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APOCALIPSIS
Un primer contacto con el Apocalipsis nos deja una doble impresión: por un
lado se le reconoce un gran poder de fascinación: la capacidad de involucrar al
lector en su trama, la simbología que le da un sentido de universalidad y
atemporalidad, la extraordinaria capacidad descriptiva (que ha inspirado distintas
ramas del arte) etc; por otro lado produce un sentimiento de vértigo: nos
encontramos con imágenes atrevidas y complicadas, un lenguaje metafórico y
simbólico que no siempre es comprensible, etc. Esta sensación de fascinación y
vértigo la encontró ya en la Antigüedad Dionisio de Alejandría (cf., Eusebio de
Cesarea, Historia Eclesiástica, 7, 24,7).
1.1. El nombre
El nombre del libro ha sido tomado precisamente del término griego con el
que inicia el texto sagrado:
Una contradicción a esta visión pesimista del libro la encontramos en una sutil
inclusión entre Ap 1,3 y Ap 22,7 en donde hayamos una bienaventuranza o
bendición a quien lea y guarde el contenido del mismo:
Ap 1,3: «Dichoso el que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía
y guarden lo escrito en ella, porque el Tiempo está cerca ».
1
R. BROWN , Introducción al Nuevo Testamento, II, 995.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 4
Por tanto, con esta poca información, podemos concluir que el objetivo de
primordial del libro es de llenar de esperanza a todo cristiano comprometido 3; en
este sentido «aparece claro que el Apocalipsis es un libro de resistencia cristiana,
escrito por un hombre profundamente creyente, un profeta (cf., 22,9-10; 1,3), que
quiere ayudar a sus comunidades a superar la crisis religiosa que provoca en los
cristianos la persecución que están sufriendo, con su libro, el autor no sólo quiere
ayudarles a interpretar la historia que les ha tocado vivir, sino contribuir también
a transformar esta historia para que responda al proyecto del Dios de la Alianza y
Padre de nuestro Señor Jesucristo»4.
2
H. BALZ, «Vapokalu,ptw», en DENT, I, 395.
3
Cf., J. LÓPEZ, Conversaciones con Juan, el vidente de Patmos, 27. El Padre Javier
López, sacerdote Jesuita de origen cubano, presenta en esta obra de fácil acceso a manera de
entrevista periodística una conversación ficticia entre Juan y un periodista en donde se tratan
los temas fundamentales del Apocalipsis.
4
X. ALEGRE, El Apocalipsis de Juan, 214.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 5
5
El Padre U. Vanni hace una pequeña síntesis descriptiva de cada uno de éstos libros y de
otros de la literatura apocalíptica en U. VANNI, «Apocalíptica», NDTB, 133-137.
6
No todas las características aparecen siempre juntas ni en el mismo nivel; La explicación
detallada de las características siguientes las podemos encontrar en: J. M. ASURMENDI,
«Daniel y la Apocalíptica»; en AA. VV., Historia, Narrativa, Apocalíptica, Introducción al
Estudio de la Biblia, Estela 2000, 531-538. (Obra ya estudiada en Antiguo Testamento).
7
G. von RAD, La Sabiduría en Israel, 329.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 6
Por su parte el P. U. Vanni describe este género con las siguientes palabras:
a. El autor define su obra como una profecía (Ap 1,3; 22,7.19) y se designa
a sí mismo como profeta (Ap 10,11; 22,6.9).
9
X. ALEGRE, «El Apocalipsis de Juan»; en J. TUÑI – X. ALEGRE, Escritos joánicos y
cartas católicas, Introducción al estudio de la Biblia, 282.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 8
b. Siente que tiene una misión que lo coloca en la línea de los grandes
profetas del Antiguo Testamento y lo lleva en su libro a un contacto
continuado con un grupo de oyentes a los que exhorta con urgencia.
3. La estructura
10
Cf., X. ALEGRE,«El Apocalipsis de Juan», 243.
11
Cf. U. VANNI, Apocalipsis, 11.
12
P. PRIGENT, L’Apocalypsis de Saint Jean, Paris 1988, 223: citado así por X. ALEGRE,
El Apocalipsis de San Juan, 243.
13
X. ALEGRE, «El Apocalipsis de San Juan», 244.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 9
- Prólogo: 1,1-3
6. El Simbolismo en el Apocalipsis23
26
U. VANNI, L’Apocalisse, ermeneutica, esegesi teologica, 40.
27
U. VANNI, «apocalíptica», NDTB, 139.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 15
II. El texto
1. El prólogo: Ap 1,1-3
Esta revelación aparece como dada por Dios al mismo Jesucristo con el
objetivo de que Éste a su vez la de a sus siervos, en donde siervos identifica
a los profetas (Cf., 10,7; 11,18; 22,6).
revelación alcanza eficazmente a cada uno de los cristianos a los que está
destinada»32:
Este v. 3 plantea el mensaje como «cosas del futuro» que tienen relevancia en
el presente (lea, escuche y guarde) porque la consumación del plan de Dios se ve
cerca sin que se determinen exactamente fechas.
Esta sección comienza con una fórmula de inicio o saludo (1,4-5ª) como si las
siete cartas formaran parte de una composición más amplia, como si todo el
mensaje siguiente se presentara como una «carta profética a toda la Iglesia»33.
