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En materia fiscal, la inversión pública fue expansiva en infraestructura básica, lo cual generó
externalidades pero con un efecto inflacionario. Finalmente el desequilibrio de balanza de
pagos dio lugar a la devaluación de 1948.
Con el fin de la guerra, la política monetaria tuvo que pasar de contraer el ingreso de divisas,
a la reducción de las reservas, lo que amenazaba con crear una situación de estancamiento.
El déficit comercial aumentó significativamente entre 1945-1947.
La sobrevaluación del tipo de cambio se mantuvo cerca de 40% entre 1946-1947 con
respecto a 1940- Las importaciones crecieron, principalmente en lo que respecta a bienes
de cápita.
Cárdenas señala que la devaluación de 1948 se hizo prácticamente sin reservas, por lo que
debía hacerse antes para que el impacto recesivo fuera menor .
La inflación en 1951 fue de 29,3% por los aumentos de las reservas y de la oferta monetaria
por la Guerra de Corea, y no por finanzas públicas deficitarias porque de hecho hubo
superávit en 1950-1954, debido en su mayor parte por una mayor recaudación fiscal.
Generó que se importara más bienes y se sobrevalorara el peso, lo que para 1952 ya era un
déficit de cuenta corriente de balanza de pagos, a pesar que los servicios como turismo y
transacciones transfronterizas aportaron divisas.
En 1952 Miguel Alemán promovió un pequeño déficit fiscal para evitar un freno a la
expansión económica. El PIB creció 4%. Adolfo Ruiz Cortines tuvo que enfrentar el
desequilibrio heredado de balanza de pagos, y como su Secretario de Hacienda dio
continuidad a la política fiscal anterior, las importaciones volvieron a crecer un 9,2% y el tipo
de cambio estaba 25% sobrevalorado en relación con 1955.
En 1953 se redujeron las reservas internacionales porque el ingreso de divisas no fue
suficiente. La base monetaria interna se contrajo entre 1950-1953 aunque entre 1952-1953
aumentó debido a que Banxico quería evitar una contracción monetaria y de crédito, así que
liberalizó el encaje legal. Se desplomaron los ingresos fiscales pero también se contrajo el
gasto en 1953, lo que generó un ligero aumento del déficit fiscal.
en 1953 el PIN aumentó 0,3%, lo cual se debió al nuevo gobierno y una aguda sequía que
afectó la agricultura.
En 1954 la economía creció 10% y el promedio entre 1954-1957 fue de 8,2%. Los sectores
agrícola e industrial crecieron 9,4% y 9,1% al año. EL algodón, uno de los principales
productos de exportación, tuvo una importante recuperación. La política monetaria fue
ajustada para estimular el crédito y la inflación sin crear inflación.
La expansión del mercado interno fue efímera y a partir de 1958-1960 se estancó. La
importación mantuvo el fuerte ritmo que venía mostrando hasta 1957, con incremento del
13,6% anual. Los 3 años siguientes se estancó, resultado de la política de reducir las
importación del sector público, aunque la balanza comercial siguió en déficit. Entre 1957-
1963, el PIB real creció 5,6% anualmente.
A partir de 1958 el déficit se hizo crónico. La venta de servicios, como el turismo, y las
remesas, fueron una fuente de divisas para ese déficit. Ingresó inversión extranjera, y el
gobierno se había endeudado para la devaluación, y en 1957 volvió a autorizar deuda para
financiar el déficit creciente. El ahorro externo solo financiaba el 5,5% del total, pero ya se
veía que ese sería un fenómeno de larga data.
Entre 1957-1962 se impidió una recesión mediante una compensación monetaria. El último
año de Ruiz Cortines, 1958, hubo déficit fiscal, pero en toda la década hubo 4 superávits y 6
déficits, que se compensaron entre sí. Las finanzas públicas estaban balanceadas y no fue
esa la causa de la inflación.
La inflación en 1955 fue de 19,4% y en 1956 de 7,8%. Entre 1957-1962, la inflación promedio
fue de 2,9%. Entre 1957-1958 el gasto público se orientó a gasto corriente para calmar las
demandas que originaron malestar político y represión.
La política fiscal fue la más efectiva para contener la inflación. Sin la inversión extranjera en
1957-1959 hubiera habido otra devaluación por la caída en la exportación de productos
Agrícolas.
La atracción de inversión extranjera se topó con la oposición de algunos empresarios
mexicanos. Hasta 1958 se comenzaron a recibir inversión extranjera en minería, industria,
electricidad y comercio.
Se aumentó la superficie cosechada, aunque los rendimiento por hectárea disminuyeron. Se
invirtió en riego aunque los aumentos del sector se dieron porque se migró a cultivos con
mayores rendimientos por hectárea. El sector agropecuario creció 2,8% durante la II guerra
mundial.
La inversión privada creció 9,4% entre 1939-1945 y entre 1946-1949 fue de 13,9%
anualmente. Los sectores comercial e industrial fueron los más dinámicos en los 40’s.
Rechaza que el auge del sector industrial fuera por sustitución de importaciones, y más buen
señala la de sustitución de importaciones.
Al finalizar la guerra y su demanda externa, el mercado interno fue estimulado por la inversión
pública y privada, así como por unas política monetaria y fiscal expansiva.
Durante la II Guerra Mundial, México aprovechó mercados, con Centroamérica, para colocar
sus productos, ya que con EUA no podía. Los transportes fueron clave en ello(561)
El efecto de la Guerra Mundial fue una fuerte expansión del empleo y producción con
impacto en el bienestar, aunque con algo de inflación. A partir de la Guerra de Corea el
modelo proteccionista ya fue claro.
El periodo 1958-1962 predominó aún más el proteccionismo. A pesar de las bondades del
crecimiento del periodo, el coeficiente de Gini pasó de 0,52 a 0,57 entre 1950-1963,
mientras que los trabajadores del estado fueron reprimidos. El milagro económico mexicano
estaba en auge pero sus contradicciones no se hacían esperar.