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La formación docente es clave para la calidad

educativa
ESCRITO POR: MARÍA COBOS
Noviembre - Diciembre 2014
250 millones de niñas y niños no saben leer y ni escribir, incluso después de haber asistido cuatro
años a la escuela.
El profesorado es pieza fundamental en todo el proceso de la enseñanza y tiene la llave para
mejorar el futuro del alumnado, y cuando comparte el conocimiento y se le facilita formación, al
transmitir aprendizajes y valores universales fomenta la creación de ciudadanos y ciudadanas
activos que comprenden los principios democráticos, promueven la tolerancia y participan en la
sociedad en la que viven de forma responsable. El poder transformador de la educación de calidad
permite el desarrollo personal, la equidad de género y la erradicación de la pobreza.
La formación docente nos orienta hacia la comprensión de la realidad educativa, nos permite innovar e
insertar en nuestras actividades educativas nuevas técnicas de todo aquello que vamos aprendiendo
como es tener una educación más inclusiva y con equidad de género. Claro que es importante la
formación continuada, de lo contrario estaríamos desmarcados, desactualizados.
Inés Risco, profesora de secundaria,
Liceo Venezuela, La Paz

Se ha democratizado el acceso a la escuela, pero no el acceso a la educación y el aprendizaje. En los


últimos 10 años ha aumentado en el mundo el acceso de los niños y las niñas a la escuela; pero no se
trata sólo de “asistir” a clase, sino de adquirir nociones básicas y de exigir, no sólo el derecho a la
educación, sino a una educación que sea de calidad. Entre 2000 y 2012, el porcentaje de escolares
matriculados en educación primaria han pasado del 83% al 90%; y la tasa de deserción escolar se
encuentra en que uno de cada cuatro menores abandona los estudios antes de completar el ciclo. La
repetición, los bajos rendimientos escolares y el abandono, son los principales indicadores para medir la
calidad de la enseñanza.

La exclusión educativa está vinculada a la falta de acceso a la educación y al acceso a la mala educación,
pero ¿vale más una mala educación que ninguna?. La educación de mala calidad deja todo un rastro de
analfabetismo en jóvenes y adultos, donde las más afectadas son las mujeres jóvenes, que representan el
61% de la juventud analfabeta. Educación pobre, con infraestructuras, contenidos y pedagogía pobre,
para los empobrecidos y desfavorecidos que aceptan pasivamente, y de la calidad que sea, la educación
que reciben, desestima el conocimiento, maltrata la autoestima e influye en el abandono escolar. La
calidad educativa que es posible incluso en las condiciones más desfavorables, allí donde no hubiera
una construcción estable de una escuela, un maestro o maestra motivado y con experiencia será
capaz de transmitir conocimientos para el aprendizaje de su alumnado que tiene derecho a reivindicar
docentes cualificados, recursos y entornos de aprendizaje favorables para recibir una educación
adecuada con un profesorado con dedicación suficiente, que sepa prestar apoyo en las dificultades de
aprendizaje y que esté apoyado, a su vez, por un sistema, planes y evaluaciones educativas que presten
atención a las necesidades del alumnado en los primeros grados.

La educación debe venir en primer lugar, pero no cualquier tipo de educación, sino una educación de
calidad.
Irina Bokova, directora general de la UNESCO

Un estudio en Latinoamérica sobre analfabetismo funcional, concluyó que cuatro años de escolaridad no
bastan para adquirir las competencias pertinentes en lectura y escritura; se requieren 6 o 7 años de
escolaridad y que es primordial invertir en la primera infancia y en la escuela primaria con los mejores
docentes porque una mala calidad educativa influye en el grado de alfabetismo de los futuros jóvenes y
adultos. Así, entre quienes han concurrido a la escuela cuatro años o menos, un 77% no son capaces de
leer una frase y comprenderla. Por tanto, asistir a la escuela durante cuatro o cinco años no es
garantía de estar alfabetizado.

Las zonas rurales y las comunidades indígenas siguen con deficiencias en la dotación de profesorado,
deficiente infraestructura escolar, de materiales y equipamiento, un currículo de contenidos rígido
desvinculado al contexto rural, sexista y alejado de las necesidades de la comunidad. Es frecuente que
los docentes recién graduados y sin cualificación inicien su aprendizaje en las zonas rurales para ir
acercándose a las ciudades, lo que significa discriminación hacia los grupos que viven alejados de los
núcleos urbanos a quienes se les proporciona una educación tradicional, no pensada desde la
perspectiva de quienes aprenden, sino de quienes enseñan, sin tener en cuenta las necesidades y
aspiraciones del alumnado al que “enseñan”, las distancias, la dispersión y el contexto del medio rural.
Una educación que no asume la diversidad en cuanto a nivel socio económico, edad, género, etnia,
cultura, lengua, etc. y convierte la diferencia en desigualdad que margina o expulsa a quienes no
responden al perfil común.

