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Reseña BIBLICA – La Biblia en la Teología Latinoamericana, 59 (2008).

Estella (España): Verbo Divino, p.17-26.

La Biblia y los documentos de CELAM

Introducción

Para la hermenéutica bíblica son relevantes el conocimiento, el lugar social, la intención y la


mística. Tenemos estos cuatro elementos, por eso podemos afirmar que América Latina y el
Caribe tienen su propia hermenéutica bíblica. Nuestra historia eclesial ha probado eso.

No es novedoso hablar del importante papel que la Biblia ha tenido en la trayectoria de la


Iglesia latinoamericana y caribeña. Particularmente es conocido el movimiento bíblico de las
Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), donde la Biblia ha buscado alumbrar el sendero que
conduce hacia el horizonte del Reino de Dios. Sin embargo, la lectura bíblica latinoamericana
también ha tenido su revés, pues ella trae consigo exigencias que no siempre estamos
dispuestos a asumir. Este abordaje en los cinco documentos del CELAM es que nos
proponemos en este ensayo.

1. Rio de Janeiro

La primera Conferencia del episcopado latinoamericano y del Caribe fue realizada en la


ciudad de Rio de Janeiro, Brasil, del 25 de Julio al 4 de Agosto de 1955. Mons. Hélder
Câmara era, entonces, el secretario de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil
(CNBB), órgano que había sido creado en 1952 y que era responsable por la organización del
el evento. El Papa Pío XII, que convocara la Conferencia, no se hizo presente, solamente
había enviado una carta para ser leída en la apertura.

El contexto eclesial era de crisis. La Iglesia se encontraba en un ambiente de post guerra, con
mucha desconfianza y persecución. Internamente estaba viviendo una etapa previa al Concilio
Vaticano II. La preocupación central de esta Conferencia fue la falta de sacerdotes. Por eso
pide para que las parroquias, diócesis y congregaciones religiosas, en fin, toda la Iglesia, se
apunte para una gran campaña vocacional. Por tanto, las preocupaciones están volcadas hacia
el interior de la Iglesia. Los problemas sociales tienen muy poca atención. Los pueblos
indígenas, por ejemplo, aún son vistos como primitivos y necesitan ser civilizados. El hecho
más importante de esta Conferencia fue, cuando al final, los obispos piden al Papa Pío XII la
creación de un organismo que reuniera los episcopados de América Latina. La petición fue
aprobada el 2 de Noviembre de 1955. Fue entonces que se formó el CELAM, con sede en
Bogotá, Colombia.

La Biblia, como inspiración al documento, está completamente ausente. Una vez que la
preocupación central de los obispos es la falta de sacerdotes, y por extensión las vocaciones
sacerdotales y religiosas, el único texto bíblico que es citado es el de Lc 10,2b: Rueguen,
pues, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su cosecha (Cap.I, 1).

En el capítulo VII del documento, que trata de la amenaza que representa el protestantismo y
otros movimientos no católicos, se recomienda que los fieles intensifiquen la lectura diaria de
las Sagradas Escrituras, sobretodo de los santos evangelios (72). Se recomienda que se editen
versiones populares de la Biblia, destacando los textos más fundamentales, como los relativos
al primado de Pedro, la infalibilidad de los magisterios eclesiásticos, el valor de la Tradición
etc.; que se incentiven los cursos bíblicos, utilizando, inclusive las radios; que se realicen
semanas bíblicas populares y que se celebre el “Día Nacional de la Biblia”.

Por lo tanto, aunque el incentivo a que se conociera mejor la Biblia era para combatir a los
“enemigos de la fe”, que se encontraban mejor preparados, este incentivo va abriendo las
puertas para que el pueblo logre acercarse y profundizarse en la Biblia. A partir de allí la
Biblia va haciendo su propio caminar, conducida por el Espíritu.

Estamos, por lo tanto, en una fase pre-conciliar. La Biblia, ausente aún en los documentos
eclesiásticos, se encuentra ya en medio de las comunidades eclesiales de base, en la acción
católica y en los movimientos populares, fecundando una semilla que pronto explotará en un
gran movimiento latinoamericano y que tendrá eco en el gran Concilio Vaticano II.

2. Medellín

La segunda Conferencia General del episcopado de América Latina y Caribe fue realizada en
Medellín, Colombia, entre los días 24 de Agosto y 26 de Septiembre de 1968. El pueblo de
Colombia vivía bajo una fuerte dictadura militar y ante una creciente tomada de conciencia de
los sectores oprimidos, de los cuales surgirá una gran y organizada resistencia popular. El
tema de la Conferencia fue: “La Iglesia en la presente transformación de América Latina, a la
luz del Concilio Vaticano II”.

