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HONORABLE CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, CAMARA PENAL.

RECURSO DE REVISIÓN: 09-2003

ALEJANDRO RODRÍGUEZ BARILLAS, de treinta y ocho años de edad, casado, guatemalteco,

abogado y notario, de este domicilio y vecindad, respetuosamente comparezco y,

EXPONGO:

I.- Lugar para recibir notificaciones: Señalo como lugar para recibir notificaciones la quinta calle

uno guión cuarenta y nueve de la zona uno de esta ciudad.

II.- Calidad con que actúo : Actúo en mi calidad de Presidente de la Junta Directiva del

Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala, personería que

acredito con el documento que acompaño.

III. Dirección y Procuración : Actúo bajo mi propia dirección y procuración del abogado que me

auxilia.

IV. Razón de mi gestión: Comparezco a presentar un alegato en calidad de AMICUS CURIE

dentro de la acción de Amparo promovida por el Instituto de la Defensa Publica Penal, en favor

del señor PABLO ARTURO RUIZ ALMENGOR en contra de la Sentencia de primer grado

registrada como Causa: Trece guión noventa y nueve, oficial primero, (13-

99/Of.1º.) emitida por el Tribunal de Sentencia del Ramo Penal, Narcoactividad y

Delitos contra el Ambiente del Municipio de Mixco del Departamento de

Guatemala, de fecha: Veintinueve de noviembre de mil novecientos noventa y

nueve, sentencia que condenó a pena de muerte.

DE LOS HECHOS QUE MOTIVAN LA PRESENTACIÓN DEL AMICUS CURIE

El Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales (en adelante el INSTITUTO O ICCPG)

es una asociación académica sin fines de lucro, que tiene como misión esencial promover los

principios de un derecho penal democrático y defender la Constitución y las garantías

fundamentales de la persona, así como el Estado de Derecho.


Con base a su deber cívico de velar por el respeto a la Constitución Política de la República, y el

derecho ciudadano a la participación el la vida social y política del país, el INSTITUTO procede a

exponer los argumentos por los cuales se establece que la sentencia dictada por la CORTE

SUPREMA DE JUSTICIA en donde se confirma la condena a Pena de Muerte al señor PABLO

ARTURO RUIZ ALMENGOR constituye una violación a sus derechos, a la vida, a la integridad

personal física y mental y a las garantías judiciales mínimas contenidas en la Constitución Política

de la República y los tratados Internacionales en materia de derechos humanos .

La intención del INSTITUTO al presentar este amicus curie simplemente es ilustrar a la Honorable

Corte de Constitucionalidad algunos argumentos de carácter técnico que deben ser considerados

al momento de proferir sentencia dentro de la presente acción de amparo.

II

ANTECEDENTES

Sentencia de primer grado registrada como Causa: Trece guión noventa y nueve,

oficial primero, (13-99/Of.1º.) emitida por el Tribunal de Sentencia del Ramo Penal,

Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente del Municipio de Mixco del

Departamento de Guatemala, de fecha: Veintinueve de noviembre de mil

novecientos noventa y nueve, en la cual condenó a la pena de muerte al señor PABLO


ARTURO RUIZ ALMENGOR.

Contra dicha sentencia de Primera Instancia, la defensa del señor Pablo Arturo Ruiz Almengor

promovió los recursos siguientes:

a. Recurso de Apelación especial interpuesto ante la Honorable Sala Cuarta de la

Corte de Apelaciones, la cual declaró sin lugar dicho recurso el día veintinueve

de agosto del año dos mil.


b. Recurso de Casación interpuesta ante la Corte Suprema de Justicia Cámara

Penal, la cual dictó sentencia el día treinta de enero del año dos mil uno .

Dicho recurso también fue declarado improcedente.

c. Sentencia de Acción Constitucional de Amparo emitida por la

Corte de Constitucionalidad, de fecha: Tres de marzo del año dos

mil tres, registrada como Amparo número: Doscientos diecinueve

guión dos mil uno, oficial: segundo, que declarara la

improcedencia de dicha Acciòn.

