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NOVENA

DE MARIA SANTISIMA DOLOROSA,

EN LA Q U E S E OBSEQUIAN

SÜS ADMIRABLES VIRTUDES

AGUDISIMOS DOLORES,
S E R E C U E R D A N SUS G R A N D E Z A S ,

T DESAGRAVIAN

< Sus angustias y soledad, para bien de nuestras al-


mas 1/ para implorar el patrocinio de esta Señora,
i Refugio de pecadores.

LA ESCRIBIA

Francisco Eduardo Trcsguerrus..

vecino de la ciudad de Celaya.

MEXICO: 1346.
Imprenta de L u i s A b a d i a a o y Y a l d é s ,
calle (te Sanio Domingo n¿>n. l ì.
NOVENA

DE MARIA SANTISIMA DOLOROSA,

EN LA Q U E S E OBSEQUIAN

SÜS ADMIRABLES VIRTUDES

AGUDISIMOS DOLORES,
S E R E C U E R D A N SUS G R A N D E Z A S ,

T DESAGRAVIAN

< Sus angustias y soledad, para bien de nuestras al-


mas 1/ para implorar el patrocinio de esta Señora,
i Refugio de pecadores.

LA ESCRIBIA

Francisco Eduardo Trcsguerrus..

vecino de la ciudad de Celaya.

MEXICO: 1346.
Imprenta de L u i s A b a d i a a o y Y a l d é s ,
calle (te Sanio Domingo n¿>n. l ì.
NOVENA

DE MARIA SANTISIMA DOLOROSA,

EN LA Q U E S E OBSEQUIAN

SÜS ADMIRABLES VIRTUDES

AGUDISIMOS DOLORES,
S E R E C U E R D A N SUS G R A N D E Z A S ,

T DESAGRAVIAN

< Sus angustias y soledad, para bien de nuestras al-


mas y para implorar el patrocinio de esta Señora,
i Refugio de pecadores.

LA ESCRIBIA

Francisco Eduardo Trcsguerrus..

vecino de la ciudad de Celaya.

MEXICO: 1346.
Imprenta de L u i s A b a d i a n o y Y a l d é s ,
calle de Samo Domingo n¿>n. lì.
NOVENA

DE MARIA SANTISIMA DOLOROSA,

EN LA Q U E S E OBSEQUIAN

SÜS ADMIRABLES VIRTUDES

AGUDISIMOS DOLORES,
S E R E C U E R D A N SUS G R A N D E Z A S ,

T DESAGRAVIAN

< Sus angustias y soledad, para bien de nuestras al-


mas y para implorar el patrocinio de esta Señora,
i Refugio de pecadores.

LA ESCRIBIA

Francisco Eduardo Trcsguerrus..

vecino de la ciudad de Celaya.

MEXICO: 1346.
Imprenta de L u i s A b a d i a n o y Y a l d é s ,
calle de Samo Domingo n¿>n. lì.
'MimimmMikiimkiumm ís»-< TIERNOS LAMENTOS
— •6«—«
CONQUE EL ALMA DEVOTA
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LLORA LOS GRAVÍSIMOS TORMENTOS,

ir—
QUE PADECIÓ
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EN EL INMUNDO SÓTANO
— 55—<

»- - L A NOCHE DE SU PASION
» ->>

MU
NUESTRO SOBERADO REDENTOR

JESUS:
Entrase para esto espiritualmente en un
rincón del calaboso, y de allí no quisiera
•to»-« salir jamas.
— »
»—>>
i«— DISPUESTOS •
Mí»
i«-'
MS > por un Relijioso d%l Convento de nuestra
i»-. Señora déla Merced, Redencitmdz Cautivos
afecto á este tisrnísimo paso.

MEJICO;- A S o -Í5E 1820.


Reinprcsos en la, oficina de Don Alejandro Valdtís,
calle de Santo Domingo.

üfljo ufl^^Ru
y Madre dolientes.
DEVOTO LECTOR.