Los conocimientos y competencias de maestros y maestras constituyen el factor de mayor importancia


para la educación de calidad dado que el progreso humano es directamente proporcional a la calidad de
la educación y ésta sólo la podemos asegurar formando y estimulando al profesorado en la actualización
de aprendizajes adecuados para su labor docente; que 250 millones de niñas y niños, según datos de la
UNESCO en su último informe, no sepan leer, ni escribir, ni realizar una suma o resta, aun habiendo ido
a la escuela 4 años, significa que no han recibido una educación adecuada. Como la calidad
educativa crece en proporción a la calidad del profesorado que imparte su lección en el aula,
una educación deficiente margina a enormes sectores sociales y los excluye de mejores oportunidades y
condiciones de vida. Dado que adquirir conocimientos es efectivo en la lucha contra la pobreza, la primera
condición para lograrlo es una rigurosa formación de los maestros y maestras.

Fuente: Informe 2014 de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo y el Instituto de


Estadística de la UNESCO.

No puede ser excusa para el acceso a la educación la mala calidad educativa, la pobreza,
la discriminación, el idioma y la lejanía de la escuela

A pesar de las políticas educativas, las zonas rurales y comunidades indígenas siguen con deficiencias en
la dotación de profesorado, deficiente infraestructura escolar, de materiales y equipamiento, un currículo
de contenidos rígido y desvinculado al contexto rural. Es necesario exigir tanto el derecho a la educación
como el derecho a recibir una buena educación respetuosa de los saberes y necesidades de
quienes aprenden, capaz de identificar y desarrollar el talento del alumnado; el buen docente sabe
que todos sus alumnos y alumnas son capaces de aprender y ve los desafíos donde otros ven
problemas, adaptando la educación para satisfacer las necesidades de su alumnado y su contexto. Pese
a los progresos realizados en el acceso a la educación, será la mejora de la calidad la que va a
desempeñar un papel decisivo en el marco de desarrollo mundial después de 2015, un cambio esencial,
no sólo en docentes con conocimientos sólidos de su asignatura, sino de aprender a enseñarlas, si
queremos mejorar las posibilidades de educación de los 250 millones de niñas y niños que no saben leer
ni escribir, y de los cuales, 130 millones están escolarizados.

La educación de calidad ofrece la esperanza de mejorar las condiciones de vida de las personas y no es
posible alcanzar una educación de calidad sin formación. InteRed trabaja en educación, desde el enfoque
de género y derechos humanos, en América Latina, Asia y África en reconocimiento del derecho universal
a una educación de calidad entendida desde el desarrollo integral de la persona y el aprendizaje de
habilidades y competencias para la vida en población infantil, juvenil y adulta. Destaca en nuestro trabajo,
el Convenio de InteRed con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
(AECID) en Bolivia: la educación básica gratuita, de calidad e inclusiva para niños, niñas, jóvenes y
adultos, especialmente indígenas y de zonas rurales en 14 municipios con 85 centros de educación
formal y 4 centros de educación alternativa.©

Las niñas y el derecho a la educación


 Mujeres y niñas constituyen el 70% de la población mundial que están bajo los umbrales
de pobreza, y sus condiciones de exclusión, están directamente relacionadas con la
discriminación de género, donde las más afectadas son niñas y mujeres indígenas de zonas
rurales. Esta situación menoscaba sus derechos, restándole oportunidades y haciendo patente
que para lograr un desarrollo sostenible las políticas de género son necesarias para garantizar
los derechos de las mujeres.

 Según datos de la UNESCO, en el mundo hay 495 millones de mujeres en condición de


analfabetismo, 36 millones, son niñas.

 En el mundo las niñas siguen estando excluidas y discriminadas en todos los niveles
educativos bien a través del currículo, la pedagogía, los tratos diferenciados en el aula, etc.
Aunque mejoran las cifras del acceso de las niñas a la escuela, lo cierto es que se enfrentan con
innumerables retos como son las actitudes machistas, embarazos prematuros, apoyo a la casa,
etc; además, en algunos contextos se da el caso de que la presencia de docentes mujeres es un
factor decisivo para atraer a las niñas a la escuela y hacer que mejoren sus resultados de
aprendizaje. Una mala escuela, hace más daño que bien, y es exigible esfuerzos para hacer la
educación más aceptable para las niñas, eliminando prejuicios de género de los libros de texto
y formando a un profesorado que sea capaz de eliminar estereotipos de género en su práctica en
el aula y que presenten imágenes positivas de niñas y mujeres. Ello asegurará que las niñas se
sientan motivadas, participen en los procesos de aprendizaje, desarrollen sus capacidades y
pensamiento crítico.

 La educación de calidad proporciona a las niñas y mujeres conocimientos, habilidades y


capacidades para tomar decisiones, protegerse y defender sus derechos, así como lograr
autonomía económica y social.

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