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La pedagogía como una práctica reflexiva igualmente concreta y situación históricamente cuya
intencionalidad es construir una trama argumentativa del acto de educar. La educación como la
pedagogía tiene en común el mejoramiento integral de la persona es decir: una
intencionalidad hacia un estado positivo o lo que definimos como una intencionalidad
formativa.
El ex ducere(sacar, llevar, conducir desde dentro hacia afuera) y el educare (criar, nutrir,
alimentar) nos ubican más que en el auto-educación y hetero-educacion. Formar es elevar o
mejorar lo específicamente humano no en términos de posesión estática y acabada sino que el
sentido de actitud permanente a formarse.
La trasmisión supone una operación de un lugar a otro. Educar es una forma de operar sobre
las herencias, de la memoria y al a ves hacer memoria.
Política: actividad humana que se define como el arte gobernar, de ordenar y canalizar de
manera finalista la conducta. El fin de esta es el bien común, la construcción de este es el arte
de ejercer el poder. Entendemos por poder la capacidad de direccionar los procesos sociales
hacia metas humaniza doras.
La dominación es un direccionamiento que niega el otro y yuxtapone (se pone encima del otro
sin interposición). La política deja de ser una praxis (una práctica) referimos a la dominación
como poiesis.
La educación ha sido una gran batalla donde la mercantilización de esta termina siendo
primera en la lista de prioridades. Hanna nos introduce a un pensamiento crítico en el que la
garantía de evolución está relacionada con el nacimiento, la llegada a un mundo nuevo y
diferente, el nacimiento del ser.
Hannah nos habla de la pluralidad como condición básica humana, donde la acción senos da
sin mediación y revela nuestro yo y quienes somos ante los demás. Es la pluralidad el permiso y
la posibilidad de ser diferentes y entendernos, decomunicarnos. Es la acción quien nos adentra
en el mundo y nos inicia en el comienzo del aprendizaje, en la capacidad de poner algo en
movimiento. La acción es creación de novedad, debe ser objeto de un aprendizaje y por tanto
de una cierta imitación. La educación no debe ser un sistema de esclavos, la educación debe
ayudar a ser felices ya ser libres.
La educación como fabricación solo puede entregarnos seres prefabricados. Es aquí donde
evaluar este esquema de la educación se hace necesario porque esta debe hacer parte de lo
esencial, de lo que prevalece todo el tiempo, de esa esencia en el ser humano, esa que permite
nutrir el alma de acontecimientos y de hallazgos a diario, de ese saber en su entera
simplicidad. La educación fabricada solo puede dotarnos de seres que se mueven como una
gran máquina.
Es triste pensar en aquellos idiotas instruidísimos para hacer daño, para arrancar la alegría y
para acabar con ese gran principio que es el sentido común.
Tal vez Hannah Arendt no lo diga como un reproche, pero aquí quiero recriminarlo. Es1.Arendt
Hannah Natalidad y Educación
“No solo expresamos un contenido, sino que somos capaces de atribuir estados intencionales
tanto a nosotros mismos como a los demás. Poseemos una radical capacidad atributiva de
asignar intenciones, deseos, creencias a los demás como base de su vida mental y espiritual, y
a través de esta vía nos hacemos capaces de entenderlos y de comunicarnos”
Indignante saber que la educación sea usada para elaborar productos, para estar al
frente de grandes misiones con fines políticos, para hacer parte del sistema endesarrollo sin im
portar pasar por encima de otros. Grandes médicos, personas competentes, con estudios,
ingenieros, llevaron a cabo una barbarie en el holocausto nazi; asesinaron hombres, mujeres,
niños y hasta recién nacidos, crearon una brecha de discusión en la historia donde algunos
llegan a admirar el poder de la educación como formación de fabricación y otros nos
preguntamos si realmente la educación
reduce los grados de barbarie de la humanidad, que pueden existir monstruos educadísimos.
Hannah nos habla de la educación donde el objetivo es la natalidad, ese momento donde el
recién llegado es acogido y debe ser acompañado y recibido en términos de ética.
La Natalidad es la etapa fundamental del ser humano, donde éste se encuentra a la expectativa
de ese nuevo mundo. Es el recién llegado quien nos brinda la oportunidad del cambio, de la
mejora, de hacer realidad algunos sueños, el momento de ser libres, de mostrar que la
educación no se debe encaminar a la fría productividad.
Me asombra que aún se siga enseñando todo menos lo esencial: el arte de ser felices, la
asignatura de amarse y respetarse los unos a los otros, la carrera de asumir el dolor y no
tenerle miedo a la muerte, la milagrosa ciencia de conseguir una vida llena de vida.
La educacion según P. Meirieu es una practioca propia de la especie humana, ya que un niño
cuando nace necesita de un adulto que le ofrezca lo que no tiene que lo acoja, y aytude a vivir
y a adaptarse al mundo.
Para que pueda lograrse una transmisión es necesario un sujeto que transmita, que brinde
herramientas o estrategias, y uno ue reciba el contenido-saber transmitido, y que cada uno
ponga su parte. En las relaciones algo se da que va mas halla de lo que se ofrece, es por eso
que decimos que agrega sentido, un valor agregado.