S i esta novena no es una pieza sublime y


magistral, p o r lo menos quise ofrecértela en
un tono menor y afectuosa. L a s revelaciones
de la venerable S o r María de Jesús de A g r e -
da, y los pensamientos de algunos sanios pa-
dres me dieron luz, y solo el m o d o ó el b a r -
niz es mió: así es, que lie conducido su d o c -
trina, c o m o el agua por una cañería de barro
oculta, arrastrada, pero que al tin aparece s u r -
tiendo sin aparato á beneficio p ú b l i c o ; muy
diferente de aquel acueducto levantado que la
lleva en abundancia, y juega estrepitosa c o n
capricho y magnificencia. Y a me be definido,
y temo que siendo yo caño frágil y desprecia-
ble, trascienda mi justa desestimación á esta
novena, y se frustren mis deseos, que son, el
que se obsequie áMaria S>olorosa con ella, no
esperando el que agrade p o r buena, pero si
por nueva: p o r tanto, olvida mi vileza y bebe
el agua que á tu piedad presenta mí sencillez
y cordial afecto. T e confieso no ser sabio v
mucho menos místico: pero q u é , ¿á solo estos
loea clamar á Alaria? ¿ K o tendré vo igual d e -
recho para hacerlo del modo que pueda, aun-
que ignorante, y con lo que el corazou me
dicte c o m o pecador? P u e s bien, si la advoca-
ción mas tierna y casi predilecta de Marta
son sus Dolores, aquí le la ofrezco para des-
ahogo de tu d e v o c i o n , para la gloria del H i j o
y Madre dolientes.
Y pues esta Señora aprecia las luces e n -
Excítense p o r medio del exterior culto cendidas de tu afecto, las hermosas flores de
Jos afectos de tu corazon: derrítase tüdo en tus pensamientos, y los perfumes suaves de tu
obsequio d e n t a r i a ; ( 1 ) así c o m o la cera que oracion: c o n v e n d r á que euando quieras hacer
l e ofreces: y en la llama que ú un tiempo arde esta uovena, en sus dias oigas Misa, recojas
é ilumina, aspirando siempre á subir, verás el tu interior, y según tu estado arregles ó puri-
símbolo de la caridad, del anhelo santo y del fiques tu conciencia, practicando lo siguiente.
f e r v o r . E n las flores que le presentes: ( 2 ) la Día primero: alaba á Dios porque c r i ó
blanca azucena significará su pureza y la i n o - á Maria Santísima, pura y llena de sabidu-
cencia de Jesús: la palidez de su herniosísimo ría: porque fué Dolorosa siempre, y ocurrir
r o s t r o , las amarillas, las azules, la opacidad á esta Señora como á Madre del trono de la
de aquel manto que ocultaba modestamente gracia, seguro en conseguir las misericordias
gu aflicción y lágrimas: en las moradas, verás del Señor. San P a b l o á los H e b . cap. 4 .
el padecer del H i j o , las tristezas (lela Madre: Día segundo: meditar en tu vileza, c a s -
en las encarnadas, tanta preciosa 6angre d e r r a - tigar el amor propio ejerciendo algún acto de
mada, y en la fragancia de todas, la de las v i r - humildad: p o r q u e el Señor ha de exaltar al
tudes de Maria, R o s a mística, y N a r d o tristí- que se humillare. San L ú e . cap. 5 . vers. 5 .
simo. L o s aromas que quemes en su h o n o r , Dia tercero: da limosna, no te afanes
denotarán tu ©ración, ( o ) que debes dirigir á p o r bienes que has de dejar, y que pueden ser
í o s c i e l o s , recta, ardiente, continuada: esto será ocasion de culpas: y que al fin nada te aprove-
agradable á Maria Señora, no los incendios ó charán si por último tu alma se pierde. San
convites, con que á los vanidosos se les seña- M a t . cap. 1 0 .
la dia, obligándolos p o r solo el qué dirán á
Dia cuarto: duélete de todo aquello en
emulaciones y competencias: siendo lo p e o r ,
que has fa'tado á la castidad, y por c o n s i -
que antes y después del rezo que se practica
guiente á Dios y á Maria que fué purísima:
en las casas, suele haber conversaciones entre
y detesta haber nutrido á tu corazon con impu-
los «los secsos, música profana, y, aun refrezco:
reza.. Santiago, cap. »). vers. 5 .
entonces no puede darse m o d o mas esquisito
Dia quinto: reconcilíate con tu e n e m i -
de escarnecer ios dolores de Jesús y de Maria.
g o , y hazle cuanto bien puedas al que te o f e n -
de: este es el gran p r e c e p t o de la ley: y jamás
[1] Cor meum tanquam cera liqucsrenx. Ps. 21. ií. 15. se ponga el sol sin que tu hagas depuesto tus
[2¡ Fúlcile ms JloHlus. Cant. 2. if. 5. enojos. San P a b . á los E f e . cap. 4 .
[ÍSJ Dírigatur oralio mea sicut incensum. Ps. 140.
Dia sexto: ayuna, abstente de vinos y
manjares que te gusten:, da de c o m e r á algún
p o b r e : p o r q u e cuan buena es la oracion con el
ayuno. T o b . 1 2 . vers. 8 .
Dia séptimo: se caritativo cor» el p r ó j i -
m o , cuyas honras, bienes ó talento lias e n v i -
diado: este es el vicio sin deleite, \ que pudre
y corroe hasta los huesos. D e los P r o v . 1 4 .
vers. 3 0 .
Dia octavo: m o v i d o ya con los anterio-
res actos, y casi examinado", liazlo con eficacia, A C T O DE CONTRICION.
confiésate arrepentido, y espera el perdón:
p o r q u e á un corazón contrito y humillado no lo
desprecia el Señor. Salmo 5 0 .
Dia noveno: recibe á «Scsus S a c r a m e n - Dios de mi vida, único camino de mi eter-
tado, dale entera posesion de tu alma, y dile
na salud, y amable verdad que llena mi c o r a -
con la Esposa: te he hallado, amado Jesús, te
zon: tú eres mi Padre amoroso, la infinita
estrecharé y no te dejaré jamás. Cant. 5 . vers.
b o n d a d , y la suma inocencia; pues ¿cómo es-
4 . H o y debes andar el V i a crucis con la ma-
tás en esa cruz muerto á manos de mis e n o r -
y o r devocion.
mes culpas? Crucificado dueño inio: y o no de-
P o r último, devoto de María: estas p e t i - bía estar delante de tí, p o r q u e atrevido p r o -
ciones, la vocal oracion, y las ofertas, que v o c o tu justicia, y aun insulto á tu paciencia:
cada dia se pondrán en donde se- señalen, alu- pero cuanto es grande mi maldad, tanto mas
