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¡alista HISPANIDAD
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tanto. UNA VOZ CON ECOS EN LA FILOLOGIA,
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bién EN LA DIPLOMACIA Y EN UN SISTEMA DE
NACIONES UNIDAS
Evidentemente. nos hallamos ante un. vocablo que ha nacido UOIlW. alno en In CIII!" Clllidpinn. \:1\ Id cludr«] dI' Jlndll,' 11
on horóscopo por demás afortunado. y que tiene ya su historia. PII('lIvitlln. y por ende pudunnc o putuvlno. Alnbándole cunut
sus pequeños avatares. El oído, hecho a la voz hispanismo. equi- 'I'a justo, deja correr unu Irasc. que no se sobe In hnf):1 /lIlyll,
valente casi a un simple modismo de lenguaje. siente que algo pNO que es de un alto personaje y da color y gracia 1\ su t:H
nuevo o alto se ha removido o remozado al decir Hispanidad. a rito. a la vez que delinea un rasgo estilísticc del gran hlstcríuclor.
la manera de Maeztu. Como que la calidad cultural hispánica. Tito Lívío, decía Polión-anota Quintiliano-, sabe a no sé qu
hecha haz de luces. esencias. 'recuerdos y viejas glorias. no se putavínídad (nescio quam patavinitatem). '
pronuncia hasta que se pronuncia Hispanidad; y las fuertes reso- Téngase en cuenta que la formación de estos abstracto
nancias. no todas favorables. algunas positivamente adversas. terminados en "itas", tan comunes en los nombres (bonitas.
que ha suscitado su empleo. demuestran su valor y poder de ventas, unítas ), es rara con los propios. De Cícerón, como gran
sugestión. Podía escribirse un libro con lo que en torno a este cosa. anotan los latinistas que formó los neologismos "Appíe-
blando neologismo se ha debatido estos últimos dieciocho años. tas" y "Lentuleítas", teniéndose presente que la voz "romani-
Con no ser voz militante. ningún grito de guerra. sino venir en- tas", calidad de la civilización romana, suena por vez primera
vuelto en la feminidad de una abstracción y como de entelequia con Tertuliano, siglo III. y la voz "Iatínítas", como expresión
pura. las circunstancias - pasajeramente, a lo que creemos-le de la cultura romana, no es de los clásicos, Cicerón la emplea
han hecho descender a la palestra y al periodismo. La voz. eví- como propiedad de su lengua, y, cuando más. del derecho roma-
dentemente, es erudita. fría de consiguiente. y reclama callados no. La voz ..chrístianitas" (= cristiandad), como agrupación de
estudios para su contenido cultural. es decir. para los valores los pueblos cristianos. y como carácter de su ser religioso. data
religiosos. literarios, artísticos. científicos, morales, que simbo- del siglo V. y. según otros. del IX, No llegan todavía los anti-
liza. y que serenamente han de analizarse y académicamente guos a la modulación que hacemos hoy emitir a nuestros térrni-
difundirse. Lo que hasta el presente ha ocurrido con ella es. re- nos, que adquieren en nuestras plumas la flexibilidad de los
petimos, circunstancial, vgr., la Alta Entidad Cultural. consti- conceptos espirituales que representan.
tuída en Madrid con ese nombre para abandonarlo en seguida "Patavínitas", de todas formas entra en el léxico de Quin-
por la malicia de los tiempos. que confundieron cultura y polí- tilíano, si no como algo propio suyo. como alegación de un gran
tica de expansión. Eso y cuanto en América. Sur y Norte, haya personaje. romano conspicuo. castizo en el decir, voto índíscu-
podido pasarle, repútese transitorio, que el término, 10 sabemos tible en la materia, es decir, Polión. Quintiliano, por si acaso.
bien, no sólo ha cuajado. sino que en América es donde mejor le hace el cumplido de citarle y de repetir su frase dos veces
ha prendido y está dando más juego. El autor iberoamericano (lib, l. cap. 5, y lib. VIII. cap, 1). Dos veces para que mejor
es el que, a imitación suya. escribe más veces peruanídad, meji- se fijara en las mentes. lo que. efectivamente. hubo de suceder.
canidad, argentinidad, y alguna vez, Galicidad, cuando ha que- pues catorce siglos más tarde tiene todavía virtud excítatíva,
rido que la cultura francesa haga valer sus fueros en el He- fuerza fecundan te para la formación de la voz Hispanidad, que
misferio occidental. ahora nos oc,+pa.
