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REFORMAS PENALES: ESPECIAL REFERENCIA A LA FIGURA DE LA

ADECUACIÓN DEL PLAZO DE PRISIÓN PREVENTIVA


Vladimir Somocurcio Quiñones1

I. INTRODUCCION

La introducción de la figura de la “adecuación” del plazo de prisión


preventiva arremete en nuestra legislación, en el marco de una
serie de reformas penales, promovidas por el Poder Ejecutivo,
merced a la delegación de facultades legislativas2. Ello ha
involucrado traer nuevamente a discusión el permanente debate
acerca de la prisión preventiva, sus fines y límites: la prisión
preventiva es y será siempre el tema más polémico del Derecho
procesal penal. Por lo anterior, el análisis de la “adecuación” no
puede hacerse de espaldas al conglomerado normativo en
referencia.
A través de esta metodología hablaré, en primer lugar, de la
política criminal peruana y sus principales rasgos, las reformas
acontecidas –particularmente, la figura de la “adecuación”-, los
antecedentes de este instituto y, finalmente, un breve análisis de
los problemas que aquélla conlleva, con la posición que mantengo
al respecto.

II. RASGOS DE LA POLÍTICA CRIMINAL PERUANA.


Se han derramado litros de tinta en la descripción de la política
criminal moderna. Sobre ello no me voy a ocupar. Trataré, en la
medidas de mis posibilidades, de hacer una breve descripción de

1
Abogado penalista. Socio del Estudio Jurídico Somocurcio.
2
En el caso concreto, a través de DECRETO LEGISLATIVO 1307.
lo que entiendo son los principales rasgos de nuestra política
criminal. El punto de partida, claro, será el CP de 1991 y el NCPP.
1) Compartimentar delitos comunes y “especiales”: El
legislador nacional ha optado, por diversos motivos, por
establecer leyes penales especiales, en búsqueda de
regímenes especializados. Así tenemos, por ejemplo, la ley
contra el lavado de activos, delitos aduaneros, delitos
tributarios y un largo etc.

2) Incremento de los tipos legales3: Un segundo rasgo de la


legislación penal peruana ha consistido en la inflación de los
tipos penales, siempre con el propósito de abarcar la mayor
cantidad de conductas penales. Ello puede resultar, desde
luego, legítimo, habida cuenta la configuración de nuevos
bienes jurídicos protegidos (piénsese en el lavado de activos
y en los delitos de minería ilegal), pero ha repercutido
también en la creación de legislación penal simbólica (delito
de discriminación – artículo 323 del CP, o la represión de la
fabricación de armas químicas – artículo 279-A del CP).

3) Mayor rigor punitivo: Una constante en las reformas penales


peruanas ha consistido en el incremento de las penas, en
casi todos los delitos: patrimoniales, contra la libertad
sexual, delitos de corrupción y, nuevamente, un largo etc. El
artículo 173 del CP, por ejemplo, ha sufrido ya incontables
modificaciones.

4) Priorización por la pena privativa de libertad efectiva 4: Es el


caso de la modificación del régimen de suspensión de
ejecución de la pena, para funcionarios públicos (artículo 57
del CP).
3
SILVA SÁNCHEZ, La expansión del Derecho Penal, pp. 25.
4
DIEZ RIPOLLES, “El nuevo modelo penal de la seguridad ciudadana”, pp. 03.
5) Adelantamiento de las barreras de punición5: Como sucede
en el delito de tráfico ilícito de drogas, en la modalidad
conspiración (4to párrafo del artículo 296) o en el
fortalecimiento de la figura de la asociación ilícita para
delinquir (artículo 317 del CP). Sirva de ejemplo la nueva
figura de banda criminal (DL 1244), el caso del delito de
reglaje o marcaje (Art. 317-A del CP) o, incluso, el caso de
conspiración para el sicariato (art. 108-D del CP).