Se percibe, pues, que la II Conferencia es una relectura del Concilio Vaticano II y su


aplicación en América Latina. De sus conclusiones se oficializará en la Iglesia la profética
opción por los pobres, las comunidades eclesiales de base (CEBs), la centralidad evangélica
de la justicia y la liberación del ser humano de todas las formas de opresión. Con Medellín, la
Iglesia se abre para el mundo en que viven los pobres. La palabra clave del documento de
Medellín es “Liberación”. De allí se inspiró la Teología de la Liberación, lo que manifiesta
que ella se encontraba ya plenamente presente en el CELAM.

El documento denuncia la realidad de pobreza y opresión en que vive el pueblo


latinoamericano y propone para la Iglesia una acción concreta al servicio de este pueblo. Los
soportes del documento son tres: las conclusiones del Concilio Vaticano II, particularmente la
Gaudium et Spes y la Populorum Progressio, el discurso del Papa Pablo VI en Mosqueira,
Colombia y la Palabra de Dios.

La presencia de la Biblia, en una primera mirada, es bastante tímida. O sea, su utilización en


el análisis de la coyuntura social y eclesial latinoamericana poco se hace percibir. Casi no hay
citaciones y su utilización para la formación del clero o de las comunidades etc. es ignorada.

En las primeras páginas del documento se usa la Biblia solamente para afirmar que Dios
quiere un mundo de justicia y que todo cristiano tiene como deber luchar por la justicia.

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Desde esta fundamentación se aborda la situación de injusticia en América Latina. Después la
Biblia vuelve a desaparecer. Ella retorna muy sencillamente en el punto 8 para hablar de una
catequesis renovada, que más que bíblica es teológica: “todos los bautizados deben ser
evangelizados”.

La Biblia vuelve a aparecer con un énfasis un poco mayor en la “Motivación doctrinaria”


cuando se habla de los conceptos de pobreza y se cita a los profetas Sofonías, Amós y
Miqueas. En la misma línea cuando se habla que la Iglesia debe imitar a Jesús “que siendo
rico se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza” (2Cor 8,9).

Sin embargo, si la Biblia no aparece muy explícitamente, o sea, hay pocas citaciones, ella es
el espíritu que conduce toda la Conferencia. Si la palabra clave del documento es
“liberación”, el paradigma del documento es la experiencia vivida por el pueblo de Israel en
Egipto. Con estas palabras los obispos introducen el documento: “Así como otrora Israel, el
antiguo Pueblo, sentía la presencia salvadora de Dios, cuando El lo liberaba de la opresión de
Egipto, cuando lo hacía pasar el mar y lo conducía a la conquista de la tierra prometida, así
también nosotros, nuevo pueblo de Dios, no podemos dejar de sentir su paso que salva”. En
este mismo sentido se encuentra la profética frase de los obispos, en el punto 14, donde tratan
de la realidad latinoamericana, llena de injusticias sociales: “un gran clamor nace de millones
de hombres pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte”. Sin
duda, esta frase tiene su referencia en el clamor de pueblo de Israel cuando esclavo en Egipto
(Ex 3,7). La liberación de ayer es inspiración para la liberación de hoy.

El éxodo es, por lo tanto, el paradigma, el sendero que el pueblo latinoamericano debe seguir
para alcanzar la tierra prometida.

Obviamente que este paralelo entre la historia del Pueblo de Israel y la historia del Pueblo
Latinoamericano, las comunidades eclesiales de Base lo venían haciendo ya a mucho tiempo.
Lo novedoso aquí es que los obispos fueron capaces de asumir esta hermenéutica bíblica y
aplicarla a toda la Iglesia de América Latina.

Por lo tanto, en Medellín, la Biblia se hace presente con todo su potencial.

3. Puebla
La tercera Conferencia del episcopado latinoamericano aconteció en la ciudad de Puebla de
los Ángeles, México, del 27 de Enero al 13 de Febrero de 1979. Ella fue convocada por Pablo
VI, confirmada por Juan Pablo I y reconfirmada por Juan Pablo II. El tema fue “La
evangelización en el presente y en el futuro de América Latina”, teniendo como referencia la
exhortación apostólica del Papa Pablo VI, Evangelli Nuntiandi, del 8 de diciembre de 1975,
sobre la evangelización en el mundo contemporáneo. Puebla fue prácticamente una relectura
de la Evangelli Nuntiandi, así como Medellín fue la relectura del Concilio Vaticano II. Por lo
tanto, las dos Conferencias tienen un nombre clave, el Papa Pablo VI.