diendo á las virtudes de esta Señora, podrán confio en tu misericordia, en tu inmensa c a r i -
cansarte: pero y o no he de coludirme c o n tu dad y amor. T ú , dulce Jesús, me has de p e r -
pereza: haz en oída lo que desearas hacer en donar, p o r q u e soy vilísimo y miserable, y
tu muerte: entonces no perecerás, p o r q u e M a - estos son mis méritos*, mas los tuyos son s o -
ría Santísima ha prometido muchos favores, breabundantes, el valor de tu Sangre infinito,
para óquellos que se compadecen de sus penas, y poderosos los ruegos de tu dolorosa M a d r e
y su H i j o crucificado no ha de faltar en h o n - Maria Santísima, p o r cuya intercesión y p o r
rar á su querida M a d r e , beneficiando á sus In clemencia espero que en mí no se malogren
devotos. tus afrentas, tus dolores y tu muerte. A m é n .
sepulten en el abismo, pues ese lugar terrible,
ORACION casa del eterno llanto y de la desesperación,
no puede ser para los que se acogen á ti, é
para todos los dias. interponiendo tus penas p r o c u r a n en la vida
no desmerecer tu p a & o c i n i o . A m é n .
Afligidísima María: presente tienes á la
DIA PRIMERO.
causa de tus penas y de la muerte de tu amado
H i j o Jesús: mis culpas han llenado de escán-
Póngase sobre el altar una vela encendida en
dalo al m u n d o , de llanto á los ángeles de par,
significación de
tu alma purísima de amargura, y de d o l o r el
amante corazon del hombre D i o s . Gemidora
LA FE DE MARIA SEÑORA.
T o r t o l i t a , Cándida Paloma, Corderita mansa,
y dolorosa Madre mia: á tus plantas estoy lle-
Esa candela que aviva
no de pesae: y pues entiendes el idioma mudo
D e mí amor luciente llama-,
de los corazones, puédante mis suspiros, y re-
A tu fé, María, proclama,
cibe agradable los gemidos de mi alma: c o n -
Constante, ardorosa y viva.
fieso mi ceguedad y dureza; pero ya m e a r r e -
T u dignación la reciba
piento de un p r o c e d e r tan desagradecido é i m -
P o r q u e mi dicha se entable;
p í o , y en los dias de esta novena y los que me
E iluminándome afable,
restau de vida, te acompañaré llorando tus
H a z que mi don sea p e r f e c t o ,
angustias y tus tormentos. Mis sentidos, p o -
Y que el corazon ó afecto
tencias, y toda mi alma se entregan á tí: á tí
A tas ojos sea agradable.
claman, y en mi muerte sean mi r e f u g i o tus
agudísimos dolores: p o r los mismos te r u e g o ,
CONSIDERACION.
ampares á mis bienhechores y enemigos; reme-
dies las necesidades de la iglesia: nos c o n f i r -
Maria Santa: c o m o escogida ab-eterno pa-
mes en tu verdadera devocion: alivies á las
ra digna Madre* de D i o s , en el primer instan-
almas del P u r g a t o r i o , y nos alcances del S e -
te de tu animación fuiste inmaculada: ¡qué
ñ o r , si fuere su voluntad, ar/ui se hace la peti-
predilección! ¡qué singularidad! ¡qué gloria!
ción, y que por tu medio consigamos la peni-
D e s d e entonees, en extremo pequeñita, esta-
teucia final, porque nuestras culpas no nos
bas llena de gracia v sabiduría, eras la mas
sepulten en el abismo, pues ese lugar terrible,
ORACION casa del eterno llanto y de la desesperación,
no puede ser para los que se acogen á tí, é
para todos los dias. interponiendo tus penas p r o c u r a n en la vida
no desmerecer tu patrocinio. A m é n .
Afligidísima María: presente tienes á la
DIA PRIMERO.
causa de tus penas y de la muerte de tu amado
H i j o Jesús: mis culpas han llenado de escán-
Póngase sobre el altar una vela encendida en
dalo al m u n d o , de llanto á los ángeles de par,
significación de
tu alma purísima de amargura, y de d o l o r el
amante corazon del hombre D i o s . Gemidora
LA FE DE MARIA SEÑORA.
T o r t o l i t a , Cándida Paloma, Corderita mansa,
y dolorosa Madre mía: á tus plantas estoy lle-
Esa candela que aviva
no de pesae: y pues entiendes el idioma mudo
D e mí amor luciente llama-,
de los corazones, puédante mis suspiros, y re-
A tu fé, María, proclama,
cibe agradable los gemidos de mi alma: c o n -
Constante, ardorosa y viva.
fieso mi ceguedad y dureza; pero ya m e a r r e -
T u dignación la reciba
piento de un p r o c e d e r tan desagradecido é i m -
P o r q u e mi dicha se entable;
p í o , y en los dias de esta novena y los que me
E iluminándome afable,
restau de vida, te acompañaré llorando tus
H a z que mi don sea p e r f e c t o ,
angustias y tus tormentos. Mis sentidos, p o -
Y que el corazon ó afecto
tencias, y toda mi alma se entregan á tí: á tí
A tas ojos sea agradable.
claman, y en mi muerte sean mi r e f u g i o tus
agudísimos dolores: p o r los mismos te r u e g o ,
CONSIDERACION.
ampares á mis bienhechores y enemigos; reme-
dies las necesidades de la iglesia: nos c o n f i r -
Maria Santa: c o m o escogida ab-eterno pa-
mes en tu verdadera devocion: alivies á las
ra digna M a d r e . d e D i o s , en el primer instan-
almas del P u r g a t o r i o , y nos alcances del S e -
te de tu animación fuiste inmaculada: ¡qué
ñ o r , si fuere su voluntad, ar/ui se hace la peti-
predilección! ¡qué singularidad! ¡qué gloria!
ción, y que por tu medio consigamos la peni-
D e s d e entonees, en extremo pequeñita, esta-
teucía final, porque nuestras culpas no nos
bas llena de gracia v sabiduría, eras la mas
sepulten en el abismo, pues ese lugar terrible,
ORACION casa del eterno llanto y de la desesperación,
no puede ser para los que se acogen á tí, é
para todos los dias. interponiendo tus penas p r o c u r a n en la vida
no desmerecer tu p a & o c i n i o . A m é n .
Afligidísima María: presente tienes á la
DIA PRIMERO.
causa de tus penas y de la muerte de tu amado
H i j o Jesús: mis culpas han llenado de escán-
Póngase sobre el altar una vela encendida en
dalo al m u n d o , de llanto á los ángeles de par,
significación de
tu alma purísima de amargura, y de d o l o r el
amante corazon del hombre D i o s . Gemidora
