¿Cuando su ausencia constituye falta disciplinaria?
La sentencia es el pronunciamiento sobre la demanda de fondo y más exactamente, la resolución del Juez que afirma existente o inexistente la voluntad concreta de ley deducida en el pleito. Esta resolución puede ser definitiva, cuando decide el fondo de la controversia, o puede ser interlocutoria, cuando se pronuncia acerca de un asunto incidental solicitado en específico, sin embargo en ambos casos debe estar motivada. La motivación, es la exteriorización por parte del Juez de la justificación racional de determinada conclusión jurídica. En este sentido no existe motivación si no se ha expresado en la sentencia el por qué de determinado razonamiento judicial, esto es, cuando el razonamiento no ha sido explanado por el juzgador. Por ello, en nuestro derecho positivo la falta de motivación se refiere tanto a la ausencia de expresión de la motivación como a la falta de explicación de los fundamentos de hecho y de derecho en que se basa el fallo. El Código de Procedimiento Civil Venezolano, en su artículo 243 establece los requisitos que debe contener la sentencia, siendo uno de ellos los motivos de hecho y de derecho de la decisión; igualmente el artículo 157 del Código Orgánico Procesal Penal, señala que las decisiones del Tribunal serán emitidas mediante sentencia o auto fundados, bajo pena de nulidad salvo los autos de mera sustanciación; es decir, que cualquiera que sea la materia el Juez está en la obligación de motivar sus decisiones. La necesidad de exteriorización de los motivos de la decisión, sobre la propia dinámica de formación de la motivación, obliga a quien adopta una decisión a operar desde el principio con unos parámetros de racionalidad expresa y de conciencia autocrítica mucho más exigentes. Pues no es lo mismo resolver conforme a una corazonada que hacerlo con criterios idóneos para ser comunicados, pues ésta constituye un juicio lógico que se desarrolla alrededor de la pretensión. El Juez al momento de sentenciar debe exponer, a las partes y a la sociedad, las razones que ha tenido para resolver en la forma constante en la parte dispositiva de la sentencia, ello en aplicación del derecho a la defensa, al debido proceso y a la garantía constitucional de la tutela judicial efectiva. La motivación debe existir en primer término como formalidad exterior de la sentencia, esto quiere decir que el Juzgador tiene que expresar las razones en que fundamenta su resolución. En este campo, el Juez debe suministrar los motivos que justifican su decisión, fundamentándola, esto, con relación a la estructura formal de la sentencia. La sentencia carecerá de motivación, en cambio, cuando sólo la tiene en apariencia, esto es, cuando no se expresan las razones suficientes para justificar la decisión, así ocurre cuando se violentan las leyes de la lógica, o los argumentos se apoyan en pruebas ilegítimas, o se prescinde de pruebas esenciales, o si la motivación no es completa y no se basa en una cuestión o sobre una premisa de la construcción lógica, lo cual invalida las conclusiones sucesivas. La sentencia se invalida cuando adolece de un vicio esencial de motivación, si hay un defecto y no obstante que tiene apoyo con otros elementos válidos, conservará eficacia, pese al vicio no esencial que pueda contener. Para que la fundamentación sea válida debe ser expresa, clara, completa, legítima y lógica: 1.- Expresa. Esto quiere decir que el juez debe remitirse al caso concreto que le han puesto a la vista para su conocimiento, por tal razón tiene el deber de consignar las razones que le conducen a tomar tal decisión, expresando para ello sus propios argumentos con relación al caso concreto. 2.- Debe ser clara. En efecto, el pensamiento del Juzgador debe ser aprehensible, comprensible, examinable y no dejar lugar a dudas sobre las ideas que expresa, el Juez al momento de dictar su decisión debe expresarse en lenguaje llano que permita la comprensión de su pensamiento y pueda ser entendido por quienes leen sus resoluciones, es decir, que la sentencia debe bastarse a sí misma. 3.- Completa. Debe abarcar todos los hechos y el derecho respecto de los hechos; debe contener las razones que llevan a una conclusión afirmativa o negativa sobre la existencia de los episodios de la vida real con influencia en la solución de la causa. Para ello tiene que referirse a las pruebas incorporadas al proceso, mencionándolas y sometiéndolas a valoración crítica; no es suficiente que el juez expida sobre el sentido del fallo, sino que debe exponer las razones y fundamentos que lo determinan; no debe hacer alusiones globales a los elementos probatorios reunidos o un resumen meramente descriptivo de ellos, sin explicar el valor que les atribuye y el criterio selectivo empleado y las conclusiones que extrae, pues ello es violatorio del derecho a la defensa. 4.- Debe ser legítima. Esto quiere decir que debe basarse en prueba válidamente introducida en el debate o etapa del juicio, toda vez que ésta es una consecuencia del principio de verdad real y del de inmediación, que son sus derivados y por lo tanto, supone la oralidad, publicidad y contradicción, los cuales rigen el proceso penal, y que con el tiempo regirán el proceso civil. 5.