El contexto social y político de América Latina era de gran inseguridad. Casi todos los países
vivían aún bajo el régimen militar. Las dictaduras utilizaban la ley y la fuerza para imponer el
orden de las minorías. Los derechos humanos eran ampliamente violados.

El reto de la Iglesia y de la Conferencia era proclamar la dignidad humana y los derechos


fundamentales de la persona desde el Evangelio. La pregunta motivadora era: para ser fiel al

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Evangelio, ¿con qué mundo la Iglesia debe comprometerse y cuáles deben ser sus opciones
pastorales fundamentales?

Muchas fueron las conclusiones de este gran documento, entre ellos se destacan la comunión
y participación para una auténtica liberación; la Comunidad Eclesial de Base, como modelo
de acción evangelizadora; la opción preferencial por los pobres y por los jóvenes; y la defensa
de los derechos fundamentales de todo ser humano.

De otra parte, el documento deja trasparecer un fuerte conflicto al interior de la Iglesia. Este
conflicto acontece prioritariamente a nivel de la hermenéutica bíblica y de la teología. En el
largo discurso inaugural, Juan Pablo II hace una fuerte crítica al concepto de Reino de Dios,
presentado por el documento preparatorio, según el cual, el Reino se alcanza a través del
cambio estructural y del compromiso sociopolítico (1.8). Aquí se encuentra un reflejo del
embate que el Sumo Pontífice tendrá en los años venideros con la Teología de la Liberación,
cuya redefinición del concepto de Reino de Dios será una de sus más fuertes marcas. El Papa
critica también el concepto de “Iglesia institucional” u “oficial”, muchas veces calificada
como alienante y a la cual se opone otra iglesia popular, que nace del pueblo y se concretiza
en los pobres. Estos dos conceptos de Iglesia también se extenderán en los años siguientes,
véase, por ejemplo, la condenación de la Iglesia Popular en Nicaragua. Otra preocupación de
Juan Pablo II es que el Evangelio sea anunciado de forma verdadera y que existe solamente
un Evangelio. Aquí se manifiesta nuevamente un claro problema hermenéutico. Sigue, aún,
una crítica del Papa al concepto sobre Jesucristo, de que El haya sido un revolucionario o
subversivo de Nazaret, comprometido políticamente.

En fin, el choque entre el discurso del Santo Padre y las conclusiones de la Conferencia
episcopal, muestran que la niña llamada Iglesia latinoamericana está llegando a la fase adulta
y que ella comienza a pensar con su propia cabeza y a andar con sus propias piernas. La
hermenéutica bíblica y la teología de la liberación serán las mentoras de esta nueva Iglesia.
Ellas, sin embargo, no tendrán vida fácil.

La presencia de la Biblia es muy fuerte en todo el documento. Luego en el primer párrafo de


la introducción, los obispos evidencian la importancia de la Palabra: “El grito de esperanza y
angustia de nuestros pueblos que llega hasta esta Conferencia pide una respuesta profética,
exige el compromiso de la encarnación de la Palabra de Dios en nuestra vida y en nuestro
anuncio”. Se percibe aquí que Puebla está en continuidad con Medellín.

Siguiendo el método ver, juzgar y actuar, el documento presenta muchos conceptos


importantes de inspiración bíblica, como: “pobre” (31-49), que es el oprimido, el explotado
socialmente, lo que en hebreo seria el anawin; la “liberación”, en el sentido bíblico de
transformación de la realidad sociopolítica; el binomio “denuncia” y “anuncio”, de sentido
auténticamente profético, etc.

En la segunda parte, el juzgar, hay mucha iluminación bíblica, con constantes citaciones de
textos, especialmente de los evangelios. Cuando el documento coloca los criterios
fundamentales de la evangelización (370ss.), el primer criterio apuntado es la Palabra de Dios
presente en la Biblia: “La Sagrada Escritura debe ser el alma de la evangelización”(372). Sin
embargo, luego en seguida, el documento afirma que esta Palabra de Dios debe ser
interpretada dentro de la fe de la Iglesia.
“Evangelización”, a la par de “comunión y participación” son las palabras claves y los temas
centrales del documento, lo que hace de la Biblia, particularmente del Evangelio, su carro
jefe. La pastoral en América Latina debe ser inspirada en el Evangelio, dicen los obispos. Para

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responder a lo que se entiende por eso, el Cardenal Ivo Lorscheider, entonces presidente del
CELAM, en su alocución introductoria a los trabajos de la conferencia, afirma que los valores
del Evangelio son la vivencia de la justicia, de la solidaridad humana, la participación en la
comunión eclesial e de la pobreza evangélica, con especial atención a los pobres.

