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Jakob Lorber

Los bosques
bajo la luz espiritual

http://jakoblorberperu.blogspot.com
http://jakoblorber.webcindario.com
cienciayespiritualidad@gmail.com
Índice de contenido
Introducción........................................................................................................................ 3
Peligro de la destrucción de los bosques ......................................................................5
por Kurt Eggenstein...................................................................................................... 5
Jesús en la selva de Samaria............................................................................................7
(gej09.63)......................................................................................................................... 7
La destrucción de los bosques genera estepas y huracanes ....................................8
(gej05.109)....................................................................................................................... 8
La devastación venidera de la Tierra. La seguridad de los hijos de Dios...........10
(gej05.110).................................................................................................................... 10
Los desastres naturales causados por la tala de los bosques.................................12
(gej04.143).................................................................................................................... 12
La razón de las catástrofes........................................................................................ 13
(gej04.144).................................................................................................................... 13

2
Introducción

El bosque es un ecosistema constituido primordialmente por árboles, matas y


otros tipos de vegetación. Estas comunidades de plantas, que cubren grandes
áreas de la Tierra, sirven como hábitat para muchos animales y especies de
plantas. Los bosques también actúan como conservadores del suelo y son
vitales para la biósfera de la Tierra, jugando un papel importante en el ciclo
global del carbono como reservorios estables de carbono. Por eso, la eliminación
de los bosques conlleva un incremento de los niveles de dióxido de carbono
atmosférico.
La comunidad científica está ya bastante de acuerdo que el daño en los
bosques, mediante la tala de árboles, los incendios forestales, la lluvia ácida, los
herbívoros, o las plagas, genera un enorme daño en el ecosistema terrestre..Por
ejemplo, solo en los EEUU se pierden, cada año, cerca de 6,000 km² de los 3
millones de km² de bosques , según estima el Servicio Forestal estadounidense.
La superficie forestal en el mundo está disminuyendo, sin embargo, en Europa,
ha estado aumentando en las últimas décadas, debido a que se levantó una gran
preocupación por la pérdida en la salud de los bosques, en especial en Alemania.
El 45 % de los bosques mostraban síntomas de enfermedad: defoliación,
mortalidad de individuos, etc. Muchos de estudios relacionaron el decaimiento
forestal con la contaminación del aire. El proceso era particularmente grave en
Europa Central, sobre suelos ácidos, donde las fuertes emisiones de dióxido de
azufre hacía bajar el pH del agua de lluvia a valores cuyo promedio podía
acercarse a 3. Pero, ¿es realmente el aire el causante de los daños en los
bosques?
Cómo evitar en la actualidad hablar sobre la alarmante deforestación a nivel
mundial que trae como consecuencia una drástica disminución en el suministro
de agua a escala local y regional. Además de romper el equilibrio climático a
nivel regional e incluso planetario, se exacerba la problemática que representa
el cambio climático global. Estamos ante un grave problema para la salud del
planeta y de toda la humanidad. Los intentos por frenarla logran tan solo
discretos resultados, sin conseguir revertir la tendencia. El desastre ambiental
ocasionado por la progresiva desaparición de la masa forestal provoca pérdidas
ambientales incalculables y de difícil o imposible recuperación.
La tala indiscriminada es más que un atentado ecológico puntual en un área
concreta, ya que termina afectando a todo el planeta. Sobre todo, además,
porque se trata de una práctica muy extendida que se lleva a cabo a escala
global, con pérdidas de millones de hectáreas de bosques.
Además de suponer la muerte del árbol, una gran pérdida que resulta

3
especialmente dramática cuando se trata de árboles centenarios, la tala
indiscriminada acelera la desaparición de la masa forestal, grandes sumideros
naturales de carbono que absorben el CO2 de la atmósfera y renuevan el aire.
No en vano, los bosques son los pulmones del planeta, al tiempo que acogen una
biodiversidad autóctona cuya desaparición puede provocar la extinción de
especies que en muchas ocasiones se encontraban en peligro de extinción. A su
vez, las poblaciones locales ven mermados su recursos de supervivencia.
Entre otros casos, las Naciones Unidas lleva años advirtiendo del peligro que
corren los gorilas en la gran cuenca de la República Democrática del Congo, cuyo
hábitat está tomado por las milicias, que logran financiarse a través del
contrabando de madera y de los ricos yacimientos mineros de la zona.
El vaciado de áreas boscosas para su explotación agrícola, ganadera o maderera
en áreas de gran riqueza ecológica, como la Amazonia, es otro importante
problema que acaba provocando una erosión del suelo y propiciando los
incendios. Finalmente, los beneficios iniciales pronto se convierten en grandes
pérdidas de biodiversidad que no son subsanables, económicas y para la salud
humana.
Perú se encuentra entre los 10 países con mayor riqueza forestal en el mundo.
Con un total de 73,973 miles de hectáreas de bosques según la evaluación de la
FAO en 2015.
País Superficie*
Rusia 814,931
Brasil 493,538
Canadá 347,069
EEUU 310,095
China 208,321
Australia 124,751
Indonesia 91,010
Perú 73,973
•Medido en miles de hectáreas.