El remitente es Juan y los destinatarios son las siete iglesias de Asia que
representan, por el simbolismo del número siete, la totalidad de la comunidad
eclesial.
En el saludo encontramos los elementos típicos de los saludos
neotestamentarios: ca,rij u`mi/n kai. eivrh,nh /, gracia a vosotros y paz (cf.,
Gal 1,3; 1Cor 1,3; 2Cor 1,2; Rom 1,7; Flp 1,2; Flm 3).
32
U. VANNI, Apocalipsis, 31.
33
X. PIKAZA, El Apocalipsis, 37..
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Para Pablo la «gracia y la paz» vienen de Dios y de Jesucristo, que son fuente
doble de la misma salvación; para el Apocalipsis este elemento se presenta con
una fórmula triádica que encontraremos en casi todo el libro; se inicia con un
título que es fruto de la reflexión de Ex 3,14 en donde aparece Dios como «Yo
soy el que soy » (evgw, eivmi o` w;n, en la versión griega de los LXX).
El Apocalipsis añade a la fórmula «el que es», la expresión «el que era y el
que va de venir» con lo cual se indica que, desde el presente (es) Dios llena el
pasado (era) y el futuro (vendrá)34.
La mención de los «siete espíritus» para algunos parece responder al deseo del
autor de rodear a Dios de una corte al estilo de los reyes orientales; sin embargo
podemos encontrar una referencia al Espíritu divino 35 (Tercera persona de la
Trinidad) expresado como la acción múltiple y unitaria de Dios, como poder
perfecto (siete).
A Jesucristo se le describe con tres títulos que nos dan una síntesis de la fe en
Jesucristo muerto, resucitado y exaltado:
34
Para X. PIKAZA el cambio de verbo para el futuro (venir en lugar de ser indica que el
futuro de Dios está en su venida o adviento; Apocalipsis, 37.
35
F. CONTRERAS ha destacado el trasfondo trinitario de 1,4: los siete espíritus del
Apocalipsis no son seres infradivinos, ángeles servidores o arcángeles supremos sino el único
Espíritu Santo, vinculado al Padre y al Hijo en audaz y hermosa fórmula trinitaria, El Espíritu
en el Libro del Apocalipsis, Koinonía 28, Salamanca 1987.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 19
a. 2 La respuesta de la comunidad:
autor de todo lo que existe. Éste es el término favorito del Ap (9x; solo una más
en el NT: 2Co 6,18) y se convertirá más tarde en un vocablo tradicional de la
iglesia bizantina para indicar al Cristo entronizado, mayestático y omnipotente:
nada ni nadie impedirá la victoria de Dios y de su Cristo.
b. 1 La presentación:
El visionario se ubica en Patmos, una pequeña isla en el mar Egeo, que los
romanos empleaban para desterrar a disidentes y rebeldes, al oeste de Éfeso; allí
sufre por la Palabra y por el testimonio de Cristo, el gran testigo.
En el v. 10 se nos indica que la visión tiene lugar en el día de Señor, día en que
se puede sentir mejor la comunión con los hermanos y día en que se celebra el
señorío de Cristo; en ese día especial Juan experimentó, como todo apocalíptico,
la Trascendencia de Dios y no tubo más remedio que explicarla a través de
comparaciones. «Parece que Juan añora desde el exilio la presencia de las
comunidades cristianas que, un día como éste, se reúnen a cantar y recrear las
Escrituras. Desde su misma soledad, se siente vinculado a sus cristianos en
espíritu, es decir en experiencia de Dios»38.
b.2 La visión
Ap 1,17-20: Con una reacción típica de las teofanías del AT el vidente teme:
aparece Dios y el humano tiembla, pero en el NT la cercanía de Dios no mata
sino que salva.
39
U. VANNI, Apocalipsis, 32.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 23
Las cartas a las siete Iglesias están todas construidas con un esquema literario
refinado: dirección, auto presentación de Cristo, juicio sobre cada una de las
Iglesias con una valoración de los elementos positivos y negativos (conozco tus
obras), una exhortación o llamada a la conversión, una exhortación general a la
escucha, y una promesa de un don con perspectivas escatológicas (ver anexo 1).
En las siete cartas el que siempre habla es Cristo, que habla en primera
persona. Se dirige a la Iglesia, la juzga y purifica con sus palabras, ocupándose
de su vida interna (ad intra). Cada carta inicia con la fórmula clásica: esto dice el
que…recuerda la fórmula del Antiguo Testamento: Así habla Yahvé y que
«confiere a las palabras de Cristo el mismo nivel de importancia y el mismo tono
profético oracular de la palabra de Dios» 40 . Juan presenta a Cristo «con un
precioso compendio de cristología poética, sapiencial y profética» 41 (ver anexo
2).
40
U. VANNI, L’Apocalisse, 142.
41
X. PIKAZA, Apocalipsis, 58.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 24
Las cartas van dirigidas a siete Iglesias que se encuentran en siete ciudades
situadas en Asia Menor; están enumeradas en un orden que sugieren una ruta
circular para el portador de las cartas. Comienza por Éfeso, va luego hacia el
norte pasando por Esmirna; luego se dirige al Sudeste y, finalmente después de
pasar por Laodicea, retorna a Éfeso; algunos sostuvieron la existencia de una
carretera romana pero hoy por hoy los arqueólogos no han encontrado ningún
rastro de dicha carretera; lo único que podemos afirmar es que es un recorrido
perfectamente realizable por la persona encargada de portar el mensaje (ver
anexo 3).
