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Fracasos del Mundo

Fracaso 1: El proyecto informático civil del Servicio Nacional de Salud del


Reino Unido.

¿Quién fracasó?
El Servicio Nacional de Salud, (NHS, por sus siglas en inglés), el sistema de sanidad
público de Inglaterra, el mayor y más antiguo del mundo.

¿Qué intentaban conseguir?


El proyecto pretendía revolucionar el modo en que se utiliza la tecnología en el
sector sanitario allanando el camino para los historiales electrónicos, el escaneado
digital y los sistemas informáticos integrados en hospitales y centros de atención
comunitaria. Hubiese sido el mayor Sistema informático civil del mundo.

¿Por qué fracasaron?


Si se tuviera que subrayar el mayor fracaso del proyecto, sería necesario mucho
bolígrafo rojo. Hubo discusiones contractuales desde el principio, con constantes
cambios de especificaciones, disputas con proveedores y problemas técnicos
omnipresentes durante toda la condenada existencia del proyecto.
A las irrealistas previsiones, tanto de tiempo como de costes, se sumaron un
inadecuado estudio preliminar, la inexistencia de revisiones de progreso y una clara
falta de liderazgo. El proyecto ha sido calificado como «el mayor fracaso informático
jamás visto» y «una escandalosa pérdida de dinero de los contribuyentes». Los
cálculos del daño infligido a los británicos fluctúan, si bien se puede decir que rondan
precariamente en torno a los 10.000 millones de libras.
Mientras el tiempo aclara cómo un proyecto netamente de carácter político iba
alguna vez a poder satisfacer las necesidades locales de las áreas del Servicio
Nacional de Salud, resta por ver si el ambicioso proyecto recibirá una segunda
oportunidad.
Fracaso 2: El proyecto Stretch de IBM

¿Quién fracasó?

International Business Machines Corporation (IBM), la compañía multinacional de


tecnología y consultoría que de modo indefectible alcanza los puestos más elevados
de las listas de marcas mundiales.

¿Qué intentaban conseguir?

A finales de la década de los cincuenta, IBM se propuso diseñar y fabricar el


ordenador más rápido y tecnológicamente avanzado del mundo: el superodenador
IBM 7030 Stretch. Superaría entre 100 y 200 veces la velocidad y el rendimiento de
su más cercano competidor y, de ese modo, «alargaría» los límites del diseño de
este tipo de máquinas. Un objetivo tan ambicioso e impresionante como éste hizo
que su precio se fijara en 13,5 millones de dólares.

¿Por qué fracasaron?

El líder del proyecto, Stephen W. Dunwell, reconoció más tarde que el proyecto era
tan complicado que «jamás antes habían tenido que funcionar simultáneamente
tanas cosas en un único ordenador». Los ingenieros tuvieron que hacer frente a un
cúmulo de retos para diseñar y fabricar muchos de los elementos del innovador
sistema. Entre ellos, un conmutador distribuidor de carga que permitiese utilizar
transistores para accionar la memoria de núcleos de ferrita.
Las previsiones demasiado optimistas hicieron que se rebasaran de largo tanto el
plazo de ejecución como los costes del proyecto. Asimismo, cuando a comienzos
de los sesenta se probó la primera versión operativa del Stretch, tan sólo era 30
veces más rápido que su predecesor. Fue considerado un rotundo fracaso y el
precio de los sistemas que ya había sido pedidos se redujo a 7,78 millones de
dólares, por debajo del precio de coste.
Aun así, hubo un resquicio de esperanza. Las innovaciones en fabricación,
presentación y arquitectura que Stretch aportó fueron la piedra angular de no pocos
avances venideros para la compañía y la catapultó a la vanguardia de la industria.
Si las expectativas no hubiesen sido tan excelsas, quizás el proyecto hubiera tenido
éxito, pero el hecho es que a Stretch sólo le queda resignarse a figurar en los libros
de Historia como un integrante más de listas de «fracasos de gestión de proyectos»
como ésta.

Exitos de Apple

Cuando Steve Jobs falleció, muchas voces aseguraron que Apple perdería su
capacidad para seguir innovando. Han pasado 8 años desde entonces y la
compañía sigue acumulando éxitos. Lógicamente, esto no es casualidad, sino que
responde a una serie de directrices que han marcado el desarrollo de esta empresa
desde sus inicios. Para que puedas entender mejor el puesto que ocupa Apple en
la sociedad actual, a continuación, te hablamos de las claves de su éxito. La
famosísima empresa de la manzana apenas requiere presentación. Fundada en
1976 por Steve Jobs, Steve Wozniak y Ronald Wayne, hoy en día es una de las
marcas más conocidas a nivel mundial.

Innovación

Según un estudio elaborado por “The Telegraph”, Apple es hoy en día la marca
más valiosa del planeta. Su valor alcanza los 117.000 millones de dólares,
superando así a Google, IBM, Microsoft, Coca-Cola o McDonald’s, entre otras
importantes empresas. Sin duda, una de las claves de este abrumador éxito es que
la compañía es una de las más innovadoras del mercado.

¿Las claves de su éxito?


Una manera de pensar innovadora, sin miedo a distinguirse claramente de sus
competidores, un diseño cuidado al detalle y, por supuesto, el carisma y el talento
para el marketing del fallecido Steve Jobs.
Pero la innovación no les serviría de mucho si no fuera porque siempre tienen
presentes las necesidades de los usuarios. Así, tras observarlos y analizar sus
frustraciones, intentan ofrecer una experiencia de uso lo más satisfactoria posible.
Por ejemplo, en su momento fueron de los primeros en eliminar el teclado de los
teléfonos móviles. El objetivo es que el usuario sienta que tiene en sus manos un
producto exclusivo al alcance de muy pocos.
Otra de las claves del éxito de la compañía creada por Steve Jobs es que controla
todos los aspectos de la marca, incluyendo el software, que no llega de terceros.
Teniendo el control del producto y de todo lo que éste conlleva (también nos
referimos a la forma a la que llega al consumidor), pueden asegurarse de que
siempre se cumplirán los estándares de calidad de Apple. Por supuesto, la marca
también se implica completamente en sus campañas publicitarias.
Como no podía ser de otra manera, también tenemos que hablar de las Apple
Stores, que se han convertido en un punto de encuentro entre la marca y el usuario.
Lo mejor es que en las tiendas de la compañía siempre podrás encontrar
profesionales altamente cualificados. Mención aparte merece el servicio de atención
al cliente, muy apreciado por los usuarios.

Diseño

Por supuesto, Apple no sería lo que es hoy en día si Steve Jobs y su equipo no
hubieran sido unos obsesos del diseño. De hecho, según John Scuelley, que había
sido director ejecutivo de la compañía, los diseñadores de la empresa son los
trabajadores más importantes, incluso por delante de los programadores y los jefes.
Sin embargo, el diseño de sus productos siempre está caracterizado por la sencillez
y la simplicidad, que en realidad es lo más complicado de lograr.

También es importante tener en cuenta que la compañía siempre ha centrado sus


esfuerzos en ofrecer calidad y no cantidad. Lo que queremos decir con esto es que
realmente tienen pocos productos en el mercado, aunque están concienzudamente
pulidos.

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