En este documento queremos ofrecer una mirada espiritual de la naturaleza de


los bosques. Mirada que es tomada de los escritos revelados por el Señor a
Jakob Lorber (1800 – 1964). Conocer las causas profundas de la ecología y sus
relaciones transcedentales nos puede ayudar a tomar más consciencia de la
importancia de proteger los bosques.

4
Peligro de la destrucción de los bosques
por Kurt Eggenstein

En la época Meiji, los japoneses talaron sus bosques, las consecuencias fueron
las inundaciones catastróficas. Después de la II Guerra Mundial, los americanos
elaboraron un plan para convertir a Alemania y al Japón en zonas agrícolas. En
el año 1945, los americanos obligaron a los japoneses a talar los bosques y
convertirlos en tierra de cultivo. La naturaleza volvió a contestar con grandes
inundaciones y la erosión del suelo. Pronto los tiempos cambiaron -como se
sabe- y los japoneses pararon la destrucción de sus bosques. Los mismos
fenómenos que se observaron hace algunos decenios en el Japón, se han visto
aumentados actualmente en todo el mundo en un grado nunca conocido. Unos
huracanes con lluvias torrenciales inundan grandes extensiones de tierra en
todas las partes del mundo. En la India, millones de hombres sufren a causa de
las crecidas de los ríos. En el año 1865 aquel país estaba cubierto por bosques
en un cincuenta y siete por ciento, hoy alcanzan apenas el diez por ciento del
territorio. Los científicos saben que la tala masiva de los bosques traerá graves
consecuencias. En vano ellos nos ponen sobre aviso, advirtiendo que estas
intervenciones dañan sensiblemente el sistema ecológico.
También la Nueva Revelación nos pone sobre aviso, hablando de los peligros por
la tala masiva de los árboles, por «una industria desmedida» (gej09.63.6). Se hace
hincapié sobre la relación existente entre la reducción de los bosques y los
huracanes que se desatan. «Mientras existan bosques en la tierra en una medida
adecuada, no se desatarán sobre la tierra grandes tormentas elementales, ni
aparecerán las diferentes plagas epidémicas.» «Pero cuando el hombre, en su
afán de lucro, atenta contra los bosques en la tierra, entonces la vida se volverá
difícil para el hombre, y más difícil donde haya más claros (por la tala, nota del
autor) en los bosques.» «Tenedlo en cuenta, para avisar a los hombres antes de
emprender este trabajo desatadamente.» (gej09.63.6).
«Son necesarios los bosques tupidos, porque tienen muchas finalidades.»
(gej09.63.4).
De hecho, la flora y la fauna de los bosques representan un sistema altamente
sofisticado y muy diversificado, cuya complejidad es poco conocida en vistas a
sus efectos climatológicos y de la formación de oxígeno.
Pero ni en los países industrializados ni en los países en vía de desarrollo toman
en consideración las consecuencias nefastas de la destrucción de los bosques. A
causa del incremento explosivo del número de habitantes en el sur y el sureste
de Asia, anualmente se destruyen más de quince millones de hectáreas de
bosques por tala o quema. La explotación exhaustiva de los bosques en las
regiones montañosas asiáticas, con las montañas más altas del mundo, ha
llevado a una erosión preocupante de las laderas y a inundaciones en las
grandes planicies de la India.

