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Desarrollo psicosexual

Desarrollo psicosexual es un concepto central de la teoría psicoanalítica


de las pulsiones sexuales que supone que el ser humano está dotado, desde
el nacimiento, de una libido (energía sexual) que se desarrolla en cinco
etapas (fases oral, anal, fálica, período de latencia y fase genital), de las
cuales las tres primeras y la última están caracterizadas por el predominio
de una zona erógena rectora, que es la principal fuente de las excitaciones
pulsionales durante esa etapa, mientras que en el período de latencia la
pulsión no se liga hacia un objeto sexual sino que es sublimada hacia el
aprendizaje (la pulsión es constante y dinámica, su fuente es insaciable y
busca constantemente la descarga tanto por vía directa como por rodeos).
Freud creía que si el niño padecía una frustración sexual en cualquier
punto del desarrollo psicosexual, podía experimentar ansiedad y existía la
posibilidad de que esta se prolongara en la edad adulta como una neurosis,
un trastorno mental funcional.1 2

Sigmund Freud observó que durante las diferentes etapas del desarrollo en
la primera infancia, el comportamiento de los niños se organizaba en torno
a las excitaciones procedentes de determinadas partes del cuerpo, por El neurólogo Sigmund Freud, c. 1921.
ejemplo la boca durante el amamantamiento o el ano durante la enseñanza
del control esfinteriano. Argumentó que la neurosis adulta tiene sus raíces
en la sexualidad infantil y que, por lo tanto, las conductas adultas neuróticas eran expresiones de sus fantasías y deseos sexuales.
Esto se debe a que los humanos son en su infancia perversos polimorfos: los niños pueden extraer placer sexual de cualquier parte
del cuerpo y la socialización dirigiría los impulsos libidinales hacia la heterosexualidad adulta.3 Dada la predictibilidad de la
evolución del comportamiento infantil, propuso el desarrollo libidinal como un modelo de desarrollo sexual infantil normal.

Índice
Fases del desarrollo psicosexual
La sexualidad pregenital
Fase oral
Fase anal
Fase fálica
El complejo de Edipo en el niño
El complejo de castración en el niño
Complejos de castración y de Edipo: el caso de la niña
Complejo de Electra
Período de latencia
Fase genital
Fijación
Críticas
Científica
Feminista
Antropológica
Modelo sexológico médico
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos

Fases del desarrollo psicosexual


La primera parte del cuerpo que cobraría importancia en calidad de zona
erógena, desempeñando esa función desde el momento mismo del
nacimiento, es la boca, de suerte que, de inicio, toda actividad psíquica
persigue el propósito de una ganancia de placer oral. Aunque la
satisfacción pulsional en esa parte del cuerpo se apuntala en la de las
necesidades nutricias, Freud advierte que no ha de confundirse fisiología
con psicología, dado que el chupeteo del niño no tarda en hacerse
independiente de la alimentación, procurándole una prima de placer que
cabe denominar sexual. El surgimiento de las primeras mociones sádicas
tiene lugar durante esta fase oral y da ocasión de ello la aparición de los
dientes. Bien es sabido, sin embargo, que es en la etapa sádico-anal cuando
tales impulsos adquieren mayor vigor: la satisfacción queda entonces
enlazada a la agresión y la función excretoria. El autor aclara que el
carácter libidinal de la agresividad es correlato de la indisoluble mezcla
pulsional entre tendencias eróticas y destructivas en la que el sadismo
consiste. La satisfacción de una aspiración pulsional netamente destructiva

El actor neerlandés Louis Bouwmeester o de aquella porción de la pulsión de muerte que no ha atravesado las
representando a Edipo ya enceguecido en fronteras del yo no sería apta para producir sensaciones placenteras, lo que
la tragedia de Sófocles. Freud sugiere que no quita que el masoquismo revele una constitución híbrida similar a la del
el enceguecerse Edipo a sí mismo cuando sadismo. La fase fálica prefigura la conformación sexual adulta y en ella se
toma conocimiento del parricidio y el destaca solo la función de los genitales masculinos, dado que los
incesto que ha cometido es una figuración
femeninos son aún ignotos para el niño. Freud considera que es probable
simbólica del complejo de castración.
las tempranas excitaciones vaginales de las que se habla correspondan en
realidad al clítoris, hecho que ―tratándose el clítoris de una estructura
homologable al pene― no opone reparos a la designación de esta etapa como fálica. El niño, en su intento de representarse la
posibilidad del nacimiento, todavía presta creencia a la teoría de la cloaca, a la cual Freud ―acaso preso de un sintetizador afán
biologicista― concede “justificación genética”.4