Dejemos, de consiguiente. la historia (le los hombres en torno
al nombre como algo circunstancial. y vayamos a la historia del En el "Quattrocento". tras el Petrarca y Poggio. sobre todo.
nombre mismo. Quedémonos, pues solos con el nombre y su brota un impulso reivindicador de los autores griegos y romanos
contenido. que prepara la vuelta a los valores culturales de la antigüedad
y que se llama Renacimiento. La bíblíomanía que acomete en-
La voz Hispanidad tiene lejanas y ocultas raíces. queda in- tonces es notable. y una pléyade de personajes eruditos se dedica
sinuado ya. en la Roma del siglo de Augusto, cuando Quíntí- a resucitar y anotar la producción mental de los pasados. Uno
liano enseñaba a los latinos el rotundo hablar de Marco Tulio. de los humanistas de primera hora es el tolentino Francisco
Tiene. pues. ejecutoria bien datada, lejanamente datada, ante- FileHo (I398~I481), quien. deseoso de helenizarse, pasa a Bí-
rior a los godos, como suelen querer los más exigentes de los zancio (I 420~27). y se sorbe allá lo que quedaba de las letras
linajistas, los que, de tanto datar, no datan, como diría "Saínt- griegas próximas a fenecer. Este Fílelfo, personaje bastante mo-
Cyran". Nos va a ser dado sentir su primer latido tenue e ím- vido y aun turbio. retórico y bandido. poeta y político. queda en
perceptible, cuando no ha salido aún a luz, y vive todavía oscuras la historia del Renacimiento como autor. más o menos celebrado.
horas prenatales. por sus poemas. odas, colecta de, epigramas y por los "Convivía
En su celebrado tratado de las Instituciones Oretoties, está Medíolanensia", es decir, Simposíos Mílaneses. Es. se ha dicho.
hablando Quíntilíano del historiador Tito Lívío, nacido no en
retórico. o sea de los que hubieran impuesto al mundo la die-
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otros, por Erasmo, que habla de una España aún reacia al hu- con voces que revelaran significaciones ultrarrecónditas. Por otro
manismo; y con unos modos áticos, rebuscados, atento a cons- IIIJO, tal como se habla acuñado el vocablo, con un sentido híríen-
truir frase latina, ingeniosa, cargada de recuerdos clásicos, Il' y de insulto, no era para que la Academia, si se percató
tímido en el fondo, aunque aparentemente agresivo, repasa la le su existencia-y sí parece que se percató-le diera asilo en
historia desde Tubal, quinto hijo de Jafet, hasta sus días, en 1.1 Diccionario. Le decretó más bien la cuarentena.
un empeño patriótico y reivindícador. Tras las bellas leyendas Pero las cuarentenas, como todo en este mundo, también se
del rey Beto-que da su nombre a la Bética-y de Maya, hija rcaban. Desde la cuarta edición del Diccionario de la Lengua,
~I'I. 1803, figura Hispanidad entre sus voces. Figura o está allá,
de Atlante, hace un recorrido de los méritos literarios de los
hispanorromanos, de los visigóticos, de los arábigos y, por fin, IMJor, como una flor mustia, apenas visible, tratada de vieja y
de los renacientes, contemporáneos suyos. Matamoros aprecia mtlcuada. haciéndole soltar o perder el hálito emponzoñado que
no mal la renovación clásica existente en torno a Alcalá y otros le insufló FileHo, Por todas las trazas, la Academia la quiere
centros; pero, con sus prandes fervores erasmianos, hace conce- dnr malos tratos, en vista, así parece, de que su presencia, hace
siones a la crítica extranjera, subestimando, según ella, al pro- tiempo advertida, resulta molesta y desagradable. He aquí la
pio Vives. icepcíón o valor que le da:
En lo más férvido de la apología, tras de cantar las glorias Edición 4.n, 1803: Hispanidad Femenino =
anticuado de
de Nebríja, que "acabó con la barbarie que desde los días de l Itspanismo.