Éfeso era una de las ciudades más importantes de Asia (metrópoli política y
comercial) fundada en el 1100 a. C. por Androclo, hijo de Crodos, rey de Atenas
según la leyenda oficial de la ciudad (hoy Aklindir en Turquía); estaba en la
desembocadura del río küçük Menderes (antiguo Caistro); en el 283 a. C.
Lisímaco, uno de los sucesores de Alejandro Magno conquista la ciudad y la
traslada a otro sitio para evitar las epidemias; es entonces cuando Éfeso se
convierte en una de las ciudades más ricas e importantes. A partir del 190 a.C.
pasa a depender del imperio Romano y a partir de la época de Augusto (63 a.C.-
19 d.C.) se construyen las obras arquitectónicas más importantes43 . Era el centro
del culto a Artemisa o Diana, diosa de la fecundidad (cf., Hch 19,23-40); en la
ciudad se encontraba un gran templo a esta diosa, una de las siete maravillas del
mundo antiguo que había sido edificado en un antiguo bosque sagrado y el
contorno del bosque era un lugar de asilo.
42
R. BROWN, Introducción al Nuevo Testamento, 2, 1006.
43
Cf., el sitio web: www.deviajes.net/turquia/ efeso.htm
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 25
44
Aunque la posibilidad de que se trate del obispo ha sido criticada por muchos, sin
embargo en la época del Apocalipsis ya la Iglesia tiene una estructura compleja pero definida
en donde el Obispo ocupaba el vértice, por tanto la interpretación no puede calificarse de
anacrónica Cf., U. VANNI, L’ Apocalisse, 139.
45
. VANNI, Apocalipsis, 33.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 26
Esmirna (hoy Izmir) era la patria de Homero, el más grande de los poetas
griegos; fundada en el 1200 a.C. se ubicaba en una región geográfica
extraordinaria: sus casas se construían en dirección al mar que iban ascendiendo
hacia la cúspide del monte Pago. Las casas de la cima simulaban una corona por
lo que se le conoció como «corona de Esmirna».
v.9 La Iglesia de Esmirna es distinta del orgullo civil; la escala de valores del
pueblo de Dios tiene que ser diferente de la escala de valores seculares. La
pobreza material de una Iglesia paradójicamente contrasta con su propia
riqueza.
Junto a la tribulación y la pobreza, la comunidad ha tenido que enfrentar las
calumnias de los judaizantes que se han constituido ya no en «asamblea de
Yahvé» sino en «sinagoga de Satanás».
46
Cf., Nota a pie de página en BJ.
47
Cf., U. VANNI, Apocalipsis, 33.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 27
Como Ciudad del Imperio romano tenía una hegemonía política y jurídica
sobre las otras ciudades (Ius Gladiis). Allí existía ya desde el 195 a.C. un templo
dedicado al espíritu de Roma, y otro, en gratuidad para con Augusto, a la
divinidad del César, edificado en el 29 a.C.
v. 12 Cristo se presenta como «el que tiene la espada aguda de dos filos», es
decir como Aquel cuya palabra manifiesta una potestad superior a cualquier
autoridad o poder de este mundo.
48
«Se habla de él frecuentemente en el Apocalipsis. Los diversos nombres (diablo =
calumniador: 2,10; 12,9.12; 20,2.10; Satanás = adversario 2,9.13.24; 3,9; 20,2.7; serpiente
primordial: 12,9; 20,2; acusador de nuestros hermanos: 12,10) lo definen en su funcionalidad
negativa. Esa funcionalidad es un hecho central en el Apocalipsis; más o menos coaligadas
con el diablo están todas las fuerzas hostiles a Dios y que combaten contra su pueblo: la
guerra, el hambre, la muerte…» U. VANNI, Apocalipsis, 34.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 28
49
Nota a pie de página de BJ.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 29
Esta carta ha llamado la atención de los especialistas que han visto que una
estructura in crescendo en el septenario; la carta a Tiatira ocupa el centro de las
siete cartas caracterizándose por su carácter universal: «en primer lugar sus obras
resumen el conjunto de la vida cristiana. En segundo lugar, el título cristológico
que se le revela, nos conduce a la cumbre de la cristología neotestamentaria. En
tercer lugar, la promesa asocia plenamente al vencedor al señorío universal de
Cristo y a su poder de juzgar a las naciones y finalmente, la larga exposición
sobre Jezabel es sin duda una advertencia que vale para toda la Iglesia: es preciso
saber discernir a los verdaderos de los falsos profetas y resistir a la tentación de
sacrificar a los ídolos o de entregarse a las profundidades de Satanás, que
prometen una salvación que s posible obtener por el conocimiento, sin tener que
practicar las obras de justicia y de caridad»50.
v.18 Cristo se presenta con atributos divinos; es el Hijo de Dios que puede
penetrar todo (ojos llameantes). El lenguaje de la descripción es un lenguaje
fácilmente comprensible para los artesanos (pies de metal) que recuerda
también una estatua distinta de la de Dn 2,34 ss.
