Sie sind auf Seite 1von 15

A la cuestión de cómo conocí al Señor:

Estando pasando las vacaciones en Cuba, todo fluía como de costumbre en otros viajes,
básicamente el eje del viaje era la diversión, así que, acudíamos a centros de ocio, discotecas, y
también en casa acudían chicas y tomábamos ron y nos divertíamos abusando un poco en
general de la bebida y del sexo fácil, esto duro unos siete u ocho días. Una noche cenando con
una amiga que ya conocía de otros viajes, me comento que tenía el ojo izquierdo un poco
enrojecido, y no le di mucha importancia, en ese momento podría ser cualquier irritación por
suciedad o sencillamente mi ojo que padece de glaucoma, en ocasiones, tiene un aspecto
rojizo y enfermizo, a la mañana siguiente el aspecto era peor, y ya empecé a considerarlo.
Finalmente se lo comenté a Héctor mi amigo, que tenía un carro con el cual me desplazaba
siempre en la Habana, y me acercó al hospital para Cubanos de la Ceguera (hospital
oftalmológico de la Ceguera Habana Cuba), se supone que allí no deben de atender a pacientes
internacionales, pero hablamos con la persona de recepción y nos hicimos pasar por Cubanos
los dos, finalmente pasé a consulta, y se me diagnosticó una simple conjuntivitis, y me dio un
colirio típico, lo normal es que en uno, dos o tres días este perfecto, a todo esto, aconteció que
mis medicinas para el glaucoma se habían quedado en el coche al sol, y no deben de estar
expuestas a mucha temperatura, esto no sé si paso un día antes de la conjuntivitis o después,
el caso es que me apliqué la medicina del hospital para la conjuntivitis, y después me apliqué
creo recordar bien mis colirios, al rato se presento una reacción muy fuerte, y por la mañana
tenía el ojo izquierdo tremendamente hinchado y salimos de nuevo hacia el hospital.

Esta vez decidí comentar que era extranjero y que me hicieran un informe médico, así que
tocó pagar la consulta 25 dólares, ya en la consulta, la oftalmóloga vio que la cosa estaba mal,
pues ni me tomó la tensión ocular, yo se lo reclamé y ella dijo, no hace falta pues el ojo esta
duro como una piedra es decir esta muy alta, yo me preocupé entonces muchísimo, pues en
una subida de tensión se puede perder la visión por completo y dañarse el nervio óptico.

El tratamiento consistía en aplicar gasas con agua hervida constantemente, y limpiar las
secreciones del ojo cada quince minutos aproximadamente, este tratamiento me tenia
desconcertado, ya que la pura agua no me iba a bajar la tensión ocular, podría ser que aliviara
la conjuntivitis, que ahora ya no era una simple conjuntivitis, ahora era una reacción alérgica
en toda regla, mas conjuntivitis, más tensión ocular por las nubes, un cuadro catastrófico para
cualquier ojo más o menos sano, así que para el mío con glaucoma, varios años de operaciones
y laser, y mil cosas más, era casi una sentencia de visión (ceguera), por lo que tome la decisión
de abrir los colirios de repuesto, estos si habían estado bien conservados, y pensé que por lo
menos algo bajaría la tensión, así que los apliqué, al tocar la gota en mi ojo, sentí un tremendo
escozor impropio, ya que tengo muchos años de ponerme colirios y ya mi ojo está
acostumbrado, pero esta gota cayó como si fuera puro alcohol, casi me arrepentí de inmediato
de haberla puesto.

1
Llego la mañana, y el ojo estaba francamente mal, así que volvimos a la consulta,
prácticamente el viaje se había convertido en puras visitas al hospital, y cocer agua cada 15
minutos, durante todo el día, y posarme las gasas en el ojo. La luz me molestaba mucho y ni
que decir el viento, tan solo la brisa me hacía daño, encerrado en casa sin ganas de salir a
ningún lado.

Llegamos por tercer día al hospital, ya la doctora nos atendía en otra sala, no de urgencias, y se
tomaba un gran interés en mi caso, bien es cierto que para que la atención fuera más o menos
correcta había que aportar ciertos regalos y propinas económicas, a los cuales no estamos
acostumbrados en mi país (España), pero bueno, pues era joven y muy agradable, y no puse
pegas sabiendo que en Cuba ciertas cosas funcionan de esta manera, todo muy discretamente.

Antes de entrar al hospital, sucedió algo totalmente desconcertante, cuando íbamos a entrar,
el guarda dice que no puedo pasar, porque porto unos pantalones bermudas, y así no se puede
entrar, que hay que vestir pantalones largos, algo ridículo ya que los días anteriores iba
también con pantalones cortos, cosa muy normal en un país tan cálido como Cuba, en fin, mi
amigo le explicó que yo era extranjero y que no sabía de esas formalidades, y el guarda insistió
en denegar la entrada a un hospital por que andaba en una bermuda totalmente normal, pues
bien, salimos y empezamos a buscar soluciones, y finalmente un guarda que andaba en la
caseta descansando, me ofreció uno de sus pantalones de trabajo, para poder acceder, me
saque mis pantalones y me puse los suyos, ni que decir tiene que el aspecto era totalmente
ridículo, pero parecía ser que se estaba poniendo en prueba mi humildad o algo así, ya que mi
amigo sonreía de una manera sospechosa, a mi en realidad lo que me importaba era mi
consulta médica, así que, sin problemas, ya en la sala, esperamos buen rato, y me pasaron a
consulta, esta vez asesorada por una profesional mas experimentada, la que mantuvo el
mismo tratamiento, pero le añadimos unas pastillas muy diuréticas para intentar bajar la
presión ocular. Estas medicinas ya las conocía yo de hace muchos años, las cuales me dejaban
totalmente deshidratado, no paraba de ir al baño, y además había que tomar un suplemento
de potasio, el cual además es una bomba para el estomago, así que, se consiguió las pastillas,
en la farmacia, muchas de ellas eran para una posible alergia, otras para drenar el cuerpo y
algunas mas ya ni me acuerdo para que, en definitiva un arsenal de medicinas que solo hacían
que dejarme en un estado insufrible, para colmo el potasio no lo tenían y hubo que marchar
varias farmacias como si de un tesoro se tratase para conseguirlo.

