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LA SIGNIFICACIÓN DEL FALO»

Clase Nro 3 - Miércoles 4 de Junio de 1997

Ricardo E. Rodríguez Ponte

(*) Puntuación de Escritos. Escuela Freudiana de Buenos Aires. 1997.

Retomamos a partir del punto donde habíamos dejado la vez pasada, siempre dentro
de lo que me tomé la libertad de denominar "el segundo capítulo", es decir:

EL SIGNIFICANTE Y EL INCONSCIENTE

Es el párrafo en el que Lacan introduce en su texto lo que Freud denominaba eine


andere Schauplatz. Ese "otro escenario", como traduce Segovia, es lo que conocemos, y lo
puede efectivamente traducirse, como "la otra escena".
Se trata de encontrar en las leyes que rigen esa otra
escena (eine andere Schauplatz) que Freud, a propósito de los
sueños, designa como siendo la del inconsciente, los efectos
que se descubren a nivel de la cadena de elementos
materialmente inestables que constituye el lenguaje: efectos
determinados por el doble juego de la combinación y de la
sustitución en el significante, según las dos vertientes
generadoras del significado que constituyen la metonimia y la
metáfora; efectos determinantes para la institución del sujeto.
Recuerdan que cuando les formulé la aporía relativa a la alternativa "o falo o
castración" (1), les dije que esta aporía podía ser pensada como lo que da la necesidad de la
constitución de un otro espacio: allí donde el sujeto no puede situarse, se divide, y constituye
la otra escena. Y dado el carácter correlativo de las tres spaltungen que ya he mencionado,
se entiende que en esa otra escena necesaria por laSpaltung falo / castración encontremos las
leyes que resultan de la Spaltung significante / significado.
1
En segundo lugar, la cadena es una cadena de elementos, y además "materialmente
inestables". Algo les anticipé en relación a esto, la vez pasada, cuando les dije que la teoría
del significante de Lacan depende más de la teoría de la represión de Freud que de la teoría
del signo de Ferdinand de Saussure. O sea, el hecho de que el significante puede partirse. Es
lo que vimos en el caso del olvido del nombre Signorelli, etc. Por otra parte, tenemos la
cuestión del "doble juego", o sea, la combinación en la diacronía, que es la metonimia, y la
sustitución en la sincronía, que es la metáfora. No me detengo mucho en este asunto, porque
esto es más bien materia del escrito sobre «La instancia de la letra...». De todas maneras, está
claro que el hecho de la combinación es fundamental, en la medida en que combinación en
la diacronía quiere decir cadena. Metonimia, lo podemos interpretar por cadena. Un
significante remite a otro, se encadena con otro, se concatena. Y justamente, en la medida en
que un significante se concatena con otro, se pierde la relación al significado. Eso quiere
decir que la metonimia sostiene, mantiene, intacta la barra que separa el significante del
significado. En esta barra que separa al significante del significado, alguna vez la barra es
atravesada, y ésta es la metáfora (2).

PARTICIPANTE: ¿La metáfora es la ruptura de la cadena?

No. La metáfora es sustitución en un lugar de la cadena. Si recuerdan lo que Lacan


dice en el Seminario 3...

PARTICIPANTE: ¿Pero no hay algo en la cadena que se interrumpe?


Por eso Lacan en el Seminario 3 dice que la metonimia es más fundamental que la
metáfora, tiene una antecedencia lógica. Primero tengo que tener los lugares, los lugares
como distintos entre sí, para que luego pueda efectuar una metáfora, por medio de la
sustitución de un significante por otro en el mismo lugar.
Continuemos:
En esa prueba aparece una topología en el sentido
matemático del término, sin la cual pronto se da uno cuenta
de que es imposible notar tan siquiera la estructura de un
síntoma en el sentido analítico del término.
2
Topología alude a una relación de lugares -es lo que acabo de decir-, y el síntoma
es una metáfora. De ahí que "una topología en el sentido matemático del término" sea
necesaria para captar la estructura de "un síntoma en el sentido analítico del término". Luego
Lacan no reducirá el síntoma a su estatuto de metáfora, pero esto no implicará un abandono
de la necesidad de la topología, sino todo lo contrario.

PARTICIPANTE: ¿A qué se refiere con la palabra


"prueba"?

