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El concepto de deber en La metafísica de las costumbres de Kant

Las dos primeras definiciones que ofrece el DRAE sobre el término “deber” son: 1.
Estar obligado a algo por la ley divina, natural o positiva. Y 2. Tener obligación de
corresponder a alguien en lo moral. Por lo que se puede decir que el deber es una
obligación hacia algo o alguien y que corresponde a lo moral. Kant en Fundamentación de
la metafísica de las costumbres plantea que existe una necesidad de elaborar una filosofía
moral que esté limpia de todo cuanto pueda ser empírico y perteneciente a la antropología,
asoma que debe haber una filosofía moral con evidencia por la idea común del deber y de
las leyes morales; así pues, para Kant, el concepto del deber contiene el de una buena
voluntad; lo ideal para él, sería hacer el bien no por inclinación sino por deber y acá utiliza
un ejemplo sobre las acciones que ocurren conforme al deber, estas han sucedido por deber
o por una intención egoísta; como también hay acciones que se realizan conforme al deber
y el sujeto tiene una inclinación inmediata hacia ellas. (Kant, 2007) Siguiendo estas ideas,
cuando el hombre actúa porque las exigencias morales así se lo dictan pero sin que sienta
por ello que debe ser por el bien del otro, es una intención egoísta. En cambio –dirá Kant-
cada persona tiene el deber de conservar su vida, ya que todos tenemos inclinación a
hacerlo así; pero si esta persona lo hace bajo el cuidado angustioso de la mayoría de los
hombres, esto carece de un contenido moral, porque se conserva la vida conforme al deber
y no por deber. En un caso extremo en el que un hombre pierde todo sentido por la vida y
la conserva aún sin amarla, solamente por deber, entonces su máxima si tendrá un
contenido moral. (Kant, 2007) El siguiente ejemplo que Kant utiliza dice que: “ser benéfico
en cuanto se puede es un deber” (Kant, 2007, pág. 12). Y aquellas personas que mediante el
altruismo ayudan al prójimo y sienten “un placer en distribuir la alegría en torno suyo, sin
que a ello les impulse ningún movimiento de vanidad o de provecho propio y que pueden
regocijarse del contento de los demás, en cuanto que es su obra” (Kant, 2007, pág. 12). Por
lo que afirmará que estos actos “por muy dignos de amor que sean, no tienen, sin embargo,
un valor moral verdadero” (Kant, 2007, pág. 12); estas acciones se hacen por deber y no
por inclinación. Ahora cuando una persona que tiene suficientes problemas y aún así:
“Realiza la acción benéfica sin inclinación alguna, sólo por deber, entonces, y sólo
entonces, posee esta acción su verdadero valor moral.” (Kant, 2007, pág. 12). La diferencia
entre los dos ejemplos que propone Kant es que aunque ambos individuos actúen por deber
y no por inclinación, uno lo hace porque su vida lo empuja a ello, mientras que el otro en
medio de toda su desgracia logra por un momento separarse de ella y ofrecerle algo al otro.
Los actos desinteresados y el altruismo no existen, la religión le ha enseñado al hombre que
debe sacrificarse por los demás, pero todo el que ofrece algo espera a cambio aunque sea el
agradecimiento, a esto empuja el “deber”, hacia algo que tenemos que ofrecer por
obligación. Sin embargo, siguiendo este planteamiento kantiano, resulta moralmente
diferente dependiendo de las condiciones en las que se encuentre el individuo que realiza el
acto.

La felicidad es la eterna búsqueda del ser humano, puede decirse que incluso es la
finalidad de la vida. El hombre desea encontrarse siempre en el estado reconfortante que
ofrece la felicidad porque ella no es más que una emoción. Kant afirma que “asegurar la
felicidad propia es un deber (…) ya tienen los hombres todos por sí mismos una
poderosísima e íntima inclinación hacia la felicidad”. (Kant, 2007, pág. 13) De esta forma
formula tres proposiciones:

a) Una ley, a saber: La de procurar cada cual su propia felicidad, no por


inclinación, sino por deber, y sólo entonces tiene su conducta un verdadero valor
moral.
b) Una acción hecha por deber tiene su valor moral, no en el propósito que por
medio de ella se quiere alcanzar, sino en la máxima por la cual ha sido resuelta;
no depende, pues, de la realidad del objeto de la acción, sino meramente del
principio del querer, según el cual ha sucedido la acción, prescindiendo de todos
los objetos de la facultad del desear.
c) El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley. (Kant, 2007)

Por lo que cabe preguntarse por la importancia que dentro de la moral, tiene el deber hacia
uno mismo. Un punto fundamental como plantea José Luis López de Ligaza en su artículo
“La ética del discurso y el concepto kantiano” es: “La idea de un deber de salvar la propia
vida podría ser un motivo importante para sacar fuerzas de flaqueza en una situación de
extremo peligro en la que estuviese en juego la supervivencia” y “La idea de deber hacia
uno mismo aparece cuando sufrimos una ofensa o cuando somos los perjudicados en una
situación manifiestamente injusta” (Lizaga, 2008, pág. 2) de esta manera, dice que
realizamos ciertas acciones para conservar nuestra propia dignidad. Lo que se hace
“conforme al deber” carece de contenido moral, se necesita entonces actuar “por deber”,
con la idea de que el deber es un acto que se da desde adentro hacia afuera, el hombre ha de
actuar bajo una ley moral, el deber en Kant consiste en conducirse en beneficio no sólo con
uno mismo sino también para el resto de personas no por un tema sentimental sino más por
la obligación y los valores que nos debemos entre seres humanos.

Referencias
Kant, M. (2007). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. San Juan: Pedro M. Rosario
Barbosa.

Lizaga, J. L. (2008). La ética del discurso y el concepto kantiano de deberes hacia uno mismo.
Estudios filosóficos, 38 .

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