Boecio nos aquejaba"-guerra atroz y cruel la que tuvo él que y a la voz Hispanismo, se lee: 1. Giro o modo de hablar
librar con los bárbaros escolásticos, anota-, pasa a hablar de propio y primitivo de la lengua española. 2. Vocablo o giro de
Ludovíco Vives, ornamento raro de Valencia, filósofo de gran 1'lIto lengua empleada en otra. 3. Empleo de vocablos o giros
reputación y eminente en tantos aspectos. Lástima, continúa di- pañol es en distintos idiomas.
cien do, que Vives haya escrito con esa dureza o hispanidad que - omo se ve, la Academia sabe que ha sido empleada la voz,
dijera Fílelfo al hablar de Quintiliano. y ocaso en más pasajes que los arriba señalados (3).
Así se estampa por segunda vez la voz Hispanidad, valien-
do una censura, y lanzada nada menos que contra el gran Vives. Así las cosas, llega a las letras hispanas un romanista
Antes contra Quintíliano y ahora contra el pulcro y atildado va- dI' primer orden, que, bien impuesto en las lenguas romances Y
lentino. Históricamente, es· cierto, pero con claras concesiones 1111 romances, Y preparado, de consiguiente, para toda labor de
a quien se atrevió a emplearla asertívamente. y todo porque tIluparación lingüística, revaloriza, innova, rescata del pueblo
Erasmo, el ídolo de Matamoros, dijo en su Ciceronienus que voces y expresiones henchidas de vida, y, con un oído que se
ni Vives ni Nebrija habían alcanzado la perfección latina. Le 1111 hecho proverbial por lo fino, da sonoridad, morfología a cada.
tenían subyugado a Matamoros, se ve por su discurso, los prí- 111\,1 de las letras de que se componen las voces, y si pu~
mates ultrapirenaicos del humanismo. dkl'O les daría hasta conciencia, haciéndoles sentir cómo y qué
Resonancias, que sepamos, no encontró esta "Hísparntas" hís- on y el lugar que ocupan. Unamuno, a quien me refiero, es el
panizada, quiero decir repetida por labios españoles, ya que la ,plt' está en los orígenes de muchas palabras castizas, hechas se-
Apología no pasó de la primera edición de 1553, al menos du- IÚll el genio de la lengua de Cervantes, que otros manejarán con
rante el siglo XVI. En 1603 la reedíta el jesuíta A. Schottus 111(1/1 gracia y soltura, pero difícilmente con mayor conocimiento
en su compilación Hispania Ilustiete (Francfort). Nueva edición di' BU valor etímolóqíco y semántico. Contra la voz "krausístizar"
llega a tener en Madrid, año de 1736 y 1769. Posteriormente en di. Menéndez Pelayo, dirá Unamuno "kcausízar". y tuvo razón
nuestros días, 1945, ha tenido una quinta edición, latín y cas- ti lo que a la sonoridad respecta; contra el "conservadurismo"
tellano, exornada de muy erudita introducción y notas copiosas, di Cánovas y de otros anteriores a Cánovas, empleó Unamuno
debidas una y otras al Pbro. José LópezToro. ""tlllIlcrvatorismo" Y también tuvo razón, ya que no hace perder
La trayectoria del vocablo ha sido, pues, demasiado normal ti uhsn-acto la morfología primitiva. Pocos como él habrán practi-
y tranquila, llamando la atención que su primer autor, Fílelfo, (lIdo el "husserlísmo". esto es, el saber pronunciar los vocablos
haya escapado impune. Covarrubias lo silencia en su Tesoro de pllllll'l'ldo entre paréntesis el significado manoseado que tienen y
la lengua (1627). También Terreros (1787). Otro tanto los Die-
cionarios de la Real Academia en sus tres primeras ediciones (',\1 110 1I¡¡\lr un caso, tardramente a mí llegado. E';' un documento dirigido al 'Rey,
1 11, M,. In dice: "Guarde Dios a V. M. los muchos afios que la Hispanidad desea y
(1726 ss.}. Y en parte se comprende. Estaban ya las voces "hís- l. ,I••I'IIMI\ di' In Jglesia Cat6lica." Cf. El Brigadier COfld" de Araale]» ...• por M. C,'n
o
panísmo", "españolísmo", que llenaban las necesidades expresio- 1111u ,Iu "11I,.lIn, 1948, p. 19. Tiene, pues, nqu] la palabra In accpclén mna triuuíul
nlgtag de entonces; no se sentía afán de matizar el pcnsamlcnto '1110 h~ \Ia tener m&a tarde.
}oJ\uIIIN llIlAIn'H. :•• 1,
IIIS PANUl¡\! I/.~