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Resumen #3

Historia de la Cultura I
Nombre: Emanuel E. Parrales A. Cédula: 9 0142 0113 Carné: B95834

La Globalización Económica desde los Paradigmas del Mercado y la Solidaridad Humana

El neoliberalismo antesala de la globalización


El neoliberalismo se comenzó a desarrollar a inicios de la década de los años ochenta del siglo veinte. Con el ascenso
al poder en los Estados Unidos del Presidente Ronald Reagan y en Inglaterra de la Primera Ministra Margaret Tatcher,
el neoliberalismo tomó un auge, con el desarrollo del capitalismo en ciertas naciones, éstas pudieron encarar la crisis
petrolera provocada por los procesos de nacionalización de los yacimientos petrolíferos por parte, en lo fundamental de
los países árabes. Ante esa crisis económica y sus efectos, las naciones iniciaron la búsqueda incesante de recursos
económicos en países de Tercer Mundo, adeudándolo millonariamente; implicando una deuda con la presencia activa y
dinámica de los organismos financieros internaciones como el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y del
Club de París.
Los países deudores, fundamentalmente los de América Latina, no poseían en sus arcas el recurso financiero que las
potencias capitalistas desarrolladas exigían. Siendo obligados a obedecer un conjunto de pautas que le fueron impuestas
desde afuera y muchas de ellas casi imposibles de cumplir. Surgieron los Programas de Ajuste Estructural del aparato
del Estado, venta de activos estatales, disminución en los niveles de calidad de la educación y salud pública, reducción
de los programas sociales, readecuación de los regímenes de pensiones, cambios sustanciales a la legislación laboral y
reformas sustanciales a la legislación financiera. La implementación de las mismas generó recursos económicos que
lograron el propósito para el que fueron diseñadas; amortiguar el endeudamiento externo, dejando de lado principios
fundamentales como la soberanía, territorialidad jurídica, autodeterminación y otros.
Un político socialdemócrata costarricense después de dos décadas señala “La reforma al artículo 62 de la Ley Orgánica
del Banco Central y la Ley de Autoridad Presupuestaria aprobadas en la Administración Monge Álvarez, han debilitado
al Estado y favorecido los proyectos neoliberales de privatización. Ambas han frenado al desarrollo soberano del
Estado costarricense durante casi 20 años” (Jurado del Barco). El neoliberalismo, según las tesis del Premio Nobel de
Economía Milton Friedman, apela que para lograr eficiencia de Estado y mejorar la situación económica se debe
eliminar las políticas proteccionistas, reducir el aparato del Estado, disminuir el gasto público, reducir o eliminar las
barreras arancelarias y lograr niveles macroeconómicos de estabilidad. Provocando la necesidad de producir más bienes
y servicio a costo menor, poniéndose en práctica en los países periféricos, modalidades de producción como las empresas
maquiladoras, parques industriales, zonas francas, etc., pasando de un modelo de Estado Neoliberal a otro consolidado
en el contexto de la globalización.
Yip define este proceso como “El aumento de la competencia extranjera es por sí mismo una razón para que los
negocios se globalicen, a fin de adquirir tamaño y destrezas que les permitan competir más eficazmente”. Reafirmando
Brünner la globalización como “el concepto de globalización procura dar cuenta de la novedad de un capitalismo que
ha extendido sus límites hasta los confines del planeta, envolviéndolo en la lógica de los mercados y las redes de
información. El neoliberalismo fue un catalizador que ocasionó lo que hoy llamamos mundialización de la economía o
aldea global.
Las Críticas al modelo de Estado Benefactor
En las primeras décadas del siglo veinte, en los países de América Latina comenzaron ideas, movimientos sociales,
luchas gremiales, en torno a la formulación de un modelo de Estado que tuviera una política social que permitiera al
Estado intervenir de manera franca y abierta en la gestión económica. Significando una ruptura del modelo de estado
liberal para construir un estado interventor o benefactor. Este estado tendría entre sus prioridades: 1. Crear el Impuesto
sobre la Renta, 2. Fundar empresas que le aportaran a la economía del Estado recursos sanos, 3. Nacionalizar la banca,
4. Diseñar y fortalecer regímenes de pensiones para los trabajadores de diversas ramas de la producción, 5. Fundar
sistemas de seguridad social, 6. Establecer una legislación laboral la cual garantizará un equilibrio en el marco de las
relaciones obrero-patronales, 7. Poner en prácticas políticas de desarrollo agrario, 8. Legislación en torno a la protección
industrial, 9. Establecer sistemas educativos cuyo propósito esencial fuera crear una mano de obra con alto nivel de
cultura, y además con destrezas y habilidades para incorporarse al proceso de producción con altos niveles de
rentabilidad.
