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Esta política industrial afectó al capital privado y las empresas de propiedad social quedan

marginados de la producción industrial básica, ya que se abrió la posibilidad de una participación


por excepción del capital no estatal en la industria básica.

Como el Estado crea el Instituto de Investigación Tecnología, Industrial y de Normas Técnicas


ITINTEC, en este caso las empresas se dejan de beneficiar y se pasará a ser un recurso ordinario del
ITINTEC.

Algunas empresas que se encuentran afuera de Lima y Callao gozan de incentivos tributarios y
crediticios adicionales a los otorgados a la industria en general.

Los incentivos administrativos y tecnológicos dan mayor apoyo al Estado sobre el sector industrial,
lo que en realidad que se deja de lado el capital y no se fomenta más un programa concreto.

La Ley de Amparo de Promoción Industrial, si bien es cierto que tiene un potencial de incentivos,
pero carece de un planteamiento integral de transformación del sector que trae como
consecuencias el surgimiento de industrias ineficientes, desarticuladas, sumamente protegidas e
incapaces de competir con el mercado externo.

Existe una relativa desarticulación productiva entre las industrias y el resto de actividades
productivas del país. Como la insuficiencia de materias primas agrícolas y ganaderas para la
industria alimenticia lo que ocasiona una dependencia incrementada de insumos provenientes del
exterior. Hay también una crítica a la industria textil que abandona la transformación de fibras
naturales por aquellas sintéticas.

Otra de las críticas es la irrelevancia del Estado en la acumulación industrial, puesto que participa
como un simple tramitador.

Hay una existencia de una fuerte dependencia externa, tanto por la mayor participación del capital
extranjero como por la creciente importación de tecnología, insumos y bienes de capital, así como
la creciente dependencia financiera externa.

HITO No. 4 - LA COMUNIDAD INDUSTRIAL

Se promulga la Ley General de Industrias y se crea la Comunidad Industrial el 27 de Julio de 1970,


por la cual se institucionaliza la participación progresiva de los trabajadores estables y que laboran
a tiempo completo en una empresa industrial mediante una modalidad que les permite conseguir
la paridad en la propiedad, en la gestión y en las utilidades de la empresa.
Sirvió de modelo para la creación de los otros tipos de comunidades laborales como la pesquera,
la minera y la de telecomunicaciones. Sin embargo, la comunidad industrial logró un mayor
desarrollo económico, institucional y político debido a su naturaleza urbana y fue la que tuvo
mayor cobertura territorial.

Nace la Confederación Nacional de Comunidades Industriales (CONACI) tras un largo proceso de


movilización laboral y como producto del I Congreso Nacional de Comunidades Industriales
realizado en 1973. CONACI tuvo la finalidad de representar y defender a la Comunidad Industrial.

Si bien es cierto, la clase obrera evolucionó social y políticamente al mismo tiempo en que la
comunidad industrial se desarrollaba, no logró aprovechar las oportunidades que le fueron
entregadas, tales como la cogestión y copropiedad de las empresas, limitándose a exigir
reivindicaciones económicas y mejoras en sus condiciones de trabajo probablemente por estar
habituados a la práctica sindical.

En la industria denominada bienes de capital no alcanzaron las metas proyectadas evidenciándose


así el relativo fracaso de la política que postulaba la prioridad de los bienes de inversión.

En los sectores productores de bienes de consumo y de capital sobrepasaron las expectativas


cuantitativas de los planificadores, sólo se llegó a cumplir el 50% de la meta.

El Plan Industrial preveía

Investigación de internet:

La Comunidad Industrial se concibió como una forma de lograr transformar al trabajador de simple
asalariado en propietario asociativo, estimular la producción y el desarrollo industrial.

La Comunidad Industrial es una persona jurídica que nace en una empresa industrial, como
representación del conjunto de los trabajadores que a tiempo completo laboren en ella y cuyo
objeto es la administración de los bienes que adquiera. Su aplicación se hizo tanto en el sector
nacionalizado o estatal como en el privado.

En el sector privado se debía constituir en toda empresa industrial que tuviera más de seis
trabajadores o que tuviera un ingreso bruto mayor al de un millón de soles. Estas empresas debían
reinvertir progresivamente 15% de las ganancias anuales en acciones a nombre de sus
trabajadores y hasta lograr que el 50%, del capital accionario fuera propiedad de la comunidad,
asimismo debían ofrecerles un nivel de participación en la administración y distribuir el 10% de sus
utilidades anuales a la comunidad laboral (compuesta por todos los empleados de la empresa,
incluida la administración o gerencia).
Con estas medidas se esperaba expandir la producción y moderar el conflicto entre los
trabajadores y capital, sin embargo no se consiguió eso sino por el contrario el número y la
intensidad de las huelgas aumentaron. Además, el número de trabajadores incluidos en las
nuevas Comunidades Industriales que sumaban casi 3500 en 1973 resultó ser una minoría
privilegiada del total de la fuerza laboral potencial. En el sector privado la población
subempleada y desempleada así como el creciente sector informal quedaron fuera de la
comunidad industrial.

En el sector estatal, los trabajadores recibieron bonos en lugar de acciones en las empresas y
apenas 200,000 de ellos osea un 4.3% de la población económicamente activa, pertenecía a las
Comunidades Industriales en 1975.

De esta forma quedaron incluidas en la Ley de Comunidades Industriales no solo las “industrias”
por su nivel de organización, inversión y tecnología, sino también muchos talleres y pequeños
negocios con menos de veinte trabajadores y que en conjunto representaban el 50% de las
comunidades industriales (1,668 de 3,352), pero que comprendían solamente el 14% del total de
trabajadores organizados comunitariamente.

En un documento que la Sociedad Nacional de Industrias dirige al Ministerio de Trabajo se señala:

“El reparto de las utilidades entraña, como anteriormente lo han señalado las esferas patronales,
el comienzo de la intromisión de los trabajadores en el manejo de las empresas. Se inicia con
dudas acerca de la veracidad de los balances, continúa con los reparos de gastos, sueldos, castigos
y reservas; sigue con la controversia de las directivas técnicas y económicas; y desemboca en el
desquiciamiento de la producción. En el hecho, presenta un drenaje tremendo para la economía
de las empresas; mientras que, desde el lado de los trabajadores, representa una minúscula
participación”

Muchas industrias mediante un hábil manejo de las utilidades en libros de la empresa, podían
dilatar indefinidamente el momento de gestión de los trabajadores, por lo cual el alcance de la
posible redistribución que implicaban las medidas era bastante limitado.

Se llegó a calcular que en conjunto las leyes de Industria, minería y pesquería tuvieron un efecto
conjunto de transferir no más de un 2% del ingreso nacional al estrato de los trabajadores del
sector moderno, que asciende a solo 8% por ciento de la fuerza nacional de trabajo y está situado
en el nivel superior de la distribución del ingreso nacional.

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