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Acerca de los intentos de autveliminacién y suicidios en la adolescencia 61 de forma tal que pocas cosas parecfan rescatables Iuego de que é1 se marchaba, la sensaci6n de impotencia que me invadia me Ilevaba muchas veces a mirarlo irse desde Ja ventana con la inc6gnita de si lo yolveria a yer al otro dia. Sobre este punto estuvo también centrado el tratamiento, ;qué generaba Dario en el otro? La vida parecia resultarle dificil, insoportable, ese sentimiento iba invadien- do también a quien se encontrara cerca de él provocando todo tipo de reacciones en ei one, Eran ead los fines de semana los momentos més duros de transitar, su casa, lo asfixiaba. _ Mis intervenciones iban dirigidas a expresarle algo de lo que iba captando de sus vivencias: A: Tu casa parece ser una cércel sin cerradura, sin embargo no podés salir y quedarte parece producirte estos sentimientos de rabia, odio, vacio y soledad que te evan a pensar en la muerte como la tiniza salida. Cuando Dario hablaba de su suicidio como “la salida”, mis i dirigian a dar continuidad a la fantasfa que é1 coneretaba en el “tino”: A: Tu cuerpo yace sangrando, luego te colocan en un atatid, vamos a pensar en el entierro y en qué diré ta placa sobre tu tumbpa.....aqui yace Dario xxx, Su actitud indiferente producfa desesperacién en mi y hacia que yo interviniera de forma atin més activa. En general mi tarea era muy poco gratificante, salvo agin estallido de furia en el cual en forma violenta Dario me hacia cailar gritindome: “mor- bosa” y otros términos mas violentos. Los hechos me demostrahan que Dario podia intentar autoeliminarse en el momento menos previsto, habfamos logrado trabajar so- bre el hecho de que los “accidentes” con la camioneta no habian sido tales, sino que habia un deseo silencioso de encontrar la muerte. En Ia ultima sesiGn de una angustiante y dolorosa semana Darfo me plantea una invitacién que le habfan hecho para ir de caza al campo de un amigo. Habjamos estado trabajando acerca de Jo inconveniente que podia resultar ir de caza en un momento en el cual tenia tan poco control sobre sus impulsos, sus fantasias con respecto al uso de su rifle parecfan casi realizables. Se mostraba muy inquieto, caminaba por el consultorio, me agredia verbalmente y el tiempo que permanecia sentado no paraba de moverse. Todas mis intervenciones eran vanas, me sentia impotente y comprobaba el insistente 1paso del tiempo de la sesion sin saber qué decir o hacer. Me sentia muy cercana a una situacion limite y noté qué dificil se hace pensar en tal estado. Ya parados para despe- dimos Dario me mir6 y por primera vez en toda esa sesiGn se qued6 quieto un instante. Es probable que justamente ese instante haya permitido que surja en mi el siguiente comentario: - Lo miré y le dije: “Como de todas formas te vas a ir, traeme del campo un regalo” ; ‘Me miré asombrado y se sonrié respondiéndome: labige deh ingaia degen cave espero un regalo”. No Allo cual Je respondi:” Ah...no sé....e80 €s cosa tuya, YO m . supe explicarme en ese momento mi comentario, solo. supe que se habla operado un cambio en ese instante, al final de Ia sesi6n. ‘pero equé querés que te Acerca de los intentos de autveliminacién y suicidios en la adolescencia 61 de forma tal que pocas cosas parecfan rescatables Iuego de que é1 se marchaba, la sensaci6n de impotencia que me invadia me Ilevaba muchas veces a mirarlo irse desde Ja ventana con la inc6gnita de si lo yolveria a yer al otro dia. Sobre este punto estuvo también centrado el tratamiento, ;qué generaba Dario en el otro? La vida parecia resultarle dificil, insoportable, ese sentimiento iba invadien- do también a quien se encontrara cerca de él provocando todo tipo de reacciones en ei one, Eran ead los fines de semana los momentos més duros de transitar, su casa, lo asfixiaba. _ Mis intervenciones iban dirigidas a expresarle algo de lo que iba captando de sus vivencias: A: Tu casa parece ser una cércel sin cerradura, sin embargo no podés salir y quedarte parece producirte estos sentimientos de rabia, odio, vacio y soledad que te evan a pensar en la muerte como la tiniza salida. Cuando Dario hablaba de su suicidio como “la salida”, mis i dirigian a dar continuidad a la fantasfa que é1 coneretaba en el “tino”: A: Tu cuerpo yace sangrando, luego te colocan en un atatid, vamos a pensar en el entierro y en qué diré ta placa sobre tu tumbpa.....aqui yace Dario xxx, Su actitud indiferente producfa desesperacién en mi y hacia que yo interviniera de forma atin més activa. En general mi tarea era muy poco