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LA DISTENSION
Las estructuras debidas a la distensión son numerosas y variadas y se producen a todas las
escalas. A pesar de que en general son menos espectaculares que las estructuras
producidas por compresión y que además la mayoría de ellas están recubiertas por los
océanos, son índices de movimientos y modificaciones de la corteza extremadamente
importantes y quizás incluso más importantes que los originados por compresión.
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la corteza está sometida a una tracción, se fracture y fisura; por el contrario
cuando la corteza está sometida a una compresión todas las fisuras tienen
tendencia a cerrarse y el magma no podrá ascender a través de la corteza.
Fig. 7.1 Rifts continentales en Africa y Europa. Punteado: Zonas continentales; Punteado
apretado: zona de relieves importantes; Rayado Horizontal: dorsales oceánicas; Trazado
discontinuo: cadena Alpina.
Al Norte de la zona de los rifts Africanos, el mar rojo presenta todas las
características morfológicas de un Rifts, a primera vista no difiere más que por
sus grandes dimensiones y su importante hundimiento que ha permitido su
invasión por el mar.
En conclusión el mar rojo es una depresión que después de pasar por la etapa
de rift valley, ha continuado sometida a una distensión por separación de bloques
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que la en cuadraban; a partir de un cierto grado de separación, el rift se ha
fragmentado totalmente.
Fig. 7.2 Dos cortes generales a través del mar Rojo Arriba: según Knott, Bunce y Chase (1966).
Como la escala de alturas está muy exagerada el buzamiento original de las fallas no se ha
respetado.
La placa europea esta surcada desde el mediterráneo hasta el mar del Norte,
por fosas de hundimiento análogo a los de rifts valley del continente Africano. La
fosa de RENCINA y la de Linague son las más célebres de ellas, se menciona
que en Europa y Africa se ha asociado un intenso vulcanismo a estas estructuras
de distensión (particularmente en el macizo central) donde por ejemplo: (la
célebre cadena de los Puys se alinea sobre fracturas) y que para la fosa
Renana la corteza y manto superior se encuentran perturbados por las
estructuras.
Los fenómenos de distensión que hemos visto afectan a las placas continentales
en el Cenozoico, se encuentran con todos sus caracteres en épocas más
antiguas. De esta forma, al final de la época hercínica (de 250 a 280 m.a) en la
placa Europea se produjo una distensión en Francia, de manera que el
Carbonífero superior y el Pérmico a menudo aparecen en fosas de hundimiento.
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Más tarde. En el Trias (de 225 a 180 m.a) se produjo una distensión, a veces
bastante espectacular, en la parte oriental de la placa Norteamericana.
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7.2 Distensión en las Cordilleras.
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Fig. 7.5 Principales tipos de estructuras de distensión. 1) Graben; 2) Horts; 3) Semigraben; 4)
campo de fallas; 5) distensión localizada
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CAPITULO VIII
En las zonas comprimidas de la corteza es donde están las cordilleras en las que las
deformaciones de los materiales de la corteza pueden estudiarse más fácilmente; es allí
donde se originó la tectónica. La variedad de las deformaciones que allí se observan es
infinita y el estudio de las cadenas no está todavía acabado, sobre todo si se investigan
todas las cadenas que se han producido en la superficie de la Tierra, es decir, teniendo en
cuenta las cadenas precámbricas, son aproximadamente una decena de cadenas con
extensión mundial.
Llamamos de este modo a las cadenas que tienen menos de 200 millones de años y
generalmente menos de 100 millones de años; estas cadenas corresponden a zonas
alargadas, situadas entre algunas de las ocho grandes placas. Examinemos los
hechos con un poco más de detalle.
Fig. 8.1 Disposición actual de las cadenas alpinas. En Puntedo: cadenas mesozoicas; En blanco:
zonas oceánicas; A trazos: eje de las dorsales; En cruzado: zonas continentales.. Una gran parte
de estas cadenas se formó con una posición muy diferente de los continentes.
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Luego tenemos las cadenas mesógenas; aparecen entre dos placas
continentales que se aproximaron y comprimieron con una gran variedad de
formas, desde el hundimiento de una placa continental bajo la otra (Himalaya)
hasta un aplastamiento más o menos simétrico de los dos bordes de las
placas.
Se tienen entonces dos tipos de cadenas muy distintas que se podrían llamar
de una manera más general: perioceánicas y bicontinentales.