50
Cf., J. P. PRÉVOST, Para leer el Apocalipsis, 85; el autor destaca cinco elementos que
confirman este carácter singular: la extensión de la carta, el vocabulario utilizado, el título
cristológico, la amplitud de la promesa que recibe, el alcance universal.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 30
v.4 En Sardes no todo es muerte; hay un grupo que han sabido permanecer
fieles y por ello son considerados como séquito de Cristo con las vestiduras
propias de los vencedores.
53
U. VANNI, Apocalipsis, 36.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 32
Laodicea era una importante ciudad industrial que poseía también una
escuela de medicina. Fundada por Antíoco II hacia la mitad del siglo III; su
nombre depende de Loadice, esposa de Antíoco y estaba colocada al pie de
unas fuentes de aguas termales que a la altura de Laodicea se convertían ya en
aguas tibias. La ciudad fue destruida por un terremoto en el año 60 y se
reconstruyó con sus propias fuerzas, esto le valió llenarse de orgullo. La
ciudad era célebre por el comercio de telas y por la producción de un ungüento
para los ojos llamado «polvo frigio».
54
Esta interpretación no es conocida por el ambiente judío.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 33
v.19 La acción pedagógica de Dios con respecto a su pueblo del AT (cf. Pro 3,11-
12) se le atribuye aquí al mismo Cristo; debemos notar la acción
pedagógica de Cristo, que se realiza en el juicio que está haciendo a la
misma comunidad, a pesar de su crudeza, está motivada fundamentalmente
por el amor apasionado (filw) y por eso debe ser aceptado desde la misma
perspectiva por parte de la comunidad que debe entonces ser ferviente (en
el amor) y convertirse (moverse de su autosuficiencia hacia Cristo).
v.20 Con un sutil cambio de estilo se da una sugerencia que permite mirar más al
individuo y con una breve alegoría se expresa la acción de Cristo, la
respuesta del cristiano y la invitación a la intimidad con el Señor (compartir
la cena).
Los dos capítulos giran en torno al trono; de las 44x que aparece la palabra
en el Ap, 16x corresponden a esta sección del libro: «estamos ciertamente
ante una escena de entronización y de reconocimiento de una dignidad
real»57.
b. Ap 4.
v.1 Las primeras palabras del capítulo nos refieren al contexto de la visión: el
cielo se abre, hay una visión y se escucha una voz. El vidente tiene que
afirmar que su exposición de la historia de la salvación ha sido producto
de un contacto directo con la trascendencia.
57
J.-P. PRÉVOST, Para leer el Apocalipsis, 90.
58
J.-P. PRÉVOST llama a estos capítulos: “El Cordero inmolado y en pie” o el verdadero
rostro de Dios; cf., Para leer el Apocalipsis,89.
59
J.-P. PRÉVOST, Para leer el Apocalipsis, 90.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 36
v.4 Los veinticuatro ancianos aluden a la asamblea celestial con una imagen
que puede tener origen en el AT (Is 24,23; 1Re 22,19) o puede referirse a
la tradición babilónica que presentaba al dios rodeado de 24 divinidades;
aquí en el Ap estos personajes son criaturas que encuentran en un estado
de salvación definitiva (vestiduras blancas), con carácter real (coronas) y
que toman parte en el desarrollo de la salvación definitiva (sentados en
tronos). El número 24 podría hacer referencia a las doce tribus y a los doce
apóstoles: son la base o el fundamento celestial de todo el pueblo de Dios.
v.5 Con ecos de la experiencia teofánica del Sinaí (Ex 19,16-20) se expresa
nuevamente el carácter trascendente de la visión. Las siete lámparas
recuerdan la «llama devoradora de la gloria de Yahvé» (Ex 24,17) y la
mención a los siete espíritus de Dios ha sido interpretada por la tradición
como la gracia septiforme del Espíritu o como los ángeles de la presencia
60
X. PIKAZA, Apocalipsis, 77.
61
U. VANNI, Apocalipsis, 38.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 37
v.6ª La imagen del mar en el Ap simboliza las fuerzas enemigas de Dios (13,1)
de tipo demoníaco y abismal, que como tal tiene que desaparecer (21,1).
Cuando Dios interviene en la historia de la salvación neutraliza esa fuerza
hostil cambiando su naturaleza (tal y como hizo en el éxodo a favor del
pueblo); aquí el mar transparente hace pensar en las aguas superiores de la
cosmogonía del AT (Cf., Gn 1,7; Sal 104,3; 1Re 7,23-26).
62
U. VANNI, L’Apocalisse, 174.
63
J.-P. PRÉVOST, Para leer el Apocalipsis, 91.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 38
c. Ap 5
64
Cf., U. VANNI. Apocalipsis, 40.
65
Cf., U. VANNI. Apocalipsis, 40.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 39
Ap 6,1-8
Esta sección forma un bloque unitario homogéneo; en ella se nos presenta una
mirada a la situación de la humanidad, a la historia de los hombres: el
simbolismo y la acción que nos presentan ayudan a expresar la situación real de
la historia amenazada cada vez más por la acción de muerte promulgada por un
imperio (Roma) que avanza en plena oposición al plan salvífico de Dios.