6) La progresiva eliminación de beneficios penitenciarios. A


partir de una constatación real –la aplicación indiscriminada
de beneficios- se ha llegado exactamente al punto
antagónico: la negación permanente de beneficios y la
reducción de sus adjudicatarios.

7) El establecimiento de regímenes excepcionales, destinados


a negar cualquier tipo de beneficio penal por la gravedad del
delito (responsabilidad restringida, por ejemplo).

8) La inocuización del delincuente. En su momento se creó el


registro del deudor alimentario (Ley 28970); hoy se ha
creado el registro del condenado por corrupción (DL 1243).

9) Combate a la discrecionalidad judicial: Existe, en nuestro


país, una clara tendencia que nos lleva a afirmar que los
problemas de la criminalidad y su aumento se relacionan,
inexorablemente, con la forma cómo se administra justicia.
Ello ha determinado que el legislador penal busque fórmulas
que coacten la libertad del juez. Piénsese, por ejemplo, en el
régimen de tercios en la dosificación de la pena. Se trata, en
suma, de poner en manos del legislador, el asunto de
resolver los litigios, con claro desmedro a la independencia
5
SILVA SÁNCHEZ, La expansión del Derecho Penal, pp. 138.
judicial. El caso más llamativo viene dado por la reforma a la
ley contra el lavado de activos, sosteniendo la llamada
autonomía sustantiva del lavado (DL 1249)6.

10) Otro de los rasgos de nuestra política criminal consiste


en los juicios paralelos y en la mediatización de la justicia.
Muchos entuertos judiciales se han resuelto mucho antes de
dar inicio a la audiencia, con los titulares de los medios de
comunicación o las protestas altisonantes.

11) Además, el legislador penal se ha caracterizado por


padecer de IMPULSIVIDAD7, pues, sin mayor debate, ha
modificado normas penales, al amparo de sucesos
particulares, con trascendencia social. Desde las
modificaciones al régimen de delitos sexuales (uso de
prótesis en el recordado caso “MAX ALVAREZ” y la reforma
del artículo 170 del CP: “introduciendo objetos”), hasta la
exasperación punitiva del delito de violencia contra la
autoridad (luego del desalojo de los comerciantes de LA
PARADA, artículo 367 del CP). Lo más reciente se da con las
modificaciones relacionadas al Derecho penal urbanístico
(reforma del artículo 204 del CP, sobre usurpación agravada:
“11. Sobre inmuebles en zonas declaradas de riesgo no
mitigable”).

Hasta aquí he identificado algunos rasgos de nuestra política


criminal (tanto en materia sustantiva, como penitenciaria).
Corresponde analizar la situación en materia procesal, pues, como

6
Al respecto se puede consultar: SOMOCURCIO QUIÑONES, “Formalización de la investigación
preparatoria y “delito fuente” en el lavado de activos: ¿experiencia kafkiana?”, pp. 169 y ss.
7
DÍEZ RIPOLLEZ, “El nuevo modelo penal de la seguridad ciudadana”, pp. 2.
resulta evidente, también se hace política criminal al diseñar o
rediseñar las formas en que aplica la ley penal al caso en concreto:

1) El fortalecimiento de los sistemas de investigación, sobre


todo en delitos de crimen organizado y corrupción.

2) Se observa también una clara tendencia a agilizar los


procesos (a través del proceso inmediato), muchas veces
con repercusiones nocivas al derecho de defensa.

3) Otro de los caminos favoritos de la justicia consiste en la


búsqueda de la delación, a través de la figura del
colaborador eficaz. Nos estamos acercando,
peligrosamente, a los delitos provocados (con la figura del
agente encubierto y agentes especiales), todo con el fin
de identificar a los integrantes de las organizaciones
criminales.

4) Innumerables vaivenes en relación a la forma en que se


trata la libertad del imputado en el proceso. De un lado,
la ampliación progresiva de los plazos de prisión y, del
otro, la introducción del sistema de vigilancia electrónica,
ante la manifiesta evidencia de la sobrepoblación
carcelaria.

