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Jainismo

El jainismo es una religión de la India, que surge en el siglo VI a. C. por Majavira.1

Esta doctrina pregona una vía salvadora filosófica no centrada en el culto de ningún dios. Su
práctica es la de realizar esfuerzos para encaminar al alma-conciencia hacia un estado divino y de
liberación (moksa). Aquel ser que vence a sus enemigos interiores y alcanza el estado superior
pasa a ser denominado ‘vencedor’ o ‘conquistador’ (yina). El estado más elevado se conoce
como siddha.

El jainismo es conocido en los textos antiguos también como śramaṇa dharma (deber del que confía
en sí mismo) o el camino de los nirgranthas (aquellos sin apegos ni aversiones).

Se trata de una religión nastika (no teísta), que no reconoce la autoridad de los textos sagrados
hinduistas ni de los sacerdotesbrahmanes.

En la actualidad, el jainismo está presente en el Bengala (este de la


India), Rayastán, Majarastra y Guyarat (centro occidental de la India) y Karnataka (sur de la India),
además de en algunas comunidades en el extranjero.

La doctrina jaina enseña que el jainismo ha existido siempre y siempre existirá,2 3 4 pese a ello los
historiadores datan las fundación y organización de la forma actual del jainismo en algún momento
entre los siglos IX y VI a. C..5 6

Se ha hipotetizado que ―como muchas tradiciones hinduistas―, el jainismo podría tener su origen
en la cultura del valle del río Indo, siendo una muestra de la espiritualidad nativa de esa zona
anterior a la llegada a la India de la migración indoaria.7 8 9Otros estudiosos sugieren que las
tradiciones shramana eran contemporáneas y distintas a las prácticas religiosas de la religión
védica.10

Actualmente, el jainismo es una religión minoritaria pero influyente con unos 4,2 millones de
seguidores en la India,11 además de una exitosa y creciente comunidad emigrada a América del
Norte, Europa Occidental, el Oriente de Asia, Australia y otros lugares.12

Los jainas han influido y contribuido de manera significativa en las


esferas éticas, políticas y económicas de la India. Además los jainas tienen una larga tradición
ilustrada y son la comunidad religiosa con mayor grado de alfabetización de la India13 14 y sus
bibliotecas son las más antiguas del país.15

Orígenes del jainismo[editar]


Originario del subcontinente indio, el jainismo (o más apropiadamente el dharma jaina), fue fundado
por el indio Majavira (549-477 a. C., aunque varía según las fuentes).
No se conoce mucho acerca del origen del jainismo, aunque según sus seguidores es una de las
religiones más antiguas del mundo, de orígenes prehistóricos anteriores al3000 a. C., lo que
contradice los registros arqueológicos.

En el Matsia-purana (24.47) ―del siglo III d. C.― aparece una mención al yina-dharma, la ‘religión
de los yainas’. Sostiene que la no violencia es el principio supremo (ájimsaparamo-dharma) y ha
insistido en su observancia en pensamiento, palabra y acción a nivel individual y social. El texto
sagrado Tatua-artha-sutra lo resume con la frase «paras-para-upagrajo-yivanam» (‘unos a otros se
sustentan las vidas’).

jainismo
1. nombre masculino
Religión de la India que tuvo su origen en la predicación de Vardhamana (siglo vi antes
de Cristo); se caracteriza por rechazar el origen divino y la autoridad de los Vedas (libro
sagrado de los hindúes), por venerar a algunos antiguos predicadores y por aspirar a
que el alma se libere de su cárcel corpórea.
"el jainismo es el antecedente del budismo"

Jainismo
Información General
El jainismo es una fe religiosa de la India que se suele decir que se originó con
Mahavira, un contemporáneo de Buda (siglo 6 aC). Jainistas, sin embargo, el recuento
de Mahavira como el último de 24 fundadores, o Tirthamkaras, la primera Rishabha
ser. En 1990 el número de todo el mundo jainistas se estimó en 3.650.000, casi todos
de los cuales viven en la India. El jainismo ha estado presente en India desde los
tiempos de Mahavira, sin interrupción, y su influencia ha sido significativa.

La distinción importante en el jainismo es entre el Digambara y sectas Svetambara, un


cisma que parece datar de alrededor del siglo 1 DC. La principal diferencia entre ellos
es que mientras que el Svetambaras visten de blanco, los Digambaras
tradicionalmente ir desnudo. Fundamentalmente, sin embargo, las opiniones de ambas
sectas en la ética y la filosofía son idénticos.

característica más notable de Jain es la ética de su insistencia en no dañar a todas


las formas de vida. La filosofía de Jain considera que todo tipo de cosas tiene un
alma, por lo que la estricta observancia de este precepto de la no violencia (ahimsa)
requiere extrema precaución en todas las actividades. Jain monjes con frecuencia
llevar ropa sobre sus bocas para evitar matar sin querer nada por respirar en ella, y
pisos de Jain se mantienen meticulosamente limpia para evitar el peligro de pisar un
ser vivo. Jainistas lo que se refiere el intencional de la vida, o incluso pensamientos
violentos, sin embargo, mucho más grave. la filosofía Jain plantea una gradación de

los seres, desde aquellos con los cinco sentidos hasta los que sólo tienen un sentido.

cabezas de familia común no puede ayudar a dañar este último, a pesar de que
deben tratar de limitarse en este sentido, absteniéndose de comer carne, algunas
frutas o miel o de beber vino. Además de los cabezas de familia Jain se espera que la
práctica de otras virtudes, similares a los que en el hinduismo. Los votos adoptadas
por los monjes Jain son más graves. Finalmente contener elementos de ascetismo: el
ayuno, la mendicidad ambulante, aprender a soportar las molestias corporales, y
varias austeridades internas que constituyen una variedad de Jain de yoga). Jainismo
es único en permitir que los muy avanzados espiritualmente para acelerar su
propia muerte segura por las prácticas (sobre el ayuno y bajo determinadas
circunstancias.

la filosofía de Jain se basa en una distinción fundamental entre la vida y la materia no


viva. las almas de vida se dividen en atados y liberado; las almas que viven se
encuentran en ambos loci móviles e inmóviles. materia no viviente se compone de
karman o partículas muy finas que entran en el alma y producir cambios en ella, lo
que provocó su servidumbre. Esta afluencia de karman es inducido por la actividad y
tiene que ser quemado por la experiencia. Karmans son infinitamente numerosas
variedades y dar cuenta de todas las distinciones se señala en el mundo. Al desapego,
sin embargo, un individuo puede prevenir la afluencia de Karmans más y así escapar
de los lazos de acción. Un alma, que es considerada como teniendo el mismo tamaño
que su cuerpo, en la liberación ha perdido el asunto que los pesos hacia abajo y por lo
tanto sube a la cima del universo, donde permanece para siempre.

Jainismo reconoce ninguna deidad suprema, su ideal es la perfección alcanzada por


los 24 Tirthamkaras. Numerosos templos se han construido celebrar las almas
perfeccionado, un ejemplo notable es el templo en el monte Abu en Rajasthan.

Karl H. Potter

Bibliografía
Chatterjee, AK, una historia completa del jainismo, 2 vols. (1978); Gopalan,
Subramania, contornos del jainismo (1973);. Humphrey, C., ed, La Asamblea de
Oyentes (1990); Marathe MP, et al, eds, estudios en el jainismo (1986);.. Roy , AK,
Una historia de los jainistas (1984), Stevenson, ST, El Corazón del jainismo (1915,
repr 1970.);. Vahar, PC y eds Shosh, KC,, Una Enciclopedia del jainismo (1988).

jainismo
Información General
Introducción
El jainismo es una religión de la India se concentró principalmente en Gujarat y
Rajasthan, en algunas partes de Mumbai (antes Bombay), y en el estado de
Karnataka (Mysore), así como en las grandes ciudades de la península india. El Jains
totalizaron alrededor de 3,7 millones de la década de 1990 comenzó, pero que
ejercen una influencia en la comunidad predominantemente hindú muy fuera de
proporción con su población, son principalmente comerciantes, y su riqueza y la
autoridad han hecho su una secta relativamente pequeña de los más importantes de
vida de las religiones de la India.

Orígenes
El jainismo es algo similar al budismo, de los cuales era un rival importante en la
India. Fue fundada por Vardhamana Jnatiputra o Nāṭaputta Mahavira (599-527BC),
llamado Jina (conquistador espiritual), un contemporáneo de Buda. Al igual que los
budistas, los jainistas negar el origen divino y la autoridad de los Veda y veneran a
algunos santos, los predicadores de la doctrina de Jain en el pasado remoto, a quien
llaman tirthankaras ("profetas o fundadores de la ruta"). Estos santos son almas
liberadas que alguna vez estuvieron en cautiverio, pero quedó libre, perfecto y feliz
con su propio esfuerzo, sino que ofrecen la salvación del océano de la existencia
fenoménica y el ciclo de las reencarnaciones. Mahavira se cree que ha sido el
tirthankara 24. Al igual que los adeptos de su secta padre, el brahmanismo, el Jains
admitir en la práctica, la institución de las castas, lleve a cabo un grupo de 16 ritos
esenciales llamados samskaras, prescrita para los primeros tres varna (castas) de los
hindúes, y reconocer algunas de las deidades menores de el panteón hindú, sin
embargo, su religión, como el budismo, es esencialmente ateo.

Es fundamental para el jainismo es la doctrina de dos eterna, conviviendo, categorías


independientes conocido como jiva (alma animada, viviente: el disfrutador) y ajiva
(objeto inanimado, inerte: la disfrutó). Los jainistas creen, además, que las acciones de
la mente, palabra y cuerpo a producir sutiles karma (partículas infra-atómica de la
materia), que se convierten en la causa de la servidumbre, y que hay que evitar la
violencia para evitar el daño a dar a la vida. La causa de la encarnación del alma se
cree que es la materia kármica, uno puede alcanzar la salvación (moksha), sólo por
liberar el alma del karma a través de la práctica de las tres "joyas" de la fe derecha, el
conocimiento correcto y la conducta correcta.

Las diferencias en la Doctrina


Estos principios son comunes a todos, pero las diferencias se producen en las
obligaciones religiosas de las órdenes monásticas (cuyos miembros se llaman yatis) y
los laicos (sravakas). El yatis debe observar cinco grandes votos (panca-mahavrata):
negativa a infligir daño (ahimsa), veracidad (satya), la negativa a robar (asteya), la
restricción sexual (brahmacarya), y la negativa a aceptar regalos innecesarios
(aparigraha) En. acuerdo con la doctrina de la no violencia, que llevan a la
reverencia por la vida animal jainista a su extrema longitud de la mayoría, el yati
de la secta Svetambara, por ejemplo, usa un paño sobre la boca para evitar que los
insectos que vuelan en él y lleva un cepillo para barrer el lugar en el que está a
punto de sentarse, para eliminar cualquier ser vivo de cualquier peligro. La
observación de las prácticas violentas de la yatis fue una gran influencia en la
filosofía del líder nacionalista indio Mohandas Gandhi. El sravaka seculares, además
de su observancia de los deberes religiosos y morales, deben participar en
theadoration de los santos y de sus hermanos más piadosos, el yatis.

