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LA RELACION JURIDICA Y LOS OBJETOS


DEL DERECHO

Por el Lic. Rafael R O J I N A VI-


LLEGAS, Profesor de la Escuela
Nacional de Jzwisprz4dencia.

LA RELACION JURIDICA

1 .-La Relación Jztridica Como el Elemento Contplejo, Fzindawwntal


dd Derecho

E n el derecho existen elementos simples y un elemento complejo, que


es la relación jurídica.
Los elementos simples son: la norma, el o los sujetos, los derechos
subjetivos, los deberes jurídicos, el o los objetos del derecho, los supuestos
jurídicos y las consecuencias de derecho.
Llamamos elementos simples a todos los enunciados, en virtud de que
los mismos se articulan en otro elemento que por tal razón debe conside-
rarse complejo, y que constituye la relación jurídica.
Puede afirmarse que ese conjunto de elementos simples para cumplir
su verdadera función, la plenitud de su destino, necesariamente deben en-
lazarse en un proceso o sistema que los articule en sentido funcional y
jurídico.
La relación de derecho consiste justamente en ese tipo de estructura
de orden normativo que combina el conjunto de elementos simples para ac-
tualizar la situación jurídica abstracta contenida en la norma, transformán-
dola en una situación concreta en la cual va a tener vida la regulación ju-

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82 RAFAEL ROJINA VILLEGAS

rídica prewista en forma hipotética para sujetos indeterminados, y relati- , I


vamente a facultades y deberes, a sanciones o permisiones de tipo general. I

En la norma juridica, según el análisis de sus elementos, se distinguen


dos partes : el supuesto o hipótesis normativa y la disposición que se trans-
forma en consecuencia para sujetos determinados. Esta situación abstracta
permanece en el plano de las significaciones normativas que sólo constitu-
yen posibilidades futuras de conducta. En consecuencia, ,mientras no se
realice el supuesto o hipótesis normativa, la regulación contenida en forma
1
abstracta y general en la norma, no desciende al plano de las realidades de
couducta como formas efectivamente vividas y actuadas. Una vez que ese
~
supuesto se realiza, se inicia el proceso que va a transformar la situación 1

abstracta en concreta. Es decir, el proceso constitutivo de la relación ju-


rídica.
Puesto en marcha ese mecanismo, el deber normativo abstracto, pasa
a vincular a un sujeto o sujetos que pueden determinarse en forma colectiva
o individual. Asimismo, la determinación del deber respecto a un sujeto o
sujetos pasivos, actualiza correlativamente, por la estructura bilateral del
derecho, una o varias facultades en un sujeto activo o pretensor, y uno o
varios deberes en un sujeto pasivo u obligado.
Dada esta reciprocidad de facultades y deberes y la dualidad o plura-
lidad de sujetos, tenemos vinculados hasta este momento la norma o nor-
mas, los derechos y obligaciones, los sujetos activo y pasivo. Esta vincula-
ción se establece a través del supuesto o hipótesis normativa que al reali-
zarse necesariamente origina la consecuencia fundamental ya indicada : crear
derechos y deberes, relacionando dos o más sujetos.
También las consecuencias pueden consistir en la modificación, tras-
misión o extinción de deberes y facultades, en el reconocimiento de procede-
res lícitos como simples permisiones (que se distinguen de los facultamien-
tos o derechos), o en la motivación de consecuencias de orden coactivo.
Todos estos tipos se refieren a formas de conducta, de aquí que entre
en juego otro elemento simple, que hemos llamado objeto del derecho.
Propiamente, para los efectos del análisis, ha sido menester distinguir su-
cesivamente esta articulación gradual de elementos simples, para constituir
la relación jurídica como forma compleja; pero, en verdad, su íntima co-
rrelación y su especial funcionamiento no permiten de hecho ese proceso
de desarticulación, sino que, por el contrario, exigen una fusión o entrela-
zamiento de los diversos elementos simples que en forma simultánea (no
sucesiva) se van produciendo.
La estructura ideal que abraza o articula todos esos elementos simples
se llama relación juridica, que lógicamente ha de participar de la naturaleza

