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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato.

Comentario de Texto

Antología de 50 textos
periodísticos
Módulo 1

2015 / 2016

J. Antonio R.P. 1
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Texto 1 El vicio, Elvira Lindo 4


Texto 2 Dos Españas, Elvira Lindo 5
Texto 3 Doctor “Lo”, Maruja Torres 6
Texto 4 Obama no la cerró, NA 7
Texto 5 Fin, David Trueba 8
Texto 6 “Superglue”, Rosa Montero 9
Texto 7 Intimidad, Juan Cruz 10
Texto 8 ¡Emprendedor!, Elvira Lindo 11
Texto 9 A mí me sirve, Elvira Lindo 12
Texto 10 Una reflexión psicosocial, Juan Antonio Pérez 13
Texto 11 La opinión de los militares, NA 14
Texto 12 Jóvenes en serie, Tomás Sala 15
Texto 13 Juguemos, Elvira Lindo 16
Texto 14 El árbitro, Manuel Vicent 17
Texto 15 Olvidadas, Rosa Montero 18
Texto 16 Aprobar suspendiendo, Xavier Pericay 19
Texto 17 Seres humanos, Maruja Torres 20
Texto 18 Base de datos, Luis Suárez 21
Texto 19 El botellón del viernes, M. Martin Ferdinand 22
Texto 20 7000, Rosa Montero 23
Texto 21 Saber o no saber, Elvira Lindo 24
Texto 22 NT / NA 25
Texto 23 Hablar bien, hablar andaluz, NA 26
Texto 24 Mando, Manuel Vicent 27
Texto 25 Juan Ramón Jiménez, “Mis ideas ortográficas”, NA 28
Texto 26 Animales, Manuel Vázquez Montalbán 29
Texto 27 La bicha, Rosa Montero 30
Texto 28 De nuevo, la reforma laboral, J. F. Martín Seco 31
Texto 29 Discurso de recepción del premio Cervantes, A. M. Matute 32
Texto 30 NT, Eduard Punset 33
Texto 31 Marte, Rosa Montero 34
Texto 32 NT / A 35
Texto 33 Estrellas, José María Romera 36
Texto 34 Dolor y populismo, José María Romera 37
Texto 35 Vivencia pública, José María Errasti 38
Texto 36 Grandes desplazamientos, J. Manuel de la Prada 39
Texto 37 Tesoro, Manuel Vicent 40
Texto 38 Eutanasia, Manuel Vicent 41
Texto 39 El mensaje, J. José Millas 42
Texto 40 Enamorados, Rosa Solbes 43
Texto 41 Llamada, Manuel Vicent 44
Texto 42 Culpable inocente, NA 45
Texto 43 Euforia sobre ruedas, Manuel Vicent 46
Texto 44 Cuadernos de pedagogía, José M. Esteve 47
Texto 45 El bodrio, Manuel Vicent 48
Texto 46 NT / A 49
Texto 47 El clarín, Manuel Vicent 50
Texto 48 El valor de educar, Fernando Savater 51
Texto 49 Pobres pero educados, Manuel Vicent 52
Texto 50 Claveles, Manuel Vicent 53

J. Antonio R.P. 2
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

CUESTIONES PAU EXÁMEN

ANÁLISIS, SÍNTESIS Y COMENTARIO CRÍTICO DEL CONTENID DEL TEXTO

1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto.


2. Indique el tema del texto.
3. Resuma el texto.
4. Realice un comentario crítico del contenido del texto.

PREGUNTAS SOBRE LENGUA ESPAÑOLA

A. RECONOCIMIENTO Y ANÁLISIS SINTÁCTICO DE FRAGMENTS DEL TEXTO PRPUESTO.


a. Análisis sintáctico de un fragmento del texto propuesto.
b. Relaciones sintácticas entre las oraciones de un fragmento del texto
propuesto.
B. RECONOCIMIENTO Y USO DE LA LENGUA.
a. Procedimiento de formación de palabras.
- Explique el procedimiento de formación de palabras seguido en los
siguientes vocablos.
- Analice cómo están formadas las siguientes palabras, indicando los
tipos de morfemas resultantes.
b. Significado de palabras o expresiones. Relaciones semánticas.
- Indique el sentido que tienen en el texto las siguientes palabras y / o
expresiones subrayadas.
c. Conectores o marcadores discursivos.
- Explique qué clase de palabra es y qué tipo de oración introduce /
proposición cada una de las palabras que aparecen subrayadas en el
texto (que, qué, si, sino…)
d. Realización de transformaciones gramaticales en un texto.
- Escriba tres ejemplos en los que la palabra X sea sustantivo, verbo y
adverbio respectivamente.
e. Subjetividad y objetividad en el texto.
- Señale y comente cuatro rasgos lingüísticos que expresen la
subjetividad en el texto.
f. Verbos.
- Señale de qué tipos son las perífrasis subrayadas en el texto.
- Identifique y analice morfológicamente las siguientes formas
verbales.
g. Modalidades oracionales.
- Extraiga del texto un ejemplo de cuatro modalidades oraciones
diferentes.
h. Valores.
- Indique la clase y función (sintáctica) de los siguientes pronombres
subrayados / señalados en el texto.

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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

El vicio

Elvira Lindo

El País, 18 de enero de 2012

Por lo mucho que se practica, robar debe de ser una actividad íntimamente ligada a la naturaleza
humana. Por lo mucho que se incurre en eso de hacer propio lo ajeno este popular vicio aparece
en el ranking de los mandamientos de todas las iglesias. Por ser una tendencia poderosa en el
ser humano siempre hay un momento en la educación de una criatura en la que los padres deben
enseñar al hijo a devolver lo sustraído y pedir perdón. Pero hay padres, madres o adultos con
edad de serlo que, por lo visto, no aprendieron la lección. En realidad, se roba mucho más de lo
que se admite. Hay gente que razona con mucho salero que incluso hay objetos que están
puestos ahí, como pidiéndote que te los metas en el bolso, y que el hotel, el restaurante o el
centro de trabajo ya cuentan con ello, es más, que tienen una partida destinada a lo que los
usuarios afanan. Hay honrados españoles que esquilmaron las excavaciones arqueológicas de
su pueblo. Y qué. Hay mucho patriota que defrauda a Hacienda. Y, por supuesto, ha habido en
estos años muchos que despilfarraron el dinero público y se metieron un porcentaje en el bolsillo.
Por una simple razón, porque era fácil y lo hacía todo el mundo, como dicen que dijo el célebre
duque en su descargo.

Hay momentos históricos que animan esa codicia. En cuanto a lo que ha sido la cultura reinante,
la del pelotazo intoxicó todas las artes humanas. Pero alguna enseñanza se podrá extraer de
todo esto. Me niego a que el desastre sea estéril. Sabemos ya, por ejemplo, que los políticos no
pueden actuar sin un severo control de los técnicos de la Administración. Nos convencieron de
3que lo democrático era que la clase política ejerciera todo el poder económico, sin impertinentes
funcionarios metiendo las narices en sus cuentas. Pero el autocontrol no funcionó. Y está claro
que no se les puede dejar solos.

J. Antonio R.P. 4
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Dos españas

Elvira Lindo

El País, 5 de octubre de 2011.

En el Instituto Príncipe Felipe de Valencia trabaja la bioquímica Consuelo Guerri. La señora


Guerri lleva 30 años investigando sobre las consecuencias que tiene el alcohol sobre el cerebro,
no solo en el de un consumidor adulto sino en un cerebro en formación, como el del feto. La
señora Guerri recibió hace unos días el premio alemán Manfred Lautenschläger en
reconocimiento a una labor brillante que ya ha dado reconocidos frutos.

Alguien, no ella, informó de que la investigadora había decidido donar los 25.000 euros de
dotación del premio a su propio laboratorio, a fin de poder seguir contando con el equipo de
becarios sin cuya asistencia sería imposible continuar con un proyecto del que no se obtienen
resultados de un día para otro. La ciencia es lenta. Precisa de gente entregada y paciente, porque
hay experimentos a los que se dedica mucho tiempo y no dan el resultado anhelado. Hemos
sabido también que no es la primera vez que esta mujer de 60 años ha donado dinero para su
laboratorio. En ocasiones, los 3.000 euros que ha ganado por impartir una conferencia los ha
destinado directamente a material de trabajo. Guerri, sin echarse flores, sincera y parca, ha dicho
que un año de parón en un proyecto puede provocar un retraso de 10 años a nivel científico.

María Dolores Amorós ha sido directora general de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Los que
la conocen no le conceden excesiva personalidad a su gestión, salvo en el detalle significativo
de haberse mantenido fiel al historial de irregularidades, trampas y despilfarro de sus
antecesores, y de haberse atribuido un sueldo de 600.000 euros al año y una pensión vitalicia
de 370.000. Ni a ella ni a los otros se les conocen intentos de renunciar a ese capital. Tampoco
se sabe si no se les cae la cara de vergüenza cuando leen una historia como la de Consuelo
Guerri.

J. Antonio R.P. 5
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Doctor ‘Lo’

Maruja Torres

El País, 12 de enero de 2012.

Desde aquello que dijo Dios de "Hágase la luz", no se había atribuido tanta concentración de
poder a un verbo transitivo. En la semántica mariana y sus asorayados productos subprime,
hemos pasado del "Haremos lo que tengamos que hacer" al "Estamos haciendo lo que tenemos
que hacer" y el "Hemos hecho lo que había que hacer, aunque no nos guste tener que hacerlo".
No me cabe duda de que tarde o temprano llegaremos al "Lo que tenía que hacerse está hecho.
¿Queda alguien vivo por ahí abajo?".

Entretanto, cabe preguntarse qué hemos hecho los, por así llamarnos, deshechos en el hecho.
Es decir, los perpetrados, los emprendidos, los consumados, los acometidos. Ni siquiera los
votantes del PP hicieron otra cosa que despojarse de la posibilidad de hacer, creyendo que lo
que hacían era arrebatársela al contrario. Los otros tampoco hemos hecho nada. No hacer nada
es el rasgo más distintivo de la sociedad que hoy componemos. El aprendizaje de la pasividad
ha sido largo, pero no difícil. Hemos abierto la boca y tragado las palabras que sustituyen a las
verdades, y los eslóganes que violan y descuartizan las ideas. Nos hemos dejado hacer, salvo
arranques de indignación tardía -por otra parte, perfectamente asumidos por el sistema y la
fuerza pública, como se ha visto-, despatarrados y, en ocasiones, hasta gozosos. Hay un cierto
deseo en nosotros, de vernos tomados de los pelos y arrastrados por el fango, pues algo
habremos dejado de hacer para merecer esto. Ah, si tan solo nos acordáramos de qué era... Así,
hipnotizados por el transitivo verbo que anunciaba una milagrosa acción, los unos entusiásticos
y los otros asqueados, hemos pasado por alto la importancia de la partícula lo.De ese artículo
neutro, humilde, aparentemente aséptico que, en realidad, contenía toda la perversidad del
programa.

J. Antonio R.P. 6
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Obama no la cerró
El mantenimiento de la prisión de Guantánamo es un oprobio para EE UU y para Occidente

El País, 12 de enero de 2012.

Diez años después de que los primeros presos de la guerra contra el terror de George W. Bush
llegaran a la base de Guantánamo, ese penal improvisado y que ha constituido un limbo legal
sigue abierto. Obama prometió al llegar a la Casa Blanca en 2009 que lo cerraría en un año. No
ha podido cumplir su compromiso, no solo por los problemas jurídicos que plantean algunos de
los 167 detenidos -solo cuatro de ellos han sido condenados y cumplen condenas- que aún
permanecen allí, sino porque el Congreso, con el apoyo tanto de republicanos como de
demócratas, ha denegado los fondos para el traslado de los que quedan a alguna prisión federal
de Estados Unidos, como la de Illinois que proponía Obama.

La permanencia de este centro de detención, de máxima dureza en algunos momentos, en un


territorio arrendado a Cuba en 1903 sigue siendo una vergüenza para EE UU y para Occidente.
Muchos Gobiernos europeos se rasgan las vestiduras, pero colaboraron en los vuelos secretos
de la CIA que transportaron allí a presos de la guerra de Afganistán y de otros lugares. Y cuando
Obama planteó sacarlos, fueron pocos los países europeos que se abrieron a acogerlos en sus
territorios -España se comprometió a cinco-, y menos aún los legisladores estadounidenses,
nada dispuestos a trasladarlos a prisiones en sus distritos.

Obama, que prohibió las torturas o "técnicas extremas" de interrogatorio, y que mantiene su
intención de cerrar el centro de detención, no solo no ha logrado sus objetivos, sino que
recientemente aceptó, como le pedía el Congreso, prohibir el uso de medios militares para
trasladar a estos presos a EE UU o algún otro país, y autorizar al Ejército a detener por tiempo
indefinido y sin juicio, dentro o fuera de EE UU, a cualquier presunto terrorista. La cuestión no es
solo Guantánamo, sino otros centros de detención que EE UU usa en el mundo, en Afganistán u
otros lugares remotos.

J. Antonio R.P. 7
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Fin
David Trueba

El País, 20 de diciembre de 2012.

No todos los días podemos darnos el lujo de escribir la crónica del fin del mundo. Hasta
lastelevisiones han nutrido su programación de reflexiones y brindis por el apocalipsis, en vista
de que estaba programado para el 21 del 12. Palíndromos aparte, el anuncio del fin del mundo
es un hábito. Antes era más habitual y un tipo desde el púlpito o un iluminado a voz en grito
podían acongojar al peatón con más facilidad que ahora las leyendas urbanas. En realidad los
medios se han tomado esto del fin del mundo a chirigota, no como Paco Rabanne en el anterior
apocalipsis, y la chirigota es el nutriente feliz de los medios. La chirigota y el drama, con eso
llenamos la programación y pasamos factura a los anunciantes.

Por desgracia para el negocio ningún anunciante ha querido comprometerse a patrocinar el fin
del mundo previsto para hoy. Habría sido una campaña estupenda. Algo así como esos locales
que arañan algunos euros con la liquidación por cierre de negocio. Incluso para el Gobierno ha
funcionado muy bien la promesa del fin del mundo, porque la rebaja de salarios, el despido
general y la degradación de las pensiones se aceptan mejor sabiendo que hoy se acaba el
mundo.