Las dos principales sectas del jainismo, el Digambara (espacio-vestido o desnudo) y el


Svetambara (vestidos de blanco, los usuarios de tela blanca), han producido un vasto
cuerpo de literatura secular y religiosa en los idiomas de Prakrit y sánscrito. El arte de
los jainistas, que consiste principalmente de templos de la cueva elaboradamente
decorado en piedra tallada y de los manuscritos ilustrados, por lo general sigue los
modelos budista, pero tiene una riqueza y fertilidad de esa marca como una de las
cimas del arte indio. Algunas sectas, en particular la Dhundia y Lunka los que
rechazan el culto de las imágenes, fueron los responsables de la destrucción de
muchas obras de arte en el siglo 12, y las incursiones musulmanas fueron responsables
por el saqueo de muchos templos en el norte de la India. En el siglo 18 una secta más
importantes del jainismo fue fundada, sino que exhibió inspiración islámica en su
iconoclastia y el rechazo del culto en el templo. rituales complejos fueron

abandonados a favor de los lugares austeros de sthanakas culto llamado, de la que se


llama la secta Sthanakavasi.
Jainismo
Información Católica
Una forma de religión intermedio entre el brahmanismo y el budismo, se originó en la
India en la época pre-cristiana, y ha mantenido su actitud herética hacia Brahmanismo
hasta nuestros días. El nombre se deriva de jina, conquistador, uno de los epítetos que
se aplica popularmente a la fama fundador de la secta. El jainismo tiene una
sorprendente semejanza con el budismo en su sistema monástico, sus enseñanzas
éticas, sus textos sagrados, y en la historia de su fundador. Esta cercanía de la
semejanza ha llevado a no pocos estudiosos, como Lassen, Weber, Wilson, Tiele,
Barth-a considerar el jainismo como una rama del budismo y de su lugar de origen de
algunos siglos más tarde que el tiempo de Buda. Pero la opinión predominante hoy en
día, la de Bühler, Jacobi, Hopkins, y otros-es que el jainismo en su origen es
independiente del budismo y, quizás, es el más antiguo de los dos. Los muchos puntos
de similitud entre las dos sectas se explican por la deuda de ambos a una fuente
común, a saber, las enseñanzas y prácticas de asceta, monástica Brahmanismo. De la
fama fundador del jainismo, pero tenemos pocos detalles, y la mayoría de ellos son
tan parecidos a lo que leemos de los inicios del budismo que uno está fuertemente
llevó a sospechar que aquí por lo menos se está tratando con una variación de la
leyenda de Buda. Según la tradición jainista, el fundador vivió en el siglo VI antes de
Cristo, ya sean un contemporáneo o un precursor de Buda. Su apellido era Jnatriputra
(en Prakrit, Nattaputta), pero, como Gautama, fue honrado con los nombres elogiosos
de Buda, el iluminado, Mahavira, el gran héroe, y Jina, el conquistador. Estos dos
últimos epítetos llegó a ser su distintivo títulos, mientras que el nombre de Buda
estaba asociado casi exclusivamente con Gotama. Al igual que Buda, Jina era el hijo
de un rajá local que dominaba en un pequeño distrito en el barrio de Benares. Cuando
todavía era un joven que se sentía el vacío de una vida de placer, y abandonó su casa y
la estación de príncipe para convertirse en un ardiente seguidor de los brahmanes
ascetas. Si podemos confiar en las escrituras jainistas, que llevaba el principio de la
auto-mortificación, en la medida en que andaba desnudo, sin techo del sol, la lluvia y
los vientos, y vivió en la más grosera comida vegetariana, practicar ayunos increíble.
Al aceptar el principio de los brahmanes ascetas, que la salvación es por el esfuerzo
personal por sí solo, tomó el siguiente paso lógico de rechazar como inútil los Vedas y
los ritos védicos. Por esta actitud hacia la tradición brahmán fue repudiado como un
hereje. Reunió a los once discípulos a su alrededor, y se fue a predicar su doctrina de
la salvación. Al igual que Buda hizo muchos conversos, quien organizó bajo una regla
monástica de la vida. Asociadas a ellos había muchos que aceptaron su enseñanza en
la teoría, pero que en la práctica no llegó a la vida monástica de ascetismo extremo.
Estos fueron los jainistas laicos, que, como los budistas laicos, ha contribuido al
apoyo de los monjes.

Los jainistas parece que nunca han sido tan numerosos como los budistas. A pesar de
que la demanda una membresía de más de un millón de creyentes, laicos incluidos, las
estadísticas recientes de la India muestran que su número no es mayor que la mitad de
un millón. Sobre la cuestión de la conveniencia de ir desnudos, los monjes jainistas
tienen para las edades ha dividido en dos sectas. La Secta vestidos de blanco, cuyos
monjes. están vestidos con vestiduras blancas, es la más numerosa, floreciente,
principalmente en el noroeste de la India. Para esta secta pertenecen algunas
comunidades de monjas jainista. Los ascetas desnudos, formando la otra secta, son
más fuertes en el sur de la India, pero incluso en este caso se han limitado en gran
medida la costumbre de la desnudez a la hora de comer. Como el credo budista se
resume en tres palabras, Buda, la Ley, la Orden, por lo que la religión jainista se
compone de los llamados tres joyas, Derecha creencia, el conocimiento Derecha,
Derecha Conducta. Derecho creencia abraza la fe en Jina como el verdadero maestro
de la salvación y la aceptación de las escrituras jainistas como su enseñanza
autorizada. Estas escrituras son menos amplias, menos variado, que los budistas, y,
aunque este último se asemeja en gran medida, ponen gran énfasis en la mortificación
corporal. El canon de la secta vestidos de blanco se compone de cuarenta y cinco
Agamas, o de los textos sagrados, en la lengua Prakrit. Jacobi, que ha traducido
algunos de estos textos en los "libros sagrados de Oriente", es de la opinión de que no
pueden ser mayores de 300 aC Según la tradición jainista, que fueron precedidos por
un antiguo canon de catorce Purvas llamada, que han desaparecido totalmente. Con la
jainista, "Derecho del conocimiento" abraza la visión religiosa de la vida junto con el
fin del hombre, mientras que "Derecho Conducta" se refiere a los preceptos éticos
principal y con el sistema de asceta, monástica.

El jainista, como la budista y la pantheistic brahmanes, da por sentado la doctrina del


Karma y sus renacimientos implícita. Él, también, vistas todas las formas de la
existencia terrenal, corporales como la miseria. La libertad de volver a nacer es, pues,
la meta después de lo cual se aspira. Pero, mientras que el pantheistic brahmanes y los
budistas primitivos buscaban la realización del fin en la extinción de la existencia
consciente, individual (absorción en Brahma, Nirvana), el jainista siempre tenazmente
a la tradicional creencia primitiva en una morada final de la felicidad , donde el alma,
liberada de la necesidad de renacimiento en la tierra, disfruta para siempre una
existencia espiritual, consciente. Para lograr este fin, el jainista, como la budista y la
pantheistic brahmanes, sostiene que los dioses tradicionales puede ayudar muy poco.
La existencia de los dioses no se niega, pero su culto se considera inútil y es
abandonado por lo tanto. La salvación se obtiene por el esfuerzo personal por sí solo.
Para llegar a la ansiada meta, es necesario purificar el alma de todo lo que se une a
una existencia corporal, por lo que se aspira pura y exclusivamente después de una
vida espiritual en el cielo. Esto se logra por la vida de severa mortificación de Jina que
dar el ejemplo. Doce años de vida ascético como un monje jainista y renacimientos
ocho son necesarios para constituir la preparación para el cielo, el purgatorio jainista.
Mientras que los jainistas no son adoradores de los dioses hindúes, que erigen
imponentes templos de Jina y otros maestros venerados. Las imágenes de estos santos
jainista se adornan con luces y flores, y los fieles a pie a su alrededor mientras se
recita mantras sagrados. culto jainista es, pues, poco más de una veneración de unos
pocos santos y los héroes del pasado.

Por su parte ético-la esfera del derecho de Conducta, el jainismo es en gran medida a
uno con el brahmanismo y el budismo. Hay, sin embargo, algunas diferencias en la
aplicación del principio de no matar. El carácter sagrado de todo tipo de vida implícita
en la doctrina de la metempsicosis ha sido más escrupulosamente observada en la
práctica por el Jain de los brahmanes o la budista. Los brahmanes tolera la masacre de
animales para la alimentación, para ofrecer ofrendas para el sacrificio, o para mostrar
hospitalidad a un huésped, el budista no tiene escrúpulos en comer carne preparada
para un banquete, pero el Jain réprobos de carne de alimentos, sin excepción, como la
participación de la ilegalmente de su vida. Por razones similares, la Jain no se
contenta con su esfuerzo de agua potable y con el resto en casa durante la temporada
de lluvias, cuando el suelo está lleno de formas inferiores de vida, pero cuando sale,
lleva un velo delante de su boca, y lleva una escoba con la que barre el suelo delante
de él para evitar la destrucción de la vida de los insectos. El asceta jainista se deja de
ser picado por los mosquitos y los mosquitos en lugar de arriesgarse a su destrucción,
mediante un escobillón a la basura. Hospitales para animales han sido una
característica destacada de la benevolencia jainista, en la frontera, a veces en lo
absurdo. Por ejemplo, en 1834 existían en Kutch un hospital templo que apoyaron
5,000 ratas. Con todo esto escrupuloso respeto de la vida silvestre animal del Jain se
diferencia de los budistas en su punto de vista de la legalidad de suicidio religioso. De
acuerdo a la ética jainista un monje que ha practicado doce años de ascesis severa, o
que ha encontrado tras un juicio largo que no puede mantener su naturaleza inferior en
el control, puede acelerar su fin por la auto-destrucción.

Publicación de información escrita por Charles F. Aiken. Transcrito por Douglas J.


Potter. Dedicado al Sagrado Corazón de Jesús La Enciclopedia Católica, Tomo VIII.
Publicado 1910. Nueva York: La empresa Robert Appleton. Nihil obstat, 1 de octubre
de 1910. Lafort Remy, STD, Censor. Imprimatur. + Cardenal John Farley, arzobispo
de Nueva York

Bibliografía
Jacobi, Los Sutras de Jaina, vols. XXII y XLV de los libros sagrados de Oriente;
HOPKINS, las religiones de la India (Boston, 1895); HARDY, Der Buddhismus nach
älteren Paliwerken (Münster, 1890); Monier Williams, el budismo (Londres, 1889);
BARTH, las religiones de la India (Londres, 1891).

JAINISMO
El jainismo es una religión de la India, que se supone fue fundada en el siglo VI a. C. por Majavirá. Se trata

de una religión nastika (no teísta), que no reconoce la autoridad de los textos Vedas ni de los

brahmanes. Ástika y Nástika son dos términos en idioma sánscrito usados para clasificar (desde el punto de

vista del hinduismo) doctrinas y personas. Ástika(‘ortodoxo’), es el término utilizado en el marco del hinduismo

para referirse a las doctrinas que aceptan la autoridad de los textos hinduistas (como las Upanishades y
los Puranas) como escrituras supremas reveladas e irrefutables. Nástika (‘heterodoxo’ en sánscrito), es un

término utilizado en el hinduismo para referirse a las escuelas filosóficas y movimientos religiosos que no

aceptan la autoridad de los cuatro Vedas ―textos épicos no filosóficos― como la verdad suprema, haya sido

ésta revelada o no. La palabra nástika supone el contrario de ástika. En la actualidad, el jainismo está presente

en la India oriental (Bengala), centro occidental (Rayastán, Majarastra y Guyarat) y meridional (Karnataka). Su

filosofía y práctica enfatiza la necesidad de realizar esfuerzos para encaminar el alma hacia una conciencia

divina y la liberación (Mokṣa). Aquel alma que venza a sus enemigos interiores y alcance el estado superior

llamado jina pasa a ser denominada vencedor o conquistador. El estado más elevado se conoce como siddha.

El jainismo es conocido en los textos antiguos también como Śramaṇa dharma (que confía en sí mismo) o el

camino de los nirgranthas (aquellos sin apegos ni aversiones). La doctrina jaina enseña que el jainismo ha
existido siempre y siempre existirá. Pese a ello los historiadores datan las fundación y organización de la forma

actual del jainismo en algún momento entre los siglos IX y VI antes de Cristo.