Sin embargo, es preciso señalar que este tipo de génesis de las fosas suscita
todavía problemas. En efecto, estas fosas están con frecuencia rellenas con
sedimentos recientes, cuya disposición puede ser conocida por prospección
Geofísica; se esperaba que estos sedimentos estuvieran plegados, pero, en
muchos casos, por ejemplo en la fosa del Perú, estos sedimentos han
permanecido subhorizontales; únicamente están afectados por una distensión
y esto en la proximidad de la zona de subducción, que corresponde por tanto a
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una gigantesca falla inversa. Aquí hay entonces una objeción; se la puede
soslayar imaginando mecanismos de absorción de la corteza oceánica
bastante complejos. Sin embargo, es necesario señalar que se han
descubierto en la Fosa de las Aleutianas sedimentos afectados por pliegues y
fallas inversas.
Cadenas bicontinentales
Cualquiera que sean las partes de cadenas consideradas se comprueba que han
sufrido siempre un tipo de evolución comparable en ciertos grados, o que tienen al
menos puntos comunes. En efecto, se observa que toda parte de la corteza que ha
sido transformada en cadena ha pasado generalmente por las etapas sucesivas
siguientes:
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8.2.1 Fase de Sedimentación
A menudo se puede tener una idea del valor del acortamiento correspondiente
a cada fase de plegamiento; el acortamiento total mensurable puede alcanzar
varias centenas de kilómetros.
El acortamiento mensurable será por ejemplo de 100 Km, mientras que las dos
placas se aproximan 1000 Km. Hay que admitir en este caso la desaparición
de 900 Km de corteza, que necesariamente se hundió en el manto por
subducción. Esta desaparición puede ser casi total y no manifestarse más que
por grandes fracturas, generalmente cabalgamientos, que corresponden de
alguna manera a las cicatrices.
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8.2.3 Fase de Destrucción
Como la Tectónica tuvo su origen esencialmente en los Alpes europeos y como esta
parte de la cadena alpina está caracterizada por mantos de corrimientos muy
importantes, se ha considerado durante mucho tiempo que los mantos eran una
característica de la cadena alpina. En efecto, existen numerosas cadenas alpinas,
tales como los Andes, desprovistas de corrimientos, mientras que muchas cadenas
prealpinas muestran una tectónica tangencial muy importante. No se puede por lo
tanto hablar de estilo "alpino", salvo si se limita el término de alpino a las estructuras
del arco alpino de Europa occidental.
Llamamos así a las cadenas que se han formado antes de que se individualizaran en
Océano Atlántico y el Océano Indico, es decir antes de 200 - 250 millones de años. Se
comprueba que durante este largo periodo de la tierra que va desde 250 a más de
3000 millones de años, los plegamientos no se produjeron de forma continua; la
compresión tuvo lugar cuando se produjeron un determinado número de crisis que se
extendieron mundialmente; de esta forma se tiene una serie de cadenas de edad cada
vez más antigua.
Estas cadenas son evidentemente tanto mejor conocidas cuanto más recientes son y
esto por varias razones. En efecto, ha sido demostrado que solo aquellas que son
posteriores a 550 millones de años muestran terrenos fosilíferos; todas las cadenas
más antiguas, es decir precámbricas, no pueden ser datadas más que por
geocronología, que no da todavía resultados muy precisos y que, por otra parte, no
puede ser el momento datar más que ciertos tipos de rocas. Además, cuanto más
antiguas son las cadenas, más cambios han sufrido por la reactivación de las cadenas
más recientes y por consiguiente han sido desorganizadas; finalmente, en las cadenas
antiguas no se observa generalmente más que las partes profundas, es decir las de
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interpretación más difícil. En razón de estas dificultades, el estudio de estas cadenas
precámbricas ha sido olvidado durante mucho tiempo; sin embargo, basta observar la
fig. 6.3 para darse perfecta cuenta de que las leyes de la evolución de la tierra
solamente pueden definirse contando con la ayuda de estas cadenas antiguas.
Fig. 8.3 Distribución de las cadenas en el tiempo. El valor de la intensidad de las cadenas es muy
conjetural. Nótese la muy corta duración de las cadenas recientes.
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Esta bien representada en Escocia, Escandinavia y Groenlandia; generalmente
en otras áreas ha sido reactivada por la cadena hercínica. Parece que se trata
en todas partes de una cadena de tipo bicontinental.