LA FE DE MARIA SEÑORA.
T o r t o l i t a , cándída Paloma, Corderita mansa,
y dolorosa Madre mía: á tus plantas estoy lle-
Esa candela que aviva
no de pesae: y pues entiendes el idioma mudo
D e mí amor luciente llama-,
de los corazones, puédante mis suspiros, y re-
A tu fé, María, proclama,
cibe agradable los gemidos de mi alma: c o n -
Constante, ardorosa y viva.
fieso mi ceguedad y dureza; pero ya m e a r r e -
T u dignación la reciba
piento de un p r o c e d e r tan desagradecido é i m -
P o r q u e mi dicha se entable;
p í o , y en los días de esta novena y los que me
E iluminándome afable,
restau de vida, te acompañaré llorando tus
H a z que mi don sea p e r f e c t o ,
angustias y tus tormentos. Mis sentidos, p o -
Y que el corazon ó afecto
tencias, y toda mi alma se entregan á tí: á tí
A tas ojos sea agradable.
claman, y en mi muerte sean mi r e f u g i o tus
agudísimos dolores: p o r los mismos te r u e g o ,
CONSIDERACION.
ampares á mis bienhechores y enemigos; reme-
dies las necesidades de la iglesia: nos c o n f i r -
María Santa: c o m o escogida ab-eterno pa-
mes en tu verdadera devocion: alivies á las
ra digna Madre* de D i o s , en el primer instan-
almas del P u r g a t o r i o , y nos alcances del S e -
te de tu animación fuiste inmaculada: ¡qué
ñ o r , si fuere su voluntad, ar/ui se hace la peti-
predilección! ¡qué singularidad! ¡qué gloria!
ción, y que por tu medio consigamos la peni-
D e s d e entonees, en extremo pequeñita, esta-
íeucia final, porque nuestras culpas no nos
bas llena de gracia v sabiduría, eras la mas
grande criatura, y exceptuando á J e s u c r i s t o ,
veces he destrozado esa nupcial vestidura puc
la obra mas acabada que salió de la diestra del
adornaba á aii alma para las bodas c o n 1 el
Omnipotente. E r a tu i'é la mas iluminada, tu
C o r d e r o . T e suplico pues, humillado, que con
caridad la mas ardiente, y tu esperanza la mas-
nuevas culpas no la manche y menosprecie,
sólida; así tu amor penetró basta el cielo de
sino que con tu maternal amor hagas que la
los ciclos: lloró la ingratitud de los hombres,
conserve hasta el fin de mi vida, limpia, b r i -
. y atrajo del seno del Padre al suspirado <le las llante é inconsútil. A m é n .
gentes: puede decirse que ya eras dolorosa,
Aquí sigue para todos los dias el Soneto
porque creíste, p o r q u e esperabas el c u m p l í »
que está al fin.
mienlo de las profecías, el remedio del m u n d o ,
y no ignorabas que su L i b e r t a d o r lo seria p o r
medio de una muerte la mas ignominiosa y DIA SEGUNDO.
cruel. ¡Qué tormentos causaron tan duras ver-
Coloqúese en el altar un azafate de flores na-
dades en tu encendido corazon!
turales que signifique
Siete AVQ Marías.
SU OBEDIENCIA Y HUMILDAD.
ORACION.
Esas tan hermosos flores
Santísima S e ñ o r a : «4 competencia están tus
F r u t o s son de ollada tierra,
grandezas y mis miserias. Y o c o n c e b i d o en p e -
Q u e aunque despreciada, encierra
cado nací á este valle de lágrimas derramán-
R iqueza, virtud, "primores:
dolas, y luego tomé posesiou de los males y de
D e nuestra alma los amores
la muerte; mas los méritos del crucificado J e -
S e ñ o r a , á tí las aplican,
sús, por medio del bautismo, rompieron mis
P a e s tu hamildad significan:
Cadenas y fui borrado del negro padrón de los
R e c í b e l a s bondadosa,
prescitos. A u n mas o b r ó c o n m i g o su miseri-
D u l c e Madre dolorosa,
cordia: me vistió la candidísima estola de su
P o r q u e á tu h o n o r se dedican.
gracia; me previno auxilios suficientes y efica-
ces; me puso bajo tu amparo, constituyéndote
M a d r e de pecadores, y en su iglesia dejó v i n -
culados para mi remedio, admirables sacra-
mentos. P e r o ¡ó piadosa Madre mía! cuantas
os presentáis con señas de culpados? Gran Ma-
ría, con qué prudencia guardabas en tu p e c h o
CONSIDERACION.
los secretos del S e ñ o r ; y cuan humilde recibías
Obediente Maria: tú vas al templo á llenar c o m o nuevas las amargas predicciones del
la ley cumpliendo los preceptos del S e ñ o r : le P r o f e t a santo. Nada se te ocultó, ya habías
presentas la hostia viva, pura, santa, é inma- visto levantar la mano que hirió el rostro de
culada: él tesoro inestimable de los cielos, y J e s ú s con la mas afrentosa bofetadas los azotes
el holocausto matutino en quien tiene sus que descarnarían sus delicadísimas espaldas:
complacencias. S i m e ó n , viejo venerable, lo las espinas penetrantes de la corona: los g r u e -
ofrece c o n respetuosa alegría, c o n o c i e n d o al sos clavos: la cruz en que habia de espirar, y
R e d e n t o r : glorifica á su E t e r n o P a d r e con la lanza que rompería su costado. P o r estos
cánticos sublimes, y ya quiere morir en paz, recuerdos dolorosos que anticipó tu ciencia, y
p o r q u e 6us o j o s vieron la gloria de Israel y cjue tanto afligieron tu alma, te s u p l i c o , que
salud de todos los pueblos. Vuelvese á tí c o m - pues la virtud de la humildad fué el cimiento
Í u n g i d o y p r o f é t i c o , diciendo: ¡ó Madre de de tu elevación, castigue y o mi soberbia, p r o -
Mos! ¿ves al hermoso inocente niño que s o s - curando imitarte en lo posible, y cumpla c o n
tienen estos mis débiles y dichosos brazos? el consejo de J e s ú s , pues d i j o : que aprendié-
pues sabe, V i r g e u M a d r e , que sale á luz del semos de su Magestad á ser mansos y h u m i l -
mundo para que t o d o s lo gozen, si todos l o des de corazon. A m é n .
quieren; p e r o advierte: ¡qué d o l o r ! vendrá jEl Soneto.
tiempo en que será la piedra del escándalo,
lo detestará su pueblo escogido, y con p e r t i - DIA TERCERO.
naeia pedirá su muerte. Entonces á tu amante
corazon lo atravesará el cuchillo mas cruel. Hágase alcana oferta á Maria santísima, v. g.
Las siete Ave Marías. una moneda.