En todos los casos el señor Pablo Arturo Ruiz Almengor reclamó la violación del artículo 4.2 de

la Convención Americana de Derechos Humanos debido a que se le impuso la pena de muerte

por un delito de secuestro en el cual no había fallecido la víctima. Esto significa que se aplicó la

pena de muerte por virtud de un caso de ampliación de la Pena de Muerte a un delito que no tenía

contemplada tal pena al momento de ratificar el Estado de Guatemala la Convención Americana

de Derechos Humanos, situación que evidentemente existe con relación al Artículo 201 del

Código Penal.. Como se ha indicado, la autoridad impugnada, en este caso la CORTE SUPREMA

DE JUSTICIA (Cámara penal), declaró sin lugar el recurso de casación.

c.- El Instituto de la Defensa Publica Penal presentó ACCION DE AMPARO a favor del señor Pablo

Arturo Ruiz Almengor , en contra de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de fecha treinta

de enero del año dos mil uno, que es la acción que actualmente se encuentra en trámite.

III. DERECHOS VIOLADOS

A. DERECHO A LA VIDA

VIOLACION DEL DERECHO A LA VIDA POR EXTENDER LA APLICACION DE LA PENA DE

MUERTE A UN DELITO QUE NO TENIA CONTEMPLADA DICHA PENA ANTES DE LA

ENTRADA EN VIGENCIA DEL PACTO DE SAN JOSE, EN CONTRADICCION DEL ARTICULO

4.2
La Defensa del señor Pablo Arturo Ruiz Almengor planteó ante la Corte Suprema de Justicia que

la ampliación de la pena de muerte efectuada en el artículo 201 del Código Penal, a casos de

secuestro en donde no había fallecido la víctima, violentaba la disposición del Artículo 4.2 de la

Convención Americana de Derechos Humanos que dispone:

“En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta solo podrá imponerse por los

delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de

conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del

delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se la aplique

actualmente.”

Los tribunales de todas las instancias procésales a las que a recurrido el Señor Pablo Arturo Ruiz

Almengor , incluyendo la Corte Suprema de Justicia, coincidieron en afirmar que no existía

violación al articulo 4.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos. En los fundamentos

de la Sentencia de primera instancia hallamos el razonamiento central en el que funda el

rechazo a las argumentaciones del Señor Pablo Arturo Ruiz Almengor y esto es, que no existe

ampliación de la pena de muerte en el delito de plagio o secuestro, puesto que dicha pena ya se

hallaba contemplada para esta figura delictiva con anterioridad a 1979, fecha en que el Estado de

Guatemala suscribió el pacto de San José.

Esta argumentación no es dogmáticamente correcta y presupone un grave desconocimiento de la

teoría del delito. En efecto, de acuerdo a los principios generales del derecho penal, para que un

hecho sea considerado delito debe cumplir de manera rigurosamente exacta con la conducta

humana hipotética (supuesto de hecho): la acción o una omisión, que la norma penal ha descrito

con antelación en la ley ( tipo objetivo). El Delito solo se configurará si la conducta real

coincide en cada uno de sus elementos, con la conducta abstracta que previamente señala la

norma.
Entre estos elementos, los más comunes los constituyen las figuras agravadas o atenuadas que,

entrando en la categoría legal o tipo matriz, son tipos penales autónomos que tienen fijados cada

uno su correspondiente sanción.

El artículo 201 del Código Penal, en su versión original (redactada en 1973) contenía dos delitos

diferentes. Un tipo básico, que era el secuestro sin resultado de muerte y un delito cualificado por

el resultado, en el cual se señalaba que la pena de muerte se impondría "si con motivo u ocasión

del secuestro falleciere la víctima".

Esto quiere decir que el secuestro o plagio, era un delito base o tipo básico (Cfr. MUÑOZ CONDE,

F. Derecho Penal, Parte General, 3era Edición Valencia 1998). El legislador quiso añadir, además

en el artículo 201, circunstancias concretas que agravaran la pena, tomando particularmente en

cuenta el resultado más grave de la acción y la afectación de otro bien jurídico, en este caso nos

encontramos frente a un tipo calificado o delito calificado, en donde el legislador considera

necesario imponer una pena más severa. En este caso, como señala MUÑOZ CONDE, se han

añadido características y peculiaridades que lo distinguen hasta tal punto del tipo básico, que lo

convierten en un tipo autónomo. Esto es lo que sucede, por ejemplo, con el asesinato, que si bien

tiene como tipo básico el homicidio simple, ofrece tales peculiaridades que, a nivel técnico jurídico

debe considerarse como un delito autónomo.