Fig. 8.4 Disposición actual de las cadenas Hercínicas. Esta Fig. no da evidentemente la
disposición original de esta cadena; para reconstruirla es preciso situar los continentes en la
posición que tenían a finales del Paleozoico
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Fig. 8.5 Disposición actual de las cadenas Caledónicas. Para reconstruir su forma original
es necesario primeramente situar los continentes en la posición que tenían a finales del
Paleozoico y luego tener en cuenta los movimientos que se produjeron durante el
Paleozoico.
8.4.3 Cadenas precámbricas
Actualmente se distinguen:
Existe toda una serie de cadenas, cuyas edades medias son: 1400, 1700,
2000, 2500, 2700 y 3100 millones de años.
Son todavía necesarios muchos estudios para conocer bien estas deferentes
cadenas; en particular, serian necesarias numerosas medidas de edades
absolutas que, salvo en algunas regiones limitadas, son todavía muy
insuficientes. Sin embargo, se puede indicar que gracias a estas cadenas
precámbricas se tiene la posibilidad de observar partes muy profundas de la
corteza y por consiguiente estudiar los mecanismos de la tectónica profunda.
Finalmente el estudio de estas cadenas precámbricas es muy importante, ya
que no es del todo evidente que se hayan formado de la misma manera que
las cadenas más recientes.
Fig. 8.6 Disposición esquemática de la cadena Panafricana de 600 millones de años, con
indicaciones de la edad (en miles de millones de años) de las zonas continentales de la época.
En razón de la importancia de los movimientos debidos a las cadenas m{as recientes, la
disposición actual de la cadena panafricana no tiene evidentemente ninguna relación con su
disposición original.
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CONCLUSIÓN
Parece que las cadenas son siempre zonas acortadas de extensión mundial y su forma
general es simple. A la escala del globo se deduce que la forma de sus movimientos del
manto que las originan es relativamente simple y debe ser analizada. A primera vista no hay
ninguna unión evidente entre las deferentes cadenas, cada una parece corresponder a un
modelo diferente de movimientos del manto y no se observa actualmente porqué ni como de
pasa de un sistema a otro.
Finalmente es preciso señalar que no ha sido conservada ninguna zona oceánica que
existiera antes de que se formaran las cadenas antiguas. Estas son, de este modo, las
únicas zonas de la corteza que permiten reconstruir las modificaciones importantes sufridas
por el planeta antes de 250 millones de años, es decir más de 9/10 de su duración.
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CAPITULO IX
2) Delimitar las zonas en las que solo esta plegada una cobertera sedimentaria
epidérmica, sin que la corteza infrayacente haya sido afectada de formación
significativa. Tales plataformas sedimentarias plegadas pueden encontrarse
incluso a varias decenas de Km de la cadena propiamente dicha.
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En el caso de las cadenas muy anchas, en las que no se puede estudiar más
que las partes de las cadenas, la cartografía de los niveles estructurales y la
distinción en el interior del nivel inferior de diferentes subzonas (con
esquistosidad de flujo, con foliación, con metamorfismos de diferentes tipos)
permite poner en evidencia diferentes tipos de comportamiento de la corteza, es
decir individualizar diferentes "segmentos orogénicos" de la cadena.
Son frecuentes tales trastornos que desfiguran las cadenas, bien porque una
cadena esté reactivada en otra más reciente, o bien porque una distención la
haya desorganizado y permitido que la recubran cuencas sedimentarias.
Cadena Alpina
En las partes mediterráneas de la cadena alpina, los hechos son mucho menos claros
y por lo general no es posible conocer los límites o las formas de la cadena. En efecto,
se observa inmediatamente que no hay por lo general ninguna relación entre los
relieves actuales y la cadena. Esto demuestra que después de su formación la cadena
ha sido totalmente desorganizada. En el Mediterráneo occidental se sabe que la causa
esencial de esta desorganización se remonta al Mioceno superior y corresponde
esencialmente a movimientos verticales, a veces positivos pero sobre todo negativos,
que han creado cuencas, que se han instalado sobre la cadena, siendo generalmente
oblicuas a la misma. En el Golfo de León esta desorganización ha comenzado desde
el Oligoceno medio.
Cadena Hercínica
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generalmente la tectónica hercínica bajo estas cuencas; más de la mitad de la
cadena permanece por lo tanto desconocida.
En estas condiciones no se pueden proponer más que esquemas generales, que son
totalmente hipotéticos en las zonas de plegamientos alpinos intensos y de
oceanizaciones recientes.
Pero las relaciones entre estas diversas ramas son todavía hipotéticas, ya que no
sabemos enlazar por un lado, Francia y España y por otra España y Africa del Norte.