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RELACION JURZDICA Y OBJETOS DEL DERECHO 83

o esencia de cada uno de los elementos simples, según la función que van
desempeñando en el proceso de vinculación analizado.
E s así que la relación jurídica será bilateral, coercible, heterónoma y
externa, precisamente porque la norma jurídica tiene esas características,
y en la medida en que las tenga. V. g. : si la norma jurídica es de las cono-
cidas desde la terminología romana como imperfectas, por carecer de san-
ción, la relación jurídica que nazca bajo su amparo, también participará
de esa naturaleza. Por esto las llamadas obligaciones naturales, son deberes
jurídicos imperfectos, dada la propia imperfección de que adolecen las nor-
mas jurídicas que las regulan.
El carácter de heteronomía de la norma jurídica, pasa a la relación
jurídica. Sin embargo, esta última puede crearse en forma autónoma a
través del contrato o del acto jurídico unilateral. No obstante que en su
génesis exista autonomía, su vigencia, exigibilidad, validez y extinción
se manifiestan como heterónomas. Es así como los contratantes son libres
para crear el vínculo que una vez constituído origina una relación heteró-
noma en cuanto a sus otras manifestaciones: vigencia, validez, duración y
extinción. Por esto se dice que el cumplimiento y validez de los contratos,
así como su duración, no puede quedar al arbitrio de ninguna de las partes.
Sólo el mutuo disenso puede derogar la norma jurídica contractual, de la
misma manera que el mutuo consentimiento puede crearla. En el acto ju-
rídico unilateral somos atitónomos para auto-obligarnos en ciertos casos,
para constituir derechos reales sobre cosa propia; pero una vez creada la
relación jurídica, esta tiene vida independiente del procedimiento autónomo
que la originó, para convertirse en relación heterónoma, precisamente por-
que es vinculatoria.
La estructura bilateral de la norma jurídica se refleja a su vez en la
estructura de la relación de derecho, que al constituirse origina facultades
y deberes. Si la norma en su regulación es doblemente bilateral, en el sen-
tido de articular la conducta concediendo al propio tiempo derechos y obli-
gaciones recíprocas a los sujetos que menciona, la relación jurídica será
también doblemente bilateral, es decir, el sujeto pretensor desde un cierto
punto de vista, será sujeto pasivo en otro aspecto, frente al obligado, que
por este motivo también asume la calidad de pretensor. Tal es la estructura
propia de los contratos llamados bilaterales o sinalagmáticos, en cuanto
que crean derechos y obligaciones recíprocas respecto a todas las partes.
Por ejemplo, en la compra-venta, el vendedor es sujeto activo para exigir
el precio y pasivo para trasmitir el dominio de la cosa, entregarla, rusto-
diarla, etc. A su vez, el comprador es sujeto activo para exigir la trasmisión
del dominio de la cosa, su entrega, etc., y sujeto pasivo en cuanto al precio.

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84 RAFAEL ROJINA VILLEGAS

La naturaleza externa o intersubjetiva que es objeto de regulación


por el derecho objetivo, vuelve a serlo de manera concreta en la relación
juridica, que participa también de ese carácter. Las relaciones jurídicas
sólo pueden establecerse entre sujetos, así como las normas sólo pueden
referirse a la conducta de los mismos. Para que exista relación debe haber
por lo menos la concurrencia de dos sujetos. A su vez, para que la norma
juridica tenga sentido debe vincular la conducta de un sujeto en relación
con otro u otros. Por esto el derecho siempre es regulación de la conducta
en su interferencia intersubjetiva.
En cuanto a los demás elementos simples, la relación jurídica va par-
ticipando de la especial naturaleza de ellos.