La "prueba" de este párrafo remite a esas "dos vertientes generadoras del significado
que constituyen la metonimia y la metáfora", que acababa de mencionar.
Ello habla en el Otro, decimos, designando por el Otro
el lugar mismo que evoca el recurso a la palabra en toda
relación en la que interviene.
PARTICIPANTE: ¿Y por qué dice síntoma "en el
sentido analítico del término"?

Porque el síntoma, en el sentido analítico del término -hasta este momento de la


enseñanza de Lacan-, es una metáfora.
En cuanto a esta primera frase del párrafo: Ello habla en el Otro... - dijimos que no
era seguro que este Ello sea el Ello freudiano. No digo que no lo sea, digo que no es seguro
que lo sea. Y me parece menos comprometido -no porque tenga miedo de comprometerme,
sino para no hipotecar el futuro de la lectura- decir que en este párrafo Ello es el lenguaje. El
lenguaje habla en el Otro. (5)
El otro punto que me parece conveniente subrayar, es que el Otro está aquí definido
como lugar. Aquí, el lugar evocado por "el recurso a la palabra en toda relación en la que
interviene". En otro texto será el lugar de la batería del significante, y en otros textos y
Seminarios tendrá otros valores, pero siempre será definido como lugar.

Pero lo que estaba subrayando hace un momento es que el Otro es un lugar, y que
siempre van a encontrar en Lacan la fórmula "el lugar del Otro". ¿Por qué me parece
3
importante recordarles que el Otro es un lugar? Entre otras razones, porque en el Seminario
sobre La lógica del fantasma, justamente, que acabo de evocar, Lacan va a decirle a su
audiencia: "hay algo de lo que ustedes, increíblemente, nunca se dieron cuenta, pese a que
siempre definí el Otro como lugar, y es que el Otro es el cuerpo".

Lo que sí subrayo ahora es esto: que el Otro es un lugar. Será el lugar de la batería
significante, el lugar del tesoro del significante. Es un lugar donde hay significante, vamos a
decirlo así. Y este lugar es evocado siempre que hay recurso a la palabra. Lo voy a decir
llevando la cosa al límite: su existencia de lugar es efecto de esa evocación (6). Terminemos
con este párrafo:
Si ello habla en el Otro, sea que el sujeto lo escuche o
no con su oreja, es que es ahí que el sujeto, por una
anterioridad lógica a todo despertar del significado,
encuentra su lugar significante.
Es decir, que antes de que haya significado, primero el sujeto debe encontrar su lugar
en el Otro. ¿Cómo lo encuentra? El lugar en el Otro lo encuentra por el vacío en el Otro -
aunque se puede decir al revés: la inclusión del sujeto en el Otro lo barra-, y ocupa ese lugar
por medio de lo que, en psicoanálisis, denominamos identificación. En primer lugar la
identificación al rasgo unario, etc.
En este párrafo de «La significación del falo», lo que está acentuado no es el Otro
como lugar del tesoro del significante, del "código", como se dice a veces, sino como lugar
evocado por el recurso a la palabra, lo que implica también la presencia, o al menos la
referencia, al interlocutor. En ese sentido, también está en cuestión lo que tiene que ver con
la verdad. La referencia a la verdad en lo que digo, en el discurso, supone la instancia del
seguimos:
El descubrimiento de lo que articula en este lugar, es
decir en el inconsciente, nos permite captar al precio de qué
división (Spaltung) se ha constituido así.
La cuestión de la Spaltung ya la hemos considerado y, anticipándonos en el texto, la
hemos considerado incluso en su triplicidad -significante/significado, falo/castración,
necesidad/demanda-, señalando su identidad de estructura.
4
Bueno, todo lo que yo entiendo hasta el momento de la enseñanza de Lacan es que el
Otro no es el inconsciente. El inconsciente es "el discurso del Otro", que no es para nada lo
mismo. , la diferencia que Freud hacía, por ejemplo, cuando se preguntaba si los sueños
pueden mentir, y se respondía que los sueños no son el inconsciente (10). El inconsciente es
la legalidad que rige la transformación de los pensamientos latentes en el contenido
manifiesto, o en las imágenes-escritura del sueño. La "otra escena" es el ámbito escriturario
de esa transformación.

el sujeto se constituye como dividido, justamente por todas estas spaltungen que ya
hemos mencionado.

EL FALO Y EL SIGNIFICANTE

El falo aquí se esclarece por su función.