Se ha especulado que, como muchas tradiciones en el hinduismo, el jainismo podría tener su origen en la

Civilización del valle del Indo, siendo una muestra de la espiritualidad nativa de esa zona anterior a la llegada a

la india de la migración indoaria. Otros estudiosos sugieren que las tradiciones shramana eran contemporáneas

y distintas a las prácticas religiosas de la religión védica. Actualmente, el jainismo es una religión minoritaria

pero influyente con unos 4,2 millones de seguidores en la India, además de una exitosa y creciente comunidad

emigrada a Norte América, Europa Occidental, el extremo Oriente, Australia y otros lugares.Los jainas han

influido y contribuido de manera significativa en las esferas éticas, políticas y económicas de la India. Además

los jainas tienen una larga tradición ilustrada y son la comunidad religiosa con mayor grado de alfabetización

de la India y sus bibliotecas son las más antiguas del país. Originario del Subcontinente indio, el jainismo (o
más apropiadamente el dharma jaina), fue fundado por el indio Mahavirá (549 – 477 a. C., aunque varía según
las fuentes). No se conoce mucho acerca del origen del jainismo, aunque según sus seguidores es una de las

religiones más antiguas del mundo, de orígenes prehistóricos anteriores al 3000 a. C. y los comienzos de la

cultura índica del río Indo.

En el Matsia-purana (24.47) ―del siglo III d. C.― aparece una mención al yina-dharma, la doctrina de los

jainas. El jainismo es único en el hecho de que durante su historia nunca ha transigido en el concepto de la no

violencia ni en el principio ni en la práctica. Sostiene que la no violencia es el principio supremo (ájimsa

paramo-dharma) y ha insistido en su observancia en pensamiento, palabra y acción a nivel individual y social.


El texto sagrado Tatua-artha-sutra lo resume con la frase «paras-para-upagrajo-yivanam” (unos a otros se

sustentan las vidas). Un arjat se destaca de los 24 yinas (‘victoriosos’) principales, que vivieron en cada uno de

los 3 ava-sarpinis (períodos descendentes de larga duración), que están divididos en seis etapas: bueno-bueno,

bueno, bueno-malo, malo-bueno, malo, malo-malo. Los avasarpinís alternan con los ut-sarpinī, largos períodos
ascendentes, cuyas etapas comienzan por malo-malo y terminan con bueno-bueno. El último arjat que estuvo

en la Tierra (en este último avasarpiní) fue Majavirá, el fundador del jainismo. Se cree que vivió en Bijar (India)

poco tiempo antes de la época de Buda (siglo V a. C.).Los historiadores creen que las menciones al jaina-

dharma que aparecen en algunos Puranas, demuestran que los textos védicos no son tan antiguos como
pretenden los eruditos hinduistas. El jainismo tiene una cosmología y creencias elaboradas; atestadas de

nombres, categorías, clases, jerarquías, grados, órdenes, entre otros.

Ellos creen que el mundo es eterno y carece de principio. No existe una divinidad personal, y todas las posibles

divinidades —las almas de los perfectos arjat (divinidades humanas), por ejemplo— no son emanación ni

manifestación de ninguna divinidad apofática ni de ninguna Unidad (el Todo o Absoluto), conceptos y

realidades que son igualmente negadas y rechazadas en el jainismo junto con la de un dios creador. También

creen en el pananimismo, de que toda la realidad es vida. Para el jainismo el universo es una totalidad

viviente; todo ser posee un alma, más o menos compleja, diáfana o pesada. Desde la tierra o el viento, a los
insectos o los mamíferos, todos los seres reflejan el universo y son dignos de respeto. El mayor pecado para el

jainismo es causar daño a un ser vivo, aunque también hay que evitar dañar a la tierra o a las almas del agua

o del aire. En coherencia con lo anterior, los jainas practican la no violencia, el ayuno y la mortificación del

propio cuerpo. A través de estas actividades esperan descargar su alma del peso de la materia kármica y evitar

posteriores reencarnaciones.

El jainismo presenta una perspectiva igualitaria de las almas, sin importar las diferencias en las forma física:

humanos, animales, y organismos vivientes microscópicos. Los humanos son los únicos poseedores de los seis

sentidos: vista, oído, gusto, olfato, tacto y pensamiento; por lo tanto de los humanos se espera que actúen con
responsabilidad hacia toda la vida siendo compasivos, sin egoísmo, sin miedo, racionales y misericordiosos.
Desde el punto de vista epistemológico, el jainismo es relativista, defiende que el conocimiento del mundo solo

puede ser aproximado y que, con el tiempo, incluso su propia religión acabará por desaparecer. Este principio

ha sido aplicado por sabios y pensadores jainas y se conoce como Anekantavada. La comunidad jaina

distingue entre monjes y seglares. Los monjes se someten a una disciplina ascética superior a la de los laicos,

aunque no ejercen el monopolio de la religión. Viven en un yina-sadman (monasterio jaina). Un yina-

rishí (asceta jaina) toma cuatro votos: la no violencia; la sinceridad; la rectitud; la renuncia a las cosas y a las
personas.

Los yina-kalpa son las ordenanzas practicadas por los yinas (opuestas a aquellas de los sthaviras). Consiste en

cinco votos: ajimsá (no violencia); satiá (veracidad); asteia (no robar); brahmacharia (castidad)

y aparigraja (desapego de lo material). El jainismo pone mucha atención en el aparigraja, el desapego de las

cosas materiales a través del control de uno mismo, la penitencia, la abstención del goce de los sentidos, la
limitación voluntaria de las necesidades y la disminución de la agresividad. La compasión por toda vida ya sea

humana o no es central en el jainismo.La vida humana se valora como una oportunidad única y rara para

alcanzar la iluminación y matar a cualquier persona, sin importar su crimen se considera algo extremadamente

horrendo. En esta misma línea, el jainismo requiere tanto de laicos como de monjes de todas sus sectas y

corrientes la práctica del vegetarianismo. En algunas regiones indias como el Rajastán o Karnataka la influencia

de los jainas ha sido tan fuerte que la mayoría de los hindúes de la zona se han convertido también en

vegetarianos. El vegetarianismo es un modo de vida para un jaina, teniendo su origen en el concepto de yivá-

daia (‘compasión hacia las vida) y el ájimsa (no-violencia). La práctica del vegetarianismo es vista como un
instrumento para la práctica de la no violencia y la coexistencia pacífica y cooperativa.

Los jainas son vegetarianos estrictos (dieta vegana) que consumen solamente seres sin sentidos (sin sistema

nervioso), principalmente del reino vegetal. Si bien la dieta jaina implica el aniquilamiento de cosas sin mente

como son las plantas, esto se ve como la forma de sobrevivir que causa el mínimo de violencia hacia los seres

vivos. Algunas formas de los vegetales, como las frutas, son mejor vistas por el jainismo por comportar

simplemente la extracción de una parte de la planta y no su destrucción total como ocurre si se comen raíces o

brotes. En el jainismo suele emplearse el término Jain Muni o Muni para referirse tanto a los monjes como a

las monjas. Se les suele llamar sadhus y sadhvis, respectivamente en la tradición de la secta Svetambara. Las

dos corrientes principales dentro del jainismo (Digambara y Svetambara) muestran ciertas difirencias en los

hábitos monacales. Los monjes Digambara no visten ropas en absoluto como forma de practicar el rechazo a

los apegos. Los monjes y monjas Svetambara llevan ropas blancas pues consideran que deben llevarse ropas

sencillas y anchas mientras no desarrollen un apego por ellas. Los monjes y monjas jainas viajan a pie y

rechazan incluso el transporte sanitario.

Como se prescirbe en textos antiguos como el Acharanga, las condiciones del monacato son bastante estrictas

y surgen de las enseñanazas de Mahavira. Los cinco Mahavratas son los cinco votos principales que deben
observar los monjes jainas: No violencia (Ahimsa); Verdad (Satya); No robar (Asteya); Castidad

(Brahmacharya); No posesión/desapego (Aparigraha). Para los jainas laicos que pueden casarse y poseer

propiedades existe un equivalente de cinco votos llamados Anuvratas. A diferencia de los monjes de religiones

como la católica, el monacato entre los jainas lleva aprejada una vida mendicante y nómada que solo se

detiene por razones como la edad, una enfermedad o algún interés erudito. La meditación jaina pretende llevar

el alma a un estado de completa libertad de las ataduras. Los textos jainas ofrecen una guía detallada sobre

técnicas de meditación para alcanzar un conocimiento y conciencia plenos. Las técnicas de meditación jaina

están diseñadas para ayudar al que las practique a permanecer apartado de los apegos y los odios y así

conseguir una liberación de las ataduras del karma mediante la percepción correcta, el conocimiento

correcto y la conducta correcta. Estos tres puntos se conocen como las tres gemas del jainismo o Ratnatraya y
son imprescindibles para lograr que el alma se eleve.

El concepto de karma en el jainismo trasmite un significado totalmente diferente al que suele entenderse en la

filosofía hindú y en la civilización occidental. No se trata de una fuerza inaccesible que controla el destino de

los seres vivos de forma inexplicable. No se refiere simplemente a “acto”, “trabajo” ni tampoco una fuerza

mística invisible (adrista) sino más bien un material delicado, imperceptible para los sentidos que interactúa

con el alma con una calidad e intensidad proporcional a las acciones, pensamientos realizados y las palabras

dichas que se hayan guiado por aversiones y apegos causando nuevas ataduras. El Karma en el Jainismo es

algo material (karmapaudgalam) que produce ciertas condiciones como una medicina tiene múltiples efectos.

Los efectos del karma que se contemplan en el jainismo son más un conjunto de leyes físicas que de leyes

morales. Los karmas se agrupan en karmas dañinos que obstruyen la verdadera naturaleza del alma y Karmas

no destructivos. A causa de que existen Karmas dañinos, el alma está encerrada en un cuerpo y deberá
experimentar dolor y sufrimiento de maneras diferentes. El jainismo realiza una extensa clasificación sobre los

tipos de karma a partir de estas dos categorías principales.

La liturgia jaina explica la forma de contener la influencia del karma así como librarse de los karmas

acumulados. En el jainismo el moksha es lo mismo que el nirvana. Cuando un alma alcanza el moksha se libera

del ciclo de nacimientos y muertes (samsara) consiguiendo su máxima pureza. Entonces se convierte

en siddha, literalmente aquel que ha conseguido su objetivo último. Los seres más importantes en el jainismo

son los 24 Tirthankaras, siendo Mahavira, el que se considera fundador del jainismo, el número 24. Se dice que

en realidad no fue su fundador, ya que existía antes de su nacimiento, pero como en todas las religiones existe

la manía de buscar un fundador, se le ha considerado a él. Enumerar todos los Tirthankaras resultaría un poco

largo. Como ejemplo podemos citar a Adinath, con cuerpo amarillo y un toro, a Neminath, con cuerpo rojo y

una concha marina, y al propio Mahavira, con cuerpo color dorado y un león. Son los primeros humanos que

llegaron al desapego total y guiaron a los demás en ese camino. También se les llama los conquistadores y
hombres perfectos. Se dice que ellos pertenecían a familias acomodadas pero renunciaron a las cosas
materiales y se iluminaron. Cuando sentían que iban a morir se retiraban a la cima de una montaña donde su

espíritu se extinguía y no volvía a encarnar ningún ser más, ni repetir ningún ciclo más de vida. La vida de los

Tirthankaras aparecen en los textos jainas, los cuales son unos manuscritos en hojas de palmera que se

consideran los manuscritos originales más antiguos de la India.