Entretanto, si miramos en términos generales del papel de la Biblia en el documento, se


percibe una cierta exclusividad del Segundo Testamento, particularmente de los Evangelios.
Muy poco se cita el Primer Testamento. Incluso, el concepto “Evangelización”, que es el tema
central del documento, tiene como raíz la palabra “Evangelio”. O sea, las reflexiones son muy
Cristocéntricas y poco Teocéntricas. Parece indicar que hay un cierto desconocimiento de los
textos del Primer Testamento. Por lo tanto, si, en relación con Medellín, hubo un incremento
en el uso de la Biblia, por otro lado, hubo casi un exclusivismo del Segundo Testamento.
Además, el Éxodo, como paradigma de liberación proclamado en Medellín, desapareció. O
sea, el incremento de citaciones bíblicas no necesariamente indica que la Biblia tenga un
papel más importante, sino que puede objetivar la inhibición de la reflexión bíblica.
Definitivamente en Puebla la hermenéutica bíblica latinoamericana comienza a perder
espacio.

4. Santo Domingo
La IV asamblea general del Episcopado latinoamericano fue realizada en la ciudad de Santo
Domingo, República Dominicana, del 12 al 28 de octubre de 1992. El tema del encuentro fue:
“La nueva evangelización, promoción humana y cultura cristiana”. La palabra clave era
“inculturación”. Para que haya promoción humana es preciso en primer lugar que exista
respeto a las culturas de los pueblos de América Latina y del Caribe1, dice el papa Juan Pablo
II en su discurso de apertura. La preocupación es frenar el crecimiento de la cultura
homogenizada patrocinada por el neoliberalismo y el mercado transnacional, que promueve el
secularismo, el consumo y la competición entre individuos.

A nivel político, casi todos los países de América Latina estaban entrando en una nueva etapa:
el fin de las dictaduras militares y el inicio de las democracias. Sin embargo, esto era
solamente la nueva máscara del dominio imperialista. Los que otrora patrocinaban las
dictaduras ahora defendían la democracia, el fin del Estado y vida larga para el libre mercado.

A nivel de la Iglesia se estaba viviendo una gran tensión interna. La Conferencia fuera
marcada para esta fecha justamente para coincidir con el momento histórico: 500 años de la
llegada de la Iglesia a este continente. La tensión se daba entre aquellos que querían hacer de
este momento una gran celebración festiva, contra aquellos que decían que era el momento de
la Iglesia penitenciarse. Aquellos decían que hubo un encuentro de culturas y estos decían que
hubo una imposición y una masacre. En fin, no estaba claro si se iba a celebrar la
evangelización o la invasión.

En esta misma línea, otra controversia fuerte se daba en relación a “la nueva evangelización”,
que era la meta perseguida por la Conferencia. Se defendía que la Nueva Evangelización no
debería repetir los errores del pasado. El Santo Padre, en su discurso (23-30), orienta que la

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En Santo Domingo se comenzó a incluir, junto de América Latina, el Caribe.

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“Nueva Evangelización debería ser nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”. 2
Para otros, nunca hubo una evangelización en América Latina. Bautizar y enseñar algunas
oraciones no significa evangelizar. El Evangelio, así como la Biblia en su conjunto, aún no
había sido proclamado y practicado. O sea, la primera evangelización aún estaba por
acontecer.

En fin, el conflicto que se percibe en el discurso de apertura de Juan Pablo II en la


Conferencia de Puebla, ahora, en Santo Domingo, había adquirido dimensiones mayores. La
Iglesia en América Latina, con su hermenéutica bíblica, su teología y su práctica pastoral,
había avanzado mucho y se estaba escapando del control de Roma.