Finalmente las relaciones con América del Norte permanecen todavía imprecisas, a
causa de la gran achura de las plataformas continentales, recubiertos por depósitos
posthercínicos.
Desde el momento en que una cadena esté delimitada y sus diferentes niveles
estructurales situados, es preciso determinar primeramente la dirección y luego la
vergencia de las estructuras.
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Si además se tiene en cuenta la importancia de la vergencia, es decir la magnitud de
los cabalgamientos, se puede también oponer a las cadenas sin mantos de corrimiento
(tipo: Andes), mostrando plegamientos con planos axiales subverticales acompañados
de fallas de gran buzamiento, las cadenas con mantos de corrimiento (tipo: Himalaya)
que muestran plegamientos con planos axiales y contactos anormales
subhorizontales.
Cuando las cadenas muestran que una vergencia general se puede convenir que, por
definición, la vergencia se realiza del interior hacia el exterior de la cadena; podemos
por lo tanto definir zonas externas e internas; en el caso de las cadenas simétricas, las
partes internas, con frecuencia denominadas "zona axial", son vergentes eb dos
direcciones opuestas sobre las dos zonas externas.
A menudo, las zonas internas así definidas son también zonas en las que aparecen las
estructuras del nivel estructural inferior con esquistosidad y metamorfismo y se oponen
a las estructuras "externas" que pertenecen al nivel estructural medio o superior. Esta
es la razón por la que los términos de externo y de interno han sido a veces definidos,
no con la ayuda de la vergencia, sino basándose únicamente en el estilo de intensidad
del plegamiento.
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Fig. 7.2 Ejemplo de retrocorrimiento hacia el Este, sucediendo a corrimientos hacia el Oeste. La
segunda fase ha provocado la formación de una estructura en abanico. Alpes Franceses.
Es fácil darse cuenta que en el caso que en el seno de una cadena la geometría de las
estructuras varía enormemente y si se comparan dos cadenas no se encuentran
nunca estructuras idénticas. Sin embargo, a pesar de esta gran diversidad se
comprueba que:
En una misma cadena pueden encontrarse estructuras del mismo tipo sobre
grandes áreas.
Al intentar definir los tipos de estructuras que aparecen con más frecuencia,
introducimos poco a poco la definición de estilo tectónico de una cadena o de una
parte de la misma.
Como este término de estilo tectónico se utiliza para dar una idea global de las formas
de las estructuras de una región, es necesario con el fin de intentar definirlo
rigurosamente, tener en cuenta la manera como se forman las estructuras; es preciso
por lo tanto tener en cuenta a la vez las condiciones de presión y de temperatura de la
deformación y las propiedades físicas del material sometido a esta deformación.
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Estos parámetros deberán siempre precisarse con anterioridad a todo estudio del
estilo tectónico. Cuando se está en presencia de dos cadenas con intensidad tectónica
comparable, es decir con niveles estructurales equivalentes, el estilo tectónico
depende ante todo del material, es decir de la litología.
Es por estas razones, puramente mecánicas, por las que a veces tenemos la
costumbre de distinguir un cierto número de tectónicas, caracterizadas cada
una por un estilo propio. Fig. 7.3.
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Fig. 7.3 Corte teórico mostrando las relaciones entre una tectónica de basamento, que se
manifiesta por escamas, una tectónica de cobertera, indicada por pliegues isópacos, y una
tectónica epidérmica correspondiente a mantos de deslizamiento. En la parte derecha,
basamento y cobertera sedimentaria están afectados por un plegamiento sinesquistoso.
a) Tectónica de cobertera
b) Tectónica de basamento
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señalar que las rocas cristalinas no son las únicas que tienen tales
propiedades y que reaccionan de esta forma. En este caso están
igualmente las rocas volcánicas masivas e incluso algunas rocas
sedimentarias. Basta que éstas sean masivas, es decir que no
contengan intercalaciones plásticas (margas, arcillas) y
suficientemente rígidas, como por ejemplo conglomerados, cuarcitas
y dolomías.
Se deduce rápidamente, como consecuencia del estudio de las cadenas, que si las
facies de distensión se producían con frecuencia durante un largo periodo no eran
generalmente fases de compresión; en efecto, éstas aparecen por lo general como
muy rápidas e incluso instantáneas a escala geológica.
Algunos llegaron mucho más lejos, admitiendo a la vez que las fases tectónicas
correspondían a episodios geológicamente instantáneos y que eran sincrónicas en
toda la superficie de la tierra. Esta hipótesis presentaba la ventaja de suministrar un
cronómetro tectónico extremadamente apreciable, al que se recurriría cuando los
criterios estratigráficos habituales no podían utilizarse.