Pero este fin del mundo de hoy lo que nos ofrece es una oportunidad maravillosa para celebrar
los pequeños fines del mundo de cada día. Porque el mundo no se acaba nunca con un paff o
un persistente olor a gas, sino que se le acaba cada día a mucha gente. Y ahora más que nunca.
Se le acaba a quien pierde el empleo, a quien le quita la casa un banco, a quien le abandona la
salud o se encuentra en el desamparo sin haberlo perseguido. Son esos fines del mundo a los
que nadie concede ni la menor importancia, a los que apenas se les dedican películas de
catástrofes. Porque esos sí que dan miedo y asco. No son carne de chirigota ni de película
angustiosa a la que poner un final feliz para que funcione la taquilla. Porque nadie es presa del
pánico porque el mundo se acabe hoy. Pero sí porque cualquier mañana se te acabe el mundo
a ti.

J. Antonio R.P. 8
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

‘Superglue’
Rosa Montero

El País, 6 de diciembre de 2011.

Ya se sabe que el Hombre siempre tropieza con la misma piedra. La Mujer también. Pensé en
esta perla de la sabiduría popular hace dos días, cuando cometí mi enésimo estropicio causado
por los pegamentos instantáneos. Soy un caso desesperado con los superglues: cada vez que
los utilizo, sucede una catástrofe. Intentando componer una cajita rota, pegué sin querer la
madera al asiento de un sofá nuevo de cuero, y al arrancarla rasgué la piel. Hace dos días quise
arreglar un jarro de cristal y la base rota se soldó para siempre jamás con la bonita encimera de
mi cocina. Por no hablar de cuando se me quedaron pegados dos dedos entre sí y solo la tenaz
laboriosidad de las células epiteliales consiguió, tras varios días de esfuerzo, renovar la dermis
y liberarme. Pero lo más pasmoso es que, pese a los repetidos fracasos, sigo recurriendo
incomprensiblemente al superglue. Lo cual me ha hecho pensar si esto no sería una buena
metáfora de la condición humana (los articulistas siempre estamos a la caza de metáforas para
llenar nuestros textos).

Un símbolo de esa inquietante falta de memoria y cordura que, por ejemplo, nos lleva a recurrir
a los pirómanos para apagar un fuego. Y así, resulta que en lo más profundo de la crisis
acabamos de descubrir a los famosos tecnócratas, unos señores a quienes estamos entregando
alegremente nuestros destinos en todo el mundo: en Grecia, en Italia, en Estados Unidos. Y lo
hacemos sin pararnos a pensar que esos tecnócratas son los mismos banqueros y financieros
que nos han metido de cabeza en el hoyo. Y perdónenme la ligereza de este artículo: es por no
echarme a llorar, como la ministra de Trabajo italiana (pavor dan esas lágrimas). Maldita sea,
¿es que no nos damos cuenta de que se nos van a volver a pegar los dedos? Pero el Hombre
no parece aprender de sus errores. Y la Mujer, tampoco.

J. Antonio R.P. 9
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Intimidad
Juan Cruz

El País, 8 de septiembre de 2012.

Las redes sociales e Internet han ampliado las posibilidades del infierno, aunque también nos
hacen sentir en paraísos más o menos engañosos. Una mentira puede ser ahora una mentira
global desde que se pulsa el click. Un insulto es, asimismo, susceptible de alcanzar la dudosa
gloria de la difusión mundial en cuanto se emite. Y el ejercicio de la venganza tiene en el
establecimiento global que proporcionan las nuevas tecnologías un aliado que convierte en un
juego de niños malvados aquel cuento de Juan Carlos Onetti, El infierno tan temido.

En ese relato escalofriante del maestro uruguayo, alguien decide vengarse de su adversario y le
va enviando por correo (por correo postal, esa antigualla) recortes que van convirtiéndose en un
puzle diabólico que enloquece al enemigo hasta introducirlo directamente en el infierno tan
temido. Ahora en España hemos tenido la enésima escenificación de ese cuento, protagonizado
en este caso, sin querer, naturalmente, por una concejal socialista de un pueblo toledano, Los
Yébenes, cuya intimidad sexual fue cazada desde un móvil y reenviada al universo mundo por
algún adversario que quería sacar la despiadada tajada de la venganza. Lo ha logrado a medias,
pues en efecto gente del pueblo de Los Yébenes ha ido adonde ella se reúne, el pleno municipal,
a decirle de todo, mientras que desde otros lados de las redes sociales (las virtuales y las que
no lo son) se la estimula a seguir como concejal y a no dejarse amedrentar por los insultos que
acompañan siempre a todo ejercicio eficaz de la represalia.

Estamos ahora a un click de ser carne de cañón mediático. La amenaza virtual ha afectado a
famosos, sobre todo, pero la escala es infinita, y los que saben de la existencia de estos
instrumentos ya disparan como les da la gana desde la impunidad que les da el anonimato, que
a veces se manifiesta en pellizquitos de monja y otras veces actúa para que el otro conozca las
fauces del infierno. Juan Rulfo, amigo de Onetti, decía que un pueblo chico puede ser un infierno
grande. Ahora ya el pueblo chico es el mundo entero, y el infierno puede alcanzar dimensiones
incalculables.

J. Antonio R.P. 10
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

¡Emprendedor!
Elvira Lindo

El País, 24 de octubre de 2012.

Las palabras no tienen la culpa, desde luego, pero su utilización engañosa, el abuso con que
aparecen en el discurso de las personas públicas deteriora su sentido, aunque sea positivo. Así
me sucede con la palabra “emprendedor”. Pueden ser manías personales, lo asumo, pero esta
palabra contiene, en el uso actual, unas connotaciones ideológicas que detesto. Y es que justo
cuando la crisis ata de pies y manos a un porcentaje histórico de los jóvenes españoles, la
palabrilla optimista salta como un chinche de la publicidad de los bancos a los teóricos de
empresa, de las promesas de los ministros del ramo a la ingenuidad de jóvenes (los hay) que se
han tragado el discurso de que todo en esta vida depende de la voluntad, es decir, de la audacia
con la que asumamos un proyecto, de nuestra capacidad psicológica para ser emprendedores.

Lo inaudito es que la palabra se haya colocado en el top ten de términos que tienen como fin
ennoblecer cualquier discurso precisamente cuando a las personas jóvenes más difícil les resulta
levantar de la nada una empresa. No ya porque los bancos no den créditos, sino por la
interminable burocracia que se ha de sortear y sobre la que este periódico informaba ayer mismo
con datos provenientes del Banco Mundial. Por un lado, se extiende la idea de que del paro y la
desesperación puede salir uno mismo si se atreve a montar una empresilla original, rompedora,
atractiva y medio artesanal; por el otro, la estructura legal de este país no hace más que poner
palos en las ruedas a quienes tratan de hacerlo.

Es un discurso muy americano ese que entiende que la salvación depende solo de uno mismo.
La diferencia es que allí esa feroz mentalidad capitalista cunde de manera mucho más coherente
y la palabra emprendedor cobra sentido: asumes riesgos pero el Estado no se dedica a castigarte
por ello.

J. Antonio R.P. 11
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

A mí me sirve
Elvira Lindo

El País, 21 de diciembre de 2011.

Ha surgido en esta época un tipo de admirador de la neurociencia que establece con esta materia
la misma relación que el beato tiene con la fe o el fanático con una ideología absoluta. En
realidad, siente la misma necesidad imperiosa de creer en algo, y piensa, como cualquier
creyente, que está en poder de la verdad. Me resulta curioso no haber encontrado jamás entre
los científicos que conozco esa concepción de la ciencia como dogma. Tengo un amigo físico,
que tras pasarse el día observando las correrías de unos ratoncillos que han de ayudarle a
entender la memoria espacial, recorre la ciudad de punta a cabo para tumbarse en un diván y
visitar, con la ayuda de un viejo psicoanalista, algunos pasajes de su memoria que aún le hacen
daño.

Alguna vez le he preguntado, ¿es compatible un trabajo tan riguroso con una terapia tan
especulativa? Y él me contesta de manera contundente, "a mí me sirve". Si quisiera, tendría a
su disposición tratamientos químicos para reducir la ansiedad, pero ha optado por la reflexión
intelectual. Y es que hay algo misterioso en el alivio del dolor. A veces, el dolor se atenúa con
una visita al médico si el médico sabe mirar a los ojos del paciente. Estos días, Sanidad ha
concluido que de poco sirven las distintas disciplinas naturistas o alternativas. Sin embargo, una
de las investigaciones inconclusas y sorprendentes de la ciencia consiste en entender la relación
del enfermo con el placebo. La fe no mueve montañas pero, al parecer, mejora
considerablemente el estado de un paciente que deposita su confianza en un tratamiento. No
animo a dejarse engañar pero sí a no ser en exceso racional. A veces sirve. Como le sirve al
niño la mano de su madre cuando está febril. Ay, si esa mano se tuviera en la frente cuando
tenemos que enfrentarnos a la muerte, seguro que el trance no sería tan duro.

J. Antonio R.P. 12
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Una reflexión psicosocial


Juan Antonio Pérez

El País

La introducción del uniforme escolar en los centros públicos no es una medida anodina. Puede herir
sensibilidades, dar lugar a conflictos o abrir un debate más amplio sobre un orden social dado. Desde un
punto de vista psicológico, atañe a la sempiterna tensión entre la necesidad de ser al mismo tiempo
semejante y diferente de los demás. Los argumentos a favor del uniforme son numerosos y conocidos. Se
imagina como un freno al marquismo, a ver los centros escolares como una pasarela. Desde una
perspectiva psicosocial, se añade que el uniforme acabaría con la comparación entre los alumnos, se
destronaría el estilo de vestir como signo de diferencias sociales, económicas, étnicas, religiosas,
nacionales o incluso entre pandillas. Se cree también que favorece la disciplina, y la concentración. No
faltan tampoco razones de tipo económico o de sentido práctico.

Pero vestir de uniforme tiene tras sí una larga historia. Recordemos, por ejemplo, cómo el cuello Mao se
impuso a 900 millones de habitantes. El uniforme ha sido un instrumento para establecer jerarquías y
distancias entre clases o entre castas. En suma, el uniforme trae a la memoria lo militar, la penitenciaría, la
hospitalización, el internado. Evoca la despersonalización, lo homogéneo, la falta de iniciativa y de
autonomía o la ausencia de sensibilidad estética. Suele oponerse a modernidad, innovación y juventud.

Es una obviedad que el modo de vestir cumple funciones sociales básicas, al permitir reconocer la clase
social, la fortuna, el oficio, la religión, la edad, la orientación sexual. La propuesta de introducir el uniforme
en los centros escolares es quizá una respuesta al radicalismo que manifiestan los escolares con su modo
de vestir. Cabe, no obstante, preguntarse a qué responde semejante estilo. Es posible que entre las
motivaciones figuren la exaltación de la diferencia y un interés exasperado por atraer la mirada del otro. El
modo de vestir puede llevar al paroxismo el deseo de ser diferente y provocativo, y, al mismo tiempo, el
deseo de ser semejante y suscitar la aprobación de los compañeros. Ser diferente, imitar y ser imitado, son
los parámetros de ese radicalismo juvenil al vestir. Merece especial consideración que en la actualidad la
edad se ha convertido en el determinante más importante del estilo de vestir. Los jóvenes están
considerados inspiradores directos de estilos y el principal vector de la moda. Este es posiblemente el mayor
poder que hoy tienen los jóvenes en la sociedad. Y en esa competición simbólica entre edades, los jóvenes
anteponen el valor del cuerpo. Se contraponen al mismo tiempo a los adultos y a un orden social
establecido.

En conclusión, ante el disgusto escolar que puede producir el radicalismo juvenil en el modo de vestir, cabe
imponer el uniforme. Pero cabe también plantearse si no sería un magnífico tema para aprender a tratar
con la diversidad social y cultural. Visto el empeño que ponen los jóvenes en saturar su cuerpo de
comunicación social, no estaría de más convertir ese interés en una herramienta de aprendizaje y desarrollo
de la sensibilidad estética y social.

J. Antonio R.P. 13
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

La opinión de los militares

La Razón, 5 Junio 2010

A diferencia de otros servidores públicos, los militares tienen limitado constitucionalmente el


ejercicio de algunos derechos relacionados con la asociación y la opinión, de ahí que mantengan
una estricta discreción en torno a cuestiones no sólo de índole política, sino también sobre
aquellos asuntos que les conciernen muy directamente. No es fácil, por tanto, saber con exactitud
el estado de opinión de la institución sin antes realizar la prospección correspondiente. Eso es lo
que ha hecho LA RAZÓN a raíz de la polémica sobre el Corpus de Toledo que ha provocado de
manera arbitraria el Ministerio de Defensa. Con el propósito de conocer los criterios mayoritarios
en el Ejército sobre esta y otras cuestiones, NC Report ha realizado un estudio demoscópico
poco habitual y ha entrevistado en 13 provincias a 400 militares, de los cuales el 62,3% son tropa
y marinería; el 22,1%, suboficiales; y el 15,6%, oficiales. Por edades, el grupo más numeroso de
los entrevistados (57,5% del total) es el comprendido entre los 18 y 28 años. Por sexos,
predominan los varones, aunque las mujeres están representadas en un 14,5%. Se trata, en
resumen, de un universo representativo del Ejército, mayoritariamente joven y perteneciente a
su primer escalón.

Pues bien, sus opiniones sobre los honores militares en actos religiosos como el Corpus no dejan
lugar a dudas: el 87,8% está a favor de que se permitan. Lo mismo sucede con la misa en los
actos castrenses: el 83,5% es contrario a que se suprima. La conclusión es que la reforma hecha
por la ministra Chacón del Reglamento de Honores Militares, así como la supresión de la misa,
se ha realizado sin respeto alguno al criterio mayoritario de la milicia, sólo atendiendo a los
intereses políticos de un Gobierno que trata de calmar a la izquierda decepcionada con
andanadas laicistas. Acosar al mismo tiempo a dos instituciones nucleares de la sociedad
española como el Ejército y la Iglesia suele dar resultados inmediatos en amplios sectores de la
izquierda radical.

[…] Conviene insistir en que la radiografía aquí expuesta no corresponde al sector más provecto
del Ejército, sino al más joven y a la tropa, antes que a la oficialidad. De ahí su valor como
representativo de un estado de opinión que todo gobernante sensato y sin prejuicios ideológicos
debería tener muy presente antes de emprender reformas legislativas. Lo que no ha sucedido
con el Reglamento de Honores Militares, cuya aplicación al Corpus ha indignado a los militares
y a la ciudadanía castellano-manchega.

