Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
La Ordenación del Territorio es una disciplina que, ligada al urbanismo, tiene un contenido y un alcance
más amplio. Se refiere a un ámbito territorial supramunicipal. Incluso puede tener dimensión nacional
o a nivel de la Unión Europea (la Carta Europea de Ordenación del Territorio de 1983 es un ejemplo
significativo). La Ordenación del Territorio, además, persigue objetivos mayores que los meramente
urbanísticos, como son el desarrollo económico a nivel general, el fomento cultural, la protección
ambiental y social, etc.
La Ordenación del Territorio surge ante la necesidad de coordinación de las distintas actuaciones
urbanísticas o sectoriales aisladas. Trata de integrar en un territorio más amplio las distintas
actuaciones administrativas, sociales, económicas, ambientales, culturales y urbanísticas de los entes
públicos.
En España, sin embargo, la Ordenación del Territorio no tiene un desarrollo significativo hasta la
Constitución de 1978.
Si bien la ordenación del territorio es competencia de las Comunidades Autónomas, el Estado también
tiene una serie de competencias que le permiten actuar incidiendo sobre la ordenación de un
determinado territorio, desarrolladas a través de la legislación sectorial. Destacan estas competencias:
bases y coordinación general de la actividad económica; puertos y aeropuertos de interés general;
transportes terrestres que transcurren por más de una Comunidad Autónoma; aguas
supracomunitarias; legislación básica sobre protección del medio ambiente; Obras públicas de interés
general o cuya realización afecte a más de una comunidad autónoma, etc...
Las políticas de las comunidades autónomas en materia de ordenación del territorio chocan con políticas
estatales cuando el Estado hace uso de competencias propias que pueden incidir en materia de
ordenación del territorio, por lo que el Tribunal Constitucional se ha visto obligado a delimitar el alcance
de la competencia autonómica de la Ordenación del Territorio, estableciendo una delimitación positiva
y una negativa:
Por otro lado, los instrumentos de ordenación territorial tienen prevalencia sobre los instrumentos
urbanísticos.
PLANES PARCIALES
1.- Planes Generales de Ordenación Municipal.
Los Planes Generales de Ordenación Municipal (PGOM), también conocidos como los Planes Generales
de Ordenación Urbana (PGOU) constituyen el elemento decisivo de ordenación de los municipios que
han alcanzado un mínimo grado de desarrollo urbanístico.
Al PGOM (ó PGOU) le corresponde fijar el modelo territorial del municipio, es decir, decidir la estructura
básica de su territorio y concretar las reglas más importantes sobre las que se asienta. En consecuencia,
entre sus funciones más importantes se encuentran la clasificación de los suelos de todo el municipio y
la regulación de los usos y actividades que en los mismos se van a desarrollar. Con ello define el régimen
de derechos y deberes de los propietarios de cada suelo, que podrá completarse, en aquellos suelos que
sean objeto de transformaciones urbanísticas, con la ordenación más concreta que establezcan los
instrumentos de planeamiento de desarrollo que con tal fin se adopten.
Además, y en lo referente al contenido del Plan en suelo no urbanizable de protección el Plan General
establecerá, en principio, todas las determinaciones pormenorizadas de la ordenación urbanística
necesarias para garantizar su desarrollo equilibrado, integral y sostenible conforme a las características
del espacio rural y para preservar los valores que justifican su protección.
Con la intención de delimitarlos y programar el desarrollo de los nuevos suelos que vayan a ser objeto
de transformación urbanística (pero cuyo desarrollo no ha sido programado desde el Plan General) se
deben aprobar unos instrumentos de carácter general que se conocen como Planes de Sectorización en
muchas Comunidades Autónomas y que tradicionalmente se han conocido como Programas de
Actuación Urbanística (PAU). Estos planes normalmente no incluyen por sí mismos ordenación
pormenorizada del ámbito al que se refieren, que se incorpora a través de otros planes de desarrollo
(Plan Parcial, PERI, etc …), sino que efectúan la delimitación del ámbito en cuestión y programan su
desarrollo, estableciendo las determinaciones estructurantes correspondientes a dicho suelo, si bien
muchas comunidades autónomas prevén la posibilidad de incluir el contenido del plan parcial en estos
instrumentos.