III. REFORMAS PROCESALES.


Como indiqué, las reformas contenidas en el paquete de Decretos
Legislativos promulgados por el Poder Ejecutivo tienen incidencia
en diferentes esferas: sustantivas, penitenciarias y procesales.
Entre las principales reformas procesales destacan las siguientes:
las denominadas audiencias inaplazables (artículo 85), las
audiencias de constitución en actor civil (artículo 102), el nuevo
régimen de la prueba anticipada (artículo 242), ampliación de
cobertura de las medidas de protección (artículo 247), el régimen
de la detención preliminar (artículos 261 y 264), la convalidación
de la detención (artículo 266), nuevos plazos de prisión
preventiva (artículo 272), prolongación y “adecuación” del plazo
de prisión preventiva (artículo 274), modificaciones al
impedimento de salida del país (artículo 296), la figura del agente
encubierto (artículo 341), operaciones encubiertas (artículo 341-
A), el trámite del sobreseimiento (artículos 344-346), el control de
acusación (artículo 349, 351), apelación y proceso inmediato
(artículo 401), el operativo de revelación de delito (artículo 68-A),
la colaboración eficaz (artículo 472) y la extradición (artículo 511).

IV) LA ADECUACIÓN DEL PLAZO DE PRISIÓN PREVENTIVA

En principio, es necesario conocer la nueva legislación procesal y


las razones del legislador acerca del porqué se introdujo en
nuestra legislación la figura de la “adecuación”. Por ello, a
continuación introduciré el texto de la reforma. Luego, los motivos
del legislador para introducir la figura. Finalmente, se hará una
breve descripción de los problemas suscitados con la
modificatoria y las propuestas de solución correspondientes.

a) REGULACIÓN POSITIVA:
“…”
2. Excepcionalmente, el Juez de la Investigación Preparatoria a solicitud del Fiscal, podrá adecuar
el plazo de prolongación de la prisión preventiva otorgado a los plazos establecidos en el numeral
anterior, siempre que se presenten circunstancias de especial complejidad que no fueron
advertidas en el requerimiento inicial. Para el cómputo de la adecuación del plazo de prolongación
se tomara en cuenta lo previsto en el artículo 275.

b) ARGUMENTOS DEL LEGISLADOR:


El legislador, en la exposición de motivos del Decreto
Legislativo 1307, se ha decantado por la conveniencia de la
“adecuación”. Ha señalado al respecto que “es indispensable
que la prisión preventiva cuente con plazos que permitan
asegurar la presencia del imputado en todos los
escenarios”8.
En lo atinente al fundamento material de la figura, se afirma,
lacónicamente, lo siguiente: “Finalmente, se propone
regular la adecuación del plazo de prolongación de la prisión
preventiva en casos donde se advierta con posterioridad una
especial complejidad y por ende genere la necesidad de
variación de los plazos de investigación”.
La parquedad del legislador es manifiesta; lo que origina no
se puedan conocer los verdaderos motivos de la reforma. En
todo caso, la razón principal de la reforma parece ser la
intención de ampliar los plazos de prisión preventiva, para
evitar excarcelaciones que pongan en riesgo la futura
imposición de condenas.

c) PROBLEMAS GENERADOS9
Uno de los primeros inconvenientes generados por la
reforma se relaciona con la “aplicación inmediata” de la