El secuestro con resultado de muerte, por esa circunstancia debe considerarse un delito autónomo

e independiente del tipo básico del secuestro "simple", contenido originalmente en el artículo 201

del Código Penal.

El delito de secuestro con resultado de muerte añadía una circunstancia agravante que modificaba

completamente en sus elementos fundamentales al delito de secuestro. Esta modificación es

evidente: pues requería que la víctima hubiese fallecido, incorporando en su regulación un bien

jurídico no contemplado en la figura delictiva original, como lo es el bien jurídico VIDA. Así, lo

interpretó precisamente la CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD en la sentencia de 31 de octubre

de 2000 en la cual señaló que "el delito sancionado con pena de muerte en el artículo 201 del
Código Penal era un delito complejo cuyo tipo configuraban dos conductas punibles: a) el plagio de

la persona y b) la muerte de la víctima. Que un delito (plagio más muerte de la víctima) es un delito

distinto del otro (plagio simple), aunque no hubiese variado el nombren, pues en el primero se

perfila la protección de un bien jurídico superior: la vida"

Se puede concluir con MUÑOZ CONDE, (op.cit. pág.289) que el delito de secuestro con resultado

de muerte es un delito autónomo pues "modifica los elementos fundamentales" del tipo básico y

posee "una estructura unitaria, con un contenido y un ámbito de aplicación propios y un marco

penal autónomo". La singularidad más representativa de la autonomía del delito de secuestro con

resultado de muerte, es que contemplaba como pena la de muerte.

En conclusión es válido afirmar que el Código Penal contemplaba originalmente (en su versión de

1973) dos figuras penales distintas en el artículo 201:

a) Un delito de secuestro simple

b) Un delito autónomo de secuestro con resultado de muerte de la víctima

Las diferencias entre uno y otro delito son tan radicales, que claramente el delito de secuestro con

resultado de muerte, si bien era una figura agravada del secuestro simple, ofrece tales

peculiaridades y complejidad, que "debe considerar como delito autónomo e independiente del tipo

básico" (MUÑOZ CONDE, F. pág.289).

Por ello, el secuestro que no termina con la muerte de la victima era, hasta el Decreto 14/95 - y,

posteriormente modificado en su regulación vigente por el Decreto 81/96- un “delito básico” no

sancionado con pena de muerte (puesto que la figura que lo contemplaba era su agravante, que

constituía un delito autónomo e independiente, como lo es el secuestro con resultado de muerte.

Luego con la entrada en vigencia de las normas precitadas, se modificó no la figura delictiva, sino

su penalidad y con ello es el propio delito básico el que pasó a ser sancionado únicamente con

pena de muerte. De esta manera es clara la extensión de la pena de muerte a una figura delictiva

que no tenía contemplada la sanción al momento en que el Estado de Guatemala suscribió el

Pacto de San José. De alguna manera se derogó el tipo agravado (delito autónomo e
independiente de secuestro con resultado de muerte) y se dejó subsistente únicamente el tipo

básico. Con ello resulta totalmente inadmisible la ampliación de la pena de muerte: Ahora se aplica

a un delito, en el cual no concurren los elementos que originalmente se habían previsto para poder

imponer la pena de muerte, esto es, "el hecho que resultare la muerte de la víctima con ocasión o a

consecuencia del secuestro". Este tipo penal que configuraba un delito autónomo e independiente

era el que tenía contemplado como marco penal la pena de muerte. Pero, no es admisible

dogmáticamente entender que el delito básico y el delito calificado son el mismo tipo penal o delito,

puesto que por su nivel de complejidad, los distintos bienes jurídicos que se encontraban tutelando

y el radicalmente distinto marco penal hacen que ambas figuras delictivas hayan sido delitos

independientes, aun cuando se encontraran redactados en el mismo artículo. En este sentido, el

simple nomen juris en ningún caso justifica que se pueda entender que se trataba del mismo delito.