5
En pocas décadas, grandes extensiones de bosques han sido «asesinadas» en el
Brasil. Desde el 1900 la proporción de bosque bajó del cuarenta al cinco por
ciento. Como era de esperar, no tardaron en producirse grandes inundaciones.
Según datos de los expertos, hace cien años, la parte cubierta de bosques en el
mundo representaba 4,500 millones m2, mientras que en el año 1960,
solamente quedaban 2,700 millones m 2 de bosques. Los geógrafos, botánicos y
ecologistas registran un aumento alarmante de desiertos en todas las partes del
mundo. Una tercera parte de la actual tierra de cultivo se convertirá en zona
desértica en los próximos quince años, según unos datos recogidos de los
especialistas de la ONU. Las regiones consideradas hasta ahora como seguras,
como los USA y el Canadá, se cuentan ya entre las zonas en peligro.
El Señor, a través de la revelación a Lorber, predijo que la deforestación tendría
consecuencias: «...y gustaréis las amargas consecuencias pronto», «...tormentas
devastadoras destruirán países enteros...». (gej05.09.1).
Esto se ha cumplido en nuestro siglo (1997). La tala masiva de grandes
extensiones de bosques en los USA y la introducción del monocultivo sin
protección de setos, ha destruido enormes extensiones de tierras en el siglo 20.
En marzo de 1934, un tornado se llevó trescientos millones de toneladas de
tierra de humos al Atlántico. En un solo día 160.000 granjeros perdieron sus
grandes fincas. El profesor Yudkin calcula la extensión total de la zona en unos
ciento veinte millones de hectáreas (igual a 1,2 millones de km 2, ¡compárese con
la República Federal de Alemania, que tiene una extensión de 248.000 km 2!).
El autor cita textualmente: «En medio de la más rica zona triguera -hasta hace
pocos años- una extensión de la magnitud de Francia y Alemania juntas, se ha
convertido en un auténtico desierto, otra de igual tamaño, amenaza en correr el
mismo riego». Dos terceras partes de la extensión de USA, son actualmente
zona desértica debido a la intervención del hombre. Para frenar la erosión, los
USA gastan anualmente mil millones de dólares. ¿No se cumple así al pie de la
letra lo que se dijo a través de Lorber, hace más de un siglo, cuando profetizó:
«grandes zonas, de una extensión de «países enteros» se destruirán, o sea, se
convertirán «en desiertos»? «...y las consecuencias serán amargas».
Algún día llegará la catástrofe a África. Este Continente pierde anualmente
trescientos millones de toneladas de humus, así que dentro de quince años no
podrá alimentar su propia población.
En toda la tierra se destruyen continuamente grandes bosques para conseguir
tierra de cultivo y de pasto, para obtener madera para los fuegos de los
indígenas, o para conseguir madera para las industrias. Mientras tanto, grandes
partes de bosques, se están convirtiendo en tierra desértica o en desiertos a
causa de la erosión y de la explotación masiva para pastos. En todas las zonas
secas de la tierra, los desiertos crecen vertiginosamente. Según los expertos de
la Conferencia sobre los desiertos mundiales, ya ahora se notan las
consecuencias en el clima y en el régimen hidráulico.

6
En Europa, desde hace algún tiempo, se observa la muerte masiva de los abetos.
(Árboles abietáceos, propio de la alta montaña, de tronco recto y elevado, copa
cónica de ramas horizontales y fruto casi cilíndrico.) Se desconocen las causas
exactas y los posibles remedios. Se cree que los abetos no son capaces ya de
recuperarse de las épocas secas, como solían hacer, porque no tienen fuerzas de
resistencia en un suelo empobrecido y además contaminado por las lluvias
sulfurosas. El dióxido de sulfuro de las industrias cae con la lluvia en las zonas
boscosas alejadas, filtrándose la «lluvia ácida» en la tierra. Los botánicos de los
bosques hablan de una catástrofe ecológica hasta ahora desconocida.
En vano advierte el Señor en la Nueva Revelación: «Enseñad a los hombres a ser
sabios, porque si no ellos mismos conjuran sus juicios». «Sé que ha de ocurrir,
pero no puedo intervenir con Mi poder, solamente con Mi doctrina.»
(gej05.109.7).
Tomando en cuenta la contaminación atmosférica, la polución los ríos, las aguas
subterráneas y los mares, así como la tala masiva de los bosques, aparecen
preclaras las manifestaciones de Friedrich Georg Jünger, tan atacado por los
tecnócratas: «Todo el ámbito de la técnica es demoníaco y se desarrolla con un
poder creciente». «La técnica puede ganar en perfección, pero nunca en
madurez.» «La religión y las consideraciones políticas, sociales y económicas no
entran en este modo de pensar.» «La explotación práctica con la que la técnica
actúa, encuentra su correspondencia en el pensamiento del técnico.» «Son cosas
muy obscuras que surgen aquí.» En todos los países del mundo, los políticos
observan las cosas sin intervenir. La meta de la industria y de la agricultura es la
producción. El materialismo es la ideología que justifica la técnica y que dirige la
industria. La masa no reconoce adonde nos lleva este comportamiento, y no
sopesa la frase antes citada de la Nueva Revelación: «Sé que ha de ocurrir así».

