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Sinopsis
H
anna Boudreaux ha vivido en el pequeño pueblo de Willow,
Colorado durante toda su vida. Bisnieta de la matriarca de la
ciudad, ella es dulce, linda y tranquila.
Demasiado tranquila.
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Contenido
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
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Epílogo
Deacon
Kristen Ashley
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Raiden
Traducido por Gigi D
E
stoy sentada en la cafetería de Rachelle. El asiento de hoy era
frente a la puerta.
Raiden.
No era él.
decepción.
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Él tenía nueve.
Incluso yo.
Solo de Rachelle.
Respecto a Raiden, solo quería tocarle el cabello, ver si era tan espeso y
sedoso como parecía.
—Dejó la carga. —Oí decir a Paul Moyer, que era dueño de la tienda de
comidas. Y había seguido—: Supongo que no es una sorpresa, con lo que sucedió
allá, el pequeño Raid perdiendo a sus amigos de esa forma. El recibir la medalla.
Lo que tuvo que hacer para conseguirla. Pero aun así, es triste ver a un hombre
como él, tan… perdido.
Sabía lo que había ocurrido. Su escuadrón había sido prácticamente
aniquilado. Perdieron a casi todos. Se decía que Raiden había salvado por su
cuenta a los sobrevivientes, y no solo eso, sino que además se aseguró de que
los cuerpos de sus camaradas fueran con ellos para que el enemigo no los
tuviera.
Lo sabía porque todos hablaban de ello, pero también porque había sido
algo enorme. Estaba en todos los periódicos.
No lo hizo.
Fenomenal.
Y esos ojos.
le importaba lo que la gente pensaba. Esas líneas que radiaban del borde de sus
ojos lo hacían simplemente más interesante.
Excelente.
Podía decirlo porque era una autoridad en el tema, como prácticamente
todas las mujeres solteras, y algunas que no lo eran, en Willow, Colorado,
nuestro pueblo natal.
Un par de veces, esos hermosos ojos suyos miraban a través de mí. Una
vez, por desgracia, no alejé la mirada lo suficientemente rápido cuando miraba
alrededor de la cafetería y me atrapó observándolo.
Esto, claro está, era intrigante; por qué venía al café y desaparecía.
Pero una vez más, todo sobre Raiden Miller era intrigante.
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Y en este momento, estaba comenzando a notar que ese día tampoco iba
a ocurrir. Ya llevaba un rato esperando. Se estaba haciendo tarde y raramente
lo veía tarde.
Por lo que tomé mi bolso y dejé suficiente dinero para cubrir la cuenta
que estaba en la mesa, incluyendo una generosa propina. Si por un milagro
Raiden me notaba, el tener comprada a su hermana con mis grandes propinas
no era algo malo. Iba un año arriba que yo en secundaria. Nos conocíamos
desde siempre y yo ya le caía bien, y ella a mí.
Ella llevaba botas con tacón alto, pero aun así, era tan diminuta que él
estaba muy inclinado sobre ella. Era un beso serio. La única forma en que podía
notar que tenía pechos grandes era porque sus ropas se le adherían a la piel,
tenía la chaqueta abierta y podía ver uno de ellos presionado contra el costado
mientras ella se le pegaba al pecho.
Santo. Cielo.
¡Dios!
Ella era una mujerzuela, esto también era visible, entre las botas de
tacón alto (que no eran la moda para la gente normal, pero sí para las zorras),
la ropa pegada a la piel y el enorme cabello, pero también, porque incluso de
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perfil y a tanta distancia podía ver que ella llevaba mucho rubor y maquillaje.
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Pero ella era una de esas zorras mujerzuelas que se veían bien. Que
trabajaban sus dotes. Quienes hacían que ser mujerzuela fuera algo que
considerarías al verlas.
Sin mencionar, que era una mujerzuela que había conseguido estar
besando a Raiden Ulysses Miller.
Y él se veía tan fabuloso como siempre. Una apretada camiseta térmica
de manga larga y pantalones cargo con botas, las gafas de sol levantados
encima de su cabeza. Sin chaqueta, como si su nivel de testosterona fuera tan
alto que no sentía el frío.
Dios.
¡Dios!
Aunque no sé cómo.
Dolía.
Aun batallando con lo que sabía era una herida auto infligida, me metí
en casa y fui directamente a mi hermosa sala de estar de niña llena de fru frú.
Me senté de piernas cruzadas en el sofá, mirando a la nada y asimilando el
dolor.
Sabía que era como cuando estabas flechada por un actor o deportista
y te enterabas que estaba soltero y te permitías tener sueños locos de que un
día se encontrarían y él se enamoraría perdidamente de ti.
Mucho.
Y no era flaca.
Ciertamente no era una zorra y nunca podría serlo, sin importar lo bien
que pudiera verme y que me conseguiría a Raiden Miller. Simplemente sabía
que era el tipo de chica que no tenía una pizca de mujerzuela en su cuerpo,
nada que estuviera esperando por un cambio de aspecto, laca para el cabello y
ropa ajustada para poder salir.
Ese día, por mucho que amara a la abuela y supiera que (casi) siempre
tenía razón, no era hoy.
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Petite: Pequeña en francés.
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Chère: Cariño / Querida en francés.
Pero siempre cortaban conmigo.
Aburrida.
Nada.
Tenía veintiocho años y mi bisabuela que vivió casi un siglo, tuvo una
vida más activa y divertida que yo.
Era más loco que haber arrastrado ese flechazo por la secundaria e incluso
cuando él había desaparecido por años.
Era certificable.
Fui a la cocina, tomé un anotador e hice una lista de cosas por hacer.
—¡Oh por Dios, Hanna! ¡Voy a hacerte un espacio ahora mismo! ¡Tienes
que venir mañana! ¡No puedo esperar! —exclamó.
Fui el día siguiente y me hice un corte ligero en capas con unos reflejos.
Era increíble.
Que él sí me vio.
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Comida para Gatos
Traducido por Blinda y Selene
—¡V
oila! —gritó Bodhi.
—¡Es perfecta!
La amé.
—¡La amo!
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Buenos amigos.
Él no era como cualquiera de mis otros amigos. Él era un tipo tranquilo,
un ciclista y aficionado a deportes extremos (sin duda un tipo) que poseía su
propia tienda de bicicletas en gran parte para poder cerrarla cuando quisiera e
ir a andar en bicicleta o hacer snowboard cada vez que le apetecía, lo cual era
a menudo.
Sabía cómo esquiar, un poco. Había estado en las pistas con mis padres
y mi hermano muchas veces en mi vida. Cuando me hice mayor, dado que no
me gustaba, por lo general iba de compras o pasaba el rato en un albergue,
bebía cacao y leía mientras que ellos sacudían las pistas.
El cielo.
Los últimos cinco meses también había trabajado duro para expandir
mi negocio así que pude disfrutar de mi nuevo estilo de vida que incluía
beneficios, pero también incluía cosas tales como boletos de telesilla, equipos
de snowboard, bastidores de bicicletas y un seguro para dos vehículos.
Era tan tranquila como su novio y aceptó mi oferta. Fue un buen ajuste
para las dos. Ella trabajaba cuando había trabajo que hacer. Podían ser dos
horas a la semana, podían ser veinte. Ella asumía cualquier cosa y yo
necesitaba a alguien que fuera flexible.
Así que pasé mucho tiempo con ellos, y Bodhi estaba ayudándome a
preparar mi bici. Tenía luces, una cesta Daisy tejida. Tenía una bici retro rosa
fuerte con timbre. Tenía luz brillante delantera y una luz trasera intermitente.
Lo tenía todo.
Era una cosa tan extraña de decir, que me eché hacia atrás en sus
brazos. Mi cara se partió en una enorme sonrisa, y lo miré a los ojos.
—¿Qué? —pregunté.
lo que se refería.
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Miré de frente.
Maquillaje ligero.
Cabello alaciado.
Gracias a Dios había llevado mis propias y fabulosas gafas de sol rosas
en la parte interior de las patillas, negras en el exterior, pero con acabado
plateado y con forma de gafas de policía. Eran geniales.
Empujé sus brazos, levantando una mano para meter el cabello detrás
de mi oreja, muy consciente de que Raiden Miller podría estar observando estos
movimientos.
Sin duda lo hacían. Con su salud y brillo natural y conmigo al sol todo
el tiempo hacían el rubio aún más rubio, aunque me pareció que estaba
bastante bien.
—Soy un hombre, por lo que a pesar de que lleva gafas de sol, te puedo
decir, como hombre, que con esos pantalones cortos, sus ojos se dirigen a tus
piernas.
Bueno, sin duda, las piernas podían sonrojarse. Lo supe cuando sentí el
calor golpeándolas.
—Eran quince, al ser hechas a medida por Heatherita, pero dado que me
diste un abrazo y hago descuentos por los abrazos, lo vamos a dejar en diez
—respondió Bodhi.
—Toma —insistí.
—Lo mismo ocurre con estas. —Pasé un dedo a través de las serpentinas,
algo más sobre lo que ahora tenía dudas. Luego pensé... olvídalo. Me
gustaban. Así que Raiden me vio en una bicicleta lindísima, femenina llevando
un traje lindísimo, femenino que hacía juego con él.
—Absolutamente —contesté.
Él devolvió la sonrisa.
Metí la barbilla para mirar mis pies y de nuevo metí mi cabello detrás
de mí oreja mientras empujaba el freno y ponía los pies en los pedales. También
miré por el rabillo del ojo hacia Raiden.
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Bien. Lo que sea. No todos los días un hombre veía a una mujer de
veintitantos años en la bicicleta de los sueños de una niña de seis años vestida
con un modelito que hacía juego con su bici. Así que tenía un espectáculo.
Tenía que dejarlo ir, pero más, tenía que salir de allí, así que me quité,
gritándole a Bodhi:
—¡Hasta luego!
Podía haber tomado las medicinas al día siguiente, cuando solía hacer
la gran compra semanal para la abuela. Pero dado que Spot solo aceptaba dos
sabores diferentes de una marca especial de comida para gatos esta tenía que
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así que pedaleé hacia la ciudad, y sin querer hice el ridículo la primera vez que
la atención de Raiden Miller se volvió hacia mí.
―¡Por supuesto!
Tampoco tenían dedos que podrían enrollarse en mis brazos pero para
el momento en que giré mi cabeza, ya había pasado.
Vi una camiseta verde del ejército y estiré mi cabeza hacia atrás, atrás,
atrás y miré directamente los ojos de Raiden Ulysses Miller.
Lo había visto en su foto del anuario por supuesto, docenas (bueno, tal
vez cientos) de veces.
Rachelle’s.
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Pero nunca lo había visto tan cerca hasta ahora, así de vivo, respirando
con los dedos envueltos alrededor de mis brazos, tan cerca que podía sentir su
calor corporal.
Tenía una voz fenomenal, pero lo único que podía hacer era mirar
fijamente a sus ojos.
Había una extraña luz marrón y verde con un tinte amarillo en su
pupila, pero a medida que irradiaba hacia el borde del iris se transformaba en
un color verde claro puro.
Sorprendente.
Increíble.
Precioso.
Sorprendente.
Increíble.
Precioso.
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―Nos pegamos fuerte ―me respondió―. Estoy bien. Pero parece que te
noqueé.
Eso lo hizo.
¡Dios!
―Estoy bien... bien, bien... solo, eh, bien y bueno... bueno ―murmuré.
¡Estoy balbuceando! pensé, entonces noté que había latas por todas
partes hasta un niño pasó corriendo y golpeó una que salió volando.
Oh Dios.
Rápidamente, recogí las latas y las sostuve en mis brazos junto con mis
gafas que acomodé en mi cabeza, no quería estar cerca de Raiden pero tenía mi
bolsa.
―¿Qué tal si nos tomamos esto por turnos. Tu primero ―sugirió Raiden.
Había visto esa sonrisa. Era hermosa. Lo había visto sonreírme. Eso la
hacía aún más hermosa. Repasé mi día, oír su exuberante risa. Era sublime.
Cambia vidas.
Completamente.
―Gracias Sra. B.
Le sonrió y se fue.
Fue entonces cuando di gracias a Dios por tirar toda mi ropa interior de
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mierda hace cinco meses y solo traer mis cosas buenas de mi viaje a Denver.
―Creo que las tienes todas ―compartió Krista mientras levantaba una
mano para meter mi cabello detrás de mí oreja y deseba estar en cualquier
lugar menos aquí.
En cualquier lugar.
Krista estaba escudriñando el suelo por más latas luego nos miró.
Él dijo mi nombre.
―Estoy bien. Solo… tengo muchas cosas en la cabeza. Pero estoy bien.
―Miré a Raiden―. También soy torpe. Lo siento.
¡Dios!
Quité mis ojos de Raiden para mirarla y vi que estaba mirando al suelo
sonriendo como una idiota.
Ella se fue.
―Krista dijo que iba a ir con la señorita Mildred este fin de semana. Oí
que su nieta la iba a cuidar. ¿Eres tú?
No tenía ni idea.
Debo haber estado mejorando con la práctica ya que solo hizo que mi
cuerpo cosquilleara.
Eso estuvo bien porque si lo hubiera hecho habría visto a Raiden Miller,
con los brazos cruzados sobre su pecho, con una sexy sonrisa en su boca,
mirando cómo me alejaba.
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Té Dulce
Traducido por Itorres y Debs
A
brí la puerta de la casa de la abuela y grité:
Era blanco con grandes manchas de color gris. Él era uno de los gatos
más bonitos que he visto nunca. También era el más sabio. Y el más gordo.
Él no era más que grasa, era sólido. Diez kilos de gato compactado
sostenidos por la suave piel blanca y gris.
frecuente que fuera y estabas tendida boca arriba en el sofá y él saltaba arriba
tuyo y se acomodaba, había una buena posibilidad de que te pudiera aplastar.
—Miau —dijo.
Y en cualquier momento eso incluía sol, ella era toda para eso.
Jalé la puerta de tela hacia atrás y giré, la boca abierta para decirle que
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¿Qué demonios?
Mi estómago cayó.
—No he dicho que tuvieras que llenarlo con té, preciosa. Pero tienes que
tener algo frío, te sientas en el sol —respondió ella.
—Hijo, nos haces un favor a las damas, trayendo los víveres —dijo y mi
cuerpo se sacudió incluso cuando Raiden se inclinó hacia adelante para poner
el vaso en la mesa de café.
—Búscate una bebida fría, Hanna, siéntate. Deja que los hombres
ayuden a sacarte un peso de encima —dijo luego que echó la cabeza hacia atrás
para mirar a un Raiden ahora de pie—. Hanna, mi niña preciosa, ella se
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descuida a sí misma por cuidar de esta vieja loca. Si la ayudas, eso me ayudaría
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a mí.
Raiden se me acercó, con los ojos en mí, los míos pegado a él y me guiñó
un ojo mientras respondía a la abuela:
—Sí, señora.
Él desapareció.
Abue solicitó:
Miré su pecho.
—¿Perdón?
—El lindo Z.
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Oh Dios.
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Mi auto.
Al ver que sus ojos estaban puestos en mí, incluso cuando sus manos
estaban en la bolsa, me pareció necesario responder.
—Sip.
—La tengo porque es bonita —le informé, sonando como una idiota, pero
también diciendo la verdad.
—Cariño, las ruedas en ella, te daría mi Jeep solo por conducir en esas
ruedas. Inteligente mejora al modelo deportivo.
—¿Perdón?
—¿Lo hice?
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Su cabeza inclinada hacia un lado y otra vez era sexy como todos los
Página
—Sí —dije en voz baja, sin duda sintiéndome como una idiota.
—Sí, Hanna. Es más dinero. Como más que un maldito montón de dinero.
¿El concesionario no te dijo eso?
hacia mí.
—¿Todo?
—Todavía cocina pero, uh... yo consigo sus comestibles todos los jueves,
después limpio su casa. Y la llevo a la iglesia el domingo en la mañana y
tenemos que desayunar juntas después. Ah, y la llevo a cenar cada noche de
martes. Y, por supuesto, al mah jong3 cada lunes por la mañana. Pero en su
mayoría, ella hace sus propias cosas.
—¿Familiares? —presionó.
—Bueno, sí. Quiero decir, no, pero sí —balbuceé—. Lo que estoy diciendo
es —seguí en un intento de darle sentido (por una vez)—, mamá y papá querían
que se fuera a Arizona con ellos, pero ella se negó a ir. Pero mamá estuvo en un
accidente de auto muy malo hace dos años antes de que se mudaran. Estaba
nevando y a ella realmente no le gustaba conducir en la nieve. Eso simplemente
la colmó. Estaba aterrorizada. Papá tuvo una oferta de transferencia a Tucson
y ellos quisieron tomarla, ir allí, papá trabajando hasta jubilarse, mamá
consiguiendo un trabajo a tiempo parcial. Un tipo de semi-retiro. Abue, bueno,
ella es mayor, pero aun así es buena por sí misma. Ella está ocupada. Tiene una
gran cantidad de personas que la llaman. Alguien está por aquí todos los días,
no solo yo. Y la abuela y yo somos cercanas, así que estoy bien con, uh...
aparecer y ver las cosas. Así que los convencí para irse y Abue estaría justo allí 34
conmigo. Ella no quería retrasar sus preparativos de jubilación ya que está
convencida de que nunca va a morir y todos los días demuestra que ella tiene
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Mah-jong: Juego de Cartas también conocido como Solitario.
—¿Qué tal si te das un descanso por hoy y dejas que me encargue de
esta mierda?
Parpadeé.
—Sí —respondió.
Luego preguntó:
Magnífico.
Oh chico.
nombré Spot.
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—Sí —susurré.
Sus increíbles ojos cayeron a mi boca.
Olvidé mi nombre.
No tenía respuesta para eso, sobre todo porque no había una, pero en
parte porque dijo que era linda, así que estaba teniendo problemas para
respirar.
divertida ni interesante.
¿En serio?
Años, que Raiden Miller no sabía que existía. Se fue, se fue por años.
Volvió y durante meses todavía no sabía que existía. Y de repente, ¿estaba en
todas las partes en las que yo estaba?
—Abuela…
mujeres de mi edad necesitan una emoción. —Se echó hacia atrás y cerró los
ojos—. Ese derecho va a ser mío.
Si no actuara como una torpe, idiota, y tonta cada vez que estaba a su
alrededor, también estaría allí todos los viernes para ver a Raiden cortar el
césped.
No le debías a nadie.
Noventa y ocho o no, tenía la vista de un pastor alemán. Siempre fue así.
—Lo sé no solo porque tengo tres, sino también porque los envía a todas
partes, incluso hasta la ciudad de Nueva York, y ninguno de ellos se vende por
menos de doscientos cincuenta dólares. —Asintió con la cabeza como si Raiden
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hubiese grita “¡No!” (Que no hizo) y mantuvo el balbuceo—. Algunos de ellos, los
mejores, son dignos de quinientos dólares.
