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DERECHO A TENER UNA FAMILIA

2.- Tienes el derecho a tener una familia, a vivir con uno o ambos padres.
Si vives solamente con uno de tus papás o sin ninguno de los dos tienes el derecho de
verlos , platicar y convivir con ellos, también tienes el derecho de no verlos si esto te
provoca algún malestar.
Tienes el derecho a salir de tu país junto con tus padres para reuniones familiares y
también tienes el derecho a regresar .
Si no tienes familia debes recibir protección especial.
Si tu vives con uno o ambos padres ya sean biológicos o adoptivos debes tomar en
cuenta que si los respetas y colaboras con ellos lograrán vivir pacíficamente.
Los padres tienen juntos la obligación de criarte de la mejor manera y si es necesaria la
ayuda del gobierno, les será dada.
El gobierno debe respetar los derechos y las responsabilidades de los padres de brindar
orientación a sus hijos de acuerdo con sus edades.
DERECHO A VIVIR EN UN AMBIENTE SANO
Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado. Un medio ambiente
adecuado se considera una condición previa para la realización de otros derechos
humanos, incluidos los derechos a la vida, la alimentación, la salud y un nivel de vida
adecuado. Existe una referencia parcial a esto en el derecho a la salud establecido en el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), que
señala que los Estados deben cumplir con el derecho a la salud mediante, entre otras
medidas, la mejora de todos los aspectos de la higiene ambiental. También se ha
reconocido en una amplia gama de instrumentos regionales de derechos humanos, tales
como el Protocolo de San Salvador, así como a través del establecimiento de un mandato
de los procedimientos especiales de la ONU sobre los derechos humanos y el medio
ambiente en 2012.

Toda persona debería ser capaz de vivir en un ambiente propicio para su salud y
bienestar. Los Estados deben tomar medidas concretas y progresivas, individualmente y
en cooperación con otros, para desarrollar, implementar y mantener marcos adecuados
para habilitar todos los componentes necesarios para un ambiente saludable y sostenible,
que abarque todas las partes del mundo natural. Esto incluye la regulación de las
empresas y otros actores privados en sus operaciones nacionales y extraterritoriales.

De acuerdo con principios bien establecidos de derecho internacional, incluidas las


disposiciones del PIDESC, la cooperación internacional para el desarrollo y para la
realización de los derechos humanos es una obligación de todos los Estados. Tal
colaboración y apoyo, especialmente por parte de los Estados capaces de ayudar a los
demás, es particularmente importante para abordar los impactos transnacionales sobre
las condiciones ambientales tales como el cambio climático.
DERECHO AL DESCANSO Y AL TIEMPO LIBRE
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación
razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas. El ocio o tiempo
libre es aquella parte del día que se dedica a actividades que no son laborales, ni tareas
domésticas esenciales, generalmente recreativas y usada a discreción por las personas.
Es diferente al tiempo dedicado a actividades obligatorias como comer, dormir, hacer
tareas,… Puede entenderse como una actividad realizada para descansar del trabajo. La
distinción entre las actividades de ocio y las obligatorias no es estricta y depende de cada
persona, así estudiar, cocinar o hacer música puede ser ocio para unos y trabajo para
otros, pues estas últimas pueden hacerse por placer además de por su utilidad a largo
plazo.
DERECHO A PARTICIPAR EN LA VIDA CULTURAL
“toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad,
a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él
resulten”. La negociación del art. 27 de la declaración universal de derechos humanos fue
“tumultuosa”[1]. Países como EEUU (E. Roosevelt) entendieron, por otra parte que la
cuestión de las minorías – a la que no se refiere la Declaración- no era universal sino
europea, y fueron seguidos por la mayor parte de los países latinoamericanos, Canadá o
Australia, que defendían un modelo asimilacionista. A favor de las minorías solo
estuvieron la URSS, la Antigua Yugoslavia, Bélgica, Líbano, India. al mismo tiempo se
discutió el convenio de genocidio y tampoco pudo entrar el etnocidio. Es este contexto –
indica Stamatopoulos- el que explica el silencio sobre los derechos culturales durante
décadas.

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