo para

medir la eclesialidad y, por tanto, la "religiosidad

cristiana" de una praxis determinada, es su relación

significativa con los intereses y valores del Reino de Dios.

e) Más importante que hacer distinciones y establecer


93
. Sobre este tema se hablará más ampliamente en el capítulo 8: "Catequesis
y liturgia".
jerarquías entre las funciones de la Iglesia, es afirmar la

profunda interrelación y complementariedad de los diversos

momentos de la praxis eclesial. Si se piensa en el vínculo

inseparable existente entre la palabra y la historia, entre

liturgia y vida, entre palabra y sacramento, entre anuncio,

celebración y compromiso, se capta enseguida la necesidad de

garantizar sobre todo, en la praxis eclesial, el

desenvolvimiento armónico de todas las mediaciones y

funciones, superando la unilateralidad y las polarizaciones,

para dar un testimonio, lo más transparente y eficaz posible,

del proyecto divino del Reino.

3. TERCER NIVEL:

AGENTES Y CONDICIONAMIENTOS PERSONALES E INSTITUCIONALES DE

LA PRAXIS ECLESIAL

En este nivel se encuentran todas aquellas exigencias de

personas, instituciones, estructuras, etc., necesarias para

que la comunidad eclesial pueda llevar a cabo sus funciones

esenciales, como visibilidad histórica del proyecto del Reino.

Se sitúan aquí las diversas formas y actividades

institucionales de la Iglesia, así como los complejos

problemas que conciernen a las personas y estructuras

implicadas en tales actividades, como por ejemplo, la

formación del clero y de los agentes pastorales, la

participación de la mujer, la estrategia vocacional, el

ordenamiento de las iglesias locales, la constitución de


organismos colegiales, la reforma de la curia romana, el

nombramiento de los obispos, la revisión de las instituciones

católicas, etc. Todas las actividades que tienen relación con

este nivel personal y organizativo, institucional y jurídico,

son también parte integrante del conjunto de la praxis

eclesial, e inciden de manera relevante sobre el significado

global de la labor de la Iglesia en cuanto servicio del Reino

de Dios en el mundo.

Desde el punto de vista de la articulación de la praxis

eclesial, es importante subrayar que este tercer nivel

institucional es doblemente relativo y funcional: tiene razón

de ser solamente en cuanto hace posible el ejercicio de las

funciones eclesiales y, en definitiva, el servicio del Reino.

Fuera de esta esencial referencia, el desarrollo de los

elementos institucionales de la Iglesia se convierte de hecho

en obstáculo y antitestimonio respecto a su misión

sacramental. Conviene recordar a este propósito que, si el

proceso de institucionalización tiende por su naturaleza a

cristalizar y hacer más pesados los aspectos personales y

estructurales del cuerpo eclesial94, con perjuicio de su misión

en el mundo, toca a la naturaleza evangélica de la Iglesia,

como comunidad mesiánica, reducir al mínimo su aparato

institucional y burocrático - siempre necesario - y mantener

aquella ductibilidad de testimonio que corresponde a su íntima

94
. Cf. a este propósito: G. MILANESI, Sociología de la religión, Madrid,
Editorial CCS, 1974, pp. 21-52 ("Los procesos de institucionalización de la
experiencia religiosa").
naturaleza de sacramento del Reino95. En su inspiración

originaria, la Iglesia de Cristo tiene muy pocos elementos

institucionales realmente esenciales e inmutables: es tarea de

los cristianos revisar en cada época histórica los aspectos

organizativos y estructurales de la propia presencia en el

mundo para adaptarlos con valentía a las exigencias reales de

la misión eclesial al servicio del Reino en Jesucristo.

95
. Cf. J. MATEOS, Cristianos en fiesta, Madrid, Cristiandad 1972, pp. 209-
212 ("La estructura").

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