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Escuela de Historia
La Independencia de Venezuela
Esa aspiración a una Independencia no sirvió para nada en el año 1814 con la
profundización de la Guerra a Muerte. Ya no era un conflicto por la Independencia
sino una rebelión popular anarquizada sin fines políticos explícitos.
1815, llegó a Venezuela Don Pablo Morillo con un Ejercito Pacificador de 12000
veteranos. 1817, la conquista de la Provincia de Guayana por parte de Piar, permite a
los rebeldes o pro-independentistas, una base de apoyo en el Sur para sostenerse
con la sustancial ayuda inglesa desde Trinidad a través de mercenarios, pertrechos,
armamento y dinero.
Y finalmente, luego de Ayacucho en 1824, dónde la liberación del Perú no fue muy
popular que se diga: los peruanos, cabeza del principal virreinato de la América del
Sur, estaban muy a gustos con unos opresores españoles distantes, muy lejanos, y
por lo tanto, ausentes. Y el colofón, la Gran Colombia (1819-1830), una entidad con
un solo ciudadano: Simón Bolívar, que duró menos que un suspiro. Los anhelos de
Bolívar de presidir como Presidente vitalicio a ésta súper potencia fueron dinamitados
por sus principales aliados: Páez, Santander, Flores y demás caudillos hoy
glorificados por la Historia Patria latinoamericana.
“En esencia estos hechos son las coordenadas esenciales para entender un
periodo de nuestra historia y la manera como cada uno de ellos influyo para la
realización de la Independencia”.
¡Ahora bien! Las causas más influyentes, fueron el deseo de poder de los grupos
criollos que poseían el estatus social y económico pero no el político. Se trata de
una explicación común según la cual la independencia fue la respuesta de los
criollos frente a las limitaciones políticas y las trabas económicas impuestas por la
metrópoli en sus territorios de ultramar, sin que se establezcan matices ni
diferencias. El monopolio comercial y la acentuación de los controles comerciales
luego de la llegada de la dinastía borbónica al trono de España; el cobro de
impuestos a los indios y negros libres, lo cual produjo numerosas protestas que
contribuyeron a crear un clima favorable hacia la independencia.
Está claro cuando se condena al pasado colonial como un período oscuro, sin
realizaciones, resultado natural del despotismo español, y se explica y justifica la
independencia como respuesta inevitable a los trescientos años de dominación
española.
Los males de Venezuela tienen su origen en la barbarie, horrores y crímenes
cometidos por el gobierno español. El acta del 5 de julio, en la cual se declara la
independencia absoluta de Venezuela, comienza haciendo valer el derecho que
tiene todo país conquistado a recuperar su estado de propiedad e independencia.
En el mismo documento se juzga de manera crítica la administración colonial por
la larga serie de males, agravios y privaciones que el derecho funesto de
conquista ha causado indistintamente a todos los descendientes de los
descubridores, conquistadores y pobladores de estos países.
Años más tarde, en diciembre de 1815, Simón Bolívar insiste en estos mismos
argumentos. En su “Contestación de un americano meridional a un caballero de
esta isla” (refiriéndose a Henry Cullen) conocida comúnmente como la “Carta de
Jamaica”, condena los trescientos años del gobierno metropolitano, denuncia las
barbaridades cometidas durante la conquista, expuestas entre otros por el
filantrópico obispo de Chiapas (Bartolomé de Las Casas) y reitera lo expuesto en
otros documentos de la época acerca de la exclusión de los americanos de los
altos cargos gubernativos:
La ínfima clase se hallaba embrutecida y pobre; la más elevada era con pocas
excepciones ignorante y vanidosa. Por doquiera se veía enseñoreada la
superstición: en los ricos el lujo y los vicios que éste engendra. Amor al saber,
generosidad, valor y patriotismo había en aquellos pechos; pero faltaba la libertad,
y sin ella la virtud rara y oscura, se asemeja a los fuegos pasajeros y sin calor que
se levantan del suelo de las sepulturas. La libertad, empero, alma de lo bueno de
lo bello y de lo grande, diosa de las naciones, brilló por fin sobre la patria nuestra y
en ese día ¡cuánta luz no brotó de aquellas tinieblas, cuántos héroes no salieron
de aquella generación de esclavos!.