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¿QUÉ PODRÍAMOS HACER PARA DETENER LAS PINTADAS SOBRE LAS CALLES?

Las pintadas sobre las calles son un problema


para los ciudadanos que las tienen. Puedes
encontrarlas en cualquier sitio; desde la fachada
de un edificio hasta en tu propio coche, y lo único
que hacen es estropearlo todo. Por eso, si no
hacemos nada para paralizar este vandalismo, o
arte para algunos, nuestras calles irán de mal en
peor.

Desde mi punto de vista, las causas


fundamentales de este problema son la poca atención que prestan los municipios sobre los
jóvenes y el no poder desarrollar la creatividad de estos. Los municipios son conscientes de
las pintadas, pero no le dedican tiempo a buscar soluciones. Mientras tanto, los jóvenes
desarrollan su creatividad y manifiestan sus opiniones mediante las pintadas en lugares
donde se vean bien.

Existen muchas maneras de combatir las pintadas sobre las calles. Algunas medidas las
deben tomar los que las realizan, y las otras, el municipio.

La primera solución que propongo es que los ayuntamientos organicen cursillos de graffiti
que sean económicos. Puede que los jóvenes hagan pintadas porque no saben hacer graffiti
y estén ensayando. Debemos diferenciar los términos “graffiti” y “pintada”, ya que no son lo
mismo. Las pintadas no sirven para decorar, pero los graffiti, en cambio, se suelen hacer
sobre muchos edificios.

También podrían levantar alguna pared o muro exclusivamente para ser pintado y no
estropear las fachadas ni el mobiliario urbano. Las casas a punto de derribar serían otra
alternativa para pintar.

Otra solución sería elaborar concursos para desarrollar su creatividad y no tener que
estropear nada, ya que se hará sobre papel. El dibujo del concursante ganador se podría
copiar por el mismo autor en la pared del centro juvenil del pueblo.

Una alternativa, pero poco eficaz, sería multar a los que realicen pintadas. No tendría éxito
porque es muy difícil pillar a todos y, además, pintan por la noche. El castigo, en vez de
dinero, será limpiar las pintadas de cierta zona para que se les quiten las ganas de volver a
hacerlo.

En resumen, para resolver el problema de las pintadas es necesario que los municipios
colaboren organizando cursillos, concursos y designando zonas específicas donde se pueda
pintar, y los propios graffiteros aprovechar todo lo organizado y respetar las calles y a los
ciudadanos.
¿QUÉ PODRÍAMOS HACER PARA DETENER LAS PINTADAS SOBRE LAS CALLES?

Las pintadas sobre las calles son un problema


para los ciudadanos que las tienen. Puedes
encontrarlas en cualquier sitio; desde la fachada
de un edificio hasta en tu propio coche, y lo único
que hacen es estropearlo todo. Por eso, si no
hacemos nada para paralizar este vandalismo, o
arte para algunos, nuestras calles irán de mal en
peor.

Desde mi punto de vista, las causas


fundamentales de este problema son la poca atención que prestan los municipios sobre los
jóvenes y el no poder desarrollar la creatividad de estos. Los municipios son conscientes de
las pintadas, pero no le dedican tiempo a buscar soluciones. Mientras tanto, los jóvenes
desarrollan su creatividad y manifiestan sus opiniones mediante las pintadas en lugares
donde se vean bien.

Existen muchas maneras de combatir las pintadas sobre las calles. Algunas medidas las
deben tomar los que las realizan, y las otras, el municipio.

La primera solución que propongo es que los ayuntamientos organicen cursillos de graffiti
que sean económicos. Puede que los jóvenes hagan pintadas porque no saben hacer graffiti
y estén ensayando. Debemos diferenciar los términos “graffiti” y “pintada”, ya que no son lo
mismo. Las pintadas no sirven para decorar, pero los graffiti, en cambio, se suelen hacer
sobre muchos edificios.

También podrían levantar alguna pared o muro exclusivamente para ser pintado y no
estropear las fachadas ni el mobiliario urbano. Las casas a punto de derribar serían otra
alternativa para pintar.

Otra solución sería elaborar concursos para desarrollar su creatividad y no tener que
estropear nada, ya que se hará sobre papel. El dibujo del concursante ganador se podría
copiar por el mismo autor en la pared del centro juvenil del pueblo.

Una alternativa, pero poco eficaz, sería multar a los que realicen pintadas. No tendría éxito
porque es muy difícil pillar a todos y, además, pintan por la noche. El castigo, en vez de
dinero, será limpiar las pintadas de cierta zona para que se les quiten las ganas de volver a
hacerlo.

En resumen, para resolver el problema de las pintadas es necesario que los municipios
colaboren organizando cursillos, concursos y designando zonas específicas donde se pueda
pintar, y los propios graffiteros aprovechar todo lo organizado y respetar las calles y a los
ciudadanos.

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