Este proceso histórico-social no se produjo de modo inmediato, pasando décadas para que la sociedad se sensibilizara
de la necesidad del mismo y que la clase política tuviera la voluntad de promulgar la legislación que diera un marco
jurídico al modelo de Estado Benefactor. No fue hasta la década de los años cuarenta cuando estas medidas se
comenzaron a identificar en el escenario latinoamericano; el continente africano y asiático se dio en décadas más
adelantes; cuando se conformaron los Estados Nacionales, estas regiones todavía era colonias de las potencias europeas.
El modelo de Estado Benefactor, creó y desarrolló niveles de calidad de vida satisfactorios en términos generales,
mejoraron los índices de alfabetización, de la tasa de mortalidad infantil, esperanza de vida, tasa de empleo, poder
adquisitivo de bienes y servicios, y desde el punto de vista de estratificación social, se conformó una poderosa clase
media, la cual contribuyó en grado sumo a la estabilidad social y a la consolidación y ampliación de regímenes
democráticos. Su característica esencial fue desarrollar una acumulación de capital para dar sustento y continuidad al
mismo, la experta del Banco Mundial manifiesta “En las décadas de los años 50 y 60 el desarrollo económico era visto
como una responsabilidad del gobierno. Se suponía que éste no solamente mantendría la estabilidad macroeconómica
y suministraría los bienes y servicios públicos, sino que dirigiría los recursos escasos hacia inversiones productivas.
De acuerdo con este punto de vista, el motor del desarrollo económico era la formación de capital” (Ohno). No eran
posibles única y exclusivamente los recursos que el Estado mismo generaba, recurriendo al préstamo internacional, ya
fuera con gobiernos amigos, órganos financieros internacionales o con la banca privada internacional. La especialista
del Banco Mundial afirma “Basándose en esta visión muchas agencias de ayuda, incluyendo el Banco Mundial, han
apoyado el desarrollo de infraestructura y fortalecimiento de empresas estatales” (Ohno).
Debido a la Crisis de la Deuda Externa, la realidad político-económica varió radicalmente, emitiendo críticas contra el
modelo de Estado Benefactor alegando: 1. Que el Estado no puede ni debe intervenir en asuntos económicos en tanto el
Estado es un pésimo administrador, 2. Que durante el periodo del Estado Benefactor no se logró mantener los niveles
macroeconómicos que dieran sostenibilidad al Estado y a la sociedad, 3. Que se estaba operando un cambio de la época
hacia la búsqueda de nuevos paradigmas en el mercado, sin intervención del Estado, el cual no tenía un rol fundamental
que desempeñar, 4. Que el gasto público era desmedido y que la economía no podría sostenerlo, 5. Que la banca
nacionalizada, lejos de haber sido un instrumento de desarrollo económico, más bien lo había entorpecido.
Otro experto del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo sostiene “Es necesario recordar el pasado
para no repetirlo. América Latina apostó intensa y masivamente por la reforma administrativa pero ésta se planteó
desde una óptica meramente instrumental, cuando lo que había que hacer era ser más eficientes. Pero se les hizo caso
porque siempre hay gente inconforme y poco educada” (Prats). El modelo de Estado Benefactor no cabe dentro de la
dinámica de nuevas políticas de acumulación de capital por lo que se busca desarticularla.
La caída del socialismo real
Uno de los hechos históricos más sobresalientes fue la caída de regímenes socialistas de la Unión Soviética, también
conocida como “el socialismo real”, fortaleciéndose cuando países de Europa Oriental, entre ellos, Polonia, República
Democrática Alemana, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Rumania, Yugoslavia, Albania, decidieron encauzarse por
el rumbo de una sociedad bajo los lineamientos del perfil ideológico marxista-leninista de Carlos Max, Federico Engels
y Vladimir Lenin.
En dichos países se trataba de llevar un proyecto político y económico que pudiera satisfacer las necesidades básicas de
esas naciones, estos países establecieron regímenes de un socialismo autoritario. Se impuso una economía de
planificación centralizada que demostró hasta la saciedad, no ser lo más adecuado ni eficiente en la vida política, su
criterio era de “ordeno y mando”, donde este “socialismo real” creó en las instancias del Estado una burocracia sin
precedentes. Eran los burócratas los que tomaban las decisiones, no eran los obreros y campesinos como había
proclamado Marx en su obra clásica El Manifiesto Comunista al señalar: “Proletarios de todos los países, unidos”.