En cuanto a su función, estos Planes completan la ordenación estructurante del correspondiente Plan
General sobre el ámbito de suelo urbanizable no sectorizado que es objeto de una iniciativa de
transformación.
Algunas normas autonómicas -como la de Castilla-La Mancha- permiten que los municipios más
pequeños no cuenten con Plan General, dado que su elaboración es muy compleja y requiere un
presupuesto importante y un equipo técnico y jurídico de entidad. En estos casos, existe una ordenación
urbanística más sencilla, que se articula a través del denominado Proyecto de Delimitación del Suelo
Urbano, que sirve para delimitar qué parte de los terrenos del municipio se consideran urbanos o
urbanizados. Los que no estén dentro de estos límites, se considerarán rurales o no urbanizables.
Otro instrumento a través del cual se articula el planeamiento general sin necesidad de recurrir a la
figura del Plan General son las Normas Subsidiarias de Planeamiento, que proporcionan una mínima
ordenación de los terrenos del municipio. Estas normas pueden ser municipales o incluso ser aprobadas
por las Diputaciones Provinciales.
Son instrumentos urbanísticos de desarrollo que contienen las determinaciones más pormenorizadas a
aplicar sobre un sector previamente delimitado, siempre bajo la coordinación de las determinaciones
establecidas por los planes de contenido general.
a) Tienen por objeto el incremento de la calidad ambiental de los espacios urbanos de uso colectivo o la
mejora de las dotaciones públicas.
b) Sean congruentes con la ordenación estructurante del Plan General o del Plan de Sectorización.
Los terrenos se tasarán mediante la capitalización de la renta anual real o potencial, la que sea
superior, de la explotación según su estado en el momento al que deba entenderse referida la
valoración.
La renta potencial se calculará atendiendo al rendimiento del uso, disfrute o explotación de que sean
susceptibles los terrenos conforme a la legislación que les sea aplicable, utilizando los medios técnicos
normales para su producción. Incluirá, en su caso, como ingresos las subvenciones que, con carácter
estable, se otorguen a los cultivos y aprovechamientos considerados para su cálculo y se descontarán
los costes necesarios para la explotación considerada.
El valor del suelo rural así obtenido podrá ser corregido al alza en función de factores objetivos de
localización, como la accesibilidad a núcleos de población o a centros de actividad económica o la
ubicación en entornos de singular valor ambiental o paisajístico.
Las edificaciones, construcciones e instalaciones, cuando deban valorarse con independencia del
suelo, se tasarán por el método de coste de reposición según su estado y antigüedad en el momento
al que deba entenderse referida la valoración.
Las plantaciones y los sembrados preexistentes, así como las indemnizaciones por razón de
arrendamientos rústicos u otros derechos, se tasarán con arreglo a los criterios de las Leyes de
Expropiación Forzosa y de Arrendamientos Rústicos.
En ningún caso podrán considerarse expectativas urbanísticas.
Se considerarán como uso y edificabilidad de referencia los atribuidos a la parcela por la ordenación
urbanística y, en su defecto, se les atribuirá la edificabilidad media y el uso mayoritario en el ámbito
espacial homogéneo en que por usos y tipologías la ordenación urbanística los haya incluido.
Se aplicará a dicha edificabilidad el valor de repercusión del suelo según el uso correspondiente,
determinado por el método residual estático.
De la cantidad resultante de la letra anterior se descontará, en su caso, el valor de los deberes y cargas
pendientes para poder realizar la edificabilidad prevista.