66
X. PIKAZA, Apocalipsis, 88.
67
X. PIKAZA, Apocalipsis, 88.
68
J. P. PRÉVOST, Para leer el Apocalipsis, 99.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 40
El esquema literario se repite en todos los cuatro primeros sellos: hay una
indicación temporal (cuando se abrió el…), se escucha la voz de uno de los
vivientes (oí al…viviente) que hace una invitación a venir, el vidente ve un
caballo de un color específico y un jinete al que se le da o se le concede un poder
particular. Este esquema en conjunto permite realizar una interpretación también
en conjunto del simbolismo expresado en cada uno de los caballos y sus
respectivos jinetes.
Nos encontramos ante uno de los versículos más controvertidos del libro del
Apocalipsis pues ha dado lugar a las interpretaciones más extremas: para algunos
se trata de Cristo resucitado69, pero otros consideran que éste primer jinete debe
entenderse en el mismo contexto de los otros tres siguientes que expresan muerte
y destrucción70.
69
Por ejemplo U. VANNI haciendo eco de una tradición antigua considera que a la luz de
Ap 19,11 este primer jinete se trata de Cristo; Apocalipsis, 41. Además puede verse J. P.
PRÉVOST, Para leer el Apocalipsis, 103.
70
X. PIKAZA, Apocalipsis, 95.
71
Cuando el Ap se refiere a la Palabra como espada de doble filo utiliza el término griego
«r`omfai,aj».
72
X. PIKAZA, Apocalipsis, 96.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 41
«Juan explica el sinsentido de esta balanza infame que condena a muerte a los
pobres: una medida de trigo por un denario…Un denario es lo que gana al día
un jornalero. Por un denario se compraba en tiempos normales hasta doce
medidas de trigo para el jornalero y su familia. La nueva balanza del jinete del
caballo negro les condena al hambre: con un jornal sólo se pueden comprar una
ración de trigo o tres malas raciones de cebada, que sirve para tres personas, pero
son insuficientes para una familia numerosa. Ha subido el precio de forma
asesina, mueren de hambre los pobres. Mientras tanto, los alimentos caros (aceite
y vino) llenan el mercado, pero están sólo al alcance de los ricos. Ésta es la
balanza del Imperio malo que se eleva sobre el hambre de los pobres»74.
d. Ap 6, 7-8. El cuarto sello.
v. 9 Nos encontramos en el salón del Trono, con los ancianos y los vivientes
rodeando el trono del que está sentado y al Cordero; y ahora se hace
mención del altar (qusiasthri,on); «En el templo de Jerusalén solía haber
dos altares, uno de sacrificios (para matar y quemar víctimas) y otro de
incienso, para la ofrenda de los perfumes, tan importante en el culto tardío
del templo (cf., 8,3-5). Es posible que el Apocalipsis no distinga esos
altares: en su templo hay un Trono y ante el trono un Altar (8,3) desde cuya
base (y no desde la tierra, como decía la vieja tradición) grita a Dios la
sangre de los degollados por la violencia humana, que Dios debe superar»75.
El vidente observa las «yica,j», es decir las vidas, de los que como el
Cordero fueron degollados (5,6) pero viven, pueden verse y gritan a Dios.
v.10 El grito de los mártires, que se encuentran junto a Dios, refleja un grito de
venganza que reclama el ejercicio del poder de Dios; estas palabras de
venganza son eco de palabras similares que encontramos en el AT (Cf., Dt
32,43; 2Re 9,7). Aquí nos encontramos un tipo de oración que recuerda los
salmos de lamentaciones y de imprecación que debemos entender desde el
proceso psicológico del mismo hombre que ante la impotencia clama
venganza a Dios y con ello, pues el mismo no puede vengar, pone en manos
de Dios sus propios sentimientos para que sea el mismo Dios quien actúe,
no según el modo humano sino según el mismo criterio trascendente y
omnisciente de Dios.
v.11 La respuesta de Dios incluye un gesto y dos palabras; en primer lugar se da
a los mártires una vestidura blanca, signo de victoria y triunfo, «signo de
una condición sobrenatural positiva y gozosa, adquirida irreversiblemente y
en forma personal»76, y además, se insiste en que su victoria deben vivirla
otros para completar el número de los elegidos.
v.12-14 Ante la inminente actuación de Dios, como en las teofanías del Antiguo
Testamento, la naturaleza, en su curso normal, se conmueve; esta
conmoción representa la presencia divina especial.
75
X. PIKAZA, Apocalipsis, 98.
76
U. VANNI, Apocalipsis, 104.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 43
v.17 En la tradición profética el día de la ira del Señor indica una intervención
particular de Dios en la historia humana, que tiene como objeto la
destrucción del mal y la potenciación del bien del pueblo de Dios (cf., Is
13,6.9; Ez 13,56; Am 5,18.20; Sof 1,7.14; Mal 3,23). El gran día (cf., Jds
6; Is 1,13) es la intervención definitiva con que Dios destruye para siempre
todo el mal moral y potencia definitivamente el bien77.