J. Antonio R.P. 14
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Jóvenes en serie
Tomás Salas

Ymálaga, 01/08/2011

Un pijo es un chaval que tapa una parte sustancial de su visión con un largo flequillo y
mantiene los pantalones en un nivel del trasero que permita ver los calzoncillos (de marca, claro).
Los pantalones de los pijos son un misterio de equilibrio casi mágico, como el caso de esos
borrachos que se bambolean peligrosamente, pero nunca se caen.
El rockero es reconocible por el invariable color negro de sus camisetas (nunca camisas),
sus zapatillas de lona y cierto aire de camionero rudo.
También es fácilmente reconocible el emo, con sus oscuras ojeras, su atuendo fúnebre
con algún toque colorista y su aspecto de anémico crónico
El mod cuida exquisitamente sus ropas y complementos. Gafas y relojes de diseño. Su
vehículo favorito es una moto Vespa con numerosos espejos. Vive el lujo como una segunda
vida, paralela a la vida real (?) en la que puede ser camarero o empleado de banca, nunca el
divino dandy a lo Oscar Wilde en que se convierte.
Se definen por su atuendo, sus gustos musicales y los lugares de ocio que frecuentan.
Todos son hijos de una sociedad urbana y, a pesar de las carencias que existen, opulenta. Cada
uno de ellos se reúne con sus iguales. Forman grupos, tribus. Lo que me parece un dato
sociológico curioso es que estos grupos no se configuren, como hasta hace poco ha sido lo
normal en nuestra sociedad occidental, desde criterios sociales y económicos. No se trata de
una división en clases o estamentos. Tampoco desde criterios ideológicos, éticos o religiosos.
No son partidos, grupos de presión o sectas.
El hombre necesita integrarse en un grupo; necesita un nosotros que se oponga a
un ellos. En una sociedad que lima todas las diferencias, que acorta todas las distancias, parece
que esta necesidad se vuelve perentoria. Atrás quedaron las guerras de religión (hablo de
Occidente) y la lucha de clases se apaga en esa opulent society de la que habla Galbraith. Ni
siquiera la nación, en este mundo globalizado, constituye ya un límite claro, un aglutinante de
personas que tienen algo en común. El relativismo moral hace casi imposible que una toma de
posición ética configure un grupo humano. ¿Qué queda a nuestros jóvenes? Mirarse al
espejo. Elevar sus preferencias estéticas a la categoría de principios éticos y agruparse según
este canon alicorto y modesto, pero seguro. Eso, o hacerse fans de un equipo de fútbol.

J. Antonio R.P. 15
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Juguemos
Elvira Lindo

El País, 01/08/2011

Jugar en la calle. Jugar en grupo. Esa es la actividad extraescolar que un grupo de educadores
y psicólogos americanos han señalado como la asignatura pendiente en la educación actual de
un niño. Parecería simple remediarlo. No lo es. La calle ya no es un sitio seguro en casi ninguna
gran ciudad. La media que un niño americano pasa ante las numerosas pantallas que la vida le
ofrece es hoy de siete horas y media. La de los niños españoles estaba en tres. Cualquiera de
las dos cifras es una barbaridad. Cuando los expertos hablan de juego no se refieren a un juego
de ordenador o una PlayStation ni tampoco al juego organizado por los padres, que en ocasiones
se ven forzados a remediar la ausencia de otros niños. El juego más educativo sigue siendo
aquel en que los niños han de luchar por el liderazgo o la colaboración, rivalizar o apoyarse,
pelearse y hacer las paces para sobrevivir. Esto no significa que el ordenador sea una presencia
nociva en sus vidas. Al contrario, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a
ocio se refiere, el juego a la antigua sigue siendo el gran educador social. Leía ayer a Rodríguez
Ibarra hablar de esa gente que teme a los ordenadores y relacionaba ese miedo con los derechos
de propiedad intelectual. No comprendí muy bien la relación, porque es precisamente entre los
trabajadores de la cultura (el técnico de sonido, el músico, el montador, el diseñador o el escritor)
donde el ordenador se ha convertido en un instrumento fundamental. Pero conviene no convertir
a las máquinas en objetos sagrados y, de momento, no hay nada comparable en la vida de un
niño a un partidillo de fútbol en la calle, a las casitas o al churro-media-manga. Y esto nada tiene
que ver con un terror a las pantallas sino con la defensa de un tipo de juego necesario para hacer
de los niños seres sociales.

J. Antonio R.P. 16
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

El árbitro
Manuel Vicent

El País

Se ha dicho que el partido de fútbol ideal es aquel que se gana con un penalti injusto fuera del
tiempo reglamentario. El error constituye la esencia de este deporte, generalmente aburrido, que
utiliza la mayor parte de los noventa minutos de juego en un insulso peloteo en medio del campo,
carente de emoción. Solo el error clamoroso del árbitro es capaz de encender el fuego en las
gradas, que al día siguiente llenará de disputas, de burlas y de gritos las oficinas y las barras de
los bares. Aparte de esto, es el único deporte que muestra ante el público el vigor de un veredicto
inapelable. En la vida ordinaria cualquier acción ante la justicia tiene posibilidad de recurso. El
delito tiene mil formas de escabullirse o de aplazar la sentencia y el agravio puede tardar años
en ser reparado. Solo en el fútbol sucede un hecho ejemplar. A estos futbolistas de élite, divos
multimillonarios con novias espectaculares, con escudería de ferraris y maseratis, miles de
fanáticos que les piden autógrafos y niñas adolescentes que se arañan el rostro al verlos de
cerca y se agolpan para arrancarles los botones y llevárselos de recuerdo, he aquí que un árbitro,
ante una simple protesta, les muestra la tarjeta roja, les manda a la caseta y ellos agachan la
cabeza y obedecen. Solo en el fútbol sucede que el acta redactada por el árbitro, en general, sea
la primera y última instancia acatada por las autoridades deportivas. De otro lado, el árbitro
concierta todas las iras del público y asume los insultos, blasfemias y desplantes que el
subordinado no puede lanzar contra su jefe en la oficina o en la fábrica. Cuantos más errores
cometa el árbitro más limpios y purificados por dentro salen del campo los espectadores al final
del partido. Me gustaban más los árbitros cuando vestían de negro. Ese atuendo era más acorde
con el efecto expiatorio que tienen atribuido por la sociedad. Hay partidarios de introducir la
tecnología en el terreno de juego, pero si el fútbol es un deporte todavía excitante se debe al
elemento irracional que introduce el árbitro con esa sensación de que su error en el penalti puede
desencadenar un cataclismo en el universo. No hay nada más ejemplar que esta justicia
expeditiva: error, tarjeta roja y a la calle. Atrévase usted a hacer eso con su jefe.

J. Antonio R.P. 17
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Olvidadas
Rosa Montero

El País, 09 / 02 / 2010

El miércoles pasado, los talibanes pusieron una bomba en una escuela de niñas en el
noroeste de Pakistán (y de paso se cargaron a tres soldados estadounidenses). Ya se sabe que
los talibanes prohíben educar a las mujeres; este verano hubo 102 ataques a escuelas en
Afganistán y 196 niñas fueron envenenadas. La bomba del miércoles mató instantáneamente a
tres alumnas e hirió a un centenar. Es probable que después fallecieran unas cuantas más, pero
eso ya no lo recogieron los periódicos.
Hoy día importan muy poco estas víctimas. Tuvieron su momento cuando la guerra contra
Afganistán, porque daban argumentos éticos a la incursión militar. Así supimos de ese infierno;
de la prohibición a salir solas de casa y a estudiar, del burka y la absoluta carencia de derechos.
Occidente se horrorizó, pero luego, con esa volatilidad que caracteriza a la memoria humana,
nos las hemos apañado para olvidarlo.
Y somos tan buenos en esto de la amnesia que ahora la comunidad internacional ha
sacado un plan para reintegrar a los talibanes en Afganistán. Basta con que renuncien a Al
Qaeda, y entonces les pagaremos 350 millones de euros para que sigan torturando a sus mujeres
tan campantes. Es el cinismo de la alta política; y es el incomprensible desamparo de las mujeres
en el planeta. Porque, además de los talibanes, hay otros horrores en otros lugares: lapidaciones,
ablaciones, adolescentes enterradas vivas por sus padres. Como decía Gabriela Cañas en un
magnífico artículo, el mundo es capaz de luchar contra la discriminación racial y, por ejemplo, en
su momento se prohibió la participación en los Juegos Olímpicos de los atletas surafricanos
del apartheid. Pero 26 países siguen en los JJ OO a pesar de vetar a las mujeres en sus
delegaciones, porque la discriminación sexual todavía es una causa menor. Mujeres de la Tierra,
olvidadas víctimas.

J. Antonio R.P. 18
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Aprobar suspendiendo
Xavier Pericay

ABC, 29 / 03 / 2009

Entre las conclusiones aprobadas la semana pasada en Bruselas por el Consejo Europeo
en relación con la crisis económica, están las referidas a España. En síntesis, el Consejo le pide
a nuestro país que acometa cuanto antes las reformas pendientes —lo que viene a significar,
pues somos arte y parte, que España se lo pide a sí misma—. Y el caso es que entre las muchas
y variadas reformas que, según esas conclusiones, debemos acometer, destacan las educativas.
A todos los niveles. Por un lado, hay que reducir drásticamente el fracaso escolar y aumentar de
forma considerable el número de bachilleres. Por otro, hay que adaptar con urgencia la
universidad a las exigencias del proceso de Bolonia. Y, además, lo mismo en un caso que en
otro, hay que hacerlo con una visión de conjunto, sin que ninguna autonomía quede descolgada,
como si eso que llamamos España fuera en verdad un Estado indiviso.

Es cierto que el Consejo se limita a pedir. Pero no deja de resultar significativo que sus
peticiones incluyan la necesidad de una reforma del sistema educativo. Si algo hemos tenido en
España en los últimos años y en este terreno, han sido precisamente reformas. Tres en dos
décadas —por no recular más en el tiempo—. Primero fue la LOGSE en 1990, de gran calado;
luego, la efímera y desventurada LOCE en 2002, y finalmente, en 2006, la LOE, versión
actualizada de la primera de las tres. Así pues, salvo el breve periodo en que estuvo vigente la
LOCE —que devolvía al modelo de enseñanza algo de cordura—, no hemos hecho sino
revolucionar los pilares tradicionales del sistema, hasta el punto de que hoy en día, vistos los
resultados del proceso, puede afirmarse, emulando las viejas palabras de Alfonso Guerra y
confirmando su pronóstico, que la educación en España ha cambiado tanto que ya no la conoce
ni la madre que la parió.

En esas condiciones, ¿qué reforma puede emprenderse para tratar de que los jóvenes
españoles —como ocurre en la gran mayoría de países de la UE y del mundo desarrollado—
finalicen sus estudios obligatorios con bagaje suficiente y una orientación adecuada para
afrontar, o bien la enseñanza posobligatoria e incluso la superior, o bien la formación profesional?
Pues, ciertamente, no una reforma que abunde en lo ya existente, en esa costumbre de ir
facilitando la promoción de curso en curso aunque el alumno no sepa nada, en ese aprobar
suspendiendo, hasta que llega el momento fatal —no importa si en los primeros o en los últimos
peldaños— en que se pierde pie. Claro que, para eso, el Consejo Europeo debería empezar
dando ejemplo y no permitiendo que España, en tanto que país miembro, siguiera aprobando y,
a un tiempo, suspendiendo.

J. Antonio R.P. 19
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Seres humanos
Maruja Torres

El País, 26 / 03 / 2009

Se debate acerca de si nos habríamos metido en la que estamos de haber mandado las
mujeres. O más mujeres.

Dejado claro que hacen falta más mujeres en los puestos altos de la política y en la dirección
de las empresas, resulta dudoso que la feminidad suponga en sí misma un plus favorable.
Como si por el simple hecho de ser mujer ya se poseyeran, de nacimiento, las cualidades
necesarias para no conducir los asuntos al abismo: sensatez, capacidad de diálogo,
sensibilidad hacia los demás, incapacidad para la especulación... Bueno, eso me parece
francamente discriminatorio. Sería como decir que los negros bailan mejor porque están más
dotados para el ritmo, o que los árabes pueden fabricar perfumes más interesantes porque
tienen las fosas nasales más anchas, o que ser gay garantiza un olfato impecable para la
decoración de interiores. Un disparate.

Sí es cierto que necesitamos otro tipo de personas, de cualquier sexo. Personas con valores
distintos, cuyo sentido de la responsabilidad en el mando sea más importante que su tendencia
a someterse a la falocracia del poder —en el sentido de mira qué grande que lo tengo, qué
grande que soy, qué rico me he hecho—, hasta ahora tan en boga.

Hombres y mujeres con principios. Que no contemplen el capital que se les ha dado para
administrar, o el territorio político para el que deben trabajar, como un simple medio de
autopromoción y de rapiña.

Conozco a unas cuantas mujeres que se consideran feministas y que no le harían ascos a una
estafa de la pirámide como la de Madoff. También conozco a otras que llegaron por sus propios
méritos a los aledaños del poder. Una vez allí, al aspirar la viciada atmósfera de las cumbres,
vomitaron y se fueron a casa. Hombres de esta clase también conozco. Aunque menos.

J. Antonio R.P. 20
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Base de datos
Luis Suárez

Diario de Cádiz, 31 / 05 / 2009

Ayer, en la contraportada de este Diario de Cádiz, Aníbal González, nieto odontólogo del
otro Aníbal González, el arquitecto del Modernismo y del regeneracionismo regionalista, decía:
«Se están haciendo proyectos muy modernos en los cascos históricos… No discuto su categoría,
ni su estilo, sólo el sitio donde se colocan».

Y, a seguida, clamaba por la destrucción de edificios señeros. Yo no es que me oponga


a la modernidad, ni a los proyectos rompedores. Yo me opongo a que esos proyectos se ejecuten
dentro de los declarados Conjuntos Histórico-Artísticos. Porque los Conjuntos Histórico-Artísticos
deben ser protegidos. No hacerlo puede llevar la condena de la sociedad y hasta ser
posiblemente delito. Lo estamos viendo estos días, con el auto del Juzgado número 3 de esta
Ciudad en el caso del derribo de la Casa de las Cadenas, precisamente en la parte, donde
estuvieron habitando los Reyes Felipe V e Isabel Farnesio, en sus veraneos portuenses. Al
Patrimonio Histórico, generalmente, y desde los años 60, en esta Ciudad, se le ha chuleado. Y
no sólo al Patrimonio. El territorio, bien único e irrepetible, se ha ido consumiendo en
«urbanizaciones» ilegales, con la anuencia y aprobación de las penúltimas Corporaciones
Municipales. Consumir tan irresponsable e irreparablemente un territorio, no sólo puede ser
delito, sino que debe llevar consigo la reprobación permanente, el aislamiento y el ostracismo
social de quienes lo autorizaron y cometieron, porque condenaron a cadena perpetua a todos los
portuenses habidos y por haber, que heredaron de sus mayores una Ciudad ordenada y modélica
y un término municipal verdaderamente vario y atractivo y los van a dejar a los venideros hechos
un auténtico asco.