Los seguidores de esta religión son unos 4 millones, pero son muchos más los que la admiran por su actitud

respetuosa con todos los seres vivos. Los monjes jainies suelen vivir en monasterios y asumen los siguientes

votos: la no-violencia, la sinceridad, la rectitud en el aspecto sexual, la renuncia a cosas o personas y al no

alimentarse por las noches. Deben comprometerse a caminar descalzos y no utilizar ningún medio mecánico de

locomoción. Esto ha sido un motivo de su poca expansión, de hecho ningún asceta salió de la India hasta que

llegó el siglo XX. Deberá evitar caminar sobre la hierba o cualquier tipo de planta. En esta religión es fácil ver

personas mayores que mueren por eutanasia voluntaria, ayunan hasta la muerte. Es el voto más severo y
sagrado del jainismo. Esta religión admite el suicidio de aquellos religiosos que alcancen altos grados de

espiritualidad y se dejen morir por inanición cuando están en un estado de abstracción profunda. Existen dos

formas mayoritarias de pensamiento jain. Una es la de los Svetambaras que se visten de blanco y predominan

en el norte y la otra es la de los Digambaras que andan desnudos renunciando a cualquier bien terrenal y que

se localizan principalmente en el sur. Dahavira se dedicó a cuidar de sus padres, pero cuando estos murieron,

Dahavira tenía apenas 31 años se quitó toda la ropa y permaneció desnudo el resto de su vida. Él fue quien

introdujo el desnudismo en esta religión. Cuando llegaron los musulmanes a la India se prohibió a los jainies

que anduvieran desnudos.

Los jainies normalmente tienen un cuenco de agua para su aseo personal, y una escobilla para apartar las

pequeñas vidas que encuentran en su camino, pero los jainies Digambaras no tienen ni siquiera estas cosas. A

veces se piensa que esta tendencia a la renuncia de lo material se debe a la miseria que existía en la zona

donde surgió, pero la historia nos demuestra que en esa época el curso del Ganges disfrutaba de un gran

desarrollo económico, social y político. El jainismo como el budismo o el brahmanismo nunca afirman que

hubiera miseria social, sino que mayoritariamente tratan aspectos existenciales referidos a la condición

humana. Convertirte en asceta es un buen camino para desprenderte de la prisión del cuerpo. La madre de

Gandhi era jainie, y esto influenció mucho a este personaje. Una profunda mujer jainie practicará la meditación

frente a un altar doméstico durante unos 50 minutos nada más amanecer. Visitará el templo a diario e

intentara escuchar los sermones de los asceta. Llevarán a sus hijos al templo y les enseñarán los nombres de

los Tirthankaras y les recitarán los mantras sagrados. Una verdadera jainie no cenará después de la puesta del

sol.

Normalmente en todas las religiones se habla de varones, pero en ésta y según el Kalpasutra había 1400
mujeres frente a sólo 700 hombres las que alcanzaron la liberación en época de la vida de Mahavira, su

fundador. Hoy en día la cantidad de ascetas jainies mujeres triplica al de hombres. Estas mujeres pertenecen
mayoritariamente al pensamiento Svetambara. Según los digambaras la mujer nunca puede llegar a la

liberación, hasta que no se reencarne en hombre. Los Svetambaras dicen lo contrario, de hecho afirman que el

decimonoveno Tirtankara fue mujer. En jainismo está más presente en regiones como Bengala, Mysore,

Rajastán, Maharastra o Gujarat. Como lugares sagrados del jainismo podemos citar el templo jain de Rankpur,

Mount Abu, Sravanabelagola, Khajuraho, Palitana, Mahavirji, Ahmadabad, Ajmer o Jaipur. Todo buen jainíe

debe visitarlos por lo menos una vez en la vida.

Se puede decir que apenas ofrecen creaciones originales desde el punto de vista artístico, a excepción de las

miniaturas del Kalpasutra. Hay que tener en cuenta la poca importancia que dan a los dioses, y que el

pensamiento de su doctrina explica la desnudez de sus imágenes. Podemos pensar que el despego que inculca

esta religión no es compatible con la creación de los templos que nos han dejado, ya que hacía falta dinero

para su construcción. Pero fue posible porque los jainíes adquirieron poder económico y cultural. Se dedicaban
al comercio, a la orfebrería, y su honestidad les hizo conseguir la confianza de la gente. En épocas antiguas

llegaron a ocupar altos cargos en la administración, consejeros de príncipes y disfrutaban de un alto nivel

económico. La imagen del practicante del jainismo desnudo no debe confundirnos con el gran respeto social

que tenían. El caso es que todas sus ganancias las donaban para la construcción de sus templos. Y no sólo

templos, ya que construyeron escuelas, universidades, hospitales o centros de investigación. En el jainismo el

motivo de la esvástica se combina con el de una mano. La razón es que, en el jainismo, este símbolo

representa a su séptimo santo, y las cuatro manos son también usadas para recordarle al adorador los cuatro

posibles lugares de nacimiento; el mundo animal o de las plantas, el infierno, la Tierra, o el mundo de los

espíritus.

La compleja doctrina del karma se describe con gran detalle en la sorprendente religión jainista.

El jainismo es, con el budismo y el hinduismo, una de las tres grandes religiones de la India. El jainismo surgió

en el norte de la India siglos antes de la aparición del budismo y se difundió por todo el subcontinente. Sus

seguidores afirman que fue fundado en tiempos muy antiguos y creen que sus enseñanzas son eternas e

imperecederas. La religión jainista aparece recogida en una serie de extraordinarios textos prebudistas. La

literatura teológica y científica del jainismo contiene relatos que hablan de hombres santos, canciones sobre los

creadores primigenios, así como preceptos de todo tipo. Estos textos, de modo similar a la Biblia, están

recopilados bajo el título genérico de Shvetambaras. Se dividen en 45 secciones, cuyos títulos son todos

auténticos trabalenguas. El «Vyahyaprajnaptyanga» presenta todas las enseñanzas del jainismo con diálogos y

leyendas. El «Anuttaraupapatikadashan-ga» cuenta las historias de los santos primigenios que ascendieron a

los mundos celestiales más altos. La sección titulada «Purvagata» contiene libros y descripciones científicas.

Dentro de ésta, el «Utpada-Purva» trata de la formación y de la disolución de todas las diversas sustancias

químicas. El «Viryapravada-Purva» describe las fuerzas que están activas en la sustancia de los dioses y de los
grandes hombres. El «Pranavada-Purva» estudia el arte de la curación. El «Lokabindusara-Purva» trata de las
matemáticas y de la redención. Por si todo esto no fuera suficiente, existen también los 12 «Upangas»,

que describen todos los aspectos del Sol, la Luna y de otros cuerpos planetarios, así como de las

formas de vida que los habitan. Además, el «Aupapatika» nos explica el modo de alcanzar la existencia

divina. También en «Prakirnas» se nos proporciona una lista de reyes divinos.

Aquí vale la pena detenernos en una descripción de esta verdaderamente sorprendente religión,

casi desconocida, que creo habría que investigar más a fondo. El jainismo es una religión de la India,

que se dice fue fundada en el siglo VI a. C. por Mahāvīra. Se trata de una religión no teísta y no reconoce la

autoridad de los textos Vedas ni de los brahmanes. En la actualidad, el jainismo está presente en la India

oriental (Bengala), centro occidental (Rajastán, Maharastra y Guyarat) y meridional (Karnataka). Se calculan

aproximadamente unos cuatro millones de fieles jainistas, siendo la séptima en número de fieles entre las

religiones de la India. Originario del Subcontinente Indio, el jainismo (o más apropiadamente


el dharma jainista), fue fundado por el indio Mahavirá (549 – 477 a. C.). No se conoce mucho acerca del origen

del jainismo, aunque según sus seguidores es una de las religiones más antiguas de la región y también del

mundo, porque sus orígenes prehistóricos datarían de antes del 3000 a. C. y de los comienzos de la cultura

índica del río Indo, con sus misteriosas ciudades, ahora en ruinas, de Mohenho Daro y Harappa. En

elMatsiaPurāná aparece una mención al jina-dharma, la doctrina de los jainistas. Dharma es una palabra

sánscrita que significa ‘religión’, ‘ley natural’, ‘orden social’ o ‘virtud’.

El jainismo es único en el hecho de que durante su historia es la única religión que nunca ha

transigido en el concepto de la no violencia ni en el principio ni en la práctica. Sostiene que la no

violencia es la suprema religión (ahimsa paramo-dharma) y ha insistido en su observancia en pensamiento,

palabra y acción a nivel individual y social. El texto sagradoTattvartha Sutra lo resume con la

frase “parasparopagraho jivanam” (toda la vida se sustenta mutuamente). Un dios arhat se destaca de los 24

dioses jinas (‘victoriosos’) principales, que vivieron en cada uno de los 3 ava-sarpinīs (períodos descendentes

de larga duración), que están divididos en seis etapas: bueno-bueno, bueno, bueno-malo, malo-bueno, malo,
malo-malo. Los avasarpinísalternan con los ut-sarpinī, largos períodos ascendentes, cuyas etapas comienzan

por malo-malo y terminan con bueno-bueno. El último arhat que estuvo en la Tierra (en este último avasarpiní)

fue Mahāvīrá; el verdadero fundador del jainismo. Se cree que vivió en Bihar poco tiempo antes de la época de

Buda (siglo VI a. C.). Los historiadores creen que las menciones al jaina-dharma que aparecen en

algunos Purānas, demuestran que los textos védicos no son tan antiguos como pretenden los eruditos

hinduistas.

La religión jainista tiene una cosmología y creencias elaboradas; llenas de nombres, categorías,

clases, jerarquías, grados, órdenes, entre otros. Ellos creen que el mundo es eterno y carece de
principio. No existe una divinidad personal, y todas las posibles divinidades —las almas de los

perfectos arhat (divinidades humanas), por ejemplo— no son emanación ni manifestación de


ninguna Unidad (el Todo o Absoluto), conceptos y realidades que son igualmente negadas y

rechazadas en el jainismo junto con la de un dios creador. En su concepto de Pananimismo toda la

realidad es vida. Para el jainismo el universo es una totalidad viviente; todo ser posee un alma, más o menos

compleja, diáfana o pesada. Desde la tierra o el viento, a los insectos o los mamíferos, todos los seres reflejan

el universo y son dignos de respeto. El mayor pecado para el jainismo es causar daño a un ser vivo, aunque

también hay que evitar dañar a la tierra o a las almas del agua o del aire. En coherencia con lo anterior, los

jainistas practican la no violencia, el ayuno y la mortificación del propio cuerpo. A través de estas actividades

esperan descargar su alma del peso de la materia kármica y evitar posteriores reencarnaciones.

La religión jainista presenta una perspectiva igualitaria de las almas, sin importar las diferencias en las formas

físicas: humanos, animales y organismos vivientes microscópicos. Los humanos son los únicos poseedores de

los seis sentidos: vista, oído, gusto, olfato, tacto y pensamiento; por lo tanto de los humanos se espera que
actúen con responsabilidad hacia toda la vida, siendo compasivos, sin egoísmo, sin miedo, racionales y

misericordiosos. Desde el punto de vista epistemológico, el jainismo es relativista, defiende que el

conocimiento del mundo sólo puede ser aproximado y que, con el tiempo, incluso su propia religión acabará

por desaparecer. La comunidad jainista distingue entre monjes y seglares. Los monjes se someten a una

disciplina ascética superior a la de los laicos, aunque no ejercen el monopolio de la religión. Viven en un jina-

sadman (monasterio jainista). Un jina-rshi (asceta jainista) asume cuatro votos: la no violencia, la sinceridad, la
rectitud y la renuncia a las cosas y a las personas. Los jina-kalpa son las ordenanzas practicadas por

los jinas (opuestas a aquellas de los sthaviras). Consiste en cinco votos: ahimsa (no

violencia); satya(veracidad); asteya (no robar); brahmacharya (castidad) y aparigraha (desapego de lo

material).

