Ficha Historia Universal Contemporánea María Bademián 5.288.

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Georges Duby & Michelle Perrot. “Historia de las Mujeres” - Tomo 5. Argentina, Editorial
Aguilar, 2000
Capítulo I. Francoise Thebaud - ¿La era de las mujeres o el triunfo de la diferencia sexual?

Thebaud discute la idea extendida durante y después de la Primera Guerra, según la cual el
conflicto bélico había trastocado las relaciones de sexo y emancipado a las mujeres en mucho mayor
medida que los años y siglos anteriores de lucha. Al cuestionar este planteo, hace una relectura crítica
del carácter provisional o simplemente superficial de los cambios, tomando como fuente los estudios
historiadores que plantean que la guerra solo fue un paréntesis antes del retorno a la normalidad, o, más
aún, la guerra, al reafirmar la identidad masculina, habría bloqueado el movimiento de emancipación
que a comienzos del XX se esbozaba en toda Europa y se encarnaba en una new Woman económica y
sexualmente independiente, así como también un poderosos movimiento feminista igualitarista e
imaginativo.

Su primer argumento es que 1914 habría podido ser el año de las mujeres, pero fue el año de la
guerra, el que volvió a poner a cada sexo en su sitio separando radicalmente los sexos y resucitando,
tras las luchas de preguerra, una cierta armonía sexual. La movilización de los hombres fortifica los
sentimientos familiares y da vida al mito del hombre protector de la madre patria y de los suyos;
mientras que las mujeres suspenden sus reivindicaciones para cumplir con los deberes de las mujeres y
dar pruebas de su respetabilidad. Así, el comienzo de la guerra pone en pausa las movilizaciones
feministas y restablece a cada sexo su rol histórica y socialmente asignado.
Sostiene que, si bien es verdad que, para las mujeres, la guerra constituye una experiencia de
libertad y de responsabilidad sin precedentes por la valorización del trabajo femenino al servicio de la
patria y por la apertura de nuevas oportunidades profesionales; el trabajo femenino se caracterizó por
su inestabilidad, precarización y por tener fecha de vencimiento: las mujeres eran consideradas
sustitutas de los hombres. En resumen, la guerra tendió más bien a fortalecer el pensamiento social al
uso antes de 1914, que hacía de la trabajadora un ser intrínsecamente débil y de la mujer una “madre de
la raza”.

En conclusión, la autora se pregunta si la guerra cambió la relación entre los hombres y las mujeres,
y el lugar real y simbólico de estas en la sociedad, o si, al contrario, no hizo más que reafirmar y
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reforzar los roles de género previamente impuestos. Responde a esta interrogante argumentando que la
guerra fue una paréntesis para las mujeres, dado que los cambios fueron superficiales y provisionales,
con una constante subordinación de los roles femeninos a los masculinos. Entonces, la guerra no solo
atenuó poco la división sexual del trabajo, sino que además reforzó las reticencias respecto al trabajo
femenino.
Si bien la guerra le dio a las mujeres libertad de movimiento y actitud, su importancia en la relación
entre los sexos reside en que contribuyó a separarlos radicalmente, a dar vida a la idea de
complementariedad de los sexos. Así, la dicotomía sexual triunfó en el pensamiento social y político
por encima de la liberación política, económica y social de la mujer planteada por algunos historiadores
de la Primera Guerra.