Toda esta tensión hace con que el documento de Santo Domingo resulte algo confuso. Los
discursos son largos y muchas veces poco objetivos. El documento comienza con definiciones
y termina con definiciones. El método ver, juzgar y actuar, tan útil en Puebla, aquí fue
abandonado. También la expresión “Comunidad Eclesial de Base” (CEBs), tan fuerte en
Puebla, aquí es muy tímida (58-63). En lugar de la expresión “Comunidad Eclesial de Base”,
se prefiere el término “Comunidad Eclesial”. La base parece incomodar. También,
prácticamente, desaparece la “opción preferencial por los pobres”, opción que fue el marco
característico de las dos Conferencias anteriores. Por lo tanto, aún que se percibe una gran
continuidad con la Conferencia de Puebla, Santo Domingo representa, en muchos aspectos, un
retroceso.

Al nivel de la Biblia, comparado con los documentos anteriores, en Santo Domingo la Biblia
se hace más presente: crecen las reflexiones desde la Biblia, aumentan las citaciones bíblicas
y hay una mayor insistencia de los obispos para que los fieles profundicen en el conocimiento
de la Palabra de Dios. Algunos ejemplos: en el discurso de apertura, refiriéndose a la Nueva
Evangelización, el Papa habla que “las Sagradas Escrituras deben nutrir cada vez más la vida
de los fieles, para lo cual se hace imprescindible que los agentes de pastoral profundicen
incansablemente en la Palabra de Dios, viviéndola y transmitiéndola a los demás fieles”. En la
presentación del documento (13-26), los obispos hacen un interesante paralelo entre el relato
de los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35) y el método que debería ser utilizado en la nueva
evangelización. Aunque, en este texto Jesús sigue el método ver, juzgar y actuar, este método
que fue rechazado por los obispos. En el párrafo 49 el documento afirma que la Nueva
Evangelización requiere para las comunidades eclesiales más catequistas y agentes de
pastoral, poseedores de sólido conocimiento bíblico. En el párrafo 135 hay un llamado a los
teólogos y estudiosos para que utilicen el estudio de la Biblia como elemento de unidad
ecuménica. Aunque, un poco más adelante (141), esta preocupación ecuménica puede ser
cuestionada, cuando el documento propone “la devoción a la Palabra de Dios leída en la
Iglesia”, como respuesta a lo que él llama de “sectas”.

En la sección de la promoción humana (159ss.), uno de los grandes retos da la Nueva


Evangelización, la fundamentación es bíblica. Los textos utilizados como base de las
reflexiones son muy pertinentes. De entre ellos se destacan: la multiplicación de los panes
(Mc 6,34-44); el buen samaritano (Lc 10,25-37) y la fe sin obras está muerta (Tg 2,14-17).
Desde la reflexión de estos textos el documento concluye: “la falta de coherencia entre la fe
que se profesa y la vida cotidiana es una de las varias causas que generan pobreza en nuestros
países” (161).

2
En este sentido, el objetivo de la pastoral de la CNBB de aquel año fue: “evangelizar con renovado ardor
misionero y participar de la construcción de una nueva sociedad, justa y solidaria, sirviendo a la vida y la
esperanza en las diferentes culturas”.

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Sin embargo, aunque aumente el uso de la Biblia en las reflexiones de Santo Domingo y que
los obispos exhorten más a los agentes de pastoral a profundizar en el conocimiento de la
Palabra de Dios, es constante también la preocupación con el monopolio de la hermenéutica
bíblica. O sea, que el estudio bíblico esté siempre en sintonía con la interpretación del
Magisterio. En este sentido, desde Puebla se percibe un cambio en la hermenéutica bíblica y
este cambio se intensifica en Santo Domingo. El incremento de la participación de la Biblia
en los documentos del CELAM revela también la preocupación con el monopolio de la
hermenéutica. Con eso la reflexión bíblica latinoamericana va perdiendo espacio.

5. Aparecida

La V Conferencia del CELAM aconteció en Aparecida, Brasil, del 13 al 31 de Mayo, de


2007. El clima previo a la V Conferencia era muy pesimista. Los cambios ocurridos en la
Iglesia en los últimos años y el descontento con el documento preparatorio no criaban grandes
expectativas. Se sumaba a eso la publicación, en las vísperas de la Conferencia, de la punición
a John Sobrino, uno de los mayores teólogos de América Latina.