La religión jainista pone mucha atención en el aparigraha, el desapego de las cosas materiales a través del

control de uno mismo, penitencia, limitación voluntaria de las necesidades y consecuente disminución de la

agresividad. El vegetarianismo es un modo de vida para un jainista, teniendo su origen en el concepto de jīva

dāya (‘compasión por los seres vivos’) y el a-himsá (la no violencia). La práctica del vegetarianismo es vista
como un instrumento para la práctica de la no violencia y la coexistencia pacífica y cooperativa. Los jainistas

son vegetarianos estrictos (dieta vegana) que consumen solamente seres sin sentidos (sin sistema nervioso),

principalmente del reino vegetal. Si bien la dieta jainista implica el aniquilamiento de cosas sin mente como son

las plantas, esto se ve como la forma de sobrevivir que causa el mínimo de violencia hacia los seres vivos

(muchas formas vegetales como frutas o raíces son mejor vistas por el Jainismo por comportar simplemente la

extracción de una parte de la planta y no su destrucción total).

Aparte de las escrituras antes indicadas, se supone que existieron libros en tiempos remotos, pero que se han
perdido. Pero los jainistas creen que estas escrituras fueron transmitidas oralmente a los sacerdotes a lo largo

de las generaciones. Y creen que siempre están apareciendo reencarnaciones de los antiguos profetas que
revelan de nuevo su contenido, en la medida en que la gente y los tiempos estén preparados para recibir tales

enseñanzas. Sólo se han conservado fragmentos de los textos perdidos, pero su contenido es realmente

asombroso, tales como: “Cómo viajar a tierras lejanas por medios mágicos; Cómo hacer
milagros; Cómo transformar las plantas y los metales; Cómo volar por los aires”. También en la
literatura sánscrita se describe el vuelo por los aires. Según las enseñanzas jainistas, la época en que vivimos

no es más que una entre muchas. Antes de nuestro tiempo hubo otros periodos cósmicos y dentro de poco

tiempo empezará una nueva época. Estas épocas nuevas siempre vienen anunciadas por veinticuatro profetas,

los tirthamkaras. Los profetas de nuestra época están naciendo ahora, o quizás ya sean adultos. Los líderes

religiosos del jainismo dicen conocer sus nombres y otros detalles de sus vidas.

El primero de estos profetas (tirthamkaras) fue Rishabha y se dice que vivió en la Tierra durante unos

increíbles 8.400.000 años. Rishabha era un gigante, pero los patriarcas que lo sucedieron fueron cada vez
menos longevos y menos altos. Pero, no obstante, el vigésimo primero, que se llamaba Arishtanemi, llegó a

vivir 1.000 años y medía diez codos de alto. Sólo los dos últimos, Parshva y Mahavira, alcanzaron una edad

razonable. Parshva vivió cien años y sólo medía 2,74 metros de estatura, mientras que Mahavira, el vigésimo

cuarto tirthamkara sólo alcanzó los 72 años de edad y sólo medía 2,12 metros. Los jainistas sitúan la aparición

de los tirthamkaras en unos tiempos increíblemente remotos. Se supone que los dos últimos, Parshva

y Mahavira, murieron en el 750 y en el 500 a. C, respectivamente, mientras que el sucesor del primer patriarca

Rishabha estuvo presente durante unos 84.000 años. Estos astronómicos números que se nos presentan

deberían llamar la atención a los investigadores de mitos y de los teólogos. La razón es que tenemos un núcleo

de tradiciones que se relatan en muchos libros considerados sagrados.

En la antigua lista de los reyes babilónicos se cuentan diez reyes desde la creación de la Tierra

hasta el Diluvio, que reinaron durante un total de unos 456.000 años. Después del Diluvio, «volvió a

bajar del cielo el reino una vez más», y los 23 reyes siguientes reinaron durante otros 24.000 años. A los
patriarcas bíblicos también se les atribuyen edades increíbles. Se dice que Adán vivió más de 900 años; Enoc

tenía 365 años cuando ascendió en un carro de fuego, mientras que su hijo Matusalén vivió 969 años. En el

antiguo Egipto el sacerdote Manetón dejó escrito que el primer monarca divino de Egipto había sido Hefaisto,

que también había traído el don del fuego. Después de él vinieron Cronos, Osiris, Tifón, y Horus, hijo de Isis.

Después de los dioses, los descendientes de los dioses reinaron durante 1.255 años. Y después vinieron otros

reyes que reinaron durante 1.817 años. Tras esto, otros 30 reyes reinaron durante 1.790 años. El reino de los

espíritus de los muertos y de los descendientes de los dioses abarcó 5.813 años. El historiador Diodoro de

Sicilia, que hace 2.000 años escribió varias obras, confirma estas fechas. Desde Osiris e Isis hasta el reinado de

Alejandro, que fundó la ciudad de Alejandría, en Egipto, se dice que pasaron más de 10.000 años; pero

algunos dicen que ese periodo abarca en realidad unos 23.000 años. También el griego Hesíodo, en su obra
“Mito de las cinco razas de la humanidad”, escribió (hacia el año 700 a. C.) que originalmente los dioses
inmortales habían creado a los seres humanos: «Estos héroes de excelente origen, llamados semidioses,

que en los tiempos anteriores a los nuestros residían en la Tierra sin límites…».

Los jainistas, como hemos visto, no son los únicos que relatan fechas tan astronómicas. Pero, además, muchos

de sus escritos son revolucionarios desde el punto de vista de la ciencia moderna. Su concepto del tiempo,

del kala, parece formulado por un físico actual. Su unidad de tiempo más pequeña es el samaya. Éste es el

tiempo que tarda el átomo más lento en recorrer la distancia de su propia longitud. Una cantidad innumerable

de samayas constituyen un avalika, y 1.677.216 avalikas componen un muhurta, que equivale a 48 de nuestros

minutos. Treinta muhurtas equivalen a un ahoratra, que es la duración exacta de un día y una noche. Si

multiplicamos 48 minutos (un muharta) por 30, obtenemos 1.440 minutos, que es exactamente el número de

minutos que hay en 24 horas. Pero la medida del tiempo de los jainistas tiene millares de años de

antigüedad, y se dice que fue comunicada a los seres humanos por seres celestiales.
Quince ahoratras constituyen un paksha, que es medio mes; dospakshas equivalen a un mes. Dos meses son

una estación; tres estaciones son un ayana o temporada. Dos ayunas valen un año, y 8.400.000 años son

un purvanga. Pero el cálculo continúa: 8.400.000 purvangas constituyen un purva (16.800.000

años). La cuenta de los jainistas llega hasta increíbles números de 77 cifras. Más allá de estas

cifras, los valores se dan en términos de conceptos concretos, semejantes a nuestros años luz,

para una distancia tan enorme como 9.500.000.000.000 kilómetros. ¡Realmente asombroso!

Y para demostrar que todo esto no son simples fantasías, tenemos que los mayas de la América Central

utilizan cifras igualmente mareantes, y también las relacionan con el tiempo y con el universo del

mismo modo que los jainistas de la lejana Asia. Los jainistas tomaron también de sus maestros

celestiales unas definiciones de lo que es el espacio que resultan sorprendentes, y que hacen comprensible la

relación de éste con el misterioso concepto del karma. En los textos científicos de los jainistas, el átomo

ocupa un punto en el espacio. Este átomo puede unirse con otros para formar un skandha,que

abarca entonces varios puntos en el espacio o un número de éstos imposible de medir. Nuestra

propia ciencia enseña lo mismo: dos átomos pueden formar una cadena de proporciones mínimas, pero

también existen cadenas moleculares que contienen muchos millones de átomos. Estas cadenas atómicas

producen sustancias y materiales de diversas densidades. Las enseñanzas jainistas distinguen seis formas

principales de cadenas o conexiones de este tipo: Fino-fino: cosas que son invisibles; Fino: cosas que

también son invisibles; Fino-áspero: cosas que son invisibles pero perceptibles por el olfato y el oído; Áspero-
fino: cosas que se ven pero no se sienten, como las sombras o la oscuridad; Áspero: cosas que se reúnen por
sí mismas, como el agua o el aceite; Áspero-áspero: cosas que no se reúnen sin ayuda exterior, como la
piedra o el metal.

En el jainismo, hasta una sombra o un reflejo se consideran materiales, porque son producidas por

una cosa. Ni siquiera el sonido se clasifica en la categoría de «fino-fino», sino que se considera una
materialidad fina, resultado del «frote de grupos de átomos entre sí». Según esta enseñanza, la sustancia

«fina-fina» puede penetrarlo todo y, por lo tanto, puede desempeñar una influencia modificadora sobre otras

sustancias. La sustancia que penetra en un alma se expresa como karma, lo que nos vuelve a llevar al

tema de la reencarnación. Se considera que el karma es eterno, lo que podría aportar una idea de inmortalidad

de la esencia de cada ser. Actualmente se sabe que todo tipo de materia se puede reducir al nivel atómico. Y

el mismo átomo está compuesto de partículas subatómicas, entre las que destaca el electrón, que oscila a un

ritmo de 1023 veces por segundo.Actualmente los jainistas considerarían la materia de este electrón

como «fina-fina»: ya que no es posible captarla y, además, es inmortal. El átomo actúa como «el

espíritu dentro de la materia», de manera parecida a una onda de radio que penetra sustancias determinadas.
Y resulta que los pensamientos de toda forma de vida influyen sobre sus obras. En línea con esto, el

astrónomo y físico inglés Arthur Eddington escribió: «La sustancia del mundo es la sustancia del espíritu». Y

Max Planck, ganador del premio Nobel de Física, dijo lo siguiente: “No existe la materia como tal. Toda la

materia surge y se sustenta únicamente en virtud de una fuerza que hace oscilar las partículas”.

Toda existencia es un eslabón en una larga cadena y dado que nuestros pensamientos dirigen nuestros actos,

estos actos dejan su rastro en nuestra mente y espíritu. Los jainistas conciben lo que llamamos «alma»

como la materialidad «fina-fina» del cuerpo físico. Esta materialidad penetra el cuerpo como el electrón

al átomo. El electrón pertenece al átomo, pero los dos no entran nunca en contacto entre sí. El átomo puede

cambiar de posición, unirse a otros para formar cadenas moleculares gigantescas, y siempre estará

acompañado de electrones; pero lo raro es que no son los mismos electrones, pues el electrón «salta» de un

átomo a otro, por ejemplo, cuando se le aplica calor. Y en la misma milmillonésima de segundo en la que un

electrón salta a un nuevo átomo, otro electrón ocupa el lugar que deja vacío. De modo que tenemos una

actividad «fina-fina» eterna e inmortal, una oscilación más allá del átomo material. Los jainistas

ven el karma del mismo modo. No importa qué le suceda al cuerpo físico, que lo incineren o se pudra

bajo tierra: el karma sigue siendo inmortal. Este karma contiene toda la información sobre la forma vital

a la que pertenece. A lo largo de la vida pensamos y sentimos; estos pensamientos y estos sentimientos se

trasponen sobre la sustancia «fina-fina» del karma.

Cuando este karma se forma sobre un nuevo cuerpo, ya contiene toda la información de su

existencia anterior y sigue conteniéndola para toda la eternidad. Pero, dado que el fin último de la

vida es alcanzar un estado de serenidad absoluta, siendo uno con Brahma, el karma nos conducirá a esa meta

por una serie de innumerables reencarnaciones. Esta manera de pensar no está demasiado alejada de la

filosofía actual y de los descubrimientos de la física moderna (ver el artículo “La física moderna, ¿debe

algunos de sus conceptos a civilizaciones remotas?”). Lo que puede sorprendernos es que unas
teorías tan complejas fueran enseñadas hace miles de años por unos maestros que se dice que
aparecieron de las profundidades del universo. La última época de los jainistas comenzó hacia el 600 a.
C. con el último de los 24 tirthamkara, llamado Mahavira, que era el hijo de un rey cuyo embrión se dice que

fue implantado en el vientre de su madre, la joven reina, por seres celestiales. Un tema recurrente en muchas

de las tradiciones existentes. Se espera que todos estos maestros celestiales de la Antigüedad reaparecerán,

reencarnados en nuevos cuerpos. Existen muchas pinturas jainistas antiguas en las que aparece representado

el vigésimo cuarto tirthamkara, el profeta Mahavira. Por encima de la procesión en su honor flotan cinco

misteriosas aeronaves celestiales.