Cuando se trate de suelo edificado o en curso de edificación, el valor de la tasación será el superior de
los siguientes:
El determinado por la tasación conjunta del suelo y de la edificación existente que se ajuste a la
legalidad, por el método de comparación, aplicado exclusivamente a los usos de la edificación existente
o la construcción ya realizada.
El determinado por el método residual, aplicado exclusivamente al suelo, sin consideración de la
edificación existente o la construcción ya realizada.
REPARCELACIÓN URBANÍSTICA
Distribución equitativa de beneficios y cargas: la reparcelación.
Una de las instituciones características del derecho urbanístico español es la reparcelación o
equidistribución, o distribución equitativa de los beneficios y las cargas derivados de la acción
urbanística (implica dividir las cargas y gastos de la ejecución, así como los beneficios y derechos entre
los propietarios afectados en función de su participación en la unidad de ejecución).
La reparcelación, tomando como referencia un ámbito previamente delimitado por el Plan, partiendo
de la base de una ordenación urbanística ya definida, contenida en el instrumento de planeamiento de
desarrollo correspondiente, tendrá como misión plasmar materialmente esa ordenación sobre el
terreno, trasladando al mismo tiempo a las parcelas ordenadas la titularidad ostentada por los
propietarios afectados sobre las fincas originarias.
Para ello, por medio de la reparcelación se eliminan los límites internos entre las fincas a las que afecta,
manteniéndose únicamente el perímetro exterior de la unidad reparcelable por ellas formada, para
luego dibujar un nuevo esquema de parcelas (o mejor dicho solares) conforme a lo establecido por el
instrumento de planeamiento que se desarrolla.
Esas nuevas parcelas vienen a sustituir a las fincas aportadas, y son adjudicadas a los propietarios de
éstas en proporción a la aportación realizada (a no ser que, de común acuerdo, los afectados fijen unos
criterios diferentes de adjudicación).
Y como todo ese proceso, trasladado a la realidad, tiene un coste, la reparcelación tiene también por
objeto el reparto de dicho coste, reparto que igualmente se habrá de efectuar de manera proporcional
a la aportación realizada.
Forman parte de los gastos de urbanización los siguientes conceptos:
Obras de vialidad.
Obras de saneamiento.
Obras para el suministro de agua.
Obras de suministro de energía eléctrica.
Obras de jardinería y arbolado, así como de amueblamiento necesario para el uso y disfrute de parques,
jardines, plazas y vías públicas.
Las indemnizaciones que procedan en favor de propietarios o titulares de derechos, incluidos los de
arrendamiento, referidos a edificios y construcciones que deban ser demolidos con motivo de la
ejecución del planeamiento, así como de plantaciones, obras e instalaciones que deban desaparecer por
resultar incompatibles con éste.
En su caso, las obras de infraestructura y servicios exteriores a la unidad de actuación que sean precisas.
El coste de la redacción técnica y los anuncios preceptivos en la tramitación administrativa del
planeamiento de desarrollo preciso para la ordenación pormenorizada y del proyecto o proyectos de
urbanización.
Los gastos de reparcelación o compensación y de gestión del sistema de ejecución.
Los gastos de control de calidad de la urbanización.
Cualesquiera otros expresamente asumidos.
RECURSO DE ALZADA
Los recursos en materia urbanística.
El derecho urbanístico forma parte del derecho administrativo y, en consecuencia, los recursos
procedentes en materia urbanística son los mismos que en cualquier ámbito del derecho administrativo.
Por tanto, la norma que rige en materia de recursos es la que sigue:
1.- Sólo cabe interponer recursos contra las resoluciones que ponen fin al procedimiento o, tratándose
de resoluciones de mero trámite, si deciden directa o indirectamente el fondo del asunto, determinan
la imposibilidad de continuar el procedimiento, producen indefensión o perjuicio irreparable a derechos
e intereses legítimos (por ejemplo, la inadmisión de un escrito).