Jesús en la selva de Samaria


(gej09.63)

Hace unos 2000 años había una selva frondosa en el camino entre Samaria y
Galilea que tenía una extensión de unos 15 km.. Este bosque no estaba poblado
y contaba con muchas colmenas de abejas que producían tanta miel que el
excedente formaba una especie de riachuelo. El Señor nos explica aquí que Él ha
creado todo tipo de criaturas que son necesarias para el mantenimiento de la
Tierra. Tan necesarias como los ojos para ver en el ser humano. Todas estas
criaturas también son indispensables para la formación y el crecimiento de las
almas sobre esta Tierra. Todas las criaturas de todo tipo y especie están
pensados para que al final sirvan para la formación y crecimiento de los
hombres. Esto se realiza de acuerdo a un Plan divino. Por eso, junto a los
hombres, todas estas criaturas deben tener un lugar donde vivir. Estos lugares
son los bosques muy densos y extensos, aparte que los bosques tengan miles de
otros propósitos. (gej09.63.1-4).

7
Pero ante todo, los bosques son recipientes para admitir a incontables espíritus
de la naturaleza. Ellos empiezan su encarnación en el reino de las plantas. Esta
encarnación sucede en una ordenada selección de inteligencias. Con el tiempo,
cuando estos espíritus alcanzan cierta madurez, entonces ellos pasan a una vida
más inteligente y más libre. Todo este conocimiento fue dado a los apóstoles,
porque, como dijo Jesús: “A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del
reino de los cielos.” (Mt.13:11). “A ustedes les he explicado los secretos acerca
del reino de Dios. Pero a los demás sólo les enseño por medio de ejemplos.” (Lc.
8:10). “Yo quiero que ustedes reconozcan todos los secretos del Reino de Dios
sobre la Tierra.” (gej09.63.5).
Dice el Señor: “Mientras existan tales bosques sobre la Tierra, en cantidades
justas y abundantes, y mientras los espíritus de la naturaleza encuentren en
tales bosques su admisión y alojamiento bien ordenado, no se verán, sobre la
superficie de la Tierra, tormentas de los elementales demasiado fuertes ni las
diferentes enfermedades pestilenciales.” Hay que saber que estos espíritus
vienen constantemente de todas las estrellas hacia la Tierra y se desarrollan y
ennoblecen dentro de tales bosques. A continuación advierte el Señor de la
siguiente manera: “Pero si los hombres comienzan a poner las manos en los
bosques de la Tierra, entonces vendrán calamidades para los hombres. Lo más
duro será allí en donde se comienza a talar los bosques. Por eso, ustedes, mis
apóstoles, adviertan a los hombres, en el tiempo justo, de tal industria
desmedida.” (gej09.63.6)
“Mirad, en los primeros tiempos del hombre en esta Tierra, no se conocía las
casas de maderas, y muchos menos los castillos rodeados de muros; Tales
bosques servían también como vivienda viva y natural a las personas que
alcanzaban una edad extremadamente alta y con completa salud. ¡En el norte de
Asia, así como en el norte de Europa y en otras grandes o pequeñas regiones del
mundo, e incluso en el hemisferio sur de la tierra, viven en los bosques aun hoy
(apróx. año 30 D.C) gente muy fuerte y sana, en cuanto al cuerpo físico se
refiere, y, así pues, tales bosques no son tan terribles ni inútiles, como se
imagina el entendimiento miope de los hombres!” (gej09.63.7)

La destrucción de los bosques genera estepas


y huracanes
(gej05.109)

1
(El Señor:) «¡Ved los montes llenos de bosques y de arbustos! Estos, en medida
justa, absorben a los espíritus naturales (electricidad, efluvio magnético) que les
convienen. Pero id y talad sus bosques, ¡y pronto sentiréis las consecuencias
desastrosas! Ocasionado por estas, pronto vendrán tiempos en que enormes