Pero existen diferencias apreciables entre las expectativas del regreso de los dioses por parte de los jainistas y

por parte de los cristianos, musulmanes o judíos. Estos últimos creen que aparecerá un Mesías que los juzgará,

y mientras los fieles disfrutarán de la gloria celestial los infieles se asarán en el infierno. Los jainistas son más

originales y no esperan a un solo salvador, sino a varios a la vez. Los profetas o tirthamkaras regresan

constantemente, en cada una de las épocas. Después de su aparición no hay un fin del mundo definitivo, no se
alcanza el gozo celestial ni tampoco la condenación eterna, sino que comienza un nuevo acto en el teatro del

universo. Los tirthamkaras tienen menos de salvadores que de ayudantes. Preparan a los seres humanos para

la época siguiente. Por eso se reencarnan como seres humanos, tal como vemos en las profecías de Enoc

cuando se refieren al «hijo del hombre». Pero su sustancia y su conocimiento kármico proceden del

universo. Son extraterrestres los que implantan el embrión en el vientre de la mujer virgen. Y es

importante tener en cuanta que estas ideas proceden de hace varios miles de años antes del nacimiento de

Cristo, por lo que los jainistas no pueden haber tomado del cristianismo el concepto del nacimiento virginal.

No es de extrañar que unos maestros cósmicos tales como los tirthamkaras tuviesen grandes conocimientos

en astronomía. De estas fuentes es de donde los jainistas aprendieron sus increíbles datos astronómicos. Sus

enseñanzas muestran que fueron capaces de medir las dimensiones del universo. Su unidad de

medida era el rajju, la distancia que recorre Dios volando en seis meses (curiosa unidad de

medida, que sugiere un dios muy “humano”), cuando viaja a 2.057.152 yojanas por segundo (sea
cual sea la correspondiente unidad de tiempo nuestro a la que la asimilemos, estamos hablando
de velocidades inimaginables). Las enseñanzas jainistas dicen que la Tierra está rodeada por tres capas,
que se diferencian por su densidad: densa como el agua, densa como el viento y densa como un viento fino.

Más allá está el espacio vacío. Es realmente asombrosa la semejanza con las conclusiones de la

ciencia moderna, que nos habla también de tres capas: atmósfera; troposfera, que contiene nitrógeno y

oxígeno; y estratosfera, con la capa de ozono. Más allá está el espacio interplanetario. Actualmente, la gente

admite cada vez más la idea de que deben existir en el universo otras formas de vida aparte de las terrestres.

Los jainistas lo han creído siempre: para ellos, todo el universo está lleno de formas de vida que están

repartidas desigualmente por los cielos. Es interesante advertir que aunque reconocen la existencia de

las plantas y de las formas de vida básica en muchos planetas diferentes, afirman que sólo en
algunos planetas determinados existen seres dotados de «movimiento voluntario».
Los filósofos de la religión jainista describen las diferentes características que poseen los

habitantes de los diversos mundos. Los cielos de los dioses dependen de los Kalpas, que son un período

de tiempo que comienza con la creación del Universo y termina con su destrucción y la total vacuidad en el

espacio. Un kalpa consiste de cuatro períodos: el período de la creación, el período de la existencia, el período

de la destrucción y el período del espacio vacío. En ellos, al parecer, se pueden encontrar maravillosos

palacios voladores: unas estructuras voladoras que forman muchas veces ciudades enteras. Estas

ciudades celestiales están alineadas unas sobre las otras de tal modo que los vimanas (los carros de los dioses)

pueden salir en todas direcciones desde el centro de cada «nivel». Cuando termina una época y están a punto

de nacer nuevos tirthamkaras, suena una campana en el palacio principal del «cielo». Esta campana hace que

suenen campanas en los otros 3.199.999 palacios celestiales. Enseguida, los dioses se reúnen, en parte por

amor a los tirthamkaras y en parte por curiosidad. Y a continuación, transportados por un palacio

volador, visitan nuestro sistema solar, y comienza una nueva época sobre la Tierra.

En el budismo, el concepto fundamental de la redención aparece bajo una forma muy semejante a la del

jainismo, que era una doctrina anterior a la llegada del Buda (560-480 a. C). Buda significa «el despierto» o «el

iluminado» y su nombre propio era Siddharta. Nació en el seno de una familia noble y se crió entre lujos en el
palacio de su padre, en las estribaciones del Himalaya, en Nepal. A los veintinueve años de edad abandonó su

hogar y se dedicó durante siete años a la práctica de la meditación, buscando el camino del conocimiento. Pero

en los tiempos del Buda, los dioses de la mitología ya llevaban mucho tiempo de existencia. Después de su

iluminación, sintió que era la reencarnación de un ser celestial. Se puso a predicar a sus discípulos el sendero

óctuple, que podría conducir a todas las gentes a la iluminación. El Buda estaba convencido de que el futuro

traería a otros budas y en su discurso de despedida el Mahaparinibbana-Sutta habla de estos budas del futuro.

Profetizó a sus discípulos que uno de ellos llegaría en una época en que la India estaría abarrotada de gente y

las ciudades y las aldeas estarían pobladas tan densamente como gallineros. En toda la India habría 84.000

ciudades; en la ciudad de Ketumati (la actual Benarés) viviría un rey llamado Sankha, que

gobernaría a todo el mundo pero sin usar la fuerza, sólo por medio del poder de su rectitud. Y

durante el reinado de este rey bajaría a la Tierra el sublime Metteya (también llamado Maitreya):

un maravilloso y único «conductor de carros y conocedor de mundos», maestro de dioses y de

hombres: en otras palabras, el Buda perfecto.

La profecía del Buda es semejante a las enseñanzas jainistas del regreso de los tirthamkaras. El budismo habla

también de las diferentes épocas, que se comparan con una rueda que gira. La única diferencia es que en el

budismo estas épocas tienen una duración astronómica. La idea de las cuatro épocas, o seis, en el jainismo,

sorprendentemente también está presente en la mitología sumerio-babilónica. Es frecuente encontrar unas

mismas cifras en culturas que están muy alejadas unas de otras. Según las crónicas babilónicas, los antiguos
reyes o monarcas del cielo reinaban durante miles de años. La duración que se atribuye a los reinados de
los dioses sumerios Anu, Enlil, Ea, Sin y Sama y Adad se asemejan mucho a las duraciones que se

asignan a losyugas o épocas en la India (multiplicando por 100):

Sumer

 Anu = 4.320
 Enlil = 3.600
 Ea = 2.880
 Sin = 2.160
 Sama = 440
 Adad = 432

Jainismo

 Maha-Yuga = 4.320.000
 Kali-Yuga = 432.000
 Kali-Yuga = 360.000
 Deva-Yuga = 288.000
 Treta-Yuga = 216.000
 Dvapara-Yuga = 144.000

El Kali-Yuga aparece dos veces, ya que el Kali-Yuga «sin crepúsculo» tiene una duración más corta que el Kali-

Yuga «con crepúsculo». Si descontamos el número de ceros, la coincidencia de las cifras significativas

demuestra la existencia de una fuente primitiva común. El número 4.320.000 del Maha-Yuga («gran época»)

es idéntico al del tercer rey antediluviano En-me-en-lu-an-na, que reinó durante 12 SAR (año del planeta

Nibiru, equivalente a 3600 años terrestres), o 43.200 años. Y el número 288.000 del Deva-Yuga corresponde al
periodo de reinado del sexto rey, En-sib-zi-an-na. Éste duró 8 SAR, o 28.800 años. La referencia más antigua a

una época remota del mundo se encuentra en la antigua Grecia, en la obra del poeta Heráclito. Habla de un

periodo de 10.800.000 años, que se corresponde exactamente con el segundo periodo de los antiguos reyes de
Sumeria: 30 SAR, o 108.000 años. Estos números no tienen ninguna relación directa con el regreso de ningún

salvador, pero ponen de manifiesto la base común que comparten las diversas tradiciones. La única manera

de explicar estas coincidencias es suponer que en los albores del tiempo debió existir una cultura

original única. Esta fuente común se remonta a tiempos muy antiguos, pues de lo contrario se hablaría de

ella en las crónicas históricas.

Annie Besant, de laSociedad Teosófica, en relación a una visita a un grupo jaimista nos dice:

“Nos vamos a encontrar esta mañana en una atmósfera muy diferente de la que

estuvimos ayer, y de la que nos encontraremos mañana. No tendremos ahora a nuestro


alrededor la atmósfera de romance, de caballería, que encontramos tanto
en la fe del Islam y en la de los Sikhs. Por el contrario estaremos en una
atmósfera calma, filosófica, tranquila. Nos encontraremos considerando los problemas de la existencia
humana mirada con el ojo del filósofo, del metafísico, y por el otro lado la cuestión de la conducta va a ocupar
una gran parte de nuestro pensamiento; cómo debería vivir el hombre: cuál es su relación con las
criaturas inferiores que lo rodean; cómo debería así guiar su vida, sus acciones, que no
puede lastimar, que no puede destruir”.

Tal como dice Annie Besant, se podría resumir la atmósfera del

Jainismo en una frase, que encontramos en el Sutra Kritãnga: “el

hombre que no lastima a ninguna criatura viviente alcanza el Nirvana que es la


paz. Esa es una frase que parece llevar con ella todo el pensamiento del Jaina: paz – paz
entre hombre y hombre, paz entre el hombre y el animal, paz en todo lugar y en todas las cosas, una
perfecta hermandad de todo lo que vive. Tal es el ideal del Jaina, tal es el pensamiento que él procura llevar a
cabo en la tierra”. Ahora los Jainas son comparativamente un pequeño grupo; pero es
una comunidad poderosa no por sus números, sino por su pureza de vida, y también por la riqueza de

sus miembros, mercaderes y comerciantes en su mayoría. Las cuatro castas de los Hindúes son

reconocidos por los Jainas, pero no encontramos muchos brahmanes entre

ellos; también pocos Kshatriyas, cuya casta parece totalmente incompatible con las ideas actuales

de los Jainas, aunque sus Jinas son todos Kshatriyas. La vasta

masa de ellos son Vaishyas — comerciantes, mercaderes y fabricantes — y los

encontramos en su mayoría reunidos en Rajputana, en Guzerat, en Kathiawar;

diseminados ciertamente también en otras partes, pero puede decirse que las

grandes comunidades jainas están confinadas a estas regiones de India.

Verdaderamente no era así en el pasado, ya que encontraremos que pronto

diseminaron, especialmente durante la Era Cristiana, así como también antes y

después de ella, a través de todo el sur de la India.

