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EL IMPERIO BIZANTINO

Santiago Sánchez Espitia / Lic. Ciencias Sociales / Sociedades Precapitalistas de Europa y


América
Texto: El imperio Bizantino, Norman H. Baynes, 1949.

En el máximo esplendor del imperio romano, aproximadamente en el siglo V, surge un


inconveniente que va a transformar el futuro de los siglos V al XV y que configurara el
espíritu de la Edad Media en sí mismo y su demarcación histórica en términos de siglos.
Siendo los territorios conquistados por las legiones romanas demasiado extensos, el imperio
romano en cabeza del Emperador “Constantino I” hace una separación en términos
administrativos de los territorios, estableciendo una nueva capital que se construirá a partir
de la antigua ciudad de Bizancio (Capital de Tracia, una provincia griega) la cual se nombra
como “Nueva Roma” y después como “Constantinopolis” (La ciudad de Constantino o
Constantinopla).

Dada esta primera división, la cual solo aplica en términos administrativos, no se rompe del
todo con los lazos del Antiguo Imperio Romano de Occidente, sino que se da un paralelismo
en cuanto a desarrollo. Mientras Occidente muere y se fragmenta por cuenta de los excesos,
luchas de poder entre familias, regionalismos y las campañas militares ineficaces, Oriente a
su vez prospera gracias a su posición estratégica que le da un acceso principal a las rutas
comerciales, su ejercito se defiende eficazmente de las hordas de los pueblos eslavos y da un
giro cultural hacia una nueva fuente de poder, que ya no radica en la figura del emperador,
sino en la Fe que adopta: El Cristianismo.

Constantino mediante el Edicto de Milán y el Concilio de Nicea le otorga el carácter legal al


cristianismo como una medida unificadora para el imperio romano, el cual parece que esta a
punto de desaparecer en Occidente, lo logra parcialmente ya que serán los cristianos los que
le aportaran al Imperio de Oriente, y después al bizantino, la hegemonía cultural y religiosa
que necesitaban. Con la llegada al poder de Teodosio I se oficializa la religión cristiana y se
establece oficialmente la división del Imperio Romano siendo heredado, a la muerte de
Teodosio, a sus hijos Arcadio y Honorio.

El Imperio Oriental, ya establecido y separado de su contraparte Occidental decadente,


iniciara un proceso de crecimiento a todos los niveles (político, económico, social y
principalmente cultural) buscando rescatar la antigua gloria del ya desaparecido en el año
476 Imperio Romano. Se desarrollara y crecerá como un cuerpo romano, una mente griega y
un alma oriental (Robert Byron) que traiga de vuelta las glorias del pasado.

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