Así empezaron a transcurrir los días, encerrado en mi casa, siempre cociendo agua, y
poniéndome las gasas en el ojo, con dolores de estomago, mal hidratado, y mi aspecto físico
en decadencia total.

Por esos días, tenía que limpiarme a cada rato las secreciones del ojo que eran muy
abundantes, y empecé a tener una sensación de terror al mirarme fijamente en el espejo, cosa
que acontecía cada rato, y cada vez era más fuerte la sensación de miedo, y yo pensaba para
mis adentros, bueno es normal con el aspecto del ojo hinchado, rojo, no era mi mejor cara,
pero algo me decía que no era el aspecto de enfermo el que me daba terror, a tal punto que
cuando pasaba por el espejo, si no tenia que limpiarme la secreción esquivaba el mirarme al
pasar por delante del espejo, estaba muy preocupado por mi salud, pero aun mi ojo derecho,
por el cual hago una vida normal, pues tiene una visión adecuada, estaba saludable, al día

2
siguiente, este ojo sano, paso a estar rojo también, y deduje que tanto tocarme el ojo
infectado y por mucho cuidado que había tenido, se había pasado la conjuntivitis al ojo
derecho, recontra fuimos de nuevo al hospital, y la doctora, mando unos análisis, tomar una
muestra del ojo derecho para analizarlo (cultivo), después de una hora o dos, salió con los
resultados, yo pensé que era tontería ya que era clarísimo que se había contaminado del ojo
infectado, pues el resultado dio infección de no se que virus, o bacteria no sabría que es en
este momento, que era diferente al resto de males que me atacaban al ojo izquierdo, entonces
entre en una preocupación extrema, el cuadro médico era impensable, tres males en el ojo
izquierdo, presión altísima, conjuntivitis mas reacción alérgica a todo medicamento y ahora se
sumaba una cuarta y diferente afección en el derecho por un virus extrañísimo de procedencia
sexual, esto hizo saltar todas mis alarmas, los médicos me aconsejaban retrasara mi partida a
España hasta no estar mejor de salud, que no era conveniente viajar así. Al regresar a la casa,
hable con mi amigo Héctor, y le dije de frente.

−Héctor lo que está sucediendo no es normal, y creo firmemente que me han echado brujería,
alguna chica enfadada, en este país las personas usáis habitualmente estas acciones y de veras
que no es normal todo esto que pasa conmigo.

<<Pero no le comenté el terror que me daba mirarme directo a los ojos en el espejo desde
hacía unos días>>.

A lo que él contestó:

−Yo creo que estas en lo cierto, a mí también me parece todo muy raro en este momento
como están discurriendo los acontecimientos.

Héctor era un amigo que conocía de años antes, del cual yo desconocía su creencia en Cristo,
resulto ser cristiano evangélico pentecostal (esto lo supe después de acontecer ciertos hechos
que se relatan más adelante). Tras sufrir en mí persona enfermedades, y pensamientos
depravados y acciones no deseables, le comenté a mi amigo cubano que si podría dirigirme a
un santero, para comprobar si tenía en mi un mal de brujería o simplemente era algo fortuito y
ocasional, ya que extrañamente, al día siguiente de estar en Cuba, antes de que empezaran
todos estas enfermedades, la familia de una muchacha que había conocido en un viaje
anterior, y que no sabían de mi presencia en Cuba, pues no había yo comunicado nada a esta
muchacha, pues se presentaron en casa de mi amigo Héctor, a decirle si yo podría ayudar a
esta chica, pues estaba en la cárcel y querían que yo pues pagara un abogado o algo así.

Yo le reclamé a Héctor.

− ¿Como que han llegado a tu casa?, ¿por que saben dónde vives?, y ¿por que saben que
estoy en Cuba?

-Y me dijo:

¡No tengo ni idea!, yo he sido el primer asombrado.

Le comenté a Héctor:

3
−Mira, recién he llegado de vacaciones y no sé que me puede pasar aquí, diles que cuando me
regrese a España si tengo un dinero sobrante, es posible que le ayude, pero de momento no
puedo quedarme sin dinero.

Estas personas procesan su religión afrocubana la santería, donde es muy habitual, mandar
embrujos y cosas así.

En ese momento mi amigo Héctor, me dijo.

−Andrés yo pienso lo mismo.

Pues el también era consciente que las enfermedades que me habían llegado empezaban a ser
sospechosamente extrañas en su manera de aparecer y complicarse, primero reticente,
después accedió a mi petición, y cuando se disponía a hacer la llamada al santero para la cita,
dice él, que oyó una voz que le dijo.

− ¡Dónde vas tú que eres mi hijo a llevar a este hombre a hundirse en el lodo!

