Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
ESTUDIANTES:
Alarcón Herrera Yovani Beatriz
Rodríguez Coronado Juan
Tarrillo Guerrero Wilmer
Torrejon Alva Jheisy Loydith
Vasquez Bustamante Jose Nilson
Vasquez Herrera Rony Ivan
Velayarce Meléndez Heidy Zully
ASIGNATURA:
Derecho de Obligaciones
DOCENTE:
Abog. Guevara Rubio Carlos Alberto
CICLO:
VI
Chachapoyas – PERÚ
2019
INTRODUCCIÓN
El pago, en derecho de obligaciones se puede definir como el medio ideal de extinción de
las obligaciones, esto implica la ejecución de la obligación dentro de los términos
previstos, es decir pagar es actuar conforme a lo debido si bien en el Código Civil
Peruano El pago se encuentra tipificado en el libro VI, de obligaciones en el título II,
artículo desde el artículo 1220 hasta el artículo 1255. No lo define exactamente lo que es
el pago, si regula todo lo que tenga que ver con ello.
En el presente trabajo desarrollaremos los artículos concernientes al pago, dentro del cual
se hablara también del pago de intereses de manera este vendría a ser una obligación
accesoria que depende de una deuda principal, estos intereses se van produciendo a través
de la duración o el transcurso del tiempo desde que nace la obligación y por otro lado el
pago por consignación que se refiere a que si el deudor tiene el derecho de pagar tiene el
derecho de hacerlo en otras palabras es cuando el deudor se ve en la imposibilidad de
pagar ya sean por causas imputables o ajenas a su voluntad. Finalmente a manera de
síntesis se dará una conclusión de los temas ya mencionados anteriormente.
I. EL PAGO
1.2.Noción de pago. El tema del pago se consigna en el artículo 1220, por el cual se establece
que el pago se entenderá efectuado cuando se haya ejecutado íntegramente la prestación:
2. “Que, respecto al acreedor, ocurran los supuestos del Art. 1338 (Huaranga, S/f) o
injustificadamente se haya negado a recibir el pago. Se entiende que hay negativa táctica
en los casos de respuestas evasivas, de incurrencia al lugar pactado en el día y hora
señalados para el cumplimiento, cuando se rehúse a entregar recibo o conductas
análogas”.
Otra de las justificantes es que el acreedor debe estar en mora o debe negarse injustificadamente
a recibir el pago. La mora del acreedor se encuentra regulada en el artículo 1338 del Código Civil.
Para “Albaladejo” (en la cita de Huaranga, s/f), no consiste sólo en que éste injustificadamente
retrase la realización de la prestación (por no recibirla o no cooperar a tal realización), sino en
retrasarla injustificadamente, una vez ofrecida con la intimación que se la reciba o se preste
cooperación para que sea realizada.
El efecto general de la mora del acreedor se basa en que el deudor no debe sufrir perjuicios por la
misma, es decir, debe quedar indemne, como si hubiese pagado. Para que opere la mora del
acreedor deben cumplirse los siguientes requisitos:
1.- Que haya llegado el momento del cumplimiento.
2.- Que el deudor lo ofrezca al acreedor requiriéndole lo reciba o ponga de su
parte para que pueda efectuarse.
3.- Que el acreedor se niegue sin razón a admitirlo, o, de cualquier modo, no esté
en condiciones de recibir la prestación que se le ofrece debidamente.
4.- En cuanto a la negativa a recibir el pago, ésta puede ser expresa o tácita. La
norma señala tres supuestos para calificar la negativa tácita: respuestas evasivas,
inconcurrencia al lugar pactado en el día y hora señalados para el cumplimiento,
y cuando rehúse a entregar recibo o conductas análogas.
Planiol, Marcelo y Ripert (en la cita de Huaranga, s/f), nos dice que la negativa del acreedor
constituye el caso típico en el pago por consignación. A través de este medio, no puede quedar el
deudor deseoso de exonerarse de la deuda, librado a la buena voluntad del acreedor de querer o
no querer recibirle el pago.
Por ello dice el inciso 2 del artículo 1251 del Código Civil que" la consignación puede tener lugar
cuando el acreedor no quisiera recibir el pago ofrecido por el deudor". Como ya hemos señalado
líneas arriba, para que la consignación sea viable se estima que el deudor tiene que probar el
rechazo del pago por parte de la creedor, lo que puede hacer por cualquier medio de prueba. Se
asimila al rechazo un justificado silencio del acreedor o cualquier actitud de éste que implique
condicionar la recepción del pago al cumplimiento de exigencias al margen del objeto debido,
como el pretender otorgar recibo con salvedades o condicionamientos improcedentes que limiten
el carácter cancelatorio del pago.