Entretanto, el documento producido en la V CELAM sorprendió a todos. La primera actitud


de los obispos fue rechazar el documento preparatorio, lo que permitió una apertura a la
diversidad. El resultado fue un documento en donde se pueden encontrar varios rostros.
Prácticamente todos los grupos y movimientos eclesiales están reflejados en él. En este
sentido, el documento de Aparecida es un retrato fiel de la Iglesia actual. Vamos a destacar
algunos puntos que llaman la atención:

Es un documento que habla mucho de transformación; la misión es el tema central que


prepasa todo el documento. O sea, hay una renovación del carácter misionero de la Iglesia y
que apunta hacia un horizonte nuevo. En este sentido existe una sintonía con Medellín y
Puebla; vuelve el método de la acción católica: ver, juzgar y actuar (19), empleado en los
documentos de Medellín y Puebla, y olvidado en Santo Domingo; vuelve también la profética
opción por los pobres (391-398) y el reconocimiento de que los pobres son los sujetos de la
evangelización (398); Y, finalmente, el tema más polémico y que más sufrió correcciones por
parte de Roma: las CEBs. Los obispos reconocen las CEBs como un espacio vital de la Iglesia
(178-180).

Con respecto a la Biblia, el documento sigue la tendencia de las últimas Conferencias: muchas
citaciones, con gran concentración en el Segundo Testamento. Las veces que el Primer
Testamento es citado, prácticamente se resume a los dos primeros capítulos del Génesis: para
hablar de la ecología, de la familia y de la dignidad humana (26, 113, 114, 129,387, 470, 523).
Los profetas están ausentes, así como los salmos.

El documento prescinde de una reflexión bíblica más centrada en la vida del pueblo de Israel,
bien como del contexto histórico de Jesús y de las primeras comunidades cristianas. Hace
falta un abordaje al Jesús histórico y al conflicto que su mensaje provocó, el cual ocasionó su
muerte. Eso decididamente daría otro rumbo a las reflexiones y a la acción de la Iglesia.

Sin embargo, hay que reconocer que muchas veces las conclusiones tienen una pertinente
fundamentación bíblica. Por ejemplo, cuando el documento trata de la opción preferencial por
los pobres (391-398). Para decir que el rostro de los pobres es el rostro de Jesús, el documento
parte del texto de Mt 25, que es uno de los capítulos más incisivos de la opción de Jesús por
los pobres: “Todo lo que hicieron a uno de estos mis hermanos más pequeños, fue a mi que lo

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hicieron” (Mt 25,40). Así, también, cuando los obispos hablan que esta opción debe traducirse
en obras concretas, citan el texto de Lc 14,13: “Cuando des un banquete, invita a los pobres a
los lisiados, a los cojos y a los ciegos”. Un poco más adelante (402) sigue una pertinente lista
de los nuevos excluidos de nuestro tiempo. El desafío es leer la Biblia desde estos excluidos.

Con todo eso, podemos decir que Aparecida renueva la esperanza de la Iglesia de América
Latina.

Conclusión.

En este breve recorrido por los documentos del CELAM, desde la óptica de la Biblia, fue
posible captar el siguiente movimiento:

En Rio de Janeiro, la Biblia está ausente. En Medellín acontece un cambio total. La Biblia se
hace presente con gran potencial. La liberación de Israel contada en el libro del Éxodo y la
acción de los profetas son inspiración para la lucha de liberación del Pueblo de América
Latina. La lucha del Pueblo de Dios ayer es la lucha del Pueblo de Dios hoy. Con Puebla,
Santo Domingo y Aparecida acontece un movimiento ascendente del uso de la Biblia: las
citaciones bíblicas aumentan de documento para documento, con concentración casi exclusiva
en el Primer Testamento. Aumenta también la preocupación de los obispos con la formación
bíblica de los agentes pastorales.

Sin embargo, con Puebla comienza también un movimiento sutil de “secuestro” de la Biblia.
Si por un lado ocurre una presencia mayor de la Biblia, por el otro se percibe un abandono de
la lectura sociológica, método característico de América Latina. Este hecho es reflejo de la
resistencia que la lectura popular de la Biblia, la lectura de género y de las minorías
oprimidas, vienen sufriendo en las últimas décadas. Eso es una lástima, pues la lectura
sociológica dinamiza el texto y conduce a su intérprete hacia un compromiso transformador
de la sociedad.

Quizás no siempre este cambio de la función de la Biblia en los documentos del CELAM sea
perceptible o hasta intencional. Sin embargo, urge rescatar la hermenéutica latinoamericana
como tributo a nuestra Iglesia y a nuestro pueblo. Una lectura fuera del contexto es señal que
la Dei Verbum aún no fue comprendida. Y una lectura que no se hace desde las categorías
sociales oprimidas y para ellas, no es una lectura bíblica latinoamericana. Para tanto, es
imprescindible una mística de la Palabra de Dios.

José Ademar Kaefer, Svd


jademarkaefer@yahoo.com.br
jose.kaefer@metodista.br

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