Ap 7
Antes de abrirse el sétimo sello se da un interludio: un pasaje escénico que
sirve para dividir dos momentos fundamentales de la trama narrativa y dramática
del Apocalipsis. Este interludio se presenta como una PROLEPSIS, es decir, una
anticipación de aquello que será la meta de la historia y del Apocalipsis: los
santos van a ser preservados del la destrucción que afectará al mal.
v. 1 Con la imagen mitológica de los cuatro ángeles que sostienen los cuatro
vientos de la tierra se introduce un tiempo de bonanza para los elegidos de
Dios.
v.5-9 La mención de las doce tribus de Israel tiene una característica especial; la
lista de las doce tribus de Israel aparece unas treinta veces en la Biblia y se
presenta con varios arreglos diferentes, pero la mención que hace Juan en
el Apocalipsis no corresponde a ninguna de las listas ya utilizadas.
77
Cf., U. VANNI, Apocalipsis, 42.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 44
Apoc 8
80
Cf., J. –P. PRÉVOST, Para leer el Apocalipsis, 105-106.
81
Las 11 veces que aparece el término salpigx, trompeta en el NT aparece en contextos
escatológicos; Cf., H. LICHTENBERGER, «salpigx», en Diccionario Exegético del Nuevo
Testamento, 1347.
82
X. PIKAZA, Apocalipsis, 116.
83
Nota a pie de página BJ.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 46
v.2 A los ángeles que están en la presencia de Dios se les entregan las siete
trompetas que deberán sonar para inicie el desenlace de la historia con la
próxima intervención de Dios.
v. 2-6 Imitando la liturgia del Templo de Jerusalén se trasladan al altar que está
delante del trono las oraciones de los santos, las cuales perfeccionadas
(mezcladas con perfumes) se convierten en intercesión ante Dios. Esta
intercesión se experimenta en la tierra provocando los efectos de una
teofanía: «mediante la sustitución del fuego que había que echar sobre la
tierra por el incienso unido a las plegarias, se señala el efecto que dichas
oraciones tienen sobre la tierra de donde se elevaron»84.
Ap 9
y que enseña que los que no han sido marcado son frágiles y pueden
también sucumbir, por tanto la comunidad de los elegidos no tiene que por
qué temerles. Detrás de la escena está la figura mitológica de la divinidad
infernal; en la mentalidad judía el mundo inferior o sheol estaba dominado
por Abaddón (Perdición; Cf., Job 26,6; Sal 88,12); «es pues la fuerza del
abismo que-hecha presente en el mundo-se afana por imponer el caos. No
obstante, Dios aún no ha dicho su última palabra»86.
Ap 10
86
A. SALAS, El Apocalipsis, ¿Símbolo o realidad histórica?, 84.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 48
Ap 11
Ap 12
Todo este capítulo está dominado por las peripecias de la mujer (v. 1) y del
dragón ( v.3). El autor se aprovecha quizás de una narración popular de origen
mitológico, pero el simbolismo complejo que recoge está totalmente empapado
del Antiguo Testamento. La mujer representa al pueblo de Dios, el dragón, a las
89
U. VANNI, Apocalipsis, 47.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 50
90
Reproducción textual de J- PRÉVOST, Para leer el Apocalipsis, 107.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 51
v. 5-6 La cita del Sal 2,9, que se aplica a Cristo (Mesías) en todo el contexto
de la Iglesia primitiva, nos dice que el Hijo de la Mujer es el mismo
Cristo. La Comunidad eclesial da a luz al Mesías en cada época y a pesar
de las dificultades que tenga que enfrentar, su resultado queda
garantizado y protegido contra las fuerzas diabólicas por la intervención
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 52
del poder divino91. Explicando este versículo apunta un autor: «Una vez
más hay que señalar cómo Juan tiene el don de remitirnos a lo esencial.
Lo que nos dice del Niño varón se refiere a dos polos extremos de su
existencia: su nacimiento y su rapto. Ni una sola palabra sobre la vida
pública y el ministerio de Cristo. Más todavía, su alusión al
“nacimiento”, resultado de un doloroso parto, debe comprenderse en
relación con el parto doloroso del calvario, y por tanto de la muerte de
Jesús, más bien que de su nacimiento en Belén. ¿No había presentado el
mismo Jesús su muerte como un parto (Jn 16,19-22) y no lo había
designado el libro mismo del Apocalipsis como el “primogénito” de entre
los muertos? Así, pues en una forma muy condensada, Juan nos propone
de nuevo la figura de Cristo muerto (su nacimiento) y resucitado (su
“rapto” al lado de Dios y de su trono)»92.
Ap 13
rf;yqE !ArynE
96
U. VANNI, Apocalipsis, 50.
97
R. BROWN, Introducción al Nuevo Testamento,2, 1018.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 55
R AS EK NOR EN
(Nerón César)
N= 50
R= 200
O= 6
N= 50
K= 100
S= 60
R= 200
Kaisar qeo,j
K= 20 TH= 9
A= 1 E= 5
I= 10 O= 70
S= 200 S= 200
A= 1
R= 100
Ap 14
v. 1-3 Así como la Bestia se presenta con un cortejo, también el Cordero tiene
un grupo de seguidores, con la diferencia de que se trata de un grupo con
un número pleno (144 mil), que aparecen librados de la persecución;
acompañan al Cordero en actitud de victoria (de pie en el Monte Sión) y
como el Israel del Éxodo (Ex 15,1ss), ahora pueden cantar también ellos
un cántico nuevo. Se trata de «una imagen consoladora que pretende
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 56
v. 4-5 Las características del cortejo se explican con la idea de que los elegidos
nunca cayeron en idolatría, incluso a cosa de su propia vida y ofrecieron
a Dios un culto que se realiza en una conducta sin mancha (nunca dijeron
mentiras).