El primer embate pulsional llega a su punto culminante en la fase fálica, después de la cual se precipita su aplacamiento. Si bien
tanto el niño como la niña habían subordinado desde el inicio su actividad intelectual a la investigación sexual y creído en la
premisa universal del pene, el desarrollo psicosexual de uno y otra divergirá de aquí en más. El varón ingresará en el complejo de
Edipo y comenzará a masturbarse, hábito sostenido en fantasías referidas a alguna clase de actividad que involucre a su pene y a
su madre ―hablar de coito sería precipitado dado que el niño aún no ha llegado a colegir la existencia de abertura vaginal― y a
menudo interrumpido cuando la amenaza de castración sumada al descubrimiento de la ausencia de pene en la niña lo sumen en
un gran trauma que dará lugar al período de latencia. Ella, en cambio, extraerá indelebles improntas en su carácter del
reconocimiento de estar desprovista de pene o, en los términos del autor, de “su inferioridad clitorídea”, el cual con frecuencia
conduciría a que se distanciase de la actividad sexual.5
Estas tres etapas no vienen a sustituirse entre sí, sino que toda nueva etapa se superpone a la anterior. En los primeros tiempos del
desarrollo psicosexual, cada pulsión fragmentaria se preocupa por granjearse la satisfacción de manera independiente de las otras,
y no es sino hasta el advenimiento de la fase fálica cuando se aprecian los primeros esbozos de una constitución pulsional en la
que los genitales ganan preeminencia por sobre las aspiraciones correspondientes a otras zonas erógenas. La definitiva
conformación sexual solo se instala en la fase genital, sucesora del período de latencia, durante la pubertad. En esta cuarta y
última etapa del desarrollo libidinal, aún producen efectos muchas de las primigenias investiduras infantiles, algunas de los
acciones destinadas a la satisfacción de los afanes pulsionales parciales son incorporados al comercio sexual en calidad de actos
preparatorios, preludios del coito que acarrean la producción de un placer previo, y a otros requerimientos pulsionales no se les
admite en la plasmación definitiva de la vida sexual y sucumben a la represión, pudiendo también ser sublimados o contribuir en
la formación de rasgos de carácter.6

Las inhibiciones en este intrincado desarrollo se manifiestan como lo que Freud denomina “las múltiples perturbaciones de la
vida sexual”, las cuales presuponen fijaciones libidinales en fases primitivas, cuyos fragmentarios afanes pulsionales querrán
conquistar la satisfacción en perjuicio de la “meta sexual normal”; en esto último consistiría la perversión. Lo más habitual es que
los procesos necesarios para alcanzar una constitución normal ni se ejecuten de manera perfecta ni falten por completo, de suerte
que el resultado habrá de ser analizado en términos de un relativo fracaso o éxito de tales procesos, cobrando así gran importancia
el factor cuantitativo. Una consumación parcial permitiría una instauración de la genitalidad que se vería, empero, empobrecida
debido a la incapacidad de buena parte de la libido para sustraerse de las fijaciones y al menoscabo que ello representaría para la
síntesis pulsional. Esto también provocaría que, en caso de que el individuo encuentre obstáculos que afecten sus posibilidades de
satisfacciones genitales, la libido tienda a regresar a posiciones pregenitales de origen infantil. Freud agrega que los fenómenos,
sean normales o no, han de ser analizados tanto desde una perspectiva dinámica como desde una económica, concerniendo esta
última a la distribución cuantitativa de la libido; y que las perturbaciones de las que el psicoanálisis se venía ocupando hallaban
su etiología en la primera infancia del individuo.7

La sexualidad pregenital
Según explica el propio Freud en Esquema del psicoanálisis (1940 [1938]), los “principales resultados” del psicoanálisis son los
que se listan a continuación:

a. La vida sexual no comienza solo con la pubertad, sino que se inicia enseguida después del
nacimiento con nítidas exteriorizaciones.

b. Es necesario distinguir de manera tajante entre los conceptos de «sexual» y de «genital». El primero
es el más extenso, e incluye muchas actividades que nada tienen que ver con los genitales.

c. La vida sexual incluye la función de la ganancia de placer a partir de zonas del cuerpo, función que
es puesta con posterioridad {nachträglich} al servicio de la reproducción. Es frecuente que ambas
funciones no lleguen a superponerse por completo.8

Freud sostiene que son palpables ya en la niñez manifestaciones de una vida sexual de pleno derecho cuyo desarrollo se produce
con total regularidad y que guardan relación con los fenómenos psíquicos que dominarán la posterior vida erótica de la adultez,
entre los que cabe mencionarse la fijación a ciertos objetos y los celos. El desarrollo de la actividad sexual infantil llegaría a su
apogeo al final del quinto año de vida, que precede al período de latencia, caracterizado por un aquietamiento pulsional y
finalizado el cual el erotismo reemerge durante la pubertad. Freud atribuye un importante papel en el proceso de hominización a
tal acometida en dos tiempos de la sexualidad, aparentemente privativa de nuestra especie: menciona la teoría de que el hombre
sería descendiente de algún animal cuya maduración genésica habría advenido a los cinco años y agrega que por obra de una
importante contingencia ambiental aquel ininterrumpido desarrollo sexual se habría visto perturbado y esto, provocado, entre
otras consecuencias, la supresión del carácter periódico de los impulsos libidinales, tan frecuente en el mundo animal. El olvido
en el que cae la vasta mayoría de los acontecimientos correspondientes al primer florecimiento de la vida sexual (amnesia
infantil) guarda estrecha relación con las hipótesis psicoanalíticas sobre la etiología de las neurosis, así como también con
aspectos técnicos del trabajo terapéutico.9