ORACION. SU L A R G U E Z A , SU B O N D A D .

Humildísima R e i n a : tú eres la sola V i r g e n C o m o á R e i n a liberal,


M a d r e , la toda limpia, antes, en el parto, y P o d e r o s a gran Maria,
despues del parto; mas el fruto de tu vientre U n tributo en. este dia
fué la santidad por esencia: pues ¿cómo ambos T e dona mi afecto leal:
14
E s un signo material jas donde recogerse: mas el H i j o de D i o s aun
Q u e la vanidad no vicia, no tuvo sobre qué reclinar su cabeza.
R e c í b e l o , pues, propicia, Las siete Ave Marías.
S i en pequeño manifiesta
Q u e ya nuestra alma detesta ORACION.
A la insaciable avaricia.
Madre amorosa: las criaturas te castigan
c o m o si fueses delincuente hija de A d á n : hu-
CONSIDERACION.
yes por los despoblados esperando de las fie-
ras la piedad que te niegan los hombres: aun
Maria Señora: cuantas riquezas te donaron el hielo y los vientos atormentan á tu amado
los reyes Magos, las distribuíste santamente, y .tierno niño; tiembla de f r i ó y llora c o m o
quedándote en Jerusalén la mas desconocida y verdedero hombre: humano s o c o r r o no lo t i e -
p o b r e para el m u n d o ; pero dueña de un t e s o - nes; con el f u e g o de tu amoroso y casto pecho
r o inapreciable, de tu J e s ú s hermoso, cuya l o refrigeras; ¿qué d o l o r ! ¡ O amor inmenso del
felicidad y grandeza admiraban los p r o p i o s H i j o de Maria, qué oficioso eres y qué e j e m -
cielos. E n t o n c e s fué cuando el rey I l e r o d c s , plar! A l e g r a o s en Dios, p o b r e s y desampara-
tan zeloso c o m o sangriento, procuraba p o r tu d o s , y nadie se queje de su Providencia. M i -
div ino infante, y Dios te ordena que huyas p a - rad al Criador mismo afligido p o r aquellos á
ra E g i p t o : partes á media n o c h e , venerando quienes dió el ser: el h o m b r e , el hombre i n -
sus disposiciones, pues estaba en su querer g r a t o asecha su vida, y lo persigue de muerte.
trasportaros milagrosamente; mas no quiso A s í caminan angustiados el H i j o mas i n o c e n -
trastornar el orden natural, y sí quería que te, el E s p o s o mas fiel, y la M a d r e mas pura y
tan luego practicases virtudes grandes para delicada. P o r tan penoso viage te pedimos,
nuestra enseñanza. Caminas, pues, llegas á la S e ñ o r a , que despreciando l o terreno, v sien-
ciudad de Gaza, y atraviesas por sesenta l e - do tu pobreza el modelo mas digno, nunca se
guas, arenosos desiertos, con trabajos i n d e c i - apodere de nuestro corazon el vicio de la ava-
bles y aun sin el necesario sustento. Hom- ricia, y solo seamos solícitos por las riquezas
b r e s , que amais la vanidad y el fausto: v e d a la celestiales. A m é n .
familia mas santa, p o b r e , sin abrigo, y des- El Soneto.
c o n s o l a d a : y sabed para vuestra c o n f u s i o n ,
que las aves tienen nidos; y cuevas las v u l p e -
/o zaoooo
á cara al sol de justicia Jesús, en tu amor no
DIA CUARTO. cabia descuido ni desentendimiento. Pero
cuán intenso fué tu d o l o r , cuando en el lugar
Ofrézcase en un cristal una azucena. que debias unirte con tu amado H i j o , no lo
hallaste, y preguntabas á J o s é p o r la L u z de
Y LO CASTA EL ALMA ADORA. tus o j o s , p o r el E n c a n t o dulcísimo de tu c o r a -
z o n . L o s ángeles que te acompañaban c a l l a -
Esa azucena, que hermosa r o n , no podían consolarte, y aun 6e te negó
E n limpio cristal campea, saber donde podrías recobrarle. T u p r u d e n -
Da de tu pureza idea cia y humildad te martirizaron 6obre toda
Cándida, recta, olorosa. ponderación; y fué tu d o l o r tan agudo y sin
¡ O dulce Maria graciosa medida, p o r q u e atribuíste la pérdida de tu
Sin la culpa concebida! amoroso N i ñ o á tu demérito y negligencia.
H o y mi devocion convida
Las siete Ave Alarias.
Y te obsequia reverente;
Si eres del Omnipotente ORACION.
L a sola, santa y queridad.
A m a b l e Maria: p o r tres días buscaste á tu
querido, J e s ú s en los caminos y en el p o b l a d o ,
CONSIDERACION. preguntando á todos, llena de amargura, c o m o
allá la esposa en los cantares: H i j a s de J e r u -
Prudentisima Maria: p o r el gran concurso
salén, ¿habéis visto á mi amado? no le e n c u e n -
que en Jerusalén celebraba la Pascua, pedia
tro: ¡ay de roí! dadme flores, p o r q u e su f r a -
la decencia que los hombres se separasen de
gancia refrigere las angustias de mi corazon.
las mugeres: y tú debías consolidar una c o s -
¡ Y a desfallezco.' ¡yo muero de amor! ¡Se ha
tumbre ú orden tan honesta, porque eras p u -
ausentado de mis ojos! ¡no merezco y o su ama-
rísima y la digna Madre del amor hermoso.
ble compañía! ¿Qué haré? ¡oh! si le viereis, d e -
P o r esta razón tú consideraste el que J e s ú s
cidle: <[ue es mi dulce amor: que ¿por qué lo
acompañaba á tu fidelísimo E s p o s o J o s é ; pero
ha hecho así con esta su humilde esclava, c o n
.sobre t o d o , p u d o ocultarse de tí el santo N i -
esta su afligida Madre? que al fin lo soy y
ño, porque él mismo lo dispuso así con sábia
tengo derecho para buscar á la vida de mí a l -
y particular providencia: pues siendo tú el
ma. Si no lo conocéis, sabed sus señas: es su
indefectible amante Girasol que miraba cara
rostro blanco, así c o m o él lirio que se señorea
en los valles, y rubicundo c o m o el apacible c o -
l o r i d o de la rosa: son sus o j o s c o m o los de las CONSIDERACION.
inocentes palomas, y por sus labios se d e r r a -
man las dulzuras: es hermosísimo: es escogido M a r í a , r e f u g i o nuestro: hubo tiempo en el
entre millares. A s í te lamentabas, S e ñ o r a : y q u e irritado D i o s sofocó c o n un diluvio de
p o r este d o l o r te p i d o , que el enemigo d o m é s - aguas, el que de culpas inundaba toda la t i e r -
t i c o de mi carne, ya no triunfe de mí, p o r q u e ra: pereció t o l o viviente, y p o r una familia
no agravie á tu í í i j o santo, ni á tu pureza: preservada renace otra vez el mundo: miró
q u e huya de comunicaciones opuestas á la h o - piadoso la poscrita prole de A d á n , y aunque
nestidad, porque no pierda á Dios: y que no era el L e ó n de J u d á y D i o s de las venganzas,
le desagraden mis obras, palabras y pensa- tenia presentes sus promesas, le podían los
mientos. A m é n . clamores de los justos, y se complació, p o r -
El Soneto, q u e no era ya tan distante el tiempo en que
su U n i g é n i t o , manso c o r d e r i t o , quitaría los
DIA QUINTO. pecados de los hombres, y destruiría, murien-
d o , el imperio de la muerte. N a c i ó Jesús, lo
Hoy se ofrece en una toballa una corona de es- goza el mundo treinta y tres años: y llegada
pinas que signifique su hora, esto es, la de entregarse á los t o r m e n -
tos, se despide de tí para sufrirlos, quiere ta
SU PACIENCIA VENCEDORA. bendición, y que con la voluntad del P a d r e
E t e r n o y la suya, te unas, para que se verifi-
A l m a mía: p o r que definas que la humana redención. ¡ O Madre! ¿que
A tu Reina dolorosa, nosotros los redimidos á tanto costo y con tan-
O f r é c e l e lastimosa to amor, seamos tan desagradecidos á un P a -
Esa corona de espinas: dre D i o s tan bueno, á un Jesús crucificado
Mas si pintar determinas tan paciente, y á tí, V i r g e n la mas dolorosa?
Cuánto fué su sufrimiento, Para ponderar esta dignación y tan acrisola-
N o cabe en entendimiento: do ardiente amor, no hay palabras: ¿y se ha-
«Jamás Marra se inmutó, llarán las que puedan espresar nuestra c r i m i -
A n t e s al Señor pidió nal ingratitud?
P o r quien causó su tormento. Las siete Ave Marías.
ORACION.
DIA SEXTO.