http://www.congreso.gob.pe/Docs/comisiones2016/ConstitucionReglamento/files/exposici%C3%B3n_d
e_motivos_dl_1307_(2).pdf
9
Si bien es cierto se exponen, sobre todo, dos problemas centrales de la reforma, existe, sí, una pauta
jurisprudencial que merece destacarse, en aras de garantizar la aplicación excepcional de la figura:
“Distinta es la valoración que ameritan las demás disposiciones fiscales, también invocadas por el titular
de la acción penal, que se refieren a la ampliación objetiva y subjetiva de la imputación” (Exp. 160-2014-
163-5201-JR-PE-01). De esta forma, la sola existencia de diligencias pendientes no puede autorizar la
adecuación del plazo de prisión preventiva.
“adecuación”10. Al respecto, existen, en nuestros tribunales,
dos posiciones discrepantes. La primera de ellas – de la Sala
Penal del Sistema Nacional Especializado en Delitos de
corrupción de funcionarios- pregona la aplicación inmediata
de la “adecuación” aun se haya iniciado el plazo de la prisión
preventiva o incluso de la prolongación antes de la vigencia
del Decreto Legislativo 130711. Para ello argumenta que: a)
la figura de la adecuación es diferente de la prolongación y,
por tanto, regula materia jurídica distinta (no son el mismo
acto procesal y por tanto no aplica la excepción de los
“plazos ya iniciados”12); b) además, que el Decreto
Legislativo 1307 ha creado un régimen especialísimo de
aplicación inmediata de sus reformas; c) finalmente, que lo
pauteado por la Corte Suprema en la Casación 147-2016-
LIMA se refiere a supuesto de hecho diferente al de la
definición de la “adecuación”.
Posición discrepante maneja la Sala Penal Nacional, al
señalar que: “un plazo –inicial o de prolongación- ya
empezado no puede ser adecuado, en el caso citado y que
motivó la casación glosada, solo se había iniciado el plazo
inicial mas no el de prórroga” (…) “ambos plazos no son
susceptibles de ser adecuados en virtud a la prohibición
contenida en el artículo VII.1 del TP del CPP”13.
Un segundo punto que atiza la discusión sobre el tema en
cuestión se relaciona con el plazo concreto de la
prolongación. Dicho en otras palabras, ¿los 12 meses
establecidos para la prórroga se han de sumar a los meses

10
Parece, pues, que no existe mayor controversia acerca que esta figura solamente procede en casos de
criminalidad organizada y se aplica para sus integrantes (cfr. Exp. 00044-2015-98-5201-JR-PE-01). En lo
que sigue todas las resoluciones citadas fueron extraídas del portal www.pj.gob.pe.
11
Exp. 160-2014-165-5201-JR-PE-01.
12
De acuerdo al artículo VII.1 del TP del CPP, la ley procesal se aplica inmediatamente, salvo los “plazos
ya iniciados”.
13
Expediente 00241-2014-32-5001-JR-PE-01.
impuestos a través de la prisión preventiva y su
prolongación? Parece entender que sí la Sala
Anticorrupción14, al afirmar que “considerar que la
adecuación a que se refiere la ley, únicamente permite
adecuar el plazo de prolongación ya otorgado, de catorce
meses en este caso, al nuevo plazo establecido en la ley,
doce meses, como se sostiene en la recurrida; nos conduce
al absurdo de considerar que el nuevo marco legal acorta los
plazos de prisión preventiva en procesos seguidos contra
miembros de organizaciones criminales”15. En otro caso,
este Tribunal afirmó: “Esta modificación, coetánea a la
incorporación de la adecuación de plazos, permite
considerar al plazo de prisión preventiva y al plazo de
prolongación otorgado antes de la modificatoria, como un
solo plazo de prisión preventiva, en el cual de darse los
presupuestos excepcionales que establece la norma
modificada, podrá adicionarse, como máximo, el nuevo
plazo de doce meses de prolongación”16.
Posición diferente maneja la Sala Penal Nacional, cuando
puntualiza que “no hay posibilidad de que se adicione un
nuevo plazo de prolongación de la prisión preventiva
denominado de adecuación, sino que esta adecuación opera
dentro del plazo mismo de prolongación ya otorgado”17.