8
cantidades de libres espíritus naturales brutos empezarán a llenar más y más las
capas del aire sobre toda la Tierra. Estos espíritus naturales, por no hallar
lugares adecuados para vivir, establecerse y actuar, empezarán a concentrarse
en gran número; y por su inquietud, su hambre y su sed –su impulso de
asimilación– provocarán las tempestades más graves que devastarán todo, y
que destruirán países enteros de tal manera que en los siguientes cien años –en
muchos casos incluso hasta mil años– todo quedará desértico, a no ser que acá
y allá aparezca alguna plantita de musgo. Pues incluso hoy día (año ~30 D.C) en la
amplia Tierra hay lugares que tienen una extensión de muchas jornadas de viaje
y que carecen de toda vegetación, como en el caso de la arena caliza exánime en
las orillas del Mar Muerto en la Palestina Baja, a donde va el río Jordán.
2
¿Acaso eso podría ser mi Voluntad? ¡De ninguna manera! Porque, donde los
hombres deben querer y actuar libremente para que también en el espíritu se
hagan hombres, allí no quiero entremeterme aunque ellos exagerasen todo
desenfrenadamente, sino Yo consiento simplemente en que ellos consigan
aquello por lo que habían luchado tan celosamente como si dependiese de ello la
felicidad de su vida. No me importa si las consecuencias son malas o buenas. Lo
que los hombres hacen, a ellos mismos recaerá... Aunque Yo sepa las
consecuencias que algo producirá en el futuro, a pesar de eso no puedo ni debo
entremeterme impidiéndoselas con mi Omnipotencia, porque si Yo lo hiciera, el
hombre acabaría de ser hombre. Pues luego sería una máquina vivificada, nada
más… y eternamente nunca podría tener valor, ni para sí, ni tampoco para Mí. Se
parecería a un escribiente que por sí solo es incapaz de escribir una sola sílaba -
pero si aun así debe escribir, un escribiente versado tendrá que dirigirle su mano
desde la A hasta la Z; y cuando de esta manera haya escrito la disertación, no la
comprende… Y aunque de esta manera haya escrito cien mil cartas, él mismo es
tan poco un escribiente como el pizarrín con el que ha escrito. Asimismo, el
hombre de esta Tierra no sería un hombre, si no se le dejara una libre voluntad
totalmente inviolable y si no se le dejara actuar totalmente conforme a esta.
3
Verdad es que la voluntad del ser humano puede ser controlada por diversas
doctrinas y leyes, y sin embargo, ni una doctrina ni cualquier ley puede ser un
estorbo para la libre voluntad en la ejecución de lo que esta quiera. Si la
voluntad del hombre quiere aceptar una enseñanza o una ley como pauta para
sus actividades, entonces él mismo se atiene a ellas, y eso sin sentir
íntimamente la menor obligación. Pero si no quiere aceptar una ley, ningún
poder del mundo ni de los Cielos puede forzarle a eso - lo que, además, no es
permitido de hacerlo. Pues como ya dije: sin la libre voluntad el hombre ya no es
un hombre sino una mera máquina animada por la naturaleza, como las que los
hombres con el tiempo aún inventarán - máquinas que ejecutarán los mismos
trabajos completamente artificiales que hoy en día difícilmente un hombre es
capaz de realizar. Sin embargo, tal máquina no será un hombre, ni según su
forma, y aun menos según su función interior, pues no tiene una libre voluntad y
por eso eternamente nunca podrá realizar una acción autónoma. Lo que la
voluntad del hombre haya puesto en ella, esto también lo realizará, pero nunca

9
algo distinto.
4
El hombre de por sí puede hacer todo lo que quiera y nadie puede impedírselo.
De modo que el hombre con la Tierra que le lleva y que alimenta su cuerpo puede
hacer lo que quiera, y en general sólo las consecuencias le enseñan si su
voluntad era buena o mala.
5
Por eso cada ser humano tiene un intelecto y un juicio que proviene de este.
Por eso puede ser instruido y hecho inteligente por medio de toda clase de
enseñanzas, leyes exteriores y diversas experiencias; y luego él mismo puede
elegir lo bueno, lo correcto y lo verdadero, y según estos determinar su
actividad. Y a pesar de eso no sufre obligación alguna, porque el mismo elige
libremente lo que reconoce como bueno, justo y verdadero.
6
Que los hombres en general por intereses mundanos frecuentemente pisotean
con sus pies todo lo bueno, lo justo y lo verdadero reconocido, y que actúan
contrario a todas las virtudes, esto cada día ya lo vemos comprobado
palpablemente en cientos de casos, lo que demuestra una vez más que la libre
voluntad del hombre no puede ser comprometida. Es posible que los hombres,
con el tiempo, lleguen a inventar grandes cosas y consigan influir en la
naturaleza de la Tierra de una manera que esta al final tendrá bastantes fugas.
Las consecuencias, por supuesto, no serán agradables y parecerán como un
castigo cierto de una voluntad mal empleada; ¡pero eso no ha sido mi Voluntad
sino la de los hombres que ha causado todo!
7
Si los hombres quieren otro diluvio, ¡que con diligencia deshagan y perforen las
montañas, y así abrirán las esclusas de las aguas subterráneas! Si los hombres
quieren ver toda la Tierra en llamas, sólo tienen que destruir diligentemente
todos los bosques y selvas, porque los espíritus naturales (electricidad)
aumentarán de una manera que la Tierra de repente estará envuelta en un mar
de relámpagos. - ¿Acaso también Yo iba a plagar la Tierra mediante el fuego? Por
eso, ¡enseñad a los hombres a ser sabios, porque de lo contrario ellos mismos
provocarán las catástrofes! Yo sé que así sucederá, y aun así no puedo ni debo
intervenir con mi Omnipotencia, sino únicamente con mi Doctrina. - ¿Lo
comprendéis?».

