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cambiar. La realidad que nos entrega la construcción de un sistema inalámbrico de enlace de datos es
una sola y hay algunos mandamientos esenciales que no pueden dejarse de lado. Pequeños detalles
que pueden transformarse en gigantes obstáculos serían capaces de arruinar una comunicación
inalámbrica si no son atendidos con el criterio, la lógica y la teoría que este artículo te acerca. Si has
intentado las mil y una formas de controlar tu robot a distancia sin éxito o si has fracasado hasta el
cansancio tratando de mejorar tu conexión Wi-Fi, este artículo puede ayudarte a comprender donde
estás fallando y cómo resolverlo. El futuro de la transmisión de datos es inalámbrico y necesitas
aprender estos diez mandamientos sagrados para transmitir y recibir datos a la mayor distancia posible.
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• 1 - La unidad de potencia
La potencia en radiofrecuencia (RF) se mide por lo general en Watts (W) o miliwatts (mW)
aunque en muchas aplicaciones, también se encuentran referencias a esta magnitud expresada
en decibelios o decibeles (dB). La relación que existe entre ambas formas de mesurar el nivel
de señal de RF sostiene que 1mW = 0dBm. Los dBm expresan la potencia absoluta mediante
una relación logarítmica, siempre respecto a un valor de referencia que es 1mW (miliWatt). En
el siguiente cuadro podemos ver la fórmula de cálculo para obtener el valor expresado en dBm
de una potencia igual a P, referida a un valor determinado de 1mW. Los ejemplos mostrados
en la tabla de la derecha son muy comunes de aplicarse al momento de, por ejemplo, sumar
antenas y determinar la cantidad de señal que incrementará el sistema. Es decir, duplicar la
cantidad de señal recibida, equivale a un incremento de 3dB respecto a si tuviéramos una sola
antena. Si en lugar de dos, colocamos cuatro antenas, la ganancia aumenta a 6dB, es decir, 3dB
más.
Cál
culo del dBm y valores prácticos para una mejor comprensión
Como las antenas pueden sumarse en un número progresivo en base 2 (2, 4, 8, 16, etc.)
pasaríamos en el siguiente caso a una instalación de 8 antenas. De cuatro pasamos a ocho, por
lo tanto, al duplicar cantidad incrementamos 3dB. Esto significa que 4 antenas tendrán una
ganancia de 6dB, mientras que 8 antenas sumarán una ganancia de 9dB. O sea, 3dB más que 4
antenas. Estos valores expresados en dB para una antena son características que ofrecen
ganancia de señal a un sistema, tanto para transmisión como para recepción. Teniendo en
cuenta lo expresado, un transmisor que emite con 1 Watt de potencia y una antena de cuatro
elementos irradiantes, equivaldrá a un transmisor de 4 Watts transmitiendo con una antena
simple (un solo elemento). Existen otros casos en los que no se utiliza la unidad dB para
cuantificar ganancia sino pérdidas. En estos casos se utiliza el término atenuación que también
se expresa en decibeles. Por lo tanto una correcta instalación de antena con mínimos factores de
atenuación es fundamental para una conexión inalámbrica eficiente y segura.
La gran ventaja de poder trabajar en frecuencias cada vez más altas es que el ancho del canal a
utilizar aumenta. Esto significa tener la posibilidad de transmitir mayor caudal de datos o
información dentro de un canal único. La desventaja de esto es que la distancia a enlazar y la
capacidad de la señal para superar obstáculos (atravesar muros o paredes) decrece de manera
notable al aumentar la frecuencia de transmisión. Por ejemplo, para una misma distancia de
enlace, una señal de 2.4Ghz sufrirá una pérdida (o atenuación) de 8 a 9 dB en comparación a
una misma potencia emitida en 900Mhz. Pero como todo tiene su pro y su contra en la vida, las
frecuencias bajas requieren de antenas de mayor tamaño, mientras que a frecuencias mayores,
se pueden colocar sistemas de antenas de mayor ganancia para suplir las pérdidas mencionadas
con anterioridad.
La
intensidad de la señal recibida decrece con el cuadrado de la distancia del enlace
Existen varias formas de realizar una atenuación de 10dB en la recepción de una señal para
tener la seguridad de seguir manteniendo el enlace, simulando condiciones severas y extremas
de origen externo a la instalación. Estos son algunos:
• Existen equipos transmisores que poseen la potencia de salida ajustable o
programable. Bastará con reducir la emisión en 10dB y comprobar que en el receptor el
enlace continúa siendo eficaz. Recuerda que 3dB, significaría reducir la potencia a la
mitad mientras que 10dB equivalen a reducir la potencia 10 veces.
• En el mercado se consiguen fácilmente atenuadores calibrados para distintas bandas de
frecuencias. Sería una buena inversión comprar uno que atenúe 10dB en las frecuencias
de mayor utilización para así facilitar las tareas de ajuste. Si el enlace se pierde al
colocar el atenuador, significa que debemos mejorar la instalación de antenas o
incrementar la potencia de los transmisores hasta lograr un margen de desvanecimiento
seguro y aceptable de 10dB.