Fase oral
La primera etapa del desarrollo psicosexual es la fase oral, que se extiende desde el comienzo de la vida hasta el primer año de
edad. La principal fuente de satisfacción en ese momento reside en la boca y el placer se obtiene fundamentalmente a partir del
amamantamiento y de la exploración del entorno a través del llevarse objetos a la cavidad bucal. En esta etapa el ello es la
instancia psíquica que domina ya que ni el yo ni el superyó están aún totalmente diferenciados. El bebé no tiene noción de sí
mismo y todas sus acciones están guiadas por el principio de placer. El yo, sin embargo, se encuentra en proceso de formación
durante esta primera fase y existen dos factores que contribuyen a ese proceso: a) el desarrollo de una imagen corporal, que
implica que el niño reconozca su cuerpo como distinto del mundo exterior. Por ejemplo, comenzará a darse cuenta de que uno
siente dolor solamente cuando este se inflige al propio cuerpo y así identificará los límites físicos entre su cuerpo y el entorno; b)
experiencias implicadas en la postergación de la satisfacción que derivan en la comprensión de que conductas específicas pueden
satisfacer ciertas necesidades.10

La experiencia clave en esta fase es el destete, durante el cual el niño pierde mucho del íntimo contacto físico inicial con su
madre y esto da lugar al primer sentimiento de pérdida. El destete también le provee al bebé conciencia de que no todo está bajo
su control y de que la gratificación tampoco es siempre inmediata, sino que puede aparecer aplazada, lo cual lleva a la
consolidación de la independencia (puesto que el bebé se forma una idea clara sobre los límites de sí mismo y forma su yo) y de
la confianza (en tanto aprende que comportamientos específicos conducen a la satisfacción). Sin embargo, una frustración en la
etapa oral (excesiva o escasa gratificación del deseo) podría provocar una fijación en esta fase, caracterizada por la pasividad,
ingenuidad, inmadurez y optimismo no realista, que se manifieste en una personalidad manipuladora resultante de una
malformación del yo. En caso de un exceso de gratificación, el niño no aprende que él no tiene control sobre el medioambiente y
que la satisfacción no siempre es inmediata, lo cual contribuye a la formación de una personalidad inmadura. En caso de
gratificación demasiado escasa, el bebé podría llegar a comportarse de manera pasiva al percatarse de que la gratificación no llega
a pesar de haber ejecutado la conducta gratificante.10

Fase anal
En la etapa anal del desarrollo psicosexual, el foco de la energía pulsional (zona erógena) mueve desde el tracto digestivo
superior al final inferior y el ano. Esta fase dura desde aproximadamente el 15º mes hasta el tercer año de vida. Durante la misma
la formación del yo continúa.[cita requerida]

De acuerdo a la teoría, la experiencia más importante durante esta etapa es el entrenamiento en la higiene personal. Este ocurre
alrededor de los dos años (pueden haber diferencias con respecto a la edad según la sociedad que corresponda), y da como
resultado un conflicto entre el Ello, que demanda satisfacción inmediata de las pulsiones que involucran la evacuación y las
actividades relacionadas con ella (como el manipular las heces) y las demandas de los padres. La resolución de este conflicto
puede ser gradual y no traumático, o intenso y tormentoso, dependiendo de los métodos que los padres usen para manejar la
situación. La solución ideal vendría si el niño trata de regularse y los padres son moderados, para que el niño pueda aprender la
importancia de la limpieza y el orden gradualmente, los cuales dan lugar a una persona adulta controlada. Si los padres ponen
demasiado énfasis en la higiene personal mientras el niño decide acomodarse a esta, se puede dar lugar al desarrollo de un
comportamiento compulsivo, extendiéndose a lo concerniente con el orden y la pulcritud. Por otra parte, si el niño decide prestar
atención a las demandas de su Ello y los padres acceden a esto, el niño probablemente desarrolle una personalidad tendiente al
desorden e indulgente para consigo mismo. Si los padres reaccionan, el infante debe cumplir, pero desarrollará un débil
sentimiento de sí, ya que los padres son los que controlan la situación, no su propio yo.[cita requerida]
Fase fálica
La tercera etapa del desarrollo psicosexual es la etapa fálica, que abarca
desde los tres a seis años, en los cuales los genitales del niño son su
principal zona erógena. Es en esta tercera etapa de desarrollo infantil que
los niños se vuelven conscientes de su propio cuerpo, los cuerpos de los
otros niños, y los cuerpos de sus padres, y satisfacen la curiosidad física
por desnudarse y explorarse entre sí y los genitales, y así aprender la física
(sexual), las diferencias entre lo "masculino" y lo "femenino" y las
diferencias de género entre el "niño" y la "niña". En la etapa fálica, la
experiencia psico-sexual decisiva de un niño es el complejo de Edipo, su
competencia es el padre por la posesión de la madre. Este complejo
psicológico deriva del personaje mitológico griego del siglo V a. C. de
Edipo, que sin querer, mató a su padre, Layo, y poseía sexualmente a su
madre, Yocasta. Análogamente, en la fase fálica, la experiencia psicosexual
decisiva de una niña es el complejo de Electra, su competencia es la madre
por la posesión psicosexual del padre. Este complejo psicológico deriva del
personaje mitológico griego del V siglo a. C. de Electra, quien cobró
venganza matricida a Orestes, su hermano, en contra de Clitemnestra, su Complejo de Edipo: Oedipus explica el
madre, y Egisto, su padrastro, por el asesinato de Agamenón, su padre, (cf. enigma de la esfinge, Jean Auguste
Electra, de Sófocles).11 12 13 Dominique Ingres. (ca. 1805)