A mí no me comento este suceso en ese momento, sencillamente él se quedo quieto como


una estatua, un lapso, y me dijo en voz muy seria y tajante.

−No llamo.

Y yo me quedé descolocado de su respuesta, pues había levantado del sofá un segundo antes
para llamar y estaba de acuerdo en que algo raro pasaba conmigo, y le respondí.

− ¿Por qué no llamas Héctor?

Y contestó de manera inusual en él, por lo fuerte de su voz su mirada intensa y una cierta
agresividad.

−Mira, tú conoces a mucha gente aquí en Cuba, dile a cualquier otro que te lleve a un Santero,
pero yo no te llevo de ninguna manera.

Y resultó que a partir de esa voz, el recibió la sensibilidad espiritual para discernir y ver lo que
estaba pasando. Salió de casa, y desde el porche, mirando enfrente, había una casa (en la cual
se daban fiestas santeras a menudo), y él me reclamó que saliera con él, y me preguntó, si yo
veía algo en la casa del frente, y yo en aquella oscuridad, sencillamente no veía nada, Héctor
me apuntó verbalmente.

−encima de la ventana como a dos metros.

Y yo no alcanzaba a ver nada, bien es cierto que yo en la noche veo escasamente, pero él si
veía una figura con apariencia humana de raza negra en el tejado, no sé si condicionado o no,
creí ver como unas piernas, pero esto no lo puedo confirmar pues en realidad estaba muy
oscuro, y de repente el bello de los brazos se le erizo y a mí también, como una energía o
electricidad estática. Entrando a la casa, él me dijo.

−No es un hombre

A lo que yo respondí irónicamente.

4
−Claro que es un hombre, que va a ser sino.

Y, él sólo me dijo:

−bueno es difícil de explicarte ahora, pero no es un hombre.

Durante diez días antes de este suceso, yo tenía una sensación de temor y miedo al mirarme la
cara en el espejo, como si no fuera yo, como si alguien me mirara desde dentro de mí mismo,
pero claro está, yo no comenté esto a nadie, pues me parecía que me iban a tomar por loco,
así que, una vez que mi amigo expresó que el hombre que había enfrente en la casa no era un
hombre, me quedé sin comprender muy bien que estaba pasando exactamente, pero no
entendía por qué se habían erizado los bellos de mi brazo, aun no había relacionado al
supuesto hombre que mi amigo veía en la casa de enfrente con ese desconocido que yo veía
en mi mismo en los días anteriores, no le di mayor importancia en ese momento, regrese al
interior de la casa porque me surgió ir al baño a orinar, en ese espacio de tiempo, dos o tres
minutos, Héctor salió de la casa y fue al frente, y reprendió a aquella figura con aspecto
humano, (esto yo no lo supe hasta el día siguiente), al salir del baño, Héctor me reclamó mi
presencia nuevamente en el porche de mi casa, salí nuevamente y me volvió a preguntar si
veía algo, y contesté −que no veía nada, pero esta vez ya no hubo erizado del bello de los
brazos, regresamos a dentro. Pasé a la habitación a limpiarme una secreción fuerte que tenía
en el ojo, en estos días era una constante, cuando estaba pasándome la gasa enfrente del
espejo, entro Héctor a la habitación y se sentó en la cama, y tuve la necesidad grande de
comunicarle mi mala sensación y miedo que tenía al mirarme yo mismo, entonces le dije:

−Héctor desde hace unos días cuando me miro en el espejo... y me callé (algo cerró mi
garganta impidiéndome hablar).

Héctor me dijo:

− ¿Qué? Dime, dime.

Lo intenté de nuevo.

−Héctor, cuando me miro en el espejo, desde hace unos días atrás, lo que veo es un demonio,
alcancé a decir, pues tenía como una fuerza opresora en la garganta, y giré a mirar a Héctor, y
el saltó de la cama con cara de asustado y me dijo:

− ¡que lo tienes!, ¡que lo tienes!

Al oírle a él, que confirmaba mi sospecha de días, agarré conciencia de que era verdadera mi
sensación, y enfrentado al espejo, empecé por voluntad propia sin que Héctor abriera su boca,
a decirle en voz autoritaria a mi imagen reflejada en el espejo:

− ¡Sal de mí!, ¡no te permito que estés dentro de mí!, ¡fuera de mí!

Y así durante un tiempo difícil de calibrar, pero a mí me pareció largo, la imagen de mi persona
reflejada no cambiaba, es más, incluso parecía coger aun más fuerza, y me miraba muy
soberbia y maligna, entonces mi amigo me dijo:

− ¡Di, en el nombre de Jesús.!

5
Yo no era creyente ni en Dios ni en nada hasta ese momento, pero al ver que a mi orden
aquello no se apartaba de mí, dije:

− ¡fuera de mí en el nombre de Jesús!

Y al instante recorrió una vibración, una energía, o algo difícil de definir, que desde los pies
hacia arriba en una décima de segundo pareció salir de mí por la garganta o parte superior de
mí, al instante Héctor me dijo:

−Mírate en el espejo.

Y la imagen de mi persona había sufrido un cambio enorme, siendo ahora relajada, expresión
bondadosa, totalmente contraria a la que se reflejaba en los días anteriores y más en el
momento de reprensión que habíamos vivido.

Después de esto, Héctor se acerco a mí y me dijo:

−La palabra bíblica dice, una vez sacado el espíritu inmundo, irá y buscará a siete como él y
regresará y si encontrara su casa vacía decorada y desocupada, entrarían de nuevo en el
cuerpo de la persona y el estado postrer sería mucho peor.