• Cualquier instalador de sistemas inalámbricos de datos utiliza cable coaxil en grandes
cantidades. Un cable RG-58 de 20 metros de largo puede significar una atenuación de
10dB en señales de 900Mhz., mientras que con 8 a 10 metros obtendremos 10dB de
atenuación a 2.4Ghz. Si el sistema continúa funcionando de manera eficiente con estos
cables ”extras”, estamos ante un enlace confiable y con un margen de desvanecimiento
de al menos 10dB.
6 – Utilizar la lógica y la matemática junto a las especificaciones
En un mundo ideal, podríamos establecer de acuerdo a la potencia de transmisión de un equipo
y a la sensibilidad de un receptor la distancia máxima admisible para un enlace seguro. Sin
embargo, existen muchos factores que intervienen y hacen que esto no sea así. Por lo tanto,
siguiendo una lógica simple y aplicando sobre ella los valores nominales que entregan los
fabricantes de los elementos empleados, podemos aproximarnos de manera casi total a los
resultados obtenidos en nuestro mundo real.
Este cálculo lógico sería el siguiente: La potencia del transmisor (Tx) sumada a la ganancia de
la antena de transmisión, descontando la atenuación que se produce en el cable que conecta el
transmisor con la antena en la torre, descontando además el margen de desvanecimiento de
10dB del punto anterior, descontando las pérdidas que se producen en el camino del enlace (a
través de la atmósfera) y sumando la ganancia del equipo receptor, debemos obtener un
resultado “X”. Este resultado deberá ser siempre mayor a la sensibilidad del receptor. Es
muy simple, es muy lógico. El receptor debe escuchar el resultado obtenido de todos los
factores positivos y negativos que intervienen en la constitución del sistema inalámbrico. Todos
los datos involucrados son provistos por los fabricantes de los elementos mencionados. Sólo
deberás aplicar la lógica.
El
enlace óptico es fundamental en un sistema wireless
Las antenas deben orientarse y elevarse desde el suelo de modo tal que puedan verse entre sí
(expresión metafórica). Es decir, que se encuentren alineadas y libres de obstáculos que
favorezcan las pérdidas de señal. Atravesar una arboleda frondosa puede provocar pérdidas muy
importantes que deben ser resueltas con mayor altura de las instalaciones de antenas. Por otra
parte, hay obstáculos en el recorrido de la señal que no son fijos, sino móviles. Un árbol que
crece de una estación a otra, una edificación nueva que sube muchos pisos y se interpone en el
camino de la señal, un camión con un contenedor encima, o cualquier otro objeto metálico que
se interponga en el recorrido previsto en el inicio de la instalación puede arruinar de forma
temporal o permanente un enlace que en sus orígenes pudo ser funcional y muy seguro.
8 – Antenas
Las antenas son el último eslabón en la cadena de transmisión y el primero en la del receptor.
Por lo tanto, la optimización constructiva permitirá obtener ganancias significativas (a
veces vitales) para garantizar un enlace óptimo. Las antenas direccionales son capaces de
enfocar toda la potencia que llega a ellas para ser transmitida en una única dirección. Por el
contrario, una antena omnidireccional emitirá en todos los sentidos (360º a su alrededor),
perdiendo la concentración de señal que una antena direccional es capaz de ofrecer. Por
supuesto que esto es válido tanto para transmisión como para recepción. Por lo tanto, una antena
direccional de alta ganancia montada, respetando el punto anterior, a la máxima altura posible,
nos brindará una ganancia de potencia que servirá para afianzar el vínculo del enlace.
9 – Pérdidas en el cable
La elección del cable y los conectores apropiados para lograr un enlace exitoso dependen de
muchos factores y todos varían de un usuario a otro y de un escenario a otro. Esta situación algo
difícil de equilibrar se basa en la propiedad de atenuación que poseen todos los cables
coaxiles (o coaxiales) que se utilizan para enlazar los equipos (transmisores o receptores) con la
antena, allí arriba en el extremo superior de la torre. Cables de bajas pérdidas y de mayor
calidad son mucho más caros (a veces a precios prohibitivos) y un gasto semejante no se
justifica. Por otro lado, las pérdidas se podrían resolver con mayor altura en las antenas, pero
ello significa mayor longitud de cable y en consecuencia, mayor pérdida dentro del mismo. Un
buen estudio preliminar de las distancias a cubrir, junto a la potencia del equipo transmisor, la
ganancia de las antenas y la experiencia del instalador, ayudan a seleccionar la mejor relación
costo/beneficio a la hora de comprar el cable que permita una comunicación segura y libre de
gastos innecesarios.
Las pérdidas provocadas por un cable coaxil de mala calidad puede aniquilar el enlace sin que
nosotros podamos entender la causa
10 – La transferencia de datos en un medio inalámbrico
Antes de comenzar la instalación, asegúrate que los sistemas que quieres conectar a través de
ondas de radio admitan una tasa de error y corrección de los mismos en la transmisión o
recepción de los datos, superior a lo que podría ser mediante una conexión por cable. Es decir,
el protocolo de comunicación de los datos a enlazar, debe ser capaz de sortear las deficiencias
lógicas que posee un sistema inalámbrico. Las terminales de transmisión y recepción deben
sincronizar su velocidad de proceso y adaptarse al límite que imponga el enlace de acuerdo a su
frecuencia de trabajo y ancho de banda del canal (caudal de datos).