LOS OBJETIVOS DEL DERECHO

l.-Errores Tradicionales en la Determinación de los Objetos del Derecho !I

El objeto directo del derecho, tanto del objetivo como del mbjetivo,
siempre ha sido, es y ser6 conducta humana. Sólo la conducta en su inter-
ferencia intersubjetiva que se desenvuelve en facultades, deberes o permi-
siones puede ser objeto de la regulación jurídica, es decir, del derecho en
sentido objetivo.
En cuanto al derecho en sentido subjetivo, es evidente que también .
la conducta humana es su único objeto directo, pues cualquiera que sea la
definición que se adopte, tales derechos se caracterizan como facultades
jurídicas de actuar en un determinado sentido previsto y autorizado por la
norma juridica. Ahora bien, esas diversas formas de actuar por expresa
autorización normativa, son formas de conducta, ya abstracta, ya concreta.
En el primer caso, como formas abstractas se trata de simples posibilidades
en sentido potencial (no actualizadas) previstas por la norma, para que
un sujeto desenvuelva su conducta en un cierto sentido, al interferir en
la esfera jurídica ajena o en la conducta de otro. En el segundo caso, se
trata de las facultades en ejercicio, o sea, ya actualizadas, de tal manera
que esas formas abstractas se concretan respecto a sujetos determinados y,
además, recaen sobre formas o manifestaciones ~ositivaso negativas que
vinculan recíprocamente la conducta singular de los sujetos determinados
en una cierta relación jurídica, pública o privada, absoluta o relativa, pa-
trimonial o extrapatrimonial, etc., etc.

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RELACZON JURIDZCA Y OBJETOS DEL DERECHO 85

Si se conciben los derechos subjetivos como formas de interferencia


expresamente autorizadas por la norma jurídica, que un sujeto realiza en
la esfera jurídica ajena o en la conducta de otro, también habrá de concluir-
se en el sentido de que el objeto directo de esos derechos subjetivos es con-
ducta humana y sólo tal conducta. L a diversidad de tipos de interferencia,
traerá consigo también una variedad de las formas abstractas o concretas
de la conducta en su interferencia intersubjetiva, manifestada como facul-
tad y correlativamente como deber jurídico ; pero siempre la esencia del de-
recho, de la relación jurídica y del deber subjetivo será o recaerá en la
conducta humana.
E n cuanto al aspecto pasivo de los derechos subjetivos, es decir, por
lo que se refiere a los deberes jurídicos, evidentemente que también su
objeto directo consistirá en formas de conducta positivas o negativas, gra-
vitando sobre un sujeto determinado o indeterminado, susceptible de valo-
rización pecuniaria o sólo de estimación moral, en relación con los particu-
lares o con el Estado ; pero siempre sin excepción se tratará de prestaciones
o abstenciones, que podrán tener referencia a las cosas o en lo absoluto ser
independientes de los objetos o bienes en sentido patrimonial.
No obstante que lo anterior es evidente desde todos los puntos de
vista en que se le considere, es decir, analizando el derecho objetivo, los
derechos subjetivos, las relaciones jurídicas o los deberes correlativos a
aquellas facultades, comúnmente encontramos en los tratados de derecho
público o privado, civil o mercantil y aún en las obras de filosofía del Dere-
cho, el gravísimo error de decir que las cosas o los bienes son los objetos
del derecho. Esta aberración es semejante a la que cometiera la Escuela
de la Exégesis, al definir al derecho real diciendo que es una relación ju-
rídica que se establece en forma directa entre una persona y una cosa. i Co-
mo si las cosas pudiesen ser sujetos pasivos o reportar obligaciones ! Cuan-
do se dice que las cosas son los objetos del derecho, inconscientemente se
comete el error de afirmar que el derecho es un sistema normativo cuyo
objeto es regular las relaciones de los hombres con las cosas. Ahora bien,
el derecho como sistenia normativo es regulación de la conducta humana y
únicamente de tal conducta; pero no de la conducta subjetiva que pertene-
ce por entero al ámbito de la moral, ni de la conducta intersubjetiva que se
manifiesta sólo en deberes sociales y no en facultades, que es objeto exclu-
sivo de las reglas del trato externo o convencionalismos impuestos por la
moda, la urbanidad, la etiqueta, el decoro, la gramática, la buena crianza,
las llamadas buenas costumbres, etc., etc. Exclusivamente es la conducta
intersubjetiva que se desdobla en facultades y deberes y también en permi-
siones en sentido jurídico -según la connotación que liemos dado a este