- Tiene que ser lógica. El juez ha de observar en la sentencia las reglas del recto entendimiento humano, que presiden la elaboración racional del pensamiento. Por lo tanto, el Juez debe ajustarse a sus principios, pues de apartarse de ellos, las palabras no alcanzarán a ser comprendidas y el fallo será anulado. De lo anterior, podemos decir, que tanto la doctrina como la jurisprudencia, han sido contestes en señalar que la función de motivar es evitar o erradicar la arbitrariedad en las resoluciones judiciales, por lo que debe hacerse la exposición lógica y racional de los argumentos que las forman. Ahora bien, ¿qué pasa cuando el Juez no motiva sus decisiones? Ha sido criterio del Tribunal Supremo de Justicia, que la motivación que debe acompañar a las decisiones de los Órganos Jurisdiccionales constituye un requisito de seguridad jurídica, que permite a las partes determinar con exactitud y claridad, cuáles han sido los motivos de orden fáctico y legal que en su respectivo momento han determinado al Juez, acorde con las reglas de la lógica, las máximas de experiencia, la sana crítica y el conocimiento científico, a declarar el derecho a través de decisiones debidamente fundamentadas, en la medida que éstas se hacen acompañar de una enumeración congruente, armónica y debidamente articulada de los distintos elementos que cursan en las actuaciones y se eslabonan entre sí, los cuales al ser apreciados jurisdiccional y soberanamente por el Juez, convergen a un punto o conclusión serio, cierto y seguro, es por ello que una sentencia inmotivada es violatoria del debido proceso, el derecho a la defensa y a la tutela judicial efectiva, expuestos en los artículos 26 y 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En este sentido la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia Núm. 1047, del 23 de julio de 2009, señaló: “… La exigencia constitucional de que sean expresadas las razones fácticas y jurídicas de que se sirvió el juzgador para concluir en el silogismo judicial adoptado, garantiza tanto a la colectividad como a los sujetos procesales que conozcan las razones que fundaron lo resuelto, y permite que se controlen los fundamentos que motivaron el acto jurisdiccional dictado, mediante los mecanismos de impugnación correspondientes, y así evitar la arbitrariedad o capricho judicial, capaz de causar indefensión judicial. El artículo 173 del Código Orgánico Procesal Penal dispone que las decisiones del tribunal deben ser emitidas mediante sentencias o autos fundados so pena de nulidad; y ello es así por cuanto el juzgador debe ofrecer a las partes la motivación de la sentencia como solución a la controversia; eso sí, una solución racional, clara y entendible que no dé lugar a duda en el ánimo de los justiciables del porqué se arribó a una determinada solución en el caso planteado; máxime cuando el sistema de la sana crítica contenido en el artículo 22 eiusdem exige a los jueces la estimación y valoración de todas y cada una de las pruebas, así como la necesidad de su análisis, comparación y concatenación de ellas entre sí, para establecer la verdad de los hechos dados por probados y lograr así la realización de la justicia mediante la aplicación del derecho…”
De allí que si un Juez dicta una decisión inmotivada es susceptible
de ser sancionado disciplinariamente, por encontrarse incurso en el ilícito disciplinario de descuido injustificado en menoscabo de la tutela judicial efectiva, falta disciplinaria de destitución prevista en el numeral 24, del artículo 29 del Código de Ética del Juez Venezolano y Jueza Venezolana. También en ese sentido se ha pronunciado la Corte Disciplinaria Judicial, en decisión Núm. 6 del 5 de junio de 2012, al señalar: “…observa la Corte que el vicio de inmotivación o ausencia de motivación se produce con la falta absoluta de fundamentos de hecho y de derecho en la sentencia y no, cuando aun siendo escasos o erróneos, permitan conocer los presupuestos en que el juzgador sustentó su decisión. Se entiende entonces que la delación sólo prosperaría cuando el sentenciador en su decisión omita, absolutamente, la referencia a los motivos que determinaron su fallo…”
De acuerdo con lo anterior, podemos decir que la inmotivación para
que constituya falta disciplinaria, debe ser absoluta, es decir, debe haber una ausencia total de los fundamentos de hecho y de derecho que tuvo el Juez para decidir, por lo que si la motivación es escasa o exigua no se produce el ilícito disciplinario, ello en todo caso constituiría un vicio de la sentencia susceptible de ser revisado por la alzada. En conclusión todo operador de justicia tiene la obligación de explanar los motivos de hecho y de derecho que tuvo en consideración para arribar a la decisión final, en cumplimiento del artículo 26 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por cuanto el Juez debe administrar justicia de forma idónea, transparente, conforme a la ley y al derecho, y sus decisiones deben estar revestidas de una debida motivación, a los fines de evitar arbitrariedades, en atención al mandato que le impone la ley, de lo contrario dichas decisiones estarían revestidas de ilegalidad, y por tanto pueden ser anuladas en cualquier grado de la causa, toda vez que al no encontrarse esas razones en el fallo dictado, se coloca a las partes en un estado de incertidumbre, que cercena su derecho al debido proceso y a la tutela judicial efectiva, que abarca una respuesta efectiva y motivada de sus pedimentos, en cumplimiento de los pilares fundamentales del estado de derecho y de justicia que promueve la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Es por ello que el Inspector de Tribunales al momento de practicar una investigación está facultado para recabar aquella o aquellas sentencias de las cuales se evidencie una inmotivación absoluta de parte del Juez o Jueza denunciado, más cuando esa denuncia proviene de una Instancia Superior, ello a los fines de garantizarle a los justiciables una tutela efectiva a sus peticiones y sancionar aquellos funcionarios que no cumplen con tan fundamental deber.
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