7.5.1 Definición
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Es precisamente para evitar estos errores por lo que pensamos que es
necesario hablar de fase de compresión, más bien que de fase tectónica,
término que con todo rigor debería aplicarse a toso periodo de actividad
tectónica, cualquiera que sea el tipo del mismo. Es preciso indicar que aunque
se adopte nuestra definición, a veces es difícil distinguir entre una fase de
compresión poco importante y un periodo de movimientos verticales
importantes.
En la mayor parte de las cadenas en las que se ha podido datar las fases de
compresión, se comprueba que son poco numerosas y generalmente bien
individualizadas, al menos si se consideran territorios que no sean
demasiado grandes.
Pero cuando se estudia una fase tectónica no basta con datarla en un punto,
es preciso intentar hacer esta datación en un gran número de puntos
diferentes, alejados unos de otros, con el fin de ver si la fase se ha
producido en todas partes en el mismo momento, o si su edad es
variable según las regiones.
Los métodos de estudio de las fases tectónicas son aquí muy diferentes; en
efecto, se sabe que a partir de una determinada intensidad de la deformación o
de la recristalización metamórfica, los fósiles son al principio muy raros, luego
desaparecen totalmente. A partir de una cierta profundidad no se puede por lo
tanto, datar con precisión las fases tectónicas e igualmente no podemos
emprender los estudios indicados anteriormente.
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por consiguiente las discordancias, son más difíciles de observar; además, la
esquistosidad va acompañada siempre de un aplanamiento y resulta una
disminución del ángulo de discordancia. Fig.
Fig. 7.4 Esquema mostrando como un plegamiento sinesquistoso intenso puede hacer difícil la
observación de una discordancia. Abajo, antes del plegamiento y arriba después del mismo.
El plegamiento de una cadena se efectúa casi siempre por medio de varias fases
tectónicas, separadas por fases de reposo; la edad de estas fases puede variar
cuando nos desplazamos sobre grandes distancias paralela o perpendicularmente a la
cadena; parece por lo tanto que las fases tectónicas puedan sufrir una migración. Es
frecuente encontrar cadenas en las que las fases más importantes sean a la vez las
más antiguas y las más internas; las zonas externas de las cadenas no están
habitualmente afectadas más que por las fases recientes. Todo esto sucede, por lo
general, como si el plegamiento comenzara por afectar a las partes internas de la
cadena y no alcanzara sus partes externas más que en una última etapa.
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ayuda de la geocronología en las zonas profundas, se podrá verdaderamente
reconstruir los mecanismos de formación de las cadenas.
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Así pues tales reconstrucciones muestran que en la mayoría de los casos el
metamorfismo se ha formado en partes anormalmente calientes de la
corteza. Esto equivale a decir que las partes metamórficas de las cadenas
corresponden, en el momento del metamorfismo, a una zona de
abombamiento de las isogeotermas y a una zona en la que las
isogeotermas están más próximas entre sí Fig. 7.5.
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profunda. Para explicarla se puede, por ejemplo, suponer que la
anomalía calorífica responsable del metamorfismo es consecuencia del
plegamiento, es decir, que una parte de la energía responsable de la
formación de la cadena se transforma en calor; sin embargo, parece que
los órdenes de magnitud sean muy diferentes y que sólo una décima
parte del calor puede explicarse de este modo. Es por lo tanto más lógico
acudir a fenómenos que se sitúan en el manto.
Fig. 7.6 Esquema mostrando las relaciones entre tectónica y metamorfismo en una
cadena. F1, F2, y F3: fases tectónicas de compresión.
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consecuencia de las nuevas recristalizaciones; parece que tengamos un
metamorfismo general con minerales no orientados, pero un examen
detallado muestra siempre que este metamorfismo postectónico ha sido
precedido por una etapa sintectónica.
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Si por el contrario se considera una fase determinada de metamorfismo,
ésta podrá tener una duración del orden de algunos millones de años.
7.7.4 Conclusiones
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CAPITULO VIII
ESTRUCTURAS SUPERFICIALES
De hecho existen toda una serie de detalles que permiten caracterizar la deformación
superficial, pero serán diferentes según que se produzca al aire libre o bajo el agua.
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corresponden a volúmenes que pueden ser importantes y que tienen por lo
general límites redondeados.