Hay un punto con respecto a las castas que los separa del Hinduismo. El Sannyãsî del Jaina

puede provenir de cualquier casta. No está restringido, como en el hinduismo ortodoxo común a la

casta brahmana. El Yati puede provenir de cualquiera de las castas, y por supuesto como regla proviene del

Vaishya, que es la casta predominante entre los Jainas. Tienen los mismos enormes ciclos de tiempo que

en el hinduismo; y se debe recordar que el jaina como el budista son

fundamentalmente ramas del hinduismo antiguo; y habría sido mejor si los

hombre no hubieran estado tan inclinados a dividir, y a poner énfasis en las

diferencias en lugar de las similitudes. Por mucho tiempo entre los eruditos occidentales, se veía

al Jainismo como derivado del Budismo. Se admite ahora que era un

error y que ambos de la misma manera derivan de la fe hindú


más antigua; y en verdad hay grandes diferencias entre el jaina y el budista, aunque tambi
én hay similitudes, semejanzas en la enseñanza. No hay sin embargo ninguna duda, que el

Jainismo en la India es mucho más antiguo que el Budismo. El último de sus grandes Profetas

fue contemporáneo de Sãkya Muni, el Señor Buda; pero El fue el último de una

gran sucesión, y simplemente le dio al Jainismo su última forma.

Había grandes ciclos de tiempos en los que creían los jaina y los hindúes; y encontramos que

en cada vasto ciclo — que se parece al día y la noche de Brama — veinticuatro grandes Profetas vienen al

mundo, de alguna manera, aunque no

completamente, con la naturaleza de Avatares. Siempre se elevan desde el estado adulto,

mientras que, en algunos casos, el hindú es reacio a admitir que un

Avatar es un hombre perfeccionado. El Jaina no tiene ninguna duda sobre este punto. Sus

veinticuatro grandes Maestros, los Tirthamkaras, como se los llamaba,


eran hombres perfeccionados. A ellos le da los muchos nombres, como en el Budismo,

pero en sentidos un tanto diferentes. Habla de

ellos como Arhats, como Buddhas, como Tathãgatas, etcétera, pero sobre todo como

Jinas. El Jina es el conquistador, el hombre hecho perfecto, que ha

conquistado su naturaleza inferior, que ha alcanzado la divinidad, en quien Jîva afirma sus

poderes supremos y perfeccionados. Él es el Isvara, desde el punto de vista del jaina.

Veinticuatro de estos aparecen en cada ciclo, y en el Kalpa Sutra de los Jainas, encontraremos

las vidas de estos Jinas. La vida del único que se da

allí totalmente — y la totalidad es de una descripción muy limitada — es la del vigésimo

cuarto y último, El que fue llamado Mahãvîra, el poderoso Héroe. El se

yergue ante el Jaina como el ultimo representante de los Maestros del mundo,

contemporáneo de Sãkhya Muni, y algunos dicen que pariente

suyo. Su vida era simple, pero con

grandes enseñanzas. Bajando de las más elevadas regiones a su última encarnación, aquella en

la que iba a obtener iluminación, al principio guiaba su rumbo dentro de una familia brahmana, donde había

planeado nacer. Pero Indra, el Rey de los Devas, viendo la llegada del Jina,

dijo que no era correcto que naciera entre los Brahmanes, porque siempre el

Jina era un Kshatriya y debía nacer en una casa real. Por lo tanto Indra envió a

uno de los Devas para guiar el nacimiento del Jina en la familia del Rey

Siddhãrtha, en la cual finalmente nació. Su nacimiento estuvo rodeado por aquellos signos de

gozo y placer que alguna vez anunciaran la llegada de uno de

los grandes Profetas de la raza — las canciones de los Devas, la música de


Gandharvas, la diseminación de las flores del cielo — estos son siempre los acompañamientos

del nacimiento de uno de los Sabios del mundo.

Después de su concepción su familia había incrementado en riqueza, in poder, en prosperidad, por

lo que lo llamaron Vardhamãna, el Acrecentador de la prosperidad de su familia. Creció como un

niño, como un joven, amoroso y obediente a sus padres; pero con su

voto de renunciar a todo, de alcanzar la iluminación y de convertirse en Salvador del mundo. Espera

hasta que su padre y madre están muertos, para que no pueda apenar sus corazones por su partida; y

entonces, con el permiso de su hermano mayor y los consejeros reales, sale rodeado por multitudes de

personas para adoptar la vida ascética. Llega a la selva; se quita sus vestiduras, sus vestiduras reales y sus

ornamentos reales; se

arranca el cabello; se viste con las prendas del asceta; envía de regreso a la
procesión real que lo siguió, y se aventura solo en la selva. Allí por doce años

practica grandes austeridades, luchando para realizarse a si mismo y darse cuenta de la nada de

todas las cosas, excepto el propio yo; y en el

decimotercer año la iluminación desciende sobre Él, y el

conocimiento del Supremo se convierte en el suyo propio. Se libera de los lazos de Avidyã y se convierte

en el omnisciente, el que todo lo sabe, y luego aparece

como Maestro al mundo, enseñando durante cuarenta y dos años de vida perfecta.

1.200 años antes, se nos dice, estuvo el vigésimo tercero de los

Tirthamkaras, y ulteriormente, 84.000 años antes que Él, el vigésimo Segundo y asi hacia atras y

atrás en el largo periodo del tiempo, hasta que finalmente

llegamos al primero de estos, Rishabhadeva, el padre del Rey Bharata, que le dio su nombre

a la India. Allí las dos religiones, el Jainismo y el Hinduismo, se unen, y el

hindú y el jaina juntos reverencian al Grande que, dando nacimiento a una línea de Reyes, se

convirtió en el Rishi y el

maestro. Cuando llegamos a observar la enseñanza desde afuera encontramos determinadas

Escrituras canónicas, como

las llamamos, análogas a las Pitakas de los Budistas, cuarenta y cinco en

número; son el Siddhãnta, y fueron recogidas por Bhadrabãka, y convertidas a

escritura, entre los siglos tres y cuatro antes de Cristo. Anteriormente, como era común en

India, eran entregadas de boca en boca con esa maravillosa precisión

de la memoria que ha sido siempre característica de la transmisión de las Escrituras Indias.

Trescientos o cuatrocientos años antes del nacimiento estimado de Cristo, fueron puestas por
escrito. Pero sabemos bien que no estaban si se perdieran todos los Vedas, podrían ser re
producidos textualmente por aquellos que aprendieron a repetirlos. Por lo tanto las Escrituras,

las Siddhãnta, permanecieron escritas, recogidas por Bhadrabãka, en este

periodo antes de Cristo.

En el año 54 a.C. se celebro un concilio, el Concilio de

Valabhi, donde se realizo una revisión crítica de estas Escrituras, bajo Devard-digamin, el

Buddhaghosha de los Jainas. Hay cuarenta y cinco libros que

constituyen el canon de la religión Jaina, la Escritura autorizada de la fe. Parece haber habi

do obras más antiguas que se han perdido

completamente, de las que se habla como las Pûrvas, pero de las

que no se sabe nada. Los Jainas

son particularmente reservados con respecto a sus libros sagrados, y hay obras
maestras de la literatura, entre la secta de Digambaras, a las que se les negó totalmente su

publicación. Pero cuando los Digambaras hayan aprendido que, excepto en casos especiales, está

bien divulgar las verdades al exterior, se permitirá que los hombres pueden tenerlas. Fuera de

las Escrituras canónicas hay una enorme cantidad de literatura

de Purãnas y Itihãsas, que se parecen mucho a las Purãnas e Itihãsas de los Hindúes. Se

dice que son más sistematizadas que las versiones hindúes.

Hasta aquí lo que podemos llamar su literatura especial; pero encontramos que todavía esta

mos enfrentados a una vasta masa de

libros, que, aunque se originan en la comunidad Jaina, se han convertido en propiedad común

de toda la India. El bien conocido Amarakosha , por ejemplo, es una obra Jaina que todo

estudiante de Sánscrito aprende de principio a fin.

Los Jainas provinieron del sur de la India, extendiéndose hacia el sur a través de toda la parte sureña de la

península. Los encontramos dándoles reyes a

Madura, a Trichinopolis y a muchas otras ciudades en el sur de la India.

Encontramos que no solo les dieron gobernantes, sino que

encontramos que son los fundadores de la literatura Tamil. La gramática Tamil, que se dice es

la más científica gramática que existe, es una producción Jaina. La

gramática popular, Nãmal , por Pavanandi, es jaina, como lo es la Nãladiyãr . El

famoso Kural del poeta Tiruvalluvar, se dice que es un trabajo jaina, por lo

que los términos que usa son términos jainas. Habla de los Arhats; usa los términos técnicos de la

religión jaina, y por lo tanto es considerado como perteneciente a la fe jaina. Lo mismo es verdad de la

literatura canaresa y se dice que desde el primer siglo de la era cristiana al duodécimo, toda la literatura de
Canara es dominada por los jainas. Tan grandes eran en esos días.
Entonces llegó un gran movimiento a través del sur de la India, en el cual los seguidores

de Mahãdeva, Siva, vinieron predicando y cantando a través del país, apelando a esa emoción profunda del

corazón humano, Bhakti, que el Jaina había ignorado tanto. Vinieron cantando a Mahãdeva, coreando sus

alabanzas, especialmente trabajando la cura de enfermedades en su nombre, y ante estas

maravillosas curas y el torrente de la devoción que se despertó con sus cánticos y

prédicas, muchos de los mismos jainas se convirtieron. En el sur de lndia prácticamente se

extinguieron. Tal es su historia en el sur; tal es el modo de su desaparición.

Sin embargo, permanecieron en Rajputana, y eran tan respetados que Akbar, el

magnánimo emperador mogol, emitió un edicto que no se debería matar a ningún animal en los

alrededores de los templos jaina. Yalaluddin Muhammad Akbar, más conocido como Akbar el Grande, fue un

gobernante del Imperio mogol desde 1556 hasta 1605, y está considerado como el mayor de los emperadores
mogoles. Los Jainas están divididos, en dos grandes grupos: los Digambaras, conocidos en el siglo

cuarto antes de Cristo, y mencionados en uno de los edictos de Asoka; y los Svetambaras, aparentemente

más modernos. Estos últimos son ahora los más numerosos, pero se dicen que los

Digambaras poseen bibliotecas mucho más vastas de literatura antigua que la secta rival. Ellos

afirman dos existencias fundamentales: una es Jîva o Atma, conciencia pura

o conocimiento, y cuando el Jîva ha transcendido

Avidyã, la ignorancia, entonces se da cuenta de si mismo como el conocimiento puro que es y

se manifiesta como el Conocedor de todo lo que es. Por otro lado Dravya, la sustancia, que es lo que es

conocible; el Conocedor y

lo Conocible uno opuesto al otro; Jîva y Dravya. Pero Dravya ha de ser pensada

como siempre conectada a Guna, la cualidad. Con Dravya está no solamente Guna, la cualidad, sino

Paryãya, la modificación. Según

el Uttaradhyayana: “Sustancia es el sustrato de las cualidades; las cualidades son inherentes a una

sustancia; pero la característica de los desarrollos es que son inherentes a cualquiera”.