Inicialmente, Freud aplicó igualmente el complejo de Edipo al desarrollo


psicosexual de los niños y niñas, pero luego desarrolló los aspectos femeninos de la teoría como la actitud femenina de Edipo y
el complejo de Edipo negativo;14 Sin embargo, fue su alumno-colaborador, Carl Jung, quien acuñó el término complejo de
Electra en 1913.15 16 No obstante, Freud rechazó el término de Jung como psicoanalíticamente inexacto: "lo que hemos dicho
sobre el complejo de Edipo se aplica con rigor completo solo al hijo varón, y que tienen razón en rechazar el término 'complejo
de Electra', que busca destacar la analogía entre la actitud de los dos sexos".17 18

A pesar de que la madre sea el progenitor que satisfaga todos los deseos del niño, este último comienza a formar una identidad
sexual discreta — "chico", "chica" — que altera la dinámica de la relación entre padres e hijos, los padres se convierten en el foco
de la energía libido infantil. El niño centra su libido (deseo sexual) en su madre, y los celos y rivalidad emocional contra su padre
- porque es el que duerme con la madre. Para facilitar lo que lo une con su madre, el niño quiere unirse a la madre y matar al
padre (al igual que Edipo), pero el yo, pragmático basándose en el principio de la realidad, sabe que el padre es el más fuerte de
los dos hombres que compiten para tener una mujer. Sin embargo, el niño también quiere al padre, por eso sus sentimientos son
ambivalentes sobre el lugar de su padre en la familia, que se manifiesta como miedo a que el padre lo castre, dicho miedo es
irracional, una manifestación inconsciente de la identificación infantil.19

Los que proveen resoluciones transitorias del conflicto entre las pulsiones del ello y las del yo son los mecanismos de defensa. El
primer mecanismo de defensa es la represión, que implica el bloqueo de recuerdos, impulsos e ideas desde la mente consciente,
pero no conduce a una resolución definitiva del conflicto. El segundo mecanisno de defensa es la identificación que implica la
incorporación de las características del padre del mismo sexo dentro del propio yo del niño. El varón, adoptando este mecanismo
busca reducir el miedo a la castración, ya que su similaridad con el padre le hace pensar que lo protegerá de él. La identificación
de las niñas con su madre es más fácil ya que se da cuenta de que ni ella ni su madre tienen pene. Algunas escuelas de
psicoanálisis consideran que la dinámica psicosexual presentada en niñas en este punto de su desarrollo tiene su término (sin
embargo Freud no lo considera así) en el Complejo de Electra. La teoría freudiana de la sexualidad femenina ha sido duramente
criticada, particularmente lo que se refiere a la envidia del pene, y por lo tanto no son antagonistas.20
La competencia psicosexual no resuelta por el padre del sexo opuesto puede producir una fijación de fase-fálica que dará lugar a
una mujer adulta que continuamente se esfuerce por superar a los hombres (a saber, envidia del pene), o bien como una mujer
extraordinariamente seductora (alta autoestima) y que coquetea, o como una mujer inusualmente sumisa (baja autoestima). En un
niño, una etapa de fijación fálica podría llevarlo a convertirse en un hombre excesivamente ambicioso y vanidoso. En general, el
Complejo de Edipo es muy importante para el desarrollo del superyó, ya que, a través de la identificación con uno de los padres,
el niño internaliza la moral, y en consecuencia, la elección de cumplir con las normas sociales, en lugar de tener que cumplirlas
mediante acto reflejo por miedo al castigo.[cita requerida]

El complejo de Edipo en el niño


Sin dejar de reconocer la importancia de las impresiones dejadas por experiencias accidentales en el curso del desarrollo de un
individuo, Freud hace mayor hincapié en otra que todos los niños habrían de atravesar ―y que no dependería entonces de lo
contingente―, dado que es consecuencia del largo período que viven bajo la protección de sus padres, a saber el complejo de
Edipo, personaje mitológico helénico que tras asesinar a su padre, Layo, contrae matrimonio con su madre, Yocasta. En el hecho
de que en la fase fálica cobre por primera vez expresión psicológica la diferencia entre los sexos encontraría su causa el que el
atravesamiento del complejo de Edipo no suponga una situación simétrica para varones y mujeres.21