Muñoz Conde (op.cit. pág.289) claramente señala que para saber cuando estamos ante un tipo

cualificado y uno autónomo se debe acudir a la interpretación partiendo de la regulación legal

concreta y es necesario analizar

a) ámbito de aplicación propios: es evidente que el delito con resultado de muerte, solo podía

entrar a ser aplicado cuando la víctima fallecía con ocasión o a consecuencia del secuestro. De

esta manera tenía una autonomía absoluta como figura delictiva, que obligaba a analizar

elementos que no se encuentran en ningún caso en el tipo base, como lo son la muerte de la

víctima, relación de causalidad entre acción de secuestro y muerte de la víctima, el elemento

subjetivo de querer matar o no a la víctima, etc;

b) En segundo lugar, es importante destacar en cuanto a la ratio legis de ambos preceptos: el

secuestro básico únicamente protege el bien jurídico libertad, en tanto el Secuestro con muerte

de la víctima, pretende proteger también el derecho a la vida de la víctima. Esta radical

diferencia en cuanto a los bienes jurídicos tutelados es lo que da sentido a la enorme diferencia

de penas.
c) En su concepción original los delitos de secuestro básico y el autónomo de secuestro con

resultado de muerte respetaban la proporcionalidad de las penas. En este sentido, el legislador

contemplaba una pena hasta de 12 años, en el delito de secuestro básico, totalmente

proporcionada con relación al bien jurídico tutelado, que era exclusivamente la libertad

ambulatoria de la persona. En tanto el delito autónomo de secuestro con resultado de muerte,

contemplaba la pena de muerte, precisamente porque estaba en función de proteger la vida

humana de la víctima, y no solo la libertad. La proporcionalidad de la pena era hasta cierto

punto razonable, en la medida en que se aplicaba solo en virtud de haberse violado la vida de

una persona.

d) En consecuencia, las dos figuras delictivas presentaban marcos penales autónomos,

justificados por los distintos bienes jurídicos que tutelaban.

Las circunstancias anteriores dejan claro conforme a una interpretación dogmática que existió una

ampliación a la aplicación de la pena muerte, al haberse contemplado dicha pena al delito de

secuestro básico, el cual no la tenía contemplada con anterioridad a la entrada en vigencia del

Pacto de San José. Esta interpretación es la que se impone conforme al Pacto de San José, el

cual establece en el artículo 29 que la interpretación de las normas de la Convención debe ser

realizada de buena fe y nunca puede permitir "suprimir el goce y ejercicio de los derechos y

libertades reconocidos en le Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella". En

este sentido, entender que el artículo 201 ya contemplaba la pena de muerte para el delito de

secuestro "básico o simple", constituye una interpretación que permite la extensión de la aplicación

de la pena de muerte en contradicción con el articulo 4.2 de la Convención Americana de

Derechos Humanos y por lo tanto resulta inadmisible conforme al principio pro homine.

La interpretación de este artículo, conforme a los principios mencionados y a las reglas

interpretativas de la propia Convención (es decir teniendo presente el carácter pro homine de

los derechos humanos, su progresividad, el objeto y el fin del instrumento internacion en el que se

hallan ) indica que la prohibición de extender la pena de muerte se aplica a conductas o


comportamientos, a los supuestos de hecho de las figuras delictivas (tipos penales) -y no a la

denominación que a ellos se les de en el orden jurídico interno de un Estado anteriormente-.

La doctrina internacional en esta materia señala unánimemente :

“La Convención Americana impide de manera absoluta, extender la pena de muerte a

Comportamientos específicos que no la admitan en la legislación vigente al momento de la

entrada en vigor para el Estado de que se trate.

Si el comportamiento típico descrito en la nueva figura no coincide con algún comportamiento

definido en una figura previamente contemplara la pena de muerte se trata entonces de la

extensión de esta pena a un nuevo delito, lo que la Convención prohíbe" (BOVINO A. “La pena de

muerte en el derecho guatemalteco “ en Pena de Muerte, Fundación Mirna Mack, Guatemala ,

1998 Pag 76 ).

Ha de considerarse que la interpretación dada por los tribunales en la que se basa todo proceso

seguido contra el señor Pablo Arturo Ruiz Almengor y los demas coimputados y las condenas

dictadas, resulta contradictoria con la doctrina asentada en la materia.