Fig. 8.1 Ejemplo de estructura muy superficial en la que los éboulis de pie de escarpe son
recubiertos por un cabalgamiento
Puede ser útil reconstruir no solamente las formas de relieve, sino también
el clima que les correspondía. En efecto, los deslizamientos superficiales
por gravedad se producen mucho más fácilmente en clima húmedo y muy
pocos o ninguno en clima desértico; tendremos por lo tanto estructuras
superficiales diferentes.
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Fig. 8.2 Ejemplo de corrimiento epiglíptico en el que los relieves han sido o empujados o
arrastrados por la base del manto. Inspirado en el Manto de Corbières (parte oriental de los
Pirineos).
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8.2.2 Caso de superficies subacuaticas
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8.3.1 Mantos de deslizamiento
Generalidades
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Fig. 8.6 Corte del deslizamiento de terreno de Turnagain (Alaska) debido a un sismo.
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un basculamiento más o menos importante del mismo. Se tiene
generalmente una combinación de estos diferentes fenómenos.
Fig. 8.8 Dos tipos de "collapse structure" que se produce sobre los flancos del anticlinal
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deslizamiento comparables por sus dimensiones a los originados por
compresión. En el Golfo de México se encuentran excelentes ejemplos.
Pero evidentemente, como los relieves provocados por las cadenas pueden
ser irregulares y accidentados por depresiones, la disposición de los mantos
de deslizamiento puede ser más compleja. En el límite los mantos pueden
formarse fuera de las cadenas, como consecuencia de los movimientos
únicamente verticales.
Fig. 8.10 Disposición de los mantos de deslizamiento del Mediterráneo occidental con
indicación del sentido y de la importancia del deslizamiento. Flechas finas: mantos del surco
externo; Flechas gruesas: mantos del surco interno.
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Se está en presencia de una potente serie (varios millares de metros)
arcillosa o margosa, totalmente plástica, cuyo límite de ruptura es
pequeño. Basta entonces que existan relieves bastante importantes para
que se desencadenen deslizamientos sucesivos que, al adicionarse,
pueden perturbar volúmenes importantes y corresponder a
desplazamientos notables. Si el fenómeno tiene lugar bajo el agua y si
existe una pendiente favorable, estos desplazamientos acumulados
pueden corrientemente alcanzar varias decenas de kilómetros.
Una gran parte de los mantos de Africa del Norte se originan de este
modo; en efecto, derivan de una serie margosa de varios kilómetros de
potencia (que va desde el cretáceo al Mioceno medio y avanzaron en el
fondo del mar mioceno; muestran una estructura interna, debida a la
sucesión de deslizamientos extremadamente compleja .
En todos estos casos, las masas deslizadas son desplazadas por lo general
en bloque sin sufrir deformación; de este modo podemos tener series
arenosas horizontales sobre decenas de km2, que sin embargo se han
desplazado varias decenas de km. Estos mantos de deslizamiento de
disposición simple son por lo tanto, desde el punto de vista tectónico, muy
diferentes de los que derivan de potentes series margosas y que están, por el
contrario, jalonadas por contactos anormales.
El problema de la pendiente
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Para que existan mantos de una cierta dimensión, es preciso evidentemente
que la pendiente se mantenga sobre grandes distancias, lo que precisa
generalmente relieves importantes.
A primera vista, cuando los mantos se han desplazado 100 km., como sucede
en Africa del Norte, es necesario admitir que ha habido desniveles muy
importantes (5° en 100 Km. provoca un desnivel de más de 8 Km.) no
obstante, se pueden admitir relieves mucho menos importantes si se supone
que las zonas de relieve se desplazan (Fig. 8.11) o se agrandan, lo que es un
fenómeno muy frecuente. Evidentemente se pueden también relieves
sucesivos, separados por fases de calma; podemos por lo tanto tener mantos
de deslizamiento reactivados por deslizamientos nuevos y de este modo
obtener, en definitiva estructuras muy complejas.
Fig. 8.11 Esquema mostrando como un manto de deslizamiento puede desplazarse sobre
grandes distancias a consecuencia de un desplazamiento de un abombamiento
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tiene entonces un contraste total entre el sustrato de los mantos, formado por
rocas poco o nada deformadas y los mantos intensamente plegados; es
frecuente encontrar rocas deformadas en el nivel estructural medio o inferior
reposando sobre un autóctono no tectonizado.