La prueba del rechazo del pago, que tiene que suministrar el deudor, es una consecuencia del
carácter excepcional que reviste esta forma de pago que no está librada al capricho del obligado.
Lo que nos permite identificar que hay:
Las obligaciones con prestaciones por determinarse (bienes inciertos) son tres: las obligaciones
de dar bienes inciertos, las obligaciones alternativas y las obligaciones facultativas.
Recordemos, respecto a las primeras, que conforme al artículo 1143 del Código Civil la elección
corresponde al deudor, salvo que lo contrario resulte de la ley, del título de la obligación o de las
circunstancias del caso. Si elige el deudor, el bien incierto se convierte en cierto y, por tanto, nada
se opone a la consignación.
Si, a su turno, la elección corresponde al acreedor, y este omite efectuarla dentro del plazo
establecido o el fijado por el juez, ello corresponde al deudor, (artículo 1144 del Código Civil),
quien luego de elegir obviamente puede consignar.
Si la elección, en fin, se confía a un tercero y éste no la efectúa, la hará el juez (artículo 1144 del
Código Civil), lo que permitiría al deudor, sin duda alguna, consignar.
Reglas similares operan en el caso de obligaciones alternativas. Aquí también la duda sobre la
prestación a cumplirse se despeja en la elección, aplicándose, por mandato del artículo 1162 del
Código Civil, las normas enunciadas para las obligaciones de los bienes inciertos previstos por el
artículo 1144 del mismo Código. Nada impediría, en consecuencia, la consignación por el deudor.
Y en las obligaciones facultativas, por último, es decisión del deudor pagar con la prestación
principal o con la accesoria, lo que determina la evidente viabilidad de la consignación (artículo
1168 y siguiente del Código Civil).
En doctrina se considera que existen otras circunstancias que obstan el ejercicio del jus solvendi
que asiste al deudor y que lo autorizan al pago por consignación. Estas son las siguientes:
Prueba del pago -por excelencia- es el recibo. De allí que no se pueda obligar al deudor a pagar
directamente a su acreedor cuando éste se niegue a extender un documento suscrito en el que
reconoce expresamente haber recibido del deudor la prestación pendiente de pago.
Así, cuando el acreedor se niega a otorgar el correspondiente recibo, el deudor queda autorizado
a suspender el pago, pero sólo si el recibo es medio indispensable para que el deudor acredite que
lo efectuó. Ello a fin de evitar la condena del deudor a la incertidumbre que futuras eventualidades
podrían generar en relación a la probanza del pago.
b. Rechazo a las reservas que se formulen al tiempo del pago.
Algunos autores sostienen que el deudor puede abstenerse de pagar directamente al acreedor y
recurrir a la vía judicial para efectuar un pago por consignación, cuando el accipiens se niegue
injustificadamente a aceptar la reserva expresa que formula el solvens.
A decir de Busso (en la cita de Osterling & Castillo, 2001), en los pagos ordinarios es factible que
el deudor a quien se intima un pago, al hacerse efectivo éste formule reservas, dejando a salvo su
derecho a repetir lo que paga, o reservando el reconocimiento o ratificación de la deuda que
ocasiona el pago. Ello porque la reserva descarta la intención pura y simple de pagar, para abrir
paso a una intención calificada o subordinada al cumplimiento de determinadas condiciones.
La remisión, llamada también condonación o perdón de la deuda -de la cual nos ocuparemos más
adelante-, es uno de los medios extintivos de las obligaciones regulados por el Código Civil. Por
eso, baste con señalar que la condonación es un acto bilateral, siendo insuficiente que el deudor
o el acreedor deseen el perdón de la deuda para que ello se produzca.
Recuérdese que uno de los principios que rige en materia de pago es que los incapaces no pueden
efectuar ni recibir pagos válidamente. De allí que ante la incapacidad del acreedor, el deudor deba
ofrecer el pago al representante legal del acreedor incapaz o, en su defecto, recurrir a la vía judicial
para efectuar un pago por consignación.
Se ha dicho que esta causal habilita al deudor a consignar, cuando el acreedor, además de estar
ausente del lugar de pago, no deja persona autorizada para recibirlo. Lógicamente, si el acreedor
no está presente en el lugar de pago, pero allí está una persona autorizada por él para recibirlo, el
deudor no podría pretender recurrir a la consignación argumentando la ausencia del acreedor.
Será extraño que el deudor no conozca quién es su acreedor. Sin embargo, podría ocurrir que,
ante el fallecimiento del acreedor originario, el deudor no tenga la certeza o no conozca,
simplemente, quién o quiénes son los herederos de su acreedor. En este caso, para que el deudor
se libere de su obligación y de cualquier responsabilidad proveniente de una eventual mora en el
cumplimiento, procedería la consignación.