Si yo me preguntaba, hace semanas, por qué y qué sentido habían tenido los derribos
de los Baños Termales, del Palacio del Marqués del Castillo de San Felipe o de la llamada
Capitanía de la Mar Océana…, la tala de tantos pinares… ahora me tengo que preguntar, qué
sentido tiene haber derribado la fuente grutesca del Paseo de la Victoria. No tiene razón alguna
adocenar a las ciudades que tienen sus singularidades por pequeñas que sean. Tener la osadía
de derribar, de quebrantar los paisajes urbanos, privándolos de elementos consustanciales con
ellos, por insignificantes que parezcan, es tan reprobable como lo anterior. Paso a paso,
desintegrando una Ciudad llegamos a convertirla en irreconocible. Y, mientras tanto, el
Ayuntamiento tiene un Centro de Patrimonio Histórico que va acopiando una base de datos, con
fotografías de lo que la ciudad fue. Una galería fotográfica de desmanes. Muy edificante.

J. Antonio R.P. 21
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

El botellón del viernes


M. Martin Fernand

ABC, 14 / 03 / 2006

Aunque con menos talento creador, muchos de los jóvenes españoles de hoy se
comportan como si fueran herederos de Paul Verlaine. Este poeta lavaba sus penas y sus
cuernos con absenta –ajenjo le dicen con frecuencia– y nuestros muchachotes, y muchachitas,
anulan su esperanza y disimulan su pereza a golpes de botellones en los que, sin mucho respeto
al paladar, lo mismo caben el cubata, el calimocho o la cerveza reforzada con algún aguardiente
de relleno. El caso es «colocarse» fuera de la realidad y, a mayor abundamiento, hacerlo con
quiebra de los supuestos de orden y concierto que entendemos mayoritariamente como
imprescindibles para la convivencia.

Una dosis de rebeldía es tan imprescindible en la juventud como el acné, pero estamos
ya en plena sobredosis.

Los franceses, con buen sentido, prohibieron la fabricación de la absenta hace noventa
años y así evitaron muchas intoxicaciones de metílico, compañeras frecuentes de las forzadas
enso- ñaciones a las que empujaba el brebaje. Incluso aquí, paraíso de la tolerancia nociva, ya
hace años que dejó de producirse en la ribera del Mediterráneo, donde estaban sus más fieles
clientes. Ahora lo que se lleva, ya digo, es el botellón y, como si se tratara de un pulso al principio
de autoridad que nunca debe olvidar un Gobierno, son varias las ciudades españolas en las que,
vía internet y SMS, innominados jóvenes, dotados de gran aparato y capacidad organizativos,
convocan botellones para celebrar una supuesta «fiesta de la primavera».

Me gustaría saber qué y quiénes se esconden tras esas provocadoras convocatorias y


supongo que Interior andará en la pesquisa, porque no es admisible la hipótesis de su ingenua
espontaneidad. De lo que se trata, como en tantas otras ocasiones, es de romper el orden, de
lanzar al aire una provocación para que, independientemente de la reacción que pueda llegar a
provocar, se vaya degradando el fundamental principio de autoridad.

Aseguran algunos alcaldes que no disponen de una normativa específica para evitar lo
que puede llegar a ser una grave alteración del orden público. ¿Hace falta? La autoridad, con
tanta prudencia como energía, exige en ocasiones la confrontación e, incluso, la exhibición de la
fuerza. Este es uno de los casos. Ante la ocupación de los espacios públicos con desorden y
alboroto no hay vacío legal. Puede haber, o dejar de haberlos, resolución y capacidad para que,
aunque resulte impopular, no le quepa a nadie la menor duda de que la calle es de todos y no
concede exclusivas, vía telefonillo portátil, a botellones de ningún género. Verlaine, por lo menos,
era rebelde en la intimidad de los cafés.

J. Antonio R.P. 22
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

7000
Rosa Montero

El País, 16 / 06 / 1998

Que me los presenten. Que me presenten a esos 7.000 madrileños que abandonaron a sus
perros el verano pasado para irse con toda tranquilidad de vacaciones. Que me presenten a esos
7.000 energúmenos capaces de dejar atrás, con impavidez espeluznante y una pachorra
inmensa, los hocicos temblorosos y las miradas dolientes de sus animales.

¿Cómo lo harán? ¿Apearán al perro en mitad de un campo solitario y huirán después a todo rugir
de coche, con el pobre bicho galopando espantado detrás del guardabarros hasta que su aliento
ya no dé para más? ¿O quizá lo llevarán a algún barrio lejano y escaparán aprovechando algún
descuido, un amistoso encuentro con otros perros o un goloso olfatear de algún alcorque? No
les importa que luego el animal, al descubrirse solo, repase una vez y otra, con zozobra creciente
y morro en tierra, la borrosa huella de sus dueños, intentando encontrar inútilmente el rastro
hacia el único mundo que conoce. Son 7.000 sólo en Madrid: el censo estatal de malas bestias
puede aumentar bastante.

Que me presenten a esos tipos que tuvieron el cuajo de tumbarse con la barriga al sol en una
playa, plácido y satisfecho tras haber condenado a sus perros, en el mejor de los casos, al
exterminio en la perrera, y, más probablemente, a una atroz y lenta agonía en cualquier cuneta,
con el cuerpo roto tras un atropello. O a servir de cobaya en un laboratorio, o a morir en las
peleas de perros, espeluznantes carnicerías que, aunque ilegales, parecen estar en pleno auge
como juegos de apuestas. Que me presenten a esos seres de conciencia de piedra. Quiero saber
quiénes son, porque me asustan: si han cometido un acto tan miserable e inhumano, ¿cómo no
esperar de ellos todo tipo de traiciones y barbaries? Probablemente pululan por la vida
disfrazados de gente corriente: es una pena que las canalladas no dejen impresa una marca
indeleble.

J. Antonio R.P. 23
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Saber o no saber
Elvira Lindo

El País, 17 / 11 / 2010

En una librería neoyorquina, McNally Books, en donde la literatura en castellano ha

conquistado un espacio, nos reunimos para hablar en torno a un libro. Muchos españoles, la

mayoría jóvenes, y la mayoría de esos españoles, científicos. Investigan sobre sida, memoria

emocional, cáncer, memoria espacial... En los primeros tiempos disfrutan de su experiencia, a

partir del tercer año comienzan a preguntarse por qué no pueden ejercer su profesión en casa.

Vivir en Nueva York es excitante pero duro, agotador. Lo paradójico es que conforme su nivel de

capacitación va subiendo, las posibilidades de encontrar trabajo en nuestro país decrecen. Les

escucho y pienso en lo frecuente que es leer en la prensa dos juicios de valores del todo

contradictorios sobre el nivel de preparación de los jóvenes. Por un lado, tenemos al optimista

inquebrantable que afirma que nunca la juventud española ha estado tan preparada; por otro, el

tozudo catastrofista que piensa que de esta enseñanza media solo brotan ignorantes. Las dos

opiniones son tan reduccionistas que la visión más cercana a la realidad se consigue

sumándolas.

Lo tremendo es que hay una parte de esa juventud, sobrada de talento, a la que no le

dejamos otra oportunidad que regalárselo, por ejemplo, a los Estados Unidos, que lo reciben sin
preguntar de dónde viene. Y otra juventud que, como consecuencia dramática de los años

burbujeantes de la construcción descontrolada, se encuentra con que ahora tiene las manos en

los bolsillos por haber sido diabólicamente adiestrada para obtener beneficio sin tener oficio. La

extraña convivencia de esas dos realidades, tan dispares la una de la otra, son las que definen

un país en el que se abre un inmenso abismo entre los que saben mucho y no tienen dónde

demostrarlo y los que no saben casi nada y no tienen dónde emplear su ignorancia.

J. Antonio R.P. 24
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

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El Mundo, 03 / 11 / 2002

Un equipo de científicos de Texas ha encontrado una enzima que puede detener o


retrasar el envejecimiento de las células humanas. La tal enzima impide el deterioro de esos
microscópicos elementos de los que estamos hechos y les permite seguir reproduciéndose de
una forma indefinida. ¿Habremos encontrado, después de tantas vueltas, la fuente de la eterna
juventud? En ese supuesto, llegará un día en el que no se pueda dar un paso: no cabrá la gente
en este planeta menor. Otros científicos, menos optimistas, alertan sobre el riesgo de estimular
el desarrollo de tumores.

El ser humano siempre ha querido durar más y en mejores condiciones. Se ha


identificado, falazmente, juventud con felicidad, pero la mocedad sólo disfruta de algunos lujos
que nadie pude permitirse a otras edades, por ejemplo el estar triste sin saber por qué. El padre
Rubén creía que era un tesoro divino y bien que supo dilapidarlo. En cambio, el abuelo Homero
estaba convencido de que la juventud, pronta de temperamento, es débil de juicio. Una especie
de borrachera. El caso es que los hombres siempre han procurado mantenerla: una veces
pactando con el demonio y otras haciendo “footing” y tiñéndose el pelo.

La ciencia, que es lo único que hace revoluciones duraderas, ha encontrado el camino


de la soñada fuente. Ojalá no esté seca. Hasta ahora sólo había conseguido prolongar la vida,
pero no por sus tramos iniciales ni por el centro, sino por los últimos escalones. Todo parte de la
humana resistencia a abandonar este mundo. Como en casa de uno en ninguna parte. Casi
todas las personas tienen un alto concepto de sí mismas. Se miran al espejo y no entienden que
un tipo como ellos pueda desaparecer. Confían en seguir viviendo, de otra enigmática manera y
en otro extraño mundo. En esos rumores no confirmados de una existencia de ultratumba se
basan muchas consoladoras religiones. El descubrimiento de la enzima puede hacernos eternos
mientras vivamos. El caso es no resignarse a ser mortales.

J. Antonio R.P. 25
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Habla bien, habla andaluz


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El País, 25 / 01 / 2002

Yendo a ninguna parte me encontré el otro día con un grupo de personas, convocadas por Nación
Andaluza, que se manifestaban en contra de Canal Sur porque no promociona el habla andaluza, tal y como
le exige su ley de creación. Siempre he sido muy reacio a la campaña "Habla bien, habla andaluz" y, en
general, a cualquier sitio de política lingüística que vaya más allá de la consideración de la lengua como un
derecho individual. La inmersión lingüística, la obligación de denominar a las empresas en el idioma oficial,
la prohibición de comercializar objetos con palabras extranjeras cuando se les pueda nombra con palabras
vernáculas y otras muchas técnicas similares, que priman lo colectivo sobre lo individual, me producen un
instintivo rechazo, por más que se trate de disposiciones empleadas en países de gran raigambre
democrática como Cataluña, Quebec y Francia y por más que un lingüista de la talla de Lázaro Carreter
proponga que se adopten medidas legales para defender el castellano.

Sin embargo, ese día estaba especialmente dispuesto a cambiar de opinión, como el náufrago
ateo que en medio de la tormenta descubre su fe, porque llevaba media mañana navegando por las tiendas
de Granada en busca de unos pantalones de determinada marca, sin más resultado que las continuas
negativas de los empleados, pronunciadas siempre con una impecable dicción madrileña. […] Además, ha
sido un mes en el que, dando tumbos por Andalucía, se me han acumulado las anécdotas sobre el particular:
en Málaga, sorprendido porque todos los alumnos de una reputada escuela de hostelería hablaban fino, le
pregunté al director por la causa de la masiva presencia de castellanos y me respondió que la gran mayoría
eran andaluces, pero que se esforzaban por "hablar bien"; en Cádiz, una locutora de radio pública me contó
que cuando empezó a trabajar, hace unos 10 años, la obligaron a desprenderse de su seseo …

Cuatro anécdotas y una manifestación son demasiado, incluso para un recalcitrante


antiprohibicionista como yo, así que de pronto tomé conciencia de que algo habría que hacer para defender
el andaluz.

Desde luego, mi conversión no ha ido tan lejos como para pedir que en las oposiciones se puntúe
más a quien habla andaluz. Ni siquiera llego a pedir que se fomente el andaluz en los medios de
radiodifusión (no vaya a ser que eso sirva para impedir la llegada de profesionales foráneos); pero sí que
me gustaría que los poderes públicos ayudaran a extirpar lo que es un muy difundido estereotipo y que está
en la base de los cuatro comportamientos que he contado: el acento andaluz como prototípico de
personajes poco educados, pueblerinos, socialmente inferiores; algo, por tanto, que es mejor no usar
cuando se está ante extraños.

Ahí sí que puede echar una mano Canal Sur. Aunque el grueso de la tarea es responsabilidad de
todos los andaluces y consiste en quitarnos de encima cierto complejo de inferioridad que todavía
mantenemos frente a los que hablan fino. Se trata, simplemente, de seguir la receta que dio Gonzalo de
Berceo hace ya más de 700 años: no hay que avergonzarse de usar el román paladino, que es como "suele
el pueblo fablar a su vezino"