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Es frecuente encontrar deslizamientos contemporáneos de la fase
geosinclinal, pero es relativamente raro encontrar verdaderos mantos de
deslizamiento, que son por lo tanto pretectónicos. Tales mantos no son fáciles
de poner en evidencia puesto que están intensamente tectonizados; entonces
podemos siempre preguntarnos si estos mantos se deben a una primera fase
de plegamiento o si son anteriores al plegamiento; por lo general, no puede
hacerse esta distinción más que con la ayuda del estilo de deformación; pero
cuando las fases tectónicas posteriores han sido muy intensas, o han sido
acompañadas por un mecanismo importante, el análisis de este estilo no es
posible.
Finalmente es preciso indicar que los mantos no subsisten más que si la zona
en curso de plegamiento está bordeada por un surco marino, en el cual la
series deslizadas pueden conservarse, mientras que los relieves originados
en el plegamiento son atacados por la erosión. Los Pirineos nos suministran
un ejemplo de este tipo.
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m de potencia pueden permanecer horizontales sobre decenas de
Kilómetros, hasta tal punto que a veces podemos confundir mantos de
deslizamiento con depósitos postectónicos.
Los hechos son siempre mucho más complicados cuando las series
deslizadas son muy plásticas (arcillas, margas). En este caso se comprueba
con frecuencia que los mantos están jalonados por numerosos contactos
anormales planos, que los recortan en unidades de forma lenticular, poco
potentes que se unen unas con otras. Se admite que estas diferentes
unidades corresponden a otros tantos paquetes deslizados; esta
interpretación ha sido adoptada cuando se ha comprobado que los mantos de
deslizamiento submarinos podían estar literalmente interestratificados en los
sedimentos contemporáneos con su emplazamiento, (Fig. 8.15 y 8.16) y que
por lo general tienen todos los intermedios entre paquetes deslizados
aislados y la masa del manto Fig. 8.18 Los Lambeaux deslizados aislados se
denominaron Olistolitos (del griego olisteino: deslizar) por los autores
italianos o incluso Klippes sedimentarios; este último término recuerda que
si los Lambeaux son aislados por la erosión se presentan como "klippes"
normales; el calificativo de sedimentarios recuerda que estos klippes no
perturban para nada la serie sedimentaria en la que están intercalados Fig.
8.17; se presentan en suma, a otra escala, como cantos exóticos intercalados
en una serie sedimentaria y en efecto, se encuentran todos los intermedios
entre simples cantos de dimensiones reducidas (del orden del decímetro
cúbico) y olistolitos de gran tamaño (del orden del hectómetro o de kilómetro
cúbico). Tales olistolitos son generalmente considerados como laderas
escarpadas separadas de una zona de relieve y que han deslizado sobre una
pendiente submarina Fig. 8.18 Frecuentemente se pude demostrar que los
olistolitos se han desplazado varias decenas de kilómetros. Fig. 8.19.
Fig. 8.15 Disposición general de los mantos de deslizamiento en la Fosa Bradámica (Italia
meridional). Obsérvese la importancia del cabalgamiento (30 km.) y la terminación en punta
del manto.
Fig. 8.16 Disposición de detalle del frente de los mantos de deslizamiento en Italia
Meridional.
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Fig. 8.17 Corte de un olistolito calizo intercalado en una serie margosa. Obsérvese la
presencia de cantos en la prolongación de los olistolitos y los repliegues en el subtrato
mioceno, undicando que el deslizamiento se produjo hacia la izquierda.
Fig. 8.18 Esquema ilustrando la génesis posible de olistolitos intercalados en una serie
marina y mostrando como un manto de deslizamiento puede ir precedido por un
olistostroma.
Fig. 8.19 Disposición general de los olistolitos en el Mioceno superior de la fosa de Sicilia
con indicación de su procedencia.
Cuando los olistolitos se emplazan con mucha frecuencia, sin dejar tiempo a
la sedimentación para recubrirlos, se acaba por tener un apilamiento de
oilistolitos, es decir un manto de deslizamiento formado por gran cantidad de
olistolitos; se habla entonces, a veces, de olistostromas.
En este caso, el manto está evidentemente surcado por una gran cantidad de
contactos anormales que separan los diferentes olistolitos.
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Como los contactos anormales son subhorizontales y corresponden por lo
general a superposiciones anormales, con frecuencia se está tentando de
decir que se trata de fallas inversas planas. En efecto, estas fallas planas
corresponden a fallas normales, equivalentes a las fallas que se producen por
detrás de los deslizamientos de terreno; en suma, la dirección de
acortamiento es vertical y la dirección de alargamiento horizontal.