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—Abuela —espeté.
—Eso tengo que verlo —dijo Raiden, arrastrando las palabras, y mis ojos
se dispararon hacia él.
Me escapé del ataque de Spot, encontré los otros dos chales y salí.
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Sus ojos se dirigieron a las mantas, pero deben haber sentido mi mirada
porque los levantó hacia mí.
¡Oh, no!
—Lo voy a estar esperando, hijo. —La abuela brilló hacia él—. Y eres
más que bienvenido en cualquier momento.
—Adiós —murmuré.
Desde donde estaba podía ver todo el camino hasta la parte delantera
de la casa, así que me gustó el espectáculo hasta que la puerta principal se
cerró.
Me dirigí hacia la casa para hacer precisamente eso, evitando los ojos
de la abuela, que sabía que iba a regañarme.
Quince minutos más tarde, me encontré con algo que curó los
pensamientos de Raiden Miller, lo hermoso que era y cuán idiota actuaba a su
alrededor.
Limpiar baños.
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Película para Chicas
Traducido por Jane.
Esa noche...
—¿E
n serio? —me preguntó al oído mi mejor amiga
KC.
destruyó nuestra relación. Puede pasarles a las chicas de esa edad, sin tener en
cuenta el hecho de que ninguna de nosotras tenía incluso el remoto indicio de
ese sueño haciéndose realidad, en particular.
Yo la adoraba.
Ella era recíproca.
Mis pensamientos sobre este tema era que esto probablemente tuviera
que ver con su talento especial en el dormitorio, algo que ella compartía, en
detalle, incluso si eso significaba que tenía que ser realmente buena en evitar
que mi labio se curvara con disgusto. Una hazaña que superé, y ahora era una
experta, viendo mientras tenían sexo. Mucho.
No quería sentir esto de mi mejor amiga, pero también podría tener que
ver con que tuviera una vida muy decente.
Ella decía que él era mucho más dulce cuando no había gente alrededor.
A petición mía, ellos habían vendido todas las cosas en el interior antes
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Era fabulosa.
Como mi porche delantero con sus postes blancos y rejas, celosías en los
bordes de las columnas donde estas se encontraban con el techo del porche,
este columpio y los muebles de mimbre con cojines y almohadas no
coincidentes decían lo que los muebles del porche de mi abuela decían.
Vivía allí, y una vez más, como mi abuela, cuando hacía calor me
encontraba en mi porche en mi columpio, descansando un rato.
Como ahora.
Silencio.
—¿Conoces su tipo?
Lo fue.
—De todos modos, la mitad de las tropas de Willow con ofertas de ayuda
para la abuela. Era el turno de un Miller —le dije.
—Prefiero pensar que a Raiden Ulysses Miller le van las lindas y torpes,
no delgadas, pequeñas, con grandes tetas y cabello grande —replicó ella.
Por cierto, al igual que todas las chicas que le conocían en aquel
entonces, KC pensaba en él con su segundo nombre. Eso hacía a un nombre
genial doblemente genial, y por lo tanto nos referíamos con frecuencia a él
como tal en las conversaciones habladas.
Como ahora.
—Bueno, sí, pero no lo es, y lo que sea —le dije—. Ayudar a la abuela es
solo una cosa divertida para él. Ahora la abuela puede embolsarse dinero de
papá y explotarlo en mah jong.
—Ella miente.
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Eso quiere decir que dejé de respirar, así que tuve que resoplar mí:
—Sí.
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—¡Carajo! —gritó.
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No pude.
Él no dijo nada.
Yo tampoco.
Parpadeé.
—¿Perdón? —pregunté.
Cruzó los brazos sobre su pecho, haciendo que los músculos de sus
bíceps se abultaran y las venas de sus antebrazos se notaran. Estaba
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concentrada en observar toda esta maravilla, así que podría haberme perdido
el orgasmo, pero estaba relativamente segura de que tuve uno pequeño.
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Luego sonrió.
Ahí estaba.
El orgasmo completo.
—¿Perdón
¿Y qué me veía más bonita que cualquier mujer que hubiera visto
durante más de un año?
¿Besarme?
Me quedé mirándolo.
Entonces tragué.
Él no dijo más.
Pero me llamó nena.
¡Caramba!
—Uh... no —contesté.
—No.
más.
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—Voy a estar aquí mañana, seis y media. No des vueltas con todo lo
linda que eres, vamos a ir a un lugar de carnes, así que querrás vestirte linda.
—Me gustaría pedir esa blusa blanca que llevabas alrededor de la tienda
de mascotas—continuó, y sentí que mi cara comenzaba a calentarse ante el
recordatorio de mi idiotez, que, claramente, Raiden no recordaba como una
idiotez—. Pero todo lo que te he visto llevar desde entonces está lejos de ser
decepcionante —sus ojos recorrieron mi pecho y piernas antes de volver a mi
cara—, así que esperaré la sorpresa.
¿Dormía?
¿Soñaba?
—Sí.
—Bien.
Miré hacia los árboles donde lo vi por última vez durante minutos que
parecieron durar horas.
—¿En serio?
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Me eché a reír.
Reí aturdidamente.
Reí emocionadamente.
Reí extrañamente.
A la noche siguiente...
E
l timbre sonó.
mi nueva pedicura (mis dedos gordos tenían un diseño con un pequeño cristal,
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Todo tenía que estar en su lugar. Todo tenía que ser perfecto.
Y así era.
KC me convenció de llevar el cabello suelto y así lo dejé bordeando mi
cara con un toque de drama. Pero no demasiado, porque no quería excederme
y eclipsar el vestido y los zapatos los cuales juntos eran una bomba.
Raiden estaba de pie allí en todo su esplendor. Que era mucho porque
no llevaba pantalones cargo ni una camiseta ceñida (que siempre eran
impresionantes), pero se veía lindo en un par de jeans oscuros, una camisa de
color verde oscuro con un sutil patrón que se veía genial con su piel, su cabello
y sus ojos, terminando con un cinturón negro y botas negras (que eran
impresionantes).
Delicioso.
Él no respondió.
—Hola —gruñó.
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—No quieres que entre a tomar una copa —fue su respuesta y sentí que
mis cejas se juntaban.
—¿No lo hago?
—Tú, con ese vestido, esos zapatos y ese cabello después de unas bebidas
podrían terminar horizontales, lo cual no sería una buena combinación.
Quién dice ese tipo de cosas en una cita, sus palabras afirmaban
claramente que no era solo yo la interesada.
Me di la vuelta.
—¿Disculpa?
—¿Mis llaves?
—Listo.
Parpadeé.
Me sonrió.
Parpadeé de nuevo.
—Vamos —murmuró.
Lindo.
Más lindo aún fue cuando me acompañó hasta el lado del pasajero y
abrió la puerta para mí.
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Mierda.
No lo podía creer.
No tuve tiempo para dejar que el momento se asentara en mí. Tuve que
responder o pensaría que era una freak, mirándolo en silencio, pero con
reverencia.
Le vi sonreír.
Sí.
Era hermoso.
—Le tomó medio año abrirme la puerta cuando llamé ayer, y la otra
mitad ir desde el frente de la casa a la parte trasera, era lenta como la melaza.
Pero los dedos de la mujer funcionan bien —dijo Raiden—. Cuatro personas me
detuvieron hoy para decirme que creían que era genial que me ocupara del
jardín de la señorita Mildred.
A pesar de que Chilton’s abrió en la ciudad hace más de diez años, solo
había ido una vez, el año pasado, cuando mi hermano vino de San Diego para
una visita y trajo a su nueva novia con él.
No sabía qué había hecho Raiden para ganarse la vida, pero sabía que
incluso con veinte nuevas boutiques a las que había enviado mis chales,
Chilton’s era un lugar que mucha gente podía permitirse con suerte cada diez
años. Incluida yo.
Lo miré.
—¿Disculpa?
—Uhm, lo estoy, por supuesto. He estado allí una vez antes. Es muy
bonito, pero es... —¿Qué decía?—. No es exactamente barato.
—Has comprado un vestido sexy para mí, es lo menos que puedo hacer.
Bueno, tal vez no era una idiota, y en ese momento supe sin lugar a
dudas que, independientemente de lo caros que eran el vestido y los zapatos,
cada centavo valía la pena.
—Genial.
Ese retumbante sonido masculino, hizo que el área entre mis piernas se
humedeciera.
Chilton’s.
A pesar de lo caro que era el lugar estaba lleno. Vi a dos personas que
conocía, les sonreí.
Pero lo mejor de todo fue que me vieron. Me vieron de la mano con
Raiden.
Mis otros tres novios, obviamente me habían gustado. Pensé que eran
atractivos. Disfruté pasar el tiempo con ellos.
Nos sentamos en una de las dos mesas de arriba con Raiden junto a mí
en lugar de frente a mí. También pedimos las bebidas y nuestros platos, todo
sin incidentes.
—¿Sabes mi nombre?
—Me estoy riendo, nena, ¿cómo puedes pensar que me siento ofendido?
Me mordí el labio.
Me gustó eso.
—Como ahora.
Dejé ir mi labio.
—Tienes las dos primeras, Hanna. No sé nada sobre lo que quieren otros
hombres, pero he jugado distintos juegos con las mujeres y al final descubrí que
lo que gané, no valía la molestia. Prefiero estar con una mujer que es linda,
tímida y obviamente está interesada en mí. Significa que puedo ahorrar tiempo
y llegar directamente a la mierda que importa.
—¿Perdón?
—¿No me jodes?
—Ha ido de menos a más, pero a principios de este año comencé con
nuevas cosas. Ahora incluso tengo una ayudante. Creo que debes conocerla, se
llama Heather. Me ayuda con los paquetes de envío. Solía hacerlo sola, pero con
las nuevas tiendas necesito más tiempo para hacerlos, así que ella lo hace por
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inventario está ahí, por lo cual hago el embalaje allí y cuando la fruta está en
su temporada hago mis conservas allí. No ha estado conmigo mucho tiempo,
pero dice que me va a ayudar con las conservas cuando las haga. Son del tipo...
—luché por una palabra que no me hiciera sonar como si estuviera
presumiendo—, exclusivo. Solo las hago cuando la fruta está en su temporada,
así que no están en los estantes durante mucho tiempo. Los precios se
mantienen y no están en existencia por largo tiempo ya que la mayoría de la
gente compra un gran lote para que les dure todo el año.
Su rostro tenía una mirada extrañamente divertida cuando mencioné a
Heather pero rápidamente se recompuso. Él se echó hacia atrás mientras
seguía hablando pero continuaba sujetando mi mano.
—Vives en una linda casa, tienes una linda bicicleta y usas ropa genial.
Haces conservas y mantas, tienes más de doscientas tiendas en dos países.
Cariño, eso es impresionante.
Asentí.
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Delicioso.
Mordí, tragué y miré a Raiden tomar un sorbo de su cerveza. Me gustó
cómo su garganta funcionaba cuando lo hacía, así que decidí que era mejor
más conversación, así no me obsesionaba sobre lo hermosa que era su
garganta, o más exactamente a lo que esa garganta podría saber.
—Sí.
marihuaneros.
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Lo eran.
Aún lo son.
—¿Lo es?
—Bueno, sí —contesté.
—¿Qué tiene que ver que la marihuana sea legal con que conozcas a
Bodhi y Heather? —pregunté, aunque tenía que admitir que esto era una buena
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noticia y era agradable saber por qué el Sheriff no se metía con el negocio de
Bodhi.
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—Oh —contesté.
—Estoy bien con vivir y dejar vivir, pero mierda como esa se convierte
en mierda más grande, y nadie necesita eso.
—Yo no la fumo, pero conozco tanto a Bodhi como a Heather, y son gente
muy agradable. No estoy segura de que algo como eso dañe. Es una elección
personal y no son como metanfetaminas o cosas por el estilo que destruyen
vidas.
Sus ojos eran ahora extrañamente agudos, tanto que era incómodo, y
me retorcí en mi silla.
—Está bien —me rendí—. Supongo que sabes más de esto que yo.
—Lo sé —respondió.
—Lo sé.
—Te vi con el tipo. No era difícil de leer que eran cercanos. Y, de nuevo,
pueblo pequeño. Un par de preguntas, te vinculan a la chica también.
—Bueno, esta es una, uhm, cita, y si esto continua, eh... bueno, entonces...
Página
—Si esto va más allá, no voy a pasar el rato con ellos —declaró con
firmeza, y me miró fijamente.
No lo hizo.
—Es un poco molesto que te dieras cuenta de eso, y más molesto que
Página
Contuve la respiración.
—Me alegra que pienses así —susurré, ya no molesta. Con él tan cerca y
mi mano presionada contra su pecho estaba de vuelta al nerviosismo.
Está bien, entonces, él pensaba que era lindo y refrescante, así que me
sentí segura para darle más.
Lo hice, pero no sentí alivio cuando algo raro y un poco alarmante brilló
en sus ojos. Sus dedos apretaron los míos antes de que él escondiera esa mirada,
soltó mi mano y se echó hacia atrás.
Fabuloso.
Él me sonrió.
Dejé de respirar.
Gracias a Dios.
—Ya regreso, ¿sí? —preguntó Raiden mientras el mesero retiraba
nuestros platos de postre.
No estaba segura de cómo empezó, pero una vez que superamos la cosa
de Bodhi y Heather y la cosa de cuánto me gustaba, Raiden dirigió la
conversación a temas más seguros. La gente en el pueblo que ambos
conocíamos. Cuan bien lo estaba haciendo la cafetería de Rachelle. La abuela.
Cómo hice mi casa.
Fue ante este pensamiento que me di cuenta que tenía que ir al baño, y
este pensamiento llevó al hecho de que debería haberle dicho eso a Raiden
antes de irse. Me imaginé que él sabría dónde estaba cuando volviera y viera
que me había ido. Un beneficio adicional, que me ahorraría tener que darle esa
información y el momento angustioso de alejarme mientras él miraba.
¿Cristal?
¿Qué?
¿Cómo?
¿Qué?
68
Página
¿Y por qué?
Y...
Y...
Por alguna razón, Raiden salió conmigo para conocer mi papel en este
escenario horrible.
Yo no le gustaba.
Él me estaba usando.
Usándome.
—Oh, Dios mío —suspiré, dolor punzando a través de mí, el calor al rojo
vivo, dejando devastación a su paso.
Una idiota.
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Una perdedora.
Página
Metí mi bolsa bajo el brazo para que pudiera poner mis manos sobre mi
cara y tomé grandes rotas respiraciones, para controlar las lágrimas arañando
detrás de mis ojos.
Un vestido nuevo.
Los zapatos por los que tengo que tejer cinco chales para poder pagarlos.
Y todo porque era una idiota. Los pensamientos asaltando mi cerebro,
se llevaron todo lo que tenía para controlarme.
Raiden no podía saber que yo lo sabía. Tenía que fingir. Tenía que
terminar esta estúpida, estúpida cita.
El resto de ello...
No.
No tenía idea de que había sido lista antes. No tenía idea de que había
estado viviendo la vida correcta.
No tenía idea.
Ahora lo hacía.
Necesitaba ir a casa.
Cuadré mis hombros y me tragué las lágrimas. Me volví hacia la puerta
principal, entré y me moví hacia la mesa, la cabeza de Raiden levantándose
cuando me vio, su ceño se frunció en mi dirección.
Increíble.
Fenomenal.
Usándome.
Y mentí.
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Página
6
Última Oportunidad
Traducido por Gigi D
E
l camino a casa fue silencioso. Todo el tiempo me la pasé mirando
por la ventanilla.
El camino a casa fue silencioso, salvo que una vez que estuvimos en el
Jeep camino a casa, Raiden preguntó:
—Sí —mentí.
en la mía.
Lo miré.
Gentilmente.
—Será un segundo.
me había pasado el saber que debía hacer algo al pensar en ello, así que sería
mejor seguirle la corriente.
Página
Realmente.
—Tomalo.
Parpadeó.
—¿Disculpa?
—Hanna…
Página
—Tómalo.
—Cariño…
—Cachemira —repetí y sus ojos volvieron a los míos—. La pasé muy bien.
—Continué, moviéndome directamente a la puerta, abriéndola para que él se
fuera—. Gracias.
Raiden no se movió.
Correcto.
Se acercó más.
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Retrocedí.
Página
Yo también.
—No se siente muy bien que me vaya y te deje sola sintiéndote así
—respondió, y francamente, la verdad, ¿cuál era su problema?
Podía irse.
Nena.
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—¿Hanna?
Página
Los abrí.
—Buenas noches.
¿Quería fingirlo?
Bien.
Podía fingirlo.
Se sintió genial.
Tan genial, que no pude soportar más. Eso era mi límite. Eso tomó todo
mi coraje. No quería saber lo bueno que podría ser dado que nunca volvería a
hacerlo, incluso si fuera falso.
Pero Raiden…
El maestro.
Página
Mi última oportunidad.
Me la estaba dando.
Lo tenía ahora.
Iba a aprovecharlo.
Él lo tomó.
Era grueso.
Era sedoso.
Era perfecto.
¿Hablaba enserio?
corazón roto—. Conmigo, te toca lo que ves, eso es todo. Nada de misterios. Nada
de nada. Solo yo.
Gracias a Dios.
—Si besas así cuando te sientes mal, cariño —puso sus labios en mi
frente y habló desde allí—, realmente espero comer de tus labios cuando estés
bien.
Mentiroso.
Mentiroso.
Mentiroso.
Decidí no responder.
Sus ojos brillaron por mis palabras, pero su rostro no mostró nada. Tocó
suavemente mis labios con los suyos, retrocedió, tomó el chal y salió por la
puerta.
también las que había dejado encendidas en el vestíbulo. Una vez hecho, subí
las escaleras con tanta gracia como pude ya que intentaba desatarme las tiras
de mis sandalias mientras lo hacía.
Qué dulce.
Entonces llamé.
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Página
7
Recompensa
Traducido por Blinda y Selene
Raid.
R
aid caminó por la acera hasta la brillante camioneta negra
estacionada a la orilla de la carretera en la ciudad. Abrió la
puerta y se dobló dentro.
Las luces azules y rojas brillaban dentro de la cabina igual que lo hacían
afuera, iluminando la calle.
Raid mantuvo los ojos hacia los tres autos patrulla y hacia una
camioneta K-9 todos en ángulo en torno a la tienda de bicicletas de Bodhi.
Luego desvió la mirada por la calle donde, a una distancia de poco más de un
bloque, dos escuadrones más y otra unidad K-9 estaban en ángulo afuera de la
tienda de regalos.
Él lo sabía.
Ella había jugado con él.
Creed continuó:
Tucker Creed había estado yendo y viniendo, un día aquí, una semana
allí cuando las cosas se pusieron calientes, durante los últimos once meses.
Cada vez que se ponía caliente finalmente fracasaba, se iba a casa con su
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relativamente una recién casada, una mamá novata, pero al igual que su
esposo, era una investigadora privada experimentada y una patea-culos.