El niño encuentra su primer objeto erótico en el pecho de la madre, de suerte que el amor nacería apuntalado en la satisfacción de
la necesidad de alimentarse. Ese pecho, sin embargo, no es reconocido al principio como ajeno al cuerpo propio. Cuando
finalmente se le concede tal estatuto y “trasladado hacia «afuera»” ―lo cual se produce en virtud de todas aquellas ocasiones en
las que el niño lo echa de menos―, arrastra con él cierto monto de libido originariamente narcisista. Este primer objeto es más
tarde completado en la persona de la madre. Al procurarle ella con sus cuidados variadas sensaciones corporales, termina por
convertirse en la primera seductora de su hijo. La madre adquiere una significatividad sin parangón para niños de ambos sexos, al
punto que se convertirá en el arquetipo de todas las posteriores relaciones amorosas del individuo.22

Cuando el varón ingresa en la fase fálica, comienza a prodigarse sensaciones placenteras a través de la masturbación. Fantasea
con la idea de poseer a su madre corporalmente, se muestra orgulloso de la posesión de su pene y busca seducirla mostrándoselo.
Desea tomar el lugar de su padre, quien representa para él “su envidiado arquetipo por la fuerza corporal que en él percibe y la
autoridad con que lo encuentra revestido”. El padre se convierte, pues, en un competidor del que le gustaría deshacerse. Cuando
ocurre que el padre se ausenta temporalmente y la madre le permite dormir a su lado hasta el retorno de aquel, lo primero le
supone una gran satisfacción, mientras que lo segundo produce en él un importante desencanto. Como es sabido, en esto consiste
el célebre complejo de Edipo.23

El complejo de castración en el niño


A menudo la madre llega a colegir que es ella el estímulo que atiza la excitación sexual de su hijo. Si se dispusiera a prohibirle la
masturbación, comprobará que no es mucho lo que consigue con su empeño. Entonces, puede recurrir a la amenaza de que ella o,
más frecuentemente, el padre del niño lo privarán de su miembro, se lo cortarán. Curiosamente, para que tal advertencia resulte
eficaz tuvo que haber tenido lugar antes ―o bien, hacerlo más tarde― otro acontecimiento. Al niño no le resulta creíble que
realmente le sea deparado tal castigo, a no ser que la amenaza refresque en él el recuerdo de haber visto en alguna ocasión los
genitales femeninos o que tenga oportunidad de verlos al poco tiempo de haber sido conminado a abandonar el onanismo: la
ausencia en la mujer de ese órgano que tanto estima en sí mismo lo conduce a prestar creencia a lo que se le ha dicho. De esta
manera, cae preso del complejo de castración, “el trauma más intenso de su joven vida”.23

Para Freud, también en el mito de Edipo hay indicios de la castración, dado que interpreta el enceguecimiento que el héroe
helénico se autoimpone como castigo por su crimen como una figuración simbólica de la misma. El autor no descarta la
posibilidad de que el efecto sumamente traumático de tal advertencia se derive de “una huella mnémica filogenética de la
prehistoria de la familia humana”, por cuanto el padre efectivamente emasculaba a su hijo varón si se lo descubría con la mujer.
Freud atribuye a la circuncisión el ser otra representación simbólica de la castración, la cual habría de reconducirse a la sumisión
a la voluntad del padre.24

Las profundas repercusiones de la amenaza de castración afectarían la relación del niño con su madre y su padre y, más tarde, con
las mujeres y los hombres en su conjunto. Por lo general, el pequeño varón termina retrocediendo frente a esta gran conmoción y,
para resguardar su pene, termina por abandonar más o menos completamente sus esfuerzos por convertirse en el amante de su
madre. Si fuera portador de un marcado componente femenino, el amedrentamiento de la masculinidad haría que aquel alcanzara
un vigor mayor. El niño adopta una actitud pasiva frente al padre y, aunque haya renunciado al onanismo, no abandona la
actividad fantaseadora que solía acompañarlo. Por el contrario, al devenir esta la única fuente de satisfacción sexual que conserva,
se empeñará más energía en ella. Para Freud, el pequeño varón se identificará en esas fantasías con su padre, pero, a su vez y
acaso predominantemente con su madre. A pesar de tal fomento de la femineidad del niño, se incrementarán de manera notable
tanto la angustia frente al padre como el odio hacia él. Vestigio de su temprano enamoramiento de su madre será el
establecimiento de una hipertrófica dependencia respecto de ella, la cual encontrará su continuación en etapas posteriores de la
vida bajo la forma de lo que Freud llama “servidumbre hacia la mujer”. Por muy amilanado que se vea su amor por su madre, no
podría permitirse que ella resigne su amor por él, porque de esa manera se expondría al riesgo de que lo delatara frente al padre y
de tener que enfrentar la castración. Todo esto sucumbe a una potente represión y, en consonancia con las leyes que rigen en el
inconsciente, los sentimientos y reacciones contrapuestos entre sí perduran en el psiquismo al margen de la conciencia, prestos a
afectar el desarrollo del yo una vez sobrevenida la pubertad. La maduración genésica tendrá por consecuencia la revitalización de
antiguas fijaciones libidinales que no han sido realmente superadas y entonces “la vida sexual se revelará inhibida, desunida, y se
fragmentará en aspiraciones antagónicas entre sí.”25