A lo que yo poco más que me reí, y dije algo como.

-¡Anda ya Héctor!, sé fue y ya pasó todo.

No obstante, al poco tiempo, minutos, mi amigo estaba sumamente nervioso, y activo, yo le


hablaba de lo que había vivido en los días anteriores, cuando me miraba al espejo, y
prácticamente me obviaba, se levantaba del sillón sistemáticamente y caminaba de un lado
para otro, hasta el punto que me irrité un poco con su actitud, pues para mí era muy
importante comunicarle mi angustia, entonces se sentó enfrente mía y me miro muy fijo a los
ojos, y yo, no se el porqué, de inmediato le pregunté.

− ¿No estamos tú y yo solos aquí?, ¿verdad?,

Y me contestó moviendo la cabeza, no, entonces yo dije.

−Hay uno en este sofá, otro a mi izquierda. (Al tiempo que se me erizaba el bello del brazo
izquierdo).

Y él continuó:

−Si, otro en la puerta otro en la cocina etc.... total siete.

Y yo petrificado le miré y le dije:

−y ¿ahora qué hacemos?

-Héctor respondió:

−No te preocupes, estate tranquilo.

6
Y pasando uno o dos minutos se levantó, y en pie, empezó con buena voz a hablar al Altísimo,
hacia como alegatos y peticiones en voz altísima, con voz como de autoridad, finalmente dijo,
¡yo os ordeno que salgáis fuera! o algo así, y de pronto se sintió una paz grande en el salón, y
dijo:

−Ya se han ido.

A la verdad yo no los veía, pero si es cierto que después de esta reprensión cuando él dijo ya se
han ido se sentía como una paz en el salón diferente, el ambiente se había despejado. Ya más
relajados, Héctor me hablaba, y me decía mas tranquilamente lo que había sucedido, y que él
era cristiano hace muchos años, de esta información yo me estaba enterando en este
momento, nunca hubiera pensado que creía en Dios y era cristiano, y le conocía como desde
hace tres o cuatro años, pero los últimos tres años se había apartado de su vida cristiana.
Comentó que el Altísimo había obrado esa noche, para salvarnos a los dos, a mí de mi
incredulidad hacia Dios, y a él para traerlo de nuevo a su amparo. Ya era muy tarde como las 6
am, y finalmente se marchó a su casa comentando, voy a descansar, antes de irse me dijo:

−Mira hay fuera, a dos calles, hay una iglesia, si sientes deseo de ir mañana en la mañana, te
digo dónde está, solo si tú quieres ir voluntariamente.

Le escuché muy atentamente, finalmente me dejó un disco de música cristiana sonando en mi


habitación y se fue, entre en la cama, y tenía pavor en mi ser, me venían imágenes de mi vida y
empecé a arrepentirme de muchas de mis acciones pasadas, reconociendo en mi interior que
no eran buenas, aunque hasta ese momento no me habían parecido dignas de arrepentirse
dada la cotidianidad y naturalidad con la que la mayoría de las personas las hacemos. Cada vez
que me arrepentía aparecía en la mente una nueva imagen, de pronto vino una escena, a la
cual yo, en mi pensamiento, dije para mí mismo, pues eso no es algo malo, no hay de que
arrepentirse, y súbitamente la luz de la casa se apagó, todo se quedo en tinieblas y el disco
dejó de sonar, en fin, no puedo describirle el estado de miedo, temor, y pavor que sufrí esa
noche, algo inexplicable, en mi interior estaba totalmente desconcertado e impotente,
empecé a decir, ¡me arrepiento!, ¡no entiendo porque está mal!, ¡pero si en verdad está mal!,
¡aunque no lo entienda!, ¡me arrepiento!, en ese mismo instante la luz volvió de nuevo, y la
música cristiana empezó a sonar otra vez, y sentí un alivio grande, pero permanecía en un
estado de alerta sintiendo peligro constante. Desesperado por que saliera el sol, y terminara la
oscuridad de la noche para correr a la iglesia. Así fue, nada más salir los primeros rayos de sol,
marché como una bala, y cuando llegué a la iglesia, estaba cerrada.

Decidí, ya que estaba en la calle, desayunar en un restaurante no muy lejano, ese día todo
parecía distinto en el ambiente, o esa era mi sensación, había en la mesa de al lado unos
trabajadores almorzando, un anciano no apartaba la mirada de mi persona, me hacía señas
como que no fumara, o algo así, algo inexplicable, ya que en Cuba todo el mundo fuma en
cualquier parte, y además, estábamos al aire libre, y siendo yo extranjero, se me hacía muy
difícil pensar que me estuviera recriminando fumar un desconocido en Cuba. Una muchacha
esperaba comida para llevar, y su forma de esperar me parecía tan extraña, pues estaba
inmóvil, casi como una estatua, desprendía mucha paz, hasta el camarero que conocía de días
anteriores, hizo un comentario en alto, muy extraño o así me pareció, algo como, ¡nosotros sí
que tenemos lucha!, como predicándolo a los cuatro vientos. Al salir del restauran, caminaba