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RAFAEL ROJINA VILL.EGAS ,¡

Último término al tratar de la Teoría Jurídica de la Conducta la Única '-


. que puede ser objeto de la regulación jurídica, es decir, del derecho.
Por consiguiente, cuando se afirma que las cosas son los objetos del
derecho, pensando seguramente en los derechos patrimoniales, se olvida
que tales bienes sólo pueden tener una referencia indirecta con la conducta
humana, lo que es cierto exclusivamente cuando se trata de esos derechos
subjetivos (los de orden patrimonial, llamados reales y personales) o de
determinados deberes correlativos a los mismos (obligaciones personales y
reales).
En el derecho objetivo, público o privado, como sistema de normas ju-
rídicas, jamás podemos decir que Son las cosas los objetos de esas reglas
imperativo-atributivas, que justamente son llamadas reglas de conducta, aun
cuando se refieran a la actividad de las personas jurídicas individuales o de
las personas jurídicas colectivas. Evidentemente que sólo cabria duda en
cuanto al derecho objetivo patrimonial por cuanto que éste regula formas
de conducta, bajo la base de derechos reales o personales, que sí tienen una
relación indirecta con las cosas; pero como veremos en seguida, aquéllas
sólo podrían ser objetos indirectos de las prestaciones o abstenciones rela-
cionadas con aquellos derechos patrimoniales.
En cuanto a los derechos subjetivos, desde luego cabe excluir a todos
los de orden extra-patrimonal, pues ninguno de ellos tiene relación indirecta
o remota con las cosas. Tanto los derechos públicos subjetivos, que por su
naturaleza todos son extra-patrimoniales, como los derechos privados sub-
jetivos distintos de los reales y personales (derechos de potestad, del estado
civil, derechos al nombre, a la vida, a la libertad, a la integridad espiritual
y corporal de la persona, etc.), exclusivamente tienen por objeto con-
ducta humana, en ellos se protegen, para hablar en los términos de Ihering,
intereses de orden moral o espiritual, es decir, no valorizables en dinero.
Sólo los derechos reales y personales tienen una referencia indirecta
con las cosas. Por consiguiente, exclusivamente para esta clase de facultades
de orden patrimonial cabría decir que además del objeto directo que con-
siste en la conducta del sujeto pasivo, determinado o indeterminado, indi-
vidual o universal, existe el objeto indirecto llamado cosa, por cuanto que
esa forma de conducta no puede considerarse en abstracto, independiente-
mente de ciertos bienes. De aquí que se hable de una referencia a las cosas
y, por consiguiente, de un objeto indirecto de esos derechos patrimoniales.
Sin embargo, respecto a los derechos personales debe hacerse la dis-
tinción clásica, para distinguir obligaciones de dar, de hacer y no de hacer.

1 Estudio que apareció en el NQ 30 de esta Revista (Abril-junio de 1946).

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RELACIO-V JURIDICA Y OBJETOS D E L DERECHO 87