Así la Corte Interamericana e Derechos Humanos afirmó en la Opinión Consultiva OC- 3/83 del 8

de septiembre de 1983 "Restricciones a la pena de muerte" indicó:

“al interpretar la parte final del artículo 4.2 de buena fe conforme al sentido corriente que haya

de atribuirse a los términos del tratado en el contexto de estos y teniendo en cuenta su objeto y

fin (articulo 31.1 de la Convención de Viena) no es posible albergar duda alguna respecto de la

prohibición absoluta contenida en esa disposición, según la cual ninguno de los Estados Partes

pueden disponer de la aplicación de la pena de muerte respecto de delitos para los cuales no

estuviere contemplada previamente por su legislación interna. Ninguna disposición de la

Convención autoriza para dar un sentido distinto al de por si claro texto del artículo 4.2 in fine. El

único camino para llegar a una conclusión diferente seria una reserva formulada oportunamente

que excluyera en alguna medida la aplicación de la mencionada disposición respecto del Estado

reservante, siempre que dicha reserva fuera compatible con el objeto y fin de la Convención”
Ante la claridad de las afirmaciones del Alto Tribunal Americano y acorde con el objeto y el fin

de la Convención Americana de Derechos Humanos, no puede sostenerse validamente que sí

puede extenderse la aplicación de la pena de muerte, como sostuvieron los órganos

jurisdiccionales que conocieron de las impugnaciones en el presente caso y, en especial, la Corte

Suprema de Justicia.

Hay que considerar, en primer término, que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha

sido clara a la hora de establecer que la limitación del Artículo 4.2 in fine de la Convención busca

“Ponerle limite definitivo (a la pena de muerte) a través de un proceso progresivo e irreversible

destinado a cumplirse tanto en los países que no han resuelto aun abolirla como en aquellos

que si han tomado esa determinación. En el (caso del articulo 4.2 in fine) si bien la Convención

no llega a la supresión de la pena de muerte, si prohíbe que se extienda su uso y que se

imponga respecto a delitos para los cuales no estaba prevista anteriormente. Se impide así

cualquier expansión en la lista de crímenes castigados con esa pena.” (Opinión Consultiva OC

3/83)

Es así como la sentencia dictada por la Corte Suprema de Justicia y la Sentencia dictada por la

Corte de Constitucionalidad se encuentran en total contravención al Pacto de San José y al

artículo 46 de la Constitución, con lo cual se está desconociendo abiertamente la doctrina ya

sentada por la Corte Interamericana sobre derechos Humanos y que señala:

“La Convención prohíbe absolutamente la extensión de la pena de muerte y, en consecuencia, no

puede el gobierno de un Estado Parte aplicar la pena de muerte para delitos para los cuales no

estaba penado anteriormente en su legislación interna. (Opinión Consultiva 0C/16.-94)”

Además, la misma Corte y la COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS ya ha

dejado fijados los criterios de interpretación que deben aplicarse a la hora de analizar

legítimamente el artículo 4.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, no teniendo

el Estado ni la necesidad ni mucho menos la posibilidad, de apartarse de ellos sin violentar el

espíritu y la letra de la Convención. Así ha dejado establecido que ”el delito de secuestro o plagio
no seguido de muerte de la victima no tuvo prevista pena de muerte en el artículo 201 del Código

Penal vigente al momento en que la Convención Americana sobre Derechos Humanos vinculó

normativamente al Estado de Guatemala (...)” (COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS

HUMANOS. Quinto Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Guatemala)

y por eso cabe concluir que:

el acto reclamado consistente en Sentencia Ejecutoriada, en este caso la Sentencia de primer

grado registrada como Causa: Trece guión noventa y nueve, oficial primero, (13-

99/Of.1º.) emitida por el Tribunal de Sentencia del Ramo Penal, Narcoactividad y

Delitos contra el Ambiente del Municipio de Mixco del Departamento de

Guatemala, de fecha: Veintinueve de noviembre de mil novecientos noventa y

nueve, fallo que en su parte declarativa resolvió por unanimidad: “...VIII) Que los

enjuiciados...PABLO ARTURO RUIZ ALMENGOR, son autores responsables del

delito de: PLAGIO O SECUESTRO cometido en CONCURSO REAL en contra de

la LIBERTAD INDIVIDUAL, el primero de ILEANA HERLINDA ARCHILA

MORALES DE CORZO e ILEANA MARIA CORZO ARCHILA y el segundo, de

KAREN EUNICE BARRIOS MADRID y/o KEREN EUNICE BARRIOS MADRID,

por cuyas infracciones a la Ley Penal se les impone a cada uno de los

encausados LA PENA DE MUERTE...” Sentencia Ejecutoriada contra la cual se interpuso


el RECURSO DE REVISIÓN y que violó los derechos del postulante por inaplicación prevalente

del artículo 4 numeral 2 in fin de la Convención Americana de Derechos Humanos.

B) VIOLACIÓN AL DERECHO A LA VIDA POR EXTENSIÓN DE LA APLICACIÓN DE LA PENA

DE MUERTE A DELITOS NO CONSIDERADOS “MUY GRAVES “ EN VIOLACIÓN DEL

ARTÍCULO 4.2 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA.


Existe una total falta de razonabilidad entre el delito de plagio o secuestro y la pena de muerte

que, conforme a nuestra legislación, ha de aplicarse en todos los casos.

El artículo 4. 2 de la Convención Americana restringe la aplicación de la pena de muerte a los mas

graves. Haciendo una interpretación acorde con los principios de los derechos humanos y su

desarrollo regional y universal se puede decir que los caracteres que imponen las palabras “más

graves” a los delitos sancionados con pena de muerte es que involucra situaciones

excepcionales, lo que implica que solo puede imponer a delitos cuando las consecuencias del

hecho sean fatales o sumamente graves.

EXCEPCIONALIDAD:

El derecho internacional de los derechos humanos en general y el sistema americano en particular

tienden progresivamente a afirmar el carácter excepcional de la pena de muerte.

La Corte Interamericana ha dicho que las condiciones determinadas en el Art. 4 señalan

indudablemente “el propósito de considerar esa pena aplicable solo en el los casos

verdaderamente excepcionales”1 debido al carácter supremo del derecho tutelado.

El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas se ha pronunciado a este respecto

señalando que:

“(s)i bien de los párrafos 3 a 6 del artículo 6 (del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y

Políticos, equivale al artículo 4 de la Convecino Americana)

se desprende que los Estados Partes no están obligados a abolir totalmente la pena de muerte,

dichos Estados se encuentran obligados a limitar su uso y, en particular a abolirla como castigo

de los delitos que no sean de “los más graves”

“(e)n opinión del Comité la expresión “los más graves delitos” debe interpretarse de forma

restrictiva en el sentido de que la pena de muerte debe constituir una medida sumamente

excepcional”2.

1
Corte IDH, opnion consultiva OC 3/83.
2
ONU, Comité de Derechos Humanos, Observación general 6 Artículo6 16 periodo de sesiones, 1,982
párrafos 6y7.
En un mismo sentido se ha pronunciado el relator especial sobre Ejecuciones Extrajudiciales,

Sumarias o arbitrarias diciendo que:

“si bien existe un derecho fundamental a la vida, no hay ningún derecho a la pena capital. La pena

de muerte es un excepción al derecho a la vida y como tal, ha de interpretarse restrictivamente


3
.

La doctrina general de los comentaristas, luego de señalar que el principio que se esta

analizando está reconocido en la legislación guatemalteca y opina que:

“ Principios tales como la excepción de la pena de muerte revisten, de modo incuestionable, el

carácter de principios generales y fundamentales del ordenamiento jurídico vigente. Ello significa

que tales principios gobiernan, en todos los casos, la regulación y aplicación de la pena de

muerte, razón por la cual determinan la interpretación de toda solución aplicable a supuestos de

pena de muerte”4

CONSECUENCIAS FATALES O SUMAMENTE GRAVES:

El Comité Económico y Social de Naciones Unidas se ha pronunciado señalando en sus

Salvaguardias para Garantizar la Protección de los Derechos de los Condenados a la Pena de

Muerte que:

”(e)n los países que no la hayan abolido, la pena de muerte sólo podrá imponerse como sanción

para los delitos más graves, entendiéndose que su alcance se limitará a los delitos

intencionales que tengan consecuencias fatales u otras consecuencias extremadamente

graves”.