Freud aclara que, naturalmente, la amenaza de castración está lejos de producir siempre esos desfavorables efectos en el niño. La
magnitud del perjuicio del que su vida sexual sea objeto estará supeditada a unas relaciones cuantitativas. Los complejos de
Edipo y de castración son desterrados de la conciencia de forma tan inapelable que la reconstrucción de los mismos como parte
del empeño terapéutico ha de enfrentar el escepticismo del adulto. El autor comenta que le habían ofrecido el reparo de que el
personaje de la saga griega desconocía el vínculo de sangre que lo ataba al hombre que asesinaba y a la mujer que tomaba por
esposa, lo cual apartaría la tragedia sofocleana de la construcción llevada a cabo en un análisis. Freud replica que “la condición de
no sapiencia {Unwissenheit} de Edipo es la legítima figuración de la condición de inconciente {Unbewusstheit} en que toda la
vivencia se ha hundido para el adulto”.26

Complejos de castración y de Edipo: el caso de la niña


Las repercusiones del complejo de castración no serían en las niñas menos profundas que en los varones, aunque sí más
uniformes. Aunque se encuentra a salvo de padecer de la angustia de castración, respondería con insatisfacción por haber sido
privada de la posesión aquel órgano que ve en el niño, al punto que la envidia de pene marcaría el curso íntegro de su desarrollo.
Para Freud, si durante la fase fálica ella procura autosatisfacerse por medio de la masturbación, a menudo no obtendrá más que
una satisfacción insuficiente y entonces “extiende el juicio de la inferioridad de su mutilado pene a su persona total.”
Generalmente resignaría pronto el onanismo para así no verse enfrentada al recuerdo del órgano genital de mayor tamaño que
pudo haber descubierto en algún hermano o compañero de juegos, manteniéndose así apartada de la sexualidad.27

En aquellos casos en los que la niña se afincara en su deseo de ser un varón, esta podría más tarde desarrollar comportamientos o
elegir una ocupación típicamente masculinos, o bien adoptar una elección homosexual de objeto. La vía alternativa consistiría en
el desasimiento de la madre, a quien, presa su hija de la envidia de pene, no puede esta dejar de achacarle el haberla privado,
cuando la trajo al mundo, de aquella posesión que su hermano tanto estima en sí mismo. El encono que su madre ahora le suscita
la inclina a tomar a su padre como nuevo objeto de amor. La resignación de un objeto erótico va seguida de una identificación
con él, de suerte que el fenecimiento de la ligazón-madre de la niña no se alcanza sino a costa de una identificación-madre. La
pequeña quiere ocupar el lugar de su progenitora junto a su padre y esta pasa a ser odiada ya no solo por haberla parido
desprovista de pene, sino también por celos. El nuevo vínculo que cultiva con su padre se fundamenta primeramente en el “deseo
de disponer de su pene”, el cual es luego remplazado por otro deseo, el de recibir de él un hijo.28

La secuencia complejo de Edipo-complejo de castración, que así se da en el caso de los varones, aparece invertida en las mujeres
(asimetría edípica). La amenaza de castración mueve al niño a abandonar el complejo de Edipo, mientras que la falta de pene
lleva a la niña a ingresar en él. Freud sostiene que ella no se expone a grandes riesgos manteniéndose aferrada a su actitud
edípica, lo cual se trasluciría en que terminara eligiendo a un hombre por particularidades propias de su propio padre. Su deseo de
pene podría finalmente colmarse si llegara a mudar su añoranza del órgano por amor hacia su poseedor, de manera análoga a
como en un principio sucedió con el pasaje del pecho de la madre a la persona toda. 29

Complejo de Electra
Mientras que el niño desarrolla angustia de castración, la niña desarrolla envidia del
pene, envidia sentida por las mujeres frente a los hombres debido a que los hombres
poseen pene. Esta envidia tiene sus raíces en el hecho de que sin el pene las mujeres
no pueden poseer sexualmente a la madre tal como son conducidas por el Ello.
Como resultado de esta comprensión, ella dirige su deseo sexual hacia el padre.
Luego, después de la etapa fálica, el desarrollo psicosexual de la niña incluye
transferir, total o parcialmente, su principal zona erógena desde la infantil clítoris a
la vagina adulta. En algún momento la niña pequeña también debe abandonar su
primera elección de objeto, la madre, para tomar a su padre como nueva elección de
objeto, más apropiado. Su eventual introducción en la heterosexualidad femenina,
que culmina al dar a luz, deja paulatinamente de lado sus tempranos deseos
infantiles, y su propio hijo es el que toma el lugar del pene de acuerdo a una antigua
equivalencia simbólica. En general Freud consideraba más intenso el conflicto de
Edipo experimentado por niñas que el experimentado por varones, dando como
resultado, potencialmente, una personalidad más sumisa y menos segura.30

Período de latencia
La cuarta etapa de desarrollo psicosexual es el período de latencia que se extiende
desde la edad de seis años hasta la pubertad, en la que el niño consolida los hábitos
Complejo de Electra: Electra en de carácter que él o ella ha desarrollado en las tres etapas más tempranas del
la tumba Agamemnon, por desarrollo psicológico y sexual. Independientemente de que el niño haya resuelto
Frederic Leighton, c.1869
con éxito el complejo edípico, las pulsiones instintivas del ello son inaccesibles para
el yo, porque durante la etapa fálica los mecanismos de defensa fueron reprimidos.
[cita requerida]