Estas dos últimas, por su naturaleza misma, no tienen ninguna relación


con las cosas. Las obligaciones de dar sí tienen relación indirecta, pues
fundamentalmente siguen siendo formas de conducta del deudor o sujeto
pasivo, pero vinculadas a una cosa de la cual se trasmitirá el dominio, el
uso, el goce, se hará la restitución o se ejecutará el pago. Por este moti-
vo podríamos decir que en los derechos de crédito o personales hay un ob-
jeto directo : la conducta del deudor y un objeto indirecto en las obligaciones
de dar, o sea la cosa relacionada con las mismas.
En cuanto a los derechos reales, la Escuela de la Exégesis co-
metió el error de considerar que en los mismos existe una relación di-
recta e inmediata entre el titular y la cosa (concepto de Baudry Lacanti-
nerie) ; pero dentro de la niisma posición clásica, ya Aubry y Rau habían
corregido en parte el error al definir a los derechos reales como poderes
jurídicos ejercidos en forma directa e inmediata sobre los bienes, oponibles
a terceros a través de las acciones reales (persecutoria y de preferencia).
Marcel Planiol, siguiendo en parte a Ortolan y a los juristas alemanes( aun
cuando no lo declare) exhibió de bulto el error de la Escuela Clásica Fran-
cesa, demostrando que los derechos son relaciones jurídicas que exclusiva-
mente se establecen entre personas, de tal manera que no pueden tener por
objeto inmediato una cosa, sino una obligación o forma de conducta de un
sujeto pasivo. Consideró que dada la naturaleza de los derechos reales, vale-
deros erga ovnnes, el sujeto pasivo es universal e indeterminado (todo el
mundo, con excepción del titular). De la tesis de Planiol se comprueba desde
otro punto de vista que aun en los derechos reales, en donde tradicionalmen-
te se ha pensado que existen las cosas como objetos directos del derecho,
sigue siendo la conducta la que tiene tal carácter. Los bienes sólo figuran
como materia sobre la cual recaerá el poder económico de aprovechamiento,
pero las facultades jurídicas, es decir, las posibilidades normativas de
actuar en el titular, serán siempre oponibles a sujetos determinados o in-
determinados y, por lo tanto, tendrán por objeto directo formas de conducta
humana. En la propiedad y en los derechos de autor, el' sujeto pasivo es
indeterminado, universal, con obligaciones negativas de orden extra-patri-
monial que se manifiestan como deberes generales de respeto, o más con-
cretamente, de no interferencia en la esfera jurídica correspondiente a esos
derechos o en la conducta de sus titulares. E n los derechos reales sobre cosa
ajena (iura in re aliena), además de existir el sujeto pasivo universal e
indeterminado, con esa clase de deberes jurídicos, existe un sujeto pasivo
determinado, que es el dueño de la cosa objeto del gravamen o derecho
real, y que por lo tanto entra en relaciones jurídicas concretas con el ti-
tular de este último, reportando obligaciones positivas y negativas de ca-

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88 RAFAEL ROJZNA VZLLEGAS

rácter patrimonial. Es por esto que hemos considerado, modificando las


clasificaciones generales de los autores, que este tipo'de derechos deben
calificarse como absoluto-relativos. Son absolutos en cuanto que son opo-
nibles al sujeto pasivo universal, y son relativos, desde el punto de vista
que son también oponibles a un sujeto pasivo determinado, el dueño de la
cosa sobre la cual pesa el gravamen o derecho real.
En las obligaciones reales, se podría pensar a primera vista que se tra-
ta de deberes cuyo objeto directo son cosas, pero ni aun en este tipo de
obligaciones puede aceptarse tal explicación. En efecto, en las mismas es
el propietario o poseedor de una cosa, en tanto que es propietario o posee-
dor y sólo durante el tiempo que tenga esas calidades, quien reporta debe-
res jurídicos referidos a una cosa determinada, que naturalmente persisten
mientras exista la cosa, que desaparece cuando aquélla se pierde o perece,
y que por lo tanto pueden extinguirse por el abandono de la misma. Esta
vinculación de tales obligaciones con la existencia de una cosa, no cambia la
naturaleza fundamental de los deberes jurídicos, pues siempre serán for-
mas de conducta que en el caso especifico tienen sentido en tanto que se
relacionan con bienes u objetos.

2.-El Objeto Directo C: Indirecto ela los Derechos Slcbjetivos, Deberes y


Negocios Jurídicos

Atendiendo a las explicaciones que anteceden, queda ya en claro que


el objeto directo de los derechos subjetivos y de los deberes jurídicos, es
exclusivamente la conducta humana, bien como un conjunto de posibili-
dades normativas de actuar en cierto sentido, de acuerdo con las normas
juridicas, para interferir en la esfera jurídica ajena o en la conducta de otro,
o como una prohibicion de interferencia en esa esfera, o de tolerancia, para
que un sujeto activo la ejecute o realice; pero en los términos, grado y
alcance expresamente declarados por el derecho objetivo.
También se ha puesto en claro que las facultades en ejercicio, como
derechos actualizados, y los deberes cumplidos o cumpliéndose, como for-
mas conctetas en los diversos tipos de conducta pasiva, son los objetos
directos de tales derechos y obligaciones, así como de las relaciones juridicas
concretas que respectivamente se establezcan entre él o los sujetos activos
y el o los sujetos pasivos.
En cuanto a los objetos indirectos de los derechos subjetivos, ya
también hemos indicado que sólo podrá encontrarse una referencia a las
cosas, exclusivamente en los derechos reales y en los derechos personales