Este "aquí" hay que leerlo como "de aquí en adelante", no "de aquí para atrás". Hasta
"aquí" no sabíamos ni medio, respecto del falo.
El falo se esclarece aquí por su función. El falo en la
doctrina freudiana no es una fantasía, si hay que entender por
ello un efecto imaginario. No es tampoco como tal un objeto
(parcial, interno, bueno, malo, etc...) en tanto que ese término
tiende a apreciar la realidad interesada en una relación.
La frase parece un poco complicada, pero es sencilla. Si dije primero que es
una función, entonces seguro que no es un objeto.
Entonces, la incidencia del falo, en cualquier relación de objeto, lo que introduce es la
falta de objeto. Por eso es que el falo jamás podría ser un objeto "en la medida en que ese
término tiende a apreciar la realidad interesada en una relación".
Dos observaciones más en relación a este párrafo. La primera, es que "su función", la
función del falo, empezará a ser definida en el párrafo siguiente. La segunda es que no podría
ser "un efecto imaginario", cuando, al revés, se tratará de una irrupción, por decirlo de algún
modo, de lo imaginario en lo simbólico, lo que lo llevará a Lacan a definir al falo como
"significante imaginario".
5
Terminemos este párrafo:
Menos aún es el órgano, pene o clítoris, que simboliza.
Y no es sin razón que tomó Freud su referencia en el simulacro
que era para los antiguos.
Subrayo, porque lo he visto por ahí mal leído, que no es "que lo simboliza", sino "que
simboliza". El falo simboliza al órgano, no al revés.
En el párrafo que sigue tenemos el abrochamiento de nuestros dos "capítulos"
iniciales: el complejo de castración y el significante, merced al procedimiento, por demás
expeditivo, de hacer del falo un significante. ¿Cuál es "su función", la que lo "esclarece"?
Que el falo es un significante. Si en el párrafo anterior teníamos que el falo introduce la falta
de objeto en la relación de objeto, aquí se generaliza la función de borramiento de la
referencia.
Pero vayamos poco a poco:
Pues el falo es un significante...
-empieza a decir cuál es "su función": es un significante, pero que "el falo es un
significante", esto es una afirmación, no está argumentada-
Pues el falo es un significante, un significante cuya
función, en la economía intrasubjetiva del análisis...
Acá también "me rindo". ¿Qué quiere decir "intrasubjetiva"? No tengo la menor idea,
porque además esa palabra me parece contradictoria con todo Lacan.
Terminemos este párrafo:
Pues el falo es un significante, un significante cuya
función, en la economía intrasubjetiva del análisis, levanta tal
vez el velo de la que tenía en los misterios. Pues es el
significante destinado a designar en su conjunto los efectos de
significado, en tanto que el significante los condiciona por su
presencia de significante.

lo que estoy diciendo, y creo que se verá mejor en la continuación del escrito de
Lacan, es que este significante que es el falo no representa al sujeto, y además no tiene par,
es impar, no tiene "otro significante" para el cual ejercer la representación.
6
me parece importante subrayar algunas palabras. Por ejemplo, la palabra destinado,
en la frase "es el significante destinado a designar en su conjunto...". Esta palabra, destinado,
es una palabra a retener. ¿Por qué? Porque a lo largo del escrito vamos a encontrar palabras
que van a evocar a ésta constantemente, por ejemplo: privilegiado -en la frase "es el
significante privilegiado de esa marca en que la parte del logos se une al advenimiento del
deseo"- y escogido -en la frase "ese significante es escogido como lo más sobresaliente de lo
que puede captarse en lo real de la copulación sexual"-, ambas expresiones que encontramos
en la página 672 de los Escritos. Hay algo en particular, cierta singularidad, que hace que
este significante esté destinado, privilegiado, escogido para tal función, lo que subraya lo que
acabamos de decir: que no se trata de un significante entre otros, como los otros.
Ahora bien: ¿a qué está destinado este significante? Está destinado a designar - lo
que es otro término a retener, puesto que designar remite a nominar, e incluso en más de un
sentido de la palabra nominar. Se nomina en el sentido de dar un nombre a algo, pero también
en el sentido de designar para una función –
La frase la debemos leer también teniendo en cuenta la frase que esa frase deja afuera:
Lacan no escribe "destinado a significar", por ejemplo, escribe "destinado a designar", y la
relación de designación no es una relación de significación, sino relación a algo de un orden
diferente que el del designante, por decirlo así, como ocurre en el caso del nombre: el nombre
no significa, al menos en tanto nombre; en tanto nombre nomina, designa, pero no significa.
Bien, ¿qué designa este significante? ¿está destinado a designar qué? - un "conjunto"
- ¿cuál? - el conjunto de "los efectos de significado".
no es el significado el que tiene efectos, sino que el significado es un efecto, estos
efectos de significado forman un conjunto, y este conjunto de los efectos de significado tiene
un significante destinado a designarlo, o lo que sería más preciso decir: esa designación hace
de "los efectos de significado" un conjunto.
Algo más: estos "efectos de significado" están condicionados -otra palabra que
conviene retener, puesto que va a volver a aparecer más de un vez en el texto, si es que ya no
apareció, va a volver a aparecer cuando Lacan se refiera a lo incondicionado de la demanda,
y va a volver a aparecer cuando se refiera a la condición absoluta del deseo-: a estos efectos
de significado, "el significante los condiciona por su presencia de significante". Esto de la
"presencia" es interesante: es por su presencia que el significante condiciona los efectos de
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significado, cuyo conjunto designa el falo. Como si dijéramos: antes de tal o cual efecto de
significado, ya hay un conjunto virtual de efectos de significado, por el hecho de la presencia
como tal del significante.
Antes de entrar en lo que correspondería a lo que designé como "cuarto capítulo" de
este escrito, resumamos lo dicho hasta aquí de este significante tan especial que es el falo:
1) El falo se esclarece por su función,
2) esta función consiste en que es el significante destinado a designar un conjunto, el
de los efectos de significado,
3) los cuales están condicionados por el significante por su presencia de significante.
Para avanzar en cuanto a en qué consiste este condicionamiento, pasamos al "cuarto
capítulo":
NECESIDAD, DEMANDA, DESEO