7
hacia mi casa de alquiler, y un hombre de raza negra me llamaba a una distancia como de 50 o
60 metros, un acto poco usual, ya que normalmente los cubanos se acercan a ti, no te llaman a
voces mientras ellos se quedan sentados, normalmente hubiera hecho caso omiso de sus
voces llamándome, ya que muchos cubanos se acercan para pedirte o intentar venderte algo,
no sé por qué algo en mi interior me movió a acercarme a él, estaba sentado y no se levantó
hacia mí, me comento que era un mendigo, que no tenía que comer, que había estado en
Angola, el señor no tenía pinta de mendigo, no estaba mal aseado, y además se veía bastante
bien alimentado, a mi parecer incluso fuerte, robusto y con buena tripa, normalmente cuando
te piden limosna en Cuba, se suele dar unos céntimos, yo le pregunté qué cuanto deseaba, y él
me dijo lo que usted quiera, yo era muy consciente que aquello no era normal, una situación
especial, el hombre tenía una pulsera en la muñeca, de bolas amarillas y verdes, que suelen
portar las personas que procesan la santería cubana, y me dio la mano de una manera
rarísima, a mano cambiada y prácticamente lo que me ofreció fue un dedo, no muy normal, en
definitiva, le pregunté − si dos dólar le parecía bien−, sabiendo yo que era muy por encima de
lo que es una limosna en Cuba, pero él dijo − lo que quiera−, le di los dos dólar, y me fui a mi
casa, con una sensación de sentirme observado, tanto en el restauran como por la calle.

Llegué a mi casa, y al poco apareció en mi casa Saimy, una amiga, ella me había visitado
algunos días antes, nada mas llegar quería ir a comprar tabaco a la calle, y la acompañé, a unos
cien metros de mi casa alquilada, se encontraba una calle donde las pasadas vacaciones me
había hospedado, la cual pertenecía a un babalao Cubano, o sea, un brujero, en todo mi
tiempo de estancia en el actual viaje no había visto a este señor, estando tan cerca una casa de
la otra, y cuando entramos al principio de la calle, lo vi a lo lejos hablando con una señora en la
puerta, no se por qué no tenia deseo de saludarlo, y pensé que no me reconocería, ya que solo
estuve unos días en su casa, hacía 6 meses, además yo portaba una gorra, gafas de sol, el
cuello de mi polo alzado, prácticamente era imposible saber que era yo. Al caminar por la
acera de enfrente y superar su altura, el reclamó mi atención llamándome, me acerqué y le
saludé, me miraba muy fijo a los ojos, con una insistencia inusitada, como si quisiera ver mi
interior, nada que ver con un saludo habitual, despaché y me despedí, finalmente compramos
el tabaco y regresamos a casa. Saimy, se marcho al rato, y acudió Héctor, venia relajado, y
pasamos a comentar todo lo que había pasado la noche anterior, en esta charla a mi me
acudía la cara del babalao que había encontrado en la calle, se acercaba a mí en la mente,
luego parecía que algo la alejó, a los minutos regresó esa imagen en la mente, había una figura
que lo agarraba y lo mandaba de regreso lejos de mí, y así varias veces, hasta que se lo
comenté a Héctor, en principio él no le dio mayor importancia, le insistí que aquello venia
insistentemente, y de pronto me dijo:

− ¡Ayer no aceptaste al Señor!

Dije yo:

− ¿Que me hablas?

− (Héctor) perdona, con el ajetreo de ayer, me fui, y se me olvido invitarte a aceptar al Señor
(Jesucristo).

Y estoy entendiendo que quieren (los demonios) volver a ti.

8
−pues tu casa, o sea, tu cuerpo, está libre y desocupado, ya que no tienes al Espíritu Santo,
pues no le has aceptado como tu salvador (Jesucristo).

Sé puso en pie y me lo ofreció, yo accedí, y repetí con él una oración.

−Señor, soy un pecador, lo reconozco, me arrepiento de mi pecado, te reconozco como mi


único salvador Señor Jesucristo, te abro mi corazón para que vengas a mí, en el nombre de
Jesús.

Más o menos esa fue la oración, a los pocos minutos, empecé a lagrimar abundantemente, al
principio lo achaqué a que tenía los ojos con conjuntivitis, pero no dejaba de llorar
abundantemente. No tenía dolor, ni rabia, ni alegría ni ninguna emoción habitual que
produzca el llanto, y empecé a preguntarme qué estaba pasando. Héctor permanecía callado
con respecto a este asunto, hasta que le pregunté:

− ¿Que estaba pasando? , ¿Por qué no podía dejar de lagrimar o llorar?

Me contestó:

− Hace unos minutos, has aceptado a Cristo en tu vida, ahora el Espíritu Santo ha venido a ti,
esta inundando tu ser.

Me quedé meditando, y llegué a pensar que era lo único que podía tener explicación a este
llanto, además sentía una sensación plena de paz, y tranquilidad, a eso se sumaron unos
escalofríos por las espalda y brazos, y el bello se levantaba repetidamente. A partir de ahí la
imagen de la cara del babalao desapareció de mi mente.

Hablando con Héctor de muchas cosas, le comente que mi tío estaba agonizando en el
hospital, y su situación personal. Recibí un sms a mi teléfono procedente de mi hermana,
comentando que el tío estaba muy muy mal.

Desde la noche que aconteció la expulsión del espíritu inmundo, Héctor no aparecía por mi
casa durante el día, le llamaba a su teléfono móvil y no contestaba, o me decía que ya venía de
camino, pero tardaba horas. Siempre llegaba justo al oscurecer, pasaba toda la noche conmigo
jugando al ajedrez, mientras me predicaba acerca de Dios. Trajo una biblia, me comentaba
muchas cosas de su vida en Cristo. A menudo se interrumpía el mismo al hablar, como
enmudeciendo voluntariamente, a los segundos regresaba hablando otra vez, a mí me parecía
extrañísimo aquello que hacía, ya después de dos o tres días así, le pregunté directamente:

− ¿Por qué ahora solo vienes en la noche? No atiendes mis llamadas durante el día, ¿acaso
tienes alguna orden de hacer esto así? reticente, finalmente confirmó.