Sylvie Creed tenía un hijo llamado Jesse, a quien ella no le gustaba dejar,
pero tampoco le gustaba que su esposo los dejase. Además, de manera extraña,
considerando que ambos eran chicos malos especializados y profesionales
consumados y, realmente odiaban estar separados de una manera que casi se
era palpable lo mucho que lo detestaban.
Por lo tanto, cuanto más tiempo llevaba esta operación, más viajes
llevaban a Creed al norte, lo que volvía más impaciente a Sylvie.
—¿Vas a llamar con esta mierda a Knight o quieres que lo haga yo?
—preguntó Raid.
Creed sonrió.
—¿Así que vas a esperar hasta mañana para meterte con tu nueva nena
o te estás dirigiendo ahora?
Fue jodidamente fuera de onda que ella lo oyera por casualidad, viniera
a la mesa, echara su culo fuera y luego sacara esa molesta mierda de su casa,
lo que le jodió sobre todo, y llamara al sheriff.
Raid abrió la puerta y rápidamente salió. Caminó los tres bloques hasta
su Jeep, se balanceó adentro y se dirigió a la casa de Hanna.
de comida para gatos, con ese dulce culo suyo en el aire, haciéndolo luchar
contra el endurecimiento de su polla y dándole ideas para el futuro.
Llegó más nítido cuando se hizo simplemente claro que era una de esas
mujeres que necesitaban un hombre. Cuidando de su abuela por su cuenta.
Pagando su hipoteca tejiendo jodidos chales. Consiguiendo jodidamente
sobreponerse a un concesionario de autos. Consiguiendo ser atrapada con sus
amigos.
4
AID: Aeropuerto Internacional de Denver.
Pero supo al minuto en que ella tímidamente arrojó sus chales en el
respaldo de la silla del porche de su abuela y pasó la mano por la suave lana,
kilómetros de nada, en sus manos, parecían todo. Hogar. Calidez. Apoyo. Amor.
Su sangre.
La sangre de ellos.
Su allí.
Lo que supo hace meses fue que habían rastreado los envíos a Bodhi y
a su novia, en su propia maldita ciudad.
los jugadores de bajo nivel que necesitaban ver y trabajar y esperar que
Página
Una vez que se corrió la voz de que Bodhi y Heather habían trasladado
su operación e involucrado a una local, una local, relacionada con los
ciudadanos más queridos de la ciudad, con una instalación de noventa y ocho
años de antigüedad en su sociedad. No tuvo más remedio que preguntar por
ahí sobre Hanna.
No había oído nada más que cosas buenas. Cuidaba de su abuela. Iba a
la iglesia. Era una chica tranquila. Leía mucho. Le gustaba ir al cine. Era dulce.
Leal. Divertida.
Aunque Raid nunca la vio allí, su hermana Rachelle le dijo que iba a la
cafetería todo el tiempo.
Pero la dulce, tímida, ratonil, muy lectora Hanna, que todo el mundo
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conocía y todo el mundo decía que siempre estaba por allí, había desaparecido.
Página
Por la primavera se dejó caer por Willow y Raid puso sus ojos en Hanna
Boudreaux por primera vez, semanas antes de que él la viera en la tienda de
bicicletas y la siguió y la encontró en la tienda de mascotas, él no sabía a
carajos se había referido su hermana.
No.
Riendo con él. Su brillante cabeza rubia echada hacia atrás, su bonita
cara iluminada, su cuerpo temblando, su otra mano agarrando el brazo de Paul
como si tuviera que contenerse para no reírse de todo.
Se contuvo.
Y después de que Raid finalmente la había visto había decidido que él,
personalmente, la sacaría porque Hanna estaría en su cama, bajo su protección
y no percibiría nada de esa mierda.
Nadie para conducirlos al proveedor que estaba jodiendo con Raid y con
el amigo de Creed, Knight, que vivía en Denver y tenía un exitoso club nocturno,
un cuestionable negocio secundario y un montón de dinero que podía usar para
acabar con los problemas que quería resolver.
Así que Knight contrató a Raid, al equipo de Raid y Creed para resolverlo.
Página
Raid ya lo estaba.
Se volvió a la carretera de un solo carril que conducía a tres casas,
siendo la última la de Hanna, y se detuvo. Tiró de su teléfono e hizo su llamada
a Knight.
Su dormitorio.
La sala de estar.
Excelente.
Mierda.
Él golpeó el timbre.
Nada.
Miró a su izquierda.
Se detuvo.
Página
Todavía nada.
Hanna saltó.
—Raiden…
—Yo…
—¿Qué?
Jesús, ¿cómo podría una mujer ser tan irritante y tan jodidamente linda,
todo a la vez?
—Sí.
—No lo sé. ¿Por qué estás aquí en absoluto? —le espetó ella.
—Estoy aquí porque quiero saber por qué me mentiste. Quiero saber por
qué no viniste a la mesa y me hablaste de lo que habías oído para que pudiera
explicarlo y esa mierda ahora no me habría jodido totalmente.
—Lo siento, ¿jodí tus planes, Raiden? ¿Había más maneras en que me
podrías utilizar como Bodhi y Heather me usaron antes de que me tirases?
—¿Podrías repetirlo?
—Me usaste y ahora estás aquí actuando como un idiota. ¿Por qué?
como tapadera para el transporte de drogas. Así que desconozco todas las
Página
—Bien, ahora que hemos aclarado todo puedes irte —lo despachó
Hanna.
Jesús.
—¿Por qué? —gritó Hanna—. Se acabó. Sabes que no tengo nada que ver
con eso. No sé cuál es tu rol en todo esto. Pero no lo quiero saber. Mi parte en
todo esto se acabó. Esto se acabó. No tienes que fingir más. ¿Por qué no te
puedes solo ir?
Uno enorme.
Raid la rodeó con sus brazos enjaulándola, puso una mano en su cadera
y la otra en la pared al lado de su cabeza, luego se inclinó por lo que su cara
estaba al mismo nivel que la de Hanna.
—Detente —susurró.
Jodiéndolo.
—No transfieras el dolor que sientes debido a ellos porque los dejaste
entrar en tu vida y en tu corazón hacia mí, Hanna —le advirtió.
Él pensó que tenía la sartén por el mango. Pensó que si conseguía que
se calmara y que entrara en razón, podrías acercarse más.
Jodida mierda.
—Hanna….
Cristo.
Ella lo era.
—Un amigo mío tiene asuntos en Denver —explicó Raid—. Esos asuntos
están relacionados con Willow. Él me llamó para que encontrara al proveedor
que ha estado abasteciendo de drogas a través de Willow. Este imbécil es
resbaladizo. Cada pista que hemos tenido nos condujo a pura mierda. El tipo
tiene soldados por todas partes, pero él es un fantasma. Cariño, podría haber
estado en Rachelle’s mucho tiempo pero tenía un montón de mierda en mi
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mente.
Página
—Me involucré contigo porque me sentí atraído hacia ti, pero también
te tenía que limpiar de toda esa mierda. Así podríamos seguir adelante y
atrapar a ese maldito tipo.
—Raiden, no puedes ver como yo puedo que he estado demasiado
tiempo alrededor tuyo, incluso me has mirado directamente a los ojos y no me
has visto y ahora, de repente estás interesado en mí y cómo puedo creer que
realmente, bueno... ¿sientes algo por mí?
—Lo hago y podría tener sentido, cariño pero sigue siendo una
estupidez.
—Cristo, te juro por Dios que te digo la verdad, ¿piensas que soy la clase
de hombre que regresa a su ciudad natal, donde su madre y hermana todavía
viven, elige a una chica de la ciudad, quien resulta ser la bisnieta de la
matriarca de la ciudad, para ir a cenar y poder jugar con ella encima en
Chilton’s donde todo el mundo puede verme?
Ella parpadeó.
No lo había pensado.
96
Raid continúo.
—¿Y tú crees que soy un hombre que dice líneas de mierda linda y
dulces a mujeres bonitas solo para joderles su trabajo?
—Y en serio como la mierda, Hanna ¿crees que nuestro beso fue fingido?
Se dio cuenta que ella tenía unas malditas lentejuelas pegadas a las
uñas de sus pies que parecían pintadas con esmalte negro pero tenían una flor
blanca alrededor de cada lentejuela.
Su recompensa.
confirmarlo.
—Genial —susurró.
Malditamente ridícula.
Y linda.
Y así lo hizo.
Fue una repetición del anterior. Caliente. Húmedo. Ella deslizó sus dedos
en el cabello de Raid y presionó su cálido, dulce y suave cuerpo contra el suyo,
se abrió a sí misma y se entregó al momento.
98
Página
Él terminó el beso, deslizó sus labios por la piel bajo su oreja y sintió las
bocanadas suaves que daba Hanna debido a lo agitada que estaba.
—Estoy sintiendo que quieres frenar esto —le dijo con una voz áspera.
—Solo hemos tenido una cita —respondió ella en voz baja. Luego más
tranquila—. No soy ese tipo de chica.
Mierda.
Se sentía premiado.
Era fantástica.
Raid cerró sus brazos alrededor de ella y sus ojos se concentraron en los
suyos nuevamente.
—Unh-unh. —Él negó con la cabeza—. Ya te estoy viendo subir por las
escaleras con un vestido sexy y tacones. O en tus dulces pijamas. Es todo lo que
un hombre puede pedir.
Joder.
Su recompensa.
—Voy a estar aquí a las seis. Elige una película que esté a esa hora pero
99
—Está bien.
—Sé qué piensas que soy una idiota y esto es ridículo, entiendo porque
te enojaste. Sé que debo discutir las cosas que me molestan contigo. Pero
escuché como decías que no tenía idea de qué estaba pasando y que ibas a
terminar esto esta noche. Obviamente me confundí con lo que dijiste, pero lo
que dijiste sonó muy mal —le explicó con voz vacilante y calmada.
Se necesitaban bolas para hacer cosas así, incluso para mujeres dulces,
tímidas y lindas.
100
Raid sonrió.
—No lo sé. Tal vez estaba en mi modo habitual de idiotez y quería darte
algo para que me recordaras. Incluso con lo que pensaba que estabas haciendo,
sabía que eras un buen tipo, ya que te ofreciste a cuidar el jardín de la abuela
así que quería darte algo a cambio. Era lo único que tenía para darte. Algo que
te mantendría caliente. Pero en realidad, no lo sé. Yo solo... —Se encogió de
hombros—. Lo hice.
—Me alegro de que lo hicieras cariño —respondió.
Era el Cielo.
Ni siquiera una.
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Página
8
Función Doble
Traducido por Itorres
A la siguiente noche...
—D
ejartelo a ti, cuando estoy ansioso por mis planes
para después de la maldita película, y encuentras
una función doble —se quejó Raiden.
Amaba el Deluxe.
Amaba mi ciudad.
Pero mi sonrisa era nerviosa por los que sospechaba eran los planes de
Raiden para después de la película, no porque todavía estuviera preocupada y
me preguntaba si él estaba realmente conmigo.
No, incluso ayer por la noche o más exactamente, súper temprano esta
mañana no me lo había dejado muy claro, esa misma tarde se había hecho aún
más claro.
Nunca, entrar.
Y tampoco tenía a nadie más, como KC o mis otras amigas, las cuales
todas seguían las acciones de Raiden como, bueno, lo que éramos: locas,
104
5
Schwinn: Marca de bicicletas.
Raiden se rio a carcajadas.
Eso fue lo único incómodo sobre la cena, excepto que Raiden me habló
acerca de que "más tarde" me diría del “trabajo” en la que estaba trabajando en
la ciudad y lo hizo de una manera en que yo no lo volviera a cuestionar en ese
momento, lo que me hizo preocuparme un poco.
Sobre todo hablamos de lo que pasó con Bodhi y Heather. O mejor dicho,
Raiden me interrogó sobre mi menos-que-sin estrés-día libre después que la
policía arrestó a mis amigos y allanaron mi almacén de cocina, una gran parte
de ese día estuve ocupada con la policía escoltándome a través de mi almacén
y haciéndome preguntas, entonces me llevaron a la estación para preguntarme
más y darme actualizaciones a cambio.
106
—¿Encontraron cristal6? —preguntó Raiden, con la boca todavía llena
del delicioso sándwich (ella no estaba equivocada) de pavo suizo a la parrilla
Página
de Rachelle con una delgada capa de salsa francesa y una infusión de aceite de
chile con queso crema.
6
Ice: Se refiere a la droga que parece cristal o hielo.
Joe era el Alguacil Joe quien había sido Alguacil Joe desde que tenía
doce años.
—Él me pidió no salir de la ciudad, pero me dijo que sabe que no estoy
involucrada.
Nada de esto me hacía feliz, sobre todo que mis amigos me embaucaran
y pusieran en peligro de ser arrestada por un delito grave del que no tenía
conocimiento, pero también lo de yo siendo una idiota. Diablos, yo realmente le
pagué a Heather por hacerlo. Pero no había nada que pudiera hacer al respecto,
salvo sentir alivio de que todo había terminado.
fueron enviadas y, por suerte, Bodhi tenía razón. Ninguno de ellos sabía. No
Página
—Lo hecho, hecho está y a menos que lean el Willow Chronicle, nunca
sabrán y no necesitan saberlo.
—Banana. —Alguna vez pensé que su Banana era dulce, ahora creía que
era un poco original y áspero apodo para mí—. Por favor, no cuelgues. Heather
y yo queremos ex…
Colgué.
Esa era otra parte de mi día que no me gustaba y era la parte que no me
gustaba más que todas.
—Bien —murmuró.
Página
—Mantendré un ojo más cerca sobre ella por un tiempo —le dije—. Ella
actúa como de ochenta, lo cual todo el mundo sabe son los nuevos sesenta y
cinco, pero ella no y no puedo olvidar eso. Me las arreglé para convencerla de
no llamar a mis padres o a Jeremy.
—Uh, cariño, Abue se asustó. ¿Crees que quiero que mis padres se
asusten? —Su barbilla extrañamente se volteó de golpe cuando dije la palabra
"cariño", pero lo ignoré y continué—: Como el Alguacil Joe dijo, todo ha
terminado y no necesitan saberlo, lo cual, para ellos, significa que no tienen que
preocuparse.
Sabía sin lugar a dudas que cada segundo de esta cita, sin duda, estaba
yendo bien, y después de nuestros dos besos estaba nerviosa, pero emocionada,
acerca de lo que venía después de las películas.
fondos el Deluxe había actualizado sus asientos, dos años antes. Éstos se
desdoblaban. Se reclinaban. Podías levantar los brazos. Tenían portavasos.
Página
Eran impresionantes.
—Me estoy dando cuenta que realmente te gustan las películas —notó.
Página
—No soy una persona de películas, o nunca lo fui. Tampoco las he visto.
Pero estando en la oscuridad contigo cerca, dándote algo que te gusta hacer, no
me importa una mierda lo que es. Solo estoy contento de estar haciéndolo.
Dios.
Seguí bruscamente.
—Es posible que desees tratar de dejar de ser tan sexy y caliente y frío o
111
Para ser justos, el Deluxe no tenía estos asientos para morirse en ese
entonces, así que sería incómodo si lo hubieran intentado.
Todo Raiden.
Increíble.
112
Página
9
No ese Tipo de Chica
Traducido por Debs y ஓ ¥anliஓ
D
espués de dos películas con quince minutos de intervalo, era
tarde cuando Raiden, con su brazo alrededor de mis hombros
sosteniéndome cerca, con mi brazo alrededor de su cintura
haciendo lo mismo, nos llevó las cuatro cuadras hasta el estacionamiento en la
entrada del pueblo.
Estaba eufórica.
Amaba a mi chica.
—Tenías razón, ese Dunaway-Huston fue extraño, pero fue una buena
película —respondió.
—En caso de que lo olvide, lo voy a decir ahora para asegurarme de que
lo sepas. Tuve una noche increíble, Raiden Miller.
Con mis palabras, una de sus manos se movió para abarcar mi cadera,
la otra tomó mi mandíbula. Se movió más cerca y sumergió su cara en la mía.
—Me alegro de no haber dejado a una bonita mujer en una mesa y hacer
una llamada a destiempo —regresó.
Nena.
Amaba eso.
Una vez más, iba por un beso rápido. Me quedé con ganas de besarme
con él en el porche (o donde sea), cuando me llevara a casa, pero en ese
momento iba a hacer lo que hizo.
Excepto que esta vez, sin razón, cuando los brazos de Raiden se
bloquearon alrededor de mí, aplastándome contra él y su lengua se deslizó en
mi boca, el mundo explotó.
de campo, al final de un solo carril, que estaba rodeado solo por árboles, sino
que, en su lugar en un estacionamiento público en nuestra ciudad natal,
después de ver una película, su beso detonó.
Tal vez fue porque no me estaba volviendo loca, con el corazón roto y
siendo estúpida.
Tal vez era porque no habíamos acabado de intercambiar palabras
acaloradas o sinceras confesiones.
Tal vez fue porque mi sueño, se estaba volviendo realidad, más grande
y mejor de lo que esperaba. Estaba en los brazos de Raiden y él me quería allí.
Tal vez fue solo porque era el final de un muy buen día.
Fuera lo que fuese, era como nada de lo que había experimentado. Nada
de lo que ni siquiera sabía que existía.
Tenía mis manos en su cabello y me aferré aún más cuando mis piernas
rodearon automáticamente sus caderas. Se movió hacia abajo en el auto, plantó
mi trasero en el capó y se inclinó hacia mí, para que mi espalda estuviera en la
Z, mis piernas rodeando sus caderas, su ingle presionada profundamente en mí
y su lengua devastando mi boca.
Estaba tan perdida en el beso, en Raiden, que habría estado feliz si esto
continuara para siempre y más, incluso en el estacionamiento. No es broma,
habría estado feliz de poder escalar a cosas más grandes y mejores.
116
Era tan caliente, tan prohibido, tan peligroso; se sentía como fuegos
artificiales estallando en el auto, sus chispas aterrizaban en todas partes, por
todo mi cuerpo, me deslumbraban al mismo tiempo, quemándome.
Su mano dejó la mía. El auto aceleró a donde fuera que él nos estaba
llevando cuando sentí y oí su brusco rugido:
—No me jodas.
Mi cuerpo se fundió, mi mente aturdida, todo sobre mí, era sobre él. Le
toqué con la punta de la lengua la oreja y le susurré un desesperado:
117
—Date prisa.
alrededor de su entrepierna.
No me importaba.
Estuve de pie, y corrí para mantenerme al día con sus largas zancadas,
su mano en la mía, remolcándome, a un edificio, que me di cuenta vagamente
parecía un establo. Subimos unas escaleras apoyadas en el costado. Raiden no
perdió tiempo en abrir la puerta y tirarme dentro. Cerró la puerta, le dio la vuelta
al pestillo, entonces acechó a través de una habitación, arrastrándome con él.
Aterricé en el colchón.