14
Exp. 00044-2015-98-5201-JR-PE-01.
15
Este argumento es fácilmente rebatible al verificar el Proyecto de ley citado. Nótese, así, que el plazo
de prisión para casos complejos es de 36 meses (plazo global) y para los casos de crimen organizado (48
meses). Debe tenerse en cuenta también que la pauta del legislador evidencia que él no ha previsto que
las normas en referencia se apliquen inmediatamente. He ahí el contrasentido de entender que no es
posible, en el marco de una legislación represiva, que los plazos de prolongación para el crimen organizado
se hayan reducido.
16
Exp. 44-2015-82-5201-JR-PE-03. En términos semejante, este mismo tribunal afirmó: “norma que
permite considerar el plazo de dieciocho meses de prisión preventiva y el plazo de prolongación por
mismo lapso, como un solo plazo de prisión preventiva, al cual podrá adicionarse como máximo, el nuevo
plazo de prolongación de doce más” (Exp. 160-2014-167-5201-JR-PE-010).
17
Expediente 00241-2014-32-5001-JR-PE-01.
d) POSICIÓN PERSONAL

En tal sentido, debo indicar que mi posición se asienta en la


imposibilidad de aplicar inmediatamente la “adecuación” a
plazos iniciados (sea en el contexto del plazo inicial de la
prisión preventiva o de prolongación de la misma). De otro
lado, también entiendo que la “adecuación” del plazo
significa que el plazo de prolongación de prisión preventiva
solo puede ser adecuado o modificado, mas no procede un
plazo adicional fuera de los 12 meses que autoriza la ley,
para casos de crimen organizado. Me explico a continuación:
1) Es insoslayable la semejanza material entre prisión
preventiva y pena privativa de libertad. Para el cómputo de
la última se ha de tener en cuenta siempre el tiempo de
reclusión del interno (cfr. artículo 47 del CP). Siendo ello así,
la modificación del catálogo de plazos de la prisión
preventiva debe tratarse como un asunto de Derecho penal
material18. Si esta conclusión fuese aceptada, desde el lente
del sistema penal integral19, cualquier modificación ulterior
sobre los plazos de prisión preventiva no serían aplicables,
sin más y todos los problemas detectados, fácilmente
superados. Ello es así porque “el carácter aflictivo de la
prisión provisional está fuera de toda duda y no cambia o
desaparece por el hecho de que a esta figura se la designe

18
SAN MARTIN CASTRO, “Derecho Procesal Penal Lecciones”, pp. 27, refiere que “la jurisprudencia
colombiana, por ejemplo, ha calificado de normas sustantivas a las que afecten las esferas de libertad del
imputado o condenado, esto es, las que afecten, restrinjan o limiten los derechos fundamentales de las
personas”.
19
Algo que, por cierto, ha reconocido nuestro supremo tribunal: “El Derecho Penitenciario, como sector
específico del Derecho de Ejecución Penal, constituye con otras disciplinas jurídico-penales el “Sistema
Integral del Derecho Penal”, y, por ello, comparte un conjunto específico de notas características,
debidamente normativizadas, con el Derecho penal material y el Derecho procesal penal” (fundamento 6
del ACUERDO PLENARIO 2-2015/CIJ-116). Antes se hizo alusión al tema en el ACUERDO PLENARIO 8-
2011/CJ-116.
con la expresión medida cautelar o se recurra a cualquier
otro eufemismo”20.

2) Si esta afirmación no fuese correcta, considero que debe


recordarse la pretérita jurisprudencia del Tribunal
Constitucional. Ha dicho el TC lo siguiente (STC 2196-2002-
HC):

“En el caso de las normas procesales penales rige el principio tempus regit
actum, cuyo enunciado es que la ley procesal aplicable en el tiempo es la que
se encuentra vigente al momento de resolverse el acto. Esto supone la
aplicación inmediata de la ley procesal, mas no que a través de ella se regulen
actos procesales ya cumplidos con la legislación anterior”.

Entonces, si se acordó un plazo primigenio de prisión


preventiva, éste no puede ser modificado. Dicho en otras
palabras, si existe un plazo de prisión preventiva (más allá de
los catálogos de si es una prolongación, prórroga o
adecuación), éste no puede sufrir modificaciones
posteriores.