− (Héctor) Si, tengo ese trabajo que hacer,

- yo le dije:

−Pues eso quiere decir, que aun estoy en peligro.

Y contestó:

9
−Que, aún no estaba fuerte en el Señor y él estaba allí por sí alguna cosa pasara.

Una noche acudió con Grethel, su novia, y le explicábamos a ella, lo que habíamos vivido en
ese salón. Yo estaba tumbado como de costumbre en el sofá, mirando hacia arriba con mis dos
gasas en los ojos, entonces, Héctor se levantó del su sillón y de ahí empezó a orar por mí, y
habló un lenguaje muy raro e incomprensible, yo guardé silencio, me preguntó si aquello me
daba miedo, y contesté que no, entonces prosiguió orando por mi y de vez en cuando hablaba
cosas raras como otro idioma. Después, él me explicó, que era el Espíritu Santo, que hablaba
por medio de él. En vista de todo lo vivido, tenía depositada toda mi confianza en Héctor.
Empezaron a solucionarse mis problemas oculares, por tanto decidí regresar a España, pues
había pospuesto mi regreso dado el consejo de los médicos, que me aconsejaron esperar a
mejorar de aquello antes de partir. La compañía de avión me había comunicado que, cuando
quisiera podría volver, y me acerqué para reservar día de regreso, de pronto, no había
posibilidad de regresar, y todo era un problema para tener ticket de regreso, ya desquiciado
pues no había regreso ni en 6 o 7 días ya le comente a la secretaria, ustedes me informaron
que podría regresar cualquier día, que siempre había plaza libre, y ahora me veo que no hay
forma de regresar, es que acaso me tengo que quedar aquí por tiempo indefinido, y me
comento − que era algo extraño, ya que normalmente siempre la demora no se iba a más de
un día o dos−, pero ahora estábamos hablando de más de diez días, y deje aviso de que
cuando se le pusiera una plaza, la primera, el día que fuera me avisara. Llamaba a diario para
ver si tenía plaza y siempre la misma respuesta, − no hay−, durante esos días de espera
forzada, pasaron una variedad de hechos, que yo entendía que eran pruebas a mi persona, casi
siempre relacionadas con ayudar a personas, y resistir la tentación de los encantos de
muchachas que se ofrecían para estar conmigo íntimamente, y acudían a mi casa, cosa extraña
ya que con anterioridad no venia ninguna chica a visitarme, era yo el que iba al encuentro de
ellas siempre, una especialmente, Saimy, la cual yo conocía de un viaje anterior, y habíamos
conectado muy bien tanto en lo personal como íntimamente (en otros viajes anteriores a la
Habana), yo la había llamado después de unos días de fiesta en la Habana para comunicarle mi
estancia en la ciudad, y con la intención de pasar la última semana de vacaciones con ella,
Saimy apareció tres o cuatro días después de haberla llamado, esa noche se quedo a dormir y
se extrañaba que yo no la tocaba, yo tenía una sensación fuerte de no querer estar con
mujeres solo por su cuerpo.

Yo estaba muy afectado con los problemas de los ojos, no podía salir de casa a pasear con ella
y simplemente dormimos juntos, a la mañana llamo un taxi, se despidió sin pedir nada, acudió
otro día mas, y fue más o menos lo mismo, y al tercer día le pregunte.

− ¿Por qué vienes a verme? si te estoy demostrando que no voy a tener relaciones intimas
contigo, por consecuencia no voy a darte la ayuda económica que se suele ofrecer, gastas
dinero en taxis para venir hasta mi casa, consumes tu noche aquí en vez de acudir a una disco
y buscar un turista que si te ofrecerá el dinero que sueles buscar

Ella dijo:

−Vengo porque tú me gustas, y me agrada tu compañía.

10
Héctor seguía visitándome en las noches, y algunos días compartíamos las tres cenas y charla.
Saimy, una mañana me conto que de niña acudía a una iglesia evangélica, que cantaban y a
ella le gustaba, al día siguiente yo le hable de esto a Héctor, y a los dos nos pareció mentira, y
esperamos ansiosos a que acudiera a la cena para hacerle algunas preguntas, ya que para nada
daba el perfil de una mujer con creencias cristianas del tipo evangélicas, pues era una mujer
que andaba en la noche en compañía de turistas y haciendo sus negocios. Apenas a su llegada
Héctor le hizo algunas preguntas, de una manera relajada.

− Mi amigo me ha contado que fuiste cristiana.

Ella dijo:

−Si.

Y él la volvió a preguntar.

− ¿Que tipo de iglesia?

Ella contesto.

−Pentecostal.

Héctor quedo un poco sorprendido de que supiera la denominación exacta de una


congregación cristiana.

−y entonces pues, ¿por qué portas la pulsera de orula?, que es de bolitas verdes y amarillas en
tu muñeca, eso es de persona que procesa santo cubano. (santería cubana sincretismo)

Y ella contesto:

− Solo para que los demás no me den chance con la santería. Al parecer tenerlo hecho ya el
santo.

Pero que en realidad ella no le daba ningún valor a la pulsera de orula, a Héctor pareció
convencerle y pasamos la noche en casa, tomando aperitivos y bebida, ya tarde Héctor se
marcho a su casa y Saimy y yo dormimos.