Ap 14 6-20
En estos versículos se nos presentan dos grandes escenas que tienen como
tema de fondo el juicio final y definitivo que Dios se dispone a realizar entre el
bien y el mal.
v.6-7 El primer ángel se presenta como enviado a anunciar una buena nueva
eterna a todos los habitantes de la tierra; ésta buena nueva eterna
(irrevocable) puede entenderse como el mismo juicio de Dios o como el
evangelio mismo de Cristo. Su grito expresa una invitación al temor de
Dios y a su adoración como Aquel que ha creado todas las cosas. El texto
pone en relación el Evangelio (dos veces se utiliza en griego la misma
raíz en este versículo) y el Juicio con lo que se recuerda que «sobre la
base de la respuesta positiva o negativa que den a la interpretación del
evangelio, se salvarán o condenarán los hombres»99.
v.12 El pueblo de Dios tiene que tener confianza en que el juicio de Dios se
dará, pero también tiene que saber esperarlo para el momento mismo en
que Dios lo ha establecido. La invitación a la paciencia debemos
entenderla en el contexto de la resistencia; así resistencia y confianza
definen al creyente; «ser fiel significa resistir en la prueba: no es creer
verdades de tipo intelectual o mantener un dogma sacral sobre el Hijo de
Dios sino seguir el camino de entrega de Jesús hasta la muerte»100.
100
X. PIKAZA, Apocalipsis, 174.
101
Cf., U. VANNI, Apocalipsis, 52.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 58
Ap 15
v.1 La señal se presenta con una especial solemnidad: siete ángeles que
llevan siete plagas con las que se llevará a la consumación el juicio de
Dios sobre las naciones. Este capítulo nos remite al inicio del capítulo 8:
lo que en éste dio inicio, en nuestro capítulo se acerca poco a poco su fin.
v.2 Con alusión al paso del mar Rojo, el autor del Apocalipsis nos presenta el
triunfo de aquellos que no se han dejado vencer por las amenazas de los
enemigos de Dios. Si en los capítulos anteriores, en medio de los
despliegues de los sellos (6,9-11) y al prepararse las trompetas (8,3-5),
los sacrificados pedían justicia, ahora aparecen de pie (signo de victoria)
en el cielo, en donde la misma creación aparece transformada (mar de
cristal y fuego), con cítaras en las manos entonando un himno de acción
de gracias. Si hacemos una comparación con los ancianos de 5,8, nos
percatamos que los vencedores aparecen solo con las cítaras porque
precisamente las copas de incienso con las oraciones de los santos se han
transformado en el signo de la ira de Dios.
v.8 En este versículo se expresa que los ángeles, ni ninguna otra criatura,
pueden ingresar en el santuario hasta cumplir su oficio; una sutil manera
de decir que el proyecto de salvación de Dios se cumplirá sin duda.
104
U. VANNI, Apocalipsis, 54.
105
U. VANNI, Apocalipsis, 54.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 61
(17, 15) sometidas por el mismo imperio y que podría hacer alusión al
Mediterráneo, conocido por los mismos romanos como el Mare Nostrum.
Ap 18
v.3 En una síntesis muy densa, el autor del Apocalipsis nos presenta la razón
por la cual la ciudad ha sido destruida: la ciudad queda en la ruina porque
ha arruinado a los humanos, cayendo así en manos de su propia perversión:
sus propios asesinatos (motivados en las persecuciones por el culto
idolátrico), su manipulación política y su injusticia económica se vuelven
contra ella.
107
U. VANNI, Apocalipsis, 54.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 63
dentro del Imperio, pero buscan y crean una comunidad alternativa, para
expresar sobre la tierra un orden social y político más puro»108.
v.21 Se presenta una acción simbólica realizada por un ángel: así como la piedra
de molino es hundida para siempre en el mar, así Dios garantiza la caída de
la ciudad que llenó a la humanidad de su idolatría y que se atrevió a
perseguir al pueblo de Dios.
108
X. PIKAZA, Apocalipsis, 210.
109
U. VANNI, Apocalipsis, 55.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 64
v.22-23Al final, con un lenguaje que evoca imágenes comunes en el libro de los
profetas (Cf., Is 24,8; Jr 7,34; 16,9; 25,10; Ez 26,13) se retoma el tema del
lamento evocando elementos propios que indican la felicidad y la
tranquilidad propias de las grandes ciudades, tranquilidad que ante el
pecado de la misma ciudad tenderá a desaparecer.
Ap 19
judío y cristiano, sabe que sólo se puede adorar a Dios. Los ángeles son
consiervos del profeta»111.
v.17-21Sin entrar en los detalles propios del combate, Juan nos presenta el
exterminio de aquellos que se opusieron a Dios y a sus seguidores; en un
orden inverso al que fueron apareciendo en escena se expresa
indirectamente la victoria sobre todos los grupos sociales representantes del
centro de poder (Roma).