La devastación venidera de la Tierra. La seguridad


de los hijos de Dios.
(gej05.110)
1
«Consta que lo hemos comprendido», respondió Cirenio. «Pero esta
comprensión tiene nada de consolador para los seres humanos de esta Tierra.
¿Qué sirve la mejor Doctrina, si los hombres con el tiempo pueden volver a
apostatarla y luego pueden provocar la perdición de toda la Tierra? Si nosotros
ahora en calidad de testigos tuyos tuviésemos una vida de por lo menos mil
años, y nuestros discípulos más jóvenes llegasen a la misma edad, esto sería
suficiente para mantener tu Doctrina pura; pero si según tu alusión muy clara en
primer lugar Tú mismo corporalmente dejarás esta Tierra atrás, y en segundo

10
lugar los presagios se manifestarán más raras veces, ¡entonces no sé quién
tendrá la culpa si la Tierra por la estupidez de los hombres finalmente quedará
totalmente devastada! - ¡¿Para qué puede servir si la Tierra a duras penas
todavía quedará mantenida por algunos miles años, si luego a pesar de todo
evidentemente quedará devastada completamente?!».
2
«Amigo», le dije, «aunque en aquel tiempo no continuarás viviendo en la
materia bruta en la que ahora vives, piensas y hablas, pero como espíritu
continuarás viviendo mucho más consciente de ti mismo, serás más fuerte y
más poderoso, y eso eternamente. Serás testigo ocular y auricular de todo lo
que sucederá, y en lo que Yo inevitablemente tengo que consentir. Pero
entonces seguramente todo te parecerá bien, e incluso tú mismo contribuirás
para la corrección y para el castigo de los hombres… pues junto con millones de
otros espíritus me interpelarás muchas veces sobre dar a la Tierra una nueva
organización y forma… Pero Yo siempre os exhortaré que os ejercitéis en la
paciencia y en el amor…
3
Y cuando algún día en la Tierra empiece a haber un caos indescriptible, esto, en
mi Reino, te dará una gran alegría y dirás: “¡Por fin, por una vez, también en la
Tierra material el Señor vuelve a hacer sentir su férula a causa de la injusticia
manifiesta de los hombres!”. ¡Sé consciente de que Yo nunca dejé faltar hombres
colmados de mi Espíritu - tampoco entre los paganos más tenebrosos! ¡Nunca
debían pasar más de cincuenta años y ya había nuevos hombres aptos a mostrar
a los seres humanos el camino correcto! Ahora Yo mismo vine a esta Tierra tan
significativa para encarnarme como hombre, y también después de Mí hasta el
final del mundo seguirán siendo mandados hombres a los “niños” del mundo, de
los que siempre convertirán muchos a la verdadera Luz.
4
Esta Doctrina que ahora os está dada, nunca perderá una sola jota, lo que, sin
embargo, para la generalidad mundial no será de gran importancia, porque esta,
mientras haya y tenga que haber una materia, siempre estará en guerra con el
elemento puramente espiritual. Pero aun así, ¡que a nadie entre miedo, porque
siempre muchos son los llamados y pocos los escogidos!
5
Para los que se atengan a los escogidos, la Tierra siempre tendrá un pequeño
refugio seguro; pero los que en sus corazones son demasiado sordos y ciegos,
estos de vez en cuando serán separados como la mala hierba del trigo puro.
6
Por eso la Tierra seguirá existiendo como después de Noé, y será habitada por
mis “niños” más lúcidos. Únicamente las inmundicias excesivas serán llevadas a
otro centro de purificación - de los que hay muchos en mi Reino eterno, pues de
estos eternamente nunca habrá escasez. Pero tales criaturas nunca llegarán a
ser “niños” Míos, porque para esto es preciso que me conozcan bien y me amen
sobre todas las cosas…
7
Ahora no hablo como médico milagroso Jesús de Nazaret, sino como Aquel que
está en Mí desde la Eternidad… Yo os hablo como Padre lleno de Amor y de
Misericordia y como Dios Uno que dice: “Yo soy el alfa y la omega, el eterno

11
principio y la eterna finalidad de toda la infinitud; pues aparte de Mí ya no hay
otro Dios”».