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R E L A C I O N JURIDICA Y O B J E T O S DEL DERECHO 89

que tengan por objeto obligaciones de dar. Los demás derechos subjetivos,
tanto públicos como privados, no tienen relación alguna con las cosas y
se mantienen dentro del plano de las formas abstractas o concretas de
conducta, que el sujeto activo puede exigir al pasivo.
E n los negocios jurídicos, según la terminología de moda entre
alemanes e italianos, o actos jurídicos como debemos decir nosotros, adop-
tando la terminología francesa, por ser la observada en nuestros códigos
y leyes, también debe distinguirse el objeto directo y el indirecto.
El objeto directo de los actos jurídicos se desprende de la definición
de los mismos, que consiste en crear, trasmitir, modificar o extinguir de-
rechos, obligaciones o situaciones jurídicas concretas. Cualquiera que sea
el acto jurídico privado tendrá alguna, algunas o todas las funciones antes
expresadas. El convenio en sentido lato tiene esas cuatro funciones. ~i
convenio en sentido estricto sólo tiene por objeto directo modificar o extin-
guir derechos y obligaciones, en tanto que el contrato crearlos o trasmitirlos,
es decir, uno lleva la función negativa y el otro la positiva. E l testamento es
el acto jurídico privado que puede realizar los cuatro objetos indicados:
normalmente trasmite derechos y obligaciones a título universal y particular ;
pero también es fuente de derechos reales y personales en la institución de
los legados. A través de estos Últimos pueden cumplirse las funciones mo-
dificativa y extintiva, dada la diversidad de legados liberatorios en forma
total o parcial.
E n los actos jurídicos públicos o estatales (actos jurisdiccionales, ad-
ministrativos y legislativos) también encontramos un objeto directo. E l
acto legislativo tiene por objeto regular la conducta en su interferencia in-
tersubjetiva. a través de normas jurídicas generales llamadas leyes o regla-
mentos. El acto jurisdiccional por excelencia, es decir, la sentencia, tiene
por objeto crear una norma jurídica individualizada según explica Kelsen,
que va a regular la conducta individual de los litigantes, en un cierto sen-
tido. A través de la sentencia se cumple también el objeto directo de crear,
trasmitir, modificar o extinguir derechos, obligaciones o situaciones jurídi-
cas concretas. E s así como la sentencia puede ser fuente de obligaciones o
derechos reales y también causa extintiva o modificativa de los mismos.
Cuando el juez cumple la función de integrar el derecho al colmar las
lagunas de la ley (no de interpretarlo), crea situaciones jurídicas con-
cretas para los litigantes y, por lo tanto, constituye derechos reales, perso-
nales o del estado civil que p e d e n en rigor no existir o ser discutible su
existencia. La cosa juzgada, con la fuerza de la verdad legal, vendrá al
colmar una laguna de la ley a ser la fuente o causa constitutiva de esos
derechos privados.