J. Antonio R.P. 26
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Mando
Manuel Vicent

El País, 27 / 02 / 1994

Antiguamente, el poder dentro de la familia lo ostentaba el anciano. A su nombre estaban las


escrituras de propiedad, que se guardaban en el cajón de la cómoda. La foto familiar se componía
sentando siempre en el centro a este personaje, que era el pilar de la economía doméstica, y a
su alrededor en forma de orla aparecía la esposa sometida, la hija casadera con los ojos
espantados, los vástagos varones atenazados por las ansias de he redar, los criados petrificados
detrás, un nieto en brazos de la tata y a los pies un mastín dormido. Si la familia no tenía bienes,
tampoco tenía fotografía, pero al menos el viejo podía soltar refranes que eran extractos de la
filosofía socrática depurada por una experiencia de siglos. Hoy en cada familia manda el que
tiene trabajo, y éste puede ser un hijo, un nieto, un yerno, una nuera, la mujer o el cuñado. En
torno a este nuevo y cambiante sostén de la economía doméstica se cohesiona la sagrada unidad
del hogar, y en la foto aparece el personaje, a veces imberbe, sentado en el sillón de mimbre
presidiendo la escena con el símbolo de su poder en la mano. El cetro real recamado en oro es
la evolución de la porra con que el troglodita más fuerte imponía su ley. El báculo de los pontífices
es la versión en alta joyería que ha adoptado la garrota del primate. Para mandar hay que tener
en la mano un elemento sólido capaz de doblegar la voluntad de los demás. Si hoy se contempla
la foto familiar articulada alrededor de ese elemento que es el único de casa que tiene un sueldo,
se puede comprobar que el padre, la madre, los hermanos, los tíos, todos en el paro, lo están
con templando llenos de arrogo y que el personaje tiene bien amarrado en el puño el símbolo de
su autoridad. Es el nuevo cetro. Es el mando a distancia del televisor. Ahora en casa manda el
que tiene potestad para cambiar de canal a su antojo, y este privilegio se concede al único de la
familia que trabaja. Con el mando a distancia él crea en el televisor un mundo a su imagen y
semejanza. Los de más se limitan a mirar.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Juan Ramón Jiménez, “Mis ideas ortográficas”

en la revista Universidad, 1953

Se me pide que escriba algo en Universidad sobre mis ideas ortográficas; o, mejor dicho,
se me pide que esplique por qué escribo yo con jota las palabras en ge, gi; por qué suprimo las
b, las p, etc., en palabras como oscuro, setiembre, etc.; por qué uso s en vez de x en palabras
como escelentísimo, etc.
Primero, por amor a la sencillez, a la simplificación en este caso, por odio a lo inútil.
Luego, porque creo que se debe escribir como se habla y no hablar, en ningún caso, como se
escribe. Después, por antipatía a lo pedante. ¿Qué necesidad hay de poner una diéresis en la u
para escribir vergüenza? Nadie dice excelentísimo ni séptima, ni transatlántico, ni obstáculo, etc.
Antiguamente la esclamación “Oh” se escribía sin “h”, como yo la escribo hoy, y hombre también.
¿Y para qué necesita hombre una h; ni otra, hembra? ¿Le añade algo esa h a la mujer o al
hombre? Además, en Andalucía la jota se refuerza mucho y yo soy andaluz.
Pero, aparte de estas sensateces, cuando yo era niño, en los fines del siglo XIX, un grupo
de escritores distinguidos promovieron esa costumbre de simplificación ortográfica. El diccionario
que yo usé siempre y sigo usando es el Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española […].
En él están escritas, como yo las escribo, todas las palabras que yo escribo como en él están
escritas. Este diccionario era de uno de mis abuelos y en él encuentro siempre todo lo que no
encuentro en ningún otro diccionario enciclopédico. Siempre ha viajado conmigo y lo uso como
libro de cabecera. Yo leí a Fígaro por primera vez en una preciosa edición que aún poseo,
impresa en París con esta misma ortografía que yo uso. Un tío mío, hombre de gran cultura y
viajero incansable, y quien me legó una parte de su hermosa biblioteca, escribía así y me pidió
que yo lo hiciera; y, como me gustaba, lo hice. De modo que, como me acostumbré a escribir así
desde niño, me pareció absurdo escribir de otra manera.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Animales
M. Vázquez Montalbán

El País, 05 / 02 / 2001

En Derecha e izquierda, Bobbio pide que el hombre revise su relación con los demás
animales, principio del fin de la hegemonía humana dentro de la gran chapuza de la creación en
la que los seres vivos y móviles sobrevivimos por el procedimiento de comernos a otros seres
vivos. Desde la melancolía de la senectud, el instinto de supervivencia se ejerce a partir de una
radical tristeza ante tantas cosas que pudieron haber sido y no fueron y pedir un mejor trato para
los animales incluye, sin duda, un mejor trato para el ser humano. Pero dan que pensar las vacas
locas como metáfora de la civilización del desprecio, en la que ni las coacciones telúrico-
religiosas, ni las legales, son suficientes para contrarrestar la pulsión del beneficio como dictado
fundamental de la conducta, fundamental incluso para altísimas instancias del Estado, el
depositario y garante de la ética colectiva, que han conspirado contra la salud pública para que
no bajaran los precios de los filetes y las chuletas, así en el Reino Unido como en Europa y como
en los cielos.

Las vacas locas han abierto además una ventana sobre la trastienda de la conducta
carnicera del animal humano cuando se relaciona con otros animales a los que comerse. Entre
la variedad de cementerios furtivos de vacas locas o sospechosas de serlo, aparece uno que no
es clandestino, sino una fosa para vacas muertas independientemente de su estado mental; por
ejemplo, cuenta quien puede contarlo: ahí están nueve terneras que murieron en el transcurso
de su traslado de Galicia a Cataluña. Cada día se lanzan a las carreteras camiones cargados de
ganado, y cuando los vemos pasar deberíamos musitar un epitafio por los animales que llegarán
muertos y que serán salchichones o hamburguesas o simple carne de pudridero. Al parecer, no
hay veterinarios ni Guardia Civil suficiente para impedir estas caravanas de la muerte acentuada
por la crueldad del homínido traficante de esclavos, blancas vacas y cerdos. Llegará un día en
el que los animales libres en la libre naturaleza nos alimentaremos con pastillas de bacalao al pil
pil o de heno fresco y dejaremos de comernos los unos a los otros. Aun así, ojo: el hombre
omnívoro merecerá una vigilancia especial.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

La bicha
Rosa Montero

El País, 15 / 02 / 2000

No es casual que los temas de Haider y de El Ejido hayan coincidido últimamente en los
periódicos, porque la marcha de la sociedad va por ahí: por la multiplicación de los movimientos
migratorios y por el mestizaje. El mundo es hoy más heterogéneo y multicultural que nunca, y
uno de los mayores retos de la modernidad consiste en digerir esa realidad sin degollarnos.

Los progres solemos decir alegremente que la mezcla de razas es estupenda. Y desde luego
lo es, lo creo firmemente: nos hace más cultos y nos enriquece. Pero para eso hay que vencer
un recelo ancestral, un miedo primitivo al otro, al diferente. Un prejuicio racista milenario que se
cuela, insidioso, por todas partes: por ejemplo, el más reciente programa Word de Microsoft
ofrece la palabra “degeneración” como sinónimo de “mestizaje”. No sabemos qué hacer con esa
bicha que nos habita; nos tenemos miedo a nosotros mismos y con razón, porque espeluzna ver
esos reportajes de El Ejido en los que unos energúmenos que tal vez sean buenos padres de
familia persiguen a un marroquí y berrean “¡Por ahí abajo va, por ahí abajo!”, convertidos en
perfectos linchadores. Llevamos a un asesino dentro, a una alimaña, y no nos atrevemos a
enfrentarnos a ella, que es el único modo de derrotarla.

El espléndido reportaje de Joaquina Prades sobre El Ejido lo dejaba muy claro: los ejidenses
son 50.000, los inmigrantes 15.000. Un porcentaje altísimo y de llegada muy reciente. Esos
extranjeros han sido la clave de la prosperidad del pueblo. De la noche a la mañana, los ejidenses
se han hecho ricos, pero no más cultos: según un informe oficial, hay un 54% de analfabetismo
funcional. Y muchísimo miedo a esos seres distintos a los que mantienen marginados. Ha
aumentado la delincuencia, desde luego (aunque, según la policía, mucho menos de lo que creen
los vecinos): lo trae la riqueza, y el desarraigo y aislamiento de los inmigrantes, que, a su vez,
también temen y desprecian lo distinto. Entiendo muy bien la inquietud de los ejidenses: les ha
cambiado tanto la vida, y tan deprisa. La solución no es fácil: aumentar el nivel cultural, dar
condiciones dignas a los inmigrantes... Y reconocer que llevamos una bicha en el corazón, y no
sólo los ejidenses, sino todos.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

De nuevo, la reforma laboral


Juan Francisco Martín Seco

El Público, 19/ 01 / 2012

El sector más asilvestrado de la derecha económica, con la finalidad de quebrantar aún


más las condiciones laborales, ha llegado a decir que tenemos un mercado de trabajo franquista.
De Franco se mantienen aún bastantes cosas, pero no precisamente la legislación laboral. El
Estatuto de los Trabajadores se aprobó en 1980, es decir, en plena Transición; pero, además,
ese texto se ha modificado más de 50 veces. Uno tiene la impresión de que en realidad sobran
reformas laborales y lo que faltan son verdaderos empresarios. Reformas laborales ha habido
en 1984, 1994, 1997, 2002 y, la última, de 2011. El discurso es alternativo. Se comienza
promocionando los contratos temporales al grito de que es mejor un puesto de trabajo precario
que ninguno, para afirmar en la reforma siguiente que la alta temporalidad y la dualidad del
mercado laboral fuerzan a abaratar el despido de los contratos indefinidos, y así sucesivamente.

Faltan, sin duda, empresarios que no busquen beneficios fáciles en los empleos basura
y en la mano de obra barata, en las subvenciones y en los mercados cautivos. En una economía
globalizada siempre habrá países que tengan unos costes laborales más reducidos y unas
condiciones de trabajo más precarias. Basar la competitividad en la reforma del mercado laboral
constituye una tarea condenada al fracaso. Como se ha hecho patente a lo largo de estos 30
años, las reformas laborales nunca han creado empleos, sólo han transformado los existentes
reduciendo los salarios y empeorando las condiciones de trabajo.

La creación de puestos de trabajo no se decide en el ámbito del mercado laboral, sino


en los de productos y servicios. Es la demanda la que crea los empleos, con lo que puede ocurrir
–y de hecho ocurre– que las reformas en el mercado de trabajo, al deprimir las condiciones
laborales y los salarios, incidan negativamente sobre el consumo y por tanto sobre el crecimiento
y el empleo. A su vez, el único efecto del abaratamiento del despido es que los empresarios
prescinden de los trabajadores a la primera dificultad, aun cuando tal despido no sea ni
imprescindible ni necesario. Más paro, pero también más beneficios empresariales.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Discurso de recepción del premio Cervantes


Ana María Matute

2011

La osadía que impulsa a los adolescentes y a los ignorantes y a los fabricantes de inventos y
de sueños —¿acaso no son, a veces, una misma cosa?—, todo eso me empujó a llevar mi
primera novela —escrita años antes, a los diecisiete— a probar fortuna en una de las más
prestigiosas editoriales. Pero mi mayor osadía era no solo llevar una novela casi adolescente a
una importante editorial, sino que, encima, la llevaba escrita a mano, en un cuaderno escolar,
cuadriculado, con las tapas de hule negro. (Si alguien de mi edad me está escuchando, sabrá de
qué tipo de libreta hablo. Eran las libretas de la posguerra.) Yo iba a Destino cada día, con mi
libretita bajo el brazo, diecinueve años y calcetines —que entonces estaban de moda a esa
edad— y mi aspecto aún más aniñado del normal. Un empleado que se había fijado en mí (debía
de resultar patética) se conmovió con mis pretensiones y mi libreta y me consiguió una entrevista
con el director. Se trataba del novelista Ignacio Agustí, que acababa de tener un enorme éxito
con su novela Mariona Rebull. Cuando vio mi cuadernito lleno de letras e “inventos”, tuvo la
delicadeza de no manifestar ni burla ni extrañeza. Debo agradecérselo, era un verdadero señor.
Con infinita paciencia, me explicó que debía pasarlo a máquina y que ellos la leerían, y que ya
me dirían algo. Aún hoy me sonrojo recordándolo. Era la criatura más ignorante y despistada de
cuanto al mundo editorial se refería. Nadie de mi entorno, ni familiares, ni amistades, conocidos
o “saludados” (como diría Josep Pla) había tenido nada que ver con el mundo editorial. Eran
lectores, eso sí, pero de la confección de un libro lo ignoraban todo. Afortunadamente, la lectura
y los libros no escasearon en mi casa ni en mi familia. Cosa que he de agradecerles, porque no
era muy frecuente en la España de entonces.

Pocos días después, tuve la enorme alegría —y, por qué no decirlo, el vago temor— de que
la editorial Destino me contratase el libro. Eso sí, con la sorpresa de mi estupefacto padre, a
quien yo no había anticipado nada de aquellos afanes, y que fue requerido para dar validez a mi
contrato con su firma, pues yo era menor de edad.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Eduard Punset

National Geographic, 2011

La atracción que sienten los enamorados tiene que ver con una belleza de raíz
puramente biológica que ya comienza a configurarse en el vientre materno. Antes de nacer,
heredamos una tormenta de mutaciones que afecta a nuestra salud y a nuestro aspecto —que
nuestros congéneres tildarán de fealdad o belleza— y que estará determinada por nuestro
grado de simetría. Desde la concepción, el cuerpo humano se desarrolla por división celular. Si
este proceso fuese perfecto, el bebé nacería con una simetría exacta entre sus lados derecho e
izquierdo.
Sin embargo, al nacer tiene un sinfín de ligeras diferencias entre un lado y otro del
cuerpo. Estas desviaciones se llaman fluctuaciones asimétricas y son producto de mutaciones
genéticas y de la interacción con el medio ambiente. Estas fluctuaciones reflejan las
desviaciones con respecto al prototipo ideal de simetría morfológica del organismo y aquellos
individuos más propensos a sufrir enfermedades exhiben un mayor grado de asimetría en sus
rasgos físicos. La simetría de un individuo comunica que tiene un capital genético suficiente
para desarrollarse y sobrevivir, y que su metabolismo funciona adecuadamente. Este individuo
es visto, por tanto, como una pareja potencial sana y fértil, y resulta más atractivo.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Marte
Rosa Montero

El País 20 / 02 / 2007

El otro día me sucedió algo desazonante. Una alumna de la Facultad de Periodismo vino a
entrevistarme para su clase, lo cual es algo muy normal; antes o después siempre hay algún
profesor que manda hacer una entrevista, y por lo general los alumnos se abalanzan sobre los
periodistas profesionales. Eso hicimos todos cuando estudiábamos, y por eso solemos
prestarnos todos al ejercicio. Esta chica tenía diecinueve años y era especialmente lista; se había
preparado el trabajo a conciencia y lo hizo muy bien, con mucha serenidad y gran desparpajo.
Con esa misma desenvoltura me soltó, nada más llegar, una pregunta que me dejó patidifusa.
Acabábamos de sentarnos en la mesa del bar cuando, inclinándose un poco hacia delante, dijo:
"Bueno, tú sabes que no te voy a pagar esta entrevista, ¿verdad?".

Ahí comenzó un pequeño diálogo más bien delirante, porque ambas partes estábamos igual de
atónitas, igual de asombradas ante lo que la otra nos decía. Éramos como dos especies
alienígenas distintas que se encuentran por primera vez en la galaxia. Ella me contó que sus
compañeros de clase pensaban que las entrevistas tenían un precio, y que de hecho le habían
preguntado: "¿Pero ya le has advertido de que no le vas a dar dinero?". Y yo le expliqué que
ningún medio o periodista serios pagan a un entrevistado por su entrevista (en este periódico es
algo que está prohibido), porque entonces sus declaraciones no resultarían fiables: podría alterar
o inventar lo que dice para complacerte y que se lo compres. "¿Por qué estas cosas no te las
cuenta ningún profesor?", se quejó la muchacha. Probablemente porque a ningún profesor se le
ocurre que sus estudiantes son tan marcianos como para creer semejante cosa.