Los desastres naturales causados por la tala


de los bosques
(gej04.143)
1
(El Señor:) «Pues sí, la Sabiduría de Dios puede volverse una contrariedad para
hombres ya educados pero sólo medio maduros, si estos se rebelan arbitraria y
malintencionadamente contra su Orden. Pero ahí entra en función el Amor de
Dios, que en su Paciencia sin par siempre sabe oponer a las aspiraciones
equivocadas de los hombres los remedios más apropiados para que vuelvan al
camino correcto. De modo que mi Objetivo final con el género humano siempre
será alcanzado, aun sin que el hombre por cualquier venganza todopoderosa de
Dios se viera forzado a actuar conformemente como si fuera una máquina.
2
Pero incluso estos remedios no pueden ser considerados como una
consecuencia de la ira divina sino sólo como consecuencia de una manera
equivocada de obrar de los hombres. Pues sí, el cosmos y la naturaleza tienen
sus leyes necesarias e inmutables dentro del Orden de Dios. Pero también el
hombre tiene sus leyes en lo que se refiere a su forma y sus condiciones físicas.
Si él quiere actuar en contra de este Orden y transformar el mundo, entonces no
será castigado por una ira espontánea de Dios, sino por el mismo Orden divino
severo e inmutable de las cosas que deben ser como son.
3
Ahora te preguntas si incluso el diluvio hay que considerarlo como
consecuencia natural y necesaria por la manera equivocada en que obran los
hombres. Y te contesto que sí... Porque Yo había instruido a más de cien videntes
y mensajeros, había advertido a los pueblos contra sus acciones contrarias al
Orden divino y a la naturaleza, y durante más de cien años les llamé muy
severamente la atención sobre las consecuencias terribles que su cuerpo y a su
alma iban a sufrir inevitablemente; pero su maldad llegó hasta el extremo de
que no sólo se burlaban de los mensajeros sino que incluso mataron a muchos
de ellos, y de este modo emprendieron una auténtica lucha contra Mí. Pero a
pesar de esto no me llené de ira ni de venganza, sino los dejé obrar y actuar
libremente, permitiendo que pasaran por la triste experiencia que la insensatez
y la ignorancia de ninguna manera están libres de hacer con la gran naturaleza y
el Orden divino lo que en su ceguera les da la gana.
4
Mira, tú eres completamente libre de escalar aquel peñasco que ves en
dirección de mediodía -que tiene una altura de unas quinientas alturas de un
hombre- y luego precipitarte intencionadamente hacia abajo. Según las leyes
precisas de la gravedad de todos los cuerpos consta que tu travesura te costará
la vida física. ¡Y ahora pregúntate, si eso hay que atribuirlo a mi ira o venganza!
5
Allá en el Este ves cordilleras totalmente cubiertas de bosques. Haz que te

12
acompañe un millón de hombres y dales la orden de encender todos los
bosques. Pronto todos los montes estarán pelados. ¿Cuál será la consecuencia?
Los muchos espíritus naturales que se han quedado sin campo de acción
comienzan a enfurecerse en el aire. Habrá un sinnúmero de rayos, de lluvias
torrenciales y de granizadas terribles que destruirán los alrededores - todo
consecuencias naturales de aquel incendio provocado. Dime, ¿ves también ahí
una acción de la ira o venganza de Dios?
6
Y si millones de hombres se ponen obstinadamente a deshacer montes para
llenar con ellas grandes lagos, o si construyen rutas estratégicas muy anchas
para que tanto más fácilmente puedan ir a la guerra... si hombres escarpan
cordilleras enteras hasta a quinientas veces la altura de un hombre y esto en
extensiones que cuestan varios días de viaje... o si alrededor de los montes
cavan fosas de una profundidad de trescientas veces la altura de un hombre,
abriendo de esta manera las esclusas interiores de la Tierra, con lo que los
montes empiecen a hundirse y las aguas comienzan a subir de una manera que
en Asia cubren las cumbres de montañas muy altas como si se tratara de un
mar... Además, con estas grandes devastaciones de montañas también quedan
destruidos muchos miles de millones de yugadas de bosques más sanos -
situación en que incontables miríadas de espíritus naturales que antes estaban
ocupados cuidando de la vegetación más fértil y preciosa, de repente se ven
privados de su ocupación... Ahora imagínate la revuelta que estos espíritus en
aquellos tiempos habrán armado en el aire... las continuas lluvias torrenciales y
las granizadas más terribles, acompañadas por un sinnúmero de de rayos, y eso
durante cuarenta días... ¡Las inmensas masas de agua que cayeron de las nubes
e inundaron gran parte de Asia - y todo eso por causas absolutamente
naturales! Dime, ¿dónde ves ahí una ira o venganza irreconciliable de Dios?
7
Moisés relató estos acontecimientos en la forma que en aquella época era
costumbre, es decir, en imágenes en las que según la inspiración del Espíritu
divino siempre hizo prevalecer mi Providencia - lo que sólo es posible mediante
verdaderas imágenes alegóricas.
8
Pero ¿puede Dios ser una Divinidad de ira y de venganza, sólo porque tú y
muchos otros nunca habéis comprendido sus grandes revelaciones?».