Distinto es el panorama cuando se quiere entender a la


prisión preventiva principal y a la prolongación como actos
procesales diferentes21. Sin embargo, cabe preguntarse si la
presunta autonomía de los actos procesales (prisión
preventiva y prolongación) justifica un tratamiento
perjudicial para el imputado. Personalmente, creo que si el
20
RAGUES I VALLES, “Derecho Penal Sustantivo y Derecho Procesal Penal: hacia una visión integrada”, pp.
158. Agrega el mismo autor: “Todos estos argumentos muestran cómo una institución tradicionalmente
ubicada en el ámbito del derecho procesal desempeña un importante papel para el cumplimiento de las
funciones que competen al sistema penal y cómo una visión integral de dicho sistema permite precisar
mejor los presupuestos que legitiman su adopción. En este tercer ámbito se advierte también que solo
con una visión integradora se logra un tratamiento adecuado de los problemas: no cabe encontrar un
fundamento plausible para la prisión preventiva sin tener en cuenta su contribución al cumplimiento de
la función del derecho penal” (pp. 160).
21
Esta sería la orientación de la Casación 309-2015-LIMA (sobre el plazo de la investigación preparatoria).
acto procesal es “no sólo el que conforma el proceso sino
también el que hace posible una relación o una situación
procesal, deduciéndose de él un derecho, una carga, una
facultad, etc. procesal”22; nadie debería discutir, más allá de
cualquier nomenclatura, que la prisión preventiva, con sus
ampliaciones y circunstancias, constituye una sola situación
procesal: el encarcelamiento del imputado para garantizar
los fines del proceso.

Además, el tenor literal del artículo VII.1 del TP señala


rotundamente: “(…) continuarán rigiéndose por la Ley anterior, los medios
impugnatorios ya interpuestos, los actos procesales con principio de ejecución y los
Al respecto, SAN MARTIN CASTRO
plazos que hubieran empezado”23.
aclara que estos últimos se refieren a “los medios de
impugnación y a todo tipo de actuaciones procesales,
incluyendo por cierto las medidas limitativas restrictivas de
derechos”24.

3) De otro lado, la prisión preventiva incide, obviamente, sobre


derechos fundamentales y, por tanto, cualquier conflicto
normativo debe ser resuelto, siempre, a favor del
investigado. Esa es la orientación del artículo VII.4 del TP del
CPP: “En caso de duda insalvable sobre la Ley aplicable debe estarse a lo más
favorable al reo”.

4) Finalmente, el propio TC, reconociendo la aplicación


inmediata de la ley procesal penal en el tiempo, ha señalado

22
MORENO CATENA, Víctor/ CORTES DOMINGUEZ, Valentín, Introducción al derecho procesal, pp. 237.
23
MORENO CATENA, Víctor/ CORTES DOMINGUEZ, Valentín, Introducción al derecho procesal, pp. 24,
señala al respecto: “las normas procesales nuevas no pueden regular situaciones o relaciones jurídicas
procesales preexistentes sino que se aplicarán exclusivamente a las situaciones y relaciones procesales
existentes durante su vigencia”.
24
SAN MARTIN CASTRO, “Derecho Procesal Penal Lecciones”, pP. 27. Nadie puede negar que el DLEG 1307
ha previsto una pauta de aplicación inmediata de sus normas. Sin embargo, debe considerarse que, según
la escala normativa, el TP del CPP ostenta posición prevalente frente al DLEG en referencia (artículo X del
TP del CPP).
que también existen otras excepciones. Al respecto,
debemos considerar el siguiente antecedente
jurisprudencial (STC 24-2010-AI):
Empero, también es cierto que en el ámbito jurídico se discute la posibilidad de
relativizar el principio tempus regit actum en materia procesal, para aquellos
supuestos en los que la regla procesal “nueva” tenga una incidencia directa más
perjudicial sobre algún derecho fundamental, en comparación con la regla
procesal “vieja” (derogada). En estos supuestos —afirma un sector de la
doctrina—, debe continuar siendo de aplicación la regla procesal derogada por
resultar más beneficiosa para el contenido protegido del derecho fundamental
concernido. Incluso, este Tribunal se ha regido por este criterio al determinar si
resultan o no de aplicación algunas normas del CPCo. a los casos judiciales
iniciados con anterioridad a su entrada en vigencia, optando por la
aplicación ultractiva de determinadas normas procesales de la derogada Ley N.º
23506, por resultar menos restrictivas del derecho de acceso a la jurisdicción
constitucional en comparación con determinadas normas del CPCo. (Cfr. SSTC
3194-2004-PHC, F. J. 2; 4101-2004-PHC, F. J. 4; entre
otras).

