EL FOLKLORE POETICO
DE LOS
NINOS
MEXICANOS
Margit Frenk Alatorre
Adentrarnos en la poesia folklériea de los niios sig-
nifica penetrar en un mundo extrafio, donde todo puede
ocurrir. Las experiencias y las imigenes cotidianas con-
viven ahf con otras misteriosas y sorprendentes —el
milano abre la rosa y cierra el clavel—; las palabra
‘que todos conocemos se hermanan con desconcertantes
formaciones léxicas —qué significa “gallina popuja
da"?, ;qué es “chupo"?. zqué “mandurico"?—; las
burlas fraternizan con las veras, la razén con Ia sin-
razén, la prosa con la poesia.
Por aquella sierra
vienen bajande
cuatro palomitas
y un viejo arreando.
Se queman, se queman
las calabazas .. .
La légica —incluso In I6gies podticn— a la que eata-
mos acostumbrados se ve aqui descoyuntada; cuatro
palomitas bajan de la sierra junto con un viejo que
arrea ganado (?), y este extrafio conjunto se asocia con
unas ealabazas que se queman
Quizé nos dé por busear una explicacién a tan
riosos apareamientos, por imaginar, digamos, que origi
nalmenie la letra era congruente y que se ha corrompido
cen boca de los nifios. Puede ser que asi sea, en efecto,
pero lo que importa es Is realidad actual y viva de esas
rimas infantiles: asi las eantan, y no de otra manera.
Por algo es.
En la “Vibora, vibora de Ia mas" entra, quién sabe
por qué, una mexicane que vende fruta —ciruela, cha-
hacano, melén y sandia—, una “vieja del otco dia”, la
verbena y, con ella, un “jardin de matatena” y final-
rmpanita de oro, que, misteriosamente, pue-
de dejar pasar a una madre con todos sus hijos (menos
el de atris),De nifios hemos cantado esas canciones, sin parar
mientes en su sentido, convencides de que asi eran y
asi debian ser. ,Por qué, al cantar “Neranja dulce”,
deciamos “si fueran falsos mis juramentos, en otros
jempos se olvidarin”? Nadie ponia en duda la con-
gruencia de esa frase; la mésiea, ademas, le daba sol
der de palabras ee enlazaban por asociacio-
nes sonoras: “Periquito, mandurieo, ti que vas, ti que
vienes a la casa de la chata narigata . ..”, y la paloma
blanca bajaba del cielo con una flor en el pico y “de Ta
flor una lima, de la lima un limén. A veces las palabras
eran sonoridad pura: “Los de Roque alfandoque, Tos
de Rique alferique .. .", “De una, de doa, de tela,
¥ todo esto conveneia como las grandes
logos que suelen enta-
y respuestas
‘enigmaticas, que no parecen guardar relacién con lo que
se juega:
—3Mis mosquitos tienen ojos?
—Si, mis ojos.
_;Me quedran bien?
—Como la mic
Parccen {6rmulas emanadas de un areaico ritual y
tienen validez definitiva (ya veremos después cémo pue-
den perdurar cesi intactas durante siglos).
Junto a estos misterios esta, por supuesto, Ia sensatez
y coherencia de otras rimas. Pero aun ellas tienen lo
suyo: no podrian —salvo en casos excepcionales— ser
canciones de gente mayor. En algunas lo ‘no adulto”
sera Ia obsexion repetitiva (“puso uno, puso dos, puso
tres, puso cuatro...” “tengo, tengo, tengo .
‘otras, Tas expresiones de infantil jeidad ¢
ue te doy un punta:
cepindede ON
pie") y un placer por la negativa
me das? —No”) @ por el rechazo cruel (“la echaremos
a Te calle, a Morar su desventura”). En otras, cierta
manera de jugar con lo absurdo —aquellos ratones que
calle “cass oh crajen, atfun evolcaet moe ta ees
gira Vignes..." y una muy especial modalidad
Extrafio y revuelto mundo éste de Ia poesia infantil.
Yale 1a pena meterse en él y recorrer sus caminos. Vale
la pena [rer esos textos que une ha cantado o dicho de
stiles 7 love otras pees, cpavestoss La ancslogia que
dince = cantiinocion 10: Nene sing eos pwepenis, No
pretende agotar loa géneroa y tipos de la poesia infantil
eticames th proscar ins dieriided de lacs ¥ can:
ones; tsdas —penaanioe-— valiteas de alguns tnanece
y representativas del folklore joético de los nifios.
lector logra leerlas con curiosidad, con interés y sobre
todo con placer, habremos alcanzado nuestro objetivo.
En cuanto a Tos textos, aunque algunos se tomaron
de fuentes escritas, hemos dado preferencia a versiones
inéditas, procedentes en su mayorfa de la tradieién oral
7 tecogidas. par los insestigedores da F4 Colegio. de
México que han trabajado en Ia recopilacién del oo
cionero folklérico de Més 6
En eson casos se sefi mente el estado de ln Repa
blica donde se encontré Ia versién reproducida aqui (por
supuesto, Ia mayoria de las canciones se conocen tam-
bién en otras partes del pais).
Despite de la ariclogta'--reinta'y' inca ried y
canciones, se dodican ‘ants pagines « contestar una
pregunta que seguramente se harén muchos lectores:
ide donde viene toda esa poesia infantil? Ahi se citan
otras diez canciones de los nifios mexicanos, con ver-
siones de otros paises y de otras épocas.
Finalmente, queremas remitir a todas los lectores
tera al libro de Vicente T. Mendoza,
Lirica infantil de México, que les rmitiré ampliar
oo uae .
Elica por EL Coleg de Meco 1951, En on obra
an encokrarse varie ti no Incluidos en nes
Es selncit, como Le re ae ean ges nn
Deateditoe (que no eun, realmente: “poesia Infantil), Joe can:
{on reigiowos 'y de ‘Navidad (que no son exdusivos de toe
nfs) y las adivinansne (que tampoco lo son). Otto elemento
interesente son las deocripeiones de los juegos? aqui slo las
inchuizos om alganen cesons ct oltos tor impertabe que ol texto
se leyera en eure tal independientemente de Tos mov iaien
ts que lo socunpeta.| Teinta y cinco vimat ycancioner
EL PERIQUITO
—Periquito
mandurico,
aquién te dio tan grande pico?
—Mi sefior Jesueristo.
—Ta, que vas,
1, que vienes
de lavar
Jos manteles
de la chata
narigata,
jesconde la mano
detrés de esa cruz de plata!
jecas; recogide por Clatlde Evelia
en si inédito libro Ei lenguaje
istén, 1959)
ASERRIN, ASERRAN
Aserrin,
aserrin,
Jos maderos
de San Juan
piden queso - piden pan,
piden pan
y no les dan;
piden queso:
Jes dan hueso,
y se sientan,
a lorar
a la puerta
del zaguan,
Los de Roque
aljandoque —— Los de Rique
alfenique
los de Triqui. . .
itriguitrén!
TRIQUI - TRIQUE - TRIQUI TRAN.
(Distrito Federal)