Por lo tanto, como dijo que se retrasan las pulsiones latentes (ocultas) y la gratificación - a diferencia de en la fase oral, anal, y
fálica anteriores - el niño debe derivar el placer de la gratificación del proceso de pensamiento secundario, que dirige los impulsos
libidinales hacia las actividades externas, tales como la educación, las amistades, los pasatiempos, etc. Cualquier neurosis
establecida durante la cuarta etapa, la latente, del desarrollo psicosexual pueden derivar de la resolución inadecuada, ya sea en el
conflicto de Edipo o de la falta del yo para dirigir sus energías hacia actividades socialmente aceptables.[cita requerida]

Fase genital
La quinta etapa del desarrollo psicosexual es la etapa genital, que abarca la pubertad y la edad adulta, por lo que ocupa la mayor
parte de la vida de un hombre y de una mujer, cuyo propósito es el desprendimiento de la psicología cognitiva y la independencia
de los padres. La etapa genital brinda a la persona la capacidad de enfrentar y resolver sus restantes conflictos infantiles
psicosexuales. Al igual que en la etapa fálica, la etapa genital se centra en los órganos genitales, pero la sexualidad es consensual
y adulta, en lugar de solitaria e infantil. La diferencia psicológica entre las etapas fálica y genital es que en este última se
establece el yo, la preocupación de la persona cambia desde la gratificación-impulsiva principal (instinto) a la aplicación de
proceso de pensamiento secundario para gratificar el deseo simbólico e intelectual por medio de la amistad, una relación de amor,
la familia y las responsabilidades que conciernen a los adultos.[cita requerida]

Fijación
Infantilismo sexual: durante esta búsqueda de satisfacción de su libido (deseo sexual), el niño experimenta fracasos y
reprimendas por parte de sus padres o la sociedad por lo que podrá asociar la angustia con la zona erógena en particular. Para
evitar esta angustia, el niño crea fijación, preocupado por los temas psicológicos relacionados a esta zona en cuestión, que
persiste en la adultez y subyace en la personalidad y la psicopatología del hombre o la mujer, incluyendo neurosis, histeria,
trastornos de personalidad, etc.[cita requerida]

Zona(s)
Fase Rango de edad Consecuencias de la fijación psicológica
erógena(s)
Oralidad Agresiva: Signos que incluyen mascar chicle o
lapiceras.
Oralidad Pasiva: Signos que incluyen
Oral 0-1 años Boca
fumar/comer/besar/fellatio/cunnilingus31
La fijación a esta fase puede dar como resultado pasividad,
credulidad, inmadurez y una personalidad fácil de manipular.
Retención anal: Obsesión con la organización y pulcritud
Eliminación
excesiva.
Anal 2-3 años intestinal y
Expulsividad anal: Imprudencia, negligencia, rebeldía,
urinaria
desorganización, coprofilia
Complejo de Edipo (tanto en niños como niñas de acuerdo a
Freud)
Fálica 4-6 años Genitales
Complejo de Electra (solo en niñas, desarrollado por Carl Jung)

7-10 años Sentimientos


(Las personas no tienden a fijarse a esta etapa, pero si lo
Latencia (hasta la sexuales
hacen, tienden a ser sumamente frustrados sexualmente.)
pubertad) latentes
11+ años Intereses
Genital (Pubertad en sexuales Frigidez, impotencia, relaciones insatisfactorias
adelante) maduros

Críticas

Científica
Una crítica habitual de la validez científica (experimental) de la teoría de la psicología freudiana del desarrollo psicosexual
humano es que Sigmund Freud (1856-1939) estaba personalmente obsesionado por la sexualidad humana, por lo tanto, estaba a
favor de definir al desarrollo humano con una teoría normativa del desarrollo psicológico y sexual.32 Por lo tanto, la etapa fálica
resultó polémica, por basarse en observaciones clínicas del complejo de Edipo.
En el Analysis of a Phobia in a Five-year-old Boy (Análisis de la fobia de un niño de cinco años de edad) (1909), el estudio de
caso del muchacho "Pequeño Hans" (Herbert Graf, 1903-1973), quien padecía equinofobia. La relación entre los miedos de Hans
- a los caballos y al padre - derivaban de factores externos tales como el nacimiento de su hermana, y a factores internos, como el
deseo su Ello de reemplazar a su padre como compañero de la madre, así como la culpa por disfrutar de la masturbación habitual
de un chico de su edad. Por otra parte, admitió querer procrear con la madre se consideró prueba de la atracción sexual del niño al
padre del sexo opuesto, era, por lo consiguiente, un hombre heterosexual. Sin embargo, el joven Hans era incapaz de relacionar
los caballos que temía con el temor a su padre. El psicoanalista Freud señaló que "Hans tuvo que haber dicho muchas cosas que
no podía decirse a sí mismo" y que "el niño se presenta con pensamientos que hasta el momento no había mostrado signos de
poseer".32