Ello ha sido defendido por mucho tiempo por el Tribunal


Constitucional Español (STCE 1114-2013):

a) Es doctrina reiterada de este Tribunal la de que el principio de irretroactividad


de las leyes consagrado en el art. 9.3 CE ―no es un principio general sino que
está referido exclusivamente a las leyes ex post facto sancionadoras o
restrictivas de derechos individuales (SSTC 27/1981, 6/1983, y 150/1990)‖ (STC
173/1996, de 31 de octubre, FJ 3). Fuera de estos dos ámbitos, nada impide
constitucionalmente al legislador dotar a la ley del grado de retroactividad que
considere oportuno, entre otras razones porque la interdicción absoluta de
cualquier tipo de retroactividad conduciría a situaciones de congelación o
petrificación del ordenamiento jurídico, lo que resulta inadmisible – ello,
obviamente, sin perjuicio del debido respeto a otros principios consagrados en
el art. 9.3 CE – (SSTC 108/1986, de 29 de julio, FJ 17; 99/1987, de 11 de junio, FJ
6).

b) La expresión «restricción de derechos individuales» del art. 9.3 CE ha de


equipararse a la idea de sanción, por lo cual el límite de dicho artículo hay que
considerar que se refiere a las limitaciones introducidas en el ámbito de los
derechos fundamentales y de las libertades públicas (del Título I de la
Constitución) o en la esfera general de protección de la persona (SSTC 104/2000,
de 13 de abril, FJ 6; 131/2001, de 7 de junio, FJ 5; 112/2006, de 5 de abril, FJ 17;
89/2009, de 20 de abril, FJ 4; 90/2009, de 20 de abril, FJ 4; 100/2012, de 8 de
mayo, FJ 10).
Desde esta visión constitucional, resulta, pues, muy
discutible que una reforma con clara tendencia
sancionatoria pueda aplicarse irremediablemente, bajo el
prurito de la aplicación inmediata de las leyes procesales.
5) En este orden de cosas, resulta de dudosa constitucionalidad
que un plazo de prisión preventiva pueda sufrir
modificaciones posteriores, sin límite alguno. Bajo la lectura
de los defensores de la aplicación inmediata, surte la
posibilidad –siempre vedada- de crear nuevas figuras que
tiendan a la ampliación de los plazos de prisión preventiva.
Se podría crear la figura de la “conversión”, de la “adición” o
cualquier otra. Bajo el ropaje que son “nuevos” actos
procesales, se incurriría en un auténtico fraude legal, para
vaciar de contenido el derecho fundamental al plazo
razonable y el principio de legalidad que rige en las medidas
que limitan derechos fundamentales.

6) Además, no puede pasar desapercibido que la reforma en


cuestión se da en respuesta a la jurisprudencia suprema que
consideró que la prolongación de la prisión preventiva era
única y que, por tanto, no existía la figura de la prórroga de
la prisión preventiva25. Desde mi punto de vista, la
modificación normativa se ha constituido en una verdadera
contrarreforma de la pauta jurisprudencial glosada. El
intérprete de la ley señaló, así, que no existía cobertura
normativa para completar el íntegro del plazo de la
prolongación; con lo que el legislador no tuvo mejor idea que