Pero el problema es que llevamos viviendo en Marte mucho tiempo. Las nuevas generaciones
se han pasado años percibiendo el mundo a través de la bazofia televisiva, educándose en su
cochambre moral y en la venta masiva de todo lo que uno es, desde la propia dignidad hasta los
higadillos. Y así estamos llegando a lo peor, al "pero entonces, si no te pagan, ¿por qué lo
haces?", a ser incapaces de concebir que más allá del dinero hay una vida.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

El País 10 / 02 / 2008 El PAÍS, 10-II-2008.

¿Cómo es posible que la inmensa mayoría de las chicas con delgadez severa estén
satisfechas con su imagen? Este revelador dato, incluido en el estudio hecho por el Ministerio de
Sanidad en busca de la unificación de las tallas de ropa de las mujeres, da una clara idea de la
influencia que la estética de las modelos y de la publicidad tiene en la población femenina,
especialmente en el sector más vulnerable: el de las más jóvenes. Porque la delgadez, severa o
moderada, está concentrada, según el mismo estudio, en las chicas de menos de 19 años, otro
dato preocupante. Muchas mujeres que siguen el dictado de la moda, aunque no sea al pie de
la letra, no pueden evitar ver ahora algo gruesa, por ejemplo, a la modelo Cindy Crawford en sus
famosos vídeos de gimnasia de hace 20 años, aunque entonces la vieran estupenda. El dictado
de la moda cambia nuestros gustos estéticos, los de las mujeres y los de los hombres, de manera
casi imperceptible pero real. La sociedad se ha acostumbrado a una estética femenina que ya
no es sólo sacrificada para las mujeres y ensalza de forma desproporcionada los valores
estéticos frente a otros, sino que es también insalubre.
Tras la necesaria iniciativa emprendida por Sanidad, hace falta abordar otras. La primera,
la revisión de la publicidad. No se trata de promover medidas en exceso reglamentaristas, pero
una vez que se ha comprobado que el dictado de la moda provoca situaciones que ponen en
riesgo sanitario a muchas mujeres, sí se trata de poner freno a la dictadura sin control de los
cánones dominantes.
En las tiendas de muchos grandes modistos, los dependientes hacen gala a menudo de
no tener ni siquiera tallas normales (una 42, por ejemplo) y es frecuente que en la 40 no quepa
una mujer que use esta talla normalmente. Pretenden seguramente que sólo luzcan su ropa las
elegidas, por la talla. Una vez que éstas se unifiquen se podrá señalar con el dedo a quienes
sólo busquen vestir a las delgadas, a los que hagan caso omiso de los costes que tiene esta
estética para la sociedad, pero también a los que ajusten las tallas a las mujeres y a los hombres
con hábitos saludables.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Estrellas
José María Romera

El Correo 06 / 10 / 2007

Pasó a mejor vida la imagen de aquellos padres espantados y aquellas familias casi
destrozadas cuando el niño les manifestaba su anhelo de ser pianista, torero, actor de
variedades, cineasta o bailarín. Ahora ese deseo no sólo no es visto con malos ojos, sino que lo
alienta la propia parentela, desde los padres hasta los bisabuelos.
Apenas cumplidos unos meses de edad, ya hay quienes someten a las criaturas a una
sesión fotográfica para que el 'book' llegue a una agencia publicitaria que anda buscando actores
en un anuncio de pañales. Me pregunto qué peculiares ideas acerca de la educación infantil (o
tal vez qué complejos y frustraciones propias) albergan esos progenitores, los mismos
seguramente que en cuanto ven crecer al niño o la niña los pasan por inmisericordes 'castings'
de películas o concursos de canto y baile. Ya de adolescentes, los llevarán a empujones a las
pasarelas de moda y, poco más tarde, a innombrables 'shows' catódicos donde las dotes
artísticas dejan su puesto en la escala de los méritos al descaro y la ordinariez. Sin rubor alguno.
Con las invariables coartadas del 'lo importante es que haga lo que le gusta' o 'yo le apoyaré en
todo lo que él decida', sin preguntarse antes si el niño o la niña han adquirido la facultad de
decidir por su cuenta. La imagen de los papás babeando de orgullo -¿o quizá es codicia?- cuando
su retoño sube al escenario, una imagen entre enternecedora y terrorífica, plantea profundas
incógnitas acerca de nuestro tiempo.
No me refiero a los valores morales, un concepto abstracto que a estas alturas debe de
sonar a chino, sino a algo más específico: a la capacidad de los adultos con hijos para efectuar
cálculos matemáticos elementales. Las encuestas cifran en varios millones los padres y madres
que desearían para sus hijos el éxito en cualquiera de sus modalidades más o menos
faranduleras. Teniendo en cuenta que a ese vértice de la pirámide sólo llega una privilegiada -
pero no por ello selecta- minoría, el resultado sólo puede ser uno: la frustración. Es lo que pasa
cuando se juega demasiado a la ligera con la permisividad y con el exceso de autoestima. A esta
gente menuda con ínfulas de famoso se le han calentado los cascos diciéndole que es
estupenda, que se merece lo mejor, que puede comerse el mundo. Luego ya pueden imaginar
ustedes el desenlace. Supongo que hay todo un filón de narraciones disparatadas en todas esas
vidas echadas a perder bajo los focos, en los márgenes de las revistas del corazón o entre el
engañoso polvo de estrellas. Son las novelas de unos monstruos de feria fracasados que fueron
expuestos un día por sus padres-‘mánagers’ al incierto fulgor de la fama.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Dolor y populismo
José María Romera

El Correo 23 / 02 / 2009
Miles de personas se manifestaron el sábado en Madrid para reclamar, entre otras cosas,
un referéndum en favor de la cadena perpetua para los culpables de crímenes como el asesinato
de la adolescente sevillana Marta del Castillo. Si para ello hace falta cambiar la Constitución, que
se cambie, declaró durante la movilización el padre de la chica; días antes había pedido
entrevistarse con el presidente del Gobierno y con el líder de la oposición para pedirles que se
sumasen a su propuesta. El tío y portavoz de la familia emplazó a Zapatero a que "si tiene un
mínimo de honestidad, escuche a la ciudadanía".
Los familiares que han padecido este drama merecen comprensión, pero sería desleal
con ellos asumir sin más sus opiniones y actitudes por el hecho de ser expresadas desde el
dolor. Instalar las emociones suscitadas por el crimen como pauta de comportamiento público
puede acabar traduciéndose en intolerables presiones sobre la justicia y el legislador.
Especialmente si esas emociones se manipulan desde la morbosa exhibición de los hechos (y
del dolor) en medios de masas como la televisión, con desprecio de las garantías sobre la
privacidad de los menores recogidas en la ley y las normas deontológicas.
Las insólitas demandas de los familiares de Marta no se comprenden sin el tratamiento
populista que se dio al caso Mari Luz, con consecuencias indeseables. Los gobernantes deben
estar atentos a las señales de la opinión pública, que no sólo se manifiestan en las elecciones
sino en las encuestas, movilizaciones, opiniones periodísticas, etcétera. Pero no hasta el punto
de gobernar a golpe de telediario, o de sondeos o de mediciones de audiencia de programas
audiovisuales.
¿Qué pasaría si cada grupo o persona agraviada solicitara un referéndum sobre la
respuesta a dar al motivo de su agravio? Endosar la decisión de asuntos complejos directamente
a la población, como suelen hacer los caudillos populistas, no es la mejor forma de abordarlos.
Y ceder al impulso emotivo de la opinión pública revela irresponsabilidad.
El sistema penal no puede quedar a merced de los desbordamientos emocionales
provocados por un asesinato y amplificados por medios de comunicación poco escrupulosos. Y
las instituciones y los responsables políticos deben resistir la tentación de lanzarse también a
esas aguas con la excusa de mostrar cercanía ante los problemas de los ciudadanos.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Vivencia pública
José María Errasti

El Correo 22 / 02 / 2009
Ese fenómeno moderno y urbano que es la intimidad ha experimentado cambios
importantes en la última década, en parte provocados por la extensión y el éxito de los reality
shows de todo tipo (cada vez más extravagantes) y el auge de las redes sociales en Internet. De
hecho, los especialistas están empezando a usar el término extimidad (que en verdad tiene un
origen psicoanalítico y fue propuesto nada menos que por Lacan) para referirse a esta vivencia
externa, pública, del mundo de las emociones, en contra de su consideración tradicional como
fenómenos internos, privados o íntimos.
Cuando los que hoy somos adultos éramos adolescentes, escribíamos nuestros
sentimientos más intensos en diarios que guardábamos celosamente bajo llave en el fondo de
un cajón. En la actualidad, los adolescentes escriben sus sentimientos con palabras
grandilocuentes, los adornan con emoticonos [neologismo procedente de emoción e icono],
mayúsculas, citas en inglés, fotos de gran carga expresiva, y buscan cuál es la página web en
donde encontrarán más difusión. En los realities o en las redes sociales la exhibición grotesca,
exagerada, histriónica, de las emociones es lo que permite construir un personaje de éxito que
gane el reconocimiento y el prestigio social de tus iguales.
Sólo así se convierte uno en un nuevo héroe, a la vista de que la dimensión fundamental del
héroe moderno (en el cine, en la televisión, en la música) es la emocional. Sabemos que los
concursantes de Gran Hermano destacan por su adicción al reconocimiento, a la vanidad, al
narcisismo, y una vez que has atravesado la línea de participar en uno de estos concursos puede
ser difícil poner nuevos límites en tu vida que acoten terrenos de intimidad, aunque eso tenga
que ver con tu propia muerte; que, por otro lado, es un fenómeno de una intensidad emocional
tan densa que resulta extremadamente goloso tanto para el protagonista como para el
espectador de este tipo de contenidos. Y sobre todo, claro, para el programador televisivo.
Una vez perdida la vergüenza, el yo se vuelve caótico e ilimitado. Morirse en directo por
televisión puede ser el paradigma de la extimidad. Si es para disfrutar de un poco más de fama,
de un poco más de gloria hortera, de un poco más de reconocimiento, entonces de la vida se
aprovecha todo, como del cerdo.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Grandes desplazamientos
José Manuel de Prada

XL Semanal
Antes del boom turístico, sólo los ricos podían viajar; para comprobarlo, basta leer
cualquier novela de Henry James, cuyos protagonistas cruzan el charco para tirarse meses en
otro continente, explorando a sus gentes y dejándose sorprender por sus insospechadas
costumbres. Desde que inventaran esa variante del transporte agropecuario designada
eufemísticamente ‘vuelos low-cost’, el gozo de viajar ha quedado reservado a los pobres de
solemnidad. Y es que lo que el común de las gentes entendemos actualmente por ‘viaje’
constituye, en realidad, un ‘desplazamiento’ que nos deposita como fardos en el lugar de destino,
para después convertirnos en zascandiles programados que se hospedan en hoteles idénticos y
emplean sus horas en excursiones gregarias, regidas por un horario siempre apremiante y por
la visita obligatoria a lugares que la propaganda ha desgastado hasta convertir en emblemas
pestíferos del imaginario kitsch. Lo que antes distinguía el viaje era su demorada inmersión en
las costumbres y en los ritos de un lugar que nos era ajeno; al suprimirse esta condición esencial,
al despojar el viaje de su naturaleza exploratoria, apenas nos queda un sucedáneo o remedo de
viaje, en el que los lugares ajenos se reducen a escaparates móviles que se suceden ante
nuestros hastiados ojos, como láminas de un prospecto turístico.
El boom turístico asesinó la posibilidad del verdadero viaje, aboliendo tiempo y espacio,
suplantándolos por una ‘reconstrucción’ de nuestro mundo habitual que imbuye al turista la
creencia de que, pese al desplazamiento, sigue inmerso en un ámbito familiar. Las lentas
travesías transatlánticas, los viajes nocturnos en trenes por los que circulaba la tumultuosa vida
(con su cortejo de azares risueños o infaustos) han sido sustituidos por vuelos velocísimos en
los que queda borrado todo apunte de improvisación, o en los que, si acaso, podemos disfrutar
de un retraso ‘por razones técnicas’ que nos deja empantanados en cualquier aeropuerto con
olor a tigre. El turista de nuestro tiempo, hacinado en aviones en los que apenas puede rebullirse,
acata las penurias de esta nueva forma de transporte a cambio de la inmediatez en el traslado,
olvidando que no existe viaje si no hay conciencia del paso del tiempo. Lo otro es mero transporte
de ganado.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Tesoro
Manuel Vicent

El País 13 / 10 / 2013

Está amaneciendo. Es la hora de los pájaros. A los colegios e institutos llegan en bandadas niños
y chavales cargados con sus mochilas. Ellos no lo saben, pero todos se dirigen a la isla del
tesoro. Puede que ignoren dónde está ese mar y en qué consiste la travesía y qué clase de cofre
repleto de monedas de oro les espera realmente. El patio del colegio se transforma, de repente,
en un ruidoso embarcadero. Desde ese muelle lleno de mochilas cada alumno abordará su aula
respectiva, que, si bien no lo parece, se trata de una nave lista para zarpar cada mañana. En el
aula hay una pizarra encerada donde el profesor, que es el timonel de esta aventura, trazará
todos los días el mapa de esa isla de la fortuna. Ciencias, matemáticas, historia, lengua,
geografía: cada asignatura tiene un rumbo distinto y cada rumbo un enigma que habrá que
descifrar. La travesía va a ser larga, azarosa, llena de escollos. Muchos de estos niños y chavales
tripulantes nunca avistarán las palmeras, unos por escasez de medios, otros por falta de esfuerzo
o mala suerte, pero nadie les puede negar el derecho a arribar felizmente a la isla que señalaron
los mapas como final de la travesía. Ese mar está infestado de piratas, que tienen su santuario
en la caverna del Gobierno. Todas las medidas que un Gobierno adopte contra el derecho de los
estudiantes a realizar sus sueños, recortes en la educación, privilegios de clase, fanatismo
religioso, serán equivalentes a las acciones brutales de aquellos corsarios que asaltaban las
rutas de los navegantes intrépidos, los expoliaban y luego los arrojaban al mar. De aquellos
pequeños expedicionarios que embarcaron hacia la isla del tesoro solo los más afortunados
llegarán a buen término. Algunos soñarán con cambiar el mundo, otros se conformarán con llevar
una vida a ras de la existencia. Cuando recién desembarcados pregunten dónde se halla el cofre
del tesoro, el timonel les dirá: estaba ya en la mochila que cargabais al llegar por primera vez al
colegio. El tesoro es todo lo que habéis aprendido, los libros que habéis leído, la cultura que
hayáis adquirido. Ese tesoro, que lleváis con vosotros, no será detectado por ningún escáner,
cruzará libremente todas las aduanas y fronteras, y tampoco ningún pirata os lo podrá nunca
arrebatar.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Eutanasia
Manuel Vicent