Muchos críticos de Freud creen que los recuerdos y las fantasías de seducción infantil de reportadas por Freud no eran recuerdos
reales, sino construcciones que Freud creó y forzó a sus pacientes.33 De acuerdo con Frederick Crews, la teoría de la seducción
que Freud abandonó a finales de la década de 1890 actuó como un precedente de una ola de falsas acusaciones de abuso sexual
infantil entre los años 1980 y 1990.34

Feminista
Contemporáneamente, se critica como sexista a la teoría del desarrollo psicosexual de Sigmund Freud, ya que se informó con su
introspección (auto-análisis). Para integrar la libido femenina (deseo sexual) al desarrollo psicosexual, propuso que las niñas
desarrollan "envidia del pene". Como respuesta, la psicoanalista neo-freudiana alemana Karen Horney, contrapropuso que las
niñas desarrollan "envidia de poder", en lugar de la envidia del pene. Propone, además, el concepto de "envidia del útero y de la
vagina", la envidia de los machos de la capacidad femenina para tener hijos, sin embargo, las formulaciones contemporáneas
desarrolladas posteriormente argumentaron envidia desde lo biológico (procreación) a lo psicológico (crianza), envidia del
derecho de las mujeres de la crianza.34

Antropológica
Ciertos investigadores científicos contemporáneos han criticado
la universalidad de la teoría freudiana de la personalidad (ello, yo
y superyó) discutiendo en el ensayo Introducción del narcisismo
(1914) en el que dijo que: "Es imposible suponer una unidad
comparable al yo que exista desde el comienzo". Amplia
evidencia documenta un funcionamiento del yo en infantes,
incluso en los recién nacidos, contrariamente a lo que Freud
sostenía. El recién nacido muestra una sorprendente habilidad
para seguir distintos objetivos móviles, diferenciar un estímulo
familiar de uno que no lo es y reaccionar positivamente con la Desarrollo psicosexual: Bronisław Malinowski y
persona que lo cuida. Aún más, los niños muestran signos de un nativos, Islas Trobriand (1918).
superyó en funcionamiento más temprano que lo propuesto por
Freud, quien sostenía que asomaba recién luego de que se
resolviese el Complejo de Edipo. Consideraciones culturales han influenciado ampliamente las teorías dentro de la perspectiva
psicodinámica. Freud indicó que el Complejo de Edipo es universal y esencial para el desarrollo.

Bronisław Malinowski, un antrópologo que estudió el comportamiento de los habitantes de las Islas Trobriand, cuestionó la
opinión de Freud acerca del Complejo de Edipo y su universalidad. En la sociedad de Trobriand los varones son disciplinados por
los hermanos de sus madres en lugar de sus padres biológicos (sociedad avuncular). Tal como desarrolla en su trabajo, Sexo y
represión en la sociedad salvaje (1927), Malinowski encontró que los varones tenían sueños donde el blanco de los miedos no era
su padre sino su tío. Basado en esta observación, Malinowski argumentó que el poder, no los celos, es la base para la tensión
edípica. Como resultado, Segall et al. hipotetizaron que la teoría freudiana estaba basada en una interpretación equivocada de una
variable que da lugar a confusión.35 Por otra parte, la investigación contemporánea confirma que, si bien los rasgos de
personalidad correspondientes a la etapa oral, la etapa anal, la etapa fálica, la etapa latente, y la etapa genital se puedan observar,
ellos siguen sin estar claros como fases fijas de la infancia, y como se derivan, desde la infancia, los rasgos de personalidad
adulta.36

Modelo sexológico médico


Las ideas científicas modernas sobre el desarrollo psicosexual se reflejaron en el modelo sexológico médico,37 el cual fue
formulado por el científico ucraniano Vyacheslav Kholodny en 2014. Los postulados de este modelo son:

1. El desarrollo psicosexual incluye componentes: la conciencia sexual, estereotipo del rol de género y
orientaciones psicosexuales (orientación de una libido y las formas de su realización).
2. La libido contiene componentes conceptuales, platónicos, eróticos y sexuales.
3. Los constituyentes y componentes están formados por una fase de formación de posición y una fase de
realización.
4. En el modelo, hay contenido (semántico, escenario) y elementos del cuerpo.

Referencias
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Perspective: An Introduction to Cross-Cultural

Bibliografía
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Moisés y la religión monoteísta, Esquema del psicoanálisis y otras obras (1937-1939). Buenos Aires: Amorrortu
Editores. pp. 133-209. ISBN 978-950-518-599-3.

Enlaces externos
Desarrollo psicosexual (http://www.binasss.sa.cr/revistas/ays/1n1/0010.html)
Fases del desarrollo psicosexual humano según Freud (https://psi-paloyluci.blogia.com/2008/052902-fases-del-d
esarrollo-psicosexual-humano-seg-n-freud.php)
Esta obra contiene una traducción total derivada de Psychosexual development de Wikipedia en
inglés, concretamente de esta versión (https://en.wikipedia.org/wiki/Psychosexual_development?oldid=72714541
8), publicada por sus editores (https://en.wikipedia.org/wiki/Psychosexual_development?action=history) bajo la
Licencia de documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0
Unported.

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