Dharma, Adharma, espacio, tiempo, material y almas constituyen este mundo, como ha sido

enseñado por los Jinas quienes poseen el mejor conocimiento

Los Jainas están divididos en dos grandes

cuerpos: el laico, que se llama Srãvaka, y el asceta, el Yati. Éstos tienen

diferentes reglas de conducta, que el Yati lleva a la

perfección, esa para la cual el laico sólo se está preparando en futuros


nacimientos. Los cinco votos del Yati también son vinculantes al laico hasta cierto punto. Para tomar un

solo ejemplo: el voto de Brahmacarya, que sobre el Yati impone celibato absoluto, en el laico significa
solamente temperancia y castidad apropiada en la vida de un Grhastha. De esta manera los votos

incluyen: Ahimsa, inocencia, Sûnriti, veracidad, Asteya, no tomar aquello no nos pertenece,

honradez, honestidad, Brahmacarya, y finalmente Aparigraha, no tomar nada, o la ausencia de

codicia. Estos cinco votos rigen la vida del

Jaina. Muy, muy marcada es su traducción de la palabra Ahimsa, inocencia: “no matarás”. Tan lejos

lo lleva en su vida, a tal extreme, que a veces pasa casi más allá de los límites de la virtud hasta lo

aparentemente absurdo. Por ejemplo,

cuando oímos la respiración solo a través de una tela, como hace el Yati,

tocando continuamente los labios para que nada viviente pueda ingresar a los pulmones. He aquí lo que,

según el Uttaradhyayana, un Jina diría: “El Venerable ha declarado …

Asi como es mi dolor cuando me golpean con un palo, arco, puño, terrón, o
cacharro; o amenazan, golpean, queman, atormentan, o privan de la vida; y asi
como siento todos los dolores y agonía, desde la muerte hasta el tirón de un
cabello; de la misma manera, estén seguro de esto, todas las clases de seres sienten el
mismo dolor y agonía, etc., que yo, cuando viven son maltratados de la misma manera. Por esta razón ninguna
clase de ser vivo debería ser golpeado, ni tratado con violencia, ni abusado, ni atormentado, ni privado de la
vida. Digo que los Arhats y Bhagavats del pasado, presente y futuro, todos dicen así, hablan así,
declaran así, explican así; ninguna clase de ser vivo debería ser asesinado, ni
tratado con violencia, ni maltratado, ni atormentado, ni echado. Esta ley constante, permanente,
eterna, verdadera ha sido enseñada por hombres sabios que comprenden todas las cosas”.

Si esa fuera la regla para todos, qué diferente sería India; sin animales golpeados

o maltratados; sin criaturas que luchan, que sufren. Podemos tener comprensión, hasta en la

exageración del Jaina, que tiene una base tan noble y tan compasiva.

Después tienen la regla estricta de que no se puede tocar ninguna droga o

bebida intoxicante; nada como el hachís, opio o alcohol.

Hasta la miel y la manteca llega la ley de alimentos prohibidos, porque en la obtención de la miel

demasiadas veces son sacrificadas

las vidas de las abejas. Encontramos en la vida diaria del Jaina reglas establecidas para el laico

de cómo ha de comenzar y finalizar cada día:

“Debe levantarse muy, muy temprano en la mañana y luego debe repetir

silenciosamente sus mantras, contando su repetición con sus dedos; y después


tiene que decirse a sí mismo, qué soy, quién es mi Ishtadeva, quién es mi Gurudeva, cuál
es mi religión, que debería hacer, qué no debería hacer”. Este es el comienzo de cada día. Entonces ha
de pensar en los Tirthamkaras, y después ha de hacer ciertos votos. Y estos votos son
característicos de los Jainas, y tienen un objeto
que es digno de elogio y de lo más útil. Un hombre a su propia discreción hace

algún pequeño voto en algo absolutamente poco importante, por ejemplo: “Durante

este día no me voy a sentar más que un número determinado de veces”; o: “Durante una
semana no voy a comer tal verdura”; o: “Por una semana, o diez días, o un mes, voy a guardar una hora de
silencio durante el día”.

¿Por qué todas estas reglas tan estrictas? Para que el hombre pueda siempre ser auto-conciente y nunca

perder su control sobre el cuerpo. Desde la más

tierna infancia se le enseña al niño a hacer dichas promesas, y el resultado es

que controla la imprudencia, controla la excitación o controla los descuidos. Un

niño que es educado así no es descuidado. Siempre piensa antes de hablar o actuar; se le

enseña a su cuerpo a seguir a su mente y a no adelantarse a


su mente, como se hace con demasiada frecuencia. ¿Con qué frecuencia la

gente dice: “Si hubiera pensado, no lo habría hecho”?. Si se entrenan desde la infancia a nunca

hablar sin pensar, nunca actuar sin pensar, inconcientemente el cuerpo aprendería a seguir a la mente. Por

supuesto que hay votos mucho más serios que los tomados por

el laico con respecto al ayuno, estricto y severo, cada detalle establecido

cuidadosamente en las reglas, en los libros. Cuando se conoce a los Jainas, se los encontrará tal

como se podría esperar de este entrenamiento: calmos, auto-

controlados, serios, algo callados, algo reservados.

Si pasamos del laico al asceta, el Yati, sus reglas son muy estrictas. Mucho ayuno,

llevado a un punto extraordinario, como el ayuno de los grandes ascetas de los hindúes. Hay

ascetas tanto hombres como mujeres en la secta conocida como los

Svetãmbaras. Entre los Digambaras no hay ascetas femeninos, y sus puntos de vista de las

mujeres no son en general muy elogiosos. Entre los Svetãmbaras, sin embargo, hay ascetas femeninos así

como también masculinos, bajo las mismas estrictas reglas de pedir limosna, de renunciar a la propiedad. Pero

una regla muy sabia es que el asceta no debe renunciar a cosas sin las cuales no puede

progresar. En consecuencia no debe renunciar al cuerpo; debe mendigar

suficiente alimento para mantenerlo, porque solamente en el cuerpo humano puede obtener la

liberación. No debe renunciar al Gurú, porque sin la enseñanza del Guru no puede caminar por el estrecho

sendero; ni a la disciplina, porque si renuncia a eso, sería imposible el progreso; ni al estudio de los

Sûtras, porque eso también se necesita para su evolución. Pero fuera de estas cuatro cosas

— el cuerpo, el Gurú, la disciplina, el estudio — no debe haber nada de lo

que pueda decir: “es mío”. Dice un maestro: “No debe hablar sin que se le pregunte, y si
se le pregunta no debe decir mentiras; no debe ceder a su enojo, y
tolerar con indiferencia, acontecimientos agradables y desagradables. Somete tu ego, porque el ego es
difícil de someter, si tu ego se somete, serás feliz en este mundo y en el próximo”.

Los ascetas femeninos, que viven bajo las mismas reglas estrictas de conducta,

tienen un deber adicional, que es el deber de visitar todos los hogares jainas, y ver

que las mujeres jainas, las esposas y las hijas, sean apropiadamente educadas

e instruidas. Ponen gran énfasis en la educación de las mujeres, y un gran trabajo del asceta femenino es

impartir esa educación y ver que se lleve a cabo. Hay un punto que el hindú bien podría tomar prestado del

jaina, de manera

que se les podría enseñar a las mujeres hindúes sin la posibilidad de perder su fe

ancestral, o sufrir la interferencia de su propia religión, tarea que podría llevarse a cabo por ascetas de su

propio credo. Seguramente no puede haber vacación más noble, seguramente sería una ventaja para el
Hinduismo. Y entonces, ¿cómo ha de morir el asceta? No ha de esperar hasta que la muerte lo

toque; sino que cuando él ha alcanzado ese punto donde en ese

cuerpo no puede hacer más progresos, cuando ha alcanzado ese límite del

cuerpo, ha de dejarlo de lado y salir del mundo con la muerte por inanición voluntaria.

Tal es una breve descripción de una noble y sorprendente religión, de una gran fe que prácticamente,

en casi todos los puntos, coincide

con la hindú; y en tan gran medida es este el caso que el norte de la India los jainas y

los vaishyas hindúes se casan entre si y se invitan a comer. No se consideran a sí mismos de

distintas religiones, y en la Universidad Hindú hay estudiantes jainas

que viven con sus hermanos hindúes, y así están desde la infancia ayudando a acercar más y más los

lazos de amor y de hermandad. En la India se ha construido una nación de gente de muchas religiones.

Con los jainas no puede surgir ninguna dificultad, salvo por el fanatismo que encontramos por

igual entre los menos instruidos de todos los credos. Es el deber de los más sabios y los más

espirituales disminuir gradualmente este fanatismo. Permitir que todos los hombres, en su propia fe,

enseñen al ignorante a amar y a no odiar. Hay que poner énfasis en los puntos que nos unen en lugar de los

puntos que nos separan.

Pregunta: "¿Qué es el jainismo?"

Respuesta: El jainismo comenzó en el siglo VI a.C. como un movimiento de reforma dentro del
Hinduismo. Se basa en las enseñanzas de su fundador, Majavirá. Creyendo que una vida de
abnegación era la manera de alcanzar la "iluminación", Majavirá vagaba desnudo y mudo por la
India durante 12 años, soportando privaciones y abusos. Después de esto, él tomó a discípulos,
predicando su nueva creencia. Majavirá se opuso vehementemente a la idea de reconocer o adorar
a un ser supremo. Aunque Majavirá negó que cualquier Dios o dioses existieran para ser adorados,
él, como otros líderes religiosos, fue divinizado por sus seguidores más adelante. Fue nombrado
Tirthankar el Numero 24, el último y más grande de los seres salvadores. Según las escrituras
Jaina, Majavirá descendió del cielo, no cometió ningún pecado propio y a través de la meditación,
se liberó de todos los deseos terrenales.

El jainismo es una religión de legalismo extremo, porque uno logra su propia salvación sólo por el
camino del ascetismo (la abnegación rígida). No hay libertad en esta religión, sólo reglas,
principalmente los Cinco Grandes Votos - la renuncia de: 1) matando a seres vivos, (2) mintiendo,
(3) avaricia, (4) placer sexual, y (5) accesorios mundanos. Las mujeres deben evitarse
completamente porque se piensa son la causa de todo tipo de maldad.

Como todas las religiones falsas, el jainismo es incompatible con el cristianismo bíblico. En primer
lugar, la Biblia condena la adoración de cualquier otro dios aparte de Jehová, el Dios vivo y
verdadero; "Yo soy Jehová tu Dios... No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:2,3). "Yo
soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí" (Isaías 45:5). Majavirá no era un dios,
sino un hombre. Como todos los hombres, él nació, pecó, y murió. Él no alcanzó la perfección sin
pecado. Sólo un hombre ha vivido perfectamente, el Señor Jesucristo que "fue tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 4:15).

En segundo lugar, la Biblia aclara que seguir leyes y enseñanzas, incluso las del Dios vivo y
verdadero, nunca resultará de la justicia necesaria para la salvación; "el hombre no es justificado
por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo" (Gálatas 2:16). La Biblia enseña que la
salvación es por gracia mediante la fe en la sangre derramada de Jesucristo (Efesios 2:8-9), quien
llevó nuestros pecados en la cruz para que nosotros pudiésemos tener su justicia; "Al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios
en él" (2ª Corintios 5:21). Jesucristo alivia las cargas de las personas, mientras que el jainismo sólo
las agrega.

Por último, dos de "los Grandes Votos" del jainismo contradicen directamente la palabra revelada
por Dios. Mientras que evitar la codicia, la mentira y los accesorios mundanos es encomiable, evitar
el placer sexual, llevado al extremo, sería el fin de la humanidad. Con el fin de asegurar la
continuidad de las generaciones del hombre sobre la tierra, Dios nos dio el regalo del impulso
sexual. Dentro de las limitaciones del matrimonio sagrado, el impulso sexual encuentra su
cumplimiento completo, y asegura el futuro de nuestra especie (Génesis 1:28, 2:24, 9:1). Además,
uno de los principios del jainismo es ájimsa, la prohibición de tomar la vida en cualquier forma. Esto
contradice directamente tanto el Antiguo y Nuevo Testamento donde Dios le dio a la humanidad los
animales para el alimento (Levítico 11 y Hechos 10).

Como todas las religiones falsas, el jainismo es otra mentira de Satanás, cuyo deseo es atraparnos
en un sistema que centra nuestra atención sobre nosotros mismos, el giro hacia el interior de
nuestras mentes y espíritus en un intento de hacernos dignos a través de la abnegación y el
mantenimiento de las reglas. Jesucristo nos mandó a morir a nosotros mismos, a vivir para él y, a
través de él, para los demás. El fracaso del jainismo a avanzar mucho más allá de ciertas zonas de
la India habla sobre el hecho de que no satisface la necesidad universal humana. Esto es en
contraste con Jesucristo, cuyo impacto es universal.

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