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90 RAFAEL ROJINA VILLEGAS

En el acto administrativo, bien bajo la forma de resoluciones, conce-


siones, expropiaciones, etc., caben también las cuatro funciones que cons-
tituyen el objeto directo de los actos jurídicos : crear, trasmitir, modifi-
car, o extinguir derechos, obligaciones o situaciones jurídicas concretas.
Uno de los temas más discutibles en nuestra literatura jurídica es el de si
las concesiones sobre bienes del dominio público crean derechos reales o
personales. En la revocación de las mismas o en la modificación de ellas
tenemos otras formas inherentes al acto jurídico en general. En las reso-
luciones administrativas se crean también normas jurídicas individualizadas,
que pueden tener los cuatro objetos o funciones aludidos.
En cuanto al objeto indirecto de los actos jurídicos (que frecuente-
mente se confunde con el objeto directo, especialmente en materia de con-
tratos y testamentos), cabe en esencia hacer las mismas observaciones que
formularnos para distinguir el objeto directo e indirecto de los derechos
subjetivos. En efecto, en un contrato existe como objeto directo el de crear
o trasmitir derechos y obligaciones; pero a su vez los derechos creados o
trasmitidos, así como los deberes correlativos, tienen un objeto, que según
explicamos debe' ser una forma abstracta o concreta de conducta. Asimis-
mo, los derechos y obligaciones creados por el contrato, tienen también
su objeto al referirse a las prestaciones o abstenciones, materia o contenido
de esas formas de conducta. Por último, ciertas prestaciones o abstenciones
van a referirse a las cosas, de aquí que en Última instancia tengan por objeto
esta clase de bienes.
Tomando en cuenta la jerarquía que hemos establecido para los diver-
sos objetos del contrato, que sucesivamente consisten en crear derechos y
obligaciones, determinar formas de conducta, recayendo sobre prestaciones
o abstenciones, que a su vez podrán referirse a las cosas, se ha pensado que
el objeto lejano, remoto o indirecto de los contratos son las cosas o hechos,
de aquí que el Código Civil establezca en un precepto (articulo 1824) que :
"son objeto de los contratos: 1.-La cosa que el obligado debe dar; 11.-
El hecho que el obligado debe hacer o no hacer".
En rigor, las cosas o hechos son los objetos indirectos de los contratos,
pues éstos sólo tienen como objetos directos las obligaciones o derechos que
nacen de los mismos. Serán las prestaciones de dar o de hacer, las que a su
vez sean los objetos directos de las obligaciones y derechos y, por lo tanto,
indirectos del contrato del cual derivan. Por Último, tales prestaciones de
dar o de hacer, tendrán como objeto cosas o hechos positivos o negativos.
Por lo tarrto, ew el extremo lejano de la jerarquia vendrá a situame lo que
d Cddigo Civil coloca en el p k e r grado de la misma.

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RELACION JURIDICA Y OBJETOS DEL DERECHO 91

Lo propio puede decirse para los testamentos y para los demás actos
jurídicos, pues dada la función de los mismos en alguna o algunas de las
cuatro formas indicadas, será posible encontrar en los derechos y obliga-
ciones que son objeto de creación, trasmisión, modificación o extinción,
nuevos objetos, que serán indirectos relativamente al acto jurídico de
origen, para así continuar el proceso que hemos explicado anteriormente
y que es válido en el derecho objetivo, en los derechos y deberes subjeti-
vos, en las relaciones jurídicas concretas y en los actos o negocios jurídicos.

3.-E1 Pafrimonio Conw Universalidad Juridica Objeto Indirecto de AJgu-


nos Derechos Subjetivos y del Derecho Objetivo

Dadas las consideraciones que anteceden, el patrimonio como conjunto


de derechos y obligaciones apreciables en dinero, en relación con un sujeto
determinado, constituye una universalidad que en sí misma, como entidad
abstracta diversa de sus elementos, es objeto indirecto del derecho objetivo.
Dentro del derecho privado, una gran rama del derecho civil, que podemos
denominar derecho civil patrimonial y todo el derecho mercantil, guarda
relación constante con el patrimonio, bien se le considere en su carácter
de entidad abstracta, o sea, como universalidad jurídica que mantiene víncu-
los estrechos con la persona, o como suma de derechos reales y personales.
En estm grandes rarnas del derecho privado, la regulación jurídica en
tanto que sistema de normas, torna a2 patrimonio como objeto indirecto, pues
la conducta en su interferencia intersubjetiva, sigue siendo su objeto directo.
El derecho patrimonial desde el punto de vista objetivo, es decir, el con-
junto de normas jurídicas que regulan las relaciones de orden económico
(reales o personales de los sujetos) parte necesariamente de relaciones de
conducta entre dos o más personas, determinadas o indeterminadas, cuyas
relaciones a su vez tienen por objeto intereses de orden patrimonial, en
tanto que son valorizables en dinero. Por consiguiente, ese derecho obje-
tivo sólo toma en cuenta el patrimonio como objeto indirecto o mediato de
formas de conducta entre sujetos, que a su vez constituyen su objeto direc-
to o inmediato.
Desde el punto de vista de los derechos subjetivos de carácter patrimo-
nial : reales o personales y de los deberes jurídicos de igual naturaleza, el
patrimonio vuelve a ser objeto indirecto, considerado como entidad y tam-
bién analíticamente en sus diversos elementos activos o pasivos. A su vez,
son formas determinadas de conducta, las que vuelven a constituir el ob-
jeto directo de los derechos patrimoniales, bien se les considere como facul-