Al fallar los tribunales de sentencia penal aplicando la pena de muerte para el delito de plagio o

secuestro, no consideraron el bien jurídico protegido por el Art. 4 de la Convención Americana

sobre Derechos Humanos (el derecho fundamental a la vida humana) y su necesaria y razonable

confrontación con el bien jurídico de la libertad individual, que busca proteger el artículo 201 del
3
ONU comisión de Derechos Humanos Informe del Relator Especial sobre Ejecuciones Extrajudiciales
Sumarias o arbitrarias Sr. Barce Waly Ndiaye del 24/12/96 p.22 de BOVINO alberto, “la pena de muerte
en el derecho guatemalteco”. pag.71
4
BOVINO, alberto, ob.cit. pag, 72.
Código Penal, cuando ambos bienes se encuentran en pugna, la lógica y los Principios generales

de los derechos humanos indican que debe ceder el segundo, ya que no se trata de un caso de

excepcionalidad que justifique la eliminación del sujeto ni guarda proporcionalidad con el daño

ocasionado.

Por lo tanto, existe una violación al principio de proporcionalidad que debe de informar a todo

derecho penal democrático. No puede sancionarse con la privación de la vida, cuando el bien

jurídico que ha sido violentado es la libertad ambulatoria, ello haría que el derecho a la vida de los

autores de delitos fuera considerado un bien menos importante, que la libertad de las víctimas. Tal

desproporcionalidad en cuanto a la jerarquía de bienes jurídicos, violentaría el artículo 4 de la

Constitución que protege el derecho a la igualdad. Naturalmente convertiría a la pena de muerte en

una privación del derecho a la vida de una persona en contravención del artículo 4. 2 de la

Convención.

POSIBILIDAD DE QUE SE PRIVE ARBITRARIAMENTE DE LA VIDA AL SEÑOR PABLO

ARTURO RUIZ ALMENGOR :

El Estado de Guatemala se ha sometido voluntariamente a restricciones en la aplicación de la pena

de muerte, las cuales deben ser absolutamente respetadas, sino quiere violentar el contenido del

artículo 46 de la Constitución y 4.2 de la Convención Americana sobre derechos Humanos.

Más aun, y puesto que ha sido demostrado que esos limites fueron desconocidos en varios puntos

por LA AUTORIDAD recurrida, el asunto es determinar por que debe considerarse que la ejecución

(afortunadamente todavía evitable) del Señor Pablo Arturo Ruiz Almengor figuraría una muerte

arbitraria a manos del Estado, atentatoria contra el párrafo 1 del artículo 4 de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos.

Las razones dadas hasta aquí, y las que se darán a continuación dejan bien en claro los dos

puntos que hacen que la ejecución de una sentencia que impone la pena de muerte a una

persona sujeta a la jurisdicción de un Estado se considere arbitraria.


La Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha referido al termino “arbitrariamente” del

Articulo 4.1 señalando que el excluye:

“los procesos legales aplicables en los países que aun conservan la pena de muerte” 5

Sin embargo en el presente caso tales procesos legales no existen, ya que la “arbitrariedad” se

manifiesta sin ningún lugar a dudas en:

- La condena impuesta en base a una disposición legal contraria a la Convención que

hace responsable al Estado por la violación de los artículos 1.1 y 2 de la misma a mas

de los Artículos 4.1, 4.2 y 4.6.

- La Condena en base a un proceso irregular violatorio del Artículo 8 de la Convención y la

imposibilidad de acceder a un recurso efectivo en los términos del Artículo 25, puesto que

tanto los recursos de apelación especial, como de casación fueron inefectivos para hacer

cesar la violación.