Examinemos pues los efectos de esa presencia. Son en


primer lugar los de una desviación de las necesidades del
hombre por el hecho de que habla, en el sentido de que en la
medida en que sus necesidades están sujetas a la demanda,
retornan a él enajenadas.
Como el hombre habla -y habla, habíamos dicho, no tiene un piso inferior, no hay un
fundamento a esto, o el fundamento es que habla, habla es como el piso del cual partimos,
sobre el cual construimos todo lo demás (20): el hombre es hablante, pero "hablante" no es
un predicado del hombre, no puede ser separado de "hombre"-, por el hecho de que habla,
sus necesidades están desviadas. Este es el primer acercamiento al asunto. ¿Cómo entender
esta desviación de la necesidad? No es algo simple, puesto que esto implica un camino
de retorno, luego del cual retornan, estas necesidades, enajenadas.
En cuanto a la palabra "enajenadas", no es una mala traducción, pero hay otra mejor,
me parece, y más de acuerdo con el original, a saber: alienadas. ¿Por qué? Porque
"enajenadas" sugiere algo así como que me desapropio de algo, se me vuelve otro, de otro,
ajeno. Pero "alienadas" evoca algo más, y ligeramente distinto, en la medida en que en
"alienadas" está Alio, es decir, el Otro (21). Esta desviación de la necesidad por el hecho de
que el hombre habla, y en la medida en que, como ya hemos dicho, hablar es demandar,
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implica que en el camino de retorno de la demanda -lo que equivale a decir: hablar es hablar
a Otro, también desde el Otro-, estas necesidades, "sujetas a la demanda", retornan alienadas
en la demanda.
Por ahora, lo que tenemos es que las necesidades del hombre son desviadas por el
hecho de que habla, y que, sujetas a la demanda, retornan a él alienadas.
Claro, pero vamos a ver cómo lo formula el texto, que sigue diciendo:
Esto no es el efecto de su dependencia real...
No es porque el bebito necesite del Otro que éste lo alimente -luego voy a discutir
esta manera habitual de "personalizar" al Otro, que vuelve más difícil después pasar a su
inexistencia, acéptenmelo por ahora como una manera de hablar-, que "no es el efecto de su
dependencia real" quiere decir que esta alienación de la necesidad no es porque el nenito
dependa realmente de que algún otro provea y cubra sus necesidades. Tampoco es que no sea
eso. Es que ése no es el asunto. Digamos, Lacan no está apuntando a ese nivel, que
indudablemente existe. A ver si me puedo explicar un poco mejor: si olvidándonos de esta
frase que empezamos a leer, si olvidándonos de lo que esta frase promueve, quisiéramos
preguntarnos cuál es la función de la dependencia real, podríamos respondernos -pero éste
nivel de la explicación es mítico, no sé si se dan cuenta de eso-:
porque hay dependencia real, es decir, prematuración,
va a cobrar importancia la función del Otro,
dado que éste, junto con la satisfacción de la necesidad, va a introducir el lenguaje,
como ya está formulado desde que Freud escribiera sobre la vivencia de satisfacción en
el Proyecto de psicología.
Pero todo lo que acabo de decir acerca de cómo se introduce el lenguaje en la escena
de la satisfacción de la necesidad es mítico, no porque eso no exista, sino porque,
metodológicamente, dijimos, el lenguaje es el piso: el hombre habla.
Entonces, Lacan no va a poner ahora el acento en esta dependencia real -ni tampoco
en la "dependencia neurótica", que no le interesa más que para discutir con los del
"psicoanálisis de hoy"-, sino en una dependencia que resulta, como dice, "de la
conformación significante como tal". Leamos todo el párrafo, para no perdernos:
Esto no es el efecto de su dependencia real (no debe
creerse que se encuentra aquí esa concepción parásita que es
9
la noción de dependencia en la teoría de la neurosis), sino de
la conformación significante como tal y del hecho de que su
mensaje es emitido desde el lugar del Otro.
Es decir, hay un salto de nivel. Supongamos que éste es el nivel de la necesidad -pero
discúlpenme esta manera basta de graficarlo-:

— — — — — — — — — — necesidad

y luego tenemos un salto de nivel, un desfasaje, porque pasamos a otro piso, que es
el piso de la demanda:

---------------------------- demanda
— — — — — — — — — necesidad

y el piso de la demanda es el piso del significante, peor todavía: del par significante,
o para no adelantarnos: de la cadena del significante. Es decir, que este piso de la demanda,
constituido por esos elementos discretos que son los significantes, es de otra estructura que
el piso -que ejemplificamos como continuo de la necesidad. Para decirlo más abruptamente,
el piso de la demanda tiene una estructura, es una estructura, lo que no podemos decir del
piso de la necesidad. En todo caso, la necesidad será estructurada por la demanda, se plegará,
hasta cierto punto, a la estructura de la demanda.
A ver si puedo decirlo de manera que les resulte claro. Por deformación continua
podemos transformar un triángulo en un círculo o en un cuadrado. Esa transformación
topológica es posible porque, para decirlo en los términos que estamos empleando, esas
figuras son del mismo "piso".
Pero en el pasaje de la necesidad a lo que la nombra,
cuando la necesidad ingresa en el desfiladero de los significantes,
saltamos de nivel, no hay allí manera de establecer una deformación continua entre
ambos niveles.

10
No puedo hablar de ella. Porque éste, el de la demanda, el de "el hombre habla", es el
piso. En realidad, ya hablar de "necesidad" es mítico. Ahora voy a decir por qué...
Porque cuando decimos "efecto del significante", uno puede tomar no solamente lo
que el significante "atrapa", para decirlo así, sino también lo que deja afuera, no solamente
el agujero que hace en lo real, sino también lo que rodea a ese agujero.

Entonces, esta "desviación", esta "alienación" de la necesidad, no es por una


dependencia, en el sentido de la "dependencia real", sino por una dependencia en relación al
registro donde eso va a ser abordado. Es lo que trato de graficarles con estas dos líneas, una
continua y la otra interrumpida
El carácter discreto de la demanda impone entonces sus leyes, aliena, al continuo de
la necesidad. Hay un cambio de legalidad, o, más bien, un salto, un acceso de la necesidad a
cierta legalidad, porque sólo se puede hablar de legalidad ya dentro del registro del
significante. Esa es la alienación...

quedémonos por ahora en que no solamente se habla para formular necesidades.

Entonces, la alienación de la necesidad, la desviación de la necesidad, resulta de la


alienación significante a la cual debe subordinarse.
Esto es lo que decimos cuando decimos que la necesidad atraviesa el desfiladero del
significante. Continúo con el escrito:
Lo que se encuentra así alienado...
-les dije ya por qué prefería "alienado" a "enajenado"-
Lo que se encuentra así alienado en las necesidades
constituye una Urverdrängung por no poder, por hipótesis,
articularse en la demanda: pero que aparece en un retoño, que
es lo que se presenta en el hombre como el deseo (das
Begehren).
Bien, entonces, acá encontramos dos palabras en alemán: una palabra bien
freudiana: Urverdrängung, y otra palabra, digamos, no freudiana, para lo que sin embargo,
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en el castellano de los traductores de Freud, se traduce como deseo: das Begehren. Salvo que
me queda un pequeño trecho para caminar en terreno firme.
Leamos atentamente el final de esta frase:
...lo que se presenta en el hombre como el deseo (das
Begehren).
Pasemos al otro término, del que, en verdad, depende este del que acabamos de
ocuparnos. La Urverdrängung es la represión primaria u originaria. Es interesante que
llame, a esta alienación de la necesidad, en cuanto comporta que algo no puede, por hipótesis,
articularse en la demanda, Urverdrängung.