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92 RAFARL ROJZNA VILLEGAS

tades de un sujeto llamado acreedor para exigir de otro llamado deudor,


prestaciones o abstenciones (actos de conducta), o como poderes jurídicos
que en forma directa e inmediata se ejercen sobre los bienes, pero oponibles
o a un sujeto pasivo universal, que tiene la obligación general de no inter-
ferir en la esfera o conducta del sujeto activo, o a un sujeto pasivo deter-
minado, que es el dueño de la cosa objeto del gravamen constituido sobre
la misma.
Los deberes jurídicos de orden patrimonial presentan h misma estruc-
tura que los derechos subjetivos reales o personales, pues en cuanto a las
obligaciones de dar, hacer y no hacer, según ya indicamos, su objeto di-
recto es conducta, pero en las primeras existe una referencia a las cosas.
En cuanto a las obligaciones reales, no obstante que por su nombre se po-
drían considerar como deberes cuyo objeto directo son los bienes, no debe
su nombre inducirnos a error, pues sólo tal categoría significa que se trata
de obligaciones relacionadas con ciertas cosas y que dependen de un sujeto
pasivo en tanto que es propietario o poseedor de las mismas y en la medida
que mantenga esa calidad.
Por último, las relaciones jurídicas patrimoniales como formas con-
cretas de conducta entre sujetos determinados o susceptibles de determinar-
se, recaen así como los derechos y deberes que engendran cobre formas es-
pecificas de cbnducta positiva o negativa, es decir, vinculan a un sujeto
pasivo para que realice ciertas prestaciones o abstenciones; pero a su vez,
el contenido de estas últimas podrá referirse a bienes corporales o incor-
porales.
El estudio del patrimonio es interesante en un curso de "Introducción
al Estudio del Derecho", pues aun cuando no constituye por si mismo un
concepto jurídico fundamental, ni es el objeto directo del derecho objetivo
o de los derechos y deberes subjetivos, sí es básico para una gran parte del
derecho privado, al grado de que hemos pensado en una diferenciación
más científica dentro de su seno, distinguiendo el der&ho familiar, del
derecho patrimonial, subdividiendo este último en derecho civil patrimo-
nial y mercantil. El derecho obrero y el agrario, tienen relación continua
con los intereses patrimoniales, de tal manera que prescindiendo de razo-
nes políticas, sociológicas o puramente económicas, estas dos Últimas ramas
de reciente creación, deben considerarse dentro del derecho privado general.
La distinción que antecede, permitirá agrupar materias afines del de-
recho civil y mercantil, dada su naturaleza patrimonial, para diferenciarlas
de aquellas otras relaciones privadas de orden doméstico, que constituyen
ef derecho familiar, como rama autónoma que debe destacarse por su espe-

DR © 1942. Escuela Nacional de Jurisprudencia


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RELACION JURZDICA Y OBJETOS D E L DERECHO 93

cífico contenido y naturaleza de las otras que integran esta primera división
del derecho objetivo.
En cuanto a los derechos y deberes subjetivos de orden patrimonial
y a las relaciones jurídicas de crédito o reales, conviene destacar su impor-
tancia, pues constituyen las materias esenciales para el jurista, cuyo cono-
cimiento depende en parte de un estudio general del patrimonio, necesario,
por tanto, en el curso de introducción a los estudios jurídicos.

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