Raiden aterrizó sobre una rodilla junto a mí, con las manos en la
cremallera de mis jeans.
piernas.
No lo dudé.
Me abrí.
Increíble.
Luego desaparecieron.
—OhporDios.
Esto era...
119
Era...
Página
No existía. No podría.
Duró para siempre, una eternidad. Jadeé, entonces gemí, luego respiré
entrecortadamente, y finalmente, envolví mi brazo alrededor de Raiden y me
sostuve porque el mundo se había ido. No había más que ese sentimiento.
Fue glorioso.
Mí
Dios.
¡Porque yo lo fui!
¡No le decías a una buena chica que tenía un dulce y húmedo coño!
Oh Dios.
―No te muevas ―murmuró y luego rozó sus labios contra los míos―.
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Ya regreso.
Página
Encontré mi ropa interior, tiré de ellas y tanteé con manos y pies mis
jeans cuando un brazo se enganchó alrededor de mi cintura y me encontré de
nuevo en la cama, Raiden encima de mí.
―¿Qué?
―Hanna…
Hanna, mírame.
―
Seguí hablando:
De ninguna manera.
―Yo… tú… No quiero que pienses que soy ese tipo de chica. No soy ese
tipo de chica. No sé lo que fue eso. No sé cómo sucedió. Nunca ha sucedido antes.
Yo no…
―Sí, o, debería decir, yo sé que no eres ese tipo de chica para nadie,
excepto yo, pero lo que tienes que saber es que eres de todas las formas
jodidamente una buena chica para mí.
No lo hice.
Página
Quiero decir, tuve amigas que tuvieron momentos donde fueron esa tipo
de chica y los chicos siempre decían que fue bueno hasta el día siguiente
cuando no llamaron.
―Hanna, por Cristo, crees que te hago entorpecer por ahí afuera, pones
la cabeza en mi hombro en una película, sosteniendo mi mano, montando una
ridícula bicicleta, sonriendo dulcemente hacia mí, actuando totalmente como
Peggy Sue en los jodidos años cincuenta, y cuando estás en mis brazos, mi boca
en la tuya, te excitas por mí. Tú pierdes todo el maldito control. Me das
jodidamente todo. Y, ¿crees que voy a permitir que te arrastres fuera de mi cama
y vuelvas a casa? ―hizo una pausa y luego terminó con su voz acerada―: De
ninguna jodida manera.
―Es bueno que me entregues eso. Deseo eso. Y estoy jodidamente loco
de alegría de saber que no te has dado a ningún otro imbécil antes que yo. Es
mío. Lo voy a conservar.
Oh por Dios.
―Raiden…
¿Lo hacía?
―¿Lo haces?
―Nena, anoche, esos besos, por Cristo que tenía la esperanza de que eso
fuera un anticipo de lo que vendría y estoy jodidamente emocionado de que lo
fue. Allí afuera, puedes andar en esa tonta bicicleta, pero ahora que lo sé, en mi
cama, vas a dejarte ir para mí. Vas a dejarme jugar con ese cuerpo. Vas a
dejarme excitarte hasta que estés tan jodidamente mojada para mí. Y cuando
te deje tener el orgasmo voy hacer que te sientas como si te estuvieras
124
desmoronando en pedazos. Y recién entonces voy a saber que me das eso. Solo
voy a conseguir eso. Y estoy jodidamente encantado de que eso es todo para mí
Página
Guau.
Era mucho más de todo eso, la única respuesta que se me ocurrió fue:
―Mi bicicleta no es tonta.
―Nena, lo es.
Lo que sí sabía era que su expresión era cálida y dulce, pero de alguna
manera firme y sus hermosos ojos se calentaron, quemando dentro de mí.
Aun así.
―Solo para que lo sepas, solo he tenido tres amantes. Todos ellos eran
novios a largo plazo y, si mal no recuerdo, con el que uh… llegamos a los asuntos
más rápido, le tomó tres semanas.
Oh chico.
―Lo único que sé, lo único en lo que me centraré, es que ahora eres mía.
No voy a compartir lo que había antes y te pido ahora que prometas que es la
última vez que compartes lo que vino antes que yo. ¿Me puedes ayudar y
devolverme ese favor?
―De acuerdo ―acordé con cautela.
―Está bien.
―Y no te vas.
Fue glorioso.
Página
10
Domingo de Iglesia
Traducido por Jane., Gigi D y Helen1
M
is ojos se abrieron lentamente, y al principio no lo comprendí.
Dormí desnuda porque la segunda vez Raiden hizo lo que dijo. Jugó
Página
Me hizo cosas. Cosas increíbles, cosas salvajes, cosas de las que sabía y
no hacía. Cosas que, si se las contaba a alguien, podrían sonar extrañas o
pervertidas, pero cosas que, de la forma en que Raiden me las hizo, no lo eran
absoluto.
Lo dejé.
No.
Pero la última vez fue como una experiencia fuera del cuerpo.
Fue magnífica.
Me sentía feliz.
en el suelo. Las sábanas eran blancas y parecían limpias, brillantes, incluso casi
Página
Sobre todo para evitar el montón de condones y lo que decían, mis ojos
recorrieron todo.
La unidad de Raiden.
Santo Cielo.
Me volví para mirar una áspera habitación con paneles que sobresalía
en la esquina. Una habitación que parecía haberse añadido a toda prisa, trabajo
realizado por niños de cinco años.
El cuarto de baño.
peinado hacia atrás, gotas de agua sobre sus anchos hombros, con una toalla
alrededor de sus caderas y el resto de su exquisitez a la vista.
Página
—Vístete, nena, vamos tarde. Tenemos que llegar a tu casa. Tienes que
hacer lo que haces para ponerte linda entonces tenemos que recoger a tu
abuela y llegar a la iglesia —finalizó y después de que me rendí, me soltó y se
acercó hacia el final de la cama.
Marcas de arañazos.
De mis uñas.
131
—Oh, sí —respondió con una voz que aumentó el calor de manera tan
significativa que era un milagro que no me incendiara.
A él le gustaba eso.
Mucho.
Guau.
con una sonrisa en su voz, sus ojos viniendo hacia mí. Luego se quitó la toalla.
Página
Mi boca se secó.
En todos lados.
—Nena, mira mi polla por más tiempo, y la señorita Mildred tendrá que
enviar un equipo de búsqueda.
Mi cuerpo se sacudió y mis ojos fueron a los suyos para ver las arrugas
en las esquinas sobresaliendo con diversión.
—Lo que sea —murmuró, sus labios ahora sonriendo también, luego
más fuerte—, solo digo, cualquier cosa cerca, tus ojos en ella los pensamientos
vendrán por sí solos.
133
Lo que yo sabía era que el señor Miller se fue y era una persona no grata
en la ciudad. Incluso una vez trató de llegar a uno de los partidos de fútbol de
Raiden y algunos de los hombres no tan cordialmente lo invitaron a volver a su
auto, y cuando no lo hizo lo acompañaron allí.
Él nunca volvió.
—¿Tu papá?
—Sí —contestó Raiden, y de nuevo lo miré para ver que tenía un par de
pantalones de traje, con la cremallera arriba pero desabotonados y una
atractiva camisa de color musgo verde.
casa todas las noches, entré y compartí mis pensamientos con mis puños. Y
cuando se volvió inteligente y empezó a hablar de dejar que sus perras pasaran
Página
Lo hacía.
Apenas.
Raiden me interrumpió.
Eso lo explicaba.
—Sí, nena, ¿por qué crees que saqué su trasero? —contestó Raiden, y me
volvió a mirar.
Página
—¿Lo sacaste?
—Joder sí.
No podía creer esto, y más, no podía creer que Raiden fue tan serio al
respecto.
Asentí, sin sentirme para nada ablandada y volví a mirar mis zapatos.
Le di toda mi atención.
—Ambas, creo.
Sonrió.
—Te dejaré en paz porque eres linda, pero tienes hasta que lleguemos a
tu casa para superarlo.
A eso, respondí:
aplastaba como un peso que me hacía sentir instintivamente que debía escapar,
y la segunda me hacía sentir un afecto tan profundo que me sorprendía no
Página
—Yo… ¿disculpa?
—Estaré allí en un minuto.
—Pero…
Me enderecé.
comportarse mejor.
—Fuimos a la función doble anoche, Abue —le expliqué en voz baja, sin
mover los labios.
Raiden lo entendió, y esto solo hizo que todo le causara más gracia.
Puse los ojos en blanco y le pedí al cielo perdón por una variedad de
cosas.
Fuerte.
Con tanta fuerza, que los ojos del pastor Wright vinieron a nuestra fila
y se entrecerraron, aunque no afectó su sermón.
—Tú cállate, Margaret —replicó Abue. Una Abue, añadiré, que solía
actuar como si tuviera ocho, y claramente esta era una de esas veces—. A Dios
le gusta la risa —añadió.
—espetó Abue.
—Soy una creyente que quiere oír el sermón —le replicó a Abue.
Tenía razón.
Raiden rio.
Margaret jadeó.
Abue no se lo perdió.
Le di mis disculpas, haciendo mi deber con los modales. Ella podía ser
una pesada.
141
firmemente a Abue por la cintura mientras ella se mantenía con una mano. Él
básicamente la levantó hasta el asiento, pero en una forma que hacía parecer
que había subido los escalones ella misma.
—¿De verdad? —pregunté—. Eso tuvo que ser hace cincuenta años, y
perdona Abue, pero ambos han fallecido. ¿Tener rencor cuando no hay nadie a
quien dirigirlo?
habló casi todo el rato, por lo que Raiden y yo nos la pasamos riendo, y Raiden
no me sorprendió al mostrarse caballeroso y encantador.
Página
—Debo hacer una llamada. —Su mirada pasó a Abue—. Disculpen. —Su
atención volvió a mí, levantó mi barbilla con un dedo y me besó.
Eso se sintió bien. Me gustaba que siempre que me fuera a dejar me
diera un beso.
Yo disfruté la vista.
—Se me hizo tarde hoy, o habría llamado para que supieras que venía,
pero sí, Abue. Raiden y yo estamos juntos.
Desafortunadamente, se explicó.
—Abue, yo…
Cerré la boca.
Página
Abue no.
—Hace una semana, vino a mi casa. Sabía por qué. Tiene tanto interés
en arreglarle el jardín a una anciana como en ir a la ópera. Pero vi ese gran y
fuerte hombre y pensé, ¿Raiden Miller? Me gustaba para mi chica. Me gustaba
mucho. Has estado sola lo suficiente y una chica como tú, es un desperdicio.
Siempre supe en mi corazón que terminarías junto a alguien como Raiden
Miller. Esos chicos con los que saliste, estaban bien, pero ninguno era lo
suficiente para mi Hanna. Ahora llevan poco viéndose y él lo ha aprovechado
bien. Está metiéndose profundamente en tu corazón, y bien decidido, niña, y
debo decirte, que me preocupa.
De nuevo, esto fue inesperado, pero no de una forma confusa. Sino una
mala.
—La forma en que te mira ahora que te tiene, la forma en que es, los
hombres así. —Sacudió la cabeza, con la mirada distante—. Como si estuviera
por explotar.
—Abuela.
—¿Qué?
—Te amo —me dijo, y mis ojos se movieron a ella—. Dije lo que dije y
voy a terminar con esto. Si eres el tipo de mujer que puede soportar el fuego del
infierno que él tiene quemando dentro, si él lo enfrenta y gana, no conocerás
nada para el resto de tu vida, ni sabor, ni experiencia, ni siquiera el nacimiento
de tus hijos será más dulce que el amor que él tendrá por ti.
—Ya lo veo. Y veo que está perdido por ti de manera tan completa que
es un milagro que él sepa su propio nombre.
146
— ordenó, y mis ojos se abrieron sobre su cabeza para ver una prueba adicional
de lo que yo había tenido en varias ocasiones durante toda mi vida. Que la
abuela no solo tenía un oído excelente, sino ojos detrás de la cabeza.
Raiden se dirigía hacia nosotras, pero él había sido detenido por la Sra.
Bartholomew y su familia. Estaba de pie en su mesa, hablando.
Respiré hondo y luego tomé otro sorbo de café, tratando de forzar hacia
atrás las terribles palabras de la abuela, encajarlas en algún lugar de mi
cerebro en el que podía ir sobre ellas más adelante (de preferencia con KC).
Logré esta hazaña y me controlé cuando Raiden se deslizó de nuevo en su silla
junto a la mía.
—Hora de la siesta para las beatas, hijo, por lo que, la cuenta. Y soy vieja,
soy abuela, así que eso significa que yo pago y no me importa cuán hombre
eres. Cuando seas viejo y un abuelo sabrás lo que quiero decir y te alegrarás de
que me dejaras hacerlo.
—¿Perdón?
—Has estado rara desde la Casa de los Panqueques.
—Te llevaré a casa, descansa. Tengo que salir y hacer algo y cuando
vuelva voy a traer una pizza. Pero después de la pizza, nena, tienes que tener
energía.
—¿Tiene esto que tienes que hacer algo que ver con tu equipo y los
traficantes de drogas?
—No, no tiene que ver con otro trabajo, pero si tiene que ver con mi
equipo. Simplemente no los traficantes de drogas.
Solo murmuré:
—Oh.
—Raiden…
Él me interrumpió:
148
Santo Cielo.
—Quiere decir que salí, evalué mis talentos, tomé decisiones acerca de
lo que quería hacer, lo estoy haciendo. Lo que hago podría ser un shock para ti,
pero luego lo superarás —declaró.
Hubo más palabras allí, solo ninguna explicación.
Él suponía correctamente.
Pero ese comentario tampoco era propicio para conseguirme una siesta.
Estábamos llegando hasta el frente de mi casa, así que me volví completamente
hacia él.
—Raiden, yo…
—Está bien, así que ahora no estoy totalmente enloqueciendo, solo estoy
asustándome un poco —le contesté.
Lo que hago es lo que hago. Es parte de lo que soy. Vino de lo que arrojó
Página
—Si vas a decir que llevemos las cosas más despacio, nena, disfruta de
esto porque esto es tan lento como se va a poner.
Entonces le susurré:
—Sí.
Oh Dios.
Página
—Raiden.
—Sí.
Estaba en lo cierto.
Sí.
solamente.
Página
—Me gusta todo eso, solo que no en la pizza. Todo eso hace que sea
complicado. Estoy en los placeres simples.
—Lo recordaré.
Podía perderme en esos ojos. Quería perderme en esos ojos.
—Anotado —murmuré.
¡Santo Cielo!
Su sonrisa volvió.
152
—Sí.
Página
—Solo para que sepas, Raiden, estás a punto de dejarme, me dices que
tome una siesta pero tienes algunas cosas para compartir conmigo después de
que me dijiste directamente que tengo que lidiar con ello. Entonces
sugieres firmemente que lo que sea que hagas no es seguro, y eres libre para
hacer lo que sea que hagas en estos momentos. Así que no estoy de humor para
sonreír ni estoy de humor para verte hacerlo, no importa que tan caliente eres
cuando lo haces.
Él no dejó de sonreír.
En cambio, preguntó:
¿Hablaba en serio?
—Volveré seguro, y estarás bien con lo que hago, Hanna —declaró con
firmeza.
—¿Quieres dejar de ser linda, así puedo dejarte ir, y puedes conseguir tu
siesta y yo puedo conseguir esta mierda hecha?
—Te recuerdo que no hace un minuto traté de salir de este vehículo, pero
me arrastraste de vuelta.
153
Lo miré.
—Mi recompensa.
—Vete.
Me quité los zapatos de tacón por el lado de la cama. Subí, halé una chal
sobre mí (mío, no de cachemira pero todavía exuberante) y me quedé mirando
mi almohada, pensando que esto era lo que se sentía.
Se sentía fantástico.
Esa noche...
M
e senté arropada en la esquina de mi esponjoso, mullido,
femenino y lindo sofá en mi rústico, y peculiar salón y
observé a Raiden, que acababa de ir a la cocina a buscar su
segunda cerveza, doblando su largo cuerpo en la otra punta.
Por suerte, la gente de Willow era amable, así que dejaron las cosas así.
Por desgracia, había una gran cantidad de residentes de Willow que me
conocían ya que yo había vivido toda mi vida allí, así que el mensaje no
consiguió ser transmitido lo suficientemente rápido antes de que otros
levantaran el teléfono y llamaran.
Él me sonrió.
Puse los ojos en blanco, lo dejé entrar e hice mi mejor esfuerzo para
librarme de la persona que me llamaba mientras Raiden dejaba caer la caja en
la mesa de café en la sala de estar. Él se dirigió a la cocina como si hubiera
vivido en mi casa desde que nació, salió con dos platos, servilletas y dos
cervezas abiertas. Ya se había comido una rebanada para el momento en que
apreté el botón de apagado en mi teléfono y me uní a él.
Lo que era malo era que él bebía y comía. Preguntó por la llamada, el
resto de las llamadas (una vez que él se había enterado de ellas) y mi siesta.
Pero no hizo lo que yo había esperado.
Así que comí hasta que solo había quedado esa extraña rebanada de
pizza y Raiden se levantó para conseguir otra cerveza, preguntándome si quería
Página
¿Era eso?
Yo no sabía qué hacer con eso ya que no tenía idea de lo que él estaba
hablando.
—No lo entiendo —le dije.
—Y no haces esto solo para Knight. ¿Es tu trabajo y lo haces para otra
gente?
—Sí.
Estaba tenso.
Oh Dios.
De hecho, electrizante.
¡Oh Dios!
Los ojos de Raiden cayeron a mi postura. Los cerró lentamente, luego los
abrió y me miró.
159
—Te lo dije ayer, hace años, localicé a mi papá. Al día de hoy, no sé cómo
se me ocurrió cómo hacerlo. No habíamos oído hablar de él en dos años. Vivía
Página
—Salí y recordé rastrear a papá. Supuse que sería bueno para la caza
de recompensas, mejor en esta después de lo que aprendí en la Infantería. Así
que busqué en eso. No me gustó la forma en que esto se lleva. Era parte de un
sistema que estaba totalmente jodido. Un montón de reglas. Un montón de
papeleo. Pero absolutamente ninguna razón para nada de eso. Era un ciclo
disfuncional. Para tener éxito, tenía que emitir fianzas, poner mi propio maldito
160
por una cerveza, compartí esta mierda con él, me habló de un hombre que
conocía llamado Deacon.
—¿Deacon?
—Cazador de recompensa, como lo que soy ahora. Pero un frío hijo de
puta. Uno ochenta y siete de estatura, cien kilos de una pared de puro hielo. Se
metió en esto como yo me metí. Su esposa fue desapareció, la policía no pudo
encontrarla, por lo que él descendió a un mundo que no era el suyo para
encontrarla. Lo que encontró fue que encajaba en ese mundo. Estaba en la
periferia, pero tenía talento para esto, tenía un lugar, así que se quedó.
—¿Encontró a su esposa?
—Sí.