¿De dónde resulta la Urverdrängung, entonces?, les preguntaba - ¡no, de ninguna


metáfora paterna! - ¿Está claro? Esto es relativo a que se habla. Acá, la Urverdrängung no
resulta de ninguna operación edípica, ni metafórica, ni nada parecido. (22) Un efecto de la
presencia del significante es la desviación de las necesidades del hombre por el hecho de que
habla - por ello, sus necesidades están sujetas a la demanda y retornan a él alienadas - lo que,
por hipótesis, implica que algo no puede articularse en la demanda: esto es lo que constituye
una Urverdrängung.

¿Dónde encuentran ustedes, en este paso, la metáfora paterna? - ¿Acaso la metáfora


paterna sería la condición de este paso? - Tampoco, porque este paso es lo que en nuestra
jerga llamamos "el piso", esto es: el hombre habla. No tenemos acceso a ningún más allá, ni
siquiera por hipótesis, salvo vía mito. - Y sin considerar la metáfora paterna, ¿hay en este
paso algo de metáfora?
Y entonces Lacan escribe:
Es la metáfora en cuanto que en ella se constituye la
atribución primera, la que promulga "el perro hacer miau, el
gato hacer gua gua", con lo cual el niño de golpe,
desconectando a la cosa de su grito, eleva el signo a la función
del significante, y a la realidad a la sofística de la
significación, y, por medio del desprecio de la verosimilitud,

12
abre la diversidad de las objetivaciones por verificarse de la
misma cosa. (23)

La metáfora es sustitución, pero no toda sustitución es metáfora: la metáfora es


sustitución de un significante por otro en el mismo lugar, y por la identidad posicional,
engendrando un nuevo sentido. Esto lo sabemos desde el Seminario sobre Las psicosis, y no
cambia. Pero tenemos sustituciones entre significantes que no son metáfora, y no me refiero
exclusivamente a la sustitución metonímica, que tiene su importancia, también la sustitución
en juego en la traducción, también la sustitución de un significante por algo que no es
significante, o viceversa, o la sustitución entre "cosas", digamos, que no son significantes...
Aunque, por supuesto, no hay manera de sustituir sin que opere ya el orden simbólico, el
significante como tal, porque para sustituir, cambiar algo por algo, cada "algo" debe estar ya
de algún modo vaciado de sí mismo, no ser idéntico a sí mismo, no ser ya "lo que es". Si "lo
que es" es "lo que es", no puede sustituirse ni cambiarse ni elaborarse, para volver a nuestra
jerga. Pero la pasión que impone el significante a lo significable, digamos, hace que "lo que
es" ya no es "lo que es" y entonces puede sustituirse por "otro". Entiendo que "el origen"
remite, narrativamente, míticamente, a la estructura que introduce las condiciones por las
cuales las sustituciones, y luego las metáforas, son posibles.
se podría decir también que lo que de la necesidad, por hipótesis, queda fuera de la
articulación de la demanda, queda como originariamente reprimido. Pero no podemos olvidar
que, en sentido estricto, la metáfora es sustitución de un significante por otro significante, y
no sustitución de algo no significante por un significante. Para decirlo rápido: la
simbolización de lo real es condición de metáfora, pero no metáfora.

Así es. Está bien lo que aclarás. En Freud, la noción de represión originaria obedece
a una necesidad lógica: a la necesidad de explicar por qué se reprime tal representación: algo
se reprime, no por lo que es en sí mismo -en ese caso, tendríamos una, digamos, "teoría
contenidista de la represión", es decir, que tal representación contendría en sí misma la
necesidad de su represión-, sino porque conecta con un reprimido primero. Esto, en general,
es la función de lo primario en Freud, que no se restringe a la represión primaria, sino que
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funciona en nociones tales como narcisismo primario, identificación primaria, fantasías
originarias... En el caso de la represión primaria u originaria, no sé si es preciso recordarlo,
Freud dice que consiste en pura contracatexis y...