Es por eso que no hay duda de que una sentencia que se apoya en normas que son

contradictorias con la Convención y que se dicta en un proceso que no permite a los jueces un

escrutinio adecuado como lo requiere la imposición de la pena de muerte es una decisión arbitraria

del Estado, avalada por la acción de sus tres poderes políticos principales.

FUNDAMENTO DE DERECHO:

El artículo 28 de la Constitución Política de la Republica establece: “Los habitantes de la

República de Guatemala tienen derecho a dirigir, individual o colectivamente , peticiones a la

autoridad, la que esta obligada a tramitarlas y deberá resolverlas conforme a la ley....”.

Artículo 29 Libre acceso a tribunales y dependencias del Estado.

“Toda persona tienen libre acceso a los tribunales, dependencias y oficinas del Estado para ejercer

sus acciones y hacer valer sus derechos de conformidad con la ley...”.

El INSTITUTO DE ESTUDIOS COMPARADOS EN CIENCIAS PENALES DE GUATEMALA,

consciente de la importancia de hacer prevalecer los derechos fundamentales de las personas en

Guatemala, ha expuesto el presente estudio en calidad de AMICUS CURIE, con el objeto de


5
Corte IDH caso Neira Alegria, y otros Sentencia del 19 de enero de 1,995 parr 75.
aportar elementos jurídicos que puedan ser tomados en cuenta por la HONORABLE CORTE

SUPREMA DE JUSTICIA, al momento de resolver el RECURSO DE REVISION en favor del señor

PABLO ARTURO RUIZ ALMENGOR y con ello coadyuvar que se proteja su derecho a la vida, a la

integridad personal y a las garantías mínimas a las cuales tiene derecho.

PETICIÓN:

1. Que el presente memorial y documento adjunto se inicié la formación del expediente

respectivo

2. Se tome nota de que actúo en representación del INSTITUTO DE ESTUDIOS

COMPARADOS EN CIENCIAS PENALES DE GUATEMALA, de conformidad con el

documento adjunto

3. Se tome nota del lugar para recibir notificaciones y que actúo bajo mi propia dirección y

procuración;

4. Se tenga por presentado el presente alegato como AMICUS CURIE con el objeto de que

los argumentos sean tomados en cuenta al momento de dictar sentencia del presente

amparo.

DE FONDO:

Que al dictar sentencia dentro del amparo se declare:

1.Con Lugar el RECURSO DE REVISION interpuesto por el INSTITUTO DE LA DEFENSA

PUBLICA PENAL a favor de PABLO ARTURO RUIZ ALMENGOR en contra de la sentencia

ejecutoriada dictada por el Tribunal de Sentencia del Municipio de Mixco, de este

Departamento y, en consecuencia:

A) se decrete que la sentencia de primer grado ejecutoriada emitida por el Tribunal de

Sentencia Penal, Narcoatividad y Delitos contra el Ambiente del Municipio de Mixco, de este

Departamento, de fecha veintinueve de noviembre del año de mil novecientos noventa y nueve

registrada como Trece guion noventa y nueve, oficial primero (13-99/Of.1º), viola el derecho a

la vida del señor PABLO ARTURO RUIZ ALMENGOR al extender la aplicación de pena de
muerte al delito de plagio o secuestro sin resultado de muerte de la victima en contra de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 4.2. y por ser aplicado en un

delito que no tiene la calidad de MUY GRAVE, también en contravención del artículo 4,2.

B) se ordene a la autoridad recurrida dejar sin efecto en forma definitiva el acto reclamado

indicando que deberá anularse la imposición de la pena de muerte a PABLO ARTURO RUIZ

ALMENGOR y procediendo a imponer la pena inmediata inferior en su lugar.

C) En virtud de los sufrimientos psicológicos que se infligió al señor PABLO ARTURO RUIZ

ALMENGOR al estar condenado arbitrariamente a la pena de muerte, se proceda a establecer

una indemnización en su favor por daños y perjuicios;

CITA DE LEYES:1, 2, 3, 4, 5, 12, 18, 44, 46, de la CONSTITUCION POLITICA DE LA

REPUBLICA DE GUATEMALA.

Acompaño 4 copias del presente memorial

Guatemala, catorce de noviembre de 2003.

A RUEGO DEL PRESENTADO Y EN SU AUXILIO

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