—Tú observas a un amigo que pensaste que sería un amigo de por vida,
quien se pararía en tu boda, por quién te gustaría nombrar a tu hijo después, a
quien verías envejecer mientras lo escuchas protestar por los próximos
cuarenta años sobre que su esposa gasta demasiado dinero; volar en jodidos
pedazos por una mina, nena, vas a estar en posición de hablar. Ya que esa
mierda, por suerte, nunca te va a pasar, no hables.
—Tú sabes todo eso, voy a decirte el resto —declaró—. Todo esto está
arreglado. Knight es un amigo porque Knight está conectado a Deacon, Deacon
me conectó con Knight y Knight me hizo un favor. Me pagan en efectivo. Nada
de eso está en los libros, pero Knight tiene un negocio y él limpia mi dinero. Yo
uso una asociación falsa con él, lo que significa que utilizo sus cuentas para
pagarme a mí mismo, a mis muchachos, hago inversiones y pago impuestos.
Todo está encima de la mesa y legal, en cuanto a lo que el gobierno sabe.
Hacemos trabajos legítimos, que no tienen el efecto en un sentido de que nadie
vaya a comprender que los trabajos que hacemos no son legítimos. El impuesto
toma su tajada, y se vuelve en dirección opuesta. Conseguí una dirección. Voto.
Conseguí una licencia. Placas en mi auto. Una baja honorable de la Infantería.
Tanto como para la preocupación de alguien, soy un ciudadano respetable, un
veterano y dueño de una pequeña empresa y la mierda que mi equipo y yo
hacemos está enterrado tan profundo bajo esa respetabilidad, que nunca va a
ser excavada.
—Paul Moyer habla basura porque quiere parecer genial. Para todos los
intentos y propósitos, opero sin registro, pero no estoy sin registro. Tú conoces
a Deacon, entenderás lo de no localizable. Ese no soy yo. Vine a casa por unos
162
Dios.
Yo no lo estaba.
—No creo que me gusta esto —le dije, mi voz pequeña—. Nada de esto.
Raiden no se movió.
Pero él habló:
Me lo lanzó.
—Todo, todo ser viviente en esta tierra, desde las plantas a los animales
a los seres humanos, tiene un orden natural. Es absolutamente crucial
mantener ese orden, Hanna. He estado en el centro de un caos y no es un lugar
divertido para estar.
Él siguió.
163
dominio, puede dar como resultado el caos. En los mundos que gobiernan esos
hombres, si mantienen el control, es muy raro que haya daños colaterales. Pero
alguien les roba, alguien conspira para derrocarlos, y el infierno se desata. Y
cuando esos fuegos arden, nena, se llevan, sacan del camino a cualquiera.
—Está bien.
—Cuando llega el caos, me llaman. Yo me ocupo de él pero no extingo la
amenaza. No soy un idiota. Sé que cuando me encargo de uno de esos hombres
que jodieron a uno de estos chicos, ellos no se encuentran en terapia de grupo
y resuelven sus problemas. Pero no me importa una mierda. Yo controlo el caos.
Ninguna esposa o madre o niño o novia o cualquier persona en la calle que se
encontraba en el lugar equivocado en el momento equivocado consigue tirarme
abajo haciendo un punto, ya sea llevando a cabo la amenaza o usándolo como
escudo, luego hago mi trabajo y me pagan generosamente por hacerlo.
—¿Eso es todo? —le pregunté, pensando que era por lo menos algo, pero
no mucho de un código.
armas de fuego, pero podría ser cualquier cosa. No toco ninguno de sus
Página
Yo no dije nada.
Él me entendía.
—No puedo.
165
Y no lo estaba.
No dije nada.
coraje de señalar:
Página
—Raiden, está claro que estás decidido a hacer lo que haces y tienes tus
razones, pero, honestamente un poco de eso suena como racionalizaciones.
—La gente hace un montón de mierda —me dijo Raiden—. Estas tan
aislada por la familia, los amigos y Willow, gracias a Cristo, que nunca sabrás
toda la seria sacadora de mierda de gente que puedes obtener. Y no te digo
sobre Bodhi y Heather para hacerte pensar que estoy en una cruzada para
apagar a los traficantes de drogas o cualquier otro tipo de basura. Los hombres
para los que trabajo, no hacen juicios y no se involucran. Pero cuando la mierda
sangra y yo detengo el flujo, aparece esa maldita satisfacción por el trabajo y
lo hace enorme. Quieres que te lo suavice, a pesar de que Bodhi y Heather fueron
buenas personas que se vieron envueltos en algo que no podían controlar.
Estaban apretados. Se vieron obligados a tomar una decisión. No sé lo que pasó
y no me importa una mierda, pero yo he visto un montón de gente, y los dos no
tienen almas negras. Pero ellos jodieron algo en algún lugar en el camino,
sintieron las consecuencias y eso es justo. Lo que no es justo es que te ataron a
esa mierda y no me gusta que usen a personas como tú a menudo. Sucede lo
suficiente para que me siga gustando hacer lo que hago hasta que tenga el
dinero para salir de él, relajarme y tener una vida digna, donde no respondo a
nadie y solo puedo respirar.
Esto fue bueno y muy largo, mientras que mi mente procesó lo que dijo,
todo lo que dijo, y un montón de cosas que no dijo.
Tuve que admitir, todo tenía sentido. Tenía sentido porque Raiden había
sembrado un poco de miedo, mostrando las cosas como eran y obligado a tener
167
sentido, pero lo hizo de una manera que ni siquiera tenía sentido para mí.
Página
Dejé que mis piernas fueran, curvándolas debajo de mí, puse las manos
en el asiento vacío entre nosotros y me arrastré hasta él.
Cerré los ojos, y de nuevo no decidí hacerlo, pero aun así mis brazos se
zafaron de los cojines del sofá para así poder abrazarlo.
Su brazo se aflojó.
Oh chico.
Oh Dios.
Demonios.
168
—Jesús, joder.
No.
Yo sabía la razón.
Era porque no quería conocer nada del resto de mi vida más dulce que
el amor que Raiden podría tener para mí.
Dios.
169
Yo no quería cambiarlo. Lo que hizo fue ser quien era y sin embargo,
mientras eso progresaba yo sabía que él era el tipo de hombre que iba a tener
que dejar solo.
En su lugar, le dije:
—¿Perdón?
—Puse los ojos en blanco, su sonrisa se hizo más grande y siguió hablando—.
Pero, de vuelta al punto, en resumen, no me gustaría que fueras de otra manera.
Página
Me gustó eso. Todo, incluyendo las cosas sobre mis piernas, el trasero y
el resto.
Entonces me relajé.
Raiden lo sintió.
Y aun así…
No podía esperar.
171
Página
12
Confíame Todo
Traducido por leiiBach e Itorres
E
l recorrido por mi casa no duró mucho y, como dijo Raiden,
terminó en el dormitorio.
Aquí mismo.
Una vez que llegamos a la cama, sin embargo, hizo algo extraño.
Asentí.
—Sé que eso te asustó, nena, pero espero que entiendas que lo que te di
allí abajo fue un regalo que, obsequiarlo, significa un montón para mí.
—Confié en ti con eso, Hanna. Nadie más, aparte de las personas con
quienes trabajo, sabe esa mierda sobre mí. Ni mi mamá, ni mi hermana, ni
nadie.
Esto era grande. Entendí por qué, así que para hacer mi punto más claro,
cubrí con mis manos las suyas y le susurré:
Raiden me estudió.
Luego dijo:
—De acuerdo.
173
Oh chico.
—Está bien —contesté, pero vacilante.
—¿Confiarte qué?
—Esto —deslizó sus manos hasta mis costillas y apretó—. Tú. Todo de ti.
Quiero que confíes todo en mí.
Estaba en lo cierto.
Oh chico.
—Raiden…
Cerré mi boca.
¿Una pista?
Oh Dios.
—¿Cierto? —apuntó
Así fue.
Página
Asentí de nuevo.
—Pero si todo lo que hago, todo lo que te pido que hagas, no te funciona,
no te excita, no importa qué tan profundo estemos en ello, Hanna, dices la
palabra “solitario” y lo cambiaremos, encontraremos algo que ambos
disfrutemos y eso nos llevará lejos.
Lo que quería decir que cuando dijo que le gustaba jugar, se refería a
que a él le gustaba jugar.
—Sí.
Raiden lo notó.
—Nena…
—Sí.
Tragué saliva antes de lamerme los labios, los froté y lo miré fijamente.
Un hombre atractivo.
Un hombre peligroso.
—Joder.
Oh Dios.
Página
Oh.
Dios.
De repente, esa determinación en mi columna vertebral no se sentía tan
decidida.
A pesar de que mis dedos fueron al botón de mis pantalones cortos sus
manos no se movieron de mis caderas, así que cuando bajé la cremallera
sosteniendo su ardiente mirada, muy lentamente los deslicé sobre mis caderas,
los saqué de debajo de su manos, pero estás se quedaron allí.
Bien. Oh chico.
Uhm...
reunió entre mis piernas ante la expresión de sus ojos, puse mis manos detrás
Página
—Bragas.
blanco, sus dedos deslizándose por el interior de mi muslo solo para alejarse
justo cuando pensaba que me iba a encontrar.
Página
Gemí y levanté mis manos para agarrar sus hombros, pero antes de que
llegaran a su destino, Raiden ordenó:
—Hazlo, nena.
Daba miedo.
Una de sus manos se deslizó dentro, hacia abajo; sus dedos pasaron por
el vello entre mis piernas, sobre mi clítoris y luego se retiraron.
Una recompensa.
Dios.
Tortura.
Brillante.
—Sí —jadeé.
—Raiden.
Detuvo la succión.
¡No!
—Raiden —supliqué.
—Cariño…
—Confía en mí —susurró.
Oh Dios, oh Dios.
Dios.
Más jugueteo, más nada, todo lleno de promesas; más tormento, luego
las dos manos de Raiden se deslizaron de nuevo a mis costillas, su boca se
apartó de mí y bajé la cabeza para verlo inclinar la suya.
—Móntate, nena.
Por fin.
Oh, sí.
Sí.
¡Por fin!
—Móntalos.
—Detente, Hanna.
—Libérame —ordenó.
Oh, sí.
Su polla era grande, larga, gruesa y dura como una piedra, y la quería
dentro de mí.
181
Demonios.
Cuando dije su nombre, sus ojos brillaron, pero sus labios dijeron:
—Lento, Hanna.
—Yo…
—Confía en mí.
Sí.
Labios a los suyos, los ojos abiertos, sus ojos se abrieron, me moví con
él.
Instantáneamente, necesitaba más.
—Lento —respondió.
Fui lento.
Estaba deshaciéndome.
—Raiden.
—¡Raiden!
Al instante, accedí.
—Sí —dije en voz baja y su mano izquierda dejó mi pecho, viajó hacia
abajo y disparó entre mis piernas.
Completamente.
Fue increíble.
Y fue hermoso.
Me quedé allí, saciada, sintiéndome tan bien que no sabía que alguien
pudiera sentirse así de bien y pensar que solo me quité la ropa y desnudé como
el día en que nací, jodí con un hermoso hombre completamente vestido y me
corrí tan fuerte que podría no necesitar otro orgasmo durante una década.
De costado cada uno, frente a frente, con los brazos alrededor de él, con
la cabeza metida debajo de la barbilla, la frente en el cuello, la mejilla en su
clavícula, lo escuché y sentí su rugido:
—¿Estás bien?
Esa fue toda la idiotez que había dejado en mí. Mi orgasmo condujo el
resto de ella, así que no tenía nada que dar, excepto abrazos en silencio cerca
de Raiden.
Así lo hice.
—Creo que vamos a divertirnos con la forma en que me gusta jugar —él
186
señaló.
Página
No estaba equivocado.
Nos abrazamos y Raiden solo se movió una vez, para levantar una mano
y cepillar la punta de los dedos con ternura a lo largo de mi cuello en el lugar
donde sus dientes se hundieron antes, su brazo se movió de nuevo a mi
alrededor para tirar de mí más cerca.
Había algo en ese gesto, ese toque. Algo significativo. Algo que no estaba
segura de tener, pero algo que me gustaba. No lo cuestioné, no dije una sola
palabra; no estaba dispuesta a romper el estado de ánimo, no se trataba de
cuestionar ese gesto de ternura que Raiden me dio, feliz de solo aceptarlo en
silencio.
Esos ojos.
En mi cama.
Mirándome.
—Vamos.
Página
Y Raiden la vio.
Mucho mejor.
188
Página
13
Esa Clase de Amor
Traducido por ஓ ¥anliஓ y Debs
A la mañana siguiente…
E
staba en la cocina de pie frente a la encimera en mis pijamas,
organizando las rodajas de manzana con canela en la parte
superior de la masa del pastel de café, cuando sentí el movimiento
a mi lado.
Volví la cabeza.
Pero era una delicia, ya que llevaba puesto nada más que jeans, con el
cabello en un sexy desastre, sus ojos somnolientos pero cálidos y sobre mí
mientras se dirigía en mi dirección.
Sonreí.
espalda del mío y envolvió sus brazos a mí alrededor. Luego inclinó la cabeza
y besó mi hombro.
―Eso se ve bien. ―Su voz más profunda, porque al igual que sus ojos,
era como si todavía tuviera una pizca de sueño.
―No es un, uhm… algo cotidiano, pero me sentí como con un poco de
humor para algo…
¡Oh Dios! Nunca debí haber sacado la gran arma del pastel de café que
llevaba una eternidad para hornear y montar que era seriamente complicado.
―El café está hecho. Las tazas están en la alacena sobre la cafetera.
Página
―Sip.
Extendí las rodajas sobre la masa pensando que era fabuloso. Mi cocina.
Raiden llenando mi café. Cosas de pareja que se sentían naturales y correctas,
a pesar de que solo habíamos tenido dos citas.
―Tú me necesitas para hablar con Joe para asegurarte de que tienes
191
Repetí la pregunta:
―Pero…
―Tú eras una mujer sola en casa. Deberías cerrar tus puertas.
―Raiden…
―Vivo en el culo del mundo ―le recordé―. Nadie viene por aquí. Nadie
sabe siquiera que hay un aquí para venir. Pero los que lo hacen, puedo oírlos
venir.
que es…
―Hanna ―llamó.
―Conozco las amenazas que acechan ahí fuera. Lo que quiero es saber
que el peligro no te amenace. Si la mierda puede suceder, lo hará. Las
probabilidades son: que ninguna amenaza va a aparecer por ese carril y
detenerse en tu casa. Pero si lo hace, yo quiero que tengas cinco minutos para
llamar al 911 y lograr ponerte a salvo para que no descubras exactamente lo
que es una amenaza. Logro pensar en el segundo que necesitas cada vez que le
des la vuelta a la cerradura y es desagradable. Vivir la vida con las
consecuencias de no hacerlo sería jodidamente mucho peor.
Sin embargo.
Parpadeé.
Pero el resultado final fue que lo que Raiden hizo no fue genial. No me
gusta pensar en él como fuera de onda. Realmente no me gusta pensar en mí
misma como una mujer que aguantaba lo que no era genial porque estaba
colgando del hombre de sus sueños. Un hombre que le dio un indicio de miedo
con el que no debería vivir (además de otras indicaciones alarmantes, que se
estaba diciendo a sí misma que podía) que no era genial.
Sin embargo, siendo una idiota (aunque, este era Raiden Miller), tomé la
llamada y puse mi teléfono en mi oreja.
―Hola ―saludé.
―Hasta pronto.
Me quedé paralizada.
―¿Quieres una…?
―No te muevas.
Me quede allí porque había una orden en su voz, pero era diferente. Era
como la forma en que dijo "hola" excepto que más. Mucho más. Me quedé donde
estaba, con los ojos pegados a él, sintiendo la diversión de una manera tan
196
Cuando él simplemente se quedó allí, con los ojos moviéndose sobre mí,
Página
Sus ojos volvieron a los míos. Su cuerpo se inclinaba hacia un lado para
que el hombro descansara contra el poste y respondió:
―Tú, justo así, cualquier hombre lucharía y moriría por el privilegio de
llegar a casa por algo así todos los días.
—Mejor, ella te acepta tal y como eres, entonces hace un pastel especial
de café con manzanas y no escatima en la masa, que es la mejor parte. Todo
esto para celebrar que le diste tú confianza y ella te dio la suya.
—Raiden.
No lo hizo.
—Yo la consigo.
—Está bien.
Esa noche...
Raiden estaba sobre sus pantorrillas, con sus caderas hacia arriba. Yo
estaba a horcajadas, de espalda a su frente, con sus brazos alrededor mío, sus
manos se movían por todas partes.
Estaba desenredada.
—¿Perdón? —murmuré.
Oh Dios.
Luego gruñó:
—Mierda.
—¿Qué?
—No quiero preguntar esta mierda, pero ¿algún jodido hijo de puta jodió
con tu estómago?
—¿Qué?
—Hanna —llamó.
barra.
—Tengo lonjas.
Pero no podía tenerlo pensando que algún "Hijo de…" “jodió” algo a mi
estómago.
—¿Y?
Parpadeé en la oscuridad.
—¿Y? —repetí.
No sabía qué hacer con esa pregunta, así que guardé silencio.
Raiden no lo hizo.
Preguntó extrañamente:
No sabía qué hacer con esa pregunta tampoco. Lo que sí sabía era que
no le estaba tomando el pelo, aunque tampoco sabía por qué pensaba que le
estaba tomando el pelo.
—¿Perdón?
Página
—Una mujer tiene que oler bien y tiene que cuidar de sí misma. Con esto
quiero decir, ella tiene que lavarse el cabello, afeitarse las piernas y trabajar,
con lo que sea que esté trabajando. Su ropa, como se maquilla su rostro, la
forma en que se mueve, jodidamente no importa. Tiene eso y tiene un coño
dulce, y a un chico no le importa un carajo lo que envuelve a ese paquete.
—Está bien.
—Eso no es del todo cierto —continuó—. Algunos chicos aman las tetas
grandes, a algunos no les importa una mierda las tetas y aman un culo
redondo. Algunos quieren piernas largas. Algunos quieren mujeres bajas que
puedan proteger o sientan que pueden dominar. Pero todo eso, lleva al coño.
Bueno, eso fue sin duda claro, crudo, y algo que de nuevo me dejó sin
respuesta.
Pensé, por primera vez en mucho tiempo, en la mujer con que lo vi, baja
y flaca.
—¿Así que, uh... te gustan altas y con curvas, no bajas y flacas? —le
pregunté.
—No, me gustan las tetas y el cabello, vengan como vengan, pero tienen
que venir con, lo que más me excita, los olores y personalidad. Se podría pensar
que es una tontería, pero es verdad. Tienes todo eso, pero le añades tus piernas
y no tengo que cortejar un dolor de espalda con el fin de llevar mi boca a la
tuya, gran ventaja.
—¿Qué tal si me das eso ahora? —sugirió y un pulso latía entre mis
piernas.