La razón de las catástrofes


(gej04.144)

1
(El Señor:) «Te digo: Si vivierais durante cincuenta años dentro del verdadero
Orden de Dios, no se produciría calamidad alguna.
2
Os digo a todos: Todas las calamidades, todas las catástrofes, epidemias y
enfermedades entre los hombres y animales, todas las perturbaciones
atmosféricas, el mal clima, las malas cosechas, las granizadas y devastadoras
inundaciones, los huracanes, tornados, las plagas de la langosta y otras más por
el estilo, ¡todos son consecuencias de actos desordenados de los hombres!

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Si los hombres al máximo posible viviesen conforme al Orden divino, no
tendrían que soportar calamidades como estas. Los años pasarían como perlas
colocadas en hileras, un año tan bendecido como el otro. La parte habitable de la
Tierra nunca sufriría un frío excesivo ni un calor sofocante. Pero como los
hombres tan sumamente inteligentes mucho más allá de sus necesidades
levantan construcciones demasiado grandes... si se ponen a introducir “mejoras”
exageradas en gran estilo, si desmontan montes enteros para construir grandes
caminos estratégicos destruyendo muchos cientos de miles de yugadas de los
bosques más sanos y preciosos... y si entre ellos mismos, finalmente, viven
continuamente en querellas y disputas, ignorando que continuamente están
rodeados de una gran cantidad de inteligentes espíritus naturales de los que
depende todo el clima de la Tierra así como la pureza del aire, del agua y del
reino terrenal, no es de extrañar que bajo estas condiciones la Tierra pase por
cada vez más calamidades de toda clase.
4
Hombres avariciosos ponen a buen recaudo sus graneros y estrechas
vigilancias a sus riquezas y tesoros desmedidos, y ¡ay de aquel que se atreviera
a acercarse a ellos!, porque en seguida recibiría un castigo severísimo.
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Con esto no quiero decir que la persona no debiera proteger sus bienes
adquiridos con sacrificio. Pero aquí me refiero a la superabundancia y al lujo
innecesario. ¿No sería aconsejable construir graneros abiertos para pobres y
menesterosos - aunque bien bajo la supervisión de un distribuidor competente,
para que ningún pobre pueda tomar más de lo que necesita para alimentarse? Si
de esta manera desapareciera la codicia y la avaricia de la Tierra, ¡también se
acabarían los años de escasez!
6
Ahora preguntas, cómo eso puede ser posible, y Yo te respondo: De la manera
más natural del mundo, es decir: Si uno está un poco familiarizado con la manera
interior con la que procede toda la naturaleza, entonces pronto lo entenderás
tan fácilmente que podrás palparlo con las manos.
7
Ved, aquí hay una planta curativa, y allá una que es extremadamente
venenosa. ¿No se alimentan ambas de la misma agua, del mismo aire, de la
misma luz y del mismo calor? Y a pesar de eso, esta planta abunda en elementos
curativos y aquella está llena de veneno mortal.
8
¿Cómo eso? Con su carácter interiormente bien ordenado la planta curativa
influye en todos los espíritus vitales naturales que la rodean, con el resultado
que estos con toda amabilidad y paz se arriman amorosamente a ella y la
alimentan desde el exterior como si fuera desde su interior; y de esta manera
todo en toda la planta se vuelve tanto más curativo. De modo que durante el día,
en la luz solar, su exhalación y los espíritus vitales naturales que la rodean
ejercen un efecto altamente saludable a los hombres como también a los
animales.
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Mientras tanto la planta venenosa, cuyo interior contiene y encierra un
carácter fuertemente egoísta, furioso y colérico, influye con este carácter en los

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mismos espíritus vitales naturales y los echa a perder, de modo que al arrimarse
a la planta alimentándola el conjunto se corrompe de tal manera que todo su
carácter se vuelve idéntico al original de la planta. Como el vaho de esta planta
es venenoso para la salud humana, también su alrededor resulta perjudicial, y
los animales gracias a su olfato sensible ni siquiera se acercan a ella».

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