Se puede interponer contra las resoluciones que no pongan fin a la vía administrativa y contra actos de
trámite si deciden directa o indirectamente el fondo del asunto, determinan la imposibilidad de
continuar el procedimiento, producen indefensión o perjuicio irreparable a derechos e intereses
legítimos
Este recurso podrá interponerse ante el órgano que dictó el acto que se impugna o ante el competente
para resolverlo en el plazo de un mes si el acto es expreso y de tres meses si el acto fuera presunto.
El plazo máximo para dictar y notificar la resolución será de tres meses. Transcurrido este plazo sin que
recaiga resolución, se podrá entender desestimado el recurso, excepto en el supuesto de que el recurso
de alzada se haya interpuesto contra la desestimación por silencio administrativo de una solicitud por el
transcurso del plazo, entonces se entenderá estimado.
Este recurso permite revisar el acto administrativo por el mismo órgano que lo dictó, siempre que ponga
fin a la vía administrativa. Este recurso es potestativo, ya que puede prescindirse de él e interponerse
directamente el recurso contencioso-administrativo.
El plazo de interposición es de un mes, si el acto fuera expreso. Si no lo fuera, el plazo será de tres meses
y se contará, para el solicitante y otros posibles interesados, a partir del día siguiente a aquel en que, de
acuerdo con su normativa específica, se produzca el acto presunto.
El plazo máximo para dictar y notificar la resolución del recurso es de un mes. Transcurrido este plazo
sin resolución expresa se podrá entender desestimado el recurso, y queda abierta la vía contencioso-
administrativa.
Cabe interponer este recurso contra las resoluciones que pongan fin a la vía administrativa, siendo el
plazo para su interposición de 2 meses desde la notificación de la resolución, y ello siempre que no se
haya interpuesto recurso potestativo de reposición; si se ha interpuesto éste recurso será preciso
esperar a su resolución o a que se produzcan los efectos del silencio administrativo.
Debe tenerse en cuenta que, tratándose de resoluciones de Pleno o Alcaldía, éstas siempre ponen fin al
procedimiento, al carecer de superior jerárquica, hecho que determina que en ningún caso cabrá
recurso de alzada, pudiendo interponerse contra ellas únicamente recurso potestativo de reposición o
recurso contencioso-administrativo.
DEONTOLOGIA...
Los transmitentes, en la escritura de transmisión onerosa de un elemento privativo, deben declarar que
están al corriente en los pagos que les corresponden o, si procede, deben consignar los que tienen
pendientes y deben aportar un certificado relativo al estado de sus deudas con la comunidad, expedido
por quien ejerza la secretaría de la misma, en el que deben constar, además, los gastos ordinarios
aprobados pero pendientes de repartir. Sin esta manifestación y esta aportación no puede otorgarse la
escritura, salvo que los adquirentes renuncien expresamente a las mismas.
No es preciso que el presidente o presidenta dé el visto bueno al certificado a que se refiere el apartado
2 si un profesional que lleva la administración de la finca ejerce la secretaría de la comunidad (Art. 553-
5).
Tendremos tres posibles ámbitos de la responsabilidad civil profesional: no entrega del certificado;
retraso en la entrega o inexactitud de los datos.
De estos 3 supuestos se pueden derivar las siguientes consecuencias:
No podrá exigirse por la comunidad de propietarios al nuevo propietario el pago de la deuda existente
anterior a la transmisión.
La responsabilidad del Presidente y Administrador responderán del importe de la deuda anterior a la
transmisión cuando la comunidad de propietarios no pueda cobrarla.
Una cuestión cable del certificado es que debemos entender por certificado de deudas:
No cabe duda que dentro del concepto deudas estarán las cuotas emitidas, tanto ordinarias como
extraordinarias, vencidas y pendientes de pago. Tras la ley 8/2013 el piso responde de las deudas no
pagadas por el transmitente de la anualidad en curso y las tres anteriores
También deberemos, en aras a una buena praxis profesional, mencionar las cuotas extraordinarias
aprobadas en Junta de Propietarios que todavía no están emitidas. Esta cuestión queda resuelta para
Cataluña con la nueva regulación del Art. 553-5.