Una de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, fue que Estados Unidos pasó a convertirse en la mayor
potencia del sistema capitalista mundial, hecho que plasmó la Guerra Fría; siendo el enfrentamiento económico de los
planos ideológico, económico, político, de los sistemas económicos en pugna, por un lado el socialismo y por otro el
capitalismo. La Guerra Fía tomó nuevos ímpetus cuando se dio el recrudecimiento del proceso de descolonización en
los continentes africano y asiático. Tanto las potencias capitalistas como las socialistas estaban al acecho para tratar de
influir en el devenir histórico político de esas nuevas naciones. La Unión Soviética tuvo influencia en la región de los
países árabes y en la India, posteriormente en colonias portuguesas como Angola y Mozambique; mientras que Estados
Unidos mantuvo su hegemonía en América Latina, Europa Occidental y también porciones de África y Asia.
El “socialismo real” no cumplía las metas propuestas, el desarrollo científico-tecnológico estaba atrasado en
comparación con Occidente; “el talón de Aquiles” de esas sociedades socialistas, fue la carencia de libertades públicas
e individuales. Cuando en el bienio 1989-1991 ese “socialismo real” se hizo añicos, no queda ni siquiera duda que ellos
significó un hecho histórico sin precedentes en la historia del siglo XX, como muy dice un historiador: “El ‘socialismo
real’, no solo tenía que enfrentarse a sus propios y cada vez más insolubles problemas como sistema, sino también a
los de una economía mundial cambiante y conflictiva” y agrega “En resumen quienes gobernaban los regímenes
satélites soviéticos habían perdido la fe en sus propio sistema o bien nunca la habían tenido” (Hobsbawn).
A partir de 1985 el gobernante soviético Mijaíl Gorbachov, planteó la tesis de construir un “socialismo con rostro
humano”, en definitiva ya era muy tarde y así lo comprobaron los hechos acaecidos. Al desmembrarse la Unión Soviética
y surgir de ella quince países, y al desplomarse los regímenes socialistas en los otros países de Europa Oriental. Estos
países, con nuevos gobernantes, apostaron a insertarse en la dinámica del sistema capitalista mundial y han sido desde
entonces, tierra fértil para las inversiones de gran escala por parte de las empresas transnacionales, las cuales han
encontrado ahí un nicho de mercado que les augura exitosas ganancias en el corto y mediano plazo. Por otra parte, hoy,
los gobiernos de los países de Europa Oriental solicitan hacer y hacen ingentes esfuerzos por pasar a formar parte de las
instituciones financieras internacionales, esto es, el Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de la
Organización Mundial del Comercio.
La caída del “socialismo real” provocó que el proceso de globalización económica, se haya acelerado en grado sumo y
ha consolidado el capitalismo de mercado, como la panacea en esta “aldea global”.
Los elementos de la nueva geopolítica mundial
Con la descripción de los regímenes de Europa del Este, se readecuaron territorios llevando a la formación de nuevos
países, entre ellos Checoslovaquia se dividió en República Checa y República de Eslovaquia; surgieron en el territorio
soviético países como Letonia, Lituania, Estonia, Bielorrusia, Ucrania, Rusia; Yugoslavia se dividió y aparecieron
Macedonia, Montenegro y Croacia. En Europa Central se desarrolla el proceso de plantear un nuevo esquema de unidad
política, económica y monetaria, este proceso de geopolítica europeo plantea "La Cumbre de Maastricht, indudable hito
de la construcción europea establece algo más que una entidad" de "vocación federal".
Crea una entidad política y económica con aspectos como: una Ciudadanía de la Unión, una moneda única, autoridad
monetaria supranacional, mecanismos de cohesión interna que favorezcan un desarrollo equilibrado, acciones si no
comunes al menos producto de una estrecha cooperación en campos como la política interior y de fronteras, y con una
embrionaria política exterior común y estructura propia de defensa.
Gran Bretaña acepta que Hong Kong pasara a formar parte del territorio de la República Popular China en 1999, es
consolidado como un auténtico Distrito Financiero, donde la banca internacional y las bolsas de valores realizan
transacciones de millones de dólares diarios y obviamente esto es un soporte económico para la república Popular China.