25
Casación 708-2016-LA LIBERTAD: “En consecuencia, se desprende que la prórroga o ampliación no está
prevista legalmente en el Código Procesal Penal” (fundamento séptimo). Curiosamente, la Sala
Anticorrupción sustenta su particular posición sobre la adecuación, sosteniendo que: “la propuesta
interpretativa del recurrente consistente en recuperar, mediante la adecuación, un plazo de prisión
preventiva que no fue concedido por la judicatura, es una posibilidad negada por la jurisprudencia
vinculante establecida en la Casación 147-2016” (cfr. Exp. 160-2014-163-5201-JR-PE-01).
modificar la ley para generar tal posibilidad. Enfrentamos,
por tanto, una vez más un episodio del combate del
legislador contra la discrecionalidad judicial (rasgo esencial
de nuestra política criminal, como ya tuvimos oportunidad
de resaltar).

7) Finalmente, sobre el tema del plazo final o concreto de la


adecuación, el principio de legalidad determina que la
misma no autoriza la sumatoria de doce meses de
encarcelamiento. La pauta usada por los defensores de la
suma es que carece de lógica que los procesos por crimen
organizado tengan un plazo menor de prisión preventiva26.
Sin embargo, esta afirmación es fácilmente rebatible si
consultamos la Exposición de Motivos del Decreto
Legislativo. Veamos:

No es exacto, por tanto, afirmar que la prisión preventiva


tiene plazos menores en casos de crimen organizado. En
todo caso, debe prestarse atención que estamos hablando
del encarcelamiento preventivo de una persona por ¡cuatro
años!

IV. CONCLUSIONES

26
Así, se puede citar el Exp. 44-2015-82-5201-JR-PE-03
Las reformas promovidas por el Ejecutivo suponen pequeños
pasos en defensa de la libertad: el control judicial de la detención
en flagrancia cuando se requiere detención judicial por 7 días, por
ejemplo (artículo 266.1 del CPP) o con la introducción de las
medidas de vigilancia electrónica (Decreto Legislativo 1322).
Empero, en el mismo ámbito de la libertad, el legislador penal ha
hecho sentir el poco valor que asigna a este derecho fundamental:
nuevamente se amplían los plazos de prisión preventiva y se
relativiza la jurisprudencia suprema sobre prolongación de prisión
preventiva, con la creación de la “adecuación”, en aras de
mantener presos a los investigados hasta que se defina su
situación jurídica. La aplicación mayoritaria de la figura, por parte
de nuestros tribunales, revela claramente cuál es la tendencia
asumida.

Ello sucede porque vivimos en un sistema donde la libertad no es


un bien preciado. Nadie duda de su reconocimiento
constitucional; lo que está en cuestión es su auténtico valor en la
sociedad peruana. ¿Nuestra sociedad realmente valora la libertad
personal? Hoy te detienen preventivamente, para averiguar si
eres culpable. Te pueden detener preventivamente por 4 años y,
finalmente, absolverte. Nadie te devolverá tu dignidad, tu familia,
tu dinero. No te pedirán disculpas, menos te indemnizarán. Es un
asunto de valores de la sociedad peruana. La única forma de
cambiar este estado de cosas, pasa por reconocer validez a la
libertad personal (estricto control judicial de las afectaciones a la
misma, indemnizaciones por detenciones injustas, aplicación
“real” de medidas alternativas). Se trata, en suma, de hacer valer
el sistema de valores de nuestro orden constitucional (que
encumbra la libertad personal) y, del otro, fortalecer nuestro
sistema de protección de libertades personales (toda
modificación al plazo de prisión preventiva no se aplicará
automáticamente, salvo favorezca al reo).
La “adecuación” de la prisión preventiva es, en definitiva, una
medida legislativa que erradica una posición jurisprudencial
respetuosa de los derechos fundamentales. El legislador sigue
empeñado, por tanto, en convertir nuestras prisiones preventivas
en penas anticipadas27.

27
ASENCIO MELLADO, “Derecho Procesal Penal Lecciones”, pp. 820.

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