Raiden puso una mano entre mis pechos, se deslizó hacia abajo, por
encima de mi vientre, entonces bajó entre mis piernas.
Me vine primero.
Y me dormí pensando que esta era una buena cosa para mi adicción al
sundae, le gustaba mi pequeña lonjita e iba a mantenerla.
La abuela estaba sentada en su porche trasero, con los pies arriba, y los
ojos cerrados. Había arrastrado su silla hasta el final de la terraza, por lo que
estaba bañada por el sol.
Por lo tanto, estar confinado en el interior era una de las muchas cosas
que no lo hacían feliz, y sospechaba que me estaba estudiando y planeando la
forma de aprovechar mí sangre.
—Veo que mi preciosa niña decidió jugar con fuego —dijo Abue detrás
de sus párpados.
Saqué un apretado nudo sobre un chal y la miré.
—No es mío para compartir, lo que me ha dicho, Abue, pero tenías razón.
Es peligroso —le dije.
—Los que saben sobre ese fuego interior, que serían su mamá y su
hermana pequeña, tienen todo tipo de fe en ti. Especialmente con Rachelle
prácticamente planeando el menú para su boda y Ruthie Miller quejándose
sobre que la tienda de bicicletas cerró, y como ella quería comprarle a su hijo
204
—No lo tomes a la ligera, niña. Conocías el peligro, aun así has tomado
una decisión, tomaste este trabajo y ahora hay gente contando contigo. Su
mamá, su hermana, yo, la ciudad y, sobre todo, a él.
—Gracias, Abue.
—Abue...
—Quiero una cosa antes de morir: saber que vas a seguir adelante
después de mí, y lo vas a hacer segura y feliz. Ese chico tiene la capacidad de
darte tanto, si no te destruye en el proceso. Espero vivir para verlo batallar ese
205
La miré y sonreí.
—Lo sé, niña. ¿Qué piensas que está reteniéndome en esta tierra? No es
fácil dejar ir esa clase de amor. Esa clase de amor tiene el poder para sostenerte
atado a un mundo que deberías haber dejado hace mucho tiempo.
Las lágrimas escocían en mis ojos. Dejé caer el chal y me moví hacia
ella. Entonces puse su pequeño cuerpo en mis brazos y la abracé tan fuerte
como pude.
206
Me devolvió el abrazo.
Página
Él se echó hacia atrás, siseó de nuevo, arañó mis dedos de los pies y
luego se apartó. Corrió, contoneándose por el pasillo y desapareció.
Fui a la cocina, pensando que mis días estaban llenos de trabajo y mis
noches estaban llenas de Raiden. Tenía que encontrar la manera de pasar algún
tiempo con KC para que pudiera compartir las cosas que necesitaba, sin
compartir cosas que no podía, y cargar más recursos para combatir el fuego,
así que estaría preparada cuando llegara el momento.
207
Página
14
Quemada
Traducido por rihano, liebemale y leiiBach
E
stacioné mi Z junto al Jeep de Raiden, salí y corrí de puntillas
hacia los escalones laterales de su casa.
Así que había tenido mis primeros casi dos días sin Raiden en una
semana.
Debería haber tomado este tiempo para llamar a KC, ponerme al día y
cargar mi expediente. Más al punto, debería haber tomado este tiempo para
llamar a mi amiga embarazada y asegurarme de que todo estaba bien en su
mundo, también. Ella tenía un niño pequeño, un esposo que trabajaba largas
horas, una enorme casa y trabajaba de voluntaria en tres organizaciones
benéficas.
Ambas estábamos ocupadas, no era raro que pasaran los días donde no
nos presentábamos, incluso semanas a veces. Pero como ella tenía mucho
208
sucediendo en su vida y yo, también, esta no era una de esas veces en que
debería permitir que las cosas resbalaran.
Página
—Detente.
había puesto así por él con solo unas palabras y una mirada desde el otro lado
Página
de una habitación.
De repente, preguntó:
—¿Confías en mí?
—Sí —le respondí de inmediato.
Oh Dios.
No sabía si podría hacer eso. No sabía por qué, pero no sabía si podría
hacerlo.
Sostuve su mirada.
Cerré mis ojos diciéndome a mí misma que este era Raiden. No quería
humillarme. No me rebajaría. Yo podía confiar en que él llevaría esto a algo
bueno.
Abrí los ojos de nuevo, los mantuve sobre él y poco a poco caí de rodillas.
Manteniendo mi cabeza hacia atrás, caí hacia adelante en mis manos.
Me paré a casi un metro de él, el cuello arqueado hacia atrás, con los
ojos en los suyos.
210
Tal vez.
Sus manos fueron a su cinturón, pero su mirada se mantuvo fija en la
mía mientras se liberaba a sí mismo.
Sí, esto era mejor. Tanto así, que gemí contra su polla.
Dejé una mano en su cadera. La otra la usé para abrir mis pantalones
cortos y luego deslicé mi mano adentro. En el momento en que mis dedos
tocaron la resbaladiza piel, gemí.
—Suave —dijo Raiden, su voz ronca—. Follo tu cara, lo hago suave. —Con
mi boca chupando duro, mis ojos se elevaron hacia los suyos, él gimió—: Mierda.
—Y comenzó a empujar en mi boca.
Sí.
—Ropa fuera, ahora. Todo. Entonces prepárate para mí. Manos y rodillas
en la cama.
Eso dejaría una marca, pero por otra parte Raiden a menudo dejaba una
marca.
Parpadeé en su piel.
—¿Perdón?
—No te gustó.
—Joder, no.
—Entonces…
—Nena, tú me diste eso, hermosa. Pero jugar se supone que sea divertido
para los dos. Si juegas de la forma en que jugamos, la comunicación es crucial.
—Oh —susurré.
Miré a sus inusuales e increíbles ojos verdes. Sentí su duro cuerpo bajo
el mío, su polla todavía dentro de mí, sus brazos apretados a mí alrededor y
supe que no era Raiden quien estaba yendo rápido.
213
y más rápido.
De él.
En su lugar, le dije:
—Te lo prometo.
—Bien —murmuró. Se levantó, pegó su boca a la mía, cayó hacia atrás
y ordenó—: Ahora deslízate fuera de mí, nena. Volveré.
Porque él solo demostró (una vez más) que iba a cuidar de mí.
Yo solo no sabía cómo. Lo que si sabía era que lo que acababa de hacer
no era el cómo.
A la mañana siguiente...
de que Raiden fue al baño para tratar con el condón usado, aparté las sábanas,
agarré su camiseta del costado de la cama y me la puse mientras me lanzaba
Página
Necesitaba entender.
Todavía no.
Desgarrador.
—¿En serio?
milagrosamente encontró sitio entre una caja de Fruit Loops y una pila de
tazones. Sus manos fueron entonces directo a mi trasero, me levantó y yo
Página
Nos llevó a la cama, volteó su espalda hacia esta y nos dejamos caer, yo
encima.
—Nena, tú haz este lugar habitable, sea lo que esto sea, yo lo pagaré.
Le sonreí.
—Me gusta verte sonreír —le dije en voz baja, deslizando una mano por
Página
Apreté mis labios, sus ojos cayeron a mi boca y una de sus manos se
deslizó hacia arriba a mi cabello.
Por desgracia.
—La mirada llana en tu cara me dice que esto te gusta tanto como a mí,
nena, pero esa es la forma en la que es y no me gusta acumular pilas de mierda
para ti, pero es raro que pueda ocuparme de los negocios en un par de días. Por
lo general toma más tiempo y, a veces tarda semanas
Fabuloso, pensé.
No dije nada.
—Está bien —estuve de acuerdo, pero lo hice con tristeza. Viendo como
Raiden no se pierde mucho, no se perdió eso.
Me acercó y me informó:
—Ya te he oído.
Santo Cielo.
—Raiden…
Una casa a la cual tengo ganas de volver porque mi mujer está allí.
219
─Sí.
—No me jodas, sabía que podría ser —gruñó antes de que repitiera—:
No me jodas.
Estábamos allí. Éramos nuevos pero éramos lo que éramos y los dos lo
entendíamos, nuevo o no.
Así que era el momento para algo más que esto. Lo sabía por lo mucho
que todo eso significaba para él y que no dejaría ese show. Por lo tanto, me
empujó hacia arriba y logró rodar hasta quedar en la parte superior.
—No voy a preguntar si te puedo decir algo, pero voy a decirte que tengo
algo que decirte —anuncié.
—¿Qué dijiste?
Así como yo sospechaba, las yemas de sus dedos se curvaron. Sus labios
dejaron de crisparse, su rostro quedó en blanco y sus labios comenzaron a decir:
—Han…
marginados y…
Página
—Raid…
─Me voy, y te habrás ido cuando yo vuelva.
—Raiden…
—Cariño…
Una vez que había limpiado la cafetera (mi primera prioridad), hice el
café.
También abrí el refrigerador. La ola de olor que me asaltó era tan fuerte
que estaba segura de que mi cabello se mezclaba con ella y las visiones que
asaltaron mis ojos no se podían pensar, por lo que las borré de mí memoria y
cerré la puerta tan rápido como pude.
—Hanna, confía en mí, te quedas ahí dos segundos más, voy a hacer que
te vayas, y nena, tú no quieres que lo haga.
Ni siquiera uno.
Página
Ella no me falló.
Esto, por cierto, fue un intento fallido, pero al menos todos mis envíos
estaban listos para ser enviados.
Entró.
Los hombres pensaban que podían salirse con la suya si admitían eso.
Página
A veces funcionaba.
—Nena…
—Me arrastré por el suelo por ti y dije una cosa sobre la amabilidad y
preocupación y fuiste sobe mí, volviste, me llamaste perra y me echaste.
—Cariño…
—Dame un segundo…
—Escúchame.
—Nena, escúchame.
─No quiero que sepas lo que pasó en ese infierno, Hanna —regresó.
—Hanna…
—Vete —grité, con las manos hacia abajo a los lados en puños.
Entonces fui hacia atrás, tropezando con mis pies, y me habría ido al
suelo si el brazo de Raiden no se hubiera enroscado en mi cintura.
Él prosiguió.
Raiden siguió.
—Es por chicas guapas con piernas bronceadas que suben hasta su
maldita garganta, que montan estúpidas bicicletas y que se dejan caer sobre
manos y rodillas, gatean hasta ti y te toman la polla, gimiendo contra ella,
poniéndote tan jodidamente loco que crees que tu polla va a estallar en su boca.
Oh Dios.
—Raid…
Mi recompensa.
Oh.
Por.
Dios.
228
—No lo sabía. Cuando estuve allí haciendo lo que tenía que hacer, no
tenía ninguna maldita idea. No lo sabía hasta que te vi riéndote con Paul Moyer.
Saltando arriba y abajo con Bodhi, toda entusiasmada por las brillantes cintas
en tu maldita bicicleta. Apenas podías hablarme cuando te encontraste
conmigo. Sentándote en tu malditamente jodido columpio del porche por todas
las malditas cosas, luciendo afectada por una maldita película. Tan linda. Cristo,
no es broma, me duele incluso mirarte y creer que eres real. Tan malditamente
dulce, me acordé de que hay un Dios y a Él realmente le gusto. Vas allí,
jodidamente lejos, ves mierda, haces mierda, pasas a través de ella sabiendo
que estas en casa. Esa chica en el columpio del porche, tejiendo un maldito chal
y bebiendo vino, sin preocupaciones, porque sudas y sangras de manera que es
lo que ella pueda ser.
Se derramaron a raudales.
Siguió hablando.
que perdí. Cada uno de esos chicos merece tener su recompensa sentada en un
columpio en el porche o de cualquier manera que esa mierda venga. Cuando
Página
digo que esos hombres eran hombres buenos, no hay una palabra en el puto
diccionario que describa lo buenos que eran esos hombres. Y solo quedamos
cuatro de nosotros que sabemos exactamente lo que eso significa. Ellos
murieron y yo estoy aquí y encontré mi recompensa, y no voy a dejar que se
vaya. Porque si ellos estuvieran vivos y supieran que dejé ir algo importante
entre mis dedos, estarían enojados conmigo. Y si pudieron sacrificar todo para
que así tú tuvieras tu columpio en el porche y yo pudiera volver a casa y tener
todo lo que ellos perdieron, tú puedes aprender jodidamente como tomar el
calor y dármelo.
Raiden coreó:
Me quedé en silencio.
Le di tiempo.
Raid lo tomó.
—No.
Raiden lo tomó.
—Al igual que el resto, como el regalo es solo para mí, nunca voy a
compartirlo con nadie.
—Sí, cariño.
Luego dijo:
Encontré esta reacción tanto como alivio y como un poco rara, pero aun
así, como siempre quise verlo reír, pero no pude porque estaba oscuro y mi
rostro estaba aplastado contra su pecho. No dejó de reír hasta que me apartó,
pero se inclinó por la cintura, puso un hombro en mi vientre y me levantó.
Esta acción era más que un poco rara y una sorpresa, cuando estuve
arriba chillé:
—¡Raid!
Oh chico.
Página
—Raid…
Oh Dios.
233
Amé eso.
Página
—Mi propia bombera personal, con bonitos ojos azules, fantásticas tetas
y un coño dulce.
Sus palabras eran dulces (bueno, la mayoría de ellas) y era bueno que
estuviera rompiendo el ambiente pesado, pero aun así me retiré un poco y
deslicé mis manos a su cuello.
—Bueno…
—preguntó.
Página
—¡Raid! —grité.
Era cierto.
—Así que, dame una pista. ¿Cuándo soy Raiden y cuando soy Raid?
Me aferré a su camiseta y me quedé mirando su espalda un segundo antes de
preguntarle:
235
—¿Perdón?
Página
—No estoy segura de que haya rima o razón para cuando uso el uno o
el otro.
Por un segundo me miré las cejas (que no podía ver, pero lo intenté)
antes de mirarlo a él de nuevo.
Había estado sonriendo cuando mis ojos volvieron a él, pero después de
hablar, su sonrisa se desvaneció. Tomó el lado de mi cara con la mano, su
pulgar barriendo mi mejilla y luego mis labios antes de decir en voz baja:
—Mi recompensa.
—Que lo sepa.
—¿Disculpa?
—Una cosa más antes de que nos rompamos en mil pedazos el uno al
otro —dijo.
Página
237
Página
15
Gran Polla
Traducido por Blinda y liebemale
E
staba llevando a Spot fuera del veterinario hacia mi bici, o más
bien luchando por mantenerme en posición vertical bajo la carga
de su peso, cuando mi teléfono sonó. Lo puse en la canasta. Se
sentó en su amplio trasero, dijo:
Ve tú a saber.
Silencio, luego:
—Hanna…
239
—Hanna.
—¿Tú y Spot?
—Está en mi cesta.
—Muy bien.
Monté mi bicicleta.
—Sí, yo también.
Otra emoción.
—Adiós.
Colgó.
—Miau.
—Aguántate —exigí.
Tiré hacia atrás la pata del freno, puse los pies en los pedales y
arranqué.
Las últimas seis semanas, Raid había estado fuera de la ciudad
trabajando para tres.
La primera vez que me despertó cuando hizo esto, fue la tercera vez que
me llamó por la noche.
—No —respondí soñolienta—. Quiero saber que has hecho durante todo
el día y te vas a dormir por lo que vas a despertar a enfrentar otro día. No te
preocupes por despertarme.
Luego hizo lo que le pedí, llamando todas las noches antes de irse a
dormir.
241
—Mierda —murmuró.
Estaba aterrada.
—Mierda—repitió.
—Raid…
Entonces insistí:
—Sueño.
243
¡Oh, Chico!
—Sip.
Soñó con lo que pasó con su unidad.
Dios.
Me quedé en silencio.
Macho man, demasiado fuerte para compartir, para liberarlo, dejarlo ir.
¡Joder!
Me quedé en silencio.
244
Yo no pude dormir.
Incluso en sueños.
245
En las últimas seis semanas, también tuve tiempo para verme con KC y
ponerla al tanto de todo. No fui por el entusiasmo, pero le hice saber que las
Página
KC se echó a reír.
—Es posible que desees explicar eso —sugerí mientras Sam se lanzaba
hacia adelante y se reía así que envolví mis brazos alrededor de ella y la hice
rebotar.
246
cara se ablandó.
Entonces habló.
—Lo que estoy diciendo es que no tienes experiencia con hombres que
son hombres. Sé que tienes problemas con Mark, y te amo más de lo que ya te
amaba ya que los has mantenido para ti. Espero que sea porque entiendes que
no soy una idiota y no me pongo al día con su mierda si no vale la pena
aguantar. Y me da mierda, Hanna. Es arrogante, y a veces eso puede, no a
menudo, inclinarse hacia él siendo un idiota. Pero me ama. Ama a Sam. Él
encuentra la manera de mostrárnoslo todos los días. No, eso no es correcto. Él
no las encuentra. Lo hace, sin ningún esfuerzo. Se le da de forma natural. Y sé
que él moriría antes de permitir que algo nos perjudique a cualquiera de
nosotros —se llevó una mano a su protuberante vientre—, cualquiera de
nosotros.
Y hermoso.
Y algo que nunca supe porque nunca había sacado ese tema.
gana. Por ejemplo, esta misma mañana, Mark dijo: “Haz tacos esta noche, nena"
antes de que me diera un beso de despedida. No “por favor”. No, “¿te sientes
Página
como para hacer tacos?” Solo “hazlos'. —Ella inclinó la cabeza hacia un lado—.
Ahora, ¿estamos teniendo tacos? —Negó con la cabeza—. Por supuesto que no.
Tuvimos tacos hace dos días. Me suena a que él ama mis tacos, pero eso es todo.
Mi amiga iba a venir y yo solo tendría tacos. Además, tenía que hacer las
malditas cosas. Así que vamos a tener un asado. Tú le sirves a las visitas un
buen asado. No locos tacos.
Se dirigió al refrigerador mientras le preguntaba:
Por supuesto.
—No. Dicho esto, cuando dice algo así como que va a cambiar las
cerraduras para mantenerme a salvo, no discuto con él. Ese es su trabajo. Le
doy la libertad de hacer eso.
—¿Así que crees que está bien que Raiden hiciera lo que hizo? ─presioné.
—Creo que él no te ha hecho daño y creo que podría, con facilidad. Creo
248
que lo que decía fue, que estabas estorbando en su camino para que él hiciera
algo que pensaba que era importante, algo que se trataba de ti, por lo que
Página
realmente era importante e hizo lo que dijo que estaba haciendo. Él consiguió
que te callaras y prestaras atención. No soy yo, nena, quién puede decir si eso
fue correcto o incorrecto. Yo no estaba allí. Me diste lo que me diste, por lo que
solo tienes que seguir adelante, y esta es mi opinión. No tiene que ser tuyo. Pero
si no te hace daño, te golpea, te sacude, pero simplemente se mueve para hacer
su punto y hacer que te calles y lo escuches, porque él está transmitiéndote algo
importante, honestamente, Hanna, no puedo pensar que eso esté mal.