Un día, ya ni llamaba a la agencia de viajes, desesperado de su siempre contestación negativa,


mi amiga Saimy llamo por teléfono, lo descolgué y me saludo, y lo primero que dijo fue:

− ¿Cuando te marchas?

−Conteste, ni idea, ya que nunca hay plaza libre.

− (Ella), llama por si acaso.

Y se despidió rápido, me resulto rara su llamada tan escueta y no hablo de nada más, total que
resolví llamar a la compañía, y pregunte si había plaza de regreso, y en ese momento me dijo:

−Usted tiene confirmada su vuelta para el día tal a las nueve pm etc...

Y yo dije.

11
−No es posible, para confirmar yo tengo que dar mi conformidad, y ustedes no me han
preguntado.

Y reconfirmo (la operadora):

−Tiene regreso confirmado para tal día y hora, hemos llamado esta mañana.

−Respondí. No señorita no he salido de mi casa y aquí no han llamado.

De todos modos le confirme que estaba de acuerdo, me informo que tenía hasta mañana al
medio día para pasar a pagar la tasa por retrasar el vuelo, como unos 100 euros, y termino la
conversación, entonces pensé que podría ser que llamaran a Héctor por la mañana a su
celular, ya que lo dejamos como medio de comunicación, cuando llego Héctor le pregunte:

− ¿Te han llamado de la compañía de avión?

− (Héctor) No.

Y me quede de piedra, se lo comente y el no entendía tampoco, pues los dos sabíamos que en
Cuba no te reservan nada si no pagas primero, finalmente llegamos pagamos y me dieron el
ticket de regreso.

Mi mejoría con respecto a las enfermedades era notable, así mismo mi personalidad y buen
humor rebosaba. Entre tanto Héctor, me enseñaba pasajes de la biblia, y yo le hacía montones
de preguntas, sobre lo acontecido, el porqué de su presencia solo nocturna durante todos esos
días, a que se debía, el parecía no querer contestar a esas preguntas mías, pero finalmente
confirmaba lo que yo decía, yo era directo.

Y le pregunte:

− ¿Estás obligado a venir por alguna orden de arriba?

Respondió:

−Si.

− ¿Viste visualmente a los espíritus que acudieron aquella noche?

− Si, Uno tenía cabeza de toro, otro cuerpo de serpiente, otro era como una imagen
difuminada etc. No todos los pudo describir.

Desde el día de la expulsión del espíritu de mi cuerpo, ninguno de los dos quisimos hacer mas
fiesta ni invitar a muchachas, el insistía que el Señor nos había salvado a los dos, por que el
andaba perdido hacia años, y no acudía a la iglesia ni oraba, ni tenía sus dones en acción desde
hacía mucho tiempo. Yo le contaba las cosas que me pasaban durante el día, y cuál era mi
impresión, y me comentaba que tenía una precepción muy aguda para discernir los asuntos
espirituales y que estaba acertado prácticamente en todo, y se asombraba un poco, pues eran
sucesos espirituales a los cuales yo les daba una explicación y el confirmaba, probablemente
sea así como tu interpretas.

12
Ya llegaba el momento de marchar a España, y le deje unos celulares que había comprado en
España con la motivación de venderlos en Cuba y sacar alguna ganancia, para que los vendiera
y con lo conseguido se lo entregara a Koki, la chica que estaba presa en la cárcel y por la cual
su familia pidió ayuda a mi persona por medio de él, y así se quedo, tiempo más tarde Koki
mando un email agradeciendo el gesto de ayuda, con lo cual di por sentado que Héctor se
había comportado honradamente, y le había entregado el dinero, para pagar los gastos de
abogado.

Antes de partir, Héctor me dijo:

−Ten siempre presente lo que aquí paso, lee la biblia, busca una iglesia evangélica, da lo mismo
si pentecostal o bautista o metodista pero que sea evangélica, habla con el pastor, y cuéntale
lo que te paso, el entenderá, porque si no lo haces así, terminaras pensando que todo fue
producto de unas malas vacaciones y que todo paso, y tú podrías caer en manos de los que ya
has conocido.

Llegue a España, justo el día que enterrábamos a mi tío, fuimos los parientes y amigos más
cercanos a una playa, y esparcimos sus cenizas.

Acudí a mi oftalmólogo habitual, para comentarle todo el proceso clínico que me habían
tratado, y él me confirmo que había habido una persona en la consulta, a la cual yo había
acudido justo ese día, con una infección poderosa, y que varias personas habían sufrido un
proceso parecido al mío, que se hinchaba un ojo y se afectaba mucho y después tenía un
efecto similar en el otro un poco más suave, y para el tenia esa explicación clínica, no le dio
mayor importancia, pero les puedo asegurar que yo viví toda aquella enfermedad como un
tremendo suceso, durante todos los días que estuve en Cuba afectado, pensando que me iba a
quedar totalmente ciego sin remisión de mi ojo izquierdo, sin poder medicarme, sin poder
confiar en los médicos que allí me atendían, y peor aún, el ojo por el cual veo con normalidad,
ya que mi izquierdo es prácticamente invidente actualmente, estaba afectado y no sabía de
que, no solo estoy hablando de lo que se sufre físicamente sino mas bien del proceso mental
de impotencia ante la situación vivida.