El País
Cuando al final de su enfermedad Kafka ya no podía soportar el dolor, le recordó a su amigo, el
doctor Klopstock, la promesa que le había hecho de inyectarle una dosis mortal de morfina, y
como en el último momento el médico dudara, Kafka le dijo: "Mátame, si no serás un asesino".
Existe el derecho inalienable de morir sin sufrimiento, aunque sólo sea para que la crueldad de
una larga agonía, que a menudo depara el destino, no destruya la felicidad que uno haya podido
vivir a lo largo de los años, porque si a la hora de la muerte tienes sed es como si hubieras estado
sediento toda la vida; si mueres resentido todo tu pasado se llenará de resentimiento en el último
instante; si permaneces entubado, aquellos nidos de pájaros que de niño buscabas en los
limoneros se hallarán agonizando también dentro del tubo de la UVI; en cambio, si te vas al otro
mundo en paz, sin dolor, dulcemente sedado, esa armonía final puede regenerar una existencia
terrible o desordenada. Decía una copla popular: oh, santa Ana, dadnos una muerte serena y,
sobre todo, con poca cama. Nunca estará de más rezarle a esta patrona de la buena agonía para
que en la hora última, cuando ya no haya remedio, nos evite caer en manos de un médico
creyente y sádico, que a través del monitor te obligue a apurar las heces del cáliz de la vida sin
desperdiciar una sola gota, en cuyo caso te llevarás a la eternidad la sensación de toda una
existencia llena de tormentos. El resentimiento se deriva de la convicción de no haber satisfecho
los sueños de juventud, de no recibir el reconocimiento que crees merecer, de pensar que la
culpa siempre la tienen los demás. Este sentimiento de frustración lo puede experimentar una
nación, un gobierno, un político, un artista, un escritor o cualquier ciudadano corriente, y en este
caso, quien lo sufre se suele convertir en un ente sumamente peligroso. Del resentimiento se
derivan las guerras, las altas traiciones y los navajazos privados. El derecho a morir sin dolor es
complementario del derecho a ser feliz y a que se cumplan todos los sueños. Hay que coronarse
de placeres, buscar el éxito de las empresas y el triunfo en la vida o tener la sabiduría de
resignarse si ese deseo no se cumple, porque sólo así puede uno estirar la pata tranquilamente
y disolverse en la oscuridad sin más problemas. Al final morir en paz puede exaltar una vida
miserable. El absurdo del último dolor inútil e insoportable lo iluminó Kafka con el rayo de su
inteligencia. Alargar la agonía es el asesinato.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

El mensaje
Juan José Millas

El País
De niños buscábamos en la playa una botella con un mensaje dentro porque se nos
había metido en la cabeza que uno venía al mundo para salvar a un náufrago. No imaginábamos
que de mayores, en lugar de encontrar la botella, encontraríamos al mismísimo náufrago. Y no
sería uno, sino miles. Ahí están, llegan todos los días a nuestras costas, procedentes de países
que se han ido a pique y por cuya borda han logrado saltar en el último instante. Algunos llegan
muertos y no nos dejan otra oportunidad que la de enterrarlos, pero los vivos tienen todo lo que
se espera de un verdadero náufrago: hambre, sed, pánico, fiebre, frío. Llevamos toda la vida
esperándolos y ahora no somos capaces de reconocerlos. A lo mejor resulta que nos conmueve
más un grito de socorro escrito en un papel que salido de la propia garganta del desventurado.
De hecho, si encontráramos el mensaje de un náufrago dentro de una botella, nos
pelearíamos por dar con él para contar su historia en exclusiva. Las empresas de alimentación,
de ropa, de ocio y de informática pagarían enormes sumas de dinero para apropiarse del cuerpo
del infeliz, de modo que la noticia de su salvamento quedara unida para siempre al logotipo de
su marca. Los políticos desbaratarían sus agendas para entregar al desdichado las llaves de la
ciudad y proveerle de la documentación precisa para que circulara sin problemas. Por fin, dirían
algunos, hemos hallado al náufrago cuya salvación justificaba nuestra vida.
En lugar de eso, los burocratizamos con una eficacia tal que cuando la marea abandona
sus cuerpos en la playa han dejado de ser personas con una biografía dentro (con dos, en el
caso de las mujeres embarazadas) para convertirse en un objeto de consumo de las leyes. ¿Qué
diríamos de alguien que frente a una catástrofe natural se pusiera a legislar la catástrofe en vez
de acudir en ayuda de los damnificados? Pues eso es lo que están haciendo los políticos:
negociar el modo de regular los naufragios, lo que, además de ser una locura, no soluciona el
problema, ni siquiera lo alivia. Mientras los cuerpos de los náufragos que han venido a salvarnos
se amontonan en el depósito, aún seguimos buscando la botella.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Enamorados
Rosa Solbes

El País 13 / 02/ 05
¡Qué terrible comprobar que las últimas víctimas mortales de la violencia machista, como
sus verdugos, rondan apenas los 20 años. En Xàbia, Paterna, Granada,... cuatro jovencísimos
cadáveres en tan sólo unas horas dejando en evidencia el que probablemente constituye uno de
los más estrepitosos fracasos en la transmisión de valores. Naufragio educativo que no tiene que
ver con el boletín de notas, sino con algo mucho más grave: con la impotencia demostrada por
la escuela, las familias y los medios de comunicación para impedir que se reproduzcan e incluso
refuercen entre la juventud los estereotipos de género.
Profesoras y amigas con hijas expresan serias inquietudes ante el tipo de vínculos que
algunas adolescentes consienten establecer con sus "novietes", en ocasiones imberbes
inseguros pero exigentes, "celosos" y posesivos, tensos y alertas ante cualquier signo de
independencia por parte de "su" chica (actitudes que muchas de las hoy maduras ya no
toleramos hace décadas). Y estas niñas de hoy, en apariencia listas y aplicadas, "modernas" en
su trato con familia y amistades, se acaban convirtiendo en Penélopes rendidas en las trampas
del primer amor, incluso halagadas ante las demandas de exclusividad, ignorantes (ellas y ellos)
del siniestro significado y posibles consecuencias de ese tipo de relación. El símil homérico se lo
debo al libro de Charo Altable, que desde hace años trabaja con estudiantes en pos de "una
coeducación sentimental consciente que pueda transmitir conceptos saludables y
placenteros del amor".
El Centro Reina Sofía ha constatado que los femicidios afectan a mujeres cada vez más
jóvenes, y el año pasado fueron asesinadas más en el tramo de edad entre 15 y 24 años que
entre 25 y 34 años. Quizá sea una situación meramente coyuntural, pero de las 7 que llevamos
caídas en 2005 casi la mitad eran crías, incluyendo el caso atroz de la chica tiroteada junto con
su novio por haber abortado un embarazo y una relación anterior. Aquel despechado es el
penúltimo cachorro mudado en asesino. Alguien le había dejado creer que amar y ser amado
consiste en apoderarse de un cuerpo y de una voluntad.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Llamada
Manuel Vicent

El País 08 / 12/ 2002

No había nadie en el bar salvo ellos dos, una pareja de adolescentes sentados frente a frente,
bebiendo inocentes refrescos de naranja. En la mesa entre los vasos habían dejado abiertos los
teléfonos móviles, que sonaban a veces y entonces él o ella se ponía a charlar alegremente con
un ser ajeno e invisible mientras el otro se quedaba hierático. El chico estaba muy enamorado
de la chica, pero era incapaz de manifestarle su pasión. Sólo se atrevía a mirarla con intensidad
a los ojos y. Hablaban de cosas anodinas, sin comprometerse en absoluto. Las palabras iban del
uno al otro directamente a través de la vibración del aire sobre el mármol de la mesa. El chico
necesitaba declararle su amor y la chica esperaba que lo hiciera ya de una vez, un sueño
imposible, porque entre ellos había una barrera psicológica insalvable. Cualquier gesto o inflexión
de voz, al estar sus rostros tan cerca, podía delatar un sentimiento íntimo y eso les llenaba de
terror. Había media luz en el bar, el hilo musical vertía una melodía propicia y los labios de los
enamorados permanecían a una mínima distancia infranqueable. El corazón de los adolescentes
tiene hoy un compartimento más. Se compone de dos ventrículos, de dos aurículas y de un
teléfono móvil, que también bombea sangre. De pronto, este joven tímido y enamorado tuvo una
inspiración. Usó el móvil para hablar con la chica que tenía delante sin dejar de mirarla
profundamente a los ojos. Cuando sonó la llamada la chica descolgó. La pareja comenzó a
hablarse de forma descarnada como si fueran invisibles. Ninguno de los dos ignoraba que a
través de los móviles su voz se convertía en ondas electromagnéticas, viajaba al espacio sideral
y luego volvía para penetrar en el cerebro del otro. Brutalmente desinhibido el chico le dijo la
amaba. La chica le contestó que todas las noches soñaba con él, pero sus expresiones de amor
sin amarras tenían dos vehículos: una voz recorría el aire sobre la mesa del bar por medio de la
vibración natural y sonaba terriblemente vulgar; la otra bajaba desde un satélite de la estratosfera
cargada de libertad e imaginación. "Te amo, te amo"-le decía el chico. "Oigo dos voces a la vez,
¿a cuál de ellas debo creer?"- preguntó ella. El chico le dijo que creyera en el amor que a través
de las ondas magnéticas le llegaba por la sangre hasta el corazón.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Culpable inocente

El País
Un increíble error de diagnóstico médico -ver un desgarro vaginal y anal donde no lo
había y achacar a maltrato físico unas manchas en la piel producidas por una crema-, amplificado
después por la ruptura del deber de sigilo y confidencialidad de la actuación policial, está en el
origen del juicio paralelo, mediático y popular, padecido por Diego P. V., de 24 años, acusado
falsamente de maltrato físico y sexual a la pequeña Aitana, de tres años, hija de su pareja y
fallecida posteriormente en la localidad de Arona, al sur de Tenerife.
Esta concatenada vulneración de derechos de la persona -al honor, a la intimidad y la
imagen, y a la presunción de inocencia- se ha producido incluso antes de que declarase ante el
juez y sin darle oportunidad de explicarse ante las infundadas sospechas de su culpabilidad. Un
cruce de papeles que ha colocado al Estado de derecho del revés: el tratado como delincuente
era inocente, mientras que sus acusadores se comportan como si fueran delincuentes a los que
no les importa llevarse por delante la honra ajena e imputar gravísimos delitos antes de que se
produzca la más mínima comprobación judicial.
La autopsia de la niña confirmó, y la justicia ha ratificado, que no sufrió ninguna agresión
física y sexual y que su muerte se debió a una hemorragia interna, no diagnosticada
médicamente en su momento, producida cinco días antes al caerse del tobogán mientras jugaba
en el parque, como había declarado Diego. El daño moral infligido al falsamente acusado es de
difícil reparación. Necesitará para superar el tremendo golpe toda la asistencia que las
autoridades sanitarias canarias puedan prestarle. Pero también el reconocimiento público del
error cometido.
Error propiciado por los médicos que no diagnosticaron correctamente la lesión (un
coágulo en la cabeza) y que en un segundo examen, ante el empeoramiento de la niña, vieron
lo que no había. Pero error amplificado luego por los medios de comunicación, escritos y
digitales, que no sólo dieron por bueno sin mayor comprobación el diagnóstico filtrado, sino que
lo presentaron en algunos casos de la manera más truculenta. ¿En virtud de qué análisis
introspectivo se puede determinar que la mirada temerosa y extraviada de alguien falsamente
acusado es la del "asesino de una niña de tres años", o concluir que tenemos a un monstruo
entre nosotros? La profesión periodística, tan crítica con quienes desempeñan otras actividades
con repercusión pública, tiene en este desdichado episodio una muestra del desastre a que
puede conducir la ligereza a la hora de medir las consecuencias de lo que se dice o escribe. Mal
camino tomarían los medios si se convierten en meros difusores de lo que digan otros, sin pasarlo
por el tamiz de su disciplina profesional, que es ante todo la de la comprobación de la exactitud
de los hechos; o si sus juicios sobre las personas responden a ideas preconcebidas o a un mero
afán sensacionalista.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Euforia sobre ruedas


Manuel Vicent

El País 21 / 01 / 2009

Si hay que elegir entre la melancolía y la euforia, que se sepa que la melancolía es más
antipática, pero la euforia suele ofuscar. El director general de Tráfico, Pere Navarro, cuya
gestión está siendo merecidamente apreciada, sufrió recientemente un rapto de euforia. En una
entrevista concedida al diario EuropaSur, de Algeciras, vino a profetizar que en el plazo de 20
años "llegaremos al nivel cero de mortalidad en la carretera"; es decir, no habrá muertos en
accidentes de tráfico. En el plazo de 20 años, explica el director general, habrá "carreteras
dotadas de una tecnología que se comunica con la que ya tiene el vehículo de manera que,
aunque se produzca el fallo humano, puede haber un accidente pero que no se cuente por
muertos. La propia tecnología amortiguaría ese error para evitar muertes". Convertido en un
Arthur C. Clarke del asfalto, Navarro remacha: "Yo no sé si lo veré, por una cuestión de edad,
pero gente más joven lo verá entre el 2025 y el 2030".
El humorismo de la profecía proviene de la distancia abismal que se aprecia entre las
carreteras realmente existentes y esas vías de transporte con tecnología inteligente que
vislumbra Pere Navarro entre las nieblas del futuro. Recapitulemos: carreteras secundarias con
firme de camino vecinal, curvas imposibles o peraltadas al revés, escalofriantes cambios de
rasante, autovías con remiendos chapuceros en el firme, señalizaciones confusas... Con este
asfalto ruinoso, las carreteras con tecnología inteligente parecen una ensoñación, posible, pero
inverosímil.
No es pertinente prometer en vano una mortalidad cero en la carretera. Porque no está
en el horizonte de la experiencia, confunde los hechos con los deseos y distrae de la miseria
inmediata. Ya es dudoso que cualquier tecnología, actual o futura, pueda evitar la muerte en
accidente; pero más raro todavía sería que en los próximos 20 años las administraciones
autonómicas dejen de gastar dinero en televisiones locales o embajadas principescas, para
dedicarlo a asfaltar carreteras o modernizar los hospitales. No es necesario un futuro de ensueño;
basta con un presente esperanzador.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Cuadernos de Pedagogía
José María Esteve