¿Cuáles son los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis que anuncia el título
del Seminario? - inconsciente, repetición, transferencia y pulsión - lo que pone de relieve
lo que, entonces, no sería, para Lacan, y subrayo "para Lacan", un concepto fundamental: la
represión. Ninguno de esos cuatro conceptos calificados de fundamentales, e incluso
reducidos a cuatro y no más de cuatro por ese artículo definido "Los" del título del Seminario,
ninguno es la represión.
Si la supone, la represión sería más fundamental... Y en Freud es efectivamente así.
En Freud, al menos en el Freud de la Metapsicología del ’15, la represión es fundamento del
inconsciente. Pero si para Lacan el concepto fundamental es el inconsciente...

¿Podría haber inconsciente sin represión?

Sí, claro que sí. Incluso, en Freud mismo, si vamos a la segunda tópica, encontramos
una parte inconsciente, dentro del ello, que no deriva de la represión, que tendría un origen
filogenético, o, dentro del yo, los mecanismos de defensa del yo, entre los cuales está la
represión, pero que no están reprimidos, aunque sean inconscientes. En fin, nuestro asunto
no es ése. Nuestro asunto es Lacan, y la cuestión radica, fundamentalmente, y para decirlo
en un cortocircuito, en que la representación no es el significante. Lacan parte del
significante, y por ello, cuando habla de represión, siempre se refiere, salvo excepciones
como las del párrafo que estamos considerando, a lo que, salvando las distancias entre la
representación y el significante, sería del orden de lo que Freud llamaba represión secundaria,
es decir, al mecanismo de la metáfora, donde un significante sustituye a otro significante, y
le permite afirmar la equivalencia entre la represión y el retorno de lo reprimido... Pero ahí
ya está en juego la estructura del inconsciente, ese pleonasmo del inconsciente estructurado
como un lenguaje, como condición de sus formaciones...

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Está bien, si querés, ese inconsciente se fundaría en esta
curiosa Urverdrängung relativa a la alienación de la necesidad en el registro de la demanda.
¿Pero te das cuenta de que entre esta Urverdrängung y la del Freud de la Metapsicología sólo
hay una relación de homonimia?
Pero no como momento previo, ni siquiera mítico, en el momento de Los cuatro
conceptos..., donde él ya cuenta con el par significante S1 y S2, es decir, donde lo que
llamamos "lo reprimido", incluso el agujero de la represión originaria, se deduce de la lógica
del significante. Pero atengámonos a nuestro texto sobre «La significación del falo», es decir,
atengámonos a esta particular Urverdrängung. Está claro que se trata de un momento mítico,
porque el piso, más allá del cual no podemos hablar más que míticamente, es "el hombre
habla". Sólo retroactivamente, y míticamente, insisto, podemos hablar de la necesidad, o de
un sujeto puro de la necesidad, todavía no barrado por el significante.

cuando yo digo que el piso es "el hombre habla", incluyo esa dimensión del "hablado",
y esto hasta en sus efectos de sujeto. A eso me refería cuando decía que la estructura está ya
ahí desde siempre. Pero el "hablado" no es el sujeto puro de la necesidad, que es mítico, el
"hablado" es un sujeto de pleno derecho, por decir así, es decir: $ . ¿

yo, para ofrecerle la oreja a alguien, tengo que establecer dos suposiciones que son la
base de la posición analítica. La primera suposición es que eso que escucho quiere decir
algo - es la suposición de base, necesaria para intervenir de alguna manera - no digo ahora
de una manera interpretativa, para no dar por adquirido lo que entendemos por interpretación
- digo de alguna manera: sin esa suposición, las palabras que escucho son ruidos,

ahí introduje una suposición que es la suposición de un sujeto. Y a partir de esa


suposición de un sujeto, introducida bajo el modo de suponer que eso significa algo, me
autorizo -erróneamente, sin duda, en el caso de las huellas en la arena o de las manchas del
leopardo, pero en todo caso me autorizo- a romperme el alma para descifrar ese mensaje en
la arena, que viniendo de Dios debe ser fundamental.

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En cuanto a la segunda suposición, que está puesta de relieve por el escrito que
estamos comentando, es que, en eso que se dice, y que significa algo, hay además un goce.
Llamémosla suposición de goce. O sea, que el que tenemos delante, y eventualmente
acostamos en el diván, no es un espíritu. Ese que habla además tiene un cuerpo.