Educar genera movimientos y cambios, altera a ese otro que esta recibiendo un nuevo saber-
contenido, es por eso que Graciela Frigerioen el Prologo de la invención del aula de Ines dussel
y Marcelo Carusso anuncia que “El trabajo de la educacion, que es el trabajo de las culturas, de
transmisión, de descubrimiento, psíquico de elaboración de conflictos socio-cognitivos y
rupturas epistemológicas, requiere una pedagogía que no se resigna, que no ignore sus
pasados y ofrezca futuros. Un futuro donde el hombre no sea descartable, donde la técnica y la
tecnología estén al servicio del bienestar colectivo y no sean usadas para producir exclusión, las
producciones culturales sean un bien comun y no un privilegio reservado para algunos, la ética,
un componente dde la accion”. La educacion como transmisión genera un espacio par que el
otro haga, para
LAURENCE CORNU
En la transmisión humana que nos preocupa creemos identificar tres términos estables:
el objeto de transmisión.
el ‹‹transmisor››, que se piensa decisor y consciente. el ‹‹transmisor›› es un pasador
que a su vez recibió. No es que tenga que borrarse para que ‹‹eso pase››: eso pasa a
través de él. Pero eso que lo inscribió como sucesor le significa por la misma razón, su
finitud.
a quien se le transmite, ese al que a veces se tiene por culpable cuando la transmisión
parece no hacerse.
Finitud: nos pasamos un objeto, un lugar, porque se nos pasará el tiempo de tenerlo en
nuestras manos y también lo pasaremos. Pero no se trata tanto de pasarle un objeto a un
‹‹destinatario›› como de que el destinatario se transforme a su vez en sujeto.
Una búsqueda ética legítima y necesaria, dado que habría búsqueda de una cualidad/calidad
del actuar, búsqueda de un actuar justo, afanoso de justeza y de justicia. A diferencia de
cualquier moralina abstracta, esta ética busca justeza en situaciones que sabe singulares: no es
codificable y puede ser silenciosa. Su formulación no puede venir de un discurso ‹‹dominante››
que enuncie desde afuera, y desde arriba, qué hace falta o qué ‹‹sería suficiente›› hacer.
Es subjetiva en el sentido de remitir no tanto a pruebas ‹‹objetivas›› como a pruebas
personales (subjetivas pero de un universal subjetivo). La prueba le ‹‹asigna›› a cada cual como
sujeto dos maneras de ‹‹hacer la prueba››: por un lado, a la experiencia de su propia
subjetivación, de su propio devenir sujeto, y por otra parte, a la aventura de reconocimiento
intentada: una ética del direccionamiento sólo puede ser confiada a cada sujeto
Hay dos significaciones posibles para el término identidad: ¿quién soy? Pregunta
infinita, identidad indefinida, secreta, siempre por inventar, potencial desconocido que se
vincula a través de una historia: identidad abierta y ‹‹narrativa›› gestada por el nombre propio,
y el reconocimiento. Están, además, las identidades categoriales, los nombres ‹‹comunes›› de
las pertenencias, las atribuciones y las clasificaciones de que echan mano las sociedades, sobre
todo en tiempos de inquietud. De todo ello hacen uso las ‹‹sociedades›› mediáticas
En las sociedades mediatizadas, lo que corre riesgo de ser aplastado por las miradas
categorizado ras es la posibilidad de ser reconocidos si no nos parecemos a nada: la posibilidad
de lo desconocido, es decir, de los recién llegados, la posibilidad que tiene una sociedad de
renovarse por obra del nacimiento.
La cuestión del decir es la cuestión del interdicto que hace estructura, que limita, que protege y
que humaniza. Conocemos los dos interdictos ‹‹fundamentales››: los respectivos interdictos
del asesinato y del incesto. Debemos agregarle ahora al sentido primigenio de ambos todo
aquello por cuyo intermedio se traducen y se metaforizan. Con respecto al nombre, es el caso
decirlo, el primer interdicto remite a la humillación, ese asesinato de la dignidad. Con respecto
al intercambio, el segundo pone en guardia acerca de la confusión de palabras y de espacios,
incestos simbólicos
Una ética de la responsabilidad se preocupa por las consecuencias de los actos y por la manera
en que podemos hacernos presentes en lo que sigue, y hacernos garantes de otros actos y por
la palabra: los actos no son necesariamente faltas ni errores, sino iniciativas, inicios que exigen
continuación. En la educación, Hannah Arendt ve una responsabilidad exigida por el
nacimiento, es decir, por la venida al mundo de recién llegados, lo cual entraña, según ella
misma lo dice, una doble responsabilidad: responsabilidad de y por el pasado, que podría verse
arruinado, por ignorancia, en razón de la llegada de los nuevos. Pero responsabilidad por esa
novedad venidera, que puede ser destruida por la dureza de aquellos que ya están, por su
reticencia a darles cabida, por su fuerza o su impaciencia.
Esa transmisión no puede prejuzgar acerca de lo otro de ese/eso otro, sino permitir el relevo:
ya en la confianza que depositamos en el niño en tantas situaciones, estamos renunciando a
actuar en lugar de él, con lo cual en cierto modo hacemos un don puntual de libertad. La
transmisión se hace entonces invitación a tomar lugar, a inventarse la propia subjetivación, la
propia emancipación.