Por otra parte, el gobierno de Estados Unidos, realizó la Cumbre de Iniciativa de las Américas, trazando lineamientos
con los países latinoamericanos. El Presidente Bill Clinton, realizó tareas necesarias para llevar a buen término el
Tratado de Libre Comercio entre Canadá, México y Estados Unidos (conocido como NAFTA); luego crearon el proyecto
del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
En el mundo de la globalización, las contradicciones y los enfrentamientos no son entre distintos sistemas económicos,
políticos y sociales, como en la Guerra Fría; sino, está planteada por contradicciones y tesis enfrentadas dentro de los
círculos de poder económico de los países capitalistas desarrollados, concretamente del Grupo de los Siete (Estados
Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Japón, Francia e Italia). Se puede afirmar que la globalización económica, es
un proceso transparente de recomposición de la acumulación del capital.
El Replanteamiento del Papel del Estado
El Estado ha sido una de las instituciones más cuestionadas en el marco de la globalización. Se argumenta que debe
ocuparse exclusivamente de administrar algunas áreas como la justicia, seguridad, ciudadanía y recaudación de
impuestos. Si bien el Estado regula los intereses de los gobernados, no hay que olvidar que ha sido dirigido y organizado
por la clase social económicamente más fuerte.
Hoy día se critica al Estado como el culpable de los males de nuestros países, pero también es cierto, que al amparo de
ese mismo Estado, se han generado enormes negocios cuyos beneficios han sido a las arcas de sus destructores. Con la
política de desarticular el Estado-Nación, se desnaturalizan y echan por la borda las categorías de identidad nacional,
frontera, símbolos, colectividad, siendo muy común encontrar hoy conceptos para explicar nuestro mundo como aldea
global, fábrica global, tierra patria, sociedad informática, tercera ola. El mundo y el ser humano fueron subsumidos
formal y realmente por la sociedad globalizada.
La transnacionalización de la economía y el rol del mercado
Dentro de la lógica del sistema capitalista, el pilar es el mercado, pero debe estar regida por la libre competencia, apertura
sin mediación, ley de oferta y demanda. En el mundo de hoy el capitalismo es el sistema hegemónico por excelencia.
En el contexto de la globalización, la transnacionalización económica es una realidad en cualquier latitud del planeta.
Lo fundamental es posicionarse de mercados, hay un auge de las más diversas empresas de los países capitalistas
desarrollados sobre esta ideología.
Hay una necesidad de reducir costos en la elaboración de las mercancías o de los servicios, su presencia está en empresas
que se encuentran en países subdesarrollados. A las grandes empresas transnacionales les interesa sobremanera el
crecimiento, la conducta del empresario transnacionales es que “En primer lugar, podemos exportar puestos de trabajo
allí donde sean más bajos los costos laborales y las cargas fiscales a la creación de mano de obra” (Beck).
La transnacionalización de la economía, implica los grandes avances científico-tecnológicos en el área de las
comunicaciones. Estos bienes y servicios de la tecnología de punta, si bien son un avance cualitativo del género humano,
también utilizados por las empresas transnacionales han contribuido enormemente a castrar la identidad de las
poblaciones.
El paradigma de la solidaridad humana
En el proceso de globalización económica, una de sus características es la de fomentar el individualismo a ultranza, el
individuo es el centro en el quehacer del mercado, él es que consume, vende, mercadea, crea empresas, etc. La
globalización por sus características propias es excluyente, amplía considerablemente la brecha social, hay márgenes de
ganancia en demasía, pero son para una reducida minoría, mientras aumentan los segmentos de población de los
desposeídos.
Para muestra de la deshumanización a que conlleva la globalización, un magnate petrolero inglés, llamado David Simon,
refiriéndose a la perforación petrolera, dice: “Yo pregunto, ¿cuánto dinero están haciendo?, un empleado me contesta:
‘le puedo decir cuánto petróleo producen; ¿dónde está el dinero? . Para los accionistas, ese petróleo es importante
sólo en términos de dinero, no en términos de números de barriles”.
Las tesis del Cardenal Rodríguez, reafirman los principios de la solidaridad humana de la siguiente manera: “Globalizar
la centralidad del ser humano, darle la prioridad que merece por su origen y por su finalidad, conduce a la
revalorización del concepto de comunidad. Sólo si sumas una sola especie, una sola comunidad de seres humanos,
podremos hacer de la globalización de la solidaridad un instrumento del ascenso de todo el ser humano. Aumenta la
prosperidad y aumenta la pobreza. Entonces es importante que el mundo globalizado, globalice la solidaridad”.