gratificante, salvo agin estallido de furia en el cual en forma violenta Dario me hacia cailar gritindome: “mor- bosa” y otros términos mas violentos. Los hechos me demostrahan que Dario podia intentar autoeliminarse en el momento menos previsto, habfamos logrado trabajar so- bre el hecho de que los “accidentes” con la camioneta no habian sido tales, sino que habia un deseo silencioso de encontrar la muerte. En Ia ultima sesiGn de una angustiante y dolorosa semana Darfo me plantea una invitacién que le habfan hecho para ir de caza al campo de un amigo. Habjamos estado trabajando acerca de Jo inconveniente que podia resultar ir de caza en un momento en el cual tenia tan poco control sobre sus impulsos, sus fantasias con respecto al uso de su rifle parecfan casi realizables. Se mostraba muy inquieto, caminaba por el consultorio, me agredia verbalmente y el tiempo que permanecia sentado no paraba de moverse. Todas mis intervenciones eran vanas, me sentia impotente y comprobaba el insistente 1paso del tiempo de la sesion sin saber qué decir o hacer. Me sentia muy cercana a una situacion limite y noté qué dificil se hace pensar en tal estado. Ya parados para despe- dimos Dario me mir6 y por primera vez en toda esa sesiGn se qued6 quieto un instante. Es probable que justamente ese instante haya permitido que surja en mi el siguiente comentario: - Lo miré y le dije: “Como de todas formas te vas a ir, traeme del campo un regalo” ; ‘Me miré asombrado y se sonrié respondiéndome: labige deh ingaia degen cave espero un regalo”. No Allo cual Je respondi:” Ah...no sé....e80 €s cosa tuya, YO m . supe explicarme en ese momento mi comentario, solo. supe que se habla operado un cambio en ese instante, al final de Ia sesi6n. ‘pero equé querés que te 62 favo muy presente en mi mana angustiante, Pao vr aimente en lo que habia sid, Fue on fin & Sedo, me cemeaba Ge a importancia dl trabajo de Intentaba cepa 1 2 momento, Me PEALE: ybargo, su Vida trasitada desde ns wa ae ero alin pubiea logrado tomar la many ransferencia-contral nae siempre “eontra”mano, nO Me a ’a comprender algo de su mundo interno ¢ ‘alguien Ic brindaba para CO as Ra oscar un camino por el Idd Oe a sy sesion en hora, al abrir Para mi asombro, Dario leg6 ¢} grande y pesada que increfblemente pude verta per lanzé con una mano una piedra BE PY raya fueron: pers tne en santos Sus palabas ae apa os, es we amaisieR trian aera GUA TIG2T con “tomé esto 63 8 regalo 2 ‘ mnpleja trama que se va entrete- Fa cemploctnco ns penne obser Scr cobra uta dimensn ta jiendo en pacientes adolescentes en sisal eee ce rene que pone en peligro sus vidas, agut &© © tua, asf como tambien la transferencia El 1a desorganizaciin que leva calla y la objetal —materializdndose en este ado de ambas in Es aa a oe en el afl, ‘simbolo de Ia potencia sexual asi como de la capacidad destructiva mortifera — se hace presente permanentemente en el tratamiento de estos pacientes. debiendo decidir el analista qué linea privilegiar yen qué momento. Cuando se produce la desarticulacién entre pensamiento y acto, el movimiento de regresion puede llegar hasta la desorganizaci6n psiquica. Se trataba aqui de defen- derse de los sentimientos provocados desde épocas muy tempranas vinculados a angus- tias de separacién, ée castracién y de muerte, sumamente intensas, reactivadas en la adolescencia y cobrando ahora una nueva dimensién que incluye la del cuerpo sexualmente maduro asi como también el nuevo enfoque operado por los cambios psi- 4uicos propios de este trénsito con respecto a su mundo interno. El intento trata - por Ta via del acto - de evitar el dolor psiquico, la angustia y la incomprension a la cual el Paciente se sintié sometido. Una parte inconsciente del yo sostenfa la fantasia de in- mortalidad, mientras que otra, venia’ i i i ana con un pedido de ayuda porque reconocia la posi: Los movimientos propios de una situacién ante pueden Los mq i extremadamente tiante inclicade a i/\h setuacion como respuesta inconseinte y por verse ate! das _rarsformaciones en la mente de a aoe de eats o oe a la umlzacion, ponigadole fia las actiaeiones, excedle sal taba Puede realizarse en el const i rere cee was Ae Yeces a nuestras propias cpeidadee ee as{ como también excede muchas El ejemplo de Dario puede seryj ee \etdfora oe zd my pea Semipreciosa “en brute” ie tan dura npc ion Tee | solo la gota con su constancia seria no ca, Be entre los a id puliendo, haciendo resaltar determinados ce so Aspectos misteriosos Y desconocidos de todo oo e ser hi eon rere aiE Se | Bie

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