—Él me apoya en las paredes —espeté.
—¿Qué?
—¿Qué? —pregunté.
—No —negó con la cabeza—. Tal vez deberías dejar de tratar tan
condenadamente duro de encontrar alguna falta en él o en ti misma o cómo
ambos están juntos y solo lo aceptas por quién es y cómo es, y, obviamente, lo
que te hace. Creo que nunca creerás, después de años de enamoramiento por
ese chico, que esto puede ser real y que todo va a ir para arriba en una nube de
humo, pero chica, el momento de creerlo se aproxima.
KC no había terminado.
KC siguió hablando.
esquina. Pero entonces velo por lo que es. Nena, si él se preocupa por ti y lo que
ustedes dos están hablando es de lo mucho que te enjaula y te lo lanza en la
cara, eso dice mucho. Intensas discusiones, demonios, incluso peleas significan
que hay sentimientos. Significa que lo que ustedes dos están construyendo vale
la pena para él. Si no le importara una mierda, si pensara que eres un dolor en
el culo, sabe que puede conseguir lo bueno en otros lugares, así que no haría
ningún esfuerzo y solo se iría.
Esto totalmente tenía sentido.
—Así que debería haber hablado contigo hace semanas —le dije.
—Esta soy yo. Tengo un alfa que me molesta, al mismo tiempo él hace
girar mi mundo. Cuatro años, cinco años y medio con todas esas tonterías del
noviazgo y compromiso, ya soy una experta. —Ella otra vez movió su dedo
hacia mí mientras decía—: Ahora, viendo que tengo más años que tú, ahora
debes sentirte libre de venir y compartir con la tía KC todo lo que hay sobre
Raiden Ulysses Miller. Todo. Te voy a dar ideas, chica, estarás lista para seguir
adelante y mantener a tu ardiente chico malo feliz.
Le devolví la sonrisa.
Di las gracias al Señor por tener una buena amiga antes de que Sam
volviera su atención a mí y me diera un puñetazo en la cara.
252
Página
16
Lenguaje del Caza
Recompensas
Traducido por Jadasa Youngblood
P
edaleaba por el sendero a la guarida de Raiden y lo vi, brazos
y tobillos cruzados, apoyado contra el costado de su Jeep.
―Sé bueno.
Hizo una cara de gatito hacia mí, lo cual claramente decía que sería lo
que diablos quisiera ser.
Luchando con un escalofrío que esa sola sílaba, dicha con su voz
profunda, disparó a través de mí, continué:
―Bienvenido a casa.
―Miau ―protestó.
―Miau. ―Spot, como la mayoría de los gatos, no era genial con las
sorpresas.
Raiden lo atrapó. Spot se abrió paso hasta el pecho de Raid, apoyó sus
patas en el hombro de Raid y empezó a ronronear.
254
Raiden se rio entre dientes, con un brazo bajó a Spot. Su otra mano salió
y tomo la mía.
―Déjamelo a mí.
No le di opción.
―¡Voila!
Yo bailaba alrededor.
Estiré las puertas, pero giré hacia él, forzando mi cara para imitar estar
seria.
7
WD-40: Marca comercial de ablandador. Evitan la corrosión.
―Más artículos de la venta de la tienda de antigüedades ―le sonreí―,
de mi parte. No cubren mucho, pero son mejor que la madera, especialmente
cuando empieza a hacer frío.
―¿Qué piensas?
―¿Perdón? ―pregunté.
Sacudí mi cabeza.
Página
―¿Qué? ―susurré.
Dio dos pasos hacia mí, se detuvo y colocó sus manos sobre sus caderas
de nuevo.
─No, Hanna. Eso no es lo que quiero decir. Estoy aterrizando aquí. Tienes
que saber eso. Este no es un lugar para vivir. Es un mal necesario. Creo que
ambos sabemos que Willow es para nosotros y que si quería perder tiempo que
por lo menos creí que ambos no teníamos ningún deseo de perder, conseguiré
un condominio en el complejo de Jackie o algo. Viendo como al menos
yo habría preferido no perder tiempo, no voy a aumentar con un año de
arrendamiento, lo cual es lo único que da. Entonces, ¿qué diablos estamos
258
haciendo aquí?
Página
―Está bien, cariño, creo que necesito una lección de lenguaje de caza
recompensas o necesitas revertir de vuelta a hablar como la gente normal
porque fui con todo lo posible para hacer habitable tu sitio mientras no estabas
y no estás bien sobre eso.
―¿No? ―contraatacó Raid ―. Bueno, he estado esperando para que
saques tu dedo fuera y me pidas que me mude a tu casa, entonces vuelves
mi casa, que es un sitio de mierda, más habitable y gastas dinero hasta que
vienes a decirme que no tienes intención de pedirme que me mude a tu casa.
¿Era en serio?
―Yo... eh, tú... uhm, realmente no vas lento, Raid, pero esto es un salto
más grande que los otros ―le dije―. Las parejas normales discuten estas cosas.
―¿Quieres mudarte?
―¿Estás sonámbula?
Lo miré fijamente.
De nuevo me atrapó, pero esta vez tuvo que plantar un pie detrás de él
así ambos no íbamos abajo.
No me importaba.
Envolví mis piernas alrededor de sus caderas, pero coloqué mis manos
a los costados de su cabeza y bajé mi mirada hacia él.
tendrán que disfrutar de las alfombras, pero ese armario matará en mi cocina
Página
Hacia la cama.
Amé eso.
A la mañana siguiente…
S
onó el teléfono. Era el celular de Raiden. Mis ojos se abrieron y
vi sábanas grises.
Sonreí.
—Síp —respondió.
—Oh.
Me quedé en silencio.
—Joder —soltó.
—Nena…
—Lo agarré —dije.
Mis ojos se movieron hacia él y sabía lo que vio, porque apenas podía
concentrarme y él tenía que ver lo que estaba haciéndome.
—Quédate quieta, déjame jugar. ¿Puedes hacer eso por mí, Hanna?
—preguntó, sus dedos aun jugueteando entre mis piernas.
Me quedé quieta. Raid yacía debajo de mí, sus ojos moviéndose sobre mi
cara, su mano moviéndose entre mis piernas. Su otra mano se deslizó por
encima de mi cuerpo y jugó conmigo.
Y jugó conmigo.
—Cariño —jadeé.
Yo estaba cerca.
—OhporDios, ohporDios.
—Raid.
—¡Raid!
—Espera.
—No puedo.
—Vas a esperar por mí. Monta esos de forma salvaje, cariño. —Me
mantuve en sus dedos. Su pulgar salió y se apretó contra mi clítoris, grité, pero
seguí adelante—. Mi chica. Así jodidamente salvaje. Dame esa montada salvaje.
Me encantaba.
—Puedo confirmar que ella lo hizo ─la voz de una mujer vino de la
habitación.
—¿Qué carajos?
Ella parecía inmune. Inclinó una cadera, plantó su mano sobre esta y
compartió:
—Escuché el: “Más duro Raid. Joder, salvaje, mía”, pero eso fue suficiente.
Las habladurías en el pueblo están en lo cierto. Te estás deshaciendo de mí.
¿Qué?
Inmediatamente.
—¿Hanna? —se burló ella—. Jesús, Raid, lo haces vainilla. Esto es muy
decepcionante.
—Te lo juro por el condenado Cristo, que veo tu puta cara de nuevo, y
voy a dedicar mi vida a hacer la tuya una miseria. Si te sientes como para
ponerme a prueba, aprenderás de verdad y malditamente rápido que yo no
jodo. Y después de esa mierda de ahí, Meg, voy a ir lento y a disfrutar de cada
maldito minuto de mandar tu vida justo por el retrete —amenazó, luego terminó
diciendo—: Asiente si me entiendes.
Cerré mis ojos contra el dolor, luego los abrí, dejé caer el chal y me
incliné para agarrar mi blusa.
Página
―Sí, soy un idiota, pero tú eres una jodida puta. Prepárate, Meg
―terminó en una advertencia y cerró de golpe la puerta justo en su cara.
―No me jodas, que maldita jodida para mi mujer, vine a casa con ella
en mi cama y no cerré la puerta de mierda ―gruñó.
―¿Qué dijiste?
―Nena, de nuevo, fue una follada. Nunca me involucré con ella. Fue
casual. No puedes huir de lo que no es real. Ni siquiera he hablado con ella en
jodidos meses. Más tiempo del que has estado conmigo. Oyó hablar de nosotros,
se despertó sintiéndose como una perra y vino aquí a difundir la alegría.
Me moví.
―Cariño, ¿por qué crees que esa mierda está sobre mí? Esa perra no ha
Página
tenido nunca mis dientes. Joder, ninguna perra ha tenido nunca mis dientes.
Gracias a Dios.
Dios.
―Hanna…
―Joder, no ―espetó.
―Joder, sí.
270
Sí.
Con la risa.
―Meg pasa sus días en un trabajo de mierda que odia y pasa la mayor
parte del resto de su tiempo fuera del trabajo hambrienta, por lo que por lo
general está en un estado de ánimo de perra porque casi odia su vida, pero sin
duda necesita un sándwich. En contradicción con esa mierda, no tiene ningún
problema vertiendo alcohol en su garganta y fumando un chingo de hierba, lo
que no le da de comer pero es algo que se niega a dejar, así es el ciclo vicioso
de ser una puta y hacer que las buenas cualidades de ella se pierdan.
―Raid ―le espeté para conseguir que se callara, porque no quería saber
nada de esto, pero él hablaba sobre mí.
―Lo que estoy diciendo es que ella es una chica fiestera, buena para
nada, y estaba por nada conmigo. Cuando ella era capaz de aplacar a la perra,
nos lo pasábamos muy bien. Tal vez conseguirá un tipo que está con las tetas
falsas, un montón de cabello y mujeres que se preocupan más por tener un
271
cuerpo tonificado que por tener un estado de ánimo tan decente que se pondrá
con la perra con tal de tener su marca de diversión, pero ese tipo no soy yo.
Página
Guau.
Sabía que hizo eso por mí, pero no tenía ni idea de lo que hice por él.
Cerré mi boca.
Me quedé mirándolo.
―Ahora, puedo compartir lo que vino antes que tú, y me divertí, Hanna
No me disculpo. Pero creo que es mejor que dejemos las mentiras. Porque todo
lo que tienes que saber es que vas a ser tú y solo tú, hasta el día que muera,
porque la vida no me llevó por el camino equivocado cuando me enamoré de
una chica que tenía el sol brillando en su cabello que finalmente no lo haría por
mí. No eres más que suficiente para mí. Eres todo lo que quiero. Así que eso
funciona para mí.
―Te dije que cuando era niño nunca soñé con ser un policía o un
astronauta, pero le di muchos pensamientos a la mujer que querría en mi cama.
Crecí y le di más importancia a esa mujer, pero también era acerca de la mujer
que quería en mi vida. Y eras tú. Luego te conocí. Y ahora, todos los días que me
despierto, no puedo creer mi suerte, porque estás aquí.
¿Era real?
―¿Cómo puedes tomar una situación totalmente loca que nunca debió
suceder, que era intensa y humillante, y convertirla en algo que nunca quiero
olvidar en toda mi vida? ―le pregunté.
Llegué allí.
Se sintió genial.
274
―¿En serio?
Ella lo hizo.
No dije nada.
Tuve que admitir que tenía razón. No me gustaba que ella consiguiera
eso de nosotros tampoco.
Estaba confundida.
―¿Bob?
Parpadeé.
Entonces compartí:
Decidí no responder.
Él me sonrió y ordenó:
―Cobra el cheque.
Entonces le dije:
―Por supuesto.
277
Él me devolvió la sonrisa.
―¿Sí?
Oh chico.
Ese papel era una carta de agradecimiento del Asilo para Bob y mi
donación.
Me mordí el labio.
Absolutamente.
279
Página
18
Me Despierto Feliz
Traducido por ஓ¥anliஓ, Helen1 y Jadasa Youngblood
E
staba corriendo alrededor de mi habitación, preparándome.
Había pasado demasiado tiempo entre mis perfumes tratando de
elegir uno, solo para volver a Agent Provocateur, el único que le
gusta a Raid, así que se me hacía tarde.
Corrí hacia el clóset y me enfrenté con otra decisión con respecto a las
sandalias cuando mi celular sonó en la cama.
―Nena, conduce.
Áspero y dominante.
280
Lo ignoré. Esta era mi bebé. Willow era seguro, pero mi Schwinn pasaba
la noche en mi garaje y en ninguna otra parte, excepto, por supuesto, la guarida
Página
de Raid. Pero Raiden ya no dormía en su guarida, así que ahora era el garaje y
solo el garaje.
Era impresionante.
281
―Hola ―dije.
Pensé que era aún más genial, sabiendo ahora que ella era una mujer
que tenía un hombre que no era tan genial, por lo que solo aceptaba la vida y
el amor en sus términos, pero ponía el esfuerzo para hacerlo funcionar.
Por otra parte, estaba aprendiendo que los Miller (no obstante el Sr.
Miller, donde quiera que estuviera) eran todos geniales.
Por alguna razón, esta declaración hizo que Rachelle rugiera de risa,
pero el rostro de la señora Miller se volvió brillante.
Página
―¡Rachelle!
me miró.
No sabía eso.
―Lo siento mucho, Hanna, cuando ella está a toda marcha… ―comenzó
a decirme la Sra. Miller.
Con dificultad, tragué saliva y sentí que la Sra. Miller tomaba mi mano.
Ya había aprendido, ya que estaba tratando con uno de los Miller, así
que me preparé.
Asentí.
—Él regresó y él... —La miré tomar aliento—. La vida cambia a las
personas. Las cosas suceden. Es la forma en que la vida es, pero eso era... eso no
era por lo que él estaba diferente.
Oh Dios.
—Yo…
Página
—Él habla contigo. —No era una declaración, sino una pregunta.
—Lo averiguarás, le pido a Dios, podrás descubrir que una madre tiene
muchas pesadillas. Sé que suena raro, pero no me malinterprete. Eres feliz de
vivir con ellas, porque para ser madre, tienes que crear estas diminutas vidas,
respirar sueños que crecen hasta ser cosas espléndidas. Pero para una mujer
con un hijo, eso es lo peor. Cuándo se ha ido. Qué está haciendo. Oras mucho
para que vuelva a salvo, que te olvidas de orar a Dios para mantenerlo a salvo
de todas las formas en que se puede dañar. Mi hijo fue dañado.
Oh Dios.
—Usted lo crio, así que estoy segura que sabe esto mucho mejor que yo,
pero él puede tener su ataque de hombre macho. Explotará, y a través de ello
solo haremos nuestra propia cosa.
Le sonreí.
Me reí.
Y dulce.
Dejé de reír.
En cierto modo logré esta hazaña, cuando sentí una presencia unirse a
mí en la mesa. Salté por la sorpresa, pero volví la cabeza sonriendo, pensando
que vería a Raiden.
No era Raiden.
Era un hombre apuesto, bien vestido, mirándome con ojos que eran casi
tan increíbles como los de Raid.
—Sí. Y cuando llegue, te pido que le des a Miller un mensaje para Knight.
No dudó.
mi celular en mi bolsillo.
Página
—Si quieres que los conduzca a tu hombre, entonces sí, voy a hablar
directamente con él. Si quieres que ellos mantengan su enfoque en mi hermano,
entonces le dices a Miller todo lo que dije.
llegar tarde!
Página
Entonces sentí ojos en mí, porque el peligro saliendo fuera de Raiden era
tan inmenso, que estábamos capturando la atención a pesar de que no se decía
ninguna palabra.
En otras palabras, yo no era la única que podía sentirlo, y era tan fuerte
que esto no era una sorpresa.
—¿Dilo de nuevo?
Repetí lo mismo.
Dudé por el retumbar aterrador del tono de su voz que nunca había
escuchado antes y el resplandor ominoso ardiendo en sus ojos que nunca había
290
—Sí.
Página
Se sentó de nuevo.
La cabeza de Raiden se inclinó hacia atrás y cortó sus ojos hacia ella.
Ella se mordió su labio, me miró con sus ojos muy abiertos y sabiamente
se largó.
¡Caramba!
—Raid…
suyas para compartir. Eso no tuvo el efecto deseado. Segundo, Knight tiene una
variedad de personas bajo su protección y Nair ha lastimado a algunas de ellas.
Cuando Knight terminó con eso, Nair encontró al chico que estoy cazando,
quién consiguió infiltrar algunos de sus soldados en algunos de los asuntos de
Knight, encontró algunos puntos débiles, y con esto quiero decir ex adictos. Les
reintrodujo en metanfetaminas, consiguió engancharlos de manera que Knight
tuvo que limpiar esa mierda de su negocio y también hacer el esfuerzo de
limpiar de nuevo a los adictos.
Santo Cielo.
—¿Perdón? —pregunté.
292
—Oh —dije.
—Está bien.
—Sí.
genialidad en mi cabeza.
Página
Sin decir nada más al respecto, nos fuimos por nuestra noche como si
la breve visita de Nick Sebring no hubiera sucedido.
—Más —ordenó la voz ronca de Raiden.
Increíble.
—Atrás. Extiéndete.
Sabía aguantar.
Hice lo que me dijo, y dos segundos más tarde metí mi cara en su cuello
Página
Sonrió.
No estaba equivocado.
—Lo veo.
—Hanna, te amo.
295
Yo era su mundo.
Gratificante.
cara—. Solo quería un rápido recordatorio de ese dulce coño, y una mirada a tu
cara, ahora tengo que joderte con mi dedo para hacerte venir de nuevo.
Ciertamente lo hizo.
Al final, no me sentía tan enérgica como pensaba, así que Raid terminó
saliendo de la cama para conseguir un trapito para limpiar los restos de él,
sacándolo.
—Amo a mi salvaje.
—Jesús, joder, Hanna, joder. Joder —terminó con una mueca mientras
me empujaba sobre mis codos.
Página
—Estoy bien.
—No lo hiciste.
—No lo hiciste.
—¿Perdón? —pregunté.
—Hanna
No me importaba.
—Nena…
—No —mordí—. Esperé durante casi toda una vida. No voy a conseguirte
y tener alguna de las partes buenas alejadas, como tú durmiendo en otro lugar.
Me gusta dormir contigo. Me siento segura contigo a mi lado. Despierto feliz. No
conseguirán quitarme eso, y, además, no lo conseguirán de ti.
—Nena, esta noche, ni idea lo que estaba haciendo, te arrojé al otro lado
de la habitación.
Lo corté.
Página
No me di por vencida.
—Habla con uno de los chicos —ordené.
—Nena…
No tenía ni idea de quién era Hal. Solo sabía que le estaba agradeciendo
a Dios que el desconocido Hal existiera y que mi hombre confiaba en él lo
suficiente para hablar sobre esto con él.
—Gracias —susurré.
—Gracias.