Las Rutas Históricas de la Globalización


La transformación del tiempo y el espacio
El capitalismo era un sistema que marcha en torno a lo mundial y no tanto fijado en lo local. La Revolución Industrial,
empujó al mundo hacia una transformación tan importante que ha sido homologada con la aparición de la agricultura y
sedentarismo. Gracias al comercio, a la producción textil, a los cercamientos, al cambio en el sistema político y a los
avances técnicos, el sistema doméstico se hizo añicos al tiempo en que se fundaba un nuevo tipo de sociedad en donde
la industria tendría el papel primordial. La vida en las ciudades europeas tendió a estar centrada cada vez más en la
fábrica y menos en el campo. En la agricultura revolución industrial implementó un cambio que hizo que la explotación
de la tierra se industrializase.
Hacia el siglo XIX, la economía capitalista se volvió mundial. La división del trabajo que la economía capitalista
provocó, hizo que las regiones tendieran a especializarse en productos para la exportación, esta especialización permitió
una dependencia entre las ciudades europeas y las de Asia, África y América. La centralización de la economía en uno
o dos productos primarios fue la tónica en América Latina. El desarrollo del ferrocarril permitió la conexión más rápida
y segura entre las ciudades y los puertos y motivaron el traslado no solo de mercancía y trabajadores sino también de
coleccionistas de viajes. La búsqueda de un mayor rendimiento llevó a la burguesía a cambiar su pensamiento económico
del aprovechamiento de la máquina y del trabajo asalariado, centrando su atención en la especialización y en la
utilización de otras etapas del día, además de la mañana y la tarde.
La Revolución Mundial
Para Marx y para Engels, la revolución debía ser mundial. No obstante, la verdadera revolución mundial se embarcaría
a partir de la Primera Guerra Mundial y más exactamente después de la Revolución Rusa. Stalin al poder en Rusia, de
la condición de instrumento al servicio de sus intereses que hizo de la Tercera Internacional y de las purgas, disoluciones
y transformaciones que realizó a su voluntad, la llama de la revolución mundial tendió a extinguirse. Habría que esperar
hasta después de la Segunda Guerra Mundial para que la mecha creciera con un nuevo soplo social y lo hizo junto con
otra mundialización: la de la protesta juvenil.
Un mundo dividido
En la Primera Guerra Mundial el imperialismo jugó un papel primordial, en la Segunda, la consideración de que una
parte de la humanidad quería acabar totalmente con las otras, convirtió a la guerra en un asunto de vida o muerte para
el mundo. Wiston Churchill trataba de pintar un mundo dividido por una cortina de hierro ajustada en Europa oriental.
Para él, de un lado estaba la Unión Soviética y su mundo y del otro, occidente. Stalin entendió este discurso como una
declaración de guerra y la mayoría de estudiosos coinciden en observarlo como el acta de nacimiento de la Guerra Fría.
La Guerra Fría, choque entre la Unión Soviética y los Estados Unidos que no se materializó en una guerra real. Tan
situación produjo un balance en las estructuras de poder internacional. Si la sociología francesa se encargó de denotar
la existencia de un primer, un segundo y un tercer mundo, la descolonización de África y Asia junto a la revolución en
América Latina, demostraron que la cosa era más compleja y que el globo también estaba partido en dos; un mundo
sumamente desarrollado y con una buena parte de la riqueza y que otro que era todo lo contrario.
¿Un mundo unipolar y un final de la historia?
El balance armamentístico entre las potencias las había obligado a dirimir sus problemas con una cierta diplomacia y
apoyadas en la Organización de las Naciones Unidas, había venido regulando los conflictos militares y las opciones y
justificaciones para llegar a ellos. Los estrategas de Washington debían responderse una gran pregunta: ¿Cuál debería
ser el papel de los Estados Unidos en un mundo en el que se presentaban como la única superpotencia?
The National Interest un artículo de Francis Fukuyama, su título evocaba a un Hegel envilecido y manoseado: El Fin de
la Historia. La centralidad de ese texto era promover la idea de un fin en la historia entendida ésta como proceso de
transformación social. En su visión, la historia había llegado a su punto último con el capitalismo como sistema
económico y en la democracia occidental. El mundo aunque guiado por una sola potencia, no era realmente unipolar
sino más complejo que antes debido a la nueva globalización.
La globalización posmoderna
Hasta el momento hemos tratado de comprender las distintas globalizaciones, procurando mirar a la mundialización
como un proceso en la larga duración y no en la corta. En realidad la Globalización actual es más bien denominada una
etapa nueva del capitalismo que se ha conjugado con otra a la que se le ha llamado Posmodernidad.