Cuando un tercero embarga el crédito que tiene el acreedor ante su deudor, se imposibilita la
realización de un pago directo entre el deudor -que pretende liberarse- y el acreedor. Ello en razón
a que el embargo que recae sobre la deuda afecta el poder de crédito del acreedor.
Expresa Wayar (en la cita de Osterling & Castillo, 2008) que, si el acreedor hubiera dado su
crédito en prenda a sus propios acreedores, el deudor debe abstenerse de pagar a su acreedor, y si
desea liberarse debe recurrir a la consignación, ya que en caso contrario el pago no sería válido.
En tal eventualidad la nulidad aprovecharía a los acreedores en cuyo favor se hubiera constituido
la prenda; y a éstos el deudor estaría obligado a pagarles de nuevo.
j. Redención de hipotecas
Cuando el deudor del precio de un inmueble que ha adquirido con un gravamen hipotecario en
favor de un tercero, quisiera extinguir la hipoteca respectiva, podría recurrir a la consignación
para levantar ese gravamen y sanear su situación jurídica, siempre que el acreedor hipotecario se
oponga a dicho pago.
3.4. Características
Es una forma excepcional de pago
Aguardar la satisfacción de su crédito al tiempo de su vencimiento. Empero, cuando por
diversas circunstancias el deudor se halle imposibilitado de pagar directamente a su acreedor,
en forma excepcional podrá liberarse mediante la consignación.
En tal orden de ideas, si el deudor ofreciese al acreedor efectuar un pago que no revistiera las
características anotadas, éste podría -con todo derecho oponerse al mismo, y si el deudor
recurriera a consignarlo, tendría, asimismo, el derecho de impugnar la consignación, con las
consecuencias que analizaremos en su momento.
El pago se reputa valido con efecto retroactivo a la fecha del ofrecimiento, cuando:
1.- El acreedor no se opone al ofrecimiento judicial dentro de los cinco días del
emplazamiento.
2.- La oposición del acreedor al pago por cualquiera de las formas de ofrecimiento, es
desestimada por resolución con autoridad de cosa juzgada.
En cuanto al primero se refiere anotamos que retrotraer el precepto el pago válido a la fecha del
ofrecimiento, se está considerando pagada la obligación aun cuando no haya vencido (el
ofrecimiento debe hacerse cinco o diez días antes del vencimiento) es decir que se estará
realizando una suerte de pago anticipado. Así mismo cuando en la obligación se hubiese
convenido el plazo en beneficio al acreedor, éste no podría negarse a aceptar el pago antes del
vencimiento.
En cuanto al segundo inciso entendemos que se efectúa cuando el acreedor es válidamente
emplazado, en lo correspondiente al ofrecimiento extrajudicial se entenderá efectuado el día en
que es puesto en conocimiento, es decir cuando la declaración contractual dirigida a determinada
persona llegue a su dirección del destinatario y si se prueba que sin culpa el acreedor no puede
conocerla, no será válido.
Que el deudor puede desistir del pago ofrecido y, en su caso retirar el depósito efectuado, en los
siguientes casos:
1.- “Antes de la aceptación por el acreedor”, en estas circunstancias para el deudor desde el
momento que efectúa la consignación constituye un hecho futuro o incierto ya que no depende de
su voluntad sino la del acreedor de que éste acepte o no, por lo tanto, el deudor podría retirar lo
consignado.
2.- “Cuando hay oposición, mientras no sea desestimada por resolución con autoridad de cosa
juzgada” Es lógico que si la consignación está como cosa juzgada éste será un pago válido, sin
embargo, sino está considerada como tal el deudor puede desistir pero no podría volver a
consignar lo mismo puesto que el acreedor estaría apto para interponer la excepción de
desistimiento de la prestación.
CONCLUSIÓN
Por último, se puede afirmar que el pago es un deber y un derecho. El deudor, al pagar,
cumple con el deber que emana de la relación obligacional asumida. Pero no solo tiene el
deber de pagar. También tiene el derecho de hacerlo, por diversas razones: a) desea
cumplir con un imperativo de su conciencia; b) desea liberar de cargas a su patrimonio;
c) desea evitar los daños y perjuicios que podrían originarse por la inejecución de la
obligación en favor del acreedor; d) desea evitar los propios perjuicios que eventualmente
podría ocasionarle mantener la prestación en su poder.
Es por ello que la ley ha organizado dos instituciones para que el deudor, ante la renuencia
del acreedor a aceptar el pago, puede liberarse: el pago por consignación y el pago de
intereses. En la misma medida en que el acreedor tiene el derecho de exigir el pago,
también tiene el deber de aceptarlo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Osterling, F & Castillo, M. (2008). Compendio de Derecho de las Obligaciones. Lima: Palestra