Asimismo, deberemos hacer mención de acuerdos de la Junta General de Propietarios que están
pendientes de ejecución y que generarán en un futuro la emisión de una serie de cuotas extraordinarias.
Mención al posible consumo de agua o calefacción para cuando estos servicios su criterio de distribución
del gasto sea mediante contadores divisionarios en cada vivienda.
No tenemos la costumbre de documentar por escrito la petición de un certificado del estado de deudas
por parte de un propietario. Dentro de los mecanismos de control interno de nuestros despachos
deberíamos establecer medidas para que pudiéramos acreditar el momento exacto en que se produce la
petición y la entrega:
Remisión por fax o correo electrónico de un simple formulario de petición de certificado al propietario
solicitante.
Entrega del certificado acompañado de un escrito.
Hasta este momento hemos analizado la responsabilidad profesional y las precauciones que debemos
adoptar, pero la Ley establece un requisito, el visto bueno del Presidente, que está fuera de nuestro
alcance:
Debemos entender el visto bueno del Presidente como un requisito de procedibilidad.
Si el retraso de la entrega del certificado del estado de deudas es imputable al Presidente debemos de
proveer los medios para que podamos acreditarlo en un supuesto de reclamación de perjuicios,
distinguiendo entre la negativa absoluta a la firma, retraso deliberado o imposibilidad física.
Una posible solución es la firma por el Vicepresidente o Vocal.
Si sólo pudiéramos entregar el certificado con la firma del Secretario, la cautela y prudencia nos deben
llevar a mencionar en el mismo certificado la causa o motivo de la falta del visto bueno del Presidente.
Esta problemática no se plantea en Cataluña al no ser preciso el visto bueno del presidente si la Secretaria
corre a cargo de un Profesional que a su vez lleva la Administración.
ARTICULO 20
“a) Velar por el buen régimen de la casa, sus instalaciones y servicios, y hacer a estos efectos las oportunas
advertencias y apercibimientos a los titulares”.
“b) Preparar con la debida antelación y someter a la Junta el plan de gastos previsibles, proponiendo los
mediosnecesarios para hacer frente a los mismos”.
“c) Atender a la conservación y entretenimiento de la casa, disponiendo las reparaciones y medidas que
resulten urgentes, dando inmediata cuenta de ellas al Presidente o, en su caso, a los propietarios”.
“d) Ejecutar los acuerdos adoptados en materia de obras u efectuar los pagos y realizar los cobros que sean
procedentes”.
“e) Actuar, en su caso, como Secretario de la Junta y custodiar, a disposición de los titulares, la
documentación de la comunidad”.
“f) Todas las demás atribuciones que se confieran por la Junta”.
La determinación de los plazos no puede ser aleatoria. Deberá respetar los principios de diligencia, eficacia
de gestión, prestigio y ejercicio profesional.
20 días naturales desde la concesión de la venia o efectividad de la renuncia para la entrega definitiva de
toda la documentación del cliente.10 días el Reglamento disciplinario.
De 3 a 5 días como máximo para la entrega “express” de la documentación o datos necesarios para el
funcionamiento diario.
COINCIDENCIA DE SANCION
Concurrencia de sanciones. Artículo 133 de la LRJAPyPAC. Por lo mismos hechos no caben 2 sanciones.
Si se abre un procedimiento penal, debe incoarse el procedimiento sancionador para evitar la
prescripción.
Incoado el procedimiento debe suspenderse el mismo hasta que la resolución judicial sea firme.
Puede caber luego una sanción administrativa no por lo mismos hechos, por ejemplo cuando esté
contemplado que uno puede ser sancionado cuando es condenado en procedimiento penal.