Así mismo, y al mes más o menos, busque iglesias evangélicas por internet, y decidí llamar a
una, hable con el pastor y resolvimos vernos en persona, acudí un día, le conté mi suceso, me
invito a acudir a la iglesia cuando me pareciera oportuno que tenia las puertas abiertas, y así
empezó una relación de amistad con él en particular, me comprendió perfectamente sin
parecerle una locura todo lo que yo le conté de mi viaje a Cuba y los sucesos espirituales,
empecé a acudir a los cultos los domingos y a unos estudios básicos los miércoles, y así
empecé a leer la biblia, y a preguntar todas las dudas que me surgían según iba leyendo, a día
de hoy, sigo acudiendo a la iglesia todos los domingos, y me bautice en aguas hace un año sep.
2010. Hoy no tengo ninguna duda sobre la existencia de Dios, y que Jesucristo es mi salvador,
que me ama, y me transforma poco a poco, sacando las malas ideas de mí y poniendo sus
pensamientos.

Señores, quiero advertirles, que en este relato es totalmente real, tal cual se lo he narrado, a
penas algunos datos están borrosos o confusos, soy plenamente consciente, que muchísimas
de las cosas que cuento tienen una explicación coherente, lógica, y con una mente equilibrada

13
se podría explicar casi todo, aun pudiendo ser solo una teoría, por ejemplo, las enfermedades
oculares contraídas, según mi oftalmólogo me la traje de España precisamente de su consulta,
aunque yo las sufriera allí en tierra extraña y encadenadas a muchos otros hechos, así mismo
sucesos como prohibir la entrada al hospital en bermudas, podría ser normal para los Cubanos,
y una picaresca para que yo le diera una propina al empleado que me prestó los suyos, y no un
acto de humillación y prueba de humildad como yo lo viví en aquel momento, la prueba del
cultivo del virus del ojo derecho, mismamente podría pasar a ser una nueva forma de sacarle
dinero a un turista, inventando un cultivo que no hace falta y así cobrarle dinero, el retraso en
la aparición de una plaza libre en un vuelo de regreso se podría dar circunstancialmente,
aunque sinceramente nunca me paso en Cuba, en otras ocasiones ya me paso y se pudo volar
al día siguiente, pero podría darse ese hecho, un retraso de casi diez días sin poder salir y sin
saber cuándo te podrás ir, la confirmación de plaza a mi nombre podría darse también, pues
tenían aviso de que deseaba salir de Cuba, y el poder pagar después de tener la reserva pues
digamos que aunque poco habitual en Cuba donde siempre hay que marchar dinero primero,
pues siendo extranjero saben que vas a pagar, en fin podría comentarles casi todas las
acciones como posibles, y muchas estarían dentro de la particular picaresca Cubana para con
los extranjeros, la familia de Koki podría presentarse en casa de Héctor pues las chicas de la
noche se conocen todas y me verían con Héctor en alguna discoteca, y se lo contarían a su
familia ya que ella estaba presa, y decidieron presentarse en su casa, ya que viven en Marianao
los dos, y en ese país preguntando encuentras a quien quieras y más si es de tu barrio. Aunque
raramente se dieron todas las picarescas y casualidades a la vez y de una manera sibilina en un
solo viaje de vacaciones, podría pasar con mucha mala suerte, pero de lo que no hay
explicación posible, más que la que tiene, según he sabido más adelante estudiando la biblia,
es que lo que yo veía en el espejo lleno de maldad soberbia era un espíritu inmundo, eso se lo
confirmo, yo sentí perfectamente su energía cuando salió, y eso no tiene más explicación que
la que tiene, algunos dirán, estabas afligido por las enfermedades y flojo en tus fuerzas y
tuviste esas sensaciones, y les has dado esa explicación, estabas drogado etc... señores
créanme, no estaba drogado, estaba débil si, pero no eran sensaciones físicas las que tuve
aquel día, fueron espirituales, yo le ordenaba a la imagen reflejada de mi persona en el espejo
repetidas veces y de muchas formas que saliera de mi, que no le daba permiso para estar en
mi, que me dejara, que no le permitía estar, y no sentí ningún alivio ni ninguna energía que me
recorriera ni nada de nada, simplemente estaba allí, dentro de mí y no se movía ni tenía
intención de irse, y fue precisamente en el instante en el que mis labios pronunciaron, fuera de
mi en el nombre de Jesús, al salir de mi boca el nombre de Jesús, que esa energía salió
espectacularmente de mi ser. No les quepa duda, que llore más de veinte minutos después de
hacer la oración y aceptar a Jesús como mi salvador, repito no tenia rabia ni tristeza ni alegría
ni sentimiento alguno que pudiera justificar un lagrimar de esa manera, abundante como
nunca en mi vida, y aun así, muchos dirán, bueno es lógico pues tenias afecciones oculares, y
eso es posible que te hiciera llorar, pues denle explicación si quieren, pero se equivocan, pues
podría haber llorado durante los veinte días que fui enfermo y no paso, paso al instante de
aceptar a Cristo, así como una inundación de paz interior difícil de explicar, un estado de
relajación no solo física sino mas bien interior.

He tenido el gusto y casi la obligación de dejar esta parte de mi vida por escrito para si a
alguien le pudiese interesar, gracias por su atención, y que El Dios Altísimo que nos ama a

14
todos le este bendiciendo como lo hizo conmigo, aunque tuviera que ser en estas
circunstancias tan desagradables, solo El sabía que yo de ninguna otra manera hubiese creído
en El. Que tengan un maravilloso encuentro con nuestro Creador para la eternidad.

15

Das könnte Ihnen auch gefallen