La ruta por la que ha deambulado esta etapa es la económica, argumentando que desde la Edad Media la humanidad ha
experimentado tres paradigmas económicos: El primer es aquel en el que la agricultura y la extracción de materias
primas dominan la economía; en el segundo, la industrial y la fabricación de bienes durables ocupan la posición
privilegiada; y en el tercero, la provisión de servicios y el manejo de la información constituyen la médula de la
producción económica.
Los países que no han llegado a la modernización económica se conocen como “países en vías de desarrollo”. El discurso
neoliberal es el fiel patrocinador de esta idea. Según esta idea, las regiones dominantes seguirán el camino del desarrollo,
pero las otras, continuarán dependiendo y por tanto, seguirán siendo subdesarrollados. El planteamiento desarrollista,
totalmente ahistórico, no contempla que una de las primeras características de las economías más avanzadas reside en
su posición dominante en el sistema económico global, al que le deben con constancia su continuo avance hacia el
desarrollo.
Así como la industrialización modernizó la agricultura y a su vez convirtió a la sociedad misma en una fábrica, en
nuestra época, la producción industrial ya no expande su dominio sobre las formas económicas y los fenómenos sociales.
El proceso de modernización se caracterizó por una migración de la fuerza laboral de la agricultura y la minería a la
industria, el proceso de posmodernización o de informatización se manifiesta a través de la migración de la industria al
sector de los servicios. Los cambios tecnológicos, desde el punto de vista económico, el lugar de partida ha sido la
enorme aceleración y difusión de los sistemas de transporte de los productos. Además de la desaparición de los productos
agrícolas de temporada, la velocidad en los intercambios comerciales ha posibilitado la reducción de la geografía,
haciendo que la producción y no solo el comercio se vuelva transnacional. La informatización de la producción ha
permitido que la producción se lleve a cabo en distintos países.
La desterritorialización es una de las características más importantes de esta globalización. La informatización ha
generado una nueva división de trabajo, siendo aquellos que comenzaron tarde la carrera hacia la industrialización,
lleguen rezagados. La globalización cultural promueve dos movimientos problemáticos: El primer caso, la tierra
prometida de las transnacionales, está ajustado al consumismo y a la uniformidad; el segundo caso, es más complejo
como heterogéneos son los grupos que se enfrentan a la globalización. En esta sociedad, una invención fundamental
para la comunicación en nuestros días como es el e-mail, altera sin remedio las referencias de tiempo y espacio, mientras
que la Internet se manifiesta como una especie de ciudad virtual en donde los habitantes navegan en busca de
información, placer, satisfacción y un sinfín de sensaciones y gustos. La globalización que vivimos es una sociedad
donde sus ciudadanos se comunican con chat a través de un computador, una fibra óptica, un cable telefónico o bien un
teléfono celular. El resultado: un ser digital.
El sentido que se le confiere a la sociedad es el de una cultura hedonista en donde el valor del ser humano se mide por
la moda y lo superficial. Incluso una producción cultural como el libro, ha entrado en una crisis importante que altera
su calidad. La literatura en ese sentido también se vuelve Light. Crean programas televisivos en donde se ventilan
asuntos que la modernidad concebía como privados, o bien donde la violencia, la sangre y el sexo son la tónica. Mientras
tanto, la necesaria globalización de la solidaridad que ocurrió en el siglo XVI, XIX y XX, todavía no se vislumbra
claramente por ninguna parte.

Comentario
Si bien es cierto que el proceso de unir al mundo mediante la globalización es un hecho que cada vez toma más auge,
también hay que considerar que para llegar a ello se tuvo que pasar por muchos acuerdos y desacuerdos políticos entre
naciones, creando Estados con diferentes sistemas que al fin y al cabo rigen sus propios acuerdos. Cabe a destacar que
la mundialización del comercio está en evolución, pero aún no se logra llegar a un acuerdo de solidaridad donde los
altos mandos o la clase social alta predominen en las decisiones del Estado. La tecnología actual permite muchas ventajas
para que se consolide un sistema de comunicación global que permita la facilidad de crear rutas de comercios a nivel
mundial, pero ésta misma al mismo tiempo crea que el ser humano se mida por la moda y lo superficial.

Eje de discusión
¿Será posible crear un acuerdo mundial en donde la globalización mediante la tecnología ayude al avance de cada país
por igual sin limitar a los “en vía de desarrollo” a estar siempre en ese pozo?

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