En contraposición al banquete de bodas se habla aquí de una invitación a las
aves del cielo a participar de un banquete macabro en el que se sirve como
manjar la carne de los enemigos vencidos.
Después se presenta la captura de la Bestia y del falso profeta y su
lanzamiento al lago de fuego que arde con azufre, quedando solo en batalla
el dragón que será derrotado en la segunda contienda (Ap 20,1-7) Es
importante notar que la derrota se presenta antes que inicie la misma
batalla, una sutileza que expresa la inoperancia de la obra opuesta a plan de
Dios.
Ap 20
111
X. PIKAZA, Apocalipsis, 210.
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 66
v.2-3Con el motivo mítico de atar, amarrar, encadenar las fuerzas del mal se nos
indica que el enemigo, que faltaba por aniquilar, es decir el dragón, ha sido
reducido a la impotencia durante un período de tiempo (1000 años).
Además el autor nos indica que el dragón ha sido arrojado al Abismo,
precisamente de donde habían salido los poderes infernales ( Cf., 9,1.11;
12,7; 17,8).
v.4-6Al ser neutralizado el poder del enemigo, los que ha sido fieles a Cristo son
reivindicados y llamados a participar del dominio (se les dio el poder de
juzgar) de su Señor.
El motivo mítico del mar que devuelve a los muertos sirve para expresar
que el juicio será universal y de él se desprende el premio o el castigo
eterno (muerte segunda).
Ap 21-22
21,7 Yo seré su Dios: esta expresión está sacada de 2 Sam 7,14, en donde se le
dice a Salomón, a quien se le llamaba hijo por estar cerca de Dios en virtud de su
oficio. Aquí tiene un significado más concreto y más amplio, ya que supone la
filiación divina que Dios comunica a todos, vista como la meta en su máxima
realización.
21,12-13 Doce puertas: las doce puertas dan acceso a la ciudad santa. Están
orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, como en la Jerusalén ideal de que
habla Ezequiel (Ez 48,30-35), indicando de este modo la universalidad del
pueblo de Dios en su concreción.
21,14 Los doce Apóstoles del Cordero: los Apóstoles constituyen el fundamento
del pueblo de Dios (cf., Ef 2,19-20). Las doce tribus de Israel y los doce
apóstoles son elementos esenciales del pueblo de Dios también en la última fase
de la glorificación.
22,1-2 El río del agua viva: se trata más exactamente del río del río del agua de
la vida. La imagen expresada en el Génesis (Gn 2,9; 22,5) y reelaborada por
Ezequiel (cf., Ez 47,1-12) nos dice que la Jerusalén celestial realizará de hecho el
estado ideal indicado como Paraíso terreno en el Génesis. La vida divina sin
interrupción alguna – durante todo el año- queda asegurada mediante la
participación del árbol de la vida. La expresión se basa en el Génesis (Gn 2,9),
pero tiene su propio valor particular y quizás aluda también al árbol de la cruz:
se recogen ahora, lejos de toda maldición y en la plenitud de la vida, los frutos
maduros de la obra redentora.
EPILOGO (22,6-21)
EL LIBRO DEL APOCALIPSIS 70
El epílogo recuerda el destino litúrgico del Libro: el autor nos presenta el diálogo
articulado, que hace pensar en una asamblea litúrgica. Los protagonistas del
diálogo son Cristo, el ángel intérprete, Juan y la asamblea litúrgica.
El diálogo comienza con una afirmación solemne de Cristo que garantiza el valor
de la revelación y recuerda su venida (v.6-7). Viene, luego el testimonio de Juan
sobre la veracidad y la confirmación del ángel intérprete (v.8-9).
Toma de nuevo la palabra Jesús, para recordar una vez más su venida inminente
(v.12) y presentarse como una viva síntesis de la salvación (v.10-16).
Interviene la asamblea litúrgica, animada por el Espíritu, invocando la venida de
Cristo (v.17). Vuelve a tomar la palabra Juan y atestigua personalmente la
validez intangible de la revelación.
Jesús, acogiendo la invocación, promete su venida (v.18-19). Sigue una nueva
invocación entusiasta de la asamblea (v.20) y el saludo de despedida del autor
(v.21).
22,7 Dichoso el que hace caso de la profecía: hay que conservar sus palabras,
porque las palabras del Apocalipsis no están destinadas a una acción instantánea.
Deben conservarse en el corazón, guardarse, para que, mediante su aplicación
hermenéutica a la realidad práctica, puedan iluminar la vida del cristiano.
22,16 El retoño y el linaje de David: Jesús asume y lleva hasta su más completo
desarrollo las promesas divinas del Antiguo Testamento, centradas en David y en
su dinastía. Él es el lucero brillante de la mañana: con esta expresión poética se
designa a Cristo presente en el corazón de los cristianos (cf. 2Pe 2,19): les
infunde la esperanza que los pone en contacto con el futuro escatológico.
BIBLIOGRAFÍA
PIKAZA, X., Apocalipsis, Guías de lectura del Nuevo Testamento, Estela 2001.