300
—Raid...
—No, nena, ese es tu compromiso y tan rápido como deseo irme. Me
encanta que tomes el riesgo. Me encanta que no quieres perderme. Pero véelo
desde mi perspectiva. Si en realidad te lastimo, tendría que vivir con eso. No me
hagas eso.
—Gracias.
No lo aflojó.
No se durmió.
Yo tampoco.
O
bservé mientras vagaba a través del césped de Abue. Estaba
lleno de gente y mesas repletas de comida que ella ayudó a
preparar, pero en estos días la existencia de comida tenía más
que ver conmigo, KC, Eunice, y este año Rachelle y Ruthie.
Me senté en la silla junto a Abue, sintiendo los rayos de sol sobre mí, así
como una variedad de otras cosas.
Tira y afloja.
Página
Me cortaron la respiración.
El sol era cálido y luminoso, pero el calor que me envolvió no tuvo nada
que ver con eso.
Le devolví la sonrisa.
—Estoy orgullosa de ti, chère —la escuché decir, pero no quité mis ojos
de Raid mientras supervisaba el juego.
—Sí, ya veo. Pero creo en ti, chica preciosa. Harás que se vuelva cálido y
acogedor.
—Siempre.
No la dejé ir.
303
Él nunca había hecho eso, así que no sabía si era algo bueno.
Monté hasta las escaleras, empujé el freno hacia abajo y desmonté. Caminé
hasta el porche, apreciando su conjunto. Este consistía en lo mismo, pero en vez
de una camiseta, llevaba puesta una térmica muy ceñida.
Cuando dijo:
Trepándome en este con soltura, levanté mis piernas y las crucé debajo
de mí, mirándolo para ver, a través de mis movimientos, que nunca había
perdido esos hermosos ojos verdes inusuales que esperaba que diera a nuestros
bebés.
también que le tomara tanto tiempo hacerlo. No había tenido ningún sueño
desde que me tiró de la cama. Pensé que ya lo había hecho y las cosas estaban
bien. Pero no había preguntado porque sentía que él debía contarlo.
—Anoche, soñé.
Mis labios se separaron, sus ojos lo observaron entonces regresaron a
los míos.
—Solo desperté, supe dónde estaba, no despertaste. Pensé que pasó tanto
tiempo desde que los tuve. Pensé que la última escena fue tan intensa que los
superé. Estaba equivocado.
—¿Sueños? —pregunté.
Oh Dios.
Él no dijo nada.
Yo tampoco.
—Se siente mal, saber que Hal está jodido. Se siente mal —le dijo el patio,
y contuve la respiración.
305
No dije nada.
Tomó más cerveza, dejó caer la botella en su muslo y anunció al patio:
Me senté en mi columpio.
con él, lo caliente que pensé que era, cuan hermoso pensé que era haciéndolo.
Página
—Esa soy yo
—Vamos a ir a la ciudad.
Tomamos el Z.
Raiden condujo.
Me senté a su lado.
307
Emocionada.
Esperanzada.
Página
Feliz.
20
Limpio
Raid
Traducido por Fanny
R
aid caminó delante de los dos hombres de Marcus Sloan que lo
habían encontrado afuera y estaban empujando a un fugitivo y
llevándolo al almacén.
—Voy a querer esas esposas de vuelta —dijo Raid detrás del hombre y
recibió un asentimiento brusco antes de que los tres desaparecieran detrás de
la puerta. Miró de nuevo a Sloan—. Tengo que ir a un lugar. ¿Tienes algo para
mí?
Raid se movió hacía allá también. Agarró las asas y sopesó la bolsa.
—De puro estorbo —dijo Sloan y los ojos de Raid fueron hacía él—. La
adquisición de ese dinero en efectivo —explicó, inclinando la cabeza hacia la
bolsa de lona—. Podríamos hacer un depósito directo.
—Eso es verdad.
Raid no tenía tiempo para esto. Si se iba ahora, en una hora y media
podría estar en casa con Hanna.
Aun así, cuando puso las asas de la bolsa sobre su hombro, estudió a
Sloan, y en caso de que las cosas que debía saber pero no sabía causaran
desorden, estuvo forzado a preguntar:
309
Estaba a punto de darse la vuelta para irse cuando Sloan trabó sus ojos
en él y remarcó:
—No me malentiendas.
de una puerta mágica en la que nadie más puede pasar —respondió Sloan.
—Estoy feliz por ti. Sería más fácil para ti ir por el camino de Deacon.
Perderte en el trabajo, sentir nada, querer nada, levantarte y existir a través del
día haciendo lo que tienes que hacer y luego ir a la cama sin nada que perseguir
cuando te despiertes en la mañana. El muerto viviente con esposas y puños,
existiendo hasta que tu suerte termine o tus habilidades se acaben y el cazador
se convierta en el cazado. En vez de eso, encontraste algo mejor. Ahora tienes
algo en tu vida que es importante, algo que no tenías antes. Mi punto es, toma
el consejo de alguien que ha vivido mucho más que tú. Toma medidas para
asegurar su protección.
Desde la visita de Nick Sebring, esto había sido algo que había pesado
en la mente de Raid.
Necesitaba hacer prioridad dejarlos libres para una sentada. Entre más
tiempo se quedara en el trabajo, más enemigos podría hacer. Necesitaba un
hombre en Willow en todo momento para mantener las cosas vigiladas.
No era solo por Hanna. Era por su madre, Rachelle y la Srita. Mildred.
—Conozco esta vida. Eres el hombre que creo que eres, ahora tienes una
prioridad número uno. Ve a asegurarte de que todos sepan exactamente qué es
eso y lo que harías si no lo toman en serio.
Lo cortó.
—¿Ahora ya terminamos?
Sloan asintió.
Hanna
312
—Abue…
Me miró.
—Solo un poco más, preciosa. Estaré bien. Eunice viene más tarde.
—Ondeó su mano hacía mi—. Fuera. Súbete a esa bicicleta tuya y ve a casa.
—¿Qué…? —lancé, siguiéndolo solo para verlo saltar sobre una silla, la
barandilla y dentro de la canasta de mi bicicleta que realmente necesitaba
acondicionar para el invierno.
313
Gato loco.
Página
—Miau.
—Miau.
¡Aahh!
—Vas a tener que explicarle a Raiden por qué tiene que dejar nuestra
cama y traerte a casa —le informé a Spot.
—Miau —respondió al viento que soplaba en su cara, sin miedo del rudo
Raiden Miller como solo Spot podía estar.
para poner sus patas sobre mis hombros y comenzó a ronronear mientras
caminaba por las escaleras.
Página
Sonreí.
Saqué mis llaves, abrí la puerta de tela metálica que Raid también había
puesto. Con un gato gordo en mi brazo y la puerta metálica descansando en la
parte de atrás, inserté la llave en la cerradura, la giré y no hizo nada.
Estaba sin llave.
Y bastante dolor.
La única cosa que procesé fuera del miedo y el dolor fue a Spot siseando
su agonía:
—Solo para que sepas, Heather te traicionó después de poner una bala
en el cerebro de Bodhi —me dijo.
Oh Dios.
Oh Dios.
Ellos no regresarían.
¿Habían regresado?
Me detuve.
Mi boca se abrió.
316
Estaba oscuro, pero había una tenue luz y no entendía los olores que
estaba experimentando. Tampoco entendía los mareos que sentía.
—Nena.
—Hola.
—Bien.
—Bien.
318
Página
En todas partes.
¡Oh Dios!
Knight.
sonrisa.
Página
—Hola, Hanna. Soy Anya, la mujer de Knight, y estás segura. ¿Está bien?
No estoy bien.
Porque recordé. Recordé todo. Un montón. Y tan malo como era lo que
me pasó en mi vestíbulo, era peor con Raiden prometiendo que iba a encargarse
de eso.
Tenía una idea de lo que hizo con Meg (e hizo lo que dijo que iba a hacer
con Meg, lo último que escuché, fue que se mudó a Denver, más que nada
porque no tenía otra opción), ya que esto era mucho peor, él iba a encargarse
de esto.
O más fuerza.
320
—¿Cazando? —susurré.
Página
Oh Dios.
—Él será capaz de vivir con esto —la voz de Deacon retumbó desde mis
pies, y mis ojos se movieron a él.
—Mujer, estamos aquí para ver cómo ayudarlo —me dijo Deacon y me
le quedé viendo.
Maldición.
Sacudí la cabeza.
—Entendemos que esto no es fácil, no tan pronto desde que sucedió, pero
como ellos dicen, el tiempo es vital. Cualquier cosa que recuerdes podría ayudar,
Hanna. Sé que suena loco, pero incluso podría ayudar qué tipo de zapatos
estaban usando. Un acento que escuchaste en las voces.
Hablé.
de Knight.
Se detuvo y me miró.
—¿Hanna? —solicitó.
—No lo dejes hacer algo con lo que no pueda vivir —susurré—. Vive con
suficiente. No necesita más. No por mí.
—Lo que te pasó es por mi culpa —devolvió Knight, y mis cejas se
juntaron en confusión—. Así que Raid no se ocupará de este jodido enfermo. Ese
seré yo. —Vio el movimiento de mis cejas y terminó—: En otras palabras, no te
preocupes.
¿En serio?
—Si él dice que significa algo, en serio significa algo —me dijo Anya y
mis ojos fueron a ella balanceando a Jesse sobre su cadera.
—Sí.
—Sabes, cuando Raiden entró a mi vida, sabía que algo enorme estaba
323
movido como una docena de veces. La mayor parte fue buena, pero tengo que
admitirlo, como que me estoy cansando de ello —compartí y sonreí.
Luego dijo:
—Te acostumbrarás.
Me le quedé viendo.
Genial.
Raid
Tres semanas después…
—Ese cabrón del que nos encargamos no tenía idea de que Hanna tenía
algo que ver con Knight porque no tenía idea de que Raid lo estaba buscando.
Maldición, ni siquiera sabía quién es Raid —dijo Deacon—. Solo estaba
encabronado porque perdió un chingo de droga y fue Hanna quien intervino.
La operación sigue siendo sólida.
324
que te importe, Deacon, entonces podrás hablar sobre lo sólida que es esta
operación —gruñó Creed.
—Si hacemos eso, tenemos que hacerlo de manera que sea permanente
—respondió Knight—. Eso requiere planeación.
—Creo que probamos hace como diez horas que ninguno de nosotros
tiene problema con una solución permanente a un problema.
Knight lo rompió:
—Sí. Lo entiendo. Así que encuentra a esa mierda y déjame perderlo con
Nair —disparó Raid.
—Muy bien.
Estaba despierta.
Lo había cerrado.
Casi sonrió con alivio cuando insertó la llave, abrió la puerta, entró y se
paró en seco.
Joder.
Jesús.
Malditamente limpio.
—Srita. Mildred…
—Estoy orgullosa de ti, hijo. Haces cosas que otros no pueden y sigues
de pie. Ahora ve arriba y cosecha tu recompensa.
—¿Chico?
No lo hizo.
Levantó su barbilla.
Lentamente ella se sentó en una silla y alcanzó el teléfono descansando
sobre la mesa de la cocina.
Raid se dio vuelta, se movió a través del vestíbulo y tomó los escalones
de tres en tres.
—¿Raiden?
—Si, cariño.
Gracias.
Joder.
Limpio.
Ella se hizo hacia atrás, levantó sus manos como si fuera por su cara, se
Página
detuvo y gruñó:
—Estúpido yeso.
Ella levantó su mano buena a su cara y sus ojos se movieron sobre él.
—¿Estás bien?
—Sí.
—¿Lo atrapaste?
Gracias.
Joder.
—Sí.
—Sí.
es, y por cierto, puedes decirle a Deacon que sus gruñidos de “Todo bien. No te
preocupes. Raid estará pronto en casa” no me dicen nada.
Raid abrió sus ojos, vio el techo y se dio cuenta que no podía respirar.
No se movió.
El tiempo pasó.
Aun no se movió.
—Sí.
No quería.
Ella lo entendió.
—Fue lindo por parte de ella y de Tucker salir por todos nosotros —notó
ella—. Especialmente estando lejos de Jesse.
—Suena confuso.
—No les gusta estar separados y no les gusta estar lejos de su chico.
Ahora todos están juntos dirigiéndose a Phoenix.
331
—¿Lo está? —preguntó él, y ella levantó su cabeza para apuntar sus aun
soñolientos ojos a él.
—Te acurrucaste contra mí, nena, te lanzaste a mis brazos cuando llegué
anoche a casa, supongo que estamos bien. Lo que quiero saber es si tú estás
bien.
—Esto no es tu culpa.
Luego preguntó:
—Uh, esas son como palabras de un caza recompensas —le informó ella,
y Raid sintió sus labios curvarse.
—Lo que estoy diciendo es que él nunca se acercó a su negocio. Está vez
se apareció. Tus vecinos vieron el auto y las placas de Nevada. Tú lo viste y le
dijiste al equipo sobre él. Esta vez dejó migajas de pan. Las seguimos.
—Absolutamente.
Él sabía que ella sabía que él no mentía cuando vio su rostro suavizarse
y susurró:
—Sé que lo haces, cariño. Es por eso que estoy absolutamente bien.
Hanna sonrió.
Raid preguntó:
—¿Crees que pueda follarte sin que me lastimes la cabeza con ese yeso
cuando te adhieras a mi cabeza?
—Puedo tratar, pero deberías saber, mis costillas no están al cien por
Página
Ante eso, él rodó sobre ella, pero lo hizo cuidadosamente. Luego enterró
su rostro en su cuello.
Él sobrevivió.
334
Página
Epilogo
Ella Siempre Tiene la Razón
Traducido por Jadasa Youngblood y Lizzie Wasserstein
S
alí de la cocina en la casa de Abue, a la sala y me detuve.
Abue estaba en su silla, Raid y mi bebé, Clayton, en sus brazos. Las luces
del árbol de Navidad que acabábamos de terminar de colocar en la ventana
estaban brillando en la habitación. Spot estaba dormitando en el brazo de la
silla de Abue.
—Sé que estás ahí —declaró Abue, sin mirar en nuestra dirección.
Había algo más en esas palabras. Algo que me hizo derretirme más en
él.
Algo que sabía que tenía que ver con el hecho de que Raiden por años,
no tuvo ni una pesadilla.
336
Nos quedamos ahí por un buen rato, nuestros ojos sobre la diminuta
vida, respirando el sueño que creamos.
—No mucho.
Caliente.
Sus brazos, habían estado a mi alrededor, movió sus manos así podía
ahuecar mi trasero.
Le acaricié, un murmullo golpeó su pecho y recordé:
—¿Querías hablar?
Raiden nos hizo rodar, una de sus manos se deslizó sobre mi vientre y
directo en mis pantalones de pijama, bajo mi ropa interior y adentro.
Entonces le acaricié.
Raid giró.
Oh Dios.
Parpadeé y pregunté:
—¿Perdón?
—Raid…
declaró:
Página
—Dejarte siempre apesta. Cada vez, se pone más y más difícil. Dejarte
cuando tenías a mi niño creciendo, me tortura. Dejarte a ti y a nuestro hijo, me
mata. Dos años más entonces terminé.
—Cariño…
―Afirmativo.
Sentí su boca sonreír contra la mía, entonces vi, de cerca, sus ojos
comenzar a quemar al mismo tiempo, que sentí sus dedos moverse, sumergirse.
Di un grito ahogado.
Estuve de acuerdo con eso y eso era bueno, mientras veía su cabeza
inclinada y su boca tomaba la mía en un beso abrasador no tuve más remedio
que estarlo.
Raid
339
―Sí ―respondió.
―Lo siento mucho. Hemos hablado de ello y pensamos que lo mejor era
tratar de llamarte primero. Odio tener que ser la que diga esto, pero cuando
Fran fue a alistar a la señorita Mildred para el día, se encontró con que la
señorita Mildred había fallecido mientras dormía anoche.
No lo estaba.
Página
―Sí.
Raid la interrumpió:
―Comunícate conmigo y no con Hanna. Voy a estar allí o mi madre
estará allí. ¿Sí?
―Bien, de acuerdo.
Él también, demasiado.
Judy continuó:
Él no hizo nada.
―Sí.
Página
―¿Qué pasa?
―Quiero decirle a mi esposa primero. Llama a mamá y llévate a mi hijo.
Otro silencio y luego:
―Gracias, Rache.
Sus ojos fueron a Hanna para ver sus ojos en él, sonriendo.
Murmurando algo que no podía saber qué hizo a Rache darle una
sonrisa que no llenó plenamente, Hanna se levantó y se acercó a él.
No lo hizo.
―Sabes, ahora estamos casados, así que creo que está bien si me besas
en público, incluso si estás en el estado de ánimo que me gusta ―le informó―.
Aunque también te voy a recordar que incluso cuando no estábamos casados
y solo vivíamos en pecado, no tenías ningún problema en hacer eso, así que
esto me tiene un poco confundida.
―Apóyate en mí.
―Raid…
Y agonizante.
343
Hanna se abrió paso entre sus manos y plantó la cara en su pecho, sus
brazos apretados a su alrededor.
Ella no se movió.
―Hanna…
―¿Qué, cariño?
Hanna lo sostuvo.
Igual Raid.
El silencio siguió.
Su esposa lo rompió.
―Ella pensó que eras la pijama del gato ―le dijo Hanna.
―Esto está bien. Incluso Abue pensaría estar en tus brazos era un buen
lugar para que una Boudreaux llorara.
Su pecho se aligeró.
―Estoy harta del invierno. Quiero mi bici ―le informó una vez que él se
sentó.
―Una playa donde tienen lugares para alquilar bicis ―corrigió ella, y
él sonrió.
Él le daría eso.
Ese alzar de los labios significaba que ella sabía que él le daría cualquier
cosa.
Joder.
347
―Me imagino que pensó que sabía algo más y tengo que saber si ella
tenía razón en eso también.
―¿Qué? ―preguntó.
―Sabía que no conocerías nada más dulce que el amor que te doy.
Jesús, joder.
Amor.
―Absolutamente.
Desde la primera vez que lo ve, Cassidy sabe que Deacon está muerto
Página
por dentro. Sabe que es el tipo de hombre que podría destruir a una mujer. Pero
una noche, cuando el control de Deacon resbala, Cassidy toma una
oportunidad.
Auto publica sus libros entre los que se encuentran las series:
Unfinished Hero
Rock Chick
Dream Man
Colorado Mountain
The ‘Burg
350
Página
Créditos
Moderación:
Itorres raiza23
Traducción:
Blinda Itorres liebemale
Debs Jadasa Youngblood Lizzie Wasserstein
Fanny Jane. rihano
Gigi D leiibach Selene
Helen1 ஓ¥anliஓ
Recopilación:
Itorres
Revisión,
Lizzie Wasserstein
Corrección:
351
Lizzie Wasserstein
Página
Diseño:
Lizzie Wasserstein
¡No Olvides Visitarnos!
352