Enero 2013
Hace años, una madre llorosa me contó que su hijo, que entonces tendría catorce años,
le había dado una patada por taparle el televisor mientras marcaban un gol. La pobre había sido
pateada en acto de servicio; ya que, en ese momento, depositaba ante su excelencia una
bandeja con la cena. La señora me confesó, además, que su hijo no admitía otro menú que no
fueran huevos fritos con patatas y que no había comido otra cosa en los últimos años. Ella no se
había atrevido nunca a reñirle, y mucho menos a darle un buen cachete, pues, según había
entendido a los psicólogos de las películas americanas, estaba convencida de que esto
produciría en su hijo un trauma infantil irrecuperable.
Ayer me encontré por el barrio al niño en cuestión. Ya ha cumplido los veinte años, y
caminaba bajo el peso de una capa adiposa exuberante: doble papada en la barbilla y barriga
descolgada por el cinturón haciendo suponer un embarazo de mellizos. No me atreví a
preguntarle si aún continuaba con el mismo menú; pero de la conversación saqué la idea de que
se le había quedado el alma tan fofa como el cuerpo. Pensaba que tenía que ir a un gimnasio;
pero me dijo que su principal deporte seguía siendo ver la televisión. Pensaba que tenía que
estudiar más para acabar la carrera, pero se quejaba de lo desmesurado del esfuerzo.
Me acordé de Sutter y Luccioni. Según ellos, los hijos de padres autoritarios se
rebelan y viven la aventura de transgredir las reglas hasta reorganizar sus propias normas, pero
los niños criados sin normas carecen de referentes para organizar su propia vida. Acostumbrados
a hacer su santa voluntad se sorprenden cuando alguien les plantea una exigencia, un esfuerzo
o una obligación; y, así, difícilmente se adaptan al mundo de los adultos, añorando siempre una
infancia en la que imponían sus caprichos. En definitiva, padecen de adultos el trauma de ser
reyes destronados.
Hablando de este tema, una excelente educadora me dijo que ella siempre
había defendido el equilibrio, pero que prefería un trauma conocido que un trauma
por conocer.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

El bodrio
Manuel Vicent

El País 21 / 10 / 2012
Este es el panorama que auguran los profetas. Si la crisis económica persiste pocos ricos
serán cada día más ricos; la clase media se verá reducida a la pobreza; los pobres de toda la
vida bajarán otro escalón y se convertirán en mendigos. Los ricos se harán invisibles en sus
yates y en los clubes financieros insonorizados; tramarán negocios redondos en los reservados
de los restaurantes de superlujo; delante de la tienda de ropa exclusiva esperarán los mecánicos
en tercera fila al volante de un cochazo a que salgan las señoras con varias bolsas y los viernes
en su todoterreno con las ventanillas tintadas se irán a sus fincas a matar venados. La clase
media comenzará a contar los euros uno a uno hasta los céntimos de cobre para congraciar el
sueldo o el subsidio con las necesidades básicas. Los caballeros honorables deberán adaptar el
estómago a la comida basura. Adiós al solomillo, bienvenido el reino del pollo y del pollo se bajará
directamente a las gallinejas. Habrá que elegir entre el coche o el
autobús, el cine o el helado, la copa en el bar o la rebusca en el mercadillo guineano.
Volverán a oler a repollo los portales donde antes había un conserje de uniforme.
Después de dar una vuelta al abrigo, los ciudadanos de clase media llevarán la pobreza con
resignación y dignidad, pero sus hijos cabreados saldrán los sábados noche a romper
escaparates con un horizonte iluminado por el cóctel molotov. Los mendigos que antes limpiaban
el parabrisas o hacían de saltimbanquis en los semáforos, ahora pondrán solo la mano. Dado
que la justicia social ha sido suplantada por la caridad estarán de enhorabuena las antiguas
damas del ropero parroquial y los ricos de buen corazón porque se va a imponer de nuevo el
placer de la limosna. El bodrio era un caldo que antiguamente se impartía en la trasera de las
catedrales y conventos a la hora del ángelus a la cuerda de mendigos que esperaba remediar el
hambre. Hoy una legión de verónicas y samaritanos ejerce también la misericordia de dar de
comer a los hambrientos. Pero los hambrientos deberán aceptar su destino. Para ellos solo habrá
una disyuntiva: si son buenos, tendrán sopa; si se rebelan, rebotará en su espalda la verga de la
policía.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Que los libros son muy caros es una queja recurrente. Es comprensible que, en esta
época de crisis, todos seamos más prudentes a la hora de gastar; pero, en el caso de la literatura,
no porque los libros sean caros, que no lo son. Hoy en día, salir una tarde a merendar y al cine
cuesta más que comprar un libro. O irse de pinchos con los amigos. O tomar una copa en un
lugar de moda o no tan de moda. Por no hablar de lo que gastamos en cualquier almuerzo fuera
de casa. Un pincho de tortilla y una caña cuestan, por lo menos, tanto como algunos libros y los
pagamos sin rechistar. Es más: hoy en día, quien no lee es porque no quiere, porque hay librerías
donde se encuentran libros de saldo. Hay librerías de viejo donde se pueden encontrar todos los
clásicos e, incluso, algunos títulos que hace unos meses estaban en el “hit parade” de los más
vendidos; volúmenes que se pueden comprar por dos o tres euros, incluso por menos.
Es comprensible que, con la zozobra de la crisis, todos seamos renuentes a gastar, y
que, en muchos casos, hay quien no puede invertir siquiera un euro en la compra de un libro.
Pero los que se suelen quejar de su precio son los que luego encuentras en el bar de la esquina,
tomando un vino con un aperitivo. Al final, se trata de establecer prioridades. El pincho de tortilla
nos dura lo que un suspiro, por bueno que esté. El libro te acompaña el resto de tu vida.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

El clarín
Manuel Vicent

El País 08 / 05 / 2011
Si las batallas de la cultura se ganan y se pierden primero en el campo de la estética,
antes que en terreno de la moral, es evidente que la fiesta nacional, compuesta por un jolgorio
alrededor del sacrificio público del toro, estéticamente ya ha perdido la batalla. Frente a la
modernidad este espectáculo no aporta más que un residuo de caspa histórica, como única baza
en espadas. Todo lo que rodea a la corrida comienza a parecer grimoso, hortera y pasado de
moda si se compara con la pasión que despiertan en la juventud los héroes del deporte. No
obstante la lidia de reses bravas, aunque agónicamente, persiste en los cosos durante las ferias
e incluso rebrota es su nivel más cutre en las ceremonias bárbaras del toro de fuego, ensogado
o alanceado en honor del santo patrón en los pueblos. El argumento más sólido de la decadencia
de la lidia estriba en que los toreros no anuncian ningún producto. Las agencias de publicidad no
los requieren para incitarle a usted a beber juntos un refresco, a comprar una marca de
calzoncillos o a viajar a las Bahamas. Puede que a un diestro más celebrado por la forma en que
torea a sus novias fuera de la plaza lo vista Armani, pero a ningún matador lo ha contratado el
Corte Inglés, prueba de que socialmente este oficio ya no se come una rosca. El rito de capear
y acuchillar toros con cierta destreza se halla cada día más alejado de la mitología de los nuevos
españoles. La primavera comienza con la Semana Santa. Vírgenes lacrimosas con el corazón
traspasado por siete espadas, Nazarenos azotados por sayones, Cristos llagados y penitentes
con cadenas discurren en medio de una plantación de capirotes cuyo espantoso alarde no deja
de ser una morbosa exaltación de la violencia, una apología del terror, que pasma hasta a los
chinos. Esta liturgia religiosa da paso a la otra procesión de las corridas, la hecatombe infame
del verano, que llena este solar de puyazos, degüellos, vómitos de sangre, moscas y descabellos.
Ignoro si existen todavía taurinos con rizos lolailo- lailo en el cogote, que crean que es elegante
fumarse un puro en la barrera de las Ventas en san Isidro, pero si se habla de estética, está claro
que a ese mundo el tiempo ya lo ha derrotado.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

El valor de educar
Fernando Savater

Los niños y adolescentes entran cada vez antes en contacto con la práctica sexual, por lo que
nada puede resultarles más perjudicial que conocer sólo a medias el funcionamiento del alegre tiovivo al
que van a subirse... o al que otros más experimentados les querrán subir.Informar con claridad y sentido
común no es una incitación al libertinaje, sino una ayuda para evitar que los gozos de la exuberante salud
juvenil produzcan víctimas por ignorancia.
En estos tiempos en que a los riesgos clásicos –por ejemplo: los embarazos no deseados- se
une la siniestra amenaza del sida, es sorprendentemente suicida la desproporción que sigue existiendo
entre la libertad de que gozan los jóvenes y su desconocimiento aterrador de las luces y sombras de su
juguete favorito. Pero sólo la información orgánica no puede dar cuenta de la mayor parte de la realidad
erótica, pues poco dice del matrimonio, la prostitución, la pornografía, la homosexualidad, la paternidad, la
ternura sensual y tantas otras relaciones interpersonales por los que discurren las verdades carnales.
Suponer que las noticias biológicas educan suficientemente sobre el sexo es como creer que basta para
entender la guerra conocer el mecanismo muscular puesto en juego al asestar un bayonetazo y la forma
de atender luego al herido.
Desculpabilizar el placer sexual es una cosa siempre encomiable. El puritanismo
rebrota una y otra vez, según prueban ciertas interpretaciones clericales sobre el sida como flagelo divino
o las protestas conservadoras contra una campaña de información sobre el uso de los preservativos. En
la actualidad parece que la propaganda de los gozos sexuales está ampliamente asegurada por
numerosos medios de comunicación y necesita pocos apoyos escolares. Donde antes hubo aprensión
culpabilizadora por atreverse a hacer, el bombardeo de consumismo erótico vigente parece imponer la
culpabilidad de no haber hecho todavía o no haber hecho lo suficiente.
Quizá hoy el puritanismo a combatir sea de orden distinto. El de antaño predicaba que el sexo
sólo era lícito cuando se encaminaba a la procreación; el de ahora, no menos puritano, insinúa que la
procreación puede desligarse del placer sexual y que son tan válidos los hijos de la probeta como los hijos
del amor. Es bueno recordar que el sexo es mucho más amplio que la vía de reproducción de la especie,
pero se debe insistir también en que cada uno de nosotros nacemos de un apasionamiento físico entre
personas de sexo complementario y que ambas figuras – paterna y materna- son necesarias para el
desarrollo psíquico equilibrado de la persona.
Viendo la televisión, los niños pueden llegar a suponer que las relaciones
sexuales no son más que una especie de maratón donde sólo importa que cada cual obtenga lo suyo del
modo más copioso y fácil posible, sin miramiento ni responsabilidad hacia el otro. Es importante tarea
educativa explicar que el sexo nada tiene que ver con los records olímpicos, que es más rico cuando
involucra sentimientos y no sólo sensaciones, que lo importante no es practicarlo cuanto antes y cuanto
más mejor, sino saber llegar a través de él a la más dulce y fiera de las vinculaciones humanas.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Pobres pero conectados


Manuel Vicent

El País 12 / 01 / 2013

Dicen las estadísticas macroeconómicas que la demanda interna española está hundida
en la miseria. Por bajar, hasta ha bajado el consumo de alimentos, lo que da idea de la crudeza
de esta recesión en la que estamos inmersos. De ahí que resulte paradójico que los españoles
seamos, sin embargo, los europeos que más gastamos en los carísimos teléfonos inteligentes.
El porcentaje de españoles que utiliza este tipo de aparatos es superior al que se registra en
Reino Unido, en Francia, en Italia... Teniendo en cuenta que estos prodigios tecnológicos tienen
unos precios elevados y que, además, exigen tarifas de intercambio de datos que tampoco son
baratas, nadie diría que este es un país con seis millones de parados. La cifra, por cierto, es
similar a la de personas que, según el análisis que acaba de hacer público Telefónica, están
permanentemente conectadas.
Esta realidad esconde aún una paradoja más: durante años, políticos y economistas
clamaron por la extensión de las comunicaciones para dinamizar la economía. Extendidas las
redes en todos los sentidos, culminada aquella agenda digital que tanto defendió Bruselas, y
con razón, la economía, traicionera, parece dispuesta a desautorizar a los sabios. España ha
sido desde hace tiempo un país apegado al móvil. No se le conoce innovación alguna al respecto,
pero ya hace cinco años había en este país más móviles activos que personas.
Ahora, millones de ciudadanos se han pasado al smartphone en plena crisis, lo que sin
duda es muy útil: les permite estar permanentemente conectados a través de las redes sociales
o de los servicios de mensajería, que acercan como nunca a parientes y amigos en una sociedad
ya de por sí comunicativa que, además del contacto digital, sigue buscando el contacto directo.
Puede que esta digitalización termine teniendo efectos positivos también en la economía.
Seguro que sí. De momento, tanto móvil conectado es, además, resultado de una infraestructura
fija deficiente y cara. Y el valor ni siquiera se queda en Europa como antes, en manos de los
fabricantes de Alemania o Finlandia. Viaja hasta California y Corea del Sur.

José A. Pérez
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2º Bachillerato. Comentario de Texto

Claveles
Manuel Vicent

El País 19 / 07 / 2015
En cualquier ciudad del mundo donde estés tomando una copa en una terraza al aire libre a las

nueve en punto de la noche verás aparecer a un ser misterioso de rostro ahumado, con pinta de

paquistaní o indio de Bangladés, que lleva un ramo de claveles de invernadero en la mano. Este

vendedor de claveles se limita a pasear entre las mesas, como un autómata. No importuna a

nadie para imponer su mercancía. Ni siquiera sonríe. Solo murmura unas palabras en voz baja.

Lo lógico es pensar que se trata del negocio de una perversa multinacional que explota a la gente

desesperada, pero la actitud de este ser es la de estar realizando la extraña misión de mostrar

esas flores impulsado por una fuerza que es difícil imaginar de donde procede. Si a las nueve de

la noche, según la rotación de las horas alrededor de la Tierra, estás en cualquier terraza

nocturna de Roma, París, Londres, Nueva York, Buenos Aires, Sídney o Madrid, ese mensajero

de los claveles hará su aparición. Es uno entre decenas de miles que componen un despliegue

planetario. Nunca se ha dado el caso de que alguno de ellos haya vendido una sola flor. Esos

claveles no huelen, están muertos, como puede que también estén muertos esos emisarios que

los llevan en la mano y los ofrecen con un gesto impávido después de una oración. Guerras y

cataclismos se repiten todos los días sobre la faz de la tierra. Las fuerzas del mal que amenazan

con la destrucción de la humanidad puede que lo hayan conseguido ya y todos los que bebemos

y parloteamos en las terrazas de los bares hace tiempo que hemos muerto sin saberlo. Flores,

flores para los muertos, murmura en voz baja ese emisario entre las mesas. También puede ser

que estos misteriosos vendedores de claveles formen un anillo perenne que rota alrededor del

planeta, para evitar que la Tierra se pare y todo se venga abajo.

José A. Pérez

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