Se observa por lo tanto que los contactos anormales que jalonan los mantos
de deslizamiento pueden en definitiva no ser más que una forma particular de
distensión localizada en los mantos.
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CAPITULO IX
MICROTECTONICA
9.1 DEFINICIONES
Poner de manifiesto las relaciones que existen entre las microestructuras y las
macreoestructuras, es decir llegar a determinar con la única ayuda de las
microestructuras, la forma de las macroestructuras.
Como lleva consigo el efectuar numerosas observaciones sobre una superficie muy
reducida, no es posible "cartografiar" las estructuras. Las observaciones se utilizan de
manera estadística; se emplean para ello diagramas de todo tipo; la plantilla de
Schmidt que utiliza la proyección estereográfica.
Los aspectos rigurosos del análisis microtectónico no deben sin embargo hacernos
olvidar que, por lo general, el estudio de las microestructuras no se concibe
ciertamente más que con relación a las macroestructuras, que deben por tanto ser
conocidas con anterioridad.
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9.3 ANALISIS MICROTECTONICO DE LAS FRACTURAS
Cuando los materiales están afectados por fallas, siempre es indispensable completar
el estudio cartográfico y geométrico de estas fallas con un estudio microtectónico.
Además se puede observar sobre cada fractura toda una serie de detalles, que
frecuentemente es indispensable conocer para saber de qué tipo de falla se trata.
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desplazamiento con fricción y se forman las estrías; generalmente el
sistema se bloquea después de un cierto desplazamiento.
Fig. 9.1 Esquema mostrando 3 tipos Fig. 9.2 Tres aspectos posibles de una fractura con: 1)
de microfracturas. Estrias formadas por un elemento estriador que produce
ranuras en la rosa; 2) Placas de calcita; 3) Juntas
estilolíticas. Se trata sucesivamente de una falla inversa
con: (1) deslizamiento y fricción, (2) Separación, (3)
aproximación y dilución.
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Fig. 9.3 Ejemplo de fallas no planas funcionando como falla normal o inversa. En el primer
caso se forman cavidades que pueden estar rellenas de calcita. En el segundo se forman
estilolitos.
c) Casos complejos
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Fig. 9.5 Ejemplos de estrías de direcciones diferentes en una misma fractura y de estrías
curvas
Fig. 9.6 Esquema explicando la génesis de las juntas estilolìticas y mostrando como se puede, si
se dispone de objetos afectados por los estilolitos, calcular el volumen disuelto.
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Fig. 9.7 Esquemas de estilolitos. A, B, C: Esquemas mostrando las relaciones de los estilolitos
con las fallas y las grietas de tracción. A) Estillolitos ligados a una falla inversa. B) Estilolitos
contemporáneos de grietas de tracción en escalón. C) Relaciones entre grietas de tracción y
estilolitos a lo largo de una falla en dirección. D) Esquema mostrando la disposición de los
diferentes tipos de estilolitos y sus relaciones con las microestructuras.
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ejemplo, de un volcanismo contemporáneo de la distensión pueden ir
acompañadas de potentes filones volcánicos de varios metros e incluso de
varias decenas de metros. Frecuentemente sucede que los filones metalíferos
corresponden a grietas; su estudio desemboca entonces directamente sobre
aplicaciones prácticas.
Fig. 9.8 Grietas en escalón rellenas de cuarzo con fibras oblicuas a las grietas. Pérmico de la
zona axial de los Pirineos.
9.4.1 Esquistosidad
Se dice que una roca está afectada por una esquistosidad cuando se dispone
en hojas paralelas de origen tectónico, que puede corresponder:
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Bien al plano de aplanamiento de la materia; se tiene entonces una
esquistosidad de flujo y, si las recristalizaciones son importantes, una
esquistosidad cristalofílica o foliación.
Para denominar a este reajuste, que aparece como continuo a las escalas de
observación normales, se habla de esquistosidad de flujo. El aplanamiento no
puede visualizarse más que si la roca contiene objetos de forma definida,
tales como fósiles, cantos o nódulos. Únicamente el estudio de tales objetos
permite calcular los valores del elipsoide de deformación, utilizando
ciertamente métodos bastante complicados.
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9.4.3 Foliación
Igualmente se pueden obtener rocas acintadas por fusión parcial cuando esta
fusión afecta a lechos paralelos; pero aquí la cristalización todavía es
isótropa.
Fig. 9.12 Ejemplo de bandeado tectónico. Este bandeado es vertical mientras que la
estratificación es horizontal.
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9.4.4 Esquistosidad de fractura
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