A d m i r a b l e María: al Unigénito del P a d r e , Un vaso de agua que signifique


impasible y divino, tú lo vestiste de carne
mortal, y c o m o su verdadera Madre (mas que SU T E M P L A N Z A SINGULAR.
todas las'mugeres lo son de sus bijos) lo o f r e -
ces para que espie los delitos de un mundo: T u gustar no fué esquisito,
grande oblacion que al E t e r n o se reservó el N i deleitosas bebidas
valuarla, pues eras tú la sola pura criatura, que F u e r o n de tí apetecidas:
conocía en alto grado la inocencia de «Jesús, A g e n a eras de delito.
la gravedad de la culpa, y que podías* con el T ú abstinencia solicito
mas agudo d o l o r , comparar cstremos tan Que esa oferta represente,
opuestos y distantes. ¡ O miseria de los h o m - P o r q u e frugal y prudente
bres, decías, causa de una pasión tan cruel! F u é tan sábia tu templanza,
A g r a d e c e d la, mortales, lloradla, y aprovechaos Que el alma alimento afianza,
de su infinito precio. S í , dolorosa M a d r e ; Y al c u e r p o lo conveniente.
disfrutemos tanto mérito, dadnos c o m p u n -
c i ó n , lágrimas, y un íntimo sentimiento p o r
los dolores de J e s ú s ; y te suplicamos p o r los CONSIDERACION.
que padeció tu alma, cuando tu H i j o inocentí-
simo se despidió de tí para ir á padecer y dar
su vida por nosotros, que aprendamos de tu
¡ O Reina de los mártires, adolorida Madre
conformidad y de tu amor para con aquellos
mia! tú no viste azotar materialmente al i n -
que se prevenían á azotarlo, mofarlo y c r u c i -
culpable J e s ú s , pero sí l o mirabas de un m o -
ficarlo, á perdonar á quieu nos ofendiere; y
d o milagroso, á la manera que sentías en tu
no sea nuestro corazon c o m o el de las fieras,
c u e r p o todos »us tormentos y dolores, c o m o
siempre pronto á la ira y á la venganza; sino
sí en realidad fueses herida y crucificada;
que imitando tu mansedumbre, nos esperi-
pues en tí, p o r q u e eras singularísima en t o d o ,
inente el p r ó j i m o pacientes y sufridos. A m é n .
o b r ó el S e ñ o r imponderables maravillas. P a ^
El Soneto.
ra azotar, pues, al inocente H i j o t u y o , p r e v i -
no la infernal malicia de los j u d í o s seis s a y o -
nes robustos, impíos, sanguinarios, y de unas que cae desmayado en un lago de saagre: y
costumbres depravadas, los que obrando c o - q u e . . . . P e r o V i r g e n santa, Muger fuerte,
mo de o c u e r d o con todo el abismo, quítanle dolorosisima Madre: no ofenda yo este paso
la vestidura blanca que p o r escarnio mandó lastimoso y sangriento queriendo pintar y pre-
ponerle H e r o d e s , y significaba en realidad su. sentar á los hombres con tan- culpable serení-
inocencia; le arrancan Ja túnica que le labra- dad y tan toscamente. Sangre del C o r d e r o
ron tus virginales manos cuando pequeño., y J e s ú s , derramada por mí con tanto amor, la-
crecía con su Magestad: y expusieron desnu- va á mi alma, sánala c o m o unguentg saluda-
d o ante un rabioso concurso al purísimo, al ble: bastará una sola gota para hacerme feliz,
hermosísimo J e s ú s . L o atan fuertemente á y aun para que lo fuese t o d o el mundo. I m p é -
una columna, y variando de crueles instru- trala, Maria, para aquellos que se duelen c o n -
mentos, y remudándose los seis verdugos, d e s - t i g o , apreciando tormento tan afrentoso; y
cargaron innumerables azotes en todo su c u e r - pues á padecer tan cruel, añadió mi amable
p o delicadísimo, p e r o en particular .sobre s u * J e s ú s la falta de alimento, y la sobra de sed,
espaldas sacrosantas, con tanta sevicia y dia- sustentándose c o n dolores y hieles amargas:
bólica furia, que los huesos se descubrían p o r y o te ruego que castigues mí gula, sea mi
vanas partes. ¡ O que afrenta, qué crueldad y manjar el P a n de los A n g e l e s , y apague mi
que d o l o r ! 3 sed en las perennes fuentes del Salvador.
Amén.
Las siete Ave Martas.
El Soneto.
ORACION.
DIA SEPTIMO.
Afligida Sen orar yo no debía proferir I »
hereza c o n que azotaron á tu amado Jesús, Ofrézcase azeite en una lámpara,
sin que aprensado mi corazon no fluyera mi que signifique
alma p o r los ojos con el mas d o l o r o s o Uantor
y el eiuonces seria el mas adecuado estilo c o n SU A M O R PURO Y EJEMPLAR.
que podría esplicar mi sentimiento p o r este
tu d o l o r incomparable. P o r q u e ver atadas las C o n qué bella propiedad
liberales manos del T o d o p o d e r o s o : que l o El ó l e o y luz simbolizan
azotan hasta en su rostro adorable: mirar p o r L o s amores que te hechizan,
los suelos retazos de su carne sagrada: v e r l o Y tu eximia caridad.
2 4
E n D i o s viviste, es verdad, te corazon lo reservó el Señor: y lo injuriosa
Y en tu alma el S e ñ o r vivia; que fué á Jesucristo esta penetrante herida.
P e r o tu amor descendía Siete Ave Maria.
A l hombre con p r o p o r c i o n ,
P u e s siempre tu corazon ORACION.
En divino f u e g o ardía.
Angustiada Señora: luego que desclavan á
tu difunto H i j o , lo recibes amorosa y descono-
CONSIDERACION.
ces aquel perfectisimo cuerpo que f o r m ó el
E s p í r i t u Santo. N o eran ya sus o j o s brillan-
D o l o r o s a María, J e s ú s está muerto, consu* tes: quebrados estaban y amortecidos: cárde-
mado nuestro rescate, y el Padre D i o s c o p i o - nos y silenciosos sus ribicundos lábios: sus
samente sativsfecho. J u d í o s ingratos: ya e s - manos y pies con taladros crueles: su costa-
tán c u m p l i d o s los deseos de vuestra ferocidad d o , con uua ancha y profunda herida a b i e r -
y perfidia. ¡Fariseos hipócritas, impíos E s c r i - to atrozmente: fuera de su lugar los huesos,
