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La negociación colectiva es un procedimiento de creación de reglas y toma de decisiones caracterizado por la intervención directa, conjunta y exclusiva de los representantes de los trabajadores (unitarios o sindicales) y de los empresarios y/o sus representantes, tendente a la firma de un acuerdo (generalmente, un convenio colectivo).
La negociación colectiva se fundamenta en la autonomía de las partes y suele desarrollarse conforme a unas reglas legales (mínimas), y por las pautas o criterios
La negociación colectiva es un procedimiento de creación de reglas y toma de decisiones caracterizado por la intervención directa, conjunta y exclusiva de los representantes de los trabajadores (unitarios o sindicales) y de los empresarios y/o sus representantes, tendente a la firma de un acuerdo (generalmente, un convenio colectivo).
La negociación colectiva se fundamenta en la autonomía de las partes y suele desarrollarse conforme a unas reglas legales (mínimas), y por las pautas o criterios
La negociación colectiva es un procedimiento de creación de reglas y toma de decisiones caracterizado por la intervención directa, conjunta y exclusiva de los representantes de los trabajadores (unitarios o sindicales) y de los empresarios y/o sus representantes, tendente a la firma de un acuerdo (generalmente, un convenio colectivo).
La negociación colectiva se fundamenta en la autonomía de las partes y suele desarrollarse conforme a unas reglas legales (mínimas), y por las pautas o criterios
La negociación colectiva es un procedimiento de creación de reglas y toma de
decisiones caracterizado por la intervención directa, conjunta y exclusiva de los representantes de los trabajadores (unitarios o sindicales) y de los empresarios y/o sus representantes, tendente a la firma de un acuerdo (generalmente, un convenio colectivo).
La negociación colectiva se fundamenta en la autonomía de las partes y suele
desarrollarse conforme a unas reglas legales (mínimas), y por las pautas o criterios elaborados o aceptados por los sujetos negociadores.
El carácter normativo de los convenios colectivos, que es el fruto más logrado de la
negociación, justifica que ésta haya de sujetarse a lo establecido en la Ley, puesto que es ésta la que reconoce validez jurídica a aquéllos.
A diferencia de las normas estatales, la negociación colectiva se caracteriza por su
dispersión, ya que se desarrolla en distintos ámbitos o unidades de negociación, delimitadas por criterios funcionales (profesiones, sectores de actividad, etc.) y territoriales (Estado, Comunidades Autónomas, regiones, comarcas, provincias o municipios) y permite satisfacer necesidades concretas que difícilmente pueden ser reguladas con carácter imperativo de forma heterónoma por los poderes públicos. La dispersión (y, en ocasiones, “atomización”) de la negociación colectiva genera importantes problemas de articulación como consecuencia de la abundancia de acuerdos y convenios colectivos que pretenden regular las condiciones de trabajo de los empleados en sus distintos ámbitos y niveles territoriales y funcionales.
La finalidad primordial de la negociación colectiva es la creación de reglas que
permitan disciplinar las condiciones de trabajo, entendidas en sentido amplio, pero también puede y suele utilizarse con otros muchos fines, como la creación de canales de comunicación y participación entre las empresas y sus trabajadores, o entre los representantes de unas y de otros, al mismo tiempo que puede facilitar la gestión de los conflictos colectivos. SISTEMAS DE NEGOCIACIÓN COLECTIVA
La negociación se desarrolla libremente por las partes legitimadas para ello.
Atendiendo al grado de regulación legal y al sometimiento de las partes a las prescripciones legales, pueden distinguirse dos grandes sistemas de negociación.
Negociación colectiva informal: En este caso, la negociación se rige por las
reglas que han elaborado los propios sujetos negociadores, al margen de la regulación legal. En consecuencia, el fruto de la negociación carece de eficacia normativa o erga omnes y, por consiguiente, el acuerdo alcanzado carece de fuerza vinculante en sentido jurídico, aunque sí goza de eficacia inter partes.
Negociación colectiva formalizada: En lógica coherencia con el reconocimiento
a los convenios colectivos de eficacia normativa (no se olvide que el artículo 37.1 de la Constitución encomienda a los poderes públicos garantizar la fuerza vinculante de los convenios), la legislación laboral establece un conjunto de reglas de necesaria observancia en el procedimiento de negociación. La actividad negociadora se somete a requisitos muy estrictos, relativos tanto a los sujetos negociadores (a los que exige un grado mínimo de implantación o representatividad) como al proceso de negociación (plazos mínimos, buena fe, etc.) y a la firma del convenio (forma escrita, registro, depósito y publicación oficial, etc.).
El Estatuto de los Trabajadores 2015 establece en su Título III (artículo 82 y
siguientes) una serie de reglas que en todo caso deben cumplirse para que los convenios gocen de la fuerza vinculante que les reconoce la Constitución. Estas reglas se refieren al ámbito de aplicación de los convenios colectivos, a su naturaleza jurídica y eficacia, a la legitimación para negociar, a los requisitos de la comisión negociadora, a la puesta en marcha y el desarrollo del proceso de negociación, a su contenido y duración, a los requisitos de forma y tramitación oficial, a los mecanismos y causas de impugnación y, en fin, a su aplicación e interpretación.
El establecimiento de reglas no supone que esté prohibida la negociación “informal”,
dado que la negociación es un derecho con independencia de la forma en que se lleve a cabo, si bien habrán de respetarse en todo caso las exigencias generales de las obligaciones y contratos establecidas en el Código Civil, y los criterios que acuerden las partes negociadoras. ESTRUCTURA DE LA NEGOCIACIÓN
La estructura de la negociación colectiva viene determinada por el conjunto de
convenios, pactos y acuerdos colectivos existentes en un determinado sistema de relaciones laborales y se refiere, más concretamente, a los ámbitos o unidades de negociación, así como a sus diferentes niveles, lo que significa que forman parte de la estructura de la negociación las cuestiones relativas a la jerarquía, a la preferencia, a las relaciones de complementariedad y a la articulación de convenios (Mercader Uguina).
La estructura de la negociación es simple cuando domina o prevalece un
determinado tipo de convenio colectivo (de empresa, de rama de actividad, de ámbito interprofesional, etc.) y sobre él se articulan los restantes. Por el contrario, es compleja cuando no hay una unidad de negociación claramente dominante, sino que coexisten varias (de empresa y de ámbito provincial, de sector y de profesiones, etc.), que a su vez pueden estar o no articuladas.
La coordinación o articulación entre convenios puede conseguirse mediante la
aplicación de reglas de jerarquía que establecen diferencias de rango entre los distintos tipos de convenio, normalmente atendiendo a la magnitud de la correspondiente unidad de negociación, mediante la aplicación de reglas de delimitación competencial y complementariedad, que procuran una adecuada distribución de materias y funciones entre los distintos niveles o unidades y, finalmente, mediante la aplicación de reglas de concurrencia.