No hay génesis de la estructura, ni camino evolutivo, digamos, entre el sujeto puro de


la necesidad y el sujeto a secas, el $. La estructura no se da por partes, por fragmentos que al
unirse o completarse finalmente constituirían la estructura. Pensemos en el lenguaje...

El lenguaje, la estructura del lenguaje, o el lenguaje como estructura, no se adquiere


de a pedacitos. En todo caso, lo que se adquiere de a pedacitos es el vocabulario, pero no la
estructura, que se adquiere de golpe, o mejor dicho, que de una vez se apodera del viviente
para introducir ahí un sujeto. No hay primero un significante, y luego otro, y luego otro más,
etc..., y finalmente la estructura del lenguaje. No. Una vez que el pibe dijo Fort-Da, o ooo-
aaa, le cayó encima toda la estructura, y con ella el peso virtual de incluso las palabras que
tardará mucho en conocer.

El significante no puede concebirse solo. Aunque todavía no haya definido al sujeto


como lo que conecta un significante con otro significante, dado que un significante representa
al sujeto para otro significante, de todos modos ya tiene claro que un significante existe por
su relación a todos los demás. Mientras que una representación, en principio, no reclama otra
representación...
Pero este párrafo sobre la Urverdrängung incluye otros puntos sobre los que vale la
pena detenerse. En Freud, ustedes saben que la represión originaria no tiene retorno. La
represión originaria, como recordábamos, es un momento lógico necesario para dar cuenta
de la represión secundaria o propiamente dicha, que sí es la que comporta el tercer tiempo
del retorno de lo reprimido, hasta el punto de que Lacan puede identificar represión -
secundaria- y retorno de lo reprimido, en la medida en que su estructura es propiamente la de
una metáfora, donde un significante sustituye a otro significante en la cadena.
Pero en este párrafo, si bien no encontramos la palabra retorno, encontramos en
cambio otra palabra que acompaña, en Freud, al término "retorno", que es el término retoño,
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en general empleado en relación a los síntomas. Ahora bien, este retoño es muy curioso,
porque este retoño no es de la misma estofa que aquello que ha sido reprimido. En Freud,
cuando una representación es reprimida -y la represión sólo afecta a las representaciones-, lo
que retorna es una representación. Es decir, hay una identidad de estofa, digamos, entre lo
reprimido y lo que retorna de la represión. En Freud.

Pero acá, en este párrafo referido a la necesidad y a la demanda, no. Si lo que retorna,
si el retoño, fuera de la misma estofa que lo reprimido originariamente, entonces lo que
retornaría en el retoño sería la necesidad. Pero lo que Lacan plantea no es que retorna la
necesidad, lo que retorna es ese retoño que, dice, llamamos deseo.
O sea, que el deseo es el retoño que surge de la Spaltung entre la necesidad y la
demanda.
Entonces: hay una alienación de la necesidad, porque la necesidad no puede
articularse - veamos: no es que no se articula, es que, al articularse la necesidad en la
demanda, algo resta inarticulado.
Es decir: para decirlo en términos de este texto, un poquito anteriores: hay algo que
no se presta a "la conformación significante como tal". Algo de la necesidad se presta a eso,
y algo de la necesidad no se presta.
¿A qué no se presta?
A la conformación significante como tal, a la articulación. Y entonces, esto que no se
presta, retornará en un retoño... que no es un retoño de lo que no se presta, porque no es el
retorno de la necesidad inarticulada por inarticulable -si fuera esto lo que retornara al campo
de la articulación, entonces lo inarticulable pasaría a estar articulado, y aquí no pasó nada-,
sino un retoño raro, digamos, de una estofa diferente que la de lo que quedó urverdrängt al
articularse en la demanda, y, me adelanto, de una "estofa" diferente, también, de la del campo
de la demanda, que es el deseo.

El retoño, el deseo, es articulado, se articula, y ahí mismo, por eso mismo, es


inarticulable. Así que no, o no exactamente. Lo que retorna como retoño es algo que vamos
a ver qué es, que ya no es la necesidad, porque ya estamos en el piso de la demanda, pero que
tampoco es la demanda, porque "habita" la demanda, no podría existir sin la demanda, pero
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no es la demanda, es irreductible a la demanda, hace agujero en la demanda... - es "el poder
de la pura pérdida"...

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