bas: ya habéis saciado vuestra infernal e n v i - y sin que tuviese parte alguna donde no mira-
dia! ¡ E l U n g i d o del Señor pendiente de un ses un azote, ó una contusion, ó una lastimosa
infame patíbulo, ya no tiene movimiento, está herida. ¡Muerte inecsorable! tú no tenias j u -
sin alma! ¡ E l trastorno de la naturaleza c o n - risdicción sobre Jesús y Maria; pero ambos
firma que padece su A u t o r ! ¡una obscuridad fueron víctimas del amor. ¡ O martirizadas
espantosa circunda toda la tierra! ¡ya no son inocencias, cuanto os debemos los pecadores!
insensibles los peñazcos! el velo misterioso del F e l i c e s de nosotros si nos aprovechamos de
templo se rasgó en dos partes; y muchos s e - una pasión tan copiosa, y no desmerecemos
pulcros se a b r i e r o n , c o m o ofreciéndose para tanta predilección. T e suplicamos, atribulada
depositar su c u e r p o sacrosanto. C o n tantos Maria, por el d o l o r que sufriste cuando estre-
p r o d i g i o s , aun permanecían ciegas la incredu- chabas en tus brazos á Jesús muerto, que no
lidad y la obstinación: un soldado, (Señora, tú nos d e b o r e la envidia, c o n muerte de nuestras
l o viste y J u a n dió testimonio de esta verdad) almas; sino que alegres p o r el bien del p r ó j i -
un soldado empleó c o n la sevicia mas cruel su m o , aun p r o c u r e m o s su temporal y eterna f e -
dura lanza en el Costado de J e s ú s difunto. licidad. A m é n .
A n g e l e s del c í e l o : ponderad si podéis el s u - El Soneto.
m o d o l o r de Maria; pues para solo su aman-
nos puede: es muy cruel nuestra ingratitud,
DIA OCTAVO. somos insensibles. P o r lo menos, S e ñ o r a ,
p e c o hace que tenias el d o l o r o s o consuelo de
Póngase visible un panal don le. las anteriores abrigar en tu seno al cárdeno deshojado lirio
insignias, que signifique de tu Jesús: eou tus lágrimas humedecías su
cuajada sangre, la limpiabas reverente, y o s -
SU E S P I R I T U A L DILIGENCIA. chLibas afectuosa las herí las de aquel d e s t r o -
zado cadavcr; pero ahora ese l ó b r e g o s e p u l -
M i alma, Señora, te ofrece c r o te lo ha usurpado, y santamente avariento
L a dulce obra de la aveja, con tal tesoro, desea también poseer el de tu
Que diligente, bosqueja d o l o r i d o corazon: y asi fué, Señora, tú vuel-
L a v i r t u d que te engrandece. ves casi sin alma ácia Jerusnlén, y te recoges
T u continuo obrar esprese á llorar tu tristísima soledad.
L a reptil} lica volante, Las siete Ave 31 arias.
T a n benéfica y constante:
P a e s c o n vida prodigiosa ORACION.
Fuiste santa y laboriosa
Desde tu primer instante. Desconsolada Señora, 1 W a s t e á Jerusaíén:
tus pasos trémulos, tu palidez y tu silencioso
CONSIDERACION. llanto, te daban á c o n o c e r por María, la tris-
te Madre del que llamaban infame crucifica-
Tristísima María: desde esa piedra en que d o : y c o m o estabas tan lastimosa, era tanta tu
estás sentada, y simboliza tu constancia en el modestia, tu presencia tan atractiva, y eras s o -
padecer y la dureza de mi corazon, tú convidas bre todo amabilísima, nadie podia contener sus
á los que viven en amargura, para que la lágrimas al mirarte tan llena de amarguras.
contrapesen con tus penas, y confiesen que no Entras á la casa del Cenáculo, y luego se
hay d o l o r que iguale á tu d o l o r . C o n razón te inundó de llanto, de gemidos, de d o l o r : e n -
quejas de que no hay quien te consuele: o i - tonces vuelves los ojos á tu triste compañía,
mos tus tiernos sollozos; tus modestos g e m i - diciendo J u a n , discípulo el mas amado de
dos: miramos los dos raudales de lágrimas Jesús, ¿dónde está tu divino Maestro? A m a n -
que eorren por tus pálidas megillas, y que es- te Magdalena, ¿quién le separó de tu q u e r i -
tás sola y totalmente desamparada; y nada do? Mugcrés piadosas y parientas mías, ¿qué
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desamparo es el nuestro? Y a murió mi H i j o , Que se acabe le desamor
•pero con qué crueldad! hurlado, sediento, Y en mi pecho esté clavada:
c o r o n a d o de espina?, azotado con la mayor «Justo es muera con espada
dureza, y clavado en una cruz enmedio de dos Quien emplea en tí su r i g o r .
ladrones-, nadie lo asistía, se le negó todo a l i -
v i o , ni y o , triste de m í , pude s o c o r r e r l o . ¡ O CONSIDERACION.
hijo m í o dulcísimo! ¡ya estás enterrado, y ni
aun de lejos p u e d o ver el lugar de tu s e p u l - Atormentada Maria: aunque siempre f u i s -
tura! desamparada Maria: por esta tu soledad te doiorosa. Jerusalén en sus palacios, calles
tan acerba, te pedimos, no seamos perezosos, y montes, te ofrecía motivos de pena inesciv
y que este vicio no nos prive de acompañarte; sable: aquellos lugares santos donde Jesús
núes si nó apreciamos tus tormentos y los de padeció algún tormento particular, tú los v i -
•Jesús, sobre la desgracia de ser pecadores, se sitabas contemplativa, reverente y fervorosa,
añadirá la infelicidad de ser ingratos: y la regándolos con tus preciosas lágrimas; y esto
consecuencia de tanto mal, es terrible: no sea f u é propiamente cimentar el ejercicio del
así, por tus dolores y soledad. Via-Crucis, que asi es de santo y recomenda-
El Sonetu. b l e . E n la calle de la amargura, mirabas al
C o r d e r o Jesús cargando la leña para ser el
DIA NOVENO. holocausto mas sangriento: en el balcón de la
casa de Pilatos, no *cra hombre el que este
Será la insignia una daga. juez inicuo mostró al p u e b l o , sino el o p r o b i o
de todos, el gusano mas despreciable: y en el
Y SU P A S I O N E INOCENCIA monte Calvario lo admirabas, sí, p e r o fijo y
levantado en una cruz, así c o m o la serpiente
DEBE EL MUNDO CELEBRA!!. en el desierto, para salud universal. J?ero á
estas y otras memorias amargas que afligían
Esa daga tan sangrienta tu corazon, sobresalía el sentimiento, de que
H o y c o m p u n g i d o te o f r e z c o , n o s o t r o s , los que nos llamamos fieles cristia-
Q u e aunque verte no merezco nos, y decimos ser tus devotos, olvidaríamos
T u grande piedad me alienta. tantas finezas de Jesús: finezas prodigiosas:
A g u d a y muy cruel presenta finezas no merecidas: desahogos de su amor y
L o acerbo de tu d o l o r : de un precio inestimable. ¡O ingratitud la
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desamparo es el nuestro? Y a murió mi H i j o , Que se acabe le desamor
•pero con qué crueldad! hurlado, sediento, Y en mi p e c h o esté clavada:
c o r o n a d o de espina?, azotado con la mayor «Justo es muera con espada
dureza, y clavado en una cruz enmedio de dos Quien emplea en tí su r i g o r .
ladrones-, nadie lo asistía, se le negó todo a l i -
v i o , ni y o , triste de m í , pude s o c o r r e r l o . ¡ O CONSIDERACION.
hijo m í o dulcísimo! ¡ya estás enterrado, y ni
aun de lejos p u e d o ver el lugar de tu s e p u l - Atormentada María: aunque siempre f u i s -
tura! desamparada María: por esta tu soledad te dolorosa. Jerusalén en sus palacios, calles
tan acerba, te pedimos, no seamos perezosos, y montes, te ofrecia motivos de pena inesciv
y que este vicio no nos prive de acompañarte; sable: aquellos lugares santos donde Jesús
núes si nó apreciamos tus tormentos y los de padeció algún tormento particular, tú los v i -
•Jesús, sobre la desgracia de ser pecadores, se sitabas contemplativa, reverente y fervorosa,
añadirá la infelicidad de ser ingratos: y la regándolos con tus preciosas lágrimas; y esto
consecuencia de tanto mal, es terrible: no sea f u é propiamente cimentar el ejercicio del
así, por tus dolores y soledad. Via-Crucis, que asi es de santo y recomenda-
El Sonetu. b l e . E n la calle de la amargura, mirabas al
C o r d e r o Jesús cargando la leña para ser el
DIA NOVENO. holocausto mas sangriento: en el balcón de la
casa de Pilatos, no *cra hombre el que este
Será la insignia una daga. j u e z inicuo mostró al p u e b l o , sino el o p r o b i o
de todos, el gusano mas despreciable: y en el
Y SU P A S I O N E INOCENCIA monte Calvario lo admirabas, sí, p e r o fijo y
levantado en una cruz, así c o m o la serpiente
DEBE EL MUNDO CELEBRAR. en el desierto, para salud universal. J?ero á
estas y otras memorias amargas que afligían
Esa daga tan sangrienta tu corazon, sobresalía el sentimiento, de que
H o y c o m p u n g i d o te o f r e z c o , n o s o t r o s , los que nos llamamos fieles cristia-
Q u e aunque verte no merezco nos, y decimos ser tus devotos, olvidaríamos
T u grande piedad me alienta. tantas finezas de Jesús: finezas prodigiosas:
A g u d a y muy cruel presenta finezas no merecidas: desahogos de su amor y
L o acerbo de tu d o l o r : de un precio inestimable. ¡O ingratitud la
mas torpe! ¡ O necedad la mas maligna v d e - configúralos, entonces sí que se semejarán al
prabada! t u y o , traspasado de una daga, y al de Jesús
Las siete Ave Marías. circundado de espinas y ocupado o o n una
cruz afrentosa, y p o d r e m o s esperar nos c o n -
ORACION cedas lo que te hemos pedido ea esta noveua
en gloria de Dios, felicidad nuestra, y des-
D e v o t o ? de María: démosle consuelo, c o m o agravio de tus dolores. A m é n .
a nuestra Madre, y cuítos c o m o á Santísima:
compadezcamos sus penas v congojas, y espe- SONETO
remos su protección y favores. ¡ P e r o ay de
nosotros, Señora! venimos á implorar tu p i e - que se ha de decir todos los días.
dad, á lastimarnos de tus dolores, á pedirte
beneficios: y el estar hincados nos incomoda, Si sin consuelo en tu penar te miro
si la oraciou no es breve, nos cansa: «ios fin- A l pié de ese ofrentoso duro leño,
gimos ocupaciones importantes, v ya estamos D o n d e mi R e d e n t o r , mi dulce D u e ñ o ,
ansiosos p o r alejarnos de tu amable presencia. Pendiente exhala su último suspiro:
¡Que desgracia! Nuestra confianza es tan v a - j S u amor, mi culpa, tu piedad admiro!
na, que presuntuosos creemos nos bastan cua- ¡ \ será justo, me miréis con ceño
tro palabras, dichas con solo la boca, bagas y fei olvidar pena tanta es el empeño,
sin alma, para que en el pronto nos oi.'as y Y de tí desgraciado me retiro?
nuestra petieion sea despachada. ¡Qué satis- Mas baste ya, benéfica Maria:
facción tan infeliz! ¿ Y nuestra devocion? S e A l mundo me entregaron mis antojos:
reduce á estérioridades, en nada nos m e j o r a , ¡ P e r o cuánto le pesa al alma mía!
y con culpas renovamos tus dolores v la Muera la culpa, no haya mas enojos,
muerte de Jesús, procediendo tan estúpi- Que mis lágrimas corran á porfía,
d o s , que en una propia ara incensamos á D i o s Y fuentes de d o l o r serán mis ojos.
v al mundo. ¡ Q u é mistura tan delincuente!
Q u e no sea así, Madre mía: haz que el f u e g o
de tu amor encienda en nuestros férreos c o r a - L A Ü S DE O.
zones, porque se ablanden, con el martillo de
los trabajos sufridos con paciencia; lábralos
con 3a necesaria mortificación de los sentidos.
El Illuio. y limo. Sr. D. fr. José María
de Jesús lielaunzarán, dignísimo Obispo de
Montcrcy, por sí, y per la hermandad que tie-
ne con otros Jllmos. Sres. Obispos, concede
200 días de indulgencia por cada palabra de
las contenidas en esta Novena, á todas las per-